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A.W.Tozer
~1~
INDICE
PREFACIO
1. El hombre: La morada de Dios
2. El llamado de Cristo
3. Lo que pensamos de nosotros mismos es
importante
4. Los que han nacido una vez y los que han nacido
dos veces
5. El origen y la naturaleza de las cosas
6. Por qué la gente encuentra difícil la Biblia
7. La fe: La Doctrina Mal Comprendida
8. La Verdadera religión no es emoción Sino
voluntad
9. Cómo progresar en lo espiritual
10. La vieja y la nueva Cruz
11. No hay sabiduría en el pecado
12. Tres grados de conocimiento religioso
13. La santificación de lo secular
14. Se debe amar a Dios por quien es Él
15. La FE Verdadera es activa, no pasiva
16. Presuponemos demasia
17. La cura para un corazón irritable
18. Jactarse o menospreciarse
19. La comunión de los santos
20. El temperamento de la vida cristiana
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21. ¿Contesta Dios la oración siempre?
22. La autodecepción y cómo evitarla
23. La Crianza de ratas manchadas
24. Los santos desconocidos
25. Tres heridas fieles
26. La ira de Dios: ¿Qué es?
27. En alabanza del Dogmatismo
28. Por qué viven los hombres
29. Cómo Probar los Espíritus
30. El aburrimiento religioso
31. ¡La Iglesia no puede morir!
32. El señorío del hombre Jesucristo es básico
33. Una educación autodidacta mejor que ninguna
34. Pensamientos sobre los libros y la lectura
35. La mengua de la expectación apocalíptica
36. Las decisiones revelan, y hacen, el carácter
37. La importancia de la sana doctrina
38. Algunas cosas no son negociables
39. El santo debe andar solo
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AGRADECIMIENTOS ESPECIALES
A Miguel Ángel
~4~
~5~
PREFACIO
~7~
CAPÍTULO
1
~ 10 ~
CAPÍTULO
2
El llamado de Cristo
~ 15 ~
CAPÍTULO
3
~ 16 ~
Así lo sintió y escribió el Dr. Bottome, y el
hombre que haya visto la santidad de Dios y la
contaminación de su propio corazón, lo cantaría tal
como se escribió en inglés, porque toda su vida
interior responderá a esa experiencia de merecer el
infierno, su corazón le acusa, y él se acusa a sí mismo
delante de Dios como digno de la perdición. Se trata
de experimentar algo más profundo que la Teología
más doloroso e íntimo que el credo y, aunque amargo
y duro, es verdad, desde el punto de vista de sí mismo
del hombre iluminado por el Espíritu. Al confesarlo, el
corazón iluminado es fiel al hecho terrible mientras
que canta de su propia condenación. Esto creo que es
muy agradable a Dios.
Repito que es algo jocoso, si no desastroso,
encontrar un cambio editorial en este himno, que fue
compuesto en concordancia con la verdadera
Teología, pero ahora se ha alejado de la realidad y se
ha alejado dos pasos del verdadero sentimiento
moral. En un himnario de la lengua inglesa se lee:
~ 17 ~
En el español aparece la estrofa:
“Él es quien da salud, y plena libertad
A los que encadenó el fiero tentador;
Los rotos hierros hoy dirán que vino ya
El fiel Consolador”.
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CAPÍTULO
4
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y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”
(Mateo 5:10, 11).
Estos son solo dos de los muchos pasajes del
Nuevo Testamento advirtiendo de la persecución, o
relatando el hecho del hostigamiento y ataque que
sufrieron los seguidores del Señor. Esta misma idea
se encuentra a través de toda la biblia desde Caín,
quien nació una vez, que mató a su hermano Abel,
quien había nacido dos veces, hasta el libro del
Apocalipsis, donde el fin de la historia humana
aparece en una explosión de sangre y fuego.
Que existe hostilidad entre los que han nacido
una vez y los que han nacido dos veces lo saben todos
los estudiantes de la biblia. La razón de ello la declaró
Cristo cuando dijo “Si fuereis del mundo, el mundo
amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes
Yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece”
(Juan 15:19). La regla fue expuesta por el apóstol
Pablo cuando escribió: “Pero como entonces el que
había nacido según la carne perseguía al que había
nacido según el espíritu, así también ahora” (Gálatas
4:29).
Diferentes normas morales entre los que han
nacido una vez y los que han nacido dos veces, y sus
estilos de vida opuestos, pueden ser causas
contribuyentes a esta hostilidad; pero la verdadera
causa reside mucho más profunda. Hay dos espíritus
libres en el mundo; el espíritu que opera en los hijos
de desobediencia y el Espíritu de Dios. Estos dos
jamás podrán reconciliarse ni en el tiempo ni en la
eternidad. El espíritu que ahora mora en los que han
nacido una vez se opone para siempre al espíritu que
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habita en el corazón de los que han nacido dos veces.
Esta hostilidad nació en el pasado remoto antes de la
creación del hombre y prosigue hasta el día de hoy. El
esfuerzo moderno de traer la paz entre estos dos
espíritus no es solo fútil y vano, sino que es contrario
a las leyes morales del universo.
Enseñar que el espíritu de los que han nacido
una vez esta en enemistad con el Espíritu de los que
han nacido dos veces es acarrearse toda clase de
abusos violentos. No hay lenguaje demasiado amargo
y duro para lanzar contra el fanático intolerante que
se atreva a trazar una línea de distinción entre los
hombres. Dichas ideas malignas están en contra de la
hermandad del hombre, dicen los que han nacido una
sola vez, y las sostienen únicamente los apóstoles de
la desunión y el odio. Esta poderosa furia contra los
que han nacido dos veces sirve únicamente para
confirmar la verdad que enseñan. Pero esto no lo nota
nadie.
Lo que necesitamos para restaurar el poder al
testimonio cristiano no es hablar con suavidad acerca
de la hermandad sino un reconocimiento honesto y
honrado de que las dos razas humanas ocupan la
tierra simultáneamente; una raza caída, que surgió
de los lomos de Adán y una raza regenerada, que
nació del Espíritu Santo por la redención que es en
Cristo Jesús.
El aceptar esta verdad requiere fortaleza mental y
una madurez espiritual que los cristianos modernos
sencillamente no poseen. El confrontar esta verdad
apenas contribuye a esa “paz mental” de la cual
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claman quejumbrosos algunos adoloridos débiles
religiosos.
¡Por mi parte, hace tiempo que decidí que prefiero
conocer la verdad que vivir contento con la
ignorancia! ¡Si no puedo tener ambos, la verdad y el
contentamiento, dadme la verdad! ¡Tendremos mucho
tiempo para ser felices en el cielo!
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CAPÍTULO
5
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Sencillamente no podernos darnos el lujo de no
estar Informados, o estar mal informados, es
indispensable que sepamos.
Por varios años mi corazón ha estado afligido por
la doctrina de la fe Cómo se recibe y se enseña entre
los cristianos evangélicos en todas partes. Se le
conoce como gran énfasis a la fe en los círculos
ortodoxos, y eso es bueno; pero siempre estoy afligido.
Especialmente, mi temor es que el concepto moderno
de la fe no sea el bíblico: que cuando los maestros de
nuestros días usan el término, ellos no quieren decir
lo mismo que los escritores de la Biblia cuando ellos
se emplearon el vocablo de la fe.
Las causas de mi inquietud son estas:
1. La falta de fruto del espiritual en las vidas de
tantos que profesan tener fe.
2. La poca frecuencia de un cambio radical en la
conducta y punto de vista general en las personas
que profesan esta nueva fe en Cristo como su
salvador personal.
3. El fracaso a nuestros maestros de Quisiera
describir la cosa a la cual se supone se refiere el
vocablo fe.
4 el fracaso doloroso y desgarrador de multitudes
de personas que buscaban, aunque sean sinceras,
para hacer cualquier cosa de la doctrina, o recibir
una experiencia satisfactoria por intercambio de esto.
5. El peligro real de una doctrina que se repite
como loro tan bastante qué es recibida sin crítica por
tanto sean mal comprendida por ellos.
~ 37 ~
6. He visto casos que se pone la fe como un
subtítulo para la obediencia, un escape de la realidad,
un refugio de la necesidad de pensar bien, un
escondedero para la debilidad de carácter, he
conocido personas que llaman por el nombre
equivocado de la fe lo más elevado en un en los
animales, el optimismo natural, las emociones
exaltadas y los tics o movimientos involuntarios del
nerviosismo.
7. Es sentido común debería decir más que
cualquier cosa que no produce ningún cambio en el
hombre que la profesa no hace diferencia para Dios
tampoco, y es un hecho fácilmente observable que
para un número incontable de personas, el cambio
desde ningún la fe a la fe no hace ninguna diferencia
real en la vida.
Tal vez nos ayude a conocer lo que es la fe si
primero no estamos lo que no es la fe, la fe no es
creer una declaración que sabemos es verdad.
La mente humana está construida de manera
que por necesidad creemos cuando la evidencia
presentada para ella es convincente de manera
abrumadora. No se puede evitarlo. Cuando la videncia
fracasa en su intento de convencer, la fe es imposible,
ninguna amenaza, ningún castigo pueden obligar la
mente en el creen en contra de las evidencias
contrarias claras.
La fe basada sobre las razones, es fe de un cierto
tipo, eso es verdad; pero si no es de carácter de la fe
de la Biblia, porque si le videncia de manera infalible
y no tienes nada de naturaleza moral o espiritual.
~ 38 ~
Ni tampoco puede la ausencia de la fe basada
sobre la razón conectarse en contra de alguien porque
la videncia no el individuo decir El veredicto enviar a
un hombre infierno cuyo único crimen haya sido
seguir la vivencia de una manera directa a su
conclusión lógica sería una injusticia palpable
justificar a un hombre pecador en base a que había
hecho su decisión según los hechos sería hacer de la
salvación el resultado de la operación de una ley
común de la mente tan implacable a kilos como Pablo
sacaría a la salvación del ámbito de la Revolución
ubicada en el área mental donde según las escrituras
no pertenece.
La verdadera fe descansa sobre el carácter de
Dios y no pide pruebas adicionales además de la
perfección y Morales de Aquel que no puede mentir.
Basta con que Dios lo haya dicho, y así la declaración
contra dijera todos los 5 sentidos y todas las y las
conclusiones de la lógica también, sin embargo, el
creyente sigue creyendo. “Antes bien sea Dios veraz y
todo hombre mentiroso” (Romanos:3:4) es el lenguaje
de la verdadera fe. El Cielo aprueba de tal fe porque
se remonta por encima de las meras pruebas y
descansa en el seno de Dios.
En los últimos años ha surgido entre ciertos
evangélicos un movimiento con el propósito de probar
y comprobar las verdades de las escrituras apelando
la ciencia. Se busca la evidencia en el mundo natural
para sostener la revelación sobrenatural. Los copos
de nieve, la sangre, las piedras, las criaturas marinas,
extrañas las aves y muchos otros objetivos naturales
se presentan como pruebas de que la Biblia es la
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verdad. Esto se vocea como un gran apoyo a la fe, con
la idea de que así la doctrina de la Biblia puede
probarse como un verdadera nacerá la fe. Surgirá
como una consecuencia lógica.
Lo que estos hermanos no ven es que el mismo
hecho de que ellos sientan que necesitan Buscar
prueba para las verdades de las Escrituras
comprueba algo totalmente diferente, literalmente, su
propia incredulidad básica. Cuando Dios habla, la
incredulidad pregunta “¿cómo puedo saber que esto
es verdad?” YO SOY EL QUE SOY, Él es el único
fundamento para la fe, excavar debajo de las rocas, o
buscar debajo del mar para encontrar evidencia para
apoyar las escrituras es insultar al Único que las
escribió. No creo que esto lo hagan con malicia
intencional; pero, sin embargo, no puedo ver cómo
puedan escapar a la conclusión a la conclusión si lo
hacen. si lo hace la fe como la conoce la Biblia es la
confianza en Dios y en su HIJO JESUCRISTO; es la
respuesta del alma al carácter divino cómo se revelan
las Escrituras; y aún esta respuesta es imposible
aparte de la obra y operación previa al Espíritu Santo.
La fe es un don de Dios al alma penitente y no tiene
nada que ver con los con los sentidos, o los datos que
este le ofrecen.
La fe es un milagro, es la habilidad de Dios de
confiar en Su Hijo, y todo lo que no resulta en acción
de acuerdo a la voluntad de Dios no es fe, sino otra
cosa que no alcanzaba a esa altura. La fe y la moral
son dos caras en la misma moneda. En realidad la
misma esencia de la fe es moral, Cualquier sé que se
profesa en Cristo como salvador personal que no
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traiga la vida bajo la obediencia total y plena a Cristo
como señor es inadecuada y no tiene que de lactar a
su víctima hasta el final.
El hombre que cree obedece; el fracaso en
obedecer es prueba convincente de que no existe
presente la verdadera fe. Para realizar lo imposible
Dios tiene que dar fe, o no existirá en lo absoluto, y el
da fe únicamente el corazón obediente.
¡Donde existe el verdadero arrepentimiento, hay
obediencia, porque el arrepentimiento no es otra cosa
que el dolor y pesar por los fracasos y pecados
pasados, es una determinación de comenzar ahora
hacer la voluntad de Dios tal como El nos la revela!
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CAPÍTULO
8
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El problema no es liviano. Encierra una dificultad
real, que pudiera declararse en forma de una
pregunta. ¿Cómo puedo amar por mandato? De todas
las emociones de la cuales es capaz el alma, el amor
es, por cierto, la más libre; la menos razonable, la que
menos podría nacer por el llamado del deber, o por
obligación, y por cierto, la que no vendrá por mandato
de otro. Nunca se ha decretado una ley que pueda
obligar a un ser moral a amar a otro, porque por la
misma naturaleza del amor este tiene que ser
voluntario. No se puede forzar, ni asustar a nadie a
amar a otro. El amor no viene de tal manera. Por eso,
¿qué hemos de hacer con el mandato de nuestro
Señor de amar a Dios y nuestro prójimo?
Para encontrar nuestro camino para salir de las
sombras y entrar a la luz feliz sólo necesitamos saber
que hay dos clases de amor: el amor del sentimiento y
el amor de la voluntad. Uno reside en las emociones,
el otro en la voluntad. Sobre uno no podemos tener
mucho control. Viene y se va, sube y baja, se
enciende y se apaga como quiere, y cambia de
caliente a tibio y frío y de nuevo vuelve a calentarse,
muy parecido al tiempo. Dicho amor no lo tenía en
mente Cristo cuando Él le dijo a Su pueblo que
amaran a Dios y a los demás. Tan fácil sería
ordenarle a una mariposa que se posara en nuestro
hombro como intentar ordenarle a este tipo
caprichoso de afecto que visite nuestros corazones.
El amor que la Biblia ordenó no es el amor del
sentimiento; es el amor de la voluntad, la tendencia
voluntaria del corazón. (Para estas dos frases felices
le tengo una deuda a otro, un maestro de la vida
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interior cuya pluma fue silenciada por la muerte hace
poco tiempo.)
Dios nunca quiso que un ser como el hombre
fuera el juguete de sus sentimientos. La vida
emocional es una parte noble y propia de la
personalidad total, pero es, por su misma naturaleza,
de importancia secundaria. La religión reside en la
voluntad, y lo mismo sucede con la justicia. El único
bien que Dios reconoce es un bien de la voluntad: La
única santidad válida es una santidad voluntaria.
Debería ser un pensamiento alentador que ante
Dios todo hombre es lo que quiere ser por voluntad.
El primer requisito en la conversación es una
voluntad rectificada. «Si alguno quiere», dice nuestro
Señor, y con eso basta. Para cumplir los requisitos del
amor hacia Dios, el alma únicamente necesita tener
la voluntad de amar y el milagro comienza a florecer
como la vara de Aarón que brotó flores de almendra.
La voluntad es el piloto automático que mantiene
al alma en su curso. «Volar es fácil», me dijo un amigo
que pilotea su propio avión. «Elévelo, diríjalo en la
dirección que quiere que vaya y encienda el piloto
automático. Después de eso el avión vuela solo.»
Aunque no debemos llevar la ilustración a extremos,
es una verdad bendita que la voluntad, no lo
sentimiento, o las emociones, determinan nuestra
dirección moral.
La raíz de todo mal en la naturaleza humana es
la corrupción de la voluntad. Los pensamientos e
intenciones del corazón son malos y, como una
consecuencia, la vida entera es mala. El
arrepentimiento es en primeras instancias un cambio
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de propósito moral, un reverso repentino y a menudo
violento de la dirección del alma. El hijo prodigo tomó
su primer paso de alejarse del chiquero cuando dijo.
