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CAPÍTULO 3 Del underground al superhombre

LA ETICA AMORAL: H E R M A N N HESSE En un artículo publicado en 1919 sobre los hermanos Kara-
mazov, Hesse demuestra cómo Dostoievsky había profetizado con
espantosa claridad el «declinar de Europa». «El ideal de los
Karamazov, un ideal ancestral, oculto y asiático, empieza a ha-
cerse europeo, comienza a devorar el espíritu de Europa. Esto
es lo que llamo el declinar de Europa. Este declive es un retorno
a Asia, a la madre, a las fuentes, a las «Madres» fáusticas, y desde
luego, conducirá, como toda muerte terrenal, a un nuevo naci-
miento.
»Este ideal asiático es un alejamiento de la moralidad y ética
particularizadas en favor de un entendimiento universal, una vali-
dación global, una nueva, peligrosa y terrorífica santidad; el hom-
bre ruso no se puede describir adecuadamente como histérico,
Hesse es otro profeta indiscutido del «underground», libro borracho o criminal, o como poeta y santo, sino solamente como
de texto para los que abandonan el sistema: su Teatro Mágico la combinación simultánea de todas estas características. El hom-
es una anticipación de las visiones de ácido, su Viaje a Oriente una bre ruso, el Karamazov, es a la vez criminal y juez, rufián y
premonición del nuevo Camino de Santiago que es Katmandú, sensible, es tanto un completo egoísta como un héroe de abne-
sus personajes, arquetipos con los que se identifican millares de gación. No podemos abarcarlo desde un punto de vista fijo, mora-
jóvenes en todo Occidente. lista, ético, dogmático, —en una palabra, europeo—. En él, bien
Hermann Hesse se lee en el «underground» porque actualiza y mal, exterior e interior, Dios y Satán, son uña y carne. Estos
una cuestión de fondo planteada por Dostoievsky y más tarde por Karamazov parecen necesitar un símbolo supremo adecuado a su
Nietzsche: la necesidad de una nueva ética. Una ética persona- alma, un dios que sea al mismo tiempo diablo.» Hesse encontrará
lista que permita al hombre los grados de libertad moral propor- este símbolo en su novela Demian y lo llamará Abraxas, para
cionados a las posibilidades vitales que le abre la tecnología, y a después desarrollar su carácter en Stepenwolí, el héroe karama-
la desmitificación mental causada por la ciencia. La vieja moral zoviano, inmoral, altruista, neurótico y clarividente. «Un hombre
judeocristiana es demasiado estrecha para el hombre contempo- luchando por escapar de los opuestos, de las características, de la
ráneo, al cual constriñe con un excedente de represión que ya moralidad; es un hombre en proceso de desintegrarse y retirarse
no puede justificar. Como en Dostoievsky y Nietzsche, la obra tras el velo, más allá del principio de individuación. Ama todo
de Hesse tiene un profundo deseo de relevancia social, centrada y nada, teme todo y nada, hace todo y nada. Es otra vez materia
en la búsqueda urgente y angustiada de un arquetipo humano que primigenia, el informe material de las almas.
catalice ios ideales del europeo hacia un futuro liberado de esta »Cada organización de la humanidad, cada cultura, cada civi-
cultura burguesa, violenta, explotadora y destructiva, que amputa lización, cada orden, descansa sobre un acuerdo de lo que está
los valores intelectuales mientras anestesia con progresos mate- permitido y está prohibido. El hombre, en el camino entre el
riales; que, en la frase feliz de Durrell, «envenena a sus jóvenes animal y el distante futuro de su raza, siempre tiene mucho que
con las humanidades, y luego no les muestra ninguna». reprimir dentro de sí, que limar, que negar, para ser un respetable

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ciudadano digno de la convivencia. El hombre está lleno del sa el hombre tiene que mirar con ojos vírgenes su corazón, ver
mundo animal y primitivo, cargado de instintos bastos, escasa- una vez más al animal alzándose dentro de sí, reconocer de nuevo
mente controlables, que le empujan a un egoísmo brutal y rudo. la existencia de fuerzas primigenias que son supramorales; los
Todos estos peligrosos instintos están ahí, siempre ahí, pero la condenados a esto, elegidos para esto, esos predestinados y dis-
cultura, la convención, la civilización, los esconden. No están a la puestos son los Karamazov. Son histéricos y peligrosos, pueden
vista. Desde la niñez se enseña a la gente a reconocer esos instin- llegar a ser, con la misma facilidad, criminales que ascetas, y no
tos y negarlos; pero, todos y cada uno, suben a la luz alguna vez. creen en nada, salvo la demencial incertidumbre de toda creencia.»
