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En las palabras de introducción Fuhrmann se pregunta: medida.

A causa de este problema, el volumen en conjunto que-


«¿Cuál es la función, cuál es la realidad (...) de lo 'mítico' da menos unificado que lo que podría suponerse en su breve
en esta época nada mítica?» Entonces el énfasis recaerá más presentación. Nuestro resumen, con el énfasis en las oposicio-
sobre la función de mito que en la cuestión tradicional del nes binarias, puede crear la impresión de una consistencia que
origen de los mitos, la oposición mito ver sus tiempos no míticos difícilmente encontrará el lector.
es el denominador común del volumen y de ella se derivan otras
oposiciones. El mito se considera en oposición a dogma (H. ESTUDIO EMPÍRICO DE LA RECEPCIÓN
Blumenberg) pues la libertad del mito aparece como un impulso
antidogmático. El mito está también en oposición a la alegoría Text und Rezeption (1972), estudio de la recepción de la
(H. R. Jauss). Jauss habla de que la alegoría es una reducción poesía lírica —en particular de Fadensonnen * de Paul Celan—
de lo mítico. Otra oposición es la de mito y estética y en este por parte de Werner Bauer y otros es un ejemplo de análisis
caso se trata del uso de los mitos tradicionales únicamente para de la recepción contemporánea más bien que histórica. Esta di-
propuestas estéticas en detrimento de su intención mítica. Una ferencia tiene una consecuencia importante: el estudio de la
posible oposición sería la que se da entre la creación de nuevos recepción se puede llevar a cabo con un método empírico (por
mitos y la reactualización de los viejos. Incluso los mitos clá- medio de cuestionarios) y se puede contar con un público lector
sicos guardan una relación de oposición con los cristianos y, de la extensión que se desee. Al contrario del análisis de la
como oposición general, la repetición se coloca en relación recepción histórica, no hay una influencia tan directa del sis-
recíproca con la variación. tema literario. Es más, se puede utilizar como dato la influencia
Las oposiciones binarias citadas indican que en algunas con- de la experiencia vital del lector, y, por supuesto, es en cual-
tribuciones al volumen el método estructuralista está herma- quier momento verificable científicamente (Bauer, 1972, pági-
nado con el problema histórico. No se hace un intento de na 21). Partiendo del modelo de la comunicación, los autores tra-
tratar con exhaustividad hechos individuales; más bien se des- bajaron con los siguientes conceptos teóricos: Texto, o texto
criben y analizan en términos de relaciones recíprocas. El cam- primario, que se corresponde con el artefacto de Mukarovsky;
bio se ve como el resultado de relaciones cambiantes. Striedter Texto 2 o metatexto, que es el equivalente del objeto estético
ilustra esto en su contribución sobre el «nuevo mito» de la de Mukarovsky. Tanto el proceso de recepción y el Texto 2 que
revolución en la poesía de Maiakovski en el que describe el resulta de dicho proceso, están condicionados por la relación
proceso de recepción de esta manera: entre el Texto, y el horizonte de expectativas del lector (o grupo
de lectores) en el momento de la lectura. Los componentes de
Los traspasos de un mitema de un sistema a otro su- este horizonte de expectativas son: 1) la experiencia lingüística;
ponen al tiempo reducción y generalización de su potencial 2) experiencia particular en la lectura de textos, en especial
significativo tradicional. La primera reducción tiene lugar textos literarios, y 3) experiencias individuales (emocionales,
en el mismo momento en que se separa del canon del sociales y culturales).
«viejo mito» (por ejemplo, Cristo como figura separada del El tipo de lector que emplea este estudio no es el lector
Dios trino). Entre las muchas posibilidades significativas
que quedan, se da una concentración que se centra en los ideal, ni el especialista en literatura sino el lector medio que
significados que son fundamentales para la transferencia satisface el mínimo requerido. Se postula la «multivalencia»
a un nuevo sistema (Striedter, 1971, pág. 415). (Multivalenz) como crítico de la especificidad de la literatura,
es decir, «una multiplicidad de hilos de sentido dentro del texto,
Striedter intenta comprender el cambio diacrónico de las que varían, contrastan y, hasta cierto punto, se excluyen mu-
estructuras míticas marcando la transposición de Cristo «desde tuamente y que están en base de igualdad en lo que a validez
el mundo religioso-metafísico de las ideas a la revolución se- se refiere» (Bauer, pág. 12). De nuevo nos encontramos el cri-
cular y socio-política. terio de la apertura fundamental de los textos literarios (como
Estas contribuciones sobre el mito hubieran ganado en
* Este libro de poemas se publicó en Frankfurt en 1968. El
claridad metodológica si se hubiera empleado una terminología análisis, pues, se realizó muy poco tiempo después. Hay que aña
semiótico-estructuralista, que, por cierto, Striedter usa en gran dir que la poesía de Celan es particularmente hermética. [N. del T.]

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ya vimos en Iser y otros) que forma la base para el concepto incompleta, lo cual constituye un factor adicional de imprecisión
y el proceso de la recepción. En el análisis de Fadensonnen se (Bauer, 1972, pág. 23).
