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La oveja y su lana y La horrntga Luzmtla
@ Kar na Va deos Benza
@ Rosa Estremadoyro
@r Brzarro edic ones S.A.C
Av. Sergio Bernales 145, L ma 34 Perú
ó zarroed ciones@gmail com
wwlv. bizarro.]uven l.com

Ed ición:
H ary Caldas

D seño de cubierta, d agramac ón e iustraciones


Chrst an Ayun

Correcc ón de nteriores:
Mar Palacios

Hecho el depósito ega en a B b ioteca Naciona de Perú N" 2016 17359


Pr nnera edición enera 2A17
T rale: 500 ejemp ares

mpreso en:
Gráflca Goicochea SAC Jr. l"/ar scal Orbegozo 271-Ida. 123, L ma 05.

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En la hermosa ciudad del
Cusco vivía Teresa, una oveja
que lucía una hermosa lana.
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A Teresa, la oveja, le gustaba tanto
dormir que en ocasiones hasta
se olvidaba de alimentarse. Sus
compañeras ya no sabían de qué
manera aconsejarle que Ia ociosidad
no la llevarÍa a nada bueno.

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15 1,
Una mañana, Teresa dormía
plácidamente; de repente despertó
sintiendo algo extraño. ¡Era que su
cuello no tenía lana!
Teresa se volvió a quedar
dormida. Al rato, un frío
penetrante atravesaba
sus patas. Al despertar
descubrió que sus patas
estaban totalmente peladas.

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-¡Oh, no!, ¡esto es el colmo!
Pero qué flojera averiguar quién
lo hizo. Buscaré otro lugar para
dormir y unas medias de lana.
Encontró un frondoso árbol
que daba sombra y se quedó
dormida.
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A Teresa esta vez le fue peor
que en las anteriores, pues le
quitaron toda su lana. Ahora
sí la oveja estaba dispuesta
a descubrir al culpable de su
desgracia.
No tuvo que andar
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mucho, pues, más cerca
de lo que imaginaba,
\ encontró un grupo de
arañas tejedoras que
tenían su lana convertida
en lindas medias.
Teresa estaba muy enojada y se
acercó a ellas para reclamar por
su lana. Entonces, las arañitas
respondieron:
-Discúlpanos, no debimos
coger tu lana sin tu permiso,
intentamos pedírtelo, pero tú
no despertabas por más que te
gritábamos al oído.
-Necesitábamos trabajar y no
queríamos perder la oportunidad
de tejer. Pensábamos que si tú
duermes todo el día, no necesitas
de tu lana. Hicimos unas medias
para los que madrugan y tienen
que volver tarde a casa.
Al oír esto, Teresa pensó:
-Es cierto, soy ociosa,
duermo todo el día.
En ese momento Teresa se
prometió a sí misma cambiar
su actitud.
Temprano, por la mañana, se
levantó y fue a pastar junto con sus
compañeras. En adelante siempre
aprovechó su tiempo al máximo.

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En una siembra de maíz muy
grande, ubicada en Cañete,
había una colonia de hormigas
muy organizada.
Siempre trabajaban en grupo,
pues así lo hacen ellas.
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Pero había una hormiga llamada


Luzmila a la que no Ie gustaba
trabajar en equipo y había decidido
hacerlo sola.
Estas hormigas se alimentaban de los
maizales de la zona. Pero un día que
iban muy temprano, pues guardaban
alimento para el invierno, se dieron con
la sorpresa de que estaban fumigando
los maizales, la preocupación fue
grande, porque sin esa siembra ellas
quedarían sin alimento.

M
Todas se reunieron y la
reina comentó Io delicado
del asunto:
buscar la
-Debemos
manera de conseguir
alimento sin fumigar para
no morir intoxicados.

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Cada una trataba de dar
una solución y la hormiga
Luzmila estaba muy
callada escuchando a sus
compañeras. Ella pensó
que sería Ia oportunidad
para lograr conseguir algo
sola y así demostrar que no
necesitaba del trabajo en
equipo.

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Entonces se fue a un lado y pensó:
-¿Cómo puedo hacer para que todas me
respeten y sepan que no necesito a nadie para
solucionar los problemas de la colonia?... ¡Ahl
Ya sé, qué buena idea, ¡soy geniall -dijo.

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Luzmila había decidido
entrar en casa del dueño del
maizal y conseguir comida
para la colonia. Pero esto no
sería fácil, pues si la veÍan,
no iba a vivir para contarlo.
Sin embargo ella decidió
entrar al amanecer, y así lo
hizo...

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Al llegar, no había nadie en la
puerta, entonces entró por la
cocina.
Pero qué maravilla,
-¡Uy!
no hay nadie aquí, llevaré
algo muy dulce, la reina va a
sentirse muy orgullosa de mÍ.

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26
Encontró un pedazo
de pastel lleno de miel
que había caído al piso,
muy apurada se acercó,
lo recogió, y estaba
saliendo muy feliz,
cuando de repente vio
entrar a una señora con
un enorme balde de agua
y una escoba.

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El pánico se apoderó de Luzmila.
-Si tan solo estuviera acompañada,
no tendría tanto miedo -pensó.
De pronto, un grupo de hormigas de
su colonia llegó hasta el lugar.
-Hola Luzmila, te estábamos
buscando, desapareciste sin decir
nada, nos ienías preocupadas.

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Entre todas cargaron el pastel
y salieron muy apuraditas,
escapando así del agua que
empezó a correr por la cocina.
Las hormigas llegaron hasta Ia colonia y
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fueron recibidas con aplausos. La hormiga
reina felicitó aluzmila y ésta le contó:
-No fui yo sola, trabajamos en grupo y así
pudimos lograrlo, ahora estoy segura de que
la unión hace la fuerza.
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Este llbro se termlnó de imprim r en Gráfica Golcochea S.A.C , Jr. N,4ariscal
Orbegozo 271-Ida.123, Lima 05, en el mes de enero de2017

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