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Unidad 1
Autor
Lic. Edmundo Oscar Aguilera
Año
2020
Índice
ALFABETIZACIÓN CIENTÍFICA ............................................................................................................................. 2
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ALFABETIZACIÓN CIENTÍFICA
Mucho se lee, escribe, escucha y habla sobre la alfabetización científica en la escuela, pero con
frecuencia no se planifica y se desarrolla la enseñanza en las aulas desde esta perspectiva.
Hoy en el contexto de la expansión de la pandemia del COVID-19 que afecta el mundo, es indudable
la influencia de la ciencia y la tecnología en la vida cotidiana, hablamos de virus, vacunas, formas de
trasmisión del virus, enfermedades asociadas, terapias posibles, portadores asintomáticos, que junto
con otras cuestiones socio ambientales, problemáticas sobre alimentos transgénicos, quemas de
humedales, entre otras, demandan un ciudadano crítico y participativo, y con la necesidad de acceso
a la cultura científica en la escuela para ser capaz de tomar decisiones tanto en lo personal como lo
social sobre estas problemáticas socio científicas.
La alfabetización científica debe ser concebida, como un proceso de “investigación orientada” que,
superando el reduccionismo conceptual permita a los estudiantes participar en la aventura científica
de enfrentarse a problemas relevantes y (re)construir los conocimientos científicos, que
habitualmente la enseñanza transmite ya elaborados, lo que favorece el aprendizaje más eficiente y
significativo.
El concepto de alfabetización científica, muy aceptado hoy en día, cuenta ya con una tradición que
se remonta, al menos, a finales de los años 50, pero es sin duda, durante la última década, cuando esa
expresión ha adquirido categoría de eslogan amplia y repetidamente utilizado por los investigadores,
diseñadores de currículos y profesores de ciencias.
A su vez, la cultura científica es parte de la cultura, y como afirma Pozo “la función fundamental del
aprendizaje humano es interiorizar o incorporar la cultura, para así formar parte de ella”. Por esta
razón es un compromiso con la inclusión educativa y la justicia curricular (Conell, 1997) el
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Con relativa frecuencia, determinadas personas, se sienten incapaces de controlar ciertos productos
tecnológicos o de afrontar simples razonamientos relacionados con la ciencia. La educación debería
disminuir esa inseguridad, que algunos ciudadanos tienen, de tal forma que se pudiera disfrutar de los
crecientes beneficios de la era de la ciencia y la tecnología, garantizando al mismo tiempo, la protección
de la salud y el medio y contribuyendo con el conocimiento a la toma de decisiones sobre el desarrollo
científico y tecnológico en el que estamos inmersos, y sus consecuencias.
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fortalecimiento de la enseñanza de las ciencias naturales en todos los niveles de la escolaridad
obligatoria porque eso promueve la comprensión pública de la ciencia, la construcción de ciudadanía
para pensar, actuar y debatir sobre cuestiones controvertidas en relación con la tecno ciencia y sus
implicancias sociales, políticas, económicas, entre otras.
• Entender que la ciencia y sus teorías no son opiniones personales, creencias o nociones no
sustentadas.
• Aprender cómo las teorías se construyen y se ponen a prueba, cómo adquieren una validez
temporal, en qué sentido son modificables y cómo continuamente son refinadas y precisadas
por nuevos estudios.
• Saber que las afirmaciones sustentadas en resultados confirmados responden a las preguntas:
¿cómo sabemos tal cosa?, ¿por qué lo sabemos?, ¿cuál es la evidencia de que así es?, y saber
diferenciarlas de las que no han sido verificadas y de las que se asumen como acto de fe.
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Para alfabetizar científicamente, deberíamos plantear el aprendizaje como construcción de conocimientos a
través del tratamiento de situaciones problemáticas que los estudiantes puedan considerar de interés. La
alfabetización científica debería ser un proceso de investigación canalizada o encauzada, que permita a los
estudiantes enfrentarse a problemas de cierta entidad, y construir ellos mismos los conocimientos científicos, que
por regla general algunos (muchos) profesores ya transmiten confeccionados y elaborados, de manera que el
aprendizaje sea más sólido, eficaz y significativo.