llevaron a cabo diversas, pero no ilimitadas, actualizaciones: El experimento de Bauer y su equipo se llevó a cabo de la
«Los componentes significativos reales y potenciales contenidos siguiente manera. Se entregó un poema breve de Paul Celan
en el Texto! proporcionan al lector diferentes, pero no ilimitadas, a varios grupos de lectores y se suponía que estos iban a hacer
posibilidades de respuesta y de actualización del texto. Todos un análisis semántico, basado por un lado en la asociación
los procesos que pone en marcha el lector tienen lugar dentro libre y por otro en las respuestas sobre notas diferenciales
de las pautas de significado que proporciona la estructura semánticas (Osgood) dadas en el cuestionario. Además había
textuales.» algunas preguntas para comprobar la experiencia literaria del
De entre el corpus teórico de la recepción, estos autores lector. Los resultados fueron ciertamente sorprendentes. En
seleccionan a Riffaterre y a Jauss para establecer su propia el llamado dominio microsemántico se dieron asociaciones que,
posición. Del primero escogen su ya citado estudio «Describing en cuanto constantes de recepción, se mantuvieron fijas en
Poetic Structures: Two Approaches to Baudelaire's 'Les Chats'» grupos social y educacionalmente diferentes. Sólo en el proceso
(1966) en el que Riffaterre critica el trabajo de Jakobson y siguiente de los estímulos verbales, donde cuentan razones
Lévi-Strauss sobre la misma composición (1962). Este grupo con- afectivas y subjetivas (dominio macrosemántico) se mostró la
sidera el estudio de Riffaterre como un análisis de la recepción multivalencia del mundo y del texto: «Durante este proceso
opuesto al descriptivo de los dos estructuralistas. Mientras en el que el lector pone en actividad el área de connotaciones
éstos concentran su atención en el mensaje, el autor francés lo buscando una idea central, tiene lugar la decisión macrose-
hace sobre la respuesta por creer que falta en el análisis de mántica del lector» (Bauer, 1972, pág. 219). Queda claro, pues,
aquellos la participación del lector y por tanto hay una reduc- que las diferentes interpretaciones del texto no se pueden redu-
ción del texto. Como hemos visto en el capítulo III, la ironía de cir a un esquema unificado de valor universal. Se pueden
Baudelaire no se puede determinar por un cuidadoso análisis señalar tres grupos principales de interpretaciones: 1) evoca-
del principio de equivalencia, pues presupone una experiencia ción de imágenes; 2) interpretación desde una perspectiva di-
en la lectura de textos literarios. Bauer y su grupo adoptan el námica, y 3) un acercamiento antropológico a la interpretación
método de Riffaterre aunque no comparten con éste su con- con componentes metafísicos. El lector, cuando elige una de-
cepto de «superlector» 13 . Más bien trabajan con un lector terminada interpretación, en general sabe que hay otras además
medio que satisfaga «los requisitos mínimos de competencia de la suya que no son menos correctas. El concepto de horizon-
lingüística y capacidad receptiva». te de expectativas con respecto al sistema literario, importante
en el análisis de la recepción histórica, se revela menos potente
En contraste con Jauss, los autores se restringen a un acer- cuando se trata de una obra contemporánea, pues el conoci-
camiento simplemente sincrónico y tienen en cuenta los múl- miento o no de los poemas de Celan desempeñó un papel
tiples componentes de la expectativa, y, en particular, las expec- decisorio.
tativas personales del lector. En los estudios de Jauss de la
La validez del análisis de recepción de «Fadensonnen» se
recepción histórica por otra parte, la expectativa determinada
muestra en la limitación exacta de sus objetivos y en la bús-
por la literatura es un dato de primera magnitud. Dicho acer-
queda coherente de los mismos; igualmente en el intento de
camiento histórico depende de una accidental y posible tradición
aportar una cooperación interdisciplinar dentro del área de la
recepción literaria. Posiblemente esta manera de hacer podría
13 estimular la didáctica de la literatura. Por lo demás es ejem-
Sobre el concepto de «superlector» de Riffaterre véase Ro- plar en la explicación de sus conceptos, aun sin excluir los posi-
land Posner (1972). Posner evalúa las ventajas y desventajas de las
dos posibilidades: descripción del signo portador de significado bles errores en la formulación del cuestionario o en el registro
(interpretación estructuralista) y el análisis de la recepción tal del potencial semántico u.
como la concibe Riffaterre. Si la primera puede evitar las fuentes
de los errores de la segunda (multivalencia, vaguedad, verificabi- 14
lidad mínima e imprecisión teórica) el análisis de la recepción, por Desde otro ángulo comparable se ha llevado a cabo una in-
el contrario, ofrece la posibilidad de determinar el valor literario vestigación en el campo de la recepción del arte por el sicólogo
y las condiciones para escribir la historia literaria. D. E. Berlyne, 1971 y 1974. [Aunque la bibliografía aumenta en estos

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E L LECTOR IMPLÍCITO narrativa». (Just, 1972, pág. 48). Entonces Just construye su
grupo de lectores basándose en una interpretación de El tambor
Otro tipo de estudio de la recepción lo constituye el libro de hojalata y llega a la conclusión de que en la estructura de
de Georg Just (1972) sobre Die Blechtrommel [El tambor de la novela se encuentra un conflicto del sistema de valores de
hojalata] de Günter Grass. Común a los estudios sobre Celan lo que se deduce «lógicamente» que hay un público con actitu-
y Grass es la eliminación de la distancia histórica a causa del des «contrarias». Asume el horizonte de expectativas del pe-
carácter contemporáneo del material seleccionado. En contra- queño-burgués y entonces, al lector que no sea precisamente
posición al experimento de Bauer, Just señala que el elemento un pequeño-burgués le ofrece esta solución: lo que hace es
de la recepción que le interesa en su estudio es la cuestión de disimular durante la lectura las actitudes pequeño-burguesas.
si El tambor de hojalata hace surgir en el lector un «conoci- Falta, pues, una base empírica sobre ese grupo de lectores.
miento crítico». «Crítico» aquí significa ir más alia del horizonte En último término los personajes de la novela se convierten
de expectativas del lector y rehusar el afirmar el status quo en lectores. En consecuencia la interpretación de Just, aun
social y político. Otro contraste con el análisis sobre «Faden- conteniendo méritos de sobra, deviene tan «formalista» como la
sonnen» es el interés de Just en descubrir la «intencionalidad de Iser que él mismo critica. Tampoco es consistente su critica
del texto literario» más que la recepción factual que se puede a Jauss, dado que no existe distancia histórica en el caso de
determinar de forma empírica. El tambor de hojalata. Más sentido tenía la crítica a Jauss
Los fundamentos teóricos de Just hay que encontrarlos en por parte de Bauer y su grupo, pues estos dan preferencia
Iser, Jauss, Schaff, Mukarovsky y Sklovski. Aunque adopta el al lector, empírico en lugar de realizar una reconstrucción his-
concepto de indeterminación de Iser, critica a este autor el tórica.