«Me levantaré, e iré a mi padre.» Tal como una vez
había dejado la casa de su padre por su propia
voluntad, ahora había querido volver por su propia
voluntad. Su acción subsiguiente probó la expresión
sincera de su propósito. Él regresó.
Alguien puede llegar a la conclusión por lo
antedicho que estamos descartando que el gozo del
Señor sea una parte verdadera de la vida cristiana.
Aunque nadie que lea estas páginas con cuidado
pudiera llegar a tal conclusión errónea, un lector
ocasional pudiera extraviarse; por eso quisiera añadir
una palabra adicional de explicación.
Para amar a Dios con todo nuestro corazón
debemos primeramente tener la voluntad de hacerlo.
Debemos arrepentirnos por nuestra falta de amor y
determinar desde este momento a hacer a Dios el
objeto de nuestra devoción. Debiéramos poner
nuestro afecto en la cosas de arriba y dirigir nuestros
corazones hacia Cristo y las cosas celestiales.
Deberíamos leer las Escrituras en un devocional
todos los días y obedecerle con oración, siempre firme
en la voluntad de amar a Dios con todo nuestro
corazón y a nuestros prójimos como a nosotros
mismos.
Si hacemos estas cosas podremos estar seguros
que experimentaremos un cambio maravilloso en
nuestra vida interior. Pronto encontraremos, para
nuestro gran gozo, que nuestros sentimientos se
están volviendo menos erráticos y están comenzando
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a moverse en la dirección «de la tendencia voluntaria
del corazón». Nuestras emociones se volverán
disciplinadas y dirigidas. Comenzaremos a probar la
«dulzura penetrante» del amor de Cristo. Nuestro
afecto religioso comenzará a remontarse
paulatinamente sobre alas potentes, en vez de
revolotear sin rumbo o dirección inteligente. Toda la
vida, como un delicado instrumento, será afinada
para cantar las alabanzas a Aquel quien nos amó y no
lavó de nuestros pecados en Su sangre.
¡Pero primero tenemos que tener la voluntad,
porque la voluntad es maestra del corazón!
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CAPÍTULO
9
~ 47 ~
Estos Cristianos saben, y cuando se les presiona
lo admiten, que sus corazones finitos han explorado
únicamente una pequeña parte de las infinitas
riquezas que son de ellos en Cristo Jesús. Ellos leen
las biografías de los grandes santos, cuyos deseos
fervientes por Dios les llevaron a escalar muy alto en
la montaña hacia la perfección espiritual y, por un
breve momento, ellos tal vez anhelen ser como esas
almas fervientes cuya luz y fragancia todavía perdura
en el mundo donde otrora vivieron y trabajaron. Pero
ese anhelo luego desaparece. El mundo es demasiado
para ellos y las demandas de sus vidas terrenales son
demasiado insistentes; así que se acomodan para
vivir sus vidas comunes y corrientes, y aceptan lo
corriente como lo normal. Después de algún tiempo
consiguen logros de algún tipo de contentamiento
interno y eso es lo último que oímos hablar de sus
ambiciones espirituales.
Esta conformidad y contentamiento con el
progreso inadecuado e imperfecto en la vida de la
santidad es, lo repito, un escándalo en la Iglesia de
los que han nacido de nuevo. Todo el peso de las
Escrituras es contra tal cosa. El Espíritu Santo
constantemente busca despertar a los complacientes.
“Sigamos adelante” es la palabra del Espíritu. El
Apóstol Pablo encierra esto en su noble testimonio; se
encuentra en su Epístola a los Filipenses: “Pero
cuantas cosas eran para mí ganancia, las he
estimado como pérdida por amor de Cristo. Y
ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida
por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi
Señor; por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo
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por basura, para ganar a Cristo… a fin de conocerle, y
el poder de Su resurrección… pero una cosa hago:
olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante; prosigo a la
meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en
Cristo Jesús” (Filipenses 3:7-14).
Si aceptamos esto como la expresión sincera de
un Cristiano normal, no veo cómo podamos justificar
nuestra propia indiferencia hacia las cosas
espirituales. Pero si alguien abrigara y alimentara, o
sintiera un deseo de algún progreso definido en la
vida de Cristo, ¿qué pudiera hacer para seguir
adelante? Aquí entregamos unas pocas sugerencias:
1. Esforzaos por llegar más allá de los anhelos
en mero pensamiento. Afirmad vuestro rostro como
un pedernal y comenzad a poner vuestra vida en
orden. Todo individuo es tan santo como realmente
quiere ser. Pero ese anhelo tiene que abarcar todo.
Atad los cabos sueltos de vuestra vida.
Comenzad a diezmar; instituid el altar familiar de
oración; pagad vuestras deudas hasta donde os sea
posible y haced un acuerdo franco con cada uno de
vuestros acreedores a quienes no podáis pagar
inmediatamente; haced restitución hasta donde os
sea posible; apartad tiempo para orar y buscar y
estudiar a profundidad las Sagradas Escrituras;
someteos enteramente a la voluntad de Dios. Os
sorprenderéis y sentiréis felices con los resultados.
2. Apartaos de todos los hábitos no Cristianos.
Si otros Cristianos los practican sin sentir
compunción, es posible que Dios os esté llamando a
vosotros a acercarse más a Él que lo que los otros
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Cristianos quieran estar. Recordad las palabras:
“Otros pueden, vosotros no.” No los condenéis, ni los
critiquéis, pero buscad un camino mejor. Dios os
honrará.
3. Apartaos con Cristo Mismo en el foco, o
punto central de vuestro corazón y mantenedlo a Él
allí continuamente. Sólo en Cristo encontraréis la
satisfacción total. En Él podréis estar unidos a la
Deidad en una conciencia vital. Recordad sobre todo
que Dios os es y está accesible para vosotros
mediante Cristo. Celebrad Su conocimiento por
encima de todo lo demás en la Tierra.
4. Abrid vuestro corazón al Espíritu Santo e
invitadle a Él a llenaros. Él lo hará. ¡Que nadie
interprete las Escrituras para vosotros de manera que
descarte el don del Padre del Espíritu Santo! Cada
persona es tan llena del Espíritu Santo como quiere
ser. Si permitís que vuestro corazón esté vacío, el
Espíritu Santo se apresurará a llenarlo.
En ningún lugar de las Escrituras, ni en la
biografía Cristiana fue lleno alguien con el Espíritu
Santo que no supiera que había sido llenado, y en
ningún lugar fue llena una persona sin que supiera
cuándo. Y nadie fue lleno gradualmente.
5. Sed estrictos con vosotros mismos y
bondadosos con otros. Llevad vuestra propia cruz,
pero nunca coloquéis una sobre la espalda de otro.
Comenzad a practicar la presencia de Dios. Cultivad
el compañerismo del Dios Trino por medio de la
oración, la humildad, la obediencia y la
autoabnegación.
~ 50 ~
¡Cualquier Cristiano que haga estas cosas,
rápidamente progresará en su vida espiritual!
¡Sobran las razones que avancemos en nuestras vidas
Cristianas, y no hay ninguna razón que no lo
hagamos! ¡Sigamos adelante!
~ 51 ~
CAPÍTULO
10
~ 52 ~
el placer, aunque se supone que ahora la diversión ha
subido a un nivel más alto, al menos moral aunque
no intelectualmente.
La cruz nueva fomenta un nuevo y totalmente
distinto trato evangelístico. El evangelista no
demanda la negación o la renuncia de la vida anterior
antes de que uno pueda recibir vida nueva, predica
no los contrastes, sino las similitudes; intenta
sintonizar con el interés popular y el favor del
público, mediante la demostración de que el
cristianismo no contiene demandas desagradables,
antes al contrario, ofrece lo mismo que el mundo
ofrece pero en un nivel más alto. Cualquier cosa que
el mundo desea y demanda en su condición
enloquecida por el pecado, el evangelista demuestra
que el evangelio lo ofrece, y el género religioso es
mejor.
La cruz nueva no mata al pecador, sino que le
vuelve a dirigir de nuevo en otra dirección. Le asesora
y le prepara para vivir una vida más limpia y más
alegre, y le salvaguarda el respeto hacia sí mismo, es
decir, su “auto-imagen” o la “opinión de sí mismo”. Al
hombre lanzado y confiado le dice: “Ven y sé lanzado
y confiado para Cristo”. Al egoísta le dice: “Ven gozate
en el Señor”. Al que busca placeres le dice: “Ven y
disfruta el placer de la comunión cristiana”. El
mensaje cristiano es aguado o desvirtuado para
ajustarlo a lo que esté de moda en el mundo, y la
finalidad es hacer el evangelio aceptable al público.
La filosofía que está detrás de esto puede ser
sincera, pero su sinceridad no excusa su falsedad. Es
~ 53 ~
falsa porque está ciega. No acaba de comprender en
absoluto cuál es el significado de la cruz.
La cruz vieja es un símbolo de muerte. Ella
representa el final brutal y violento de un ser
humano. En los tiempos de los romanos, el hombre
que tomaba su cruz para llevarla. ya se había
despedido de sus amigos, no iba a volver, y no iba
para que le renovasen o rehabilitasen la vida, sino
que iba para que pusiesen punto final a ella. La cruz
no claudicó, no modificó nada, no perdonó nada, sino
que mató a todo el hombre por completo y eso con
finalidad. No trataba de quedar bien con su víctima,
sino que le dio fuerte y con crueldad, y cuando
hubiera acabado su trabajo, ese hombre ya no
estaría.
La raza de Adán está bajo sentencia de muerte.
No se puede conmutar la sentencia y no hay
escapatoria. Dios no puede aprobar ninguno de los
frutos del pecado, por inocentes o hermosos que
aparezcan ellos a los ojos de los hombres. Dios salva
al individuo mediante su propia liquidación, porque
después de terminado, Dios le levanta en vida nueva.
El evangelismo que traza paralelos amistosos
entre los caminos de Dios y los de los hombres, es un
evangelio falso en cuanto a la Biblia, y cruel a las
almas de sus oyentes. La fe de Cristo no tiene
paralelo con el mundo, porque cruza al mundo de
manera perpendicular. Al venir a Cristo no subimos
nuestra vida vieja a un nivel más alto, sino que la
dejamos en la cruz. El grano de trigo debe caer en
tierra y morir.
~ 54 ~
Nosotros, los que predicamos el evangelio no
debemos considerarnos agentes de relaciones
públicas, enviados para establecer buenas relaciones
entre Cristo y el mundo. No debemos imaginarnos
comisionados para hacer a Cristo aceptable a las
grandes empresas, la prensa, el mundo del deporte o
el mundo de la educación. No somos mandados para
hacer diplomacia sino como profetas, y nuestro
mensaje, no es otra cosa que un ultimátum.
Dios ofrece vida al hombre, pero no le ofrece una
mejora de su vida vieja. La vida que El ofrece es vida
que surge de la muerte. Es una vida que siempre está
en el otro lado de la cruz. El que quisiera gozar de esa
vida tiene que pasar bajo la vara. Tiene que
repudiarse a sí mismo y ponerse de acuerdo con Dios
en cuanto a la sentencia divina que le condena.
¿Qué significa eso para el individuo, el hombre
bajo condenación que quisiera hallar vida en Cristo
Jesús? ¿Cómo puede esa teología traducirse en vida
para él? Simplemente, debe arrepentirse y creer. Debe
abandonar sus pecados y negarse a sí mismo. ¡Que
no oculte ni defienda ni excuse nada! Tampoco debe
regatear con Dios, sino agachar la cabeza ante la vara
de la ira divina y reconocer que es reo de muerte.
Habiendo hecho esto, ese hombre debe mirar con
ojos de fe al Salvador; porque de Él vendrá vida,
renacimiento, purificación y poder. La cruz que acabó
con la vida terrenal de Jesús es la misma que ahora
pone final a la vida del pecador; y el poder que
resucitó a Cristo de entre los muertos, es el mismo
que ahora levanta al pecador arrepentido y creyente
para que tenga vida nueva junto con Cristo.
~ 55 ~
A los que objetan o discrepan con esto, o lo
consideran una opinión demasiada estrecha, o
solamente mi punto de vista sobre el asunto, déjame
decir que Dios ha sellado este mensaje con Su
aprobación, desde los tiempos del Apóstol Pablo hasta
el día de hoy. Si ha sido proclamado en estas
mismísimas palabras o no, no importa tanto, pero sí
que es y ha sido el contenido de toda predicación que
ha traído vida y poder al mundo a lo largo de los
siglos. Los místicos, los reformadores y los
predicadores de avivamientos han puesto aquí el
énfasis, y señales y prodigios y repartimientos del
Espíritu Santo han dado testimonio juntamente con
ellos de la aprobación divina.
¿Nos atrevemos, pues, a jugar con la verdad
cuando somos conocedores de que heredamos
semejante legado de poder? ¿Intentaríamos cambiar
con nuestros lápices las rayas del plano divino, el
modelo que nos fue mostrado en el Monte? ¡En
ninguna manera! Prediquemos la vieja cruz, y
conoceremos el viejo poder.
~ 56 ~
CAPÍTULO
11
~ 61 ~
CAPÍTULO
12
~ 62 ~
también estaba excluida la luz del sol y la luna; la luz
procedía de la iluminación de los siete brazos del
candelabro.
El patio o atrio de los sacerdotes estaba más
afuera, un recinto cerrado en el cual estaban el altar
de bronce y el lavacro. Éste estaba abierto al Cielo y
recibía la luz normal de la naturaleza.
Todo esto era de Dios y todo era divino, pero la
calidad del conocimiento del adorador se volvía más
seguro y más sublime a medida que avanzaba desde
el patio exterior hacia el Propiciatorio y la Presencia,
donde, por fin, se le permitía contemplar los
querubines de gloria y el Fuego Ardiente que
centelleaba entre esas alas extendidas.
Todo esto ilustra, o tipifica, los tres grados de
conocimiento para el Cristiano. No es apropiado que
presionemos todos los detalles en un esfuerzo de
encontrar en el cuadro del Antiguo Testamento más
de lo que allí se encuentre; pero hasta el expositor
más cauteloso apenas podría objetar el usar lo
terrenal y externo para realzar y poner en relieve lo
celestial.
La naturaleza es una gran maestra y a sus pies
podemos aprender mucho que es bueno y
ennoblecedor. La Biblia misma nos enseña esto:
<<Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el
firmamento anuncia la obra de Sus manos>> (Salmo
19:1). <<Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus
caminos y sé sabio>> (Proverbios 6:6). <<Mirad las
aves del cielo>> (Mateo 6:26). <<Porque las cosas
invisibles de Él, Su eterno poder y deidad, se hacen
claramente visibles desde la creación del mundo,
~ 63 ~
siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de
modo que no tienen excusa>> (Romanos 1:20). La
razón, operando en base a los datos que proporciona
la observación de los objetos naturales, nos dice
mucho acerca de Dios y de las cosas espirituales.
Esto es demasiado obvio para requerir pruebas.
Todos lo saben.
Pero hay conocimiento más allá del que
proporciona la observación: es el conocimiento que se
recibe por la fe. <<En la religión la fe ocupa el lugar
de la experiencia en las cosas del mundo>>. La
revelación divina por medio de las Escrituras
inspiradas ofrece datos que residen totalmente fuera
de y por encima del poder de la muerte para
descubrir. La mente puede hacer sus deducciones
después que haya recibido estos datos por la fe, pero
no los puede descubrir por su propia cuenta. No
existe ninguna técnica conocida por el hombre
mediante la cual pueda aprender, por ejemplo, que
Dios en el principio creó los cielos y la tierra, o que
hay tres personas en la Deidad; que Dios es amor, o
que Cristo murió por los pecadores, o que Él ahora se
sienta a la diestra de la Majestad en los Cielos. Si
alguna vez logramos conocer estas cosas tiene que ser
recibiendo un cuerpo o acopio de doctrina tan
verdadero que no tenemos manera de verificarlo. Este
es el conocimiento de la fe.
Existe un conocimiento más puro que éste: es el
conocimiento por la experiencia espiritual directa. Lo
rodea una inmediación o proximidad que lo ubica
más allá de toda duda. Debido al hecho que no fue
logrado por la operación de la razón sobre los datos
~ 64 ~
intelectuales, se elimina la posibilidad de error. Por
medio de la morada del Espíritu Santo, el espíritu
humano entra en contacto inmediato con la realidad
espiritual superior. Mira, prueba, siente y ve los
poderes del mundo venidero y tiene un encuentro
consciente con el Dios invisible.