Todos siguen viviendo, ninguno se destruye, ninguno, a la larga, Hesse está de lleno en el tema que ocupará los últimos años
en toda la eternidad, es transformado o ennoblecido. Y cada uno de Freud: La cwtXización 7 sus descontentos. Freud analiza. .Ja
de esos instintos es realmente bueno en sí mismo, no peor que 0 pñdnón_entre ínstiníQS^.^QCÍ£dadxon una__CQnclusión pesimista:
otro; pero cada edad y cultura elige los instintos que temerá la rrpjli7a^ión reprime al hombre npnrosj^ que_éste
y que castigará más severamente. Cuando esos instintos redes- "súEííma en violencia, destrucción y tánatos, el instinto de muerte.
piertan como fuerzas de la naturaleza en tensión, sólo superficial Següfl los últimos descubnmientos~en neurofisíologia, como indinr
y penosamente controlados, cuando estos animales se amotinan •TGthurKogstler en El espíritu de lamíauin^Á cerebro humano
como esclavos apaleados y oprimidos, alzándose en rebelión con ésta formado por dos capas, una primigenia, animal^~víoTenta, y
toda la furia de su naturaleza primigenia, entonces emergen los otra evolucionada", liumana, sociaLHErproBIema del hom"5re~"mgr'
Karamazov. Cuando una cultura que intenta domesticar a la hu- derno es integrar ambos cerchrns f.n imaTíñ"tesis eq.uilifera"á"a"y nO
manidad se agota y comienza a resquebrajarse, entonces la gente, esquizofrénica. Por otra parte, Eric Newmann en Psicología^ra-
cada vez en mayores proporciones, se comporta de modo raro, funda y nueva ética analiza el final de la ética autoritaria júdeo-
se vuelve histérica, llena de raros deseos, como jóvenes en la cristiana y la emergencia de una ética individual, donde se reco-
pubertad o mujeres preñadas. Los impulsos que se agitan en sus nocen conscientemente los lados malignos de la personalidad,
almas no tienen nombres; desde el punto de vista de la cultura aceptándose e integrándose en una moralidad superior, un hombre
y moralidad tradicionales se han de llamar malos. Pero hablan abráxico, a imagen de un dios diabólico, de un arquetipo moral
con voz tan fuerte, natural e inocente, que bien y mal devienen que resuelva la dualidad" absurda del cristianismo, que Shelley
problemáticos y toda ley dudosa. había denunciado ya cuando decía: «El Satán de Milton, como
»Pero el crimen y la confusión no tienen porqué ser los ine- personaje moral, está tan por encima de su dios, como aquel que
vitables resultados del caos de estas almas. Dad al instinto primi- perseverando a pesar de adversidad y tortura, en un propósito que
genio emergente una nueva dirección, un nombre nuevo, una nueva cree excelente, es superior a quien, en la fría seguridad de su
valoración, y tendréis la raíz de una nueva cultura, un orden triunfo indudable, inflige la más horrible venganza sobre su ene-
nuevo, una nueva moralidad. Porque así sucede con cada cultura; migo, movido no por una noción equivocada de hacerlo arrepentir
no podemos matar a los instintos primordiales, al animal en noso- de su enemistad, sino con el designio abierto y declarado de
tros, porque nosotros mismos moriríamos con él. Pero podemos, exasperarlo para merecer nuevos tormentos».