localizar exclusivamente en el texto las condiciones de la recep- De entre los estudios teóricos que forman la base del es-
ción, puesto que «las estrategias sólo se pueden entender con tudio de Just, destacan los de Viktor Sklovski y Adam Schaff.
relación al horizonte de expectativas del lector determinado Como punto de partida emplea la idea de Sklovski de que la
histórica y socialmente» (Just, 1972, pág. 16). Y en este método percepción «automática» significa la identificación del signo
no cuentan las experiencias individuales, sino sólo «los valores lingüístico y del referente o al menos que «se borra la cons-
que son comunes y específicos a cierto grupo social, los cuales ciencia de la discrepancia entre ambos». Considera el estereotipo
permiten la construcción del horizonte de expectativas del (Schaff) como el tipo más completo y peligroso de percepción
lector» (1972, págs. 19-20). «automática» y por eso en su interpretación de El tambor de
Just imputa a Iser el desprecio de la concreción histórica hojalata centra su atención en el efecto alienante de los este-
del proceso de recepción y el desconocimiento de que el texto reotipos. Al igual que la interpretación de Iser, el estudio de
no siempre produce de la misma manera la respuesta del lector. Just constituye la reacción del lector experimentado y del pro-
Cree este autor que es mucho más idónea la teoría de Muka- fesor de literatura que puede utilizar su carga de conocimiento
rovsky que la perspectiva fenomenológica de Iser y la herme- del sistema literario y los fundamentos teóricos adquiridos.
néutica de Gadamer; pero este juicio lo lleva a contradicciones: Tal lector es de interés a veces en la teoría de la recepción,
en un principio había centrado su investigación sobre la «in- pero tiene poco en común con el «horizonte de expectativas
tencionalidad» del texto literario —no lejos de la postura de pequeño-burgués» del supuesto lector del que habla Just y al
Iser— pero cuando sigue a Mukarovsky y a su concepto de que se le nota demasiado forzado en ese esquema.
«conflicto de sistemas de valor» llega a una posición que trans-
ciende la intencionalidad del texto. Ofrece lo que, en nuestra E L ACCESO POLÍTICO-SOCIAL
opinión, es un compromiso inadecuado, construye un público
lector que es un grupo determinado de contemporáneos del El estudio de Durzak sobre otra novela de Günter Grass:
autor; este público tiene que tener a su disposición actitudes Oertlich Betdubt [Anestesia local] difiere del de Just en que no
que «a priori» son contrarias a las ofrecidas por la perspectiva trata de cuestiones de interpretación textual (Durzak, 1971). Este
autor yuxtapone dos actitudes críticas diferentes hacia el mismo
últimos años hay que destacar por su importancia Rainer Warming, texto y revela los distintos presupuestos que subyacen a dichas
ed., Rezeptionsasthetik, Munich, Wilhem Fink, 1979. N. del T.] opiniones. Tales presupuestos son de tipo socio-político y reflejan
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tradiciones culturales diferentes. Cuando contrasta las reaccio- el artefacto es una entidad verificable, se alcanza —sin pre-
nes en Alemania y América ante Anestesia local, Durzak llega tender derivar de él demandas normativas— un fenómeno sus-
a las siguientes conclusiones: la actitud de los críticos alemanes ceptible de análisis que se puede situar en correlaciones más
está condicionada en gran medida por la «imagen» de Grass. extensas. Umberto Eco describe desde una perspectiva semió-
Después de haber colocado al autor en un pedestal difícilmente tica, la estructura «objetiva» en su relación con el mensaje y
pueden llegar a una valoración imparcial de una novela indi- el código. La estructura básica esta «vacía», pero en su «va-
vidual. Su juicio, sin embargo, está influenciado por su cono- ciedad» representa la «disponibilidad de un conjunto signifi-
cimiento de los procesos socio-políticos. Conocen perfectamente cante que todavía no se ha clarificado mediante códigos que yo
que en esa obra se describe un problema político serio como si selecciono para que converjan en el mensaje». «Vaciedad» se
fuera una revuelta cómica. La valoración negativa de Anestesia emplea aquí metafóricamente; no quiere decir que se renun-
local entre los críticos alemanes cambia por completo en la cia a un fundamento objetivo. El trabajo del profesor de hu-
recepción de los americanos que conocen la novela un año manidades, que pone en correlación código y mensaje debería
después cuando se traduce al inglés. «Mientras los alemanes consistir en la «determinación del código cultural en relación
a causa de su conocimiento de los acontecimientos políticos al cual puede investigar cómo se estructura cada mensaje así
nacionales consideran la 'Balada del Tejón' una simplificación como las variaciones a que somete el cambio de mensaje en el
del tema político, los americanos interpretan la historia desde tiempo y en el espacio a los sistemas de convenciones cultu-
el principio de una manera no literal; para ellos es un retrato rales» (Eco, 1972, pág. 418). La tarea especial de la crítica litera-
velado, en forma de parábola, de acontecimientos políticos in- ria aparece clara si cambiamos en esta última cita el término
ternos aplicables a América» (Durzak, 1971, pág. 498). Durzak «mensaje» por el de «texto literario». Se puede estudiar, pues,
señala que tanto en la interpretación alemana como en la ame- qué elementos de la obra literaria aparecen como dominantes
ricana es el contenido y no la forma el que prevalece; por eso como resultado de un código que en ese momento prevalece
concluye que una estética de la recepción que investigue las y qué otros elementos aparecen como esbozados o incluso
condiciones del juicio crítico, tiene que tener en cuenta el completamente ocultos (Ingarden).
dominio de la conciencia social y política.
