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UN AVIÓN LEGENDARIO
Ya he comentado en alguna ocasión que los ingenieros de Northrop-Grumman, la empresa constructora de aviones
en USA sobre todo de carácter militar, habían replicado a escala 1:1 el famoso avión de ala delta Horten 229. Aunque
la réplica no era operativa ya que no llevaba motores, sí que se hizo respetando las medidas originales, materiales,
pinturas y acabados como el modelo original.
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miércoles, 14 de septiembre de 2016
MILLONES DE SECRETOS (y 3)
Los investigadores alemanes habían descubierto como producir plasma sanguíneo. Se llamaba “Capain”, y se fabrico a
escala comercial e igual en resultados al plasma natural. Otro descubrimiento fue el llamado “Periston” que era un
substituto de la sangre líquida. También fueron exitosos en la producción de adrenalina (adrenicromo), con
excelentes resultados para combatir la hipertensión. También fueron importantes los desarrollos del Dr. Boris
Rojewsky del Instituto Kaiser Guillermo de Biofísica en Frankfurt. Por ejemplo la ionización del aire para la salud. Se
investigaron otras aplicaciones positivas del aire ionizado como para el bienestar general y contra la depresión que se
puede sentir cuando el barómetro está bajando.
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El mineral de mica fue otro de los descubrimiento americanos que cita el artículo. No hay minas de mica en Alemania
y por ello el “Signal Corps” USA estaba totalmente desconcertado y se preguntaba ¿de dónde la obtiene Alemania?
En una ocasión una pieza de mica fue entregada a uno de los expertos del “US Bureau of Mines” para su análisis y
opinión. La respuesta fue simple: mica natural, sin impurezas. Sin embargo la mica que le fue entregada al experto
era sintética. El Instituto Kaiser Guillermo de Investigación de los Silices, había descubierto como hacerla que era algo
que los científicos de otros países no habían conseguido.
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Vuelvo con este asunto de la mayor trascendencia y tan poco conocido. Como ya comenté en unos artículos
anteriores, mucho se ha dicho sobre qué pudo pasar con “La Campana” tras el final de la guerra. Recordemos que fue
un proyecto ultra-secreto que era la cúspide de la investigación nacionalsocialista y que se basa en los nuevos
conceptos de la física, mucho más allá de cualquier física convencional hasta entonces e incluso ahora... Fue un
proyecto sin limitaciones presupuestarias, ni de material, ni de personas implicadas.
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EL COLISIONADOR DE HADRONES
Algo que siempre me ha llamado la atención es el famoso CERN o "Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire”,
según su nombre en francés. Es una entidad europea de investigación, que depende financieramente de la Unión
Europea, y que ha desarrollado de forma operativa el más grande colisionador/acelerador de partículas del mundo.
Hoy se le añade también el Sincrotrón. 21 países miembros de la unión forman su consejo incluyendo a Israel (¿?),
que es miembro de pleno derecho. Inició su andadura en 1954, cuando en 1952, once gobiernos europeos decidieron
su creación. Su ubicación se halla entre Francia y Suiza, en el subsuelo a unos 100 metros de profundidad y forma una
círculo de 27 kilómetros de diámetro. Una obra ciclópea.
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Hubo otras expediciones menores a la Antártida por parte de los Estados Unidos, pero no parece que la base alemana
fuese seriamente afectada o en peligro por esta presencia americana en la zona. Y eso durante un período de tiempo
entre 10 y 12 años. Me estoy refiriendo hasta prácticamente 1958, en lo que sería el periodo “glorioso” de los
platillos volantes y su presencia en cielo norteamericano, sobre las ciudades y bases militares más importantes.
También fue un momento importante de esa presencia en Sudamérica.
La actividad aérea de los llamados platillos volantes fue tan intensa que el presidente Harry Truman llegó a pedir la
opinión de Albert Einstein, sobre lo que estaba sucediendo. Pero Einstein le dijo que no tenía una explicación sobre el
asunto.
Creo que se les mostró a los norteamericanos que ellos no estaban controlando lo que sucedía y que en cualquier
momento sus ciudades, edificios más importantes y bases militares, podían ser atacadas y destruidas sin ningún
problema y sin respuesta militar de alcance.
Pero no fue hasta 1958 en que el ejército americano decidió volver a la Antártida para acabar con el problema de raíz.
De nuevo se usó la cortina de humo de la supuesta investigación científica para ocultar el verdadero propósito de la
expedición militar. Recordemos que ese fue el llamado “Año Geofísico” y por ello se deberían hacer pruebas sobre
geología y geografía de la zona. Aparentemente…
La expedición fue llamada “Project Argus” y se puso en marcha con la flota compuesta por los destructores
Warrington y Bearns, los barcos escolta Courtney y Hammenberg, los petroleros Neosho y Salamonie, el
portahidroaviones Norton Sound y el portaaviones Tarawa. Y concretamente, el portahidroaviones Norton Sound
había sido adaptado adecuadamente para esta misión, como veremos más adelante. Pero creo importante explicar el
porqué de esta historia en unos términos que no se han explicado nunca. El “Project Argus” y su verdadero objetivo
era algo inconveniente y por ello, como he dicho antes, no se ha explicado.
