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LA PRINCESA DE FUEGO

Idea principal: El amor de verdad es la mayor fuerza para cambiar el mundo desde dentro,
empezando por nosotros mismos.

Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que
se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el
regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos
y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos
regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien
se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el
joven, y este se explicó diciendo:

- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es
sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se
ablandará y será más tierno que ningún otro.

El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan


enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos
y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada,
terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella
piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser
como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.

Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra,
dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo,
las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la
princesa salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola prensencia transmitía tal calor
humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de
fuego".
Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había
prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días.

Autor: Pedro Pablo Sacristan


EL REGALO MAGICO DEL CONEJITO POBRE

Mostrar que la generosidad y el dar a los demás suelen revertir en uno mismo de la forma más
imprevista y más grandiosa.

Hubo una vez en un lugar una época de muchísima sequía y hambre para los animales. Un conejito
muy pobre caminaba triste por el campo cuando se le apareció un mago que le entregó un saco
con varias ramitas."Son mágicas, y serán aún más mágicas si sabes usarlas" El conejito se moría de
hambre, pero decidió no morder las ramitas pensando en darles buen uso.

Al volver a casa, encontró una ovejita muy viejita y pobre que casi no podía caminar. "Dame algo,
por favor", le dijo. El conejito no tenía nada salvo las ramitas, pero como eran mágicas se resistía a
dárselas. Sin embargó, recordó como sus padres le enseñaron desde pequeño a compartirlo todo,
así que sacó una ramita del saco y se la dió a la oveja. Al instante, la rama brilló con mil colores,
mostrando su magia. El conejito siguió contrariado y contento a la vez, pensando que había dejado
escapar una ramita mágica, pero que la ovejita la necesitaba más que él. Lo mismo le ocurrió con
un pato ciego y un gallo cojo, de forma que al llegar a su casa sólo le quedaba una de las ramitas.
Al llegar a casa, contó la historia y su encuentro con el mago a sus papás, que se mostraron muy
orgullosos por su comportamiento. Y cuando iba a sacar la ramita, llegó su hermanito pequeño,
llorando por el hambre, y también se la dió a él.

En ese momento apareció el mago con gran estruendo, y preguntó al conejito ¿Dónde están las
ramitas mágicas que te entregué? ¿qué es lo que has hecho con ellas? El conejito se asustó y
comenzó a excusarse, pero el mago le cortó diciendo ¿No te dije que si las usabas bien serían más
mágicas?. ¡Pues sal fuera y mira lo que has hecho! Y el conejito salió temblando de su casa para
descubrir que a partir de sus ramitas, ¡¡todos los campos de alrededor se habían convertido en
una maravillosa granja llena de agua y comida para todos los animales!!
Y el conejito se sintió muy contento por haber obrado bien, y porque la magia de su generosidad
hubiera devuelto la alegría a todos

Autor: Pedro Pablo Sacristan


LA DELICIOSA MUSICA DEL ARPA.

Lo que algunos muy preparados no consiguen por abandonar muy pronto, otros menos
preparados pueden conseguirlo con tesón y esfuerzo Lo que algunos muy preparados no
consiguen por abandonar muy pronto, otros menos preparados pueden conseguirlo con tesón y
esfuerzo.

Un rey adoraba tanto la música que buscó por todo el mundo el mejor instrumento que hubiera,
hasta que un mago le entregó un arpa. La llevó a palacio, pero cuando tocó el músico real, estaba
desafinada; muchos otros músicos probaron y coincidieron en que no servía para nada y había
sido un engaño, así que se deshicieron del arpa tirándolo a la basura. Una niña muy pobre
encontró el arpa, y aunque no sabía tocar, decidió intentarlo. Tocaba y tocaba durante todo el día,
durante meses y años, siempre desafinando, pero haciéndolo mejor cada vez. Hasta que un día, de
repente, el arpa comenzó a entonar las melodías más maravillosas, pues era un arpa mágica que
sólo estaba dispuesta a tocar para quien de verdad pusiera interés y esfuerzo. El rey llegó a
escuchar la música, y mandó llamar a la niña; cuando vio el arpa, se llenó de alegría, y en aquel
momento nombró a la niña como su músico particular, llenando de riquezas a ella y a su familia.

