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En medio de una competencia cada vez más agresiva, las empresas se ven en
la necesidad de adaptarse lo más rápido posible a las necesidades de los
clientes y del ambiente empresarial.
Por lo anterior, los administradores requieren evaluar el desempeño de su
organización —y en última instancia el de sus empleados— para determinar
qué tan bien responde a las necesidades de su ambiente y, en su caso,
emprender acciones para corregir el rumbo de la empresa en ese sentido.
. El gurú de la teoría administrativa, Peter Drucker, sugiere que pocos factores
son tan importantes para el desempeño de una organización como sus
indicadores financieros y, paradójicamente, éstos se encuentran entre las áreas
más débiles de la administración actual.
No obstante, existe un sinnúmero de factores que no podrían evaluarse en
términos financieros y que son importantes para medir el desempeño de una
empresa.
Durante años, los sistemas tradicionales para la medición del desempeño se
han apoyado con exceso en el uso de indicadores contables a corto plazo, lo
cual impide tomar en cuenta el valor que crean los activos intangibles de una
organización, puesto que éstos no pueden ser cuantificados en términos
monetarios. Esto es un reflejo de que en muchas compañías las estrategias
organizacionales están cambiando, mientras que las estrategias de medición
permanecen constantes.
Los indicadores financieros son como cuando se conduce un automóvil y se
utiliza el espejo retrovisor; se obtiene una excelente vista del camino que se ha
recorrido, pero no se puede ver hacia dónde se va. Desde el punto de vista
financiero, un buen trimestre no garantiza que en el futuro el buen desempeño
continúe. Sin embargo, a pesar de esto, los indicadores financieros siguen
siendo importantes tanto para empresas lucrativas como para instituciones sin
fines de lucro.
Por otro lado, se debe considerar que en las organizaciones modernas los
activos tangibles no contribuyen a que una empresa alcance el éxito, sino que
éste se debe a los activos intangibles. Estos últimos (el conocimiento de los
empleados, la calidad de la información que obtenemos de los sistemas de
información, la cultura de innovación, etc.) son los que en realidad hacen que la
organización cree valor. Se estima, por ejemplo, que los activos intangibles de
una compañía pueden representar hasta 75% de su valor real.
Los indicadores no financieros deben ser considerados porque representan los
activos intangibles y los generadores claves de valor para la compañía,
además pueden brindar información para predecir el desempeño financiero
futuro, que incluso los mismos registros contables, a la vez que sirven para
evaluar y motivar el desempeño administrativo.
Entonces se requiere un sistema estratégico de medición del desempeño que
ponga énfasis tanto en indicadores financieros como no financieros que cubran
diferentes perspectivas y que, al combinarse, traduzcan la estrategia en un
conjunto lógico de indicadores del desempeño. Este sistema se llama balanced
scorecard.
A diferencia de los indicadores de desempeño tradicionales, los cuales están
en función de controles financieros, el balanced scorecard comienza con la
visión y la estrategia del negocio. Se busca traducir estas dos últimas en
indicadores de desempeño para que puedan ser monitoreados y utilizados con
el fin de alentar el éxito al momento en que ambas se implementen.
Tabla 11-1
Proceso Definición
I. Traducción de la visión y de la Ayuda a la administración a crear un
estrategia consenso acerca de la visión y de la
estrategia de la organización
II. Comunicación y enlace El admistrador comunica su estrategia a
toda la organización y la ata a los
objetivos departamentales e individuales.
III. Planeación de negocio Es la parte donde la planeación financiera
y de negocio se integran.
IV. Realimentación y aprendizaje Ofrece a la compañía la capacidad para
el aprendizaje estratégico.
A fin de analizar estos cuatro aspectos, deben establecerse metas para cada
uno de los aspectos mencionados y luego plasmarlas en objetivos operativos
que satisfagan cada una de ellas. Dichos objetivos habrán de ser medidos
mediante el establecimiento de indicadores que sean representativos del
cumplimiento de los objetivos operativos establecidos por la compañía.
Empresas defensivas: Éstas optan por un mercado bien establecido y sin las
variaciones a las que están sometidas las empresas pioneras o seguidoras.
Las defensivas son organizaciones que enfatizan la solución de problemas de
ingeniería buscando maneras de producir y distribuir los bienes o servicios en
forma eficiente, mediante tecnologías con un alto costo-beneficio y sistemas
administrativos que permitan un mejor manejo y control de los recursos. Dada
la atención que estas empresas prestan en mantener sus costos lo más bajo
posible, tenderán a enfocarse en detalles operativos, incluyendo la obtención
de economías de escala, estandarización de procedimientos y procesos, y la
integración de actividades funcionales a través de las diferentes áreas de
negocio. Por lo tanto, las empresas defensivas se apoyan con frecuencia en
indicadores de control de costos, reducción de precios, utilización de la
capacidad y la eficiencia en la producción, esto es, en las perspectivas
financieras y de procesos internos del balanced scorecard.
Para que las empresas pongan en marcha efectivamente su estrategia
necesitan alinear lo más posible los indicadores de desempeño con los
requisitos de sus estrategias, de tal manera que logren desempeñarse mejor
que sus competidores. Debe existir, por lo tanto, una perfecta alineación entre
el énfasis de la estrategia del negocio y los diversos indicadores de
desempeño. En pocas palabras: alinear la estrategia al balanced scorecard.
Una vez que se han llevado a cabo los tres procesos anteriores (traducir la
estrategia, comunicación y enlace, y planeación de negocio) el ciclo del
balanced scorecard termina con el proceso de aprendizaje y realimentación.
