Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
Caracterización de la Producción Agrícola en
Argentina frente al Cambio Climático.
Escenario agrícola
El aumento en la demanda global de alimentos
experimentado en las últimas décadas sumado
al incremento en la demanda de proteínas de
origen vegetal ha generado un escenario de
oportunidades para el sistema agroalimentario,
que la Argentina pudo aprovechar.
La demanda global de alimentos ha experimen-
tando grandes cambios en los últimos 50 años,
al triplicarse la población global que pasó de
2.500 millones en 1950 a 6.770 millones en
2009 (Maddison, 2009). Este hecho es sin duda
un factor que ha impulsado la demanda de
alimentos. Economías como China e India han
crecido a elevadas tasas en los últimos diez
años, provocando mejoras en la calidad de vida
de la población que pasa a demandar alimen-
tos ricos en energía y proteína.
Encontrándose la Argentina en una posición
inigualable por su gran competitividad en la
producción de alimentos, ya que sumó a su
ambiente favorable el haber incorporado las
más avanzadas tecnologías de producción y
gestión. Siendo uno de los países que más
produce y exporta estos productos.
Dentro del sector agrícola, la Argentina es un
jugador clave a nivel global, destacándose en
los cuatro principales cultivos: soja, girasol,
maíz y trigo. La Argentina es el 10º productor
mundial de trigo y el 5º exportador, el 6º
productor y el 2º exportador mundial de maíz,
el 3º productor y exportador de girasol y soja
en grano, el 3º productor mundial de aceite y
harinas de soja, pero es el 1º exportador mun-
dial de aceite y harinas de girasol y soja.
Se estima que el complejo oleaginoso argenti-
no logrará una producción record de aproxi-
madamente 53,2 millones de toneladas de
grano durante la cosecha 2009/2010 (de los
cuales 50 millones corresponderán a soja);
Argentina hoy produce más del 18% del total
de soja producido en el mundo, exportando el
94% de su producción, 20% en forma de
grano y el resto en forma de aceites, harinas
proteicas y biodiesel principalmente. En
producción de cereales por otro lado, se
espera que la producción de trigo sea de
aproximadamente 8 millones de toneladas y la
de maíz de poco más de 14 millones de tone-
ladas. En términos globales, se espera que la
Argentina en la campaña 2009/2010 produzca
poco más de 84,5 millones de toneladas,
prácticamente el doble de lo producido hace
10 años, pero casi 10 millones de toneladas
menos que en la campaña record de
2007/2008. Esto se debe principalmente a la
mayor superficie de soja en la presente cam-
paña (menor rendimiento en peso absoluto
por hectárea) que se estima en aproximada-
mente 20 millones de hectáreas, contra
menos de 8 millones de hectáreas combina-
das entre maíz, trigo y girasol.
Principales cultivos en la Argentina, producción
estimada para la campaña 2009/2010
Fuente: elaboración propia en base a datos del USDA.
Las tierras agrícolas en Argentina
En términos de distribución, se puede obser-
var que los cuatro cultivos más importantes
en la Argentina tienen áreas similares que
abarcan principalmente la llanura pampeana,
el noroeste y el nordeste del país. Los siguien-
tes mapas muestran las zonas agroecológicas
aptas para los mismos.
Las tierras utilizadas por la agricultura en la
Argentina ocupan un territorio de aproximada-
mente 34 millones de hectáreas, las cuales se
ubican en partes de las zonas agroecológicas
Pampa Húmeda y Chaco según la clasifica-
ción de Diffrieri (1958). De todos modos, es
importante destacar que más del 80% de la
producción argentina de granos se produce
en la Pampa húmeda.
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importante destacar que más del 80% de la
producción argentina de granos se produce
en la Pampa húmeda.