Autor: Pedro Pablo Sacristan


EL GRAN PALACIO DE LA MENTIRA

Idea principal: Ingeniosa comparación para explicar por qué no puede hacerse nada utilizando la
mentira, porque antes o después se descubre la verdad y todo se desmorona. ¡¡Aplicable también
a los adultos!!

Todos los duendes se dedicaban a construir dos palacios, el de la verdad y el de la mentira. Los
ladrillos del palacio de la verdad se creaban cada vez que un niño decía una verdad, y los duendes
de la verdad los utilizaban para hacer su castillo. Lo mismo ocurría en el otro palacio, donde los
duendes de la mentira construían un palacio con los ladrillos que se creaban con cada nueva
mentira. Ambos palacios eran impresionantes, los mejores del mundo, y los duendes competían
duramente porque el suyo fuera el mejor. Tanto, que los duendes de la mentira, mucho más
tramposos y marrulleros, enviaron un grupo de duendes al mundo para conseguir que los niños
dijeran más y más mentiras. Y como lo fueron consiguiendo, empezaron a tener muchos más
ladrillos, y su palacio se fue haciendo más grande y espectacular. Pero un día, algo raro ocurrió en
el palacio de la mentira: uno de los ladrillos se convirtió en una caja de papel. Poco después, otro
ladrillo se convirtió en arena, y al rato otro más se hizo de cristal y se rompió. Y así, poco a poco,
cada vez que se iban descubriendo las mentiras que habían creado aquellos ladrillos, éstos se
transformaban y desaparecían, de modo que el palacio de la mentira se fue haciendo más y más
débil, perdiendo más y más ladrillos, hasta que finalmente se desmoronó. Y todos, incluidos los
duendes mentirosos, comprendieron que no se pueden utilizar las mentiras para nada, porque
nunca son lo que parecen y no se sabe en qué se convertirán.

Autor: Pedro Pablo Sacristan


MIRANDO POR LA VENTANA

Idea principal: Los amigos están para animar en los malos momentos.

Había una vez un niño que cayó muy enfermo. Tenía que estar todo el día en la cama sin poder
moverse. Como además los niños no podían acercarse, sufría mucho por ello, y empezó a dejar
pasar los días triste y decaido, mirando el cielo a través de la ventana.
Pasó algún tiempo, cada vez más desanimado, hasta que un día vio una extraña sombra en la
ventana: era un pingüino comiendo un bocata de chorizo, que entró a la habitación, le dio las
buenas tardes, y se fue. El niño quedó muy extrañado, y aún no sabía qué habría sido aquello,
cuando vio aparecer por la misma ventana un mono en pañales inflando un globo. Al principio el
niño se preguntaba qué sería aquello, pero al poco, mientras seguían apareciendo personajes
locos por aquella extraña ventana, ya no podía dejar de reír, al ver un cerdo tocando la pandereta,
un elefante saltando en cama elástica, o un perro con gafas que sólo hablaba de política ...
Aunque por si no le creían no se lo contó a nadie, aquellos personajes teminaron alegrando el
espíritu y el cuerpo del niño, y en muy poco tiempo este mejoró notablemente y pudo volver al
colegio.
Allí pudo hablar con todos sus amigos, contándoles las cosas tan raras que había visto. Entonces,
mientras hablaba con su mejor amigo, vio asomar algo extraño en su mochila. Le preguntó qué
era, y tanto le insistió, que finalmente pudo ver el contenido de la mochila:

¡¡allí estaban todos los disfraces que había utilizado su buen amigo para intentar alegrarle!!

Y desde entonces, nuestro niño nunca deja que nadie esté solo y sin sonreir un rato.

Autor: Pedro Pablo Sacristán


EL ARBOL MAGICO

Idea principal: Cuento sobre el origen de los buenos modales.

Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro encontró un árbol con
un cartel que decía: soy un árbol encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.

El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra, supercalifragilisticoespialidoso,


tan-ta-ta-chán, y muchas otras, pero nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: "¡¡por favor,
arbolito!!", y entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un
cartel que decía: "sigue haciendo magia". Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se
encendió dentro del árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de
juguetes y chocolate.