Los norteamericanos deseaban destruir la Base 211, una base enemiga que ni siquiera admitían que existía. ¿Pero
cómo podía hacerse sin despertar las sospechas de la opinión pública? La flota militar que se envió bajo el nombre de
“Project Argus”, se supone que debía realizar una investigación sobre el planeta Tierra. Puede resultar extraño a día
de hoy, pero tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética decían entonces que querían recuperar el continente
antártico bajo los hielos. Y de acuerdo con este interés, recuperar quería decir ¡fundir el hielo!…
Y ¿qué hay mejor para fundir el hielo a gran escala que lanzar una bombas atómicas? En aquel momento nadie había
oído hablar del supuesto calentamiento global, ni de la capa de ozono. Nadie consideraba la fragilidad del entorno
antártico porque nadie consideraba al entorno como frágil. Era una época del “hombre contra la naturaleza” y cuyo
objetivo era el dominio de esa naturaleza por los medios que fuesen necesarios.
Según se sabe, se lanzaron varias bombas atómicas sobre la Atártida, pero no se lanzaron desde bombarderos
convencionales, como en el caso de Hiroshima y Nagasaki. Es esta ocasión, el ejército de los estados Unidos utilizó un
nuevo prototipo de cohete Polaris RTV3. Este cohete era pequeño, de combustible sólido y diseñado para ser lanzado
desde la superficie del mar o desde un submarino nuclear. En 1958, este sistema de lanzamiento no era todavía
operacional al 100% y por ello los cohetes Polaris RTV3 se lanzaron desde la cubierta adaptada del portahidroaviones
Norton Sound.
El 27 de Agosto de 1958 un cohete Polaris RTV3 describió un arco de 480 kilómetros de altura desde la cubierta del
Norton Sound, cayendo sobre la Antártida y detonando una bomba de 2 kilotones. A esta bomba le siguió otra el 30
de Agosto y una tercera el 6 de Septiembre. Podemos imaginar cuales eran las coordenadas de esos impactos.
Sin embargo, parece ser que los alemanes ya habían abandonado la Base 211 tiempo atrás. Habían trasladado todo el
material y personas a Sudamérica, donde había una presencia alemana considerable y la posibilidad de continuar sin
problemas. La razón de esta marcha desde la Antártida no fue por oponerse un enemigo o porque la batalla estuviese
perdida. La razón fue mucho más pequeña, la de un organismo microscópico. Al igual que en la Guerra de los Mundos
de HG Wells, los alemanes se fueron de la Antártida porque ese continente no tiene prácticamente gérmenes en su
atmósfera. Sin algunos virus y bacterias atacando al sistema inmunitario del ser humano, este sistema se vuelve
inoperativo y débil. Con el tiempo, la pérdida de la inmunidad natural hace que cualquier presencia o alteración
contagia a todas las personas alrededor de un visitante con un simple resfriado, provocando la muerte.
Se dice que esas bombas atómicas han sido las que provocaron el agujero en la capa de ozono, con lo que estamos a
merced de los rayos solares sin protección natural…
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En mi libro “ANTÁRTIDA 1947” hablo, como eje de la historia, de la Operación Highjump (Operación Salto de Altura),
que se llevó a cabo a principios de 1947 en la Antártida por parte de los Estados Unidos y varios países más, que
colaboraron en una expedición antártica liderada por el Almirante Richard Byrd. Este asunto y lo que sucedió en la
Antártida todavía en material clasificado casi 70 años después. Me gustaría hacer una recopilación de lo que sabemos
más o menos, hasta ahora.
Podemos decir que la historia oficial, muy a su pesar, no puede ocultar que hubo una operación antártica llamada
Highjump, dirigida por el almirante Richard E. Byrd, un auténtico héroe americano en la investigación ártica y
antártica, al nivel de Charles Lindbergh en la aviación. Se supone que era una misión científica. Se han escrito
numerosos libros sobre el asunto, así como la Marina hizo una película a todo color, narrada con la grave voz de tres
actores de Hollywood. Todo a lo grande y de forma optimista. Yo dispongo de esa película y lo presentan como “la
superación de los obstáculos y la naturaleza por parte del hombre”.
Inicialmente la operación estaba formada por tres grupos de barcos, 13 en total, que partieron de las bases militares
de Norfolk (Virginia) y de San Diego (California). Navegando hacia el sur, se encontraron en las aguas antárticas,
alcanzando el continente helado en Enero de 1947, que allí es el verano. Además de los americanos, las marinas de
Inglaterra, Noruega, Japón, Rusia, Argentina y Chile fueron invitadas a participar, dando un aire a todo el conjunto
como de cooperación internacional o esfuerzo internacional, aunque todo bajo el mando americano. La operación
estaba diseñada y prevista para una permanencia en la zona de ocho meses.
El almirante Byrd iba en el buque insignia Mount Olympus. Además, estaban también los rompehielos Northwind y
Burton Island y el nuevo portaviones The Philippine Sea. Y los barcos con catapultas para aviones Pine Island y
Currituch, los dos destructores The Brownsen y The Henderson y los buques de escolta Yankey y Merrick. También los
petroleros Canister y Capacan y el submarino Sennet.