Mencionaremos un ejemplo para aclarar esta postura. En
la época en que se sintió plenamente el impacto del Zarathustra
OBSERVACIONES FINALES de Nietzsche, resultó, a causa del sistema preponderante de
normas tanto estéticas como ideológicas, la siguiente jerar-
Intentaremos ahora hacer un balance, tras haber presentado quía: el concepto de der neue Mensch (nuevo hombre)/Jugends-
algunas consideraciones teóricas y unos ejemplos prácticos. Los til (modernismo) (elemento estructural 1) aparece como domi-
puntos de partida teóricos de los estudios de la recepción per- nante, la parodia bíblica (elemento estructural 2) recortada en
miten aplicaciones diferentes. Al menos idealmente cabe esperar perspectiva, y el aforismo (elemento estructural 3), oculto. Mien-
una convergencia de la investigación sistemática e histórica. tras tanto el sistema literario experimentó un considerable «cre-
En lo que respecta a la teoría habrá que determinar necesaria- cimiento cuantitativo». En efecto, lo primero que siguió fue el
mente en qué medida hay que aceptar una estructura «objeti- expresionismo y después —y esto es lo relevante para nuestro
va» de los textos. Por otra parte el «interés» (subjetivo o co- ejemplo— aparecieron las obras de Thomas Mann. Se pueden
lectivo), que es esencial en los estudios de la recepción, no considerar como los elementos más importantes de la obra de
pueden servir de fundamento teórico, aunque no puede ser Mann las dicotomías ensayismo/aforismo e ironía/parodia. Lo
eliminado. Desde la teoría de la recepción, no es aceptable que que hay en dicho autor de Jugendstil y reminiscencias bíblicas
el análisis de la estructura de la obra sea el objetivo final de hay que someterlo al principio paródico. En Zarathustra el Ju-
la investigación. Esto no quiere decir, que. la estructura, el gendstil y el principio irónico/paródico se encuentran en pa-
artefacto, no tenga que ser tratado al menos como una entidad ralelo y en transición (lo que provocó el oscurecimiento de di-
supuesta. Las diferentes concreciones (lecturas) serán objeto chos elementos y produjo la etiqueta de «obra desequilibrada»).
de investigación literaria sólo en la medida en que estén jus- En la obra de Thomas Mann, por el contrario, el Jugendstil
tificadas por las propiedades de este texto. Si se acepta que queda integrado mediante el elemento irónico/paródico pre-
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dominante. La lectura de su obra se estimula a medida que
se acentúa este elemento estructural y el lector se siente obli-
gado a reconocer un estilo irónico. Hay que añadir que Mann,
a quien Nietzsche influyó grandemente, desempeña a su vez
un papel importante en la interpretación de Nietzsche. Con
la experiencia enriquecedora que resulta del conocimiento de
la obra de Thomas Mann, el mismo objeto —Zarathustra—
aparece bajo una perspectiva diferente. Ahora los componentes
irónico/paródicos quedan claros y llegan a ser los dominantes;
la parodia bíblica se torna evidente; la dicotomía nuevo hom-
&re/Jugendstil se oscurece. Como se ve, estamos tratando de
uno de los factores que Ingarden enumera cuando habla de CAPÍTULO VI
la modificación de las concreciones de una obra de arte, que
no es otro que un individuo con poder de influenciar que
concretiza conscientemente una obra literaria y guía las con- Perspectivas futuras de investigación
creciones (lecturas) de otros (Ingarden, 1931, pág. 371).
La presunción de que el artefacto es una entidad verificable Sobre la historia de la ciencia hay que
implica, como ha observado correctamente Jauss, que la obra tener en cuenta dos cosas: una es que
individua] de arte, aun en el caso en que ofrezca de manera sólo quien entiende la ciencia (es decir,
los problemas científicos) puede entender
explícita una pluralidad de sentidos, sólo permite la elección su historia, y otra que sólo quien tiene
de determinadas posibilidades a costa de las otras (Jauss, 1973, un conocimiento real de su historia (la
pág. 37). Pero ello no excluye la eventualidad de que las fu- historia de su situación) puede entender
turas generaciones dejen de formular preguntas a Zarathustra la ciencia (K. POPPER, 1972b).
e incluso que temporalmente o durante mucho tiempo la obra
caiga en el olvido. Las viejas cuestiones, y citamos a Jauss, En los capítulos precedentes hemos expuesto las teorías
nunca se plantean ellas mismas; son los lectores los que las más vivas de la literatura, incluidos sus resultados en los años
llevan al texto. recientes. Ahora vamos a avanzar una etapa más para valorar
la situación presente y ver las posibilidades futuras de inves-
tigación. Al hacerlo así, aparecerán más acentuadas nuestras
convicciones presonales. Quizá el lector que tenga que pro-
yectar su propia vía de investigación esté interesado en nues-
tro juicio de las variadas posibilidades que ofrecen las publi-
caciones recientes y su compatibilidad mutua.
El mundo de la ciencia y, dentro de él, el estudio científico
de la literatura se ha ampliado enormemente en las últimas
décadas. Sostenemos que únicamente mediante la cooperación
combinada con una inteligente división del trabajo podrá pro-
gresar el estudio de la literatura. Con todo, cualquier tipo de
cooperación científica ha de tener lugar dentro de un ámbito
bien definido. Como se habrá colegido por los capítulos que
preceden, nuestra experiencia nos dice que los elementos im-
portantes para determinar estos ámbitos los puede propor-
cionar la semiótica y la teoría de la recepción. Pero ¿en qué
medida son compatibles estas dos corrientes? ¿Hay, como ha
afirmado Segers (1975) un «escalón lógico» desde la estética
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de la recepción a la semiótica? Para responder a esta cuestión construcción de modelos científicos abstractos, se reducen drás-
habría que desentrañar los fundamentos epistemológicos de ticamente las posibilidades de expresar nuevas experiencias.
ambas escuelas, sus concepciones del signo y de la literatura Este último caso puede producir una objetivación aparente de
y su capacidad de conectar con otras ciencias dentro de una la realidad que impediría percibir el papel de la creatividad
labor interdisciplinar. humana. De cualquier forma la comparación y la comunicación
El reconocimiento impropio de la autonomía del texto lite- de hechos sólo son posibles mediante la abstracción a partir de
rario y sus corolarios, la demanda de la verdad superior del fenómenos individuales y a través de la convivencia y la es-
poeta y la asimilación enfática de esta verdad por parte del tandarización. No hay un lazo natural entre signo y concepto.
