Nos acercamos en el umbral de la intensa lucha contra la bestia y su imagen. Se hará todo esfuerzo posible para obligar a que el remanente se una con el movimiento promovido por la segunda bestia; incluso será amenazado con aislamiento y muerte (Apoc. 13: 11-17); Satanás obrará al mismo tiempo con todo "engaño de iniquidad" (2 Tes. 2: 10; cf. Mat. 24: 24) para hacer que parezca que el poder de Dios se manifiesta en ese movimiento. Pero en medio de todo perseverará hasta el fin el fiel remanente y mantendrá su integridad. Su firmeza a toda prueba merece una alabanza especial. En medio de la contaminación moral y de la apostasía casi universal, ellos brillan como luces, y su testimonio a favor de la verdad es invariable. Una fe que depende de Dios por medio de la oración “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba" (Marcos 1:35) “Durante todo el día, trabajaba enseñando a los ignorantes, sanando a los enfermos, dando vista a los ciegos, alimentando a la muchedumbre; y al anochecer o por la mañana temprano, se dirigía al santuario de las montañas, para estar en comunión con su Padre. Muchas veces pasaba toda la noche en oración y meditación, y volvía al amanecer para reanudar su trabajo entre la gente. (DTG 225). Una fe que vive por la Palabra de Dios "El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." (Mat 4:4). Aun en esta vida, no puede beneficiarnos el apartarnos de la voluntad de nuestro Padre celestial. Cuando aprendamos a conocer el poder de su palabra no seguiremos las sugestiones de Satanás para obtener alimento o salvarnos la vida. Lo único que preguntaremos será: ¿Cuál es la orden de Dios, y cuál es su promesa? Conociéndolas, obedeceremos la primera y confiaremos en la segunda. (DTG 96) Una fe sumisa a la voluntad de Dios “Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.” (Marcos 14:36) Solo por la fe “Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; más el justo por su fe vivirá.” (Habacuc 2:4) “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” (1 Juan 5:4)