en alguna medida, refrenarlo y calmarlo, hacerlo en parte útil En Shelley, como en Dostoievsky, Nietzsche y Hesse, la mal
para el "bien", del mismo modo que se ata un potro salvaje a un planteada y peor resulta dualidad judeocristiana de bien y mal,
buen carro. dios y diablo, surge a la luz y se critica. Para superarla, Newmann
»Pero antes de que la vieja cultura moribunda pueda ser.reem- propone que la nueva ética sea karamazoviana, individual y por
plazada por una nueva, durante esa etapa ansiosa, peligrosa, peno- tanto amoral en el sentido tradicional de la palabra. Esta nueva

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r «En el curso de mi carrera nunca me he aislado ds los proble-
ética se ejemplifica en los personajes de Hesse: «El nombre de mas de los tiempos y nunca, como mis críticos políticos me han
nuestro dios —dice Pistorius en Demian— es Abraxas; él es Dios acusado, he vivido en una torre de marfil. Pero el primero y
y Satán y contiene ambos mundos, luz y tinieblas. Abraxas no se más agobiante de mis problemas no fue nunca el estado, la
avergüenza de ninguno de tus pensamientos, de ninguno de tus sociedad, o la iglesia, sino el ser humano individual, la perso-
sueños. Nunca lo olvides. Pero te abandonará cuando te convier- nalidad, el individuo único que no ha sido reducido a una nor-
tas en normal e irreprochable. Entonces te dejará y buscará una ma.» (Carta, 1951.)
olla distinta en que cocer sus pensamientos.
»No quiero_díxir ; que-^ simplemente todo lo que te Hesse fue el único literato alemán que alzó la voz contra el
pas^poFIa^ezaJ&Lj2^ esas ideas patriotismo belicista de 1914, recordando a sus colegas que no
exorcizandolalT q moralaando sobte—elías; - Debes tratar lus im- se podía poner la pluma al servicio de la guerra. Fue llamado
pulsos y las llamadas tentaciones con respeto y amor. Entonces traidor en la prensa alemana y rechazado por los editores, como lo
teTg^tarañ_S£_sigmf^cTo, y todas ellas tienen significado. Si te fue Bertrand Russell en Inglaterra en el mismo momento, por
viene otra vez al pensamiento algo verdaderamente loco o pécaL iguales motivos. Desde Suiza trabajó para los prisioneros de guerra
minoso^si__c^¡ej£s_míitar a alguien ó cometer alguna enormidad, y vio así el cataclismo:
S i n c 7 á T r ^ i m S i ^ _ e s e _mo!Tient6 qu': és" Abraxas quien está fan-
taseando dentro de ti. La persona que quieres eliminar no es «Nunca he olvidado un pequeño encuentro durante el primer
año de la guerra. Había ido a visitar un gran hospital militar,
Duesto, el Sr. X, sino una mera excusa. Si odias a
esperando encontrar un lugar útil en aquel mundo desencajado,
¿na persona^ es porque^oclias algo^éñ~eÍÍa~qLie está dentro de ti; lo cual entonces me parecía aún posible. En aquel hospital lleno
¿o que_.no es jaarte de nosotros, no nos inquieta». de heridos conocí a una vieja solterona que antes de la guerra
vivía confortablemente de rentas y que ahora era enfermera.