intérprete, es algo que difícilmente se encontrará en las pu- La relación predominante simbólica entre significado y signi-
blicaciones más recientes. La convicción tradicional de que la ficante aparece como resistente y flexible al mismo tiempo 2 .
literatura tiene un función cognitiva y comunicativa ha pasado Por otra parte, una comunidad lingüística preserva sus signos
de nuevo a primer plano y ha liberado al texto literario de su convencionales durante un largo periodo de tiempo y por otro
aislamiento artificial. A la literatura se le ha asignado un lugar puede adaptar dichos signos a situaciones sociales y culturales
más relativo, pero al mismo tiempo más relevante, en tanto particulares (por ejemplo, la gran cantidad de palabras para
forma peculiar de organizar el universo semántico y, por tanto, designar la nieve en esquimal).
se ha aceptado de nuevo como parte de un proceso cognitivo La semiótica recientemente ha mostrado un profundo interés
mucho más extenso. Por eso mismo, están justificados los in- en la producción de signos por parte de las comunidades lin-
tentos de acrecentar nuestros conocimientos literarios median- güísticas y culturales. A diferencia del concepto de signo de
te la investigación científica. Pero ciertamente, esta posición Saussure —que es más estático— y del concepto de semiótica
entraña una extensión del área del interés de los estudios lite- de Peirce —que es taxonómico— Umberto Eco se propone
rarios. El estudioso de la literatura tiene que tener acceso a expresar el carácter dinámico del signo en su Theory of Semio-
disciplinas afines en la organización sistemática del universo tics (1976) y explica su posición epistemológica por medio de
semántico: lingüística, historia, sociología, filosofía y antropo- una comparación. El objeto de la semiótica puede asemejarse,
logía. bien a la superficie del mar en donde la estela de un barco de-
saparece tan pronto como ha pasado, bien a un bosque en que
E L DESAFIO DE LA SEMIÓTICA los carriles o pisadas han hecho modificaciones más o menos
perdurables.
La lengua tiene una importante función a la hora de adquirir Eco considera la tarea del semiótico como bastante seme-
y comunicar conocimientos. En lo que se refiere a la relación jante a la del que explora un bosque y quiere centrar su aten-
entre significado y significante, se ha aceptado la idea de que ción sobre las modificaciones del sistema de signos. Esto le lleva
el significado representa una simplificación esquemática de a reemplazar el concepto de signo por el de función sígnica. Una
un complejo estado de cosas. La consciencia de la imperfección «unidad de expresión» puede estar relacionada con diferentes
del lenguaje se refleja en la crítica de poetas y filósofos tales «unidades de contenido». En el caso de la palabra inglesa plañe,
como Bergson y Nietzsche (Kunne-Ibsch, 1972). Pero el carácter Eco observa tres funciones sígnicas: «garlopa», «nivel» y «aero-
fundamentalmente esquemático ha justificado también la ten- plano» y concluye que «un signo no es una entidad semiótica
tativa —con algunas esperanzas de éxito— de construir modelos fija sino más bien una confluencia de elementos independientes
explicativos que de la misma forma contienen simplificaciones (provenientes de dos sistemas diferentes de dos planos diferentes
esquemáticas ! . [expresión y contenido] y un encuentro basado en la correlación
Si prevaleciese la intención de preservar la complejidad codificante)» (Eco, 1976, pág. 49).
extrema del significado, se perjudicarían en ciertos casos las
posibilidades de comunicar conocimientos. Por otra parte, si se 2
enfatiza la simplificación lingüística, como resultado de la La palabra simbólico se entiende aquí referida a «una rela-
ción aprendida entre signans y signatura». Esta conexión «no de-
1
Cfr. Eimermacher (1973) y Klaus (1969); en particular este pende de la presencia o ausencia de alguna semejanza o relación
último, s. v. Modell. física» (Jakobson, 1965, pág. 24).

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La función sígnica es el resultado de la interacción de varios La flexibilidad de aplicación de esta teoría al campo de la
códigos: «Los códigos proporcionan las condiciones de inter- literatura resulta clara a partir del concepto de «supercódigo»,
cambio complejo de funciones sígnicas» (Ibíd., pág. 56). Según es decir, el proceso por el que se producen significados adicio-
Eco, el sistema de reglas, que es lo que es el código, está com- nales como resultado de la convergencia de varios códigos en un
puesto por una jerarquía compleja de subcódigos de los que elemento particular. Algunos casos de estos son la convergencia
algunos son fuertes y estables mientras otros son débiles y e interferencia o ambas de la estilística retórica o de códigos
pasajeros. Los emparejamientos connotativos pertenecen a este iconológicos en el código lingüístico. Como ya se ha dicho,
último grupo. Los colores rojo y verde de las señales de tráfico Lotman ha trabajado sobre la convergencia de varios códigos
tienen un significado establecido por una convención inter- mezclados en los textos literarios.
nacional y forman parte de un código «fuerte». Por otra parte
las luces rojas y verdes tienen un significado de connotación La restricción metodológica que caracteriza ya la edición
débil de «obligación» en contraposición a «elección libre». Algo italiana (1968) de la Einführung in die Semiotik (1972) de Eco,
parecido puede decirse del nombre Napoleón. Denota una uni- se repite con gran énfasis en su Theory of Semiotics: la cuestión
dad cultural bien definida que tiene su lugar en el campo se- de la verdad se excluye del campo de interés de la teoría se-
mántico de los datos históricos. Pero además, a este nombre miótica. Eco rechaza el concepto de Frege de significado y pre-
particular le han atribuido las diferentes culturas una gran fiere investigar el contenido de una expresión y no su referente,
variedad de connotaciones. Eco cree que «el código no es una es decir, el objeto a que se refiere la expresión; la verdad y
condición natural del universo semántico global ni tampoco una falsedad son, sin duda, diferenciaciones importantes, pero per-
estructura estable que subyace al complejo de lazos y ramas tenecen al ámbito de los problemas anteriores o posteriores
de todo proceso semiótico» (pág. 126). Por todo lo cual, según a la semiótica.