Comprendamos que dicho conocimiento se
experimenta, más bien que se logra. No consiste de
descubrimientos sobre algo; es la cosa misma. No es
una suma o composición de verdades religiosas. Es
un elemento que no puede separarse en partes. El
individuo que goza de esta clase de conocimiento es
capaz de comprender la exhortación del libro de Job:
<<Vuelve ahora en amistad con Él, y tendrás paz; y
por ello te vendrá bien>> (Job 22:21). Para dicha
persona Dios no es una conclusión deducida de la
evidencia, ni es Él la suma total de lo que enseña la
Biblia acerca de Dios. Ese individuo conoce a Dios en
el significado irreducible de la palabra conocer. Casi
pudiera decirse que Dios le sucedió.
Tal vez Cristo dijo todo esto en forma más
sencilla en Juan 14:21: <<Y Me manifestaré a él>>
(Juan 14:21). Porque lo que nos hemos estado
esforzando de comunicar aquí no es otra cosa que la
enseñanza sencilla y sublime del Nuevo Testamento
que el Dios trino anhela morar en el corazón del
hombre redimido, constantemente dando a conocer
Su Presencia. ¿Qué hay en la Tierra o en el Cielo
arriba que sea una bendición más grande o una
bienaventuranza mayor?
~ 65 ~
CAPÍTULO
13
La santificación de lo secular
~ 66 ~
los ministros la mayor parte de la semana y los laicos
en breve uno o dos veces por semana.
Aunque la vasta mayoría de los hombres se
ocupa en el negocio complicado de vivir mientras que
confía enteramente en sí mismo, sin referencia a Dios
o a la redención, nosotros los Cristianos hemos
llegado a llamar a estas actividades comunes
“”seculares”” y les atribuimos un cierto grado de
maldad, un mal que no es inherente en ellos y que no
poseen necesariamente.
El Apóstol Pablo enseña que todo acto sencillo de
nuestra vida puede ser un sacramento. “Si, pues,
coméis, o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo
para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). “Y todo lo
que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo
en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios
Padre por medio de Él” (Colosenses 3:17).
Algunos de los grandes santos, que nunca fueron
grandes porque tomaron en serio las exhortaciones y
trataron de practicarlas, lograron conseguir la
santificación de lo secular o, tal vez debiera decir, la
abolición secular. Su actitud hacia las cosas de la
vida común les levanto y les alzó por encima de lo
común y les impartió una aureola de divinidad. Estas
almas puras derribaron las altas paredes que
separaban las diversas áreas de sus vidas entre si y
veían todas como una, la que ofrecían a Dios en un
ofrenda santa, aceptable a Dios por medio de
Jesucristo.
Nicolás Herman (el Hermano de Lorenzo) hizo sus
actos más comunes en hechos de devoción. “El
tiempo de los negocios no difiere en absoluto del
~ 67 ~
tiempo de oración”, él dijo, “y en el ruido y bullicio de
la cocina, mientras que varias personas al mismo
tiempo están pidiendo diferentes cosas, yo poseo a
Dios en esa gran tranquilidad como si estuviera de
rodillas en el bendito sacramento”.
Francisco de Asís acepto la creación entera como
su casa de oración y llamó a todo, lo grande y
pequeño, que se unieran a él en adoración a la
Deidad. La madre tierra, el sol candente, la luna
plateada, las estrellas de noche, el viento, el agua, las
flores, los frutos –a todos se les invitó a alabar con él
a su Dios y Rey-. Casi no quedó ningún punto que se
pudiera llamar secular. Todo el mundo resplandecería
como la zarza de Moisés con la luz de Dios, y ante ella
el santo se arrodillo y se sacó el calzado.
Tomás Traherne, el autor Cristiano del siglo
diecisiete, declaró que los hijos del Rey nunca podrán
gozar bien del mundo hasta que todas las mañanas
se despierten en el Cielo, se vean a sí mismo en el
palacio del Padre, y miren a los cielos, la tierra y al
aire como deleites celestiales, teniéndoles a todos
una estima tan reverente como si estuvieran entre los
ángeles.
Todo esto no es para despreciar la caída del
hombre, ni negar la presencia del pecado en el
mundo. Ningún hombre puede negar la caída, como
ningún hombre observador puede negar la realidad
del pecado y, hasta donde yo sepa, ningún pensador
responsable ha sostenido que el pecado pudiera ser
otra cosa que pecaminoso, ya sea por la oración, o
por la fe, o por las ministraciones espirituales. Ni los
autores inspirados de las Sagradas Escrituras, ni
~ 68 ~
aquellas almas iluminadas que han basado sus
enseñanzas sobre las Escrituras han tratado de hacer
del pecado otra cosa que excesivamente pecaminoso.
Es posible reconocer lo sagrado de todas las cosas
aun mientras admitan que por el tiempo el misterio
del pecado opera en lo hijos de desobediencia y que
toda la creación gime y está de parto, esperando la
manifestación de los hijos de Dios.
Traherne vio la aparente contradicción y la
explico en esta forma: “Menospreciar el mundo y
gozar del mundo son dos cosas contrarias entre sí.
¿Cómo podemos menospreciar al mundo, cuando
fuimos creados para gozarlo? En realidad hay dos
mundos. Uno fue hecho por Dios, y el otro por el
hombre. El que fue hecho por Dios era grande y
hermoso. Antes de la Caída era el deleite de Adán y el
templo de su gloria. El creado por los hombres era
una Babel de confusiones; riquezas inventadas,
pompa y vanidades, acarreadas por el pecado.” Tomas
Kempis dijo: “Deja el todo por el todo. Deja un mundo
para gozar otro.”
Almas como estas lograron la santificación de lo
secular. La iglesia está sufriendo hoy de la
secularización de lo sagrado. Al aceptar los valores del
mundo, pensado sus pensamientos y adoptando sus
estilos de vida, hemos disminuido la gloria que brilla
desde lo alto. No hemos podido traer la Tierra al juicio
del Cielo, así que hemos traído el Cielo al Juicio de la
Tierra. ¡Ten piedad de nosotros, Señor, porque no
sabemos lo que hacemos!
~ 69 ~
CAPÍTULO
14
~ 73 ~
CAPÍTULO
15
~ 75 ~
uno o lo otro; y la fe rápidamente puede hacer su
decisión, en la cual no hay retirada ni retorno.
El cambio experimentado por un hombre
verdaderamente convertido es igual al de un hombre
que se traslada a otro país. El alma regenerada no se
siente más en casa en el mundo, tal ´como se sintió
Abraham cuando salió de Ur de los Caldeos y
comenzó su viaje a la tierra prometida. Con excepción
de su pequeña comitiva propia, él era un extraño a
todos los que le rodeaban. Se le llamaba “Abraham el
hebreo”, y si hablaba el idioma de la gente entre la
cual se radicó, lo hablaba con un acento. Todos ellos
sabían que él no era uno de ellos.
El viaje de Ur a Betel lo emprenden todas las
almas que se proponen a seguir a Cristo. Es, sin
embargo, no un viaje para los pies sino para el
corazón. El Cristiano recién nacido es un inmigrante;
ha entrado al Reino de Dios de su antiguo hogar en el
reino del hombre y tiene que predisponerse para los
cambios violentos que inevitablemente ocurrirán.
Uno de los primeros cambios será un traslado de
los intereses desde la Tierra al Cielo, de los hombres a
Dios, del tiempo a la eternidad, desde las ganancias
terrenales a Su Reino eterno. De manera repentina, o
lento pero seguro, desarrollará un nuevo patrón, o
modelo, o estilo de vida. Las cosas viejas pasarán, y
he aquí, todas las cosas serán hechas nuevas,
primeramente por dentro y entonces en el exterior;
porque el cambio dentro de él pronto comenzará a
expresarse con los cambios correspondientes en su
manera de vivir.
~ 76 ~
La transformación se echará de ver en muchas
maneras y sus antiguos amigos comenzarán a
preocuparse por él. Al principio le harán burla y
entonces comenzarán a reprenderle y regañar; y si
persiste en su determinación de seguir a Cristo, ellos
comenzarán a oponerse y perseguirle. Los que han
nacido una vez nunca comprenden a los que han
nacido dos veces, y todavía, después de miles de
años, Caín odia a Abel y Esaú amenaza a Jacob. Es
tan cierto hoy como lo fue en tiempos de la Biblia que
el hombre que odia sus pecados demasiado tendrá
problemas con aquellos que no odian suficiente al
pecado. Los individuos se resisten porque sus amigos
les abandonan y por deducción e inferencia condenan
su estilo de vida. El cambio se revelará aún más en lo
que el nuevo Cristiano lee, en los lugares que
frecuenta y las amistades que cultiva, en lo que
invierte su tiempo y cómo gasta su dinero. En
realidad, la fe no deja sin afectar a ninguna de las
áreas de la vida del nuevo creyente.
El hombre que ha sido renovado en forma
genuina tendrá un nuevo centro para su vida.
Experimentará una nueva orientación que afecta toda
su personalidad. Se dará cuenta de una nueva visión
panorámica filosófica. Las cosas que una vez
cobraban gran valor, repentinamente pierden todo su
atractivo para él y es posible que llegue a odiar
algunas cosas que previamente amaba.
¡El hombre que se retrae de esta clase de
Cristianismo revolucionario está retrocediendo ante la
cruz!¡Pero millares se baten en retirada, y éstos tratan
de arreglar las cosas y componer la situación
~ 77 ~
buscando el bautismo y membresía en la iglesia!¡Con
razón que se sienten tan insatisfechos!
~ 78 ~
CAPÍTULO
16
Presuponemos demasiado
~ 83 ~
CAPÍTULO
17
~ 87 ~
CAPÍTULO
18
Jactarse o menospreciarse
TODOS NOSOTROS SABEMOS cuán doloroso es
vernos forzados a escuchar a un jactancioso
confirmado y empedernido sobre su tema favorito; él
mismos. El encontrarse como la audiencia cautiva de
dicho hombre aun en poco tiempo prueba nuestra
paciencia al máximo e impone una carga pesada
sobre nuestra caridad Cristiana.
La jactancia es ofensiva en particular cuando se
escucha entre los hijos de Dios, el único lugar donde
sobre todos los otros nunca deberían encontrarse. Sin
embargo, es bastante común entre los Cristianos,
aunque a veces algo disfrazada por el uso de un
repertorio de expresiones como: (Yo digo esto para la
gloria de Dios.)
Algunos jactanciosos parecen sentir cierta
autoconciencia, y piden disculpas por sus arranques
de autoalabanzas. Otros han aceptado a sí mismo
como todo lo que sus parientes orgullosos y amigo
cariñosos declaran que son, y habitualmente hablan
de sí mismos con términos reverentes, como si su
superioridad fuese asunto de conocimiento común
demasiado bien establecido como para requerir
prueba alguna. Como este caso fue una cantante de
concierto que radiante respondió a un elogio después
de una actuación: -Bueno, ¿qué esperaban? -
~ 88 ~
Dios es muy paciente con sus hijos y suele
tolerarles sus trabas carnales tan groseras como para
golpear, ofender, y para desazón de sus compañeros
Cristianos. Pero es sólo por un poco de tiempo. A
medida que llega más luz a su corazón y
especialmente cuando seguimos a nuevas
experiencias avanzadas espirituales. Dios comienza a
imponer disciplinas sobre nosotros para limpiarnos y
purgarnos de las mismas faltas que Él toleraba antes.
Entonces Él nos permite decir y hacer las cosas que
hacen reaccionar desfavorablemente contra nosotros
y exponen nuestra vanidad por lo que es.
Es posible que acontezca en la voluntad
providencial de Dios que el mismo don del cual nos
jactábamos pudiera perderse para nosotros, o que
fracase el proyecto del cual estábamos tan orgullosos.
Después que hayamos aprendido nuestra lección, el
Señor puede restaurar lo que Él ha quitado, porque
Él está más preocupado con nuestra alma que con
nuestro servicio. Pero a veces nuestra jactancia nos
puede dañar de manera permanente y nos excluye de
las bendiciones que podríamos haber disfrutado.
Otro hábito no tan odioso es menospreciarnos, o
desestimarnos y menoscabarnos. Esto parece ser
exactamente lo opuesto a la jactancia, pero en
realidad es el mismo pecado viajando con un
seudónimo. Sencillamente es el egoísmo tratando de
actuar de manera espiritual. Es el impaciente Saúl
apresurándose a ofrecer un sacrificio inaceptable al
Señor.
La auto denigración es mala por la misma razón
que el yo tiene que estar presente para derogarlo o
~ 89 ~
denigrarlo. El yo, ya sea fanfarrón, o arrastrándose
rebajado, no puede menos que ser odiado por Dios.
La jactancia es una evidencia que estamos
contentos con el yo; el menoscabarnos demuestra que
estamos disgustados y entristecidos por lo que somos.
En ambos casos, revelamos y manifestamos que
tenemos una alta opinión de nosotros mismos. El que
se desestima está entristecido que, a alguien
obviamente tan superior como él, no le haya ido
mejor, y se castiga solo haciendo comentarios pocos
halagüeños, desfavorables y ofensivos acerca de si
mismo. ¡Que no cree lo que está diciendo se puede
comprobar con toda facilidad! Que otra persona diga
exactamente lo mismo de él ¡Su presta defensa de si
mismo revelará lo que siente y ha sentido en lo
secreto todo el tiempo.
El Cristiano victorioso ni se exalta, ni se
menosprecia, ni se degrada, ni se denigra. Sus
intereses se han trasladado desde sí mismo a Cristo.
Lo que es, o lo que no es, ya no le importa. Cree que
ha sido crucificado con Cristo y él ya no está
dispuesto ni alabarse ni a despreciarse como un
hombre.
Sin embargo, el conocimiento de que ha sido
crucificado es únicamente la mitad de la victoria.
(Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo
yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó
y Se entregó a Si mismo por mi) [Gálatas 2:20]. Cristo
está ubicado ahora donde antes se encontraba el yo,
o el ego del hombre. El hombre ahora es
~ 90 ~
cristocéntrico en vez de ser egocéntrico, y se olvida a
si mismo en su deliciosa preocupación con Cristo.
El candor me obliga a reconocer que es mucho
más fácil escribir acerca de esto que vivirlo. El yo, o el
ego, es una de las plantas más duras y resistentes
que crece en el jardín de la vida. Es, en realidad,
indestructible por cualquiera de los medios humanos.
Precisamente cuando estamos seguros que está
muerto, aparece en algún lugar, tan robusto como
siempre para turbar nuestra paz y envenenar el fruto
de nuestra vida.
Sin embargo, hay liberación. Cuando nuestra
crucifixión judicial se convierte en crucifixión real, la
victoria esta cercana; y cuando nuestra fe se remonta
para reclamar la vida resucitada de Cristo, nuestro
triunfo es completo. El problema es que no recibimos
los beneficios de todo esto hasta que algo radical haya
ocurrido en nuestra propia experiencia, algo que es
sus efectos psicológicos se asemeja y aproxima a una
crucifixión misma. Lo que pasó Cristo, también
tenemos que atravesarlo nosotros. El rechazo, la
rendición, la pérdida, una separación violenta del
mundo, el dolor del ostracismo social todos tenemos
que sentirlo en nuestra experiencia real propia actual.
Donde nosotros hemos fracasado es en la
aplicación práctica de la enseñanza con respecto a la
vida crucificada. Demasiados individuos se han
conformado y contentado con ser Cristianos de sillón
o mecedora, satisfechos con la teología de la cruz.
Con toda claridad, Cristo nunca tuvo la intención que
nosotros descansáramos en una mera teoría de auto
negación. Sus enseñanzas identifican a Sus
~ 91 ~
discípulos consigo mismo de manera tan íntima que
tendríamos que haber sido extremadamente torpes y
mentecatos al no haber comprendido que se esperaba
que experimentáramos casi el mismo dolor y pérdida
que pasó Cristo mismo.
El alma sana es el alma victoriosa y la victoria
nunca llega mientras se permita el yo permanezca sin
ser juzgado ni crucificado. Mientras que nos jactemos
o menospreciemos podemos estar perfectamente
seguros que la cruz todavía no ha operado su obra
dentro de nosotros. ¡La fe y la obediencia traerán la
cruz a la vida y curarán ambos hábitos¡
~ 92 ~
CAPÍTULO
19
~ 101 ~
CAPÍTULO
20
~ 103 ~
Para cuadrar las estadísticas, sin embargo,
debería decirse que si el calvinista no se remonta a
tales alturas, generalmente permanece arriba más
tiempo. Él coloca mayor énfasis sobre las Sagradas
Escrituras, las que nunca cambian, mientras que su
número opuesto (como dicen los diarios) tiende a
juzgar su condición espiritual por el estado de sus
emociones, que cambian constantemente. Esta podría
ser la razón por la que tantas iglesias calvinistas
permanecen ortodoxas por siglos, por lo menos en su
doctrina, mientras que muchas iglesias de la
persuasión arminiana se tornan liberales en una
generación.