El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del mundo, y por eso
se dice siempre que "por favor" y "gracias", son las palabras mágicas

Autor: Pedro Pablo Sacristan


FACILITONIA, EL PAIS DE LAS COSAS FACILES

Idea principal: Las dificultades, incomodidades y problemas que encontramos en la vida, no son un
obstáculo, sino la forma de crecer y aprender.

Contaba la leyenda que existía un país llamado Facilitonia donde todo era extremadamente fácil y
sencillo. Roberto y Laura, una pareja de aventureros, dedicó mucho tiempo a investigar sobre
aquel lugar, y cuando creyeron saber dónde estaba fueron en su busca. Vivieron mil aventuras y
pasaron cientos de peligros; contemplaron lugares preciosos y conocieron animales nunca vistos. Y
finalmente, encontraron Facilitonia.

Todo estaba en calma, como si allí se hubiera parado el tiempo. Les recibió quien parecía ser el
único habitante de aquel lugar, un anciano hombrecillo de ojos tristes.

- Soy el desgraciado Puk, el condenado guardián de los durmientes - dijo con un lamento. Y ante la
mirada extrañada de los viajeros, comenzó a contar su historia.

El anciano explicó cómo los facilitones, en su búsqueda por encontrar la más fácil de las vidas, una
vida sin preocupaciones ni dificultades, habían construido una gran cámara, en la que todos
dormían plácidamente y tenían todo lo que podían necesitar. Sólo el azar había condenado a Puk a
una vida más dura y difícil, con la misión de cuidar del agradable sueño del resto de facilitones,
mantener los aparatos y retirar a aquellos que fueran muriendo por la edad. Todo aquello ocurrió
muchos años atrás, y los pocos facilitones que quedaban, aquellos que como Puk eran muy
jóvenes cuando iniciaron el sueño, eran ya bastante ancianos. Los viajeros no podían creer lo que
veían.
- ¿En serio sientes envidia del resto? - ¡Pues claro!- respondió Puk- Mira qué vida tan sencilla y
cómoda llevan. Yo, en cambio, tengo que buscar comida, sufrir calor y frío, reparar las averias,
preocuparme por los durmientes y mil cosas más... ¡esto no es vida!

Los aventureros insistieron mucho en poder hablar con alguno de ellos, y con la excusa de que les
hablara de su maravillosa existencia, convencieron a Puk para que despertara a uno de los
durmientes. El viejo protestó pero se dejó convencer, pues en el fondo él también quería escuchar
lo felices que eran los facilitones. Así, despertaron a un anciano. Pero cuando hablaron con él,
resultó que sólo era un anciano en apariencia, pues hablaba y pensaba como un niño. No sabía
prácticamente nada, y sólo contaba lo bonitos que habían sido sus sueños. Puk se sintió
horrorizado, y despertó al resto de durmientes, sólo para comprobar que a todos les había
ocurrido lo mismo. Habían hecho tan pocas cosas en su vida, habían superado tan pocas
dificultades, que apenas sabían hacer nada, y al verlos se dudaba de que hubieran llegado a estar
vivos alguna vez. Ninguno quiso volver a su plácido sueño, y el bueno de Puk, con gran paciencia,
comenzó a enseñar a aquel grupo de viejos todas las cosas que se habían perdido.
Y se alegró enormemente de su suerte en el sorteo, de cada noche que protestó por sus tareas, de
cada problema y dificultad que había superado, y de cada vez que no entendió algo y tuvo que
probar cien veces hasta aprenderlo. En resumen, de haber sido el único de todo su pueblo que
había llegado a vivir de verdad.

Autor: Pedro Pablo Sacristan


BDRODEK, EL DRAGON DEL DIA Y LA NOCHE

Idea principal: Una historia para aprender a contemplar y disfrutar todo lo que os rodea, y
rechazar cualquier forma de odio.

Llegó el día. El joven dragón Brodek tendría que elegir su bando, y convertirse en un dragón de la
noche o en un dragón de la luz. Ambos grupos, enemigos naturales, se odiaban a muerte, y cada
dragón, al llegar su tiempo, tenía que escoger uno de los bandos y formar parte de su ejército.

