El pasado sábado 26 de agosto concluí mi término como Presidente de
la organización autonomista PROELA.
Bajo nuestra Presidencia, PROELA no fue indiferente a los asuntos
relevantes del país. Asuntos como lo son, la la competitividad económica de Puerto Rico, el rescate de la libre asociación como opción de futuro, la discusión del caso de Puerto Rico ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas, la participación de Puerto Rico en foros internacionales, la Asamblea Constitucional de Status, la imposibilidad de la estadidad, el apoyo a la candidatura del licenciado Aníbal Acevedo Vilá a la gobernación en las elecciones de 2004, nuestro apoyo a la marcha de la Dignidad para hacer valer el resultado electoral, la denuncia de la agenda desestablilizadora del Tribunal Federal en Puerto Rico, el apoyo a la unicameralidad, la inserción de Puerto Rico en el Caribe y nuestra indignación ante los operativos imprudentes del negociado federal de investigaciones en la Isla, los reclamos al Congreso de los Estados Unidos para que atienda con seriedad el asunto del status constituyen ejemplo de nuestro trabajo.
Además, PROELA ha sido eficiente en la gestión dirigida a que el
Partido Popular crease una Comisión de Status, un Instituto de Educación Política y para que el PPD participase en las Vistas del Comité de Descolonización. Hemos visto con buenos ojos el rechazo firme del PPD al colonialismo en todas sus manifestaciones. Pero lo más importante es que hemos logrado que el PPD retome la ruta hacia lograr el pleno desarrollo del ELA y un compromiso claro con la Asamblea Constitucional de Status. La agenda de PROELA es grande. Le corresponde a un nuevo grupo de hombre y mujeres seguir adelante con el trabajo iniciado en 1976 por el licenciado Francisco Aponte Pérez.
Hoy PROELA tiene al día todos sus asuntos administrativos. Nos
corresponde ahora, lograr la consolidación democrática de la organización y abrirse al trabajo de base, de consenso solidario y respetuoso con la diversidad del autonomismo.
*Artículo publicado en el periódico El Nuevo Día el 7 de septiembre de 2006,