Me doy cuenta que yo mismo estoy simplificando
el panorama por mi cuenta; sin embargo, todavía creo
que existe más de un germen de verdad en todo el
asunto. De todos modos, estoy menos preocupado
con el efecto del temperamento en la iglesia histórica,
lo que obviamente no puedo alterar en absoluto, que
con el efecto sobre mi propia alma y las almas de mis
lectores, en quienes espero poder influir un poco en
alguna forma.
Si son válidas mis conclusiones más amplias, o
no, pareciera no haber razón para dudar de nuestra
tendencia natural de interpretar las Escrituras a la
luz (o a la sombra) de nuestro propio temperamento y
permitir que nuestra manera de pensar y
característica mental particular decida el grado de
importancia que le concedamos a las diversas
doctrinas y prácticas religiosas.
Lo extraño acerca de este capricho o argucia es
que prospera más donde existe la mayor libertad
~ 104 ~
religiosa. Las iglesias autoritarias que ordenan a sus
adherentes lo que deben creer y dónde deben colocar
sus énfasis producen un grado considerable de
uniformidad entre sus miembros. Estirando a todos
en la cama de Procrustes logran alargar o acortar el
temperamento individual. El protestante libre, a
quien todavía se le permite cierta cantidad de
interpretación privada, está más propenso a caer en
la trampa del temperamento. La exposición a esta
tentación es uno de los precios que paga por su
libertad.
El ministro, más que todos, debería escudriñar
en lo recóndito de su corazón para descubrir la razón
detrás de sus posturas y puntos de vista más
pronunciados. No basta pararse a la altura cabal y
declarar con dignidad que él predica la Biblia y nada
más que la Biblia.
Esta pretensión la hacen todos los hombres que
con sinceridad se paran a declarar la verdad; pero la
verdad tiene muchas facetas y fases y el hombre de
Dios está en un grave peligro de revelar solo unas
pocas limitadas a su pueblo, y esas son las que por
su temperamento y disposición favorece al máximo.
Uno no podría imaginarse a Francisco de Asís
predicando el sermón de Jonathan Edwards
<<Pecadores en las Manos de un Dios Airado>>, ni
podemos imaginarnos a Jonathan Edwards
predicándole a las aves, o llamando al sol y a la luna
y al viento y a las estrellas que se unan con él para
alabar al Señor. Sin embargo, ambos fueron hombres
buenos que amaban a Dios profundamente y
confiaban totalmente en Cristo. Hay muchos otros
~ 105 ~
factores además del temperamento que no podemos
pasar por alto.
¿Hemos de aceptar entonces la parcialidad, la
preferencia y la predisposición como algo inevitable?
¿Hemos de permitir que nuestras posturas y puntos
de vista religiosos sean dictados por nuestros
ancestros o antepasados que han muerto y cuya
generación todavía se mueve dentro de nosotros? ¡De
ninguna manera! ¡Las Escrituras, la autodisciplina
critica, la honradez de corazón y la confianza siempre
creciente en las operaciones interiores del Espíritu
Santo nos salvarán de ser demasiado influenciados
por el temperamento!
~ 106 ~
CAPÍTULO
21
~ 107 ~
ellos que las esperanzas y expectaciones de su
oración no se están cumpliendo. Se les explica que
Dios siempre contesta la oración, ya sea diciendo Sí, o
diciendo No, o substituyendo otra cosa por el favor
deseado.
Sería difícil inventar una treta más natural,
esmerada y linda que ésta para salvar de
responsabilidad y vergüenza al individuo cuyas
peticiones son rechazadas por la desobediencia. Por lo
tanto. Cuando una oración no es contestada, él no
tiene más que sonreír con alegría y explicar, “Dios
dijo No”. Es todo muy cómodo. Su débil fe se salva de
la confusión y se le permite a su conciencia descansar
sin que la molesten. Pero me pregunto si es honrado.
Para recibir una respuesta a la oración como la
Biblia emplea el término y como la han comprendido
los Cristianos a través de la historia, dos elementos
deben estar presente: (1) Una Petición clara y concisa
que se hace a Dios por un favor específico. (2) Una
concesión clara y específica por Dios en respuesta a
esa petición. No debe actuar la semántica torciendo
los vocablos, ni se debe cambiar las etiquetas, ni
alterar el mapa durante el viaje para ayudar al turista
avergonzado a descubrir dónde se encuentra.
Cuando vamos a Dios con una petición que Él
modifique la situación existente para nosotros, es
decir, que Él conteste la oración, existen dos
condiciones que nosotros tenemos que cumplir: (1)
Tenemos que orar en la voluntad de Dios y (2)
debemos estar en lo que los antiguos Cristianos
llamaban “el terreno de la oración”, lo que significa
que estemos viviendo vidas agradables a Dios.
~ 108 ~
Es fútil rogarle a Dios que actúe contrario a Sus
propósitos revelados. Para orar con confianza, el que
ora tiene que estar seguro que su petición caiga
dentro de la amplia voluntad de Dios para su pueblo.
La segunda condición es también de vital
importancia. Dios no tiene ninguna obligación de
honrar las peticiones de Cristianos mundanos,
carnales o desobedientes. Él escucha y contesta las
oraciones únicamente de aquellos que caminan en
sus Sendas. “Amados, si nuestro corazón no nos
reprende, confianza tenemos Dios, y cualquiera cosa
que pidiéremos la recibiremos de Él, porque
guardamos Sus mandamientos, y hacemos las cosas
que son agradables delante de Él” (Primera Juan 3:
21, 22). “Si permanecéis en Mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y
os será hecho” (Juan 15:7).
Dios quiere que oremos y Él anhela contestar
nuestras oraciones, pero Él hace que le uso de
nuestras oraciones sea un privilegio que se mezcle,
compenetre y una con Su propósito de la oración
como una disciplina. Para recibir respuesta a la
oración tenemos que cumplir las condiciones y
aceptar los términos de Dios. Si somos negligentes
con Sus mandamientos, nuestras peticiones no serán
honradas o concedidas. Dios altera las situaciones
únicamente a petición de las almas obedientes y
humildes.
El sofisma Dios-siempre-contesta-la-oración deja
al hombre que ora sin disciplina. Por ejercicio de esta
suave casuística hace caso omiso, o pasa por alto la
necesidad de vivir una vida sobria, recta y santa en
~ 109 ~
presencia de este mundo, y realmente considera el
rechazo de Dios de contestar su oración como la
respuesta misma. Por supuesto que dicho hombre no
crecerá en santidad; nunca aprenderá a luchar y
esperar, nunca conocerá la corrección; nunca
escuchará la voz de Dios llamándole a avanzar; nunca
arribara al lugar de donde sea moral y
espiritualmente apto para que Dios conteste sus
oraciones. Su filosofía errada lo ha arruinado.
Es por eso que tomo el camino de exponer el
error de teología sobre la cual se funda su mala
filosofía. El hombre que la acepta no sabe nunca
dónde se encuentra; no sabe nunca si tiene fe
verdadera , porque si no se le concede su petición,
evita las implicaciones y lo que ello conlleva , lisa y
llanamente la tergiversación y declara que Dios le
cambio las reglas del juego y le dio otra cosa. No se
permitirá apuntar a un blanco, así que no sabe si es
un buen tirador, o no lo es.
De ciertas personas Santiago habla con toda
claridad: “Pedís y no recibís, porque pedís mal, para
gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3). De esa
breve oración podemos aprender que Dios rehúsa
contestar ciertas peticiones porque los que las
hicieron no eran moralmente dignos de recibir
respuesta. Pero no significa nada para aquel que ha
sido seducido a creer que Dios siempre contesta la
oración. Cuando dicho hombre pide y no recibe, mete
la mano al sombrero y saca la respuesta de otra
forma. A una cosa se aferra con gran tenacidad: Dios
nunca rechaza a nadie, sino que invariablemente
concede todas las peticiones.
~ 110 ~
¡La verdad es que Dios siempre responde la
oración que está de acuerdo a Su voluntad revelada
en las Escrituras, siempre que aquel que ora sea
obediente y confiado! ¡Más allá de esto no nos
atrevemos a ir!
~ 111 ~
CAPÍTULO
22
~ 112 ~
Es totalmente posible practicar el fraude contra
nuestras propias almas e ir engañado al juicio. “El
que se cree ser algo”, dice Pablo en Gálatas 6:3, “no
siendo nada, a sí mismo se engaña”. Con esto está de
acuerdo Santiago 1:26 “Si alguno se cree religioso
entre vosotros y no refrena su lengua, sino que
engaña su corazón, la religión del tal es vana”.
Mientras más adentro nos introducimos al
santuario, mayor es el peligro de la autodecepción. El
hombre profundamente religioso es más vulnerable
que el hombre al que poco le importa, que toma su
religión en forma superficial y liviana. Es posible que
éste último sea engañado, pero no es probable que
sea una autodecepción.
Bajo la presión de una profunda preocupación
espiritual, y antes que su corazón haya sido
totalmente conquistado y dominado por el Espíritu de
Dios, un hombre puede ser empujado a probar todos
los subterfugios para salvar su reputación y preservar
una semblanza de su antigua independencia. Esto
siempre es peligroso, y si se persiste en ello puede
resultar calamitoso.
El corazón caído es idólatra por naturaleza.
Parece no haber límite al cual algunos de nosotros no
llegaríamos para salvar nuestro ídolo, mientras que al
mismo tiempo nos decimos que estamos confiando
sólo en Cristo. Requiere de un acto violento de
renunciación para librarnos del ídolo escondido, y
porque muy pocos Cristianos modernos comprenden
que dicho acto es necesario, y sólo un pequeño
número de aquellos que lo saben están dispuestos a
hacerlo, por consecuencia, son relativamente pocos
~ 113 ~
los profesantes de la fe Cristiana de éstos días que
hayan experimentado alguna vez el hecho doloroso de
renunciación que libera al corazón de la idolatría.
La oración es generalmente recomendada como
la panacea para todos los males y la llave para abrir
la puerta de la prisión, y sería verdaderamente difícil
decir demasiado acerca del privilegio de la oración
inspirada por el Espíritu Santo. Pero no debemos
olvidar que a menos que seamos sabios y velemos, la
oración misma se puede convertir en una fuente de
autodecepción. Existen tantas clases de oración como
problemas, y algunas no son aceptables a Dios. Los
profetas del antiguo testamento denunciaron a Israel
por tratar de esconder sus iniquidades tras sus
oraciones. Cristo, lisa y llanamente, rehusó las
oraciones de los hipócritas y Santiago declaró que
algunas personas religiosas piden y no reciben porque
piden con malos propósitos.
Para escapar de la autodecepción, el hombre de
oración debe salir limpio y honrado. No puede
refugiarse en la cruz mientras esconda en su seno el
lingote de oro y el hermoso manto babilónico. La
gracia puede salvar al hombre, pero nunca le salvará
con su ídolo. La sangre de Cristo protegerá al pecador
penitente sólo, pero nunca al salvado y su ídolo. La fe
justificará al pecador, pero no justificará al pecador y
su pecado.
Ninguna cantidad de peticiones hará que lo malo
sea bueno, o que el error sea correcto. Un hombre
puede comprometerse en conversaciones y palabras
humildes delante de Dios y no recibir ninguna
respuesta porque, desconocido para él, está usando la
~ 114 ~
oración como un disfraz para su desobediencia.
Puede acostarse por horas en saco y silicio sin ningún
motivo más alto que tratar de persuadir a Dios que se
ponga de su lado para salir con la suya. Él es capaz
de arrastrarse delante de Dios y revolcarse en su
autoacusación, rehusar de dejar su pecado secreto y
ser rechazado por sus dolores. ¡Puede suceder!
El doctor H M Suman, quien fuera presidente de
la Alianza Cristiana y Misionera de los Estados
Unidos, una vez me dijo en una conversación privada
que él creía que una cualidad que Dios requería que
el hombre tenga antes de poder salvarle era la
honradez u honestidad. Con esto estoy de acuerdo de
todo corazón. No importa cuán deshonesto haya sido
el hombre antes, tiene que dejar de lado la duplicidad
para ser aceptado ante el Señor. El doblez de ánimo o
de corazón es indescriptiblemente ofensivo para Dios.
El hombre no sincero no puede reclamar
misericordia. Para dicho hombre la Cruz no provee
ningún remedio. Cristo puede salvar a un hombre que
haya sido deshonesto, pero Él no puede salvarle
mientras sea deshonesto. El candor absoluto es un
requisito indispensable para la salvación.
¿Cómo podemos permanecer libres de la
autodecepción? La respuesta suena anticuada y
aburridora, sin brillo, pero aquí la tenéis: ¡Que sea
verdad lo que digáis, y que lo que digáis sea la
verdad, ya sea a Dios o al hombre! ¡Pensad
pensamientos cándidos y actuad siempre con
entereza, cualquiera sean las consecuencias! El hacer
esto es posible que traiga la cruz a vuestra vida y os
mantenga muertos al yo y a la opinión pública. Y es
~ 115 ~
posible que también tengáis problemas por ésta causa
a veces. ¡Pero una mente sin engaño es un gran
tesoro! ¡Es un precio digno de pagar!
~ 116 ~
CAPÍTULO
23
~ 119 ~
nuestras pequeñas actividades humanas casi tan
insignificantes y sin significado?
Una de las glorias del Evangelio Cristiano es su
habilidad no sólo de librar a un hombre del pecado,
sino orientarle, ubicarle sobre un pináculo del cual él
puede ver el ayer y hoy en relación al mañana. La
verdad limpia su mente para que pueda reconocer las
cosas que importan y ver el tiempo y el espacio y los
reyes y las coles en su verdadera perspectiva. Al
Cristianismo iluminado por el Espíritu Santo no se le
puede engañar ni defraudar. Él conoce el valor de las
cosas; no va a licitar una propuesta por un arco iris,
ni poner un pie sobre un espejismo; en resumen, no
va a dedicarle su vida a la rata manchada.
Tras toda vida malgastada se encuentra una
mala filosofía, un concepto erróneo del valor de la
vida y su propósito. El hombre que crea que nació
para recibir todo lo que pueda, gastará toda su vida
tratando de conseguirlo; y todo lo que conseguirá no
será más que una jaula de ratas manchadas. El
hombre que eres que fue creado para gozar de los
placeres; y si por una combinación de las
circunstancias favorables logra divertirse bastante en
la vida, todos sus placeres se volverán cenizas en su
boca al final. ¡Encontrará demasiado tarde que Dios
le hizo demasiado noble para satisfacerse con los
placeres chillones a los cuales había dedicado su vida
aquí, bajo el sol!
~ 120 ~
CAPÍTULO
24
~ 122 ~
Si la iglesia fuera un cuerpo sin ningún efecto de
parte del mundo podríamos entregar el problema
antes mencionado a los filósofos seculares y seguir
con nuestros negocios; pero la verdad sea dicha que
la iglesia también sufre de esta noción errada. Los
cristianos han caído en el hábito de aceptar al más
bullicioso y notorio entre ellos como el mejor y el más
grande. Ellos también han aprendido a igualar la
popularidad con la excelencia, y en un abierto desafío
al Sermón del Monte, ellos le han dado su aprobación
no al manso y humilde sino al que se impone por la
fuerza; no a los que lloran sino a los que están
seguros de sí mismos; no a los de limpio corazón que
ven a Dios sino al que busca la publicidad y los
titulares.
Si pudiéramos parafrasear a Wordsworth, las
líneas podrían leerse:
~ 126 ~
CAPÍTULO
25
~ 127 ~
Inglaterra fue un mejor lugar porque vivió una
pequeña dama. Ella escribió un solo libro, un librito
muy pequeño, que fácilmente podría meterse en el
bolsillo o la cartera, pero tiene tanto sabor y gusto, es
tan divino, tan celestial que ha hecho una
distribución distintiva a toda la gran literatura
mundial. La mujer a quien me refiero es la que se
llama la Dama Juliana.