Me contó con entusiasmo conmovedor lo feliz y orgullosa que
Individuo y sociedad estaba de presenciar este gran momento. Lo encontré com-
prensible, porque en el caso de esta señora, habfa sido nece-
.Hesse comprende que el cambio social requerido por el hom- saria la guerra para transformar su indolente y puramente egoís-
bre moderno es una dialéctica individuo-sociedad, y en la asigna- ta existencia de solterona en una vida activa y útil. Pero mien-
ción de prioridades opta por trabajar en la transformación indi- tras me explicaba su felicidad en aquel corredor lleno de sol-
dados heridos y mutilados por las bombas, junto a salas llenas
viduai:- «En lo que se refiere a nación y colectividad, que cada
de tullidos y moribundos, me dio un vuelco el corazón. Pese a
hombre actúe como le dicten sus necesidades y su consciencia comprender el entusiasmo de la señora, no podía compartirlo ni
—pero si en el proceso se pierde a sí mismo, su propio espíritu, apoyarlo. Si por cada diez heridos teníamos otra enfermera
cualquier cosa que haga no valdrá nada—. Si deseamos tener otra entusiasmada, la felicidad de estas señoras costaba demasiado.
vez mentes y hombres capaces de asegurar nuestro futuro no debe- No, no podía compartir su gozo sobre el gran momento, y cuan-
mos empezar por el final, con reformas de gobierno y métodos do leí artículos de escritores prominentes en que se cantaban
políticos, sino más bien por el principio, en la construcción de la las bendiciones de la guerra, y la llamada de clarín de los profe-
personalidad. Si queremos otra vez tener mentes y hombres que sores, y todos los poemas guerreros salidos de los estudios
nos garanticen un futuro, debemos enterrar nuestras raíces más de poetas famosos, me sentí aún mucho más miserable. Un
profundamente, y no sólo agitar las ramas» (en Retorno de Za- día, en 1915, se me escapó una confesión pública de esta mise-
rathustra, 1919). ria, junto con una expresión de reproche porque los llamados

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intelectuales no parecían tener nada mejor que hacer que pre- ataduras. No están nunca solos, nunca comulgan consigo mismos.
dicar odio, diseminar mentiras y ensalzar la gran desgracia Y cuando un hombre solitario cruza su camino, lo temen y odian
hasta los cielos.» (Mi vida contada brevemente, 1925.) como a la plaga; le apedrean y no se quedan tranquilos hasta que
está lejos. El aire que le rodea huele a estrellas, a fríos espacios
Con la llegada de los nazis al poder, se repitió la situación estelares; no tiene la suave tibia fragancia de hogar y establo.»
de 1915: Hesse fue declarado traidor a la patria, pese a vivir (El retomo de Zarathustra, 1919.)
en Suiza desde 1900 y ser ciudadano suizo desde 1923. La influen- Las novelas de Hesse van perfilando la psicología y el com-
cia de sus escritos en Alemania había sido enorme: entre 1933 y portamiento vital de este solitario, el nuevo hombre europeo, el
1945 se vendieron 481.000 ejemplares de 20 libros de Hesse. marginado incomprensible y detestado por la burguesía porque
(En 1972 se vendieron medio millón de libros de Hesse en países lleva la semilla de su destrucción. En Detnian, escrita en el mismo
de habla alemana.) Los nazis prohibieron sus libros. Hesse había año que El retorno de Zarathustra, Hesse plantea por primera
presentido la inminencia de la Segunda Guerra y la había reflejado vez este nuevo hombre europeo: «He querido sqjamente tratar
en el ambiente crispado de su novela El lobo estepario, escrita en de vivir según los impulsos que vienen de mi verdadero ser.
1927, a los 50 años. ¿Por qué ha sido tan difícil? No estábamos separados de la ma-
Hay algo en esta novela que le da un atractivo irresistible: yoría de los hombres por una frontera, sino simplemente por otra
es su objetivización de la fuerza vital, de las ganas de vivir, la forma de visión. Nuestra tarea era representar una isla en el
incansable exigencia de lograr la intensidad y la profundidad en mundo, quizás un prototipo, o al menos una perspectiva de un
las experiencias humanas. Con ello Hesse se erige en enemigo modo de vida distinto». (Demian, 1919.)