Cuando se han puesto en marcha los tres primeros procesos del balanced
scorecard, la administración de la compañía ha logrado conocer y medir el
desempeño en sus diferentes áreas y, en caso de encontrar una variación en lo
que se ha planeado, cuenta con la información suficiente para corregirlo de
inmediato. Sin embargo, los puntos fundamentales del balanced scorecard son
su dinamismo y la idea de que el mercado es demasiado voluble como para
confiar en que una estrategia que fue útil antes lo sea ahora.
Por tal motivo, el proceso de aprendizaje y realimentación cierra el ciclo del
balanced scorecard. En este punto, se analiza el corto plazo verificando los
indicadores para cada una de las cuatro dimensiones de la estrategia, al mismo
tiempo que se evalúa la estrategia de la compañía con el fin de determinar si
aún es aplicable a la circunstancia de mercado en que la organización se
encuentra.
Nace aquí la figura del aprendizaje estratégico, que consiste en recolectar
realimentaciones en toda la estructura de la organización, probar las hipótesis
en las cuales se basa la estrategia y, por último, hacer los ajustes necesarios
ya sea a los objetivos particulares de cada área organizacional e incluso a la
estrategia misma. Con el balanced scorecard, la empresa tiene todos los
elementos necesarios para emprender su aprendizaje estratégico, debido a que
el balanced scorecard:
El balanced scorecard ofrece una serie de ventajas para los negocios que
deciden emprenderla. Entre éstas podemos mencionar las siguientes:
• Clarifica y actualiza la estrategia del negocio.
• Comunica la estrategia a toda la compañía.
• Integra las metas individuales y departamentales a la estrategia del negocio.
• Integra los objetivos operativos tanto con las metas a largo plazo como con el
presupuesto anual.
• Identifica y canaliza las iniciativas estratégicas.
•Ayuda a revisar periódicamente el desempeño con el fin de aprender y mejorar
la estrategia del negocio.
Permite la autocorrección por parte de los empleados mediante la revisión
individual de la información de desempeño.
• Promueve incentivos mayores y mejor distribuidos entre los empleados.
• Facilita compartir el conocimiento entre los empleados con mayor experiencia
y los nuevos, lo que permite un mejor funcionamiento operativo.
•Genera ahorros de tiempo debido a la automatización en la integración y
selección de datos.
• Fomenta una visión orientada al negocio.
• Permite la toma de decisiones basada en datos y hechos.
• Propicia un ambiente basado en el desempeño sin la subjetividad de la visión
personal del administrador.
•Genera transparencia en el desempeño de la organización en todos los cargos
y departamentos.
Estas ventajas llevan a la empresa que emprende el proceso de evaluación del
desempeño en función al balanced scorecard a un fin último: sobrevivir y crecer
exitosamente en un ambiente de mercado cambiante y de extrema
competitividad.
Es muy importante aclarar que el balanced scorecard, para apoyar con éxito la
estrategia del negocio, se deberá diseñar para uso exclusivo de la compañía.
Dicho de otro modo, el balanced scorecard de una compañía no podrá ser
utilizado por otra debido a que la estrategia de cada una es diferente. Incluso,
dos compañías que se encuentran en el mismo ramo industrial y atienden al
mismo mercado tendrán un balanced scorecard diferente, puesto que a pesar
de que sus características generales sean similares, su estrategia será
diferente.
Por otro lado, existen varias consideraciones que el administrador deberá
tomar en cuenta antes de emprender el proceso de diseño e implementación
de un balanced scorecard. Se debe tener cuidado en que el sistema no sea
complejo, porque de ser así no sería útil. Un sistema que es extremadamente
complejo causa burocracia y confusión.
Los sistemas de medición del desempeño para evaluar la actuación de los
ejecutivos deben ser dinámicos para que se reemplacen los indicadores del
desempeño que pueden ser manipulados fácilmente o que permiten
desviaciones en el resultado planeado. Analicemos el siguiente ejemplo.
Ejemplo
A partir del primer día del año, la compañía Regina, S.A., se propuso como
meta reducir de 10 a 5% el indicador de pedidos no entregados a tiempo
durante el primer trimestre del año. Tres meses después, en la junta trimestral,
el departamento de embarque mostraba que había logrado incluso superar la
meta, pues de acuerdo con el jefe de embarque, el señor Godínez, se había
alcanzado una reducción de 10 a 4% en los pedidos no entregados a tiempo.
Joaquín González, el gerente de ventas de la compañía, no pudo compartir su
alegría, y expresó lo siguiente al gerente de producción: "Godínez está muy
feliz, cumplió su meta... lo que no dice es que desde hace dos meses todos los
días recibo quejas de los clientes porque reciben la mercancía errónea".
Solución:
Esta situación es común si los sistemas de medición del desempeño no son
dinámicos ni sus indicadores se analizan con detenimiento. En el caso de
Regina, S A, la urgencia por cumplir con un indicador (tiempo de entrega) hizo
que se descuidaran otros aspectos importantes para la compañía (pedidos
enviados correctamente) pero, al no ser medidos, no se consideraron en la
junta de evaluación trimestral. Siempre se deben tomar en cuenta las
relaciones que existen entre las actividades, para determinar el impacto de
implantar o modificar un determinado indicador de medición del desempeño.
Además de tener cuidado que el balanced scorecard sea dinámico, se deben
analizar otros factores como el costo, el tiempo, los parámetros a considerar,
así como los cambios en la estructura organizacional.