Antes de que florezca su vida radiante y gloriosa
que la hizo famosa como una gran Cristiana en todo
el mundo, ella elevó una oración y Dios se la
concedió. Es con esta oración que me ocuparé en esta
oportunidad. La esencia de su oración fue ésta: <<¡Oh
Dios, por favor dame tres heridas, la herida de la
contrición y la herida de la compasión y la herida de
anhelar a Dios.>> Entonces ella agregó este pequeño
apéndice que creo es una de las mas lindas que he
leído: <<Esto lo pido sin condición.>> Ella no estaba
haciendo un trato con Dios. Ella quería tres cosas y
todas eran para la gloria de Dios. <<Pido estas cosas
sin condición. Padre, haz lo que te pido y entonces
mándame la cuenta a mí. Cueste lo que cueste, está
bien conmigo.>>
Todos los grandes Cristianos han sido almas
heridas. Es extraño lo que una herida hará por un
hombre. Aquí está un soldado que sale al campo de
batalla. Él está lleno de chistes y fuerza y
autoconfianza; entonces un día le atraviesa una
granada de metralleta y cae, un hombre sollozante,
abatido y derrotado. De repente todo su mundo
entero cae en colapso a su alrededor y este hombre,
en vez de ser el hombre grande, fuerte, de pecho
~ 128 ~
ancho que él pensaba que era, repentinamente se
convierte en un niño sollozante. Y se han visto casos,
se me ha dicho, en que lloran por sus madres cuando
están desangrándose y sufriendo en los campos de
batalla. No hay nada como una herida para quitarnos
la autoconfianza, para reducirnos a la niñez, de
nuevo hacernos pequeños y desvalidos a nuestros
propios ojos y estima.
Muchos de los personajes del Antiguo
Testamento fueron hombres heridos, abatidos de Dios
y afligidos en realidad, tal como su Señor lo fue
después de ellos. Considerad a Jacob, por ejemplo:
dos veces le afligió Dios, dos veces se encontró con
Dios y en ambos casos salió herido, y una vez fue una
herida física y cojeó por su muslo por el resto de su
vida. Y el hombre Elías ¿no fue él más que un teólogo,
más que un doctrinario? El era un hombre que había
sido abatido; él había recibido el golpe de la espada de
Dios y ya no era un simple miembro de la raza
Adánica manteniéndose en su propia autoconfianza;
él era un hombre que había tenido un encuentro con
Dios, que había sido derrotado y quebrantado delante
de Él. Y cuando Isaías vio al Señor alto y sublime, ya
sabéis lo que hizo para él. O considerad al hombre
Ezequiel, como fue humillado por Dios y se volvió
como un niño pequeño de nuevo. Y hubo muchos
otros.
El hombre herido es ahora un hombre derrotado.
Digo: el hombre de la descendencia de Adán fuerte, el
robusto y el que tiene confianza en sí mismo cesa en
su lucha; depone su espada y se rinde y la herida
termina con él. Hablemos de estas tres heridas en el
~ 129 ~
orden que se las menciona.
La primera es la herida de la contrición. Por los
últimos treinta años he oído decir que el
arrepentimiento es un cambio de la mente, y creo que
lo es, por supuesto, hasta donde sea verdad. Hemos
reducido al arrepentimiento a un cambio de mente.
Es un acto mental, por cierto; pero señalo que es
probable que el arrepentimiento no nos haga mucho
bien hasta que deje de ser únicamente un cambio de
la mente y llegue a ser una herida dentro de nuestro
espíritu. Ningún ser humano está arrepentido de
verdad hasta que su pecado le haya herido de muerte,
hasta que su herida le haya quebrantado y le haya
derrotado y le haya quitado toda la lucha
Y la autoconfianza y se vea así mismo como aquel
que clavó a su Salvador en la cruz.
No sé en cuanto a vosotros, pero la única manera
en que yo me pueda mantener bien con Dios es que
yo esté contrito, que mantenga un sentido de
contrición sobre mi espíritu. Ahora existen muchas
maneras baratas y fáciles de librarnos del pecado y
disponer del arrepentimiento. Pero los grandes
Cristianos dentro y fuera de la Biblia, eran aquellos
que fueron heridos con un sentido de contrición tan
grande que nunca perdieron el pensamiento y el
sentimiento que ellos personalmente habían
crucificado a Jesús. El gran Obispo Ussher solía ir
todas las semanas a la ribera del rio y allí todo el
sábado por la tarde se arrodillaba junto a un tronco y
se lamentaba por sus pecados delante de su Dios. Tal
vez ese haya sido el secreto de su grandeza.
~ 130 ~
Guardémonos y estemos alerta del
arrepentimiento vano y demasiado apresurado y, en
particular, cuidémonos de la falta de arrepentimiento
en absoluto. Somos una raza pecadora, damas y
caballeros, una gente pecaminosa, y hasta que el
conocimiento nos haya golpeado fuerte, hasta que nos
haya herido, y hasta que nos haya traspasado el
pequeño departamento de nuestra teología, no nos ha
hecho ningún bien. Un hombre puede creer en la
depravación total y no tener nunca ningún sentido de
ello para sí mismo. Muchos de nosotros creemos en la
depravación total, pero nunca hemos sido heridos con
el conocimiento que hemos pecado. ¡El
arrepentimiento es una herida que, ruego a Dios,
todos sintamos y recibamos!
Y entonces existe la herida de la compasión. La
compasión es una identificación emocional, y Cristo
tuvo ésta a la perfección. El hombre que tenga esta
herida de la compasión es uno que sufre junto con las
otras personas. Jesucristo nuestro Señor nunca más
podrá sufrir otra vez para salvarnos. Esto lo hizo, una
vez por todas, cuando se entregó a Sí mismo sin
mancha por medio del Espíritu Santo al Padre en la
cruz del calvario. Él ya no puede sufrir para
salvarnos, pero todavía Él tiene que sufrir para
ganarnos. Él no llama a Su pueblo a un sufrimiento
redentor. Eso es imposible, no puede ser. La
redención es una obra terminada.
Pero Él llama a Su pueblo a sentir junto con Él y
sentir junto con los que se regocijan y los que sufren.
Él llama a Su pueblo a ser como Él la clase de cuerpo
terrenal en el cual Él puede llorar de nuevo y sufrir
~ 131 ~
nuevamente y amar otra vez. Porque nuestro Señor
tiene dos cuerpos. Uno es el cuerpo que Él llevó al
árbol en el calvario; ese fue el cuerpo en el cual Él
sufrió para redimirnos. Pero Él tiene un Cuerpo en la
tierra ahora, compuesto de aquellos que han sido
bautizados en Él por el Espíritu Santo en la
conversión. En ese Cuerpo Él ahora sufriría para
ganar a los hombres. Pablo dijo que él se sentía feliz
que él podía vivir para los colosenses y completar la
medida de las aflicciones de Cristo en Su cuerpo por
el bien de la iglesia.
Mis hermanos, no sé si logre aclarároslo o no. Sé
que cosas como éstas tienen que sentirse o
experimentarse más bien que comprenderse, pero el
hombre herido no es nunca uno que busca la
felicidad. Hay una ignominiosa búsqueda
irresponsable de la felicidad entre nosotros. Durante
los últimos años, al observar la escena humana y ver
vivir y morir la gente que profesa a Dios, he visto que
la mayoría de nosotros preferiría ser feliz que sentir
las heridas y dolores de otras personas. No creo que
sea la voluntad de Dios que busquemos ser felices,
sino más bien que seamos santos y útiles. El hombre
santo es el hombre útil y es probable que también sea
un hombre feliz; pero si busca la felicidad y se olvida
de la santidad y la utilidad, es un hombre carnal. Yo,
en cuanto a mí respecta, no quiero arte ni parte en el
gozo religioso carnal. Hay ocasiones en las que es
pecaminoso ser feliz. Cuando Jesús, nuestro Señor,
estaba sudando en el huerto o colgado de la cruz. Él
no podía estar feliz. Él era << el varón de dolores,
experimentado en quebranto>>.
~ 132 ~
Y los grandes santos del pasado, que
conquistaron y capturaron parte del mundo para
Jesús, cuando estaban en su trabajo no estaban
felices. La mujer, dijo Jesús, que estaba dando a luz,
no estaba feliz en el periodo de sus dolores, pero en el
momento de su alumbramiento ella se regocija porque
un varón había nacido en el mundo. Vosotros y yo
somos, en un sentido, llamados a ser madres en
Israel, aquello a quienes el Señor puede hacer sufrir y
afligir y amar y comparecerse nuevamente para traer
hijos al nuevo nacimiento.
Tercero, existe la herida de anhelar a Dios. Esta
pequeña mujer quería anhelar a Dios con un deseo
que se convirtiera en un dolor en su corazón. Ella
quería estar enferma de amor. En efecto, ella oró:
<<¡Oh Dios, que te anhele tanto que se convierta en
una herida en mí corazón de la cual no sane
nunca.>> Hoy, el aceptar a Cristo se convierte en una
meta. Ese es el fin. Y todo el evangelismo conduce a
una sola cosa: conseguir que loa números crecientes
de personas acepten a Cristo, y allí le ponemos punto.
Mi crítica de la mayoría de nuestras conferencias
bíblicas es que gastamos nuestro tiempo contando de
nuevo los tesoros que tenemos en Cristo pero no
llegamos nunca al lugar donde algo de lo que está en
Cristo se introduce en nosotros. Él os ha bendecido
con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo, pero vosotros no podéis comprar
alimento con el dinero en el banco como tampoco
podéis vivir de los tesoros que están en Cristo a
menos que ellos también hayan sido experimentados
por vosotros.
~ 133 ~
Así que muchos de nosotros decimos, <<Bien,
asistiré a otra conferencia bíblica>>, o <<tomaré otro
curso>>, o <<compraré un libro>>. ¡Mis amigos, lo
que necesitamos no es más instrucción; nos han
matado con instrucción! ¿Dónde en todo el mundo
hay más enseñanza fundamentalista bíblica que en
Chicago? Es la Meca del fundamentalismo. Este es el
Vaticano del Evangelicalismo. Tenemos en casa
cuadernos amontonados que cubren un lapso de
veinticinco años. Nos dicen de alguna nueva luz
marginal, algún texto, o alguna ilustración nueva que
alguien nos dio para enseñar una doctrina. Pero, ¡Oh,
qué criaturas más débiles somos! ¡Qué personas más
carentes de gozo somos!
Notad la paradoja: El ser feliz y perdonado y, sin
embargo ser herido y recordar el dolor; gozar de la paz
de la obra terminada de Cristo y, sin embargo sufrir
para ganar a otros; encontrar a Dios y; sin embargo,
perseguirle siempre a Él. Cuando Moisés vio la gloria
de Dios, él pidió poder ver más. Cuando Dios le reveló
que había hallado gracia, él quería más gracia.
Recordad esto: El hombre que tenga más de Dios es el
hombre que esté buscando más ardientemente más
de Dios.
Un hombre hablaba de <<una sed inquieta,
sagrada, un deseo infinito>>, y eso es lo que yo
anhelo para mí en mi propio corazón. Entre los
santos plásticos de nuestra vida, Jesús tiene que
hacer todo el morir y todo lo que queremos es
escuchar otro sermón acerca de Su muerte; Jesús
lleva todo el dolor y nosotros queremos ser felices.
Pero, mis hermanos, si fuésemos lo que debiésemos
~ 134 ~
ser, anhelaríamos buscar el conocer en la experiencia
el significado de las palabras: <<De cierto, de cierto os
digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y
muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto
(Juan 12:24).
Estoy muy profundamente preocupado que
vosotros y yo hagamos algo más que escuchar, que
nos atrevamos a ir a Dios como la Dama Juliana y
vayamos a pedirle una herida fiel y paternal -tal vez
tres heridas si os place; para herirnos con el sentido
de nuestra indignidad pecaminosa de la cual nunca
nos libremos-; que nos hiera con el sufrimiento del
mundo y los dolores de la iglesia; y que nos hiera con
el anhelo se buscar a Dios, una sed, una sed sagrada,
y un anhelo que nos conduzca hacia la perfección.
~ 135 ~
<<Dios ama el ser deseado, Él ama el ser buscado,
Porque Él mismo nos buscó con tal anhelo y amor,
Él murió por desearnos, ¡Maravilloso pensamiento!
Y Él anhela ahora que nosotros estemos con Él en lo
alto>>.
~ 136 ~
CAPÍTULO
26
~ 140 ~
CAPÍTULO
27
~ 141 ~
misericordia de Dios en las mentes de millones, una
lástima que hace largo tiempo degeneró en lástima de
si mismo. La culpa de la condición se ha desplazado a
Dios, y la muerte de Cristo para el mundo ha sido
tornada en un acto de penitencia de parte de Dios. En
el drama de la redención el hombre se ve como la
Señorita Cenicienta que por largo tiempo ha estado y
ha sido oprimida y maltratada pero ahora, por las
obras heroicas del más noble de los Hijos de la
Tierra, está por vestirse con su radiante vestimenta y
adelantarse como la Reina.
Este es un humanismo romántico teñido con
Cristianismo, un humanismo que ha tomado partido
con los rebeldes y excusa a aquellos quienes por
palabra, pensamientos y actos glorificarían al hombre
caído y, si fuera posible, derribarían y derrocarían a
Dios de Su alto y sublime Trono en los Cielos.
Según esa filosofía, los hombres nunca realmente
tienen la culpa por nada; la excepción sería el hombre
que insiste que los hombres, sin lugar a dudas,
tienen la culpa por algo. En este mundo oscuro de
sentimiento piadoso, todas las religiones son iguales y
cualquier hombre que insista que la salvación es por
Jesucristo sólo es un fanático intolerante o un
aburridor.
Así que sumamos nuestra luz religiosa, que si se
dijera la verdad, no es más que la oscuridad visible;
discutimos la religión en la televisión y en la prensa
como un tipo de juego, tal como discutimos el arte y
la filosofía, aceptando como una de las reglas del
juego, que no hay una prueba final para la verdad y
que la mejor religión es una composición o suma de lo
~ 142 ~
mejor en todas las religiones. Así que tenemos la
verdad por voto de la mayoría y así dice el Señor por
consenso o consentimiento común.
Una característica de esta clase de cosas es la
timidez. Se admite que la religión podría ser preciosa
para ciertas personas, pero nunca tendría suficiente
importancia como para causar división o arriesgarse a
herir los sentimientos de alguien. En todas nuestras
discusiones nunca debería existir ningún rasgo de
intolerancia; pero es obvio que olvidamos que los más
fervientes devotos de la tolerancia, invariablemente
son intolerantes con todos los que hablan acerca de
Dios con certeza. Y no debe existir fanatismo ni
intolerancia, que es el nombre que ellos dan a la
seguridad espiritual de parte de aquellos que no
disfrutan de ella.
El deseo de agradar puede ser agradable y
encomiable bajo ciertas circunstancias, pero cuando
el agradar a los hombres significa desagradar a Dios,
es un mal absoluto e ilimitado, completo y entero y no
debería tener cabida en el corazón del Cristiano. El
estar bien con Dios a menudo ha significado tener
problemas con los hombres. Esta es una verdad
común que uno vacila en mencionar; sin embargo,
pareciera que la mayoría de los Cristianos la han
pasado por alto.
Hay una noción que para ganar a un hombre hay
que estar de acuerdo con él. En realidad lo opuesto es
la verdad. G.K. Chesterton comentó que cada
generación se ha tenido que convertir por el hombre
que más contradecía. El hombre que va en una
dirección errada nunca va a corregirse por el
~ 143 ~
religionista afable y amable que sigue sus pasos y
marcha a su lado por el mismo camino. Alguien tiene
que atraversársele en el camino e insistir que el
hombre descarriado dé media vuelta y vaya en la
dirección correcta.
Por supuesto que existe un sentido en el cual
estamos todos en el mismo problema y desorden
juntos, y por estas razones hay ciertas áreas de
actividad normal en que todos podemos estar de
acuerdo. El Cristiano no va a alegar meramente para
ser diferente, pero dondequiera que las normas
morales y las posturas religiosas de la sociedad
difieran de las enseñanzas de Cristo, expresará
rotundo desacuerdo. Él no admitirá la validez de la
opinión humana cuando la Palabra de Dios es clara.
Algunas cosas no son debatibles: no tienen ningún
otro lado. Existe un solo lado.
Cuando los hombres creen en Dios hablan con
valor. Cuando están dudas entran en conferencias,
componendas y compromisos. Mucho de lo que se
habla en los círculos religiosos actuales no es más
que racionalización incierta; y a esto lo llaman
“hablar en el diálogo contemporáneo”. Es imposible
imaginarse a Elías o Moisés en tal ocupación.
