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SACUDIMIENTO Y AVIVAMIENTO DE LOS ULTIMOS TIEMPOS

Por Guillermo Maldonado

CAPÍTULO 4
LOS PROPÓSITOS DE DIOS PARA EL SACUDIMIENTO
Como he venido enfatizando, el sacudimiento final es inevitable, incluso ahora mismo
estamos en medio de él. La naturaleza está siendo sacudida como nunca, la economía
mundial con frecuencia se enfrenta a desafíos y crisis, y los valores morales están siendo
violentamente anulados en todas las áreas. Las instituciones de gobierno, educación,
ciencia, religión, familia y otras, que antes eran tan firmes y seguras, también están
siendo sacudidas, y la gente desconfía cada vez más de ellas. Una vez que pase este
sacudimiento global, todo habrá sido desplazado; nada estará donde solía estar.
Según un artículo en la sección de noticias internacionales de Vozpopuli, en solo los
primeros ocho meses de 2020, “debido a los preocupantes índices de calentamiento
global... se han registrado al menos ocho desastres de alta magnitud” en el mundo.
Estas calamidades incluyen lo siguiente: a nivel mundial, el altamente contagioso
coronavirus y todas sus consecuencias, que están afectando a miles de millones de
personas; en Australia, los incendios de 2019 a 2020, con un estimado de 15,000 brotes
de fuego que emitieron 400 megatoneladas (400 millones de toneladas) de CO2 a la
atmósfera; en el norte de Ucrania, los incendios de Chernóbil, que tuvieron lugar muy
cerca de una planta conocida por tener altos niveles de radiactividad; en el Este de
África, la plaga de langostas que puso en peligro el suministro de alimentos de más de
12 millones de personas; en los Estados Unidos, la alerta sobre el gigantesco avispón
asiático, cuya picadura puede causar la muerte 66 Sacudimiento y avivamiento de los
últimos tiempos
de personas; en el norte de Rusia, en el círculo polar ártico, el derrame de 20,000
toneladas de diésel en un río, cuya limpieza podría tomar hasta diez años y costar más
de 1,500 millones de dólares; la nube de polvo procedente del Sahara, que afectó
principalmente a Cuba, Puerto Rico, Martinica y Guadalupe, lo que provocó que “el aire
de ese territorio [se] oscureciera y [resultara] contaminado, alcanzando proporciones
históricas”; y finalmente, en Beirut, Líbano, las explosiones de un depósito de fuegos
artificiales que dejaron más de 150 muertos, 5,000 heridos y más de 200,000 personas sin
hogar, lo que provocó unos 3,000 millones de dólares en pérdidas materiales.
No cabe duda que el mundo está en crisis.
En parte, esto está ocurriendo porque a ciertos poderosos espíritus demoníacos ahora se
les está permitiendo correr desenfrenadamente por la tierra, tras haber sido retenidos
por Dios hasta el final de los tiempos. Puesto que antes no habían pisado este mundo,
ahora vemos atrocidades, o grados de atrocidad, que anteriormente no veíamos. Dios
está permitiendo esto con el fin de sacudir de nuestras vidas lo que no nos pertenece,
incluyendo personas, lugares y cosas. Permanecerá solo aquello que es verdadero, firme
y está fundamentado en Él. Todo lo demás será desplazado.
Aunque los sacudimientos pueden ser dolorosos y traernos incertidumbre, también son
proféticos; nos ayudan a distinguir lo verdadero de lo falso, lo permanente de lo
temporal y lo importante de lo trivial. Sin embargo, como he indicado anteriormente, si
no entendemos el propósito del sacudimiento, nos sentiremos perdidos, castigados por
Dios, e incluso abandonados. Por lo tanto, en este capítulo exploraremos más a fondo
las razones de Dios para traer este sacudimiento a nuestra generación. Siempre
debemos tener en cuenta que Su propósito al sacudir el mundo es traer juicio, dándonos
antes la oportunidad de arrepentirnos. Sin embargo, Su propósito al sacudir la iglesia es
purificarla. Veamos ahora algunas razones específicas para el sacudimiento.