Casi todos se decidían siendo aún pequeños, y se entrenaban durante años, antes del cambio
definitivo. Pero Brodek no lo tenía claro. Y ya no le quedaba tiempo. Al amanecer, sus alas se
cubrirían con el azul de la noche o el dorado del sol, y permanecerían así para siempre, y todo su
ser odiaría al sol o a la luna sin poderlo remediar. Era el precio del mágico y funesto don de escupir
fuego.

Por eso Brodek había ido a pensar al bosque, donde esperaba encontrar una respuesta. Pero allí,
sentado, en el silencio de la noche, no había respuestas. Sólo una luna llena blanca y preciosa, con
pálidos brillos de plata. Y el viento en las hojas de los árboles, más suave y frío que de constumbre,
como despidiéndose del joven dragón. Y la noche, una noche profunda llena de estrellas lejanas...
Por nada del mundo quería Brodek convertirse en un dragón de la luz para odiar toda esa
maravilla, y sintió cómo sus alas comenzaban a teñirse lentamente con el color de la noche.
Pero la noche fue perdiendo fuerza para dar paso a las primeras luces del alba. Era ese uno de los
momentos favoritos del dragón, y disfrutó de los tonos rosados del cielo, del suave calor del
primer rayo de sol en la cara, de los brillos de cristal y fuego en las aguas y de la alegría que
despertaban en el bosque los primeros cantos de los pajarillos... No, tampoco quería ser un dragón
de la noche para odiar tantísima belleza.

Y antes de que las lágrimas inundaran sus ojos, antes incluso de saber cuál era el color definitivo
de sus alas, Brodek voló hasta la laguna, se sumergió cuanto pudo en ella para calmar su sed de
paz, y voló hacia el cielo, tan alto como pudo, como tratando de escapar de la injusta tierra y de su
cruel destino. Y cuando estuvo tan lejos que el frío le impedía mover las alas, abrió la boca para
soltar su gran llamarada, como queriendo gastarla completamente, o no haberla tenido nunca.

Pero en lugar de fuego, de su boca surgió una finísima capa de escarcha que cubrió los campos,
como si su deseo de paz y el agua de la laguna hubieran obrado un milagro. Y sólo entonces
descubrió que no sería un dragón de la noche, ni un dragón de la luz, pues una de sus alas
pertenecía a la luna, y la otra la sol. Y cada cierto tiempo, Brodek vuelve a decorar los campos con
su mágico aliento escarchado, como queriendo recordar al mundo que no es necesario elegir entre
el día y la noche cuando no se sabe odiar.

Autor: Pedro Pablo Sacristan


LA ESPADA PACIFISTA

Idea principal: Dos ideas: que las guerras y batallas no tienen nada
de romántico, y que todos, hasta los menos pensados, podemos
hacer algo por conseguir la paz.

Había una vez una espada preciosa. Pertenecía a un gran rey, y


desde siempre había estado en palacio, participando en sus
entrenamientos y exhibiciones, enormemente orgullosa. Hasta que
un día, una gran discusión entre su majestad y el rey del país vecino,
terminó con ambos reinos declarándose la guerra.
La espada estaba emocionada con su primera participación en una
batalla de verdad. Demostraría a todos lo valiente y especial que era,
y ganaría una gran fama. Así estuvo imaginándose vencedora de
muchos combates mientras iban de camino al frente. Pero cuando
llegaron, ya había habido una primera batalla, y la espada pudo ver
el resultado de la guerra. Aquello no tenía nada que ver con lo que
había imaginado: nada de caballeros limpios, elegantes y triunfadores con sus armas relucientes;
allí sólo había armas rotas y melladas, y muchísima gente sufriendo hambre y sed; casi no había
comida y todo estaba lleno de suciedad envuelta en el olor más repugnante; muchos estaban
medio muertos y tirados por el suelo y todos sangraban por múltiples heridas...
Entonces la espada se dio cuenta de que no le gustaban las guerras ni las batallas. Ella prefería
estar en paz y dedicarse a participar en torneos y concursos. Así que durante aquella noche previa
a la gran batalla final, la espada buscaba la forma de impedirla. Finalmente, empezó a vibrar. Al
principio emitía un pequeño zumbido, pero el sonido fue creciendo, hasta convertirse en un
molesto sonido metálico. Las espadas y armaduras del resto de soldados preguntaron a la espada
del rey qué estaba haciendo, y ésta les dijo:

- "No quiero que haya batalla mañana, no me gusta la guerra".