¡Todos los líderes Cristianos han sido
dogmáticos! Para tales hombres dos más dos eran
cuatro. A cualquiera que insista o negar el juicio
sobre ello se le despide de manera sumaria como
frívolo. ¡Ellos únicamente se interesaban en el
encuentro de las mentes si acordaban que el
encuentro sería sobre suelo santo!¡Podríamos usar
algo de dogmatismo santo en nuestros días!
~ 144 ~
CAPÍTULO
28
~ 148 ~
6. Con Dios hay perdón. << ¡Jehová! ¡Jehová!
Fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y
grande en misericordia y verdad; que guarda
misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la
rebelión y el pecado>>, dice Éxodo 36:6 y 7 en el
Antiguo Testamento. <<Para que sepáis que el Hijo
del Hombre tiene potestad en la Tierra para perdonar
pecados>>, afirma el Nuevo Testamento en Mateo 9:6.
La misericordia de Dios se encabeza en el
Hombre Cristo Jesús quien es Dios y hombre por el
misterio de la Encarnación. Él puede perdonar y
perdona el pecado porque el pecado fue cometido
contra Dios en primera instancia. El alma en Cristo
ha encontrado al Único que importa. Su problema
más pesado se ha solucionado; su filosofía básica es
sólida; sus verdaderos ojos han sido abiertos y sabe
distinguir entre lo verdadero y falso.
7. Únicamente lo que Dios protege está seguro.
Todo lo demás perece con el uso, o con guardarse, o
acumularse, o atesorarse. Pablo conocía este secreto
cuando escribió en 2ª Timoteo 1:12: <<Porque yo sé a
quién he creído, y estoy seguro que es poderoso, para
guardar mi depósito para aquel día. >>.
~ 149 ~
CAPÍTULO
29
~ 150 ~
atractiva y una reputación superior en cuanto a la
santidad.
Nuestro Señor Jesús, ese gran Pastor de las
ovejas, no ha dejado a Su rebaño a la merced de los
lobos. Nos ha dado las Sagradas Escrituras, el
Espíritu Santo y los poderes naturales de la
observación, y Él espera que nosotros nos valgamos
de su ayuda de manera constante. <Examinadlo todo;
retened lo bueno> escribió Pablo en 1°
Tesalonicenses 5:21. <Amados, no creáis a todo
espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios;
porque muchos falsos profetas han salido por el
mundo>, dice en 1° Juan 4:1. <Guardaos de los
falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de
ovejas, pero por dentro son lobos rapaces>, dijo Jesús
según Mateo 7:15. Entonces en el versículo siguiente
agrega la palabra mediante la cual pueden ser
probados: <Por sus frutos los conoceréis> (Mateo
7:16).
De esto no sólo se hace evidente y desprende que
habrá espíritus falsos en el mundo, haciendo peligrar
nuestras vidas Cristianas, sino que deben ser
identificados y conocidos por lo que son. Y, por
supuesto, una vez que nos damos cuenta de su
identidad y aprendamos sus tretas y tramas, su
poder para dañarnos desaparece. <Porque en vano se
tenderá la red ante los ojos de toda ave>, dice el sabio
Salomón en Proverbios 1:17.
Es mi intención desplegar aquí un método
mediante el cual podamos probar los espíritus y
comprobar todas las cosas religiosas y morales que
llegan hasta nosotros, o alguien nos ofrece. Y
~ 151 ~
mientras que tratemos con estos asuntos, debiéramos
mantener en mente que no todas las divagaciones
religiosas son obra de Satanás. La mente humana es
capaz de bastante mal sin ayuda del diablo. Algunas
personas tienen un genio positivo para confundirse, y
se equivocan en distinguir entre la ilusión y la
realidad a plena luz meridiana del día con la Biblia
abierta por delante. <Y tened entendido que la
paciencia de nuestro Señor es para salvación; como
también nuestro amado hermano Pablo, según la
sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en
todas sus epístolas hablando en ellas de estas cosas:
entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las
cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como
también las otras Escrituras, para su propia
perdición. (2º Pedro 3:15 y 16)
No es probable que los apóstoles confirmados de
la confusión lean lo que está escrito aquí, o que ellos
aprovechen mucho si lo hicieran, pero hay muchos
Cristianos juiciosos que han sido descaminados, pero
son suficientemente humildes para admitir sus
errores y ahora están listos para regresar al Pastor y
Obispo de sus almas. Pueden ser rescatados de los
senderos falsos. Aún más importante, sin duda es
que hay gran número de personas que no han dejado
el camino de la verdad, pero que sí quisieran una
regla para hacer una prueba por medio de la cual
pudieran probar la calidad de la enseñanza y de la
experiencia Cristiana a medida que entran en
contacto con ella día tras día, a través de sus
ocupadas vidas. Para dichas personas, pongo a
disposición un pequeño secreto por medio del cual he
~ 152 ~
probado mis propias experiencias espirituales e
impulsos religiosos durante muchos años.
Presentada de manera escueta, la prueba es esta:
Esta nueva doctrina, este nuevo hábito religioso, este
nuevo punto de vista de la verdad, esta nueva
experiencia espiritual ¿cómo ha afectado mi actitud y
mi relación con Dios, con Cristo con las Sagradas
Escrituras, conmigo mismo, con otros Cristianos, con
el mundo y con el pecado? Por intermedio de esta
prueba séptuple podemos probar todo lo religioso y
saber, sin lugar a dudas, si es Dios, o no lo es.
Por el fruto del árbol conocemos la clase de árbol
que es. Así también, no tenemos más que preguntar
acerca de cualquier doctrina o experiencia. ¿Qué me
está haciendo esto a mí? Y sabremos de manera
inmediata si es de lo alto, o de abajo.
1. Una prueba vital de toda experiencia religiosa
es cómo afecta nuestra relación con Dios, nuestro
concepto de Dios y nuestra actitud hacia Él.
Porque Dios es quién Él es, siempre tiene que ser
el árbitro supremo de todas las cosas religiosas. EL
universo cobró existencia como un medio por el cual
el Creador pudiera mostrar y demostrar Sus
perfecciones a todos los seres morales e intelectuales:
<<Yo Jehová; éste es Mi nombre; y a otro no daré Mi
gloria, ni Mi alabanza a esculturas>> (Isaías 42:8).
<<Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el
poder; porque Tú creaste todas las cosas, y por Tu
voluntad existen y fueron creadas>> (Apocalipsis
4:11).
La Salud y el equilibrio del universo requieren
que en todas las cosas Dios sea magnificado o
~ 153 ~
exaltado, <<Grande es Jehová, y digno de suprema
alabanza; Y Su grandeza inescrutable>> (Salmo
145:3). Dios actúa únicamente para Su gloria y todo
lo que de Él procede es para Su propio honor.
Cualquier doctrina, cualquier experiencia que sirva
para magnificarle es probable que sea inspirada por
Él. Por el contrario, cualquier cosa que oscurezca o
empañe Su gloria, o Le haga a Él aparecer menos
maravilloso, por cierto es de la carne o del diablo.
El corazón del hombre es como un instrumento
musical y puede tocarlo el Espíritu Santo, un espíritu
maligno, o el espíritu del hombre mismo. Las
emociones religiosas son muy parecidas, no importa
quién sea el que as toque. Muchas emociones o
sentimientos de placer pueden ser despertados o
evocados en el alma por la adoración vil o hasta
idólatra. La monja que se arrodilla <<arrobada en
adoración>> delante de una imagen de Virgen tiene
una experiencia religiosa genuina. Ella siete amor,
asombro y reverencia, todas emociones agradables,
tan ciertamente como si estuviera adorando a Dios.
Las experiencias místicas de los hindúes, o de los
sufis mahometanos de la Persia no pueden ser
totalmente descartadas como mera pretensión. Ni
tampoco podemos echar a un lado los altos vuelos
religiosos de los espiritistas y otros en el ocultismo
como mera imaginación. Éstos pueden tener, y a
veces tienen, encuentros genuinos con algo más allá
de sí mismos. En la misma manera, los Cristianos a
veces son conducidos a experiencias emocionales que
están más allá de su poder de comprensión. Me he
encontrado con tales personas y me han preguntado
~ 154 ~
con ansiedad si su experiencia era de Dios, o no lo
era.
La gran prueba es: ¿Qué ha hecho esto para mi
relación con el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo? Si éste nuevo punto de vista de la verdad
- éste nuevo encuentro con las cosas espirituales –
me ha hecho amar más a Dios, si le ha magnificado a
mis ojos, si ha purificado mi concepto de Su ser y ha
sido la causa que El aparezca más maravilloso que
antes, entonces yo puedo llegar a la conclusión que
yo no he vagado, ni me he extraviado en los senderos
placenteros pero peligrosos y prohibidos del error.
2. La próxima prueba es: ¿Cómo ha afectado ésta
nueva experiencia a mi actitud hacia el Señor
Jesucristo? Cualquier lugar que una religión de los
tiempos contemporáneos pueda darle o designarle a
Cristo, Dios le da a Él todo lugar en la tierra y en el
cielo. <Éste es mi Hijo Amado, en quién tengo
complacencia>, habló la voz de Dios desde el Cielo
con respecto a nuestro Señor Jesús, según se relata
en Mateo 3:17. Pedro, lleno del Espíritu Santo,
declaró: <Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de
Israel, que a éste Jesús a quien vosotros
crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo>
(Hechos 2:36). Jesús dijo de Sí mismo: <Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,
sino por Mi> (Juan 14:6) Nuevamente, Pedro dijo de
Él, <Y en ningún otro hay salvación: porque no hay
otro nombre bajo el Cielo, dado a los hombres, en que
podamos ser salvos. (Hechos 4:12). El libro entero de
Los Hebreos está dedicado a la idea que Cristo está
por encima de todos los demás. Se demuestra cómo
~ 155 ~
Él es superior a Aarón y a Moisés, e incluso a los
ángeles se les llama a caer o a postrarse delante de Él
y adorarle. Pablo dice que Él es la imagen del Dios
invisible, que en Él mora la plenitud de la Deidad
corporalmente y que en todas las cosas Él tiene la
preeminencia. Pero me faltaría el tiempo para
contarles de la gloria que Le atribuyen a Él los
profetas, los patriarcas, los apóstoles, los santos, los
ancianos, los salmistas, los reyes y los serafines. Él es
hecho para nosotros sabiduría y justicia y
santificación y redención, según 1 Corintios 1:30. Él
es nuestra esperanza, nuestra vida, nuestro todo en
todo, ahora y para siempre.
Porque todo esto es verdad, queda en claro que
Él tiene que levantarse como el centro de toda
verdadera doctrina, toda práctica aceptable y toda
experiencia Cristiana genuina. Todo lo que hace que
Él sea menos de lo Dios ha declarado que Él sea,
tiene que ser pura ilusión y simple engaño y tiene que
ser rechazado, no importa cuán placentero, o
satisfactorio pareciera ser por el momento.
El Cristianismo sin Cristo parece sonar como
una contradicción, pero existe como un fenómeno real
en nuestros días. Mucho de lo que se hace en el
nombre de Cristo es falso en que es concebido por la
carne, incorpora métodos carnales, y persigue fines
carnales. A Cristo se Le menciona de vez en cuando
de la misma forma en que un político que persigue
sus propios fines menciona a Abraham Lincoln o la
bandera para proveer un frente sagrado para
actividades carnales y para engañar a los oyentes de
~ 156 ~
corazón ingenuo. La trampa en esto es que Cristo no
es el centro de todo: Él no es todo en todo.
Por otra parte, hay experiencias síquicas que
emocionan, conmuevan y estremecen al que las
buscan y le conducen a creer que él se ha encontrado
con el Señor y ha sido llevado al tercer cielo; pero la
verdadera naturaleza del fenómeno se descubre más
tarde cuando el rostro, o la faz de Cristo comienza a
borrarse de la conciencia de la víctima y ésta
comienza a depender más y más de estas cumbres
emocionales como prueba de su espiritualidad.
Sí, por otra parte, la nueva experiencia tiende a
hacer a Cristo más indispensable, si aparta nuestro
interés de todos nuestros sentimientos y emociones y
lo centra en Cristo, estamos bien encaminados. Todo
lo que hace que Cristo sea más amado por nosotros
es bastante seguro que sea de Dios.
3. Otra prueba o revelación de la solidez de la
experiencia religiosa: ¿Cómo afecta mi actitud hacia
las Sagradas Escrituras?
Esta nueva experiencia, este nuevo punto de
vista de la verdad, ¿Nace y surge de la Palabra de
Dios misma, o era el resultado de algún estímulo que
radicaba o residía fuera de la Biblia? Los Cristianos
de corazón tierno suelen llegar a ser víctimas de
fuertes presiones psicológicas aplicadas intencional o
inocentemente por algún testimonio personal, o por la
historia coloreada que cuenta un predicador ferviente
que tal vez habla con finalidad o autoridad profética,
pero no ha comparado su historia con los hechos ni
ha comprobado la exactitud de sus conclusiones por
la Palabra de Dios.
~ 157 ~
Todo lo que se origina fuera de las Sagradas
Escrituras debiera, por esta misma razón, quedar
bajo sospecha hasta que se pueda mostrar que está
de acuerdo con ellas. Si se llegara a encontrar que es
contario a la Palabra revelada de verdad, ningún
Cristiano verdadero aceptará que es de Dios. No
importa cuán emocional sea su contenido, ninguna
experiencia puede probarse como genuina a menos
que podamos encontrar el capitulo y versículo como
autoridad para ella en las Escrituras. La palabra y el
testimonio tienen que ser la última y prueba final.
Todo lo que sea nuevo o singular debería mirarse
con mucha precaución hasta que se provea la
respuesta escritural de su validez. Durante el último
medio siglo, un número de nociones no escriturales
han ganado aceptación entre los Cristianos que
reclaman que están entre las verdades que han de ser
reveladas en los postreros días. Por cierto, dicen los
que abogan por la teología de la luz de los últimos
días, Agustín no lo supo, Lutero tampoco lo sabía, ni
Juan Knox, ni Wesley, ni Finney, y Spurgeon no
comprendió esto; pero mayor luz ha brillado ahora
sobre el pueblo de Dios y, nosotros de estos últimos
días, tenemos la ventaja de un revelación más
completa.
No deberíamos cuestionar esta nueva doctrina ni
retraernos de una experiencia avanzada. El Señor
está preparando a Su Esposa para la Cena de las
Bodas del Cordero. Todos deberíamos rendirnos a
este nuevo mover del Espíritu. Así nos dicen.
La verdad es que la Biblia nos enseña que habrá
nueva luz ni experiencia espiritual avanzada en lo
~ 158 ~
postreros días; en realidad, enseña exactamente lo
contrario. Nada ni en Daniel, ni en las Epístolas del
Nuevo Testamento se puede torcer ni torturar para
propugnar la idea que nosotros se los fones de la era
Cristiana gozaremos de luz que no fue conocida en su
principio. Cuidado con cualquier hombre que
pretende o reclama ser más sabio que los apóstoles o,
más santo que los mártires de la Iglesia Primitiva. La
mejor manera de tratar con él, es pararse y salir de
su presencia. Vosotros no podéis ayudarle a él y, por
cierto, que él no puede ayudaros a vosotros.
Reconozcamos, sin embargo, que las Escrituras
no son siempre claras y que existen diferencias de
interpretación entre hombres igualmente sinceros,
pero este examen proveerá toda la prueba necesaria
para todo lo religioso, y es: ¿Qué hace en cuanto a mi
amor y aprecio por las Sagradas Escrituras?
Mientras que el verdadero poder reside no en la
letra del texto sino en el Espíritu Santo que la inspiró,
nunca deberíamos desestimar el valor de la letra. El
texto de la verdad tiene la misma relación con la
verdad como el panal con la miel. El primero es el
receptáculo para la otra. Pero allí termina la analogía.
La miel puede sacarse del panal, pero el Espíritu de la
verdad no puede extraerse, y no opera aparte de la
letra de las Sagradas Escrituras. Por esta razón, un
conocimiento siempre creciente del Espíritu Santo
significará un amor creciente por la Biblia. Las
Escrituras impresas son lo que Cristo es en persona.
La palabra inspirada es como un fiel retrato de Cristo.
Pero de nuevo se rompe la figura literaria. Cristo está
en la Biblia como nadie puede encontrarse en un
~ 159 ~
mero cuadro, porque la Biblia es un libro de ideas
santas y la Palabra eterna del Padre puede morar y
mora en el pensamiento que Él mismo inspira. Los
pensamientos son cosas, y los pensamientos de las
Sagradas Escrituras forman un templo sublime para
la morada de Dios.