Acompañando a esta “expedición científica” habían 4000 soldados y 25 aviones, incluyendo Dakotas y 6 helicópteros.
Los vehículos eran blindados con cadenas. Los aviones iban equipados con equipos y sensores electrónicos. Estos
equipos emitían una pulsación electromagnética que cualquier objetivo, un objeto metálico por ejemplo, se
convertiría en un pequeño campo magnético temporal que sería captado por los aparatos a bordo. Se puede decir
que eran detectores de metal voladores, pero muy potentes. El motivo de su uso era localizar estructuras metálicas
bajo el hielo, a pesar de que se dijo otra cosa oficialmente: cartografiar la zona.
Esta operación, a pesar de la propaganda oficial, fue lo que fue, una operación militar en toda regla. Byrd no fue
directamente hacia Neuschwabenland (lugar de la famosa base alemana 211 en la Antártida y motivo real de la
operación), sino que sus tropas de tierra permanecieron en la otra cara de la Antártida. Byrd envió sus aviones que
fueron acercándose cada vez más a la base alemana. Por alguna razón no conocida a día de hoy, en el primer vuelo
sobre Neuschwabenland se lanzó una bandera norteamericana sobre la zona y también se dice que una bomba, para
que los alemanes fuesen conscientes de que ya no estaban aislados y seguros allí.
Lo que sucedió después cambió por completo todo el sentido de la operación. Un escuadrón de cuatro aviones que
seguían al avión guía sobre el objetivo, el que lanzó la bandera y la bomba, simplemente desaparecieron al sobrevolar
la base alemana. A las 48 horas de esta pérdida, el almirante Byrd dio las órdenes para cancelar la operación y los
preparativos para abandonar la Antártida. Esto quería decir que la Operación Highjump, prevista para ocho meses de
estancia, no duraría más de ocho semanas.
Los que conocemos históricamente al almirante Byrd, sabemos que a veces hablaba más de la cuenta y no temía por
sus propias ideas o conclusiones. Afortunadamente para los que hemos seguido este tema, Byrd dio respuestas a un
periodista chileno, Lee Van Atta que iba en el Mount Olympus con Byrd y fue haciendo el reportaje durante la
expedición. Por ejemplo, cuando le preguntó al almirante sobre la necesidad u oportunidad de la expedición, éste
dijo “Porque el Polo Sur está situado entre nosotros y nuestro enemigo”. La pregunta que surge ante esta respuesta
de Byrd es ¿quien era ese enemigo? Sobre todo, considerando que las potencias del eje, habían sido oficialmente
eliminadas. Esta pregunta queda todavía sin respuesta.
Sin embargo, y ya que Byrd estaba en un momento particularmente lúcido, Lee Van Atta escribió, seguramente sin
querer, la pieza definitiva que define a la Operación Highjump y que apareciño en el periódico chileno “El Mercurio”,
el 5 de Marzo de 1947. El artículo dice lo siguiente:
“A bordo del Mount Olympus en alta mar: El almirante Richard E.Byrd advirtió hoy que es preciso que los Estados
Unidos adopten medidas de protección contra la posibilidad de una invasión del país por aviones hostiles
procedentes de las regiones polares”.“El almirante dijo: No intento asustar a nadie, pero la amarga realidad es que,
de ocurrir una nueva guerra, los Estados Unidos serán atacados por aviones procedentes de ambos polos”.“Byrd
continua: "No puedo menos que hacer una fuerte advertencia a mis compatriotas en el sentido de que ha pasado ya
el tiempo en que podíamos refugiarnos en un completo aislamiento y descansar en la confianza de que las distancias,
los océanos y los polos constituyen una garantía de seguridad”.“El almirante encareció la necesidad de permanecer
en estado de alerta y vigilancia a lo largo de lo que constituyen los últimos reductos de defensa contra una invasión”
¿De qué clase de aviones o aeronaves habla Byrd? ¿A qué se refiere? ¿Quienes son sus tripulantes? ¿De qué invasión
está hablando? Demasiadas preguntas sin respuesta a día de hoy.
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El 10 de Agosto de 1944 se celebró en este hotel de la ciudad alemana, hoy francesa, de Estrasburgo una reunión
dirigida por Martin Bormann, en la que se planificó la continuidad del III Reich una vez hubiese acabado la guerra a
favor de los aliados. Con la derrota de la batalla de Kurks en el verano de 1943, sólo quedaban dos caminos de
continuidad:
Continuar la guerra con más intensidad con la esperanza de ganar el tiempo suficiente para poner en el frente de
batalla las armas secretas o “wunderwaffen”, para lograr la victoria final, o comenzar el proceso de movimiento de
capitales, tecnología y personal cualificado para asegurar la supervivencia del nazismo por otros medios.
En esta reunión a la que me refiero, se decidieron ambos caminos. Estaban representadas en la misma las mayores
industrias de Alemania como la Krupp, Thyssen, IG Farben, etc. y además del mismo Bormann, Hjalmar
Schacht,presidente del Reichsbank y su yerno, el famoso especialista en operaciones secretas, Otto Skorzeny. Una
sintesis de los objetivos fue: “el movimiento de grandes sumas de dinero fuera de Alemania, así como la
documentación para reactivar el imperio financiero-industrial alemán cuando el III Reich cayese. Este nuevo imperio
post-guerra sería dirigido por las SS”.