El bioma natural de la Pampa Húmeda es el
pastizal pampeano, modificado hace más de
100 años. Es un área principalmente plana de
un suelo profundo con alto contenido de
materia orgánica. El clima es templado
húmedo con temperaturas que promedian los
15 ºC en el sur y 18 ºC en el norte. Las tempe-
raturas máximas absolutas rara vez llegan a
Áreas de alto valor agrícola Áreas de alto valor ecológico
Áreas de siembra de girasol
Fuente: Ministerio de agricultura de la Nación.
los 38º, mientras que las mínimas absolutas
están cerca de los –10 ºC. Las precipitaciones
decrecen de 1.100 mm en el nordeste a 600
mm en el suroeste, con promedios mensuales
de 50-90 mm en primavera y verano y 20-30
mm en invierno.
El Chaco, por su parte, es una llanura boscosa
y de parque, el clima es sub-tropical y las
lluvias varían entre 300 mm al oeste y 1.000
mm al este de la región.
Observando el área utilizada intensivamente
Áreas de siembra de Maíz
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Áreas de alto valor agrícola
Fuente: Carreño y Viglizzo (2007)
por la agricultura cabe destacar que la mayor parte
de la superficie no se superpone con las áreas de
mayor valor ecológico1 son mínimas. Como se
puede observar en los siguientes mapas, las áreas
de superposición de tierras de alto valor agrícola y
alto valor ecológico son mínimas.
En definitiva, a la hora de caracterizar a la
producción agrícola argentina es preciso
comprender como y donde se produce. En
palabras de Viglizzo (2008): “El razonamiento
más elemental sugiere que sería una utopía
tanto tratar de convertir a las tierras producti-
vas de la pradera pampeana en una fábrica de
servicios ecológicos que naturalmente no
provee, como intentar que los valiosos hume-
dales del litoral argentino se conviertan en una
factoría de alimentos en lugar de potenciar su
capacidad para proveer servicios ecológicos
irreemplazables”.
Formas de producción
La agricultura argentina está caracterizada
1- Regiones de alto valor ecológico: son aquellas eco-regiones con mayor oferta relativa de servicios ecológicos
como control de inundaciones, purificación de aguas, protección contra tormentas, ciclado de nutrientes,
protección contra erosión, etc.
Áreas de alto valor ecológico
por ser principalmente extensiva, con los 4
principales cultivos anuales representando
alrededor del 90% de la producción de granos
total. En este sistema de agronegocios
coexisten diferentes formas de producción,
con diferencias en el manejo de plagas,
esquemas de fertilización y de rotación, pero
la diferencia más notoria radica en la siembra,
que puede ser convencional o directa.
En la siembra convencional se utilizan varia-
dos implementos mecánicos como arados,
discos y rastras donde se rotura el suelo y se
prepara la cama de siembra para luego sem-
brar efectivamente.
La siembra directa, por su parte, es un siste-
ma de conservación que deja sobre la superfi-
cie del suelo el rastrojo del cultivo anterior. No
se realiza movimiento importante de suelo
excepto el movimiento que efectúan los
discos cortadores de la sembradora al abrir el
surco donde se localizará la semilla. La siem-
bra directa permite producir sin degradar el
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suelo, mejorando en muchos casos las condi-
ciones físicas, químicas y biológicas del
mismo. Además logra hacer un uso más
eficiente del agua, recurso que en cultivos de
secano es generalmente el factor limitante en
la producción. Así, el sistema logra niveles
productivos altos con estabilidad temporal y
en armonía con el ambiente.
Los principales beneficios derivados de la
siembra directa son (fuente: AAPRESID):
• 96% menos de erosión del suelo
• 66% menos de uso de combustible
• Mayor calidad de agua
• Mayor actividad biológica
• Aumento de la fertilidad del suelo
• Mayor estabilidad de producción y rendi-
miento
• Incorporación de nuevas áreas para la
producción
• Menores costos de producción
Cabe destacar que la mayor actividad biológi-
ca y el aumento de materia orgánica en el
suelo generan tanto la fijación como la reduc-
ción en las emisiones de carbono. A esto, por
supuesto, hay que agregar el efecto positivo
que genera la fuerte disminución del uso de
combustible.