PARA REVELAR NUESTROS MOTIVOS
El propósito principal de Dios al sacudir a Su pueblo es revelar lo que hay en sus
corazones, porque en el corazón es donde radican los verdaderos Los propósitos de
Dios para el sacudimiento deseos e intenciones. Este sacudimiento saca a la luz nuestras
motivaciones ocultas, y por consiguiente sacará a la luz por qué hacemos lo que hace-
mos, para dejar al descubierto nuestras agendas personales. Cuando Dios sacude a una
persona, familia, iglesia, gobierno o sociedad, ciertos elementos, actividades y personas
serán removidos. En muchos casos, la razón por la que son removidos es porque, en
primer lugar, no fueron aprobados por Dios. Tenemos que entender esto para no
sentirnos devastados cuando perdemos a alguien que era muy cercano a nosotros,
cuando nos decepcionan o incluso nos traicionan personas a quienes les teníamos afecto
y confianza. (Vea 1 Corintios 3:11–15). Debemos reconocer que Dios está corrigiendo el
rumbo de nuestras vidas, con el fin de que podamos cumplir Sus propósitos para
nosotros.
CUANDO DIOS SACUDE UNA RELACIÓN, DESCUBRIMOS SOBRE QUÉ ESTÁ
CONSTRUIDA.
Cuando experimentamos un sacudimiento, es el momento de ser honestos y
transparentes ante Dios, porque, lo que sea que estemos tratando de ocultar, Él lo
expondrá y revelará, muchas veces públicamente. Cuando algo que hemos tratado de
ocultar es revelado, no tenemos otra opción que enfrentarnos a ello “porque nuestro Dios
es fuego consumidor” (Hebreos 12:29). Si no nos arrepentimos vendrá el juicio: “Porque no
hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz”
(Marcos 4:22). En el libro de Daniel leemos: “Él [Dios] revela lo profundo y lo escondido;
conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz” (Daniel 2:22).
PARA PRODUCIR CAMBIOS
Dios está trabajando continuamente para hacer cambios positivos en nuestras vidas, y
ese es el objetivo de todo sacudimiento, incluyendo el que estamos experimentando
ahora, personal, local, nacional y global. El cambio es constante porque todo en el
mundo inevitablemente cambia. Nada está tan garantizado como el cambio mismo;
vemos este principio en el mundo natural sobre la tierra, en el universo y en la vida del
espíritu. Jesús murió en la cruz para producir dentro de nosotros cambios que nos
acerquen al Padre. Por lo tanto, el sacudimiento es parte de la naturaleza misma de
nuestra existencia, y así debemos aceptarlo. Una vez más, la gente teme al sacudimiento
porque no conoce su propósito; ellos creen que los destruirá, sin darse cuenta que es
enviado para transformarlos. Todos los sacudimientos enviados por Dios tienen por
objeto permitirnos avanzar en el desarrollo del carácter de Cristo, incluida la cualidad
de la santidad. Por consiguiente, el sacudimiento es para nuestro propio beneficio.
Debemos dejar de lado toda idea que resiste el sacudimiento y permitir que Dios nos
moldee, porque “sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
PARA DESATAR BENDICIONES
Lo reto a que me muestre una persona en la Biblia que haya sido verdaderamente
bendecida por Dios, sin antes haber pasado por algún tipo de sacudimiento. Le
garantizo que no encontrará una. Por ejemplo, pensemos en David. En medio de un
sacudimiento personal, observó: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir
todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano” (Salmos 32:3–4). Más tarde,
David escribió: “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de
espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová” (Salmos
34:18–19). Cuando nos negamos a ceder al proceso de ser sacudidos, también
rechazamos la bendición de dejarnos cambiar por Dios. Si reconocemos lo que,
específicamente, Dios quiere transformar en nuestras vidas, y si identificamos lo que Él
quiere eliminar, haremos espacio para lo nuevo y lo verdadero que Él quiere traernos.