Hjalmar Schacht se encargó de preparar las empresas-fantasma desde la óptica financiera (Die Spinne, SA Estrella,
etc, por ejemplo), moviendo los capitales necesarios e inversiones a los países de interés, alejados de Alemania. Las
grandes corporaciones industriales arriba citadas se encargarían de salvar los planos y datos técnicos de los últimos
avances y desarrollos industriales y científicos. Creo que se lo tomaron como una inversión a largo plazo una vez la
guerra hubiese terminado, con la vista puesta en los años 50 y 60. Como podemos imaginar, una buena parte de ese
esfuerzo de futuro tenía la vista puesta en Sudamérica. Una de las acciones más exitosas fue la creación por parte de
Skorzeny del llamado Grupo ODESSA (Organization Der Ehemahlige SS Angehorige) u “Organización de antiguos
miembros de las SS”, que daba protección, soporte y nueva identidad a infinidad de miembros de las SS en su huída
por diversas partes del planeta.
Durante la reunión, Skorzeny solicitó a los industriales la devolución de los prestamos que les había hecho el
Reichsbank, para comenzar a disponer de efectivo. Krupp y Thyssen lo hicieron inmediatamente, así como los demás
al poco tiempo. Para tener una idea de las cantidades que se obtuvieron en esa fase, Eva Perón tenía unos depósitos
en Suiza (a disposición de Skorzeny), estimados en más de 800 millones de dólares en 1945, así como 4.600
diamantes de gran pureza y valor, 2.500 kg. de oro y 90 kg. de platino. Con toda esa capacidad financiera inicial y lo
que fueron generando con el plan en marcha ya acabada la guerra, las SS compraron enormes fincas y terreno en
Sudamérica y otros lugares, donde establecieron a muchas de sus empresas-fantasma para que la investigación
técnica iniciada en Alemania, pudiese continuar sin problemas en otras partes del mundo. Estas zonas fueron
llamadas “Sperrgebiete” o “Zonas de Seguridad”, donde se construyeron ciudades, aeropuertos, autopistas y todo
aquello que permitiese vivir con el confort civilizado de Alemania.
Toda la operación física de traslado de material a Sudamérica fue denominada “Aktion Feuerland” u “Operación
Tierra de Fuego” y además de diversos medios de transporte, durante la guerra una buena parte fue llevada a cabo
por el KG200 o Kampfgeshwader 200 (Ala de Combate 200), la famosa ala de operaciones secretas, que utilizaba
aviones capturados o bajo bandera de países neutrales. Parece ser que esta escuadrilla es la que proveyó de los
pilotos de los discos volantes en sus vuelos de prueba, así como estaban bajo entrenamiento algunos de ellos para
volar con el Horton Ho18 a Nueva York y lanzar la bomba atómica.
Además y para que se vea que la operación venía de antes de la reunión en el Hotel Rotes Haus, hasta Junio de 1944,
camiones fuertemente protegidos llevaron carga de valor a través de Alemania y Francia a puertos del sur de España,
donde les esperaban submarinos en bases ocultas cerca de Cadiz para llevar esa importantísima carga de documentos
técnicos, maquinaria de precisión, dinero y metales preciosos. En España, el anterior embajador alemán, el general
Wilhelm Faupel, y en ese momento responsable del Instituto Latino-Americano en Madrid y con protección oficial,
dirigió la operación. Según las fuentes consultadas, los submarinos transportaban la carga hasta Argentina, pero
parece que también hacían repostaje logístico en la isla de Fuerteventura, en Villa Winter. Parece que un mínimo de
35 submarinos participaron en esta operación, incrementándose a medida que terminaba la guerra.
El movimiento nazi de la post-guerra utilizó el dinero para comprar no sólo tierra, sino influencia política es decir, su
propia seguridad. Uno de los “Sperrgebiete” más conocidos y grandes fue Colonia Dignidad, hoy “Villa Baviera”, que
sirvió como refugio y zona de experimentación sobre la fusión llevados a cabo por el científico Dr. Ronald Richter. De
hecho, compraron grandes terrenos y los controlaban como países dentro de países. En esa zona segura, podían vivir,
construir casas y granjas, trabajar un alto nivel de producción variada y disponer de laboratorios científicos. Existe un
informe que indica que los “Sperrgebiete” llegaron a totalizar 230.000 km cuadrados, 245 km de calles, 70 puentes,
200 canales, varios aeropuertos, aviones de diferente envergadura y una estación de radio de gran potencia. Pero en
las granjas y edificios a la vista no estaba la parte interesante de la presencia alemana en Sudamérica, la parte
importante estaba bajo tierra en enormes instalaciones construidas por las SS o bien aprovechando la red de túneles
y grutas inmensas que recorren los Andes...
La presencia alemana en diversos países fue acelerándose, con especial énfasis en Sudamérica. Al margen de las
haciendas y grandes propiedades que se adquirieron y que resultaban fáciles de localizar, la gran apuesta alemana
fue por enormes instalaciones subterráneas, tanto naturales como artificiales, que existían en varios lugares y en los
Andes de forma particular.