4. De nuevo, podemos probar la calidad de la
experiencia religiosa por su efecto sobre la vida del
“yo”, o del “ego”.
El Espíritu Santo y el yo o ego humano caído
están diametralmente opuestos el uno al otro.
<Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el
del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen
entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis>
(Gálatas 5:17). <Porque los que son de la carne
piensan en las cosas de la carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu. …Por cuanto los
designios de la carne son enemistad contra Dios;
porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco
pueden” (Romanos 8:5, 7).
Antes que el Espíritu de Dios pueda operar en
forma creativa en nuestros corazones. Él tiene que
condenar y matar a la “carne” dentro de nosotros;
esto es, Él tiene que tener nuestro consentimiento
total para desplazar a nuestro yo natural con la
Persona de Cristo. Este desplazamiento se explica
cuidadosamente en Romanos capítulos 6, 7 y 8.
Cuando el Cristiano que busca ha pasado la
experiencia de la crucifixión descrita en los capítulos
6 y 7, él entra en las regiones amplias y libres del
capítulo 8. Allí el yo es destronado y Cristo es
entronizado para siempre.
~ 160 ~
A la luz de esto, no es difícil ver por qué la actitud
del Cristiano hacia sí mismo es una prueba o examen
tan válido de las experiencias Cristianas. La mayoría
de los grandes maestros de la vida profunda, tales
como Francisco de Salignac de la Motte, o Fenelón,
Miguel de Molinos, Juan de la Cruz, Madame Guyon y
una hueste de otros, han advertido contra las
experiencias seudoreligiosas que proveen mucho
deleite carnal, pero alimentan la carne e hinchan el
corazón de amor consigo mismo.
Una buena regla es ésta: Si esta experiencia ha
servido para humillarme y empequeñecerme y
envilecerme a mis propios ojos, es de Dios; pero si me
ha dado un sentimiento de autosatisfacción, es falso y
debería despedirse como una emanación del yo o del
diablo. Nada que proceda de Dios va a ministrar a mi
orgullo o congratularme a mí mismo. Si me siento
tentado a la complacencia y me siento superior
porque he tenido una visión notable o una
experiencia espiritual avanzada, yo debería
inmediatamente caer de rodillas y arrepentirme de
todo asunto. He caído víctima del enemigo.
5. Nuestra relación y nuestra actitud hacia
nuestros compañeros y hermanos Cristianos es otra
prueba o examen exacto de la experiencia religiosa.
A veces un Cristiano sincero, después de un
encuentro espiritual notable; se retrae o aparta de
sus compañeros creyentes y desarrolla un espíritu de
crítica, o encuentra faltas. Es posible que esté
sinceramente convencido que su experiencia sea
superior, que ahora se encuentra en un estado
avanzado de la gracia, y que el vulgo en la iglesia
~ 161 ~
donde él asiste no es más que una multitud
mezclada, y que él solo es el hijo de Israel. Es posible
que luche para ser paciente con estos religiosos
mundanos, pero su suave lenguaje y sonrisa
condescendiente revelan su verdadera opinión de
ellos -y de sí mismo-. Este es un estado peligroso de
la mente, y es más peligroso porque puede justificarse
por los hechos. El hermano ha tenido una experiencia
maravillosa; él ha recibido alguna luz maravillosa
sobre las Escrituras; él ha entrado a una tierra
gozosa desconocida para él antes. Y es fácil que sea la
verdad y que los profesantes Cristianos con quienes
tiene amistad son mundanos y aburridores y sin
entusiasmo espiritual. No es que él esté equivocado
en sus hechos que comprueba que él esté en el error,
sino que su reacción a los hechos es de la carne. Su
nueva espiritualidad ha sido menos caritativa y
amante.
La Dama Juliana nos cuenta en su inglés arcaico
cómo la gracia Cristiana afecta nuestra actitud hacia
otros: <¡Porque todas las cosas, la contemplación y
amor del Hacedor hacen que el alma perezca menos a
su propia vista, y le llena más con temor reverente y
verdadera mansedumbre; con bastante caridad a sus
hermanos Cristianos!> Cualquier experiencia religiosa
que fracasa en profundizar nuestro amor para
nuestros hermanos Cristianos, con toda seguridad
puede calificarse de espúrea.
El Apóstol Juan pone a nuestro amor por
nuestros hermanos Cristianos como una prueba de la
fe verdadera. <Hijitos míos, no amemos de palabra ni
de lengua, sino de hecho y en verdad. Y en esto
~ 162 ~
conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos
nuestros corazones delante de Él> (1ª Juan 3:18-19)
En Primera de Juan 4:7 y 8 dice: <Amados,
amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios, y
conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios;
porque Dios es amor.>
A medida que crecemos en la gracia crecemos en
el amor hacia todo el pueblo de Dios. <Todo aquel que
ama al que engendró, ama también al que ha sido
engendrado por Él> (1 Juan 5:1.) Sencillamente, esto
quiere decir que si amamos a Dios, también
amaremos a Sus hijos. Toda experiencia verdadera
profundizará nuestro amor por otros Cristianos.
Por esta razón llegamos a la conclusión que todo
lo que nos separe en persona o en corazón de otros
hermanos Cristianos no es de Dios, sino que es de la
carne, o del diablo. Y, por otra parte, todo lo que sea
la causa de amor por los hijos de Dios es probable
que sea de Dios. <En esto conocerán todos que sois
mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los
otros> (Juan 13:35).
6. Otra prueba segura de la fuente de la
experiencia religiosa es ésta. Notad cómo afecta
vuestra relación y vuestra actitud hacia el mundo.
Por “el mundo” no quiero decir, por supuesto, el
hermoso orden de la naturaleza que Dios ha creado
para el gozo y deleite de la humanidad. Ni tampoco
quiero decir el mundo de los hombres perdidos en el
sentido empleado por nuestro Señor cuando Él dijo,
<Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en
Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
~ 163 ~
no envió Dios a Su Hijo al mundo para condenar al
mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él>
(Juan 3:16 y 17). Cualquier toque de Dios en el alma
profundizará nuestra apreciación de las bellezas de la
naturaleza en intensificará nuestro amor por los
perdidos. Me refiero a otra cosa absolutamente
diferente.
Permitamos que un apóstol lo diga para nosotros:
<Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la
carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la
vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el
mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la
voluntad de Dios permanece para siempre> (1ª Juan
2:16 y 17).
Este es el mundo mediante el cual podemos
probar los espíritus. Es el mundo de los deleites
carnales, de los placeres sin Dios, de las búsquedas
de las riquezas terrenales y la reputación y felicidad
pecaminosa. Sigue adelante sin Cristo, siguiendo el
consejo de profanos y siendo animado por el príncipe
de la potestad del aire, el espíritu que opera en los
hijos de desobediencia (Efesios 2:2). Es religión en
una forma de piedad, sin poder, que tiene nombre de
estar viva, pero está muerta. En breve o resumidas
cuentas, la sociedad humana no regenerada brinca
camino al infierno, lo opuesto exactamente de la
verdadera Iglesia de Dios, que es una sociedad de
almas regeneradas que con sobriedad y con gozo van
camino al Cielo.
Cualquier verdadera obra de Dios en nuestro
corazón tendrá tendencia de incapacitarnos para la
compañía y el compañerismo con el mundo. <No
~ 164 ~
améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.
Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en
él> (1ª Juan 2:15). <No os unáis en yugo desigual
con los incrédulos; porque ¿Qué compañerismo tiene
la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz
con las tinieblas?> (2ª Corintios 6:14). Podemos
declarar sin equivocarnos que cualquier espíritu que
permita compromiso o componendas con el mundo es
un espíritu falso. Cualquier movimiento religioso que
imite al mundo en cualquiera de sus manifestaciones
es falso a la cruz de Cristo y es de parte del diablo -y
esto, a pesar de cuánto se fanfarronean sus líderes
acerca de “aceptar a Cristo” o “permitir que Dios dirija
su negocio”.
7. La última prueba de genuinidad de la
experiencia Cristiana es qué hace de nuestra actitud
hacia el pecado.
Las operaciones de la gracia dentro del corazón
de un hombre creyente tornará ese corazón alejándolo
del pecado y hacia la santidad. <Porque la gracia de
Dios se ha manifestado para salvación a todos los
hombres, ensenándonos que, renunciando a la
impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este
siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la
esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa
de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo> (Tito 2;
11 a 13).
Yo no veo cómo pudiera ser más claro. La misma
gracia que salva enseña a ese hombre salvado en su
interior, y su enseñanza es tanto negativa como
positiva. En forma negativa, nos enseña iniquidad y
los deseos carnales o lujuria. De manera positiva, nos
~ 165 ~
enseña a vivir sobriamente, en justicia y rectitud y
santidad en este mundo actual.
El hombre de corazón honrado no encontrará
dificultad aquí. No tiene más que revisar su propia
inclinación para descubrir si está preocupado acerca
del pecado en su vida más o menos desde que se
realizó la supuesta obra de la gracia. Todo lo que
debilita su odio por el pecado puede identificarse
inmediatamente como falso a las escrituras. Todo lo
que hace más atractiva la santidad, y al pecado más
intolerable puede aceptarse como genuino. <Porque
Tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El
malo no habitará junto a Ti. Los insensatos no
estarán delante de Tus ojos; Aborreces a todos los que
hacen iniquidad> (Salmo 5:4 y 5).
Jesús advirtió en Marcos 13:22: <Porque se
levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán
grandes señales y prodigios, de tal manera que
engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.>
Estas mismas palabras describen nuestros días
demasiado bien para que sea coincidencia. ¡Escribo
en la esperanza de que los “escogidos” puedan sacar
provecho de estos exámenes o pruebas! ¡El resultado
está en las manos de Dios!
~ 166 ~
CAPÍTULO
30
El aburrimiento religioso
~ 170 ~
pleno con Cristo? Por supuesto que la respuesta a
todas esas preguntas es no.
¡Estamos pagando un precio espantoso por
nuestro aburrimiento religioso! ¡Y eso en el momento
de peligro mortal del mundo!
~ 171 ~
CAPÍTULO
31
~ 173 ~
por ser negligente en proveer liderazgo sino por vivir
demasiado parecido al mundo.
Eso, sin embargo, no es lo que quería decir el
confundido eclesiástico cuando descubre su alma en
público. Más bien, supone de manera errónea que la
Iglesia de Dios ha sido dejada en la Tierra para
ministrar buena esperanza y gozo en el mundo en
cantidades tales que pueda ignorar, o menospreciar a
Dios, rechazar a Cristo, glorificar la carne humana
caída y perseguir sus propios fines egoístas en paz. El
mundo quiere que la Iglesia añada un toque delicado
a sus esquemas carnales, u que esté allí para
ayudarla a ponerse en pie y acostarla cuando llega a
casa ebria después de los placeres carnales.
En primer lugar, la Iglesia no ha recibido tal
comisión o cometido de su Señor y, en segundo lugar,
el mundo nunca ha mostrado mucha disposición a
escuchar a la Iglesia cuando ésta hablara en su
verdadera voz profética. La actitud del mundo hacia el
verdadero hijo de Dios es precisamente la misma que
las ciudades de Feria de Vanidades hacia Cristiano y
sus compañeros. <<Por lo tanto, los tomaron y los
azoraron, y los enlodaron, y los encarcelaron, para
que sean un espectáculo a todos los hombres>>. El
deber de Cristiano no era <<proveer liderazgo>> para
el pueblo de Feria de Vanidades en el libro de El
Peregrino de John Bunyan, sino mantenerse puro y
limpio de la contaminación y salir de allí lo más
rápido posible, El que tenga oídos para oír que oiga.
El Cristianismo va por el camino de su Fundador
y Sus apóstoles dijeron que iría. Su desarrollo y
dirección fueron predichos hace casi dos mil años
~ 174 ~
atrás, y esto en sí es un milagro. Si Cristo no hubiera
sido Dios y Sus apóstoles hubieran sido menos que
inspirados, ellos no podrían haber predicho con tal
precisión el estado de la Iglesia tan alejada de ellos en
el tiempo y las circunstancias. Ningún hombre
mortal podría haber previsto la venida de un gran
sistema religioso político que es Roma, o las Edades
del Oscurantismo, o el descubrimiento del Nuevo
Mundo, o la Revolución Industrial y el nacimiento de
la alta critica, o la edad nuclear y las aventuras del
hombre en el espacio. Todas éstas habrían
desconcertado cualquier esfuerzo humando para
predecir la situación religiosa de estos postreros días;
pero las condiciones presentes fueron pintadas o
presentadas con lujo de detalles hace casi dos mil
años. Nada inesperado ha sucedido, ni está
sucediendo.
Estamos en una verdadera necesidad de una
reforma que conducirá al avivamiento entre las
iglesias, pero la Iglesia no está muerta, ni esta
moribunda, ¡La Iglesia no puede morir!
Una iglesia local puede morir. Esto sucede
cuando todos los antiguos santos en un lugar dado
caen dormidos y no se levantan santos jóvenes para
ocupar su lugar. A veces bajo estas circunstancias, la
congregación deja de ser una iglesia, o no queda
congregación y las puertas de la capilla se cierran. ¡La
verdadera Iglesia es la depositaria de la vida de Dios
entre los hombres, y si en un lugar el frágil vaso se
rompe, esta vida irrumpirá en otro lugar! ¡De esto
podemos estar seguros!
~ 175 ~
CAPÍTULO
32
~ 177 ~
Pero más que esto, Él es heredero de todas las
cosas, Señor de todos los mundos, cabeza de la
Iglesia y primogénito de la nueva creación. Él es el
camino a Dios, la vida del creyente, la esperanza de
Israel y el sumo sacerdote de todo adorador
verdadero. Él sostiene las llaves de la muerte y el
infierno y se para como Abogado y Garantía para
todos los que creen en Él de verdad.
Esto no es todo lo que puede decirse acerca de
Él, porque si se dijera todo lo que pudiera decirse de
Él, supongo que el mundo mismo no podría contener
los libros que se escribirían. Pero, en breve, éste es el
Cristo que predicamos a los pecadores como su único
escape y escapatoria de la ira venidera. Con Él
descasa la más noble de las esperanzas y sueños de
los hombres. Todos los anhelos por la inmortalidad
que nacen y surgen en el seno humano serán
realizados y completados en Él. O de lo contrario, no
verán nunca su cumplimiento. No hay otra manera.
La salvación no viene “por aceptar la obra
terminada” o “decidirse por Cristo”, Viene por creer en
el Señor Jesucristo, el Señor completo, vivo,
victorioso, quien es Dios y hombre, peleó nuestra
batalla y la ganó, aceptó nuestra deuda como suya
propi y la pagó, llevó nuestros pecados y murió bajo
ellos y resucitó de nuevo para darnos la libertad. Éste
es el verdadero Cristo, y nada menos será suficiente.
Pero algo menos está entre nosotros, sin
embargo, y hacemos en identificarlo para poder
repudiarlo. Se trata de una ficción poética, un
producto de la imaginación romántica y la fantasía de
le religión llorosa y sentimental en exceso. Es un
~ 178 ~
Jesús tierno, soñador, tímido, dulce, casi afeminado,
y maravillosamente adaptado a cualquier sociedad
donde Él se encuentre. Las mujeres desgraciadas en
el amor lo arrullan con ternezas, las celebridades
temporales lo tienen por patrono, y los siquiatras lo
recomiendan como modelo de una personalidad bien
integrada. Lo usan como un fin para casi todos los
fines carnales, pero Él nunca es reconocido como
Señor. Estos casi cristianos siguen a un casi Cristo.
Quieren su ayuda, pero no su interferencia. Ellos son
capaces de adularlo, pero nunca obedecerle.
El argumento de los apóstoles es que el hombre
Jesús ha sido exaltado más arriba que los ángeles,
más alto que Moisés y Aarón, por encima de toda
criatura en la tierra o en el cielo. Y esta posición
exaltada Él la conquistó como un hombre. Como Dios
Él ya se encontraba infinitamente por encima de
todos los seres. No se necesitaba ningún argumento
para probar la trascendencia de la Deidad. Los
apóstoles no estaban declarando la preeminencia de
Dios, lo que hubiera sido superfluo, sino de un
hombre, lo que era necesario.
Esos primeros Cristianos creían que Jesús de
Nazaret, un hombre que ellos conocían, había sido
resucitado a una posición de Señorío sobre el
universo. El siempre era su amigo, todavía un de
ellos, pero les había dejado por un tiempo para
aparecer en la presencia de Dios a su favor. Y la
prueba de esto era la presencia del Espíritu Santo
entre ellos.