Pero, de nuevo, recibir la bendición del sacudimiento depende de la forma cómo
obedezcamos y nos entreguemos a Dios en medio de ella.

PARA SOBREVIVIR AL SACUDIMIENTO, DEBEMOS SER OBEDIENTES.

PARA EXPONER LO QUE NOS INQUIETA


Amado lector, ¿qué situaciones perturban su paz o lo sacan de una sensación de
seguridad? ¿Está abatido por problemas financieros? ¿Se derrumba emocionalmente
durante las crisis de la vida? ¿Se alarma por los huracanes u otras tormentas físicas?
¿Está desorientado por el abandono, el engaño, la traición o el rechazo de sus
compañeros, amigos, o de su propia familia? Esos sacudimientos nos revelan en qué o
en quién realmente estamos confiando. ¿Confía en sus ahorros? ¿Confía en sus recursos
materiales? ¿Confía en su capacidad para proveer para su familia? Dios usa los
sacudimientos para ayudarnos a reconocer que, en todo momento, necesitamos poner
nuestra confianza en Él. Todos necesitamos reconocer en qué áreas confiamos más.
Acaso confiamos más en nuestras propias fuerzas o en algo del mundo físico, en lugar
de confiar en Dios. El Señor está guiando a Su iglesia para que dependa de Él como su
fuente más importante en todo.
En Daniel 3 leemos acerca de tres jóvenes hebreos que, habiendo sido llevados cautivos
a Babilonia, fueron probados durante una gran crisis. Reclutados para trabajar en el
palacio del rey Nabucodonosor, Sadrac, Mesac y Abednego se encontraron en una
situación que sacudió su fe y puso a prueba su dependencia de Dios. Fueron desafiados
a adorar a un dios babilónico moldeado en oro, a lo que ellos se negaron. Como castigo,
el rey ordenó que fueran arrojados a un horno ardiendo en llamas.
Los tres jóvenes no se dejaron intimidar por la amenaza de morir en el fuego porque su
fe estaba puesta plenamente en Dios, y nada les haría negar Su nombre o adorar a otro
dios. Ellos dijeron: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego
ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses,
ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (Daniel 3:17–18). ¿Qué pasó? Aunque
Sadrac, Mesac y Abednego fueron atados y arrojados al fuego, caminaron en medio de
las llamas sin sufrir daños porque Jesús, en forma preencarnada, estaba con ellos. El rey
dijo: “He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún
daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (versículo 25). Los propios
hombres del rey que habían arrojado a Sadrac, Mesac y Abednego al horno habían
muerto debido a la intensidad de las llamas; sin embargo, los hijos del Dios viviente
estaban sobrenaturalmente protegidos y salieron ilesos del horno.
“Ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor
de fuego tenían” (versículo 27). ¡Gloria a Dios por el sacudimiento que purifica nuestra fe!
PARA REVELAR AL REMANENTE
En uno de los salmos proféticos de David acerca de Jesús, leemos: “A Jehová he puesto
siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido” (Salmos 16:8). Si alguien
fue sacudido durante su vida en la tierra, ese fue Jesús. Su mayor y último sacudimiento
ocurrió cuando fue llevado al infierno mismo después de morir cruelmente en la cruz
por nuestros pecados. Pero Él sabía que Dios no lo dejaría allí, como dice el Salmo 16:10:
“Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción”. Saber que
Jesús soportó y atravesó sacudimientos en su vida terrenal, también nos empodera para
pasar por sacudimientos, siempre y cuando sigamos siendo Su remanente fiel.