En esas bases subterráneas y como continuación o ampliación de investigaciones y desarrollos previos llevados a cabo
en Alemania y Checoslovaquia, se llegaron a llevar a cabo los experimentos y avances más importantes del mundo.
Estas instalaciones subterráneas, las naturales me refiero, fueron halladas por el explorador alemán perteneciente a
la Ahnenerbe, Edmund Kiss en sus muchas expediciones por Sudamérica, antes de la Segunda Guerra Mundial. Se
alega que Kiss halló una red de túneles en el lado oeste de los Andes, el lado chileno para entendernos, enorme que
además interconectaba con otras redes de túneles e incluso con grandes cavidades entre ellos y en intersecciones.
Las entradas a los túneles estaban muy bien escondidas. Este sistema iba desde el desierto de Atacama en el norte de
Chile, hasta ¡El Ecuador! El origen de estos túneles sigue siendo un misterio; podría tratarse de un fenómeno natural
o bien su construcción había sido hecha por alguna civilización pre-inca. Quizás la combinación de ambas teorías
podría ser válida.
Lo cierto es que Edmund Kiss no aclara este punto o no lo hace público. El caso es que a partir de esas formaciones
“naturales” y con el acondicionamiento adecuado, se levantaron centros de trabajo técnico de máxima seguridad.
Tengamos en cuenta la alta experiencia alemana en instalaciones subterráneas en Europa. No resultaba extraño para
ellos. La construcción o adaptación de estas cavernas, se llevó a cabo al mismo tiempo que se iniciaban las actividades
en la Base 211 de la Antártida. De hecho, las bases de Sudamérica estaban conectadas con la Antártida a través de los
discos volantes y en algunos casos a través de auténticas autopistas bajo tierra, que sólo hubo que adaptar sin
grandes esfuerzos y asfaltar.
Y ¿qué tipo de energía movía este entramado? Un autor llamado Wilhelm Landig nos da algunas claves de qué tipo de
energía podía dar vida a todas estas instalaciones. En el caso de la Base 211, Landig lo tiene claro y es a través de
energía geotérmica, real y abundante en ese continente. Las bases en Sudamérica denominadas por Landig “Mimes
Schmiede” , empezaron con generadores diesel convencionales de gran potencia, ubicados en las aberturas de los
túneles. Con el tiempo, este sistema pasó a otro mucho más potente y oculto basado en plantas térmicas o
“Thermischen Kraftwerken”, que daba energía sin problemas para cualquier instalación o máquina.
El nombre “Mimes Schmiede” puede sonar extraño u oculto, pero es una palabra que se refiere al legendario Sigfrido,
héroe de la obra de Wagner “El Anillo de los Nibelungos”. En la obra, Sigfrido es enviado a aprender el oficio de
herrero con Mimes, que era el mejor maestro en el trabajo y el forjado del hierro y espadas. Pensemos que en la
Edad Media, un herrero era como un técnico espacial en la actualidad. Un herrero normal podía hacer piezas de
hierro para granjas y animales. Un buen herrero fabricaba armas y especialmente espadas de una calidad
excepcional. Las espadas tenían nombres y fueron objeto de muchas leyendas. Recordemos la espada del Cid, Tizona,
por ejemplo o Excalibur. Quien hacía una espada legendaria, entraba también en la leyenda y ese fue el maestro
herrero Mime. Por ello, la tradución de “Mimes Schmiede” es “Herrería Mimes” y por ello era el lugar de
investigación y desarrollo alemana más avanzado del mundo, donde se forjaban las mejores armas.
Teniendo en cuenta esta explicación, el propósito de “Mimes Schmeide” queda muy claro. Su existencia permitiría
que las SS de la pos-guerra, pudieran construir o reconstruir la tecnología secreta de armamento muy sofisticado y
avanzado en el tiempo. Si queremos indagar más y demostrar estas palabras, sólo hay que ver qué técnicos y
científicos estaban involucrados en estos lugares y en estas investigaciones. Se formaron dos grupos de técnicos,
ingenieros y científicos en armamentos de las SS que trabajaron sin descanso para lograr recuperar la máxima
tecnología que se estaba desarrollando en Alemania y Checoslovaquia, como he indicado más arriba, hasta el final de
la guerra. Dos investigadores alemanes llegaron más lejos que Landig en sus investigaciones del entramado Heiner
Gehring y Karl-Heinz Zunneck, y pudieron indicar que uno de los dos grupos era convencional y muy avanzado, pero el
otro trabajaba un tipo de física y principios técnicos exóticos para el pensamiento de la época e incluso para los
estándares actuales.
Este segundo grupo se denominaba “Ruestungsesoteriker” o “Blindaje Esotérico” y fue formado después del año
1945. Al parecer lo componían científicos y técnicos que tenían la doble visión de tecnología oculta o muy antigua,
con la más exótica, atrevida y avanzada. Estos principios de trabajo fueron aplicados al campo de la propulsión de los
discos volantes y desarrollos en campos de torsión e ingeniería del tiempo. Este grupo trabajaba en bases ocultas y es
el que mantuvo los discos en vuelo durante años, intercambiando ideas y aplicando mejoras continuas. Este grupo se
fue extendiendo a nivel mundial a medida que las necesidades de componentes y recambios era mayor.
