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Capitulo 4 - Los Propositos de Dios para El Sacudimiento - Sacudimiento y Avivamiento de Los Ultimos Tiempos
Capitulo 4 - Los Propositos de Dios para El Sacudimiento - Sacudimiento y Avivamiento de Los Ultimos Tiempos
CAPÍTULO 4
LOS PROPÓSITOS DE DIOS PARA EL SACUDIMIENTO
Como he venido enfatizando, el sacudimiento final es inevitable, incluso ahora mismo
estamos en medio de él. La naturaleza está siendo sacudida como nunca, la economía
mundial con frecuencia se enfrenta a desafíos y crisis, y los valores morales están siendo
violentamente anulados en todas las áreas. Las instituciones de gobierno, educación,
ciencia, religión, familia y otras, que antes eran tan firmes y seguras, también están
siendo sacudidas, y la gente desconfía cada vez más de ellas. Una vez que pase este
sacudimiento global, todo habrá sido desplazado; nada estará donde solía estar.
Según un artículo en la sección de noticias internacionales de Vozpopuli, en solo los
primeros ocho meses de 2020, “debido a los preocupantes índices de calentamiento
global... se han registrado al menos ocho desastres de alta magnitud” en el mundo.
Estas calamidades incluyen lo siguiente: a nivel mundial, el altamente contagioso
coronavirus y todas sus consecuencias, que están afectando a miles de millones de
personas; en Australia, los incendios de 2019 a 2020, con un estimado de 15,000 brotes
de fuego que emitieron 400 megatoneladas (400 millones de toneladas) de CO2 a la
atmósfera; en el norte de Ucrania, los incendios de Chernóbil, que tuvieron lugar muy
cerca de una planta conocida por tener altos niveles de radiactividad; en el Este de
África, la plaga de langostas que puso en peligro el suministro de alimentos de más de
12 millones de personas; en los Estados Unidos, la alerta sobre el gigantesco avispón
asiático, cuya picadura puede causar la muerte 66 Sacudimiento y avivamiento de los
últimos tiempos
de personas; en el norte de Rusia, en el círculo polar ártico, el derrame de 20,000
toneladas de diésel en un río, cuya limpieza podría tomar hasta diez años y costar más
de 1,500 millones de dólares; la nube de polvo procedente del Sahara, que afectó
principalmente a Cuba, Puerto Rico, Martinica y Guadalupe, lo que provocó que “el aire
de ese territorio [se] oscureciera y [resultara] contaminado, alcanzando proporciones
históricas”; y finalmente, en Beirut, Líbano, las explosiones de un depósito de fuegos
artificiales que dejaron más de 150 muertos, 5,000 heridos y más de 200,000 personas sin
hogar, lo que provocó unos 3,000 millones de dólares en pérdidas materiales.
No cabe duda que el mundo está en crisis.
En parte, esto está ocurriendo porque a ciertos poderosos espíritus demoníacos ahora se
les está permitiendo correr desenfrenadamente por la tierra, tras haber sido retenidos
por Dios hasta el final de los tiempos. Puesto que antes no habían pisado este mundo,
ahora vemos atrocidades, o grados de atrocidad, que anteriormente no veíamos. Dios
está permitiendo esto con el fin de sacudir de nuestras vidas lo que no nos pertenece,
incluyendo personas, lugares y cosas. Permanecerá solo aquello que es verdadero, firme
y está fundamentado en Él. Todo lo demás será desplazado.
Aunque los sacudimientos pueden ser dolorosos y traernos incertidumbre, también son
proféticos; nos ayudan a distinguir lo verdadero de lo falso, lo permanente de lo
temporal y lo importante de lo trivial. Sin embargo, como he indicado anteriormente, si
no entendemos el propósito del sacudimiento, nos sentiremos perdidos, castigados por
Dios, e incluso abandonados. Por lo tanto, en este capítulo exploraremos más a fondo
las razones de Dios para traer este sacudimiento a nuestra generación. Siempre
debemos tener en cuenta que Su propósito al sacudir el mundo es traer juicio, dándonos
antes la oportunidad de arrepentirnos. Sin embargo, Su propósito al sacudir la iglesia es
purificarla. Veamos ahora algunas razones específicas para el sacudimiento.