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“Cuando nos referimos a un ciudadano alfabetizado científicamente decimos que no significa que hay
que dotarles solamente de un lenguaje, el científico- en sí ya bastante complejo-sino enseñarles a
desmitificar y descodificar las creencias adheridas y a los científicos, prescindir de su aparente
neutralidad, entrar las cuestiones epistemológicas y en las terribles desigualdades por el mal uso de
la ciencia y sus condicionantes socio-políticos” (Marco, Berta)
De la misma manera que la enfermedad no se puede estudiar sin el paciente, no es posible entender
la ciencia sin situarla en el contexto social en el que aparece y se desarrolla. Por ello una persona
alfabetizada debe comprender la interrelación entre la ciencia conocida por una sociedad en un
momento dado de su historia y las características de su forma de vida, posibilidades, etc., así como la
manera en la que evolucionan en el tiempo.
Esta visión incluye la construcción de una imagen actualizada de la ciencia, de la actividad científica,
de los conocimientos científicos y su historicidad, que sea -a la vez- funcional para los destinatarios.
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Texto adaptado de Behamonde, N. Un desafío de la alfabetización científica: hacer ciencia través del lenguaje
(Revista “El monitor” N° 16 – Ministerio de Educación. Disponible en:
http://www.me.gov.ar/monitor/nro16/index.htm
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Ilustración 1
Como todos sabemos, los niños construyen desde épocas tempranas muchos saberes acerca de los
objetos, los seres vivos y su propio cuerpo. Además, es probable que se hayan acercado a algunas
nociones científicas en el Nivel Inicial, aun sin saber leer ni escribir.
En la escuela primaria lo seguirán haciendo de un modo más sistemático, con la ayuda del docente.
Por esa razón, es necesario instalar la enseñanza de la ciencia desde el inicio mismo de la escolaridad
ya que proporciona aportes específicos al proceso alfabetizador, tanto por las cosas de las que se
piensa y se habla, como por las formas de interactuar con ellas y de nombrarlas.
En este proceso de aprender a ver de otra manera, de articular la "mirada científica", el lenguaje
juega un rol irreemplazable. Permite darles nombre a las relaciones observadas, conectándolas con
las entidades conceptuales que las justifican, y favorece la emergencia de nuevos significados y nuevos
argumentos; convirtiéndose así, en la herramienta para cambiar la forma de pensar acerca del mundo.
Ilustración 2
Veamos un ejemplo (adaptación de Pujol, 2003) en el que se genera una discusión en la clase por la
muerte inesperada de los bichos bolita en el terrario:
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Tabla 2
Estudiante 3: Yo creo que en el lugar donde los capturamos había tierra húmeda y acá en el terrario,
no.
Estudiante 4: Tendríamos que salir al patio y volver a mirar con más atención, (nueva salida al patio
para observar a los bichos bolita en su hábitat).
En este caso, la pregunta del docente conduce a los estudiantes a imaginarse una situación hipotética
en la que cambian las condiciones ambientales de partida y los "obliga" a pensar qué hubiera sucedido
en un escenario diferente, y a buscar nuevas hipótesis que deberán corroborar. Es un ejercicio
intelectual que otorga significado científico a las observaciones que se llevan a cabo en el marco del
experimento escolar. Se necesitarán nuevas observaciones y nuevas acciones para encontrar
respuestas a las hipótesis planteadas, pero también nuevas preguntas y nuevas orientaciones por
parte del docente.
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Ilustración 3
Resaltamos que no existe una fórmula mágica y mucho menos una “receta” para el desarrollo de la
Alfabetización Científica4, pero, pequeñas actividades como, visitas a museos, teatros lecturas de
revistas, periódicos, salidas de campo, aulas prácticas y experimentales pueden ser el inicio de las
aulas más dinámicas, problematizadoras, estimuladoras y más próximas de la realidad de los
estudiantes.
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La alfabetización científica ostenta actualmente un lugar en la agenda pública por dos procesos
convergentes: las demandas de la sociedad industrial y la ampliación del modo de concepción de los
derechos educativos de los ciudadanos.