La evolución de la superficie bajo siembra
directa para los cuatro principales cultivos de
la Argentina en los últimos 30 años se incre-
mentó en forma exponencial. Actualmente,
más del 70% de la agricultura argentina se
realiza bajo el sistema de siembra directa y se
prevé que esta proporción continúe aumen-
tando fuertemente (fuente: AAPRESID).
La forma más sustentable de agricultura en
ambientes templados es la siembra directa
acompañada de un correcto manejo nutricio-
nal, de fertilización y de plagas y con una
rotación de cultivos adecuada para cada zona
productiva. Con ello se brinda al cultivo la
cantidad de nutrientes necesaria para su
desarrollo, mientras que se hace más eficiente
el uso de agroquímicos, aplicando solamente
las dosis requeridas en los momentos claves.
Conclusiones
Caracterizar a la producción agrícola en la
Argentina es comprender como funciona,
desde todos los aspectos, comenzando por
las tierras que se utilizan, siguiendo por las
prácticas hasta llegar a quienes son los
consumidores de su producción. En definitiva,
comprender que la agricultura se desarrolla
bajo una inmensa cantidad de sistemas
donde varían los aspectos mencionados ante-
riormente. A medida que nos alejamos del
consumidor a través de la cadena, observa-
mos que estos sistemas son cada vez más
diversos y cada vez hay un número mayor de
combinaciones posibles entre ellos. Sólo
encontramos una cantidad reducida de
marcas de aceites en el supermercado, mien-
tras que los sistemas de producción de la
materia prima original son diversos tanto
desde las zonas agro ecológicas, la prácticas
de manejo, los paquetes tecnológicos y las
formas contractuales en las cuales operan.
Esta vasta complejidad nos impone la necesi-
dad de caracterizar mediante datos y registros
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los sistemas de producción que favorezcan la
mitigación de GEI y mejoren la Huella de
Carbono. La Argentina en la mayoría de los
casos, presenta en estos términos, condicio-
nes favorables en la producción agrícola.
Existe una serie de variables que podrían
ayudar a reducir las emisiones de GEI pero
estas estimaciones deben ser corroboradas
mediante estudios a campo con mediciones
efectivas del intercambio de gases y la susten-
tabilidad de los sistemas de producción
agrícolas argentinos, teniendo en cuenta la
gran variedad de sistemas existentes. Sin
estas mediciones, no se logrará probar científi-
camente el verdadero impacto de la agricultura
argentina sobre el ambiente. A continuación se
presenta una tabla de las variables en agricul-
tura que modifican las emisiones de GEI.

Bibliografía
- Difrieri, H. La Argentina. Suma de Geografía. Ediciones Peuser, 1958.
- Ordóñez, H. Nueva Economía y Negocios Agroalimentarios. Buenos Aires, 2000.
- Carreño, L. y Viglizzo, E.. Provisión de Servicios Ecológicos y Gestión de los Ambientes Rurales
en Argentina. Buenos Aires: Ediciones INTA. 2007
- Viglizzo, E. Agro y Ambiente: una agenda compartida para el desarrollo sustentable. Capítulo 8:
Agricultura, clima y ambiente en Argentina: Tendencias, interacciones e impactos. 2008.
- Maddison, A. Statistics on World Population, GDP and Per Capita GDP, 1-2006 AD (última actuali-
zación: Marzo 2009.

Este trabajo ha sido encomendado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD),al Programa de Agronegocios y Alimentos -Facultad de Agronomía - Universidad de Buenos
Aires en el marco de la Plataforma Nacional para Contribuir al Esfuerzo Global de Mitigación y Adapta-
ción al Cambio Climático.
El equipo de trabajo del Programa de Agronegocios y Alimentos está integrado por Fernando Vilella
(coordinador), Sebastián Senesi, Marcos Daziano y Diego Contreras.
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