Publicado por FBG 5 comentarios:
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En un artículo anterior hice alguna referencia al Dr. Ronald Richter y sus investigaciones sobre la energía durante el III
Reich. Sin embargo, el Dr. Richter es más conocido por su estancia a principios de los 50’s en Argentina a las órdenes
de su presidente, el general Perón, y sus investigaciones sobre la energía atómica, o eso parecía... Se supone que
todo terminó en un gran fracaso.
Perón, un líder carismático, no tuvo empacho en anunciar a todos los medios que Argentina había logrado sonados
avances en la investigación del átomo. La revista TIME se hacia eco de la noticia en su número del 2 de Abril de 1952,
de la siguiente manera: “Juan Perón llamó a los periodistas la semana pasada para anunciarles algo muy especial. Con
una elaborada ostentación, miembros de la prensa extranjera fueron convocados. Lo que debía decir, explicó Perón,
era únicamente para su propio pueblo. Anunció: científicos argentinos, utilizando sólo material argentino,
relativamente barato, habían conseguido el 16 de Febrero de ese año una “liberación controlada de la energía
atómica” (es decir, una explosión atómica) “La nueva Argentina ha decidido que copiar la fisión nuclear vale la pena. Y
contrariamente a experimentos extranjeros, los técnicos argentinos han trabajado sobre la base de las reacciones
termonucleares, que son idénticas a las que expele el sol. El experimento ha sido llevado a cabo por el gobierno en la
planta atómica de la isla de Huemul, en el lago andino de Naheul Huapi, 900 millas al suroeste de Buenos Aires. No
requirió ni uranio ni plutonio”. Perón indicó también que esta nueva energía se utilizaría en plantas de energía e
industria.
El mismo artículo sugería más adelante que la cruz gamada estaba detrás de este desarrollo: “Junto al presidente
Perón estaba el Dr. Ronald Richter, físico austríaco, que ha estado asociado con el programa atómico argentino desde
su inicio hace ya nueve meses” ¡En sólo nueve meses! El Dr. Richter había hecho pasar a la Argentina de ser una
potencia regional a la primera potencia termonuclear del mundo... A través de un interprete el Dr. Richter anunció
que “lo que hemos conseguido es estrictamente argentino e infinitamente superior al sistema usado en los USA.
Desde hace algún tiempo, Argentina conocía el secreto de la bomba de hidrógeno, pero el presidente Perón la
rechazaba”. La “explosión controlada de fusión” del Dr. Richter, fuese lo que fuese, mostraba signos serios de poca
credibilidad.
Sin duda, lo que decía el Dr. Richter sonaba muy extraño y fantástico para la física convencional del momento, ya que
una explosión termonuclear debe ser accionada por una bomba atómica, que actúa como fusible de encendido y
consigue la presión y temperatura extrema necesaria para la ignición del ingenio. Tan pronto como Perón hizo su
anuncio, fue denunciado en los Estados Unidos por la Comisión de la Energía Atómica. Perón consultó con sus
científicos que le aseguraron sin duda alguna que la visión norteamericana estaba basada en la ciencia de verdad y
que por lo tanto creían que había algo erróneo con el proyecto atómico del Dr. Richter. Perón nombró a una comisión
de investigación para que emitiera un informe exacto de los trabajos del Dr. Richter y su alcance, en la remota isla de
Huemul. El informe fue presentado a Perón en Septiembre de 1952.
Del extenso informe sobresalen dos cosas curiosas. Primero, la actuación del Dr. Richter y su equipo, como si no
supiesen o tuviesen el suficiente nivel de conocimientos para desarrollar su trabajo. Segundo, no parecían contar con
los equipos necesarios para su investigación. Por ello, dice el informe “Los análisis efectuados muestran la
imposibilidad, de acuerdo con los conocimientos actuales, de obtener en el laboratorio este tipo de reacciones
nucleares. Sin embargo, el Dr. Richter dice que ha descubierto una serie de fenómenos que invalidan un
razonamiento como el nuestro.
Además, insiste que este fenómeno descubierto por él, "constituye la base del secreto del proceso de reacción
termonuclear” el informe sigue “No es posible conocer a qué clase de fenómeno se refiere el Dr. Richter, ya que su
existencia no puede contradecir el conocimiento básico que es aceptado en la actualidad”. A la vista de este párrafo
oficial, hay dos opciones, o el Dr. Richter y su investigación fueron un fraude o bien que encontró algo más allá de las
explicaciones convencionales de la ciencia de la época (incluso hoy). El principio del Dr. Richter se basaba en la
“Precesión”. El Dr. Richter explicó a la comisión que un ingenio termonuclear se basa en la resonancia obtenida en
medio de la frecuencia de precesión de Larmor - que se origina en la interacción del campo magnético actuando en el
momento magnético del átomo, litio 7 - y del campo magnético de oscilación producido por un generador de radio-
frecuencia. La cifra obtenida por la intensidad del campo magnético constante es de 15.000 Gauss”.
Por qué el Dr. Richter actuó así es un misterio que le costó la pérdida de los fondos y el material que le suministraba
el gobierno argentino. Sin embargo, la última frase del informe es muy sugerente y ambigua “Todo el fenómeno
observado no tiene parecido con un fenómeno nuclear” Es decir, observaron algo que no pudieron racionalizar con
sus conocimientos científicos basados los principios de la reacción nuclear conocidos. El Dr. Richter se quejó de que el
informe estaba basado en criterios erróneos y desconocimiento científico.