Eco, la investigación semiótica tiene que trabajar con los signos Por eso Eco rechaza lo que él llama «falacia referencial»
en cuanto «fuerzas sociales» (página 65). y dejando de lado la extensión del significado, postula una «se-
mántica intensional» (Eco, 1976, págs. 58-59). No le interesa,
Para explicar la expansión y renovación de los códigos, Eco
sin embargo, el análisis del orden intrínseco de los elementos
recurre al concepto de Peirce de «abducción». Esta es una es-
semánticos (como hicieron, por ejemplo, los seguidores de New
pecie de reacción provisional a hechos y situaciones que no
Criticism) sino que más bien coloca el mensaje de su contexto
han sido codificados o cuyo código no es accesible al receptor.
Eco observa que «un contexto no codificado constantemente, cultural, de forma que contempla el contenido semántico como
interpretado como ambiguo, da lugar, si es aceptado por la unidad cultural. Las expresiones «estrella matutina» y «estrella
sociedad, a una convención y después a un emparejamiento vespertina», que tienen el mismo denotatum, implican dos con-
codificante» (pág. 132). Esto es lo que origina el principio de venciones culturales diferentes.
flexibilidad y creatividad del lenguaje. La relación mutua entre Después de haber excluido de la teoría semiótica el refe-
código y mensaje, mediante la cual los códigos controlan la rente, Eco incluye los textos literarios y el discurso ideológico
emisión de mensajes y los nuevos mensajes pueden reestructurar (que comunica «mundos imposibles») entre los objetos que la
los códigos, constituye la base del doble aspecto del lenguaje: semiótica debe tratar. En el estudio de la literatura hay la
la creatividad condicionada por las reglas y la creatividad para ventaja de que el texto literario no está aislado de otros textos
cambiar dichas reglas. Una vez establecido el carácter arbitra- —por tanto, cuenta con entes no existentes como el unicornio
rio y convencional del signo lingüístico, la literatura (al menos o Mefistófeles. Se puede considerar la literatura como parte
en Europa y América) al emplear principios organizadores es- de la cultura y la cultura se puede definir como la manera
pecíficos, representa fenómenos complejos y no sólo objetivos, específica en que se divide el espacio semántico. La obra de
que permiten una respuesta flexible. Por ello los textos literarios Lévi-Strauss proporciona ejemplos de tales divisiones mediante
son particularmente idóneos para ser estudiados en relación oposiciones semánticas.
con el concepto de código de Eco y, en particular, con su noción Como consecuencia de la eliminación del referente como
de «emparejamiento codificante». correlato factual, Eco retoma el concepto de Peirce de signo

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icónico 3 . Como signo motivado y no arbitrario, el signo icónico PRESUPUESTOS EPISTEMOLÓGICOS DE LAS CIENCIAS HISTÓRICAS
representa las condiciones de percepción de un objeto, pero no El punto crucial en las observaciones de Eco es la unidad
el objeto mismo: dichas condiciones están determinadas por cultural codificada, que parece ser una abstracción de la ex-
la convención cultural. A este respecto se refiere la obra periencia, pero, ¿puede inducirnos la experiencia perceptiva sub-
Art and Illusion de E. H. Gombrich (1960) que es también una jetiva y su papel en la constitución del significado a trazar
fuente de inspiración de la teoría de la recepción alemana. una metodología diferente de las ciencias deductivas y natu-
Eco representa, pues, una rama de la semiótica que tiene rales? Si así fuese, estaríamos de nuevo ante la antigua sepa-
mucha influencia en el campo de los estudios literarios. Re- ración de ciencias y humanidades que niega a estas últimas el
sulta de nuestro breve repaso a su obra más reciente un cre- recurrir al «método científico». ¿Sería posible para un individuo
ciente énfasis sobre el papel activo del emisor y del receptor formular hipótesis verificables sobre las experiencias perceptivas
en tanto miembros de una comunidad cultural. Esto no quiere de otros individuos? Si ésta última respuesta fuese afirmativa,
decir que en el inmediato pasado toda la investigación sobre las humanidades pueden demandar un método científico.
la naturaleza de los signos lingüísticas se centrase en los as- El problema se ha venido discutiendo dentro del ámbito
pectos estáticos y lógicos. Ello no sería cierto en el caso de de la metodología del estudio de la historia. En los capítulos
Edmund Husserl cuyas Logische Untersuchungen (1900) han ser- precedentes el racionalismo crítico de K. Popper ha servido
vido de base para muchos trabajos humanísticos. Habría que re- de punto de orientación. Nos referiremos aquí también a sus
cordar que Husserl, en su búsqueda de la universalidad de los observaciones sobre el estudio de la historia. No nos debe con-
significados y de la gramática universal, tuvo que llegar a un fundir el rechazo de Poppér del «historicismo» en su obra
acuerdo con las expresiones subjetivas casuales, que son las The poverty of Historicism, publicada originalmente en 1944-
expresiones cuyo significado depende de la ocasión y de la 1945. Su definición del término parte del historicismo o re-
situación así como del hablante 4 . lativismo histórico refundido por Friedrich Meinecke y otros
Diferentes de las casuales, las expresiones teóricas y mate- historiadores alemanes (como vimos en el capítulo primero). La
máticas son independientes del contexto situacional y po- crítica de Popper del «historicismo» no implica un rechazo
drían denominarse «objetivas». Husserl propone la cuestión del relativismo. Este autor lo explica como un método de las
de si la existencia de expresiones casuales con múltiples signi- ciencias sociales que presupone que la predicción histórica
ficados interfiere con la idealidad de los significados. Su res- es su principal tarea y proclama que este objetivo es posible
puesta es que en las expresiones casuales los significados no descubriendo los «ritmos» y «pautas», las «leyes» y «corrientes»
cambien (Husserl, 1901, II, i, pág. 91). Según esto, se está muy que comporta «la evolución de la historia» (Popper, 1969a, pág. 3).
