Está en la página 1de 1

LA REVOLUCIÓN DE LA MORTALIDAD Hasta el siglo xx, en todas las sociedades a lo

largo de la historia, la muerte era un suceso frecuente, esperado, en ocasiones bienvenido


como la terminación pacífi ca del sufrimiento . Cuidar en casa a un ser querido agonizante
era una experiencia común, como lo es todavía en algunas comunidades rurales. Desde el
siglo xix han tenido lugar grandes cambios históricos concernientes a la muerte y el proceso
de morir, sobre todo en los países desarrollados. Los avances de la medicina y los servicios
médicos, los nuevos tratamientos para enfermedades que alguna vez fueron fatales y una
población más educada y consciente de la salud han dado lugar a una revolución de la
mortalidad . En la actualidad es menos probable que las mujeres mueran en el parto; los
infantes tienen mayores posibilidades de sobrevivir al primer año y es más probable que los
niños alcancen la adultez; los adultos tempranos tienen mayor oportunidad de alcanzar la
vejez y las personas ancianas a menudo pueden superar enfermedades que antes se
consideraban fatales. En la década de 1900, las causas principales de muerte en Estados
Unidos eran enfermedades que afectaban con más frecuencia a los niños y las personas
jóvenes: neumonía e infl uenza, tuberculosis, diarrea y enteritis. Hoy, a pesar de los
incrementos recientes de las muertes, posiblemente relacionadas con las drogas, de
personas en sus veinte y en la edad media temprana, así como de un repunte del suicidio
durante la mitad de la vida, casi tres cuartas partes de los decesos en Estados Unidos
ocurren entre las personas de 65 años en adelante; además, alrededor de la mitad de esas
muertes se deben a cardiopatías, cáncer y apoplejía, las tres causas principales de muerte
en la adultez tardía (Xu et al., 2010). En el curso de todo este progreso para mejorar la
salud y prolongar la vida, puede haberse perdido algo importante. Al mirar la muerte a los
ojos, poco a poco, día tras día, la gente que creció en sociedades tradicionales asimiló una
verdad importante: morir es parte de la vida . A medida que la muerte se ha convertido en
un fenómeno de la adultez tardía, se ha convertido en algo “invisible y abstracto” (Fulton y
Owen, 1987-1988, p. 380). El cuidado de los moribundosy de los muertos se convirtió sobre
todo en una tarea de profesionales. Las convenciones sociales como ingresar a la persona
moribunda en un hospital o un asilo y rehusarse a discutir abiertamente sobre su condición
refl ejan y perpetúan actitudes de evitación y negación. La muerte —incluso de los muy
ancianos— dejó de verse como el fi n natural de la vida para considerarse como el fracaso
del tratamiento médico(McCue, 1995). En la actualidad, el panorama cambia de nuevo. La
tanatología, el estudio de la muerte y el proceso de morir , está suscitando interés y se han
establecido programas educativos para ayudar a la gente a enfrentar la muerte. Debido a
los costos exorbitantes del cuidado hospitalario prolongado de personas con enfermedades
terminales, muchas muertes ocurren ahora en casa, como era usual en todo el mundo.

También podría gustarte