Una vez más, lo que creemos, lo que hacemos y cómo actuamos en tiempos de
sacudimiento revela quiénes somos en nuestro ser interior. ¿Somos parte del
remanente? ¿Somos de los que no dejan de confiar en Dios y de adorarlo, incluso bajo la
presión de la crisis, el miedo, la enfermedad u otra forma de sacudimiento? ¿O somos
nosotros los que, frente a la prueba que viene con el sacudimiento, nos alejamos de Dios
y permitimos que nuestra fe se desmorone? Aunque usted no lo crea, el mundo está
observando cómo actuamos durante estos últimos tiempos sin precedentes. Todas las
miradas están sobre nosotros. ¿Será usted parte de los que temen o de los que creen?
Como en la historia de los tres jóvenes que desafiaron al rey de Babilonia, cuando
ponemos a Dios por encima de todo, Él camina con nosotros en medio de la prueba de
fuego. El remanente incluye a aquellos que pasan a través del fuego y no se queman;
más bien, experimentan la presencia de Dios a su lado, lo que evita que el sacudimiento
los destruya.
EL FUEGO DEL SACUDIMIENTO REVELA AL REMANENTE QUE PERMANECE
FIEL A SU DIOS.
PARA REVELAR SU GLORIA
Cada vez que se produce un sacudimiento, su propósito específico es revelar la gloria
de Dios en los últimos tiempos, porque Dios está llamando a Su remanente para que
sean portadores de Su gloria en el avivamiento de los últimos días. El apóstol Pablo,
quien sufrió toda clase de persecuciones y sacudimientos en su vida como cristiano,
escribió en su carta a los creyentes de Corinto: “Porque esta leve tribulación momentánea
produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17). Creo
que Pablo recordaba estas palabras del profeta Hageo: “La gloria postrera de esta casa será
mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los
ejércitos” (Hageo 2:9). Dios está permitiendo el sacudimiento de hoy con el propósito de
mostrarnos Su gloria, porque la gloria primera y la postrera se manifestarán juntas en
estos tiempos finales.
PARA REVELAR LO DE DIOS
Como escribí antes, todo que no fue iniciado o establecido por Dios en la tierra será
sacudido. Por ejemplo, los matrimonios que fueron iniciados por conveniencia, emoción
o razones egoístas, en lugar de estar de acuerdo con la voluntad de Dios, serán
sacudidos. Si este es su caso, busque a Dios junto con su cónyuge a fin de restaurar su
matrimonio y tener un comienzo fresco en el Señor. Haga todo lo que pueda de su
parte, y confíe el resto al Señor. Los ministros y otros líderes, incluso los ministerios y
organizaciones religiosas, que fueron establecidos por el hombre y no por Dios, también
serán sacudidos, porque: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). Si usted o
su ministerio han sido sacudidos de esta manera, arrepiéntase, busque a Dios en
oración y ayuno, y encuentre Su voluntad para que pueda servirle de nuevo bajo la
dirección del Espíritu. Todo lo que fue establecido por medios naturales será eliminado;
solo permanecerá lo que fue establecido por la voluntad de Dios a través de medios
sobrenaturales. Dios está buscando la autenticidad. “El justo no será removido jamás; pero
los impíos no habitarán la tierra” (Proverbios 10:30).72 Sacudimiento y avivamiento de los
últimos tiempos
PARA PROBAR NUESTRA FE
Piense en un sacudimiento por el que haya atravesado en su vida personal. Una vez que
pasó, ¿siguió creyendo en Dios? Más aún, ¿fue fortalecido en su fe? (Vea Romanos 3:3–
4). Los sacudimientos nos traen de regreso a la realidad de nuestro autoengaño, orgullo
e incredulidad, y nos muestran lo que realmente creemos. Compruebe su fe: ¿todavía
confía en el Dios eterno? Asegúrese de que su fe en el Señor no ha decaído. ¡Es un
tiempo peligroso para dejar de creer en Él! Gracias a Dios que el sacudimiento en este
mundo pone de manifiesto la condición de nuestra fe y nos da la oportunidad de
arrepentirnos y volver a creer. Además, como ya he dicho antes, Dios está sacudiendo a
algunas personas que no creen en Él para que aún puedan tener la oportunidad de
arrepentirse y ser salvos. “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando
haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”
(Santiago 1:12).
¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DE DIOS?
Todo lo que Dios hace en la tierra tiene un propósito relacionado con Su plan de
salvación para la humanidad. Él no hace nada al azar o por capricho, egoísmo o
conveniencia propia. Dios siempre está pensando en nosotros, Sus amados hijos. Esa es
la razón por la que, como hemos analizado en este capítulo, es vital entender el
propósito del sacudimiento que el mundo está experimentando hoy en día. De nuevo, si
no somos conscientes del propósito de Dios en medio de todo esto, corremos el peligro
de caer en la mentira de que Dios nos ha abandonado o que nos está castigando
excesivamente.
Por lo tanto, en medio de la confusión por la que está pasando, busque entender los
propósitos específicos que Dios tiene para usted. Tal vez Él quiera revelarle la condición
de su corazón, o el nivel de su fe, a fin de que pueda entender qué realmente lo motiva
en la vida. Quizás Él quiere hacerle ver que usted ya no forma parte del remanente de
los últimos tiempos, para que pueda realinearse con Él y Sus caminos. Posiblemente
quiere revelarle ciertos aspectos de Su propia naturaleza, por ejemplo, que Él es su
Proveedor, su Sustentador o su Sanador. O acaso quiere hacer un cambio en particular;
o desatar bendición para su vida, a medida que revela Su gloria a través de usted. Si
verdaderamente conocemos el propósito de Dios, en medio del sacudimiento no nos
amargaremos ni perderemos la fe; antes bien, como los tres jóvenes amigos de Daniel
cuando estaban en el horno ardiente, caminaremos con Jesús, y las llamas no nos
tocarán. Saldremos adelante con nuestra fe más fuerte que nunca y formaremos parte
de ese poderoso remanente, esa novia gloriosa por la que Jesús viene. Oremos juntos:
Amado Padre celestial, te doy gracias por revelarme los propósitos de los
sacudimientos que han llegado a mi vida, familia, negocios, sociedad y al mundo. Te
pido que perdones todas mis fallas y pecados con los cuales Te he ofendido. Me
arrepiento por haberme aferrado a lugares, personas, cosas y a maneras de pensar o de
actuar que no te agradan, o que no fueron puestas en mi vida por Ti. Revélame lo que
hay en mi corazón, muéstrame el verdadero lugar que Tú ocupas en mi vida,
muéstrame el real estado de mi fe, y pon a prueba todas esas áreas para que pueda ser
refinado y purificado en Ti.
Hoy tomo la decisión de soltar todo lo que no proviene de Ti y me dejo cambiar por Tu
mano. Renuncio a mi antigua manera de pensar y cedo mi voluntad a la Tuya para que
mi mente, mi corazón y toda mi vida sean transformados. Declaro Tu gloria, Tu
bendición y Tu fe para este último tiempo, en mi vida, familia, trabajo, ministerio y
sociedad. En medio del caos y las tinieblas de este mundo, que yo pueda ser la luz que
lleve a otros a creer en Ti y a seguirte de todo corazón. En el nombre de Jesús, amén.