cerca del campo de interés de Eco. Tanto en su obra anterior Caen bajo el veredicto de Popper la versión idealista y, aún
como en su Theory of Semiotics, Eco propone investigar en qué más, la materialista en sus explicaciones del determinismo
medida en la fenomenología de la percepción es compatible histórico. Bajo su punto de vista, las llamadas leyes univer-
el concepto de significado con la noción semiótica de unidad sales en la historia se han quedado tan sólo en presuposicio-
cultural. «Una relectura de la discusión de Husserl a esta luz nes implícitas, vagas y a menudo de naturaleza trivial. De cual-
nos inducirá a afirmar que el significado semiótico es sim- quier forma son inadecuadas como guías de nuestras observa-
plemente la codificación socializada de la experiencia percep- ciones científicas. El extremo opuesto, del determinismo histó-
tiva» (Eco, 1976, pág. 167). rico, a saber, la crónica o recuento anecdótico de hechos sin
relación, tampoco puede ser una alternativa satisfactoria. La
historia debe ser escrita desde una perspectiva selectiva sólo
si no se tienen en cuenta las teorías en las ciencias teóricas.
3 Aunnque pueda haber alguna semejanza entre las dos, una
Jakobson explica el concepto de icono de Peirce así: «El
icono actúa principalmente por semejanza factual entre su signans diferencia básica es que las perspectivas selectivas en cuanto
y signatum, es decir, entre la pintura de un animal y el animal reglas no se pueden verificar. Se puede verificar sólo el material
pintado; el primero representa al segundo 'sencillamente porque que un historiador, en una coyuntura particular y con un de-
se 4relaciona con él'.» (Jakobson, 1965, pág. 23.) terminado interés, puede tener a su disposición. El punto de
Cfr. Husserl, 1901, II, i, pág. 81.
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vista selectivo del historiador, que subyace a su «interpretación sible una discusión crítica en el de diferentes perspectivas
histórica», sólo raras veces puede ser sorprendido en las hi- (orientadas a problemas diferentes) que conduzcan a teorías
pótesis verificables (Popper, 1969a, págs. 147-152). divergentes y, en puridad, no contrapuestas. (Esto es de hecho,
En Objective Knowledge (1927b) Popper ve algo más que lo que hemos intentado en el capítulo sobre las teorías marxis-
una analogía entre el estudio de la historia y las ciencias tas de la literatura.) Schupp, con todo, encuentra difícil recon-
teóricas (tal como los llama él). En esta obra trata del problema ciliar las tesis de Popper de una simetría entre explicación y
de la comprensión (understanding) en las humanidades, en predicción así como su rechazo de la verificación de las hi-
particular de las renovaciones subjetivas de experiencias pa- pótesis mediante la investigación histórica. Ambas posiciones
sadas tal como ha sugerido Collingwood. La «repetición sim- parecen referirse a la posibilidad de experimentos en las cien-
patética de la experiencia original» es rechazada por Popper cias históricas. En el estudio de la historia probablemente será
como tarea del historiador por su naturaleza sicológica e intui- aceptable un menor grado de exactitud en contra de las de-
tiva. El proceso sicológico de revivir una experiencia no es mandas severas de K. Popper (cfr. Helmer y Rescher, 1969).
esencial en las propuestas científicas, aunque pueda prestar Otra dificultad que puede presentarse al historiador es la
ayuda como una especie de comprobación intuitiva: «Lo que contradicción aparente en el sistema de Popper entre su con-
creo fundamental no es el revivir la experiencia sino el análisis vencionalismo metodológico inherente en el análisis situacional
situacional.» —que permite un relativismo histórico— y su aceptación de la
Por análisis situacional Popper entiende: definición de verdad de Tarski que parece excluir todo rela-
tivismo (cfr. Skagestad, 1975). Aunque no podemos profundizar
Una especie de explicación conjetural y tentativa de al- en este punto, pensamos que la contradicción podría resolverse
guna acción humana que apela a la situación en la que el de alguna manera de. acuerdo con la tesis de Rescher acerca
agente se encuentra a sí mismo. Esta puede ser una ex- de una perspectiva «coherente» sobre la verdad y con su crí-
plicación histórica: quizá podemos desear saber cómo y tica de la teoría de la verdad de Tarski (Rescher, 1973).
por qué se ha creado cierta estructura ideológica. Una ac- El énfasis de la semiótica en la investigación de las codifi-
ción creativa nunca se puede explicar totalmente. Sin em-
bargo, podemos intentar, por vía de la conjetura, ofrecer caciones culturales, el interés de la filosofía de la ciencia por
una reconstrucción idealizada de la situación de un pro- los fundamentos del estudio de la historia y, por último, pero
blema en el que el agente se encontró a sí mismo y hacer no menos importante, el reconocimiento de la actividad «es-
en alguna medida «comprensible» la acción (o «racional- tructuralizadora» del sujeto observador en la selección de los
mente comprensible»), es decir, adecuada a su situación hechos en las ciencias naturales (como ha destacado Geurts,
tal como él la vio (Popper, 1972b, pág. 179). 1975), todos estos esfuerzos por acabar el aislamiento de las
diversas disciplinas prueban que los estudiosos de campos de
De esta forma el principio de racionalidad se puede aplicar interés muy distintos están dispuestos a oírse y aprender unos
como en las ciencias naturales: «La acción y, por tanto, la de otros. La crítica literaria no se puede aislar por más tiempo:
historia se pueden explicar como un problema soluble.» Popper siempre que en los últimos años alcanzó resultados impor-
defiende que su «esquema de conjeturas y refutaciones» es tantes fueron el producto de la cooperación o confrontación
aplicable también al campo de la historia, e incluso al del arte. con otras disciplinas. Los estudios semióticos, por ejemplo,
Se puede conjeturar cuál era el problema del artista. Es clara han reconocido la relevancia de los problemas epistemológicos,
aquí la referencia a la obra de Gombrich (Popper, 1972 b, pági- aunque no todas sus ramas prestaron igual atención a la epis-
nas 168 y 180). temología pues, de hecho, la semiótica rusa, en particular, va
Dos publicaciones recientes Schupp (1975) y Skagestad (1975) por detrás de la europea en este sentido 5 .
tienen relación con las observaciones de Popper sobre la me- La estética de la recepción con su base en la hermenéutica,
todología del estudio de la historia. Mucho más que Popper, ha mostrado siempre un profundo interés por los problemas
Schupp insiste en la analogía epistemológica entre teoría e
interpretación histórica. Argumenta que en el campo de la in- 5
terpretación histórica se pueden comparar las teorías que se Tal como fue sentado por Boris Ogibenin en una conferencia
en la Asociación Holandesa de Literatura General y Comparada
basan en similares perspectivas selectivas. Pero también es po- (1976).