Sin embargo el Dr. Richter no era un cualquier y quizás iba muy por delante de su tiempo. Lo prueba el informe, de la
Fuerza Aérea de los Estados Unidos, dentro de la Operación Paperclip para llevar científicos alemanes a Los Estados
Unidos y trabajar para ellos. En el informe se cita el tipo de trabajos e investigaciones que el Dr. Richter llevaba a cabo
en Alemania antes y durante la guerra. No son cualquier cosa: “Investigación en la activación de catalizadores,
procesos de rotura e hidrogenación del carbón por catalizador de alta presión, desarrollo de un convertidor de
imagen para un microscopio de actividad contractada, basado en el escaneo de hidrógeno o deutrinos, absorbiendo
las superficies laterales con protones, deutrinos o electrones: por vez primera será posible ver y fotografiar la
actividad que no puede puede ser visible por la luz ni por los microscopios electrónicos. Investigación y estudios sobre
sistemas de arcos eléctricos, desarrollo de nuevos tipos de arcos de plasma analizando instrumentos y métodos. En
1936, descubrimiento de un proceso de generación de onda de plasma, concepción un nuevo tipo de sistema de
reactor de arco industrial, basado más en la reactividad de la onda de plasma que ne la trasferencia de calor.
Desarrollo de una base de operación para probar las condiciones de la onda de plasma por medio de la inducción de
reacción nuclear en colisión de plasma”.
Aparte de lo que se pueda decir del Dr. Richter, estaba muy adelantado del pensamiento convencional aliado y por lo
tanto de ser un fraude en Argentina en los 50’s. El texto anterior indica claramente que el Dr. Richter quería medir,
analizar y desarrollar un microscopio que pudiese ver más allá de los límites del microscopio electrónico y poder
observar el tejido atómico y las partículas sub-atómicas ¡en 1936! Parece que consiguió un avance importante en este
campo y sólo se quejaba de “la falta de equipo de medición que pudiese aguantar la presión de las altas
temperaturas” Algo así pasó en Argentina, donde el equipo de que disponía era de tipo estandard y quizás por eso su
comportamiento técnico parecía no correcto ante la comisión. Al final del texto, también hay otro dato interesante y
es que el Dr. Richter intentaba inducir fusión en el plasma por medio de la presión eléctrica y trataba de desarrollar
un reactor para tal propósito que trabajase con ondas de choque, es decir, ondas longitudinales para conseguir la
colisión del plasma y finalmente la fusión.
Para que entendamos lo adelantado del trabajo del Dr. Richter en la Alemania de los años 30’s, una idea muy similar
ha sido propuesta seriamente para principios del siglo XXI por una corporación norteamericana llamada General
Fusion. Es decir, setenta años más tarde una empresa considera la misma idea.
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Dentro de la enorme cantidad de desarrollos técnicos de todo tipo realizados por los científicos alemanes antes y
durante la guerra y al que dedicaré varios artículos en mi blog, me gustaría empezar por uno llamado
“Elektromagnetische Käfig” o “Jaula Electromagnética”, aunque también era conocido entre los equipos de
investigación como “Vampiro Electromagnético”.
Este desarrollo secreto fue sacado a la luz por el Ph Dr. en Geofísica Axel Stoll, en su libro muy recomendable “Im
Dritten Reichsdeutsche Enwicklungen und die vermutlich wahre Herkunft der UFO” (Amun-Verlag, 2001). En este
libro, el Dr. Stoll habla sobre una supuesta base alemana en el Tibet antes y durante la II Guerra Mundial. Sabemos a
ciencia cierta del interés alemán y de las SS en concreto por ese país del Himalaya por muy diversas razones, desde la
búsqueda del Sanghri-La, hasta el origen de la raza aria. Incluso hubo tropas y mandos SS entrenados en el Tibet.
El Dr. Stoll nos explica en su libro la base subterránea alemana en el Tibet y los sistemas de seguridad que la
protegían de posibles espías o ataques enemigos. Entre los sistemas de protección indicados por el autor, nos cita
uno que llama poderosamente la atención y es esa denominada “Jaula Electromagnética”, como el sistema máximo
de seguridad. Un sistema por el cual, quien entrase en una instalación protegida por el mismo, sufriría las
consecuencias fatales e irreversibles del sistema.
Nuestro autor pone como ejemplo la antigua Cancillería del Reich. Durante las últimas etapas de la guerra y ante el
imparable avance de las tropas aliadas por el oeste y las rusas por el este, los pasadizos y cámaras subterráneas de la
cancillería fueron inundadas para evitar que los secretos que no pudieron llevarse en su retirada, no cayesen en
manos enemigas. Estamos hablando de bastante profundidad en la tierra, evidentemente de absoluta oscuridad y
truculento. El inundar instalaciones subterráneas fue una práctica habitual durante esa última etapa de la guerra.
Ahora volvemos a ellos, pero antes algunos datos.