TESTIMONIOS DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS
Carlos Santos, de Brasil, había experimentado varios trastornos en su vida sin
comprender el propósito de estos. Cuando vino al Ministerio El Rey Jesús, Dios sanó su
corazón, y aprendió a obedecer al Señor sin cuestionar, a ver los propósitos de Dios
para su vida. Ahora, él está creciendo en su conocimiento del Padre, sirve al Reino con
revelación y está viendo la gloria de Dios en sus finanzas y relaciones durante estos últi-
mos tiempos.74 Sacudimiento y avivamiento de los últimos tiempos
Llegué a la fe en Jesús hace unos veinte años, cuando estaba en mis treintas. Las
situaciones de la vida me habían llevado a tocar fondo, y oré al Señor y le pedí una vida
de acuerdo con Su voluntad. En un periodo de casi cinco años estuve involucrado en
cuatro ministerios diferentes antes de llegar al Ministerio El Rey Jesús. Aquí, tuve un
encuentro muy poderoso con Dios. Había sido muy herido en el pasado. Muchas
personas, en ministerios anteriores, me habían fallado, pero Dios sanó aquí mi corazón,
y pude volver a comprometerme con Él y servirle. Me quedé en el Ministerio El Rey
Jesús y comencé a crecer y dar fruto para Dios.
En 2013, estuve a punto de perder mi casa, ya que tenía una deuda de 500,000 dólares
por una casa que valía la mitad de esa suma. El banco quería darme la oportunidad de
refinanciar, pero el costo de la aplicación era de 1,000 dólares. Mientras oraba, sentí que
el Espíritu Santo me decía: “No quiero que pagues ese dinero al banco. Quiero que lo
siembres en CAP”. Dudando en hacerlo, consulté con mi esposa y ella me dijo: “Dios te
pide cosas que te cuestan porque esa es tu área débil. Obedece para que puedas ser
libre”. Así que, obedecí y sembré los 1,000 dólares. ¡Después de CAP, mi deuda de
500,000 dólares fue perdonada! Dios me liberó espiritual y financieramente. A veces, los
sacudimientos vienen para que soltemos aquello a lo que nos aferramos y podamos
recibir lo verdadero de Dios.
La provisión de Dios no terminó ahí. Solía trabajar en un bufete de abogados, pero
estaba frustrado porque vivía de cheque en cheque. Mi padre me había invitado a
trabajar con él y luego hacerme cargo de su negocio cuando se jubilara, pero yo tenía
una mala relación con él. Había sido muy herido por él, y guardaba mucho
resentimiento y falta de perdón. No es fácil desprenderse de ese dolor emocional. Sin
embargo, el Espíritu Santo me confrontó diciendo: “¿Cómo te sentirías si quisieras darle
algo a tu hijo y él lo rechazara? Estás esperando que tu padre muera para poder hacerte
cargo de su negocio. ¿Es eso lo que brota de ti como cristiano?” Eso me ayudó a dar el
paso de fe y perdonar a mi padre. Llevo ya tres años trabajando con él y ha sido
maravilloso. ¡Estoy ganando mucho más dinero que antes! Además, puedo ser de
ayuda, estar cerca de mi padre y ser testigo.
Cierto tiempo después, el Espíritu Santo puso en mí la idea de ganar un salario de seis
cifras. En el mundo, había hecho muchas inversiones y lo había perdido todo. Pero el
Señor me dijo: “Dame una oportunidad. Invierte en Mi reino”. Sentí que Dios me estaba
asegurando una ganancia, porque Dios nunca miente. Así que obedecí una vez más y
sembré una gran suma en CAP 2019. Entonces, el Espíritu Santo me llevó a sembrar
como si ya estuviera ganando seis figuras. ¡Estamos hablando de 100,000 dólares o más!
Acepté y sembré, confiando en que Dios da al que siembra. Ahora puedo decir que
finalmente he entrado en ese nivel de seis cifras de ingresos, que se produjo de forma
sobrenatural. En medio de la pandemia de 2020, sigo creciendo. ¡Nunca he sido tan
bendecido como lo soy en este momento! La economía de Dios no depende de las
condiciones naturales. Con o sin pandemia, esto es sobrenatural, supera la comprensión
humana. Hoy, estoy muy feliz. Estoy agradecido con el Señor y con el Ministerio El Rey
Jesús, con el Apóstol Maldonado, su familia y su liderazgo.

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