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epistemológicos. Pero es cierto que la hermenéutica misma ha Schmidt comparte la postura de la filosofía analítica con
cambiado en el transcurso del tiempo, y con ella su posición epis- respecto a las ciencias históricas, tal como la expresaron Helmer
temológica. Podemos distinguir la hermenéutica temprana y Rescher (1959). Las leyes históricas parecen leyes, pero son
(Schleiermacher) que prentendía una representación verídica difusas al mismo tiempo; no son rígidas y admiten excepcio-
de los textos del pasado. Más tarde en la hermenéutica de Dil- nes. De hecho se las podría llamar «cuasi-leyes». A causa de
they en sus posteriores desarrollos (Heidegger) el «horizonte su complejidad, a veces no se pueden hacer totalmente explí-
subjetivo» del intérprete acaparó el interés: los textos se con- citas con palabras. A causa de su formulación parcial, no se
virtieron en un medio de autoconocimiento. Elmar Holenstein encuentra en ningún sitio el criterio de precisión matemática.
(1975; 1976) ha trabajado en las diversas etapas de la herme- Lo que es esencial es que las excepciones que conllevan exigen
néutica. Mientras Dilthey postula una experiencia en que «acto «una explicación que demuestre el carácter excepcional del caso
y objeto coincidían», Heidegger proclama el principio existen- que se tiene entre manos, estableciendo al mismo tiempo la
cialista de la «situación irremontable». Holenstein piensa que violación de una condición apropiada de la aplicabilidad de la
vendrá una nueva etapa de la hermenéutica como resultado ley» (Helmer y Rescher, 1959, pág. 148).
de su confrontación con el estructuralismo, en especial el de
Román Jakobson y por eso destaca la interacción entre va-
riantes e invariantes que es también esencial para Jakobson. JAUSS Y LA SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO
«El conjunto con respecto al que se considera una parte es
ahora un sistema o un código con una base universal y una En historia, en el estudio de la literatura y en lingüística,
superestructura transformable» (pág. 237). La competencia co- la discusión del método requiere una sutileza particular a causa
municativa del hombre consiste precisamente en la «conver- de la naturaleza de su material que consiste predominantemente
tibilidad de su código». Esto puede considerarse una crítica de en textos. A diferencia del estudio del arte, la música o las cien-
la noción de Heidegger de «situación irremontable». La fusión de cias naturales, las disciplinas que trabajan con material lingüís-
horizontes, tal como la defendió Dilthey, ha sido criticada por tico, necesitan la distinción entre objeto lingüístico y metalen-
otros estudiosos y con otros argumentos. Basta mencionar a guaje. Un cambio en el método afecta inmediatamente al status
Norbert Groeben (1972) quien dentro del área de la sicología del metalenguaje, y, si no hubiera metalenguaje, se crea la
empírica ha postulado la separación entre receptor e investi- necesidad de construir uno. El momento crucial llega cuando
gador, entre comprensión y descripción de la comprensión. una ciencia abandona un complejo metodológico sin ser forzada
El último vastago de la hermenéutica, la denominada her- a hacerlo por la presión de una teoría nueva y mejor construida.
menéutica transcendental de Habermas y Apel, ha sido criti- Este fue el caso precisamente de la crítica literaria cuando
cada recientemente por Siegfried J. Schmidt desde la postura —por un cambio de interés, por una insatisfacción de las con-
de la filosofía analítica y el racionalismo crítico. Es inconce- venciones existentes y por la consciencia del desarrollo de dis-
bible que ésta, que atribuye un carácter transcendental y una ciplinas afines— abandonó el ideal de la interpretación intrín-
autoridad incuestionable al lenguaje coloquial y al conjunto seca en su versión alemana (werkimmanente Interpretation)
de la comunicación, pueda proporcionar una base teórica al así como en su variante americana (New Criticism).
estudio de la literatura 6 . Esta era la situación en que Hans Robert Jauss promovió
6 el debate contra la crítica tradicional en su conferencia «Lite-
Se puede insertar aquí un breve comentario sobre los con- raturgeschichte ais Provokation der Literaturwissenschaft»
ceptos de Habermas de intersubjetividad y objetividad. Según él
la intersubjetividad consiste en un consenso comunicativo en la (1967, en Jauss, 1972). Sus argumentos en pro de una estética
lengua coloquial de al menos dos sujetos. La relación entre los dos de la recepción constituyen un desafío estimulante, aunque no
sujetos es la de sujeto participante y contraparte. Habermas con- reclame para sí el estatuto de una teoría elaborada. Pero lo
sidera el entendimiento, principalmente, como una experiencia co-
municativa que puede introducir a la objetividad; al mismo tiempo
expresa sus reservas contra la, en su opinión, postura positivista Dilthey. Baste decir que cuando Habermas demanda del intérprete
de Dilthey, quien en su «empatia» y «revalidación» ha encontrado que «refleje al mismo tiempo al objeto y a sí mismo» como po-
una especie de equivalente con «observación» (Habermas, 1969, pá- tencialidades de una totalidad objetiva (Ibld., pág. 228) se acerca
ginas 226-233). No insistiremos aquí en la crítica de Habermas a peligrosamente a la fusión de investigdor y receptor.

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