Una causa de nuestra debilidad moral hoy es
una Cristología inadecuada. Pensamos de Cristo
~ 179 ~
como Dios, pero fracasamos en concebir de Él como
uh hombre Glorificado. ¡Para recapturar el poder de
la iglesia Primitiva debemos creer lo que ellos
creyeron! ¡Y ellos creían que tenían a un hombre
aprobado por Dios representándoles en el Cielo!.
~ 180 ~
CAPÍTULO
33
~ 185 ~
CAPÍTULO
34
~ 186 ~
consejo que he oído al respecto lo dio un ministro
metodista. Dijo: «Siempre lea su periódico de pie.»
Enrique David Thoreau también tenía un punto de
vista bajo la prensa diaria. Poco antes de abandonar
la ciudad para radicarse en su bien conocido y
celebrado hogar a orillas de Walden Pond, un amigo le
preguntó si quería que le entregaran el periódico en
su casita. «No», respondió Thoreau, «ya vi un diario».
En nuestra lectura seria es probable que seamos
demasiado influenciados por la noción que el valor
principal de un libro sea para informar, y si
estuviéramos hablando de libros de texto, por
supuesto que sería verdad, pero cuando hablamos o
escribimos de libros no tenemos en mente los libros
de texto.
El mejor libro no es uno que meramente informa,
sino uno que mueve al lector a informarse por su
cuenta. El mejor escritor es uno que va con nosotros
por el mundo de las ideas como un guía amable que
camina a nuestro lado por el bosque señalándonos
centenares de maravillas naturales que no habíamos
notado antes. Así que aprendemos de él para ver
nuestra cuenta y pronto ya no tenemos necesidad de
nuestra guía. Si él ha hecho bien su trabajo, nosotros
podemos seguí solos y perder poco al seguir nuestro
viaje.
El escritor que hace más por nosotros es quien
trae a nuestra atención pensamientos que residen
cerca de nuestras mentes esperando ser reconocidos
por nuestra cuenta. Dicha persona actúa como
matrona u obstetra para ayudar en el nacimiento de
las ideas que habían estado gestando por largo
~ 187 ~
tiempo dentro de nuestras almas, pero que sin su
ayuda tal vez no llegarían a nacer.
Hay pocas emociones tan satisfactorias como el
gozo que viene por el acto del reconocimiento cuando
vemos e identificamos nuestros pensamientos. Todos
hemos tenido maestros que trataron de educarnos
alimentándonos con ideas ajenas a nuestras mentes,
ideas por las cuales no sentíamos ningún parentesco
espiritual ni intelectual. Éstas tratamos de integrarlas
por el deber a nuestra filosofía espiritual, pero sin
éxito.
En un sentido muy real ninguno puede enseñar a
otro; sólo puede ayudarle a enseñarse a sí mismo. Los
hechos pueden transmitirse de una mente a otra
como se hace una copia de una grabadora maestra a
una cassette. La historia, la ciencia, aun la Teología,
pueden enseñarse en esta forma, pero resulta en un
tipo de aprendizaje altamente artificial y raras veces
tiene un buen efecto sobre la vida profunda del
alumno. Lo que el estudiante contribuye al proceso es
tan importante como cualquier cosa que pudiera
contribuir el profesor. Si nada contribuye el aprendiz,
los resultados son inútiles; en el mejor de los casos
habrá una creación artificial de otro maestro que ha
repetido su labor tediosa sobre otra persona, ad
infinitum o, sin fin.
La percepción de otras ideas más bien que
almacenarlas debiera ser la meta de toda educación.
La mente debería ser un ojo para ver más bien que un
receptáculo para almacenar hechos. El hombre que
ha sido enseñado por el Espíritu Santo será un
evidente más bien que un escolástico. La diferencia es
~ 188 ~
que el escolástico o estudiante ve y el vidente ve a
través de los hechos; y eso constituye una diferencia
por demás grande.
El intelecto humano, aun en su estado caído, es
una obra maravillosa de Dios, pero reside en la
oscuridad hasta que ha sido iluminado por el Espíritu
Santo. Nuestro Señor tiene poco bueno que decir
acerca de la mente no iluminada, pero Él se deleita en
la mente que ha sido renovada e iluminada por la
gracia. Él siempre hace glorioso el lugar donde se
posan Sus pies; casi no hay nada sobre la Tierra más
hermoso que una mente llena del Espíritu Santo, y no
hay nada más maravilloso que una mente alerta y
ansiosa que se ha tomado incandescente por la
presencia del Cristo que mora adentro.
Porque lo que leemos en un sentido muy real
entra al alma, es de vital importancia que leamos lo
mejor y nada más que lo mejor. No puedo menos que
sentir que los Cristianos estaban en mejor situación
antes que hubiera tanto que leer y de lo cual escoger.
Hoy tenemos que practicar una disciplina dura en
nuestros hábitos de lectura. Todos los Cristianos
deberían dominar la Biblia o, por lo menos, pasar
horas y días y años tratando de lograrlo. Y siempre
debería leerse la Biblia, como George Müller dijo,
<con meditación>.
¡Después de la Biblia, el libro más valioso para el
Cristiano es un buen himnario¡ ¡Cualquier Cristiano
joven que invirtiera un año meditando con oración
únicamente sobre los himnos de Isaac Watts y los
hermanos Wesley, además de los sermones de
Spurgeon, se convertirá en un teólogo fino¡ ¡Entonces
~ 189 ~
que lea una dieta equilibrada de los escritores
puritanos y de los místicos Cristianos¡ ¡El resultado
será más maravilloso de lo que podríamos soñar¡
~ 190 ~
CAPÍTULO
35
La mengua de la expectación
apocalíptica
~ 195 ~
Todo el problema es grande, uno teológico, uno
moral. Y una vista o visión inadecuada de Cristo
podría ser el problema o dificultad principal. Cristo
ha sido explicado, humanizado, destronado. Muchos
que profesan ser Cristianos ya no esperan que El
traiga un nuevo orden; no están del todo seguros que
Él sea capaz de hacerlo; o si Él lo hace, será con la
ayuda del arte, de la educación, de la ciencia y de la
tecnología; es decir, con la ayuda del hombre. Esta
expectación revisada o esperanza resulta en
desilusión para muchos. Y, por supuesto, que nadie
puede estar radiante y feliz por un Rey de reyes a
quien se le ha usurpado su corana, o un Señor de
señores que ha perdido Su soberanía.
Otra causa de la declinación de la expectación es
la tardanza de la esperanza que, según Proverbios
13:12: <<la esperanza que se demora es tormento del
corazón; Pero árbol de vida es el deseo cumplido.>> el
hombre moderno civilizado es impaciente; toma el
punto de vista corto de las cosas. Se encuentra
rodeado de artefactos e implementos que hacen todo
rápido, le gusta su café instantáneo, usa camisas que
se secan mientras estilan y saca fotografías Polaroid
de sus hijos en un minuto. Su esposa sale a comprar
su ropa de primavera antes que caigan las hojas del
otoño. Su nuevo automóvil, si lo compra después del
primero de junio ya es modelo antiguo cuando lo trae
a casa. Anda siempre apurado, y no tolera esperar
nada.
Esa manera sin aliento de vivir, como es natural,
le hace mentalmente impaciente por cualquier
demora, y cuando este hombre entra al Reino de Dios
~ 196 ~
trae consigo su psicología de corto alcance.
Encuentra que la profecía es demasiado lenta para él.
Sus primeras expectaciones radiantes pronto pierden
su lustre y brillo. Es probable que pregunte: <<Señor,
¿restauraras el Reino a Israel en este tiempo?>> y
cuando no recibe una respuesta inmediata, concluye:
<<Mi señor tarda su venida.>> la fe de Cristo no
ofrece botones que presionar para servicio rápido. El
nuevo orden tiene que esperar el tiempo del Señor, y
eso es demasiado para el hombre apurado.
Sencillamente, se desalienta y se da por vencido, y se
interesa en otra cosa.
Otra causa es la confusión escatológica. La
esperanza revitalizadora de la emergencia de un
nuevo mundo en el cual mora la justicia se convirtió
en una víctima temprana en la guerra de las
interpretaciones proféticas en conflicto. Los maestros
de la profecía, que sabían más que los profetas que
reclamaban enseñar, debatían sin fin los puntos
finos de las escrituras mientras que un público
Cristiano desalentado y desilusionado sacudía la
cabeza y se hacía preguntas. Un líder de un cierto
grupo evangélico me dijo que su denominación
recientemente se había <<partido a la mitad>> por
cierto pequeño punto de la enseñanza profética, uno
del cual hace cien años los hijos de Dios nunca
habían oído.
Ciertos puntos de vista populares de la profecía
se han desacreditado por los eventos dentro de la vida
de algunos de nosotros; no se puede culpar a una
nueva generación si sus expectaciones mesiánicas
~ 197 ~
son confusas. Cuando los maestros están divididos,
¿Qué pueden hacer los pupilos?
Debería notarse que existe una vasta diferencia
entre la doctrina de la venida de Cristo y la esperanza
de Su venida. Podemos sostener el primero sin sentir
ni traza de la segunda. Por cierto que hay multitudes
de Cristianos hoy que sostienen la doctrina de la
segunda venida. De lo que yo he escrito aquí es ese
sentido sobrecogedor de anticipación que se levanta a
la vida a un nuevo plano y llena el corazón de
optimismo del Rapto. Esto es lo que nos falta hoy.
Francamente, no sé si es posible recapturar el
espíritu de anticipación que animaba a la iglesia
primitiva e impartía el gozo a los corazones de los
Cristianos Evangélicos hace solo pocas décadas. Por
cierto que las reprensiones no lo hará volver, ni los
argumentos sobre la profecía, ni el condenar a los que
no están de acuerdo con nosotros. Podemos hacer
todos o ningunas de estas cosas sin despertar el
espíritu deseado de la gozosa expectación. Esa
esperanza unificadora, sanadora, purificadora es para
los que son como niños, los inocentes de corazón, los
no sofisticados.
¡Es posible que nada menos que una catástrofe
mundial destruya todo confianza falsa y torne
nuestros ojos una vez más hacia el Hombre Cristo
Jesús y traiga de nuevo la esperanza gloriosa de una
generación que la ha perdido¡
~ 198 ~
CAPÍTULO
36
~ 200 ~
Siempre existe el riesgo que una nación libre
ponga en peligro su libertad por una serie de
pequeñas decisiones destructivas de esa libertad. La
libertad que los padres ganaron por su sangre, los
hijos suelen apostar por una vida pródiga y los
placeres debilitantes. Cualquier nación que por un
periodo de tiempo extenso pone los placeres antes que
la libertad está en peligro de perder la libertad que ha
usado mal.
En el campo o ámbito de la religión, las
decisiones de lo que se escoge son de importancia
vital y crítica. Si nosotros, los Cristianos Evangélicos,
hemos de retener nuestra libertad, no podemos
atrevernos a abusar de ella, y siempre es un abuso de
la libertad cuando escogemos el camino fácil más bien
que el camino más difícil pero mejor. Es ominosa y
peligrosa la indiferencia casual con que millones de
Protestantes miran su libertad religiosa con que Dios
les ha bendecido. Por la libertad que tiene los fines de
semana van a los lagos y montañas y playas para
jugar, pescar y asolearse. Van donde está su corazón
y regresan a la compañía de los que oran cuando el
mal tiempo los hace entrar. Si permitimos que esto
continúe por demasiado tiempo, el Protestantismo
Evangélico estará listo para que Roma se apodere del
control.
El Evangelio Cristiano es un mensaje de libertad
por medio de la gracia y debemos pararnos firmes
sobre la libertad con que Cristo nos hizo libres. Pero,
¿qué hemos de hacer con nuestra libertad? El Apóstol
Pablo se condolió que algunos de los creyentes de su
día se estaban aprovechando o abusando de su
~ 201 ~
libertad y estaban dando rienda suelta a la carne en
el nombre de la libertad Cristiana. Se deshicieron de
la disciplina, despreciaron la obediencia, e hicieron
dioses a sus propios vientres. No es difícil decidir a
qué compañía pertenecían éstos. Lo revelaban por la
compañía que guardaban.
Nuestras decisiones de lo que escogemos revelan
qué clase de personas somos, pero hay el otro lado de
la moneda. Por medio de nuestras selecciones
también determinamos qué clase de personas
llegaremos a ser. Nosotros, los seres humanos, no
sólo estamos en un estado de ser, sino que estamos
en un estado de llegar a ser; estamos en una lenta
espiral moviéndonos gradualmente hacia arriba o,
hacia abajo. Aquí no nos movemos solos, sino en
compañías, y somos atraídos a estas compañías por
la atracción de la similitud.
Creo que sería bueno que examinásemos nuestra
condición espiritual ocasionalmente por la prueba
sencilla de la compatibilidad. Cuando estamos libres
para ir donde queramos, ¿dónde vamos? ¿En qué
compañía nos sentimos más en casa, o a gusto?
¿Dónde se tornan nuestros pensamientos cuando
están libres para ir donde quieran? Cuando la presión
del trabajo, o de los negocios, o del colegio se levanta
temporalmente y podemos pensar de lo que
quisiéramos en vez que lo que tenemos que pensar,
¿de qué pensamos entonces?
¡La respuesta a estas preguntas nos puede decir
más acerca de nosotros mismos que lo que
quisiéramos aceptar cómodamente! ¡Pero es mejor
~ 202 ~
que confrontemos las cosas y la situación! ¡En el
mejor de los casos, nos queda poco tiempo!
~ 203 ~
CAPÍTULO
37
~ 208 ~
CAPÍTULO
38
~ 212 ~
apelar a las Sagradas Escrituras vale su peso en
diamantes.
Esa es una cosa, pero el esfuerzo de conseguir la
unidad a expensas de la verdad y la justicia es otra.
¡El tratar de ser amigos con aquellos que no sean los
amigos de Cristo es ser un traidor de nuestro
Señor!¡La oscuridad y la luz no pueden unirse por la
conversación! ¡Algunas cosas no son negociables!
~ 213 ~
CAPÍTULO
39
~ 215 ~
Lo que más revela es la visión de Aquel de quien
hablaron Moisés y todos los profetas en Su solitaria
caminata hacia la Cruz, Su profunda soledad que no
conoció alivio por la presencia de las multitudes.
Es noche, y en el Olivar.
La estrella de su luz escondió.
Es noche y en el huerto allá
Orando está el Salvador.
Esa noche, solo Él quedó,
Luchando con el cruel temor.
Aun el discípulo que amó
No escucha el llanto del Señor.
-GUILLEROMO B. TAPPAN
~ 219 ~
Dos cosas quedan por decir. Una, que el hombre
solitario del que hablamos no es un hombre altivo ni
orgulloso, no es el santo que se cree más bueno que
otros, que aparece en la amargura sátira de la
literatura popular. Es probable que se sienta como el
menor de todos los hombres y, seguramente, se
culpará a sí mismo por su misma soledad. Desea
compartir sus sentimientos con otros y abrir su
corazón a alguna alma de sentimientos similares que
le comprenderá, pero el clima espiritual a su
alrededor no le alienta, así que permanece en silencio
y cuenta sus penas a Dios y a nadie más.
La segunda cosa es que el santo solitario no es el
hombre retraído que se endurece contra los
sufrimientos humanos y pasa sus días contemplando
los cielos. Precisamente lo contrario es la verdad. Su
soledad le hace sentir simpatía por los de corazón
quebrando, y los caídos, y los lastimados por el
pecado que se le aproximan. Porque está separado y
despegado del mundo, con más razón lo puede
ayudar. El maestro Eckhart enseñó a sus seguidores
que si os encontráis en oración y exaltados en el
tercer Cielo y en ese momentos nos acordáis que una
viuda pobre necesita alimento, deberías cortar la
oración instantáneamente e ir a atender a la viuda.
“Dios no permitirá que perdáis nada al hacerlo” les
dijo. “Podréis seguir vuestra oración donde la
dejasteis y el Seños os recompensará.” Esto es típico
de los grandes místicos y maestros de la vida interior
desde Pablo hasta el día de actual.
La debilidad de tantos Cristianos modernos es
que ellos se sienten demasiados cómodos y en casa
~ 220 ~
en el mundo. En sus esfuerzos por lograr
“acomodamiento” o integración a la sociedad no
regenerada, han perdido su carácter de peregrino y se
han convertido en una parte esencial del mismo
orden moral contra cual ellos son enviados a
protestar. El mundo les reconoce y acepta por lo que
son. Y esto es lo más triste que pudiera decirse acerca
de ellos. ¡Ellos no están solitarios, pero tampoco son
Santos!
~ 221 ~