PARA REVELAR NUESTROS MOTIVOS
El propósito principal de Dios al sacudir a Su pueblo es revelar lo que hay en sus
corazones, porque en el corazón es donde radican los verdaderos Los propósitos de
Dios para el sacudimiento deseos e intenciones. Este sacudimiento saca a la luz nuestras
motivaciones ocultas, y por consiguiente sacará a la luz por qué hacemos lo que hace-
mos, para dejar al descubierto nuestras agendas personales. Cuando Dios sacude a una
persona, familia, iglesia, gobierno o sociedad, ciertos elementos, actividades y personas
serán removidos. En muchos casos, la razón por la que son removidos es porque, en
primer lugar, no fueron aprobados por Dios. Tenemos que entender esto para no
sentirnos devastados cuando perdemos a alguien que era muy cercano a nosotros,
cuando nos decepcionan o incluso nos traicionan personas a quienes les teníamos afecto
y confianza. (Vea 1 Corintios 3:11–15). Debemos reconocer que Dios está corrigiendo el
rumbo de nuestras vidas, con el fin de que podamos cumplir Sus propósitos para
nosotros.
CUANDO DIOS SACUDE UNA RELACIÓN, DESCUBRIMOS SOBRE QUÉ ESTÁ
CONSTRUIDA.
Cuando experimentamos un sacudimiento, es el momento de ser honestos y
transparentes ante Dios, porque, lo que sea que estemos tratando de ocultar, Él lo
expondrá y revelará, muchas veces públicamente. Cuando algo que hemos tratado de
ocultar es revelado, no tenemos otra opción que enfrentarnos a ello “porque nuestro Dios
es fuego consumidor” (Hebreos 12:29). Si no nos arrepentimos vendrá el juicio: “Porque no
hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz”
(Marcos 4:22). En el libro de Daniel leemos: “Él [Dios] revela lo profundo y lo escondido;
conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz” (Daniel 2:22).
PARA PRODUCIR CAMBIOS
Dios está trabajando continuamente para hacer cambios positivos en nuestras vidas, y
ese es el objetivo de todo sacudimiento, incluyendo el que estamos experimentando
ahora, personal, local, nacional y global. El cambio es constante porque todo en el
mundo inevitablemente cambia. Nada está tan garantizado como el cambio mismo;
vemos este principio en el mundo natural sobre la tierra, en el universo y en la vida del
espíritu. Jesús murió en la cruz para producir dentro de nosotros cambios que nos
acerquen al Padre. Por lo tanto, el sacudimiento es parte de la naturaleza misma de
nuestra existencia, y así debemos aceptarlo. Una vez más, la gente teme al sacudimiento
porque no conoce su propósito; ellos creen que los destruirá, sin darse cuenta que es
enviado para transformarlos. Todos los sacudimientos enviados por Dios tienen por
objeto permitirnos avanzar en el desarrollo del carácter de Cristo, incluida la cualidad
de la santidad. Por consiguiente, el sacudimiento es para nuestro propio beneficio.
Debemos dejar de lado toda idea que resiste el sacudimiento y permitir que Dios nos
moldee, porque “sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
PARA DESATAR BENDICIONES
Lo reto a que me muestre una persona en la Biblia que haya sido verdaderamente
bendecida por Dios, sin antes haber pasado por algún tipo de sacudimiento. Le
garantizo que no encontrará una. Por ejemplo, pensemos en David. En medio de un
sacudimiento personal, observó: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir
todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano” (Salmos 32:3–4). Más tarde,
David escribió: “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de
espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová” (Salmos
34:18–19). Cuando nos negamos a ceder al proceso de ser sacudidos, también
rechazamos la bendición de dejarnos cambiar por Dios. Si reconocemos lo que,
específicamente, Dios quiere transformar en nuestras vidas, y si identificamos lo que Él
quiere eliminar, haremos espacio para lo nuevo y lo verdadero que Él quiere traernos.
Pero, de nuevo, recibir la bendición del sacudimiento depende de la forma cómo
obedezcamos y nos entreguemos a Dios en medio de ella.