mortal de la burguesía, porque el discreto encanto de la burguesía Sidharta^crhaen 1922, continúa esta búsqueda del solitario"^
consiste precisamente en banalizar: los Beatles tocados por Frank para .encontrar una^eT^"ñatidad---r(tiwa r €reando un prototipo de
Purcell, las pasiones por carta, los encuentros a horas de visita. hombre que resuelva la crisis vital y-social de Europa. Contraria-
Hesse denuncia esta frialdad mediocre y se aparta como un lobo mente a lo que "muchos piensan, dice Hesse: «3IdEarta es un libro
estepario merodeando junto a los rebaños banales de la ciudad. muy europeo, pese a su ambientaciónJ El m e n s a i e _ d e £ g ^ g r ^
Quienes no aceptan el vino aguado, la existencia disminuida, o la comienza con el individuo, al cual toma mucho mas en serio que
emoción humana limada de su gozosa, aguda y dolorosa intensidad, cualquier otra enseñanza asiática. Sidharta es l a j g p r e s i ó n de mí
encuentran en Hesse un espejo, un portavoz, un viejo sabio que liberación del pensamiento hindú. La senda de mi ITBeráclón "de
formula con toda claridad y amplitud ideas y sensaciones tantas todo_dogma conduce a ^ ¿ a r / ' a y cpntinuará naturalmente rnien
veces intuidas pero confusamente asimiladas. traTvIva» ( c a r X ' ~ ' l ^ ) r - E s t a novela es una historia mítica, el
Harry Haller, el lobo estepario, es un hijo renegado de la bur- a t a u e t i p o B e la búsqueda in(livi<W-dc.nna mismo, desenvuelta ,
guesía, nostálgico de suelos encerados, olor a trementina y rella- en^üa&-^taRasTlfe-4ft-ja^ftcia y la nifiez^a^través ele la culpa j
nos con araucarias. Hesse da en esta novela su estrategia para la V dcsCTpeigrtrtn, J ^ r n i ^ c o n o á m ^ t a . Hessp escribió ggta
lucha vital contra la burguesía: la marginación, la vida solitaria obra durante un período de dos años, en que se psicoanallzO v «io
y libre del que ha renunciado a acumular, explotar y escalar. GffTlrV-r Juag. Su viaje a la India había sido en 1911.
«La soledad es el camino por el que el destino lleva al hombre Despuésescribe Él lobo estepario en E>27 y. en 1930, Narciso
a sí mismo. La mayoría de los hombres, el rebaño, nunca han pro- y GddmundÓ que desarroll^_j;MmlQgl^ del hombre n u e v o ~ k s
bado la soledad, Dejan el padre y la madre, sólo para agarrarse dos persoSajgs-gigiiffi^^ complementarios de "la personali-
a una esposa y sucumbir tranquilamente a nuevo calor y nuevas

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para_j£ntem]^ Goldmundo para actuar y sentir. Los novelistas contemporáneos anglosajones Durrell y Miller
Hesse muestra_gué consecuencias le tí ai~a^cada_jjno ...su^forma van a lo mismo por otro lado; parten de una percepción del
de vivir, inclinándose por G o l d m u ñ d o ^ j q u i e i ^ j d . J k g a r _ l a mismo problema, la contradicción ideales-sociedad que ha causado
muerte, _ya_ no le queda ninguna línea sin vivir en el cuerpo. la crisis de Occidente, pero van hacia el futuro por otro camino,
In nlira TTpg^Tñsistp en nn árqñetipo que considera fünda- Miller, perfilando la figura del vagabundo «dropout» que luego
mental .para rehacer la cultura europea: i á m a d r e universal, que realizaría Kerouac y la-generación «beat». Durrell sacando al indi-
simbojiza d l a ? ^ y e l f o m e n t o ' d e l o s lados feme- viduo del contexto social, llevando a sus personajes a un espacio
ninos deJa-personalidad. Este .lema ya esbozado en Demian alcanza relativista, de paneles corredizos que hacen desaparecer el tiempo.