- "A ninguno nos gusta, pero ¿qué podemos hacer?".
- "Vibrad como yo lo hago. Si hacemos suficiente ruido nadie podrá dormir".

Entonces las armas empezaron a vibrar, y el ruido fue creciendo hasta hacerse ensordecedor, y se
hizo tan grande que llegó hasta el campamento de los enemigos, cuyas armas, hartas también de
la guerra, se unieron a la gran protesta. A la mañana siguiente, cuando debía comenzar la batalla,
ningún soldado estaba preparado. Nadie había conseguido dormir ni un poquito, ni siquiera los
reyes y los generales, así que todos pasaron el día entero durmiendo. Cuando comenzaron a
despertar al atardecer, decidieron dejar la batalla para el día siguiente. Pero las armas, lideradas
por la espada del rey, volvieron a pasar la noche entonando su canto de paz, y nuevamente ningún
soldado pudo descansar, teniendo que aplazar de nuevo la batalla, y lo mismo se repitió durante
los siguientes siete días. Al atardecer del séptimo día, los reyes de los dos bandos se reunieron
para ver qué podían hacer en aquella situación. Ambos estaban muy enfadados por su anterior
discusión, pero al poco de estar juntos, comenzaron a comentar las noches sin sueño que habían
tenido, la extrañeza de sus soldados, el desconcierto del día y la noche y las divertidas situaciones
que había creado, y poco después ambos reían amistosamente con todas aquellas historietas.
LA LEY SOBRE EL BOSQUE ILUMINADO

Idea principal: No perdonar, aunque sólo sea una vez, tiene siempre consecuencias sobre la
convivencia.

El bosque iluminado era el mejor bosque en que se podía vivir, donde las
fiestas llenaban de luz las noches y todos disfrutaban. En aquel bosque
sólo había una ley: "perdonar a todos". Y nunca tuvieron problemas con
ella, hasta que un día la abeja picó al conejo por error, y éste sufrió tanto
que no quería perdonarla. Pidió al búho que reuniera al consejo y
revisaran aquella ley. Todos estuvieron de acuerdo en que no habría
problema por relajarla, así que se permitió una única excepción por
animal; si alguien se enfadaba de verdad con alguien, no tenía por qué perdonarle si no quería. Y
así siguieron hasta la gran fiesta de la primavera, la mejor del año, que resultó un grandísimo
fracaso: sólo aparecieron el búho y unos pocos animales más. Entonces el señor búho decidió
investigar el asunto, y fue a ver al conejo. Este le dijo que no había ido por si iba la abeja, a la que
aún no había perdonado. Luego la abeja dijo que no había ido por si iba la ardilla, a la que no había
perdonado por tirar su colmena. La ardilla tampoco fue por si iba el zorro, a quien no había
perdonado que robara su comida... y así sucesivamente todos contaron cómo habían dejado de ir
por si se presentaba aquel a quien no habían perdonado. El búho entonces convocó la asamblea, y
mostró a todos cómo aquellla pequeña excepción a la ley había acabado con la felicidad del
bosque.
Unánimemente decidieron recuperar su antigua ley, "perdonar a todos", a la que añadieron: "sin
excepciones"
COLEGIO CRISTIANO MIXTO PRE UNIVERSITARIO PESTALOZZI
8va calle 5-13 ZONA 1 QUETZALTENANGO TEL: 7766 9611

NOMBRE:

GABRIELA MARLENY BATZ TACAM

GRADO:

6to. MAGISTERIO PARVULARIO CON ESPECIALIDAD EN PROBLEMAS DE


LENGUAJE

CURSO:
TEATRO INFANTIL

TEMA:
CUENTOS INFANTILES

CATEDRATICA:
FLOR SANTIZO

FECHA DE ENTEGRA:
18/02/2011

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