aquí una profunda exposición. Por su alejamiento del contexto social contemporáneo, las esplén-
El esotérico ejercicicrrferVta/e a Oriente en 1932 sirve de pre- didas novelas de Durrell no han tenido el impacto generacional
ludio a la composición de su obra culminante que le llevó 11 años, de Miller, ni de Hesse. Su Cuarteto de Alejandría es un ambiente
hasta 1943: El juego d^nh^l^inc ~Fn « t a novela Hesse propone de herboristería, polvoriento y añejo, un mundo remoto y fosili-
su ideal de cultura y síTlíamada de futuro. Una sociedad civili- zado que sugiere más un final que un futuro.
zada que recoge y practica lo mejor de todas las culturas habidas Hesse, que se nutrió de Dostoievsky y Nietzsche, parte del
pñThfTmndo-v lag-reúne en un juego de música y matematicas que princ'ipi¿ de que la diversidad_y complejidad de situaciones
desarrólla las facultades humanas en niveles Insospechados. del hombre contemporáneo Racen imposible el mantenimiento de
F.n-E7 jueon Jp /ihtffnrjnc cp^rinen tradición occidental y sabi- regíaT autoritaxiaji de comportamiento ético. Tras su período "
duría oriental. Combina los ámbitosTeTTübconscrenie con los del de psicoanálisis con Jung en 1922, inicia su serie abráxica; en
intelecípiJojl^el artista""intuitiVO'aeadoi 1 con los-dci-pjasadór y ella se defiende una ética del futuro, que pone al fonsnVntp vi
abstracto, y hr irlrn rlr),, j-nmintin la academia al subcon¿q£ní£- T a p n pva etlca~'nace'
platónica^^India y China antiguas con las especulaciones de^Nico- r ^ d e j a revolución de valores "causada por el descubrimiento dell
lás^ de Cusa, Abelardo, Bolzano, Leibniz y Hegel. Al, rerihir la., subconsciente. "El conflicto moral del hombre, moderno, el horror \
novela, Tjiamas_Maanr-X)ue_£s.a:ibía, Qoktor Faustus, quedó asom- |de las guerras, la sordidez de la explotaaóñ~rapTtqlrx;t-a^n^s-fuerza
brado . ante. la .similitud de las dos novelas y Ta coincidencia a examinarnoa^Dor. dentro, a descubrir la «sombra» o tendencia.
extraordina-ria:-de-les-t€mas que preocupaban a ambos. MailH-es J maligna de la^ personalidad que está subconsciente/Sólocuando
el poeta de los procesos de descomposición, del fin de la cultura se-^an* reconocídoyaccptado los elementos malignos y destruc-
burguesa que, como el protagonista de Muerte en Venecia, persi : tivos que tiene_cada..,persgna en su subconsciente (la «sombra»
x ^ i gu£-aü^irr.figuj3eraj3le juventud por las calles_ornadas de esplendo- en_k._termino 1 ogía de Jung) se puede comenzar a reconstruir la
rosos palacios marchitos en la ciudad de los primeros mercaderes. personalidaJ^a|^ n sabni¿ándm£ del. mal..causado personalmente,
Fjjial, decadencia y los morbososplaceres -de - la melancolía- por" en véz~3e proyectar esta maldad, como se hace ahora, en el extran-
jn mundo Mann^Las novelas de Mann jero, el marginado, el enemigo, es decir, en un cabeza de turco
lamentos por el caos de los tiempos. Hesse intenta una salida que pague por el mal que cada uno lleva dentro y realiza sub-
breando los arquetipos de una nueva moralidad, hombres futuros conscientemente. En este atontamiento consciente de los aspectos
-que viven y actúan bajo valores más anchos que los burgueses: malignos de la personalidad está, para Hesse, el principio de supe-
-52¿pemians, Steppenwolfs, Goldmundos, Sidhartas. La aportación de ración de la crisis mental europea, y de reconstrucción de la
-~-~Hesse es la creación de imágenes e intuiciones del hombre nuevo; cultura occidental; más que en los 18 puntos del presidente Wil-
\ tal es su manera de afrontar la crisis mental de Europa. . son, en la conferencia de Yalta o en las Naciones Unidas.

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