Pero ¿de qué se trata? ¿cómo funciona este sistema?. El nombre ya indica buena parte de su funcionamiento: “Jaula
Electromagnética”. En la zona donde estaba activo el sistema, un campo electromagnético estaba en stand-by y
preparado para recibir al visitante indeseado. Las zonas que podía cubrir eran habitaciones de unos 20/30 m2, donde
podían guardarse los secretos más importantes a proteger y que necesitaban la máxima seguridad, y no solamente
porque estuviesen bajo tierra en grandes instalaciones. El Dr. Stoll no cita a sus fuentes por razones de seguridad,
pero Stoll no es un cualquiera, ni es conocido por sus bromas. Sin embargo, cita una historia espectacular durante los
70‘s, como prueba de los resultados de ese sistema de protección, sucedida en la antigua República Democrática
Alemana.
La Stasi o Servicio de Seguridad del Estado, de la Alemania comunista u Oriental, que es quien se encargó del asunto
que explica el Dr. Stoll, fue una de las más eficientes policías, al mismo nivel que la KGB soviética, y bien conocida por
su rudeza y falta de escrúpulos. Unía la efectividad alemana, con los principios comunistas de control de la población.
La Stasi se planteó el introducirse en las cámaras inundadas de la antigua cancillería, con el objetivo de recuperar
documentos, material y tecnología que pudiese haber quedado allí tras la guerra.
Evidentemente, disponían de información que parecía indicar que todo ese material estaba allí. Se preparó a un
equipo de buzos que deberían entrar en las truculentas aguas, en las que nadie había entrado en más de cuarenta
años y rescatar todo lo valioso que allí pudiera haber. Los buzos que se descolgaron con cuerdas y potentes linternas
hasta entrar en las negras aguas de la antigua cancillería, no eran boy-scouts o gente débil. Eran tipos duro y
profesionaless y habían sido formados por entrenadores soviéticos y alemanes en el Mar Báltico y en Murmansk para
su trabajo sub-acuático en cualquier lugar del mundo. Tenían muchas horas de inmersión y experiencia acumuladas
cada uno de ellos.
Lo que encontraron esos buzos en esas aguas fue el terror en estado puro. Tras regresar a la superficie, según el Dr.
Stoll, los buzos presentaban varios síntomas muy extraños. Sus rostros mostraban muecas horribles y el problema es
que esas muecas de terror no desaparecieron. Sus rostros se habían deformado en expresiones espantosas para
siempre. No sólo habían sido desfigurados por algo desconocido, sino que además habían envejecido durante la
inmersión. No sólo aparentaban ser más mayores, sino que incluso parecían unos ¡quince años más viejos! Pero eso
no era todo... Funcionando como el sistema perfecto de protección, los buzos no podían recordar nada de lo
sucedido bajo el agua. Su memoria había desaparecido y no era amnesia temporal, sino que fue para siempre.
Con sus conocimientos técnicos en geofísica, el Dr. Stoll analizó la información y dio la explicación del posible
funcionamiento de este sistema de seguridad. Dentro de la zona a proteger por esa “Jaula”, el cuerpo humano se
encuentra en una especie de “punto de energía cero”, en el centro físico de la habitación protegida. El cuerpo y su
calor, hacen que el sistema se active y proteja el área encomendada. En ese punto, la energía es ¡succionada del
cuerpo de la persona que ha entrado! Esa pérdida de energía humana, que hace funcionar el sistema de protección,
altera el cuerpo humano y lo consume, pudiendo llevarle a la muerte en función del tiempo de exposición. Por ello, el
“Vampiro Electromagnético” era ¿y quizás es todavía? el sistema de protección definitivo ¿Se está utilizando en la
actualidad por algún estamento oficial y secreto? ¿Sigue funcionando en las tenebrosas aguas de la antigua
cancillería?
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Luigi Romersa, nacido en Boretto, Italia, el 15 de Julio de 1917 y fallecido en Roma el 19 de Marzo de 2007, era el
último testigo conocido de la explosión atómica alemana realizada en la isla de Rügen, en el Mar Báltico, el 12 de
Octubre de 1944. Romersa fue enviado por el Duce para ver personalmente e informarle luego sobre las “Armas
Maravillosas” alemanas que el Führer decía tener y que podían cambiar el sentido de la guerra.
Todo el programa atómico alemán y que yo defiendo en mi libro “Operación Hagen” ha sido y es objeto de una
intensa polémica de defensores y retractores del mismo. Podemos imaginar que sobre todo en Alemania. Por
ejemplo, el historiador independiente Rainer Karlsch, se encontró con una furibunda hostilidad cuando publicó un
estudio que contenía pruebas de que los científicos alemanes habían llegado más lejos de lo que se imaginaba en el
asunto de la investigación atómica.
Luigi Romersa fue un defensor de las tesis de Karlsch, mientras vivió en su elegante piso en el barrio romano de
Parioli. Y todavía estaba lúcido a pesar de su avanzada edad. En una entrevista para el periódico británico “The
Guardian” explicó que en Septiembre de 1944, Mussolini le citó en la ciudad de Salo, en el norte de Italia para
encomendarle una misión especial. Mussolini era el líder de un gobierno montado por los alemanes en el norte de
Italia y Romersa era un joven de 27 años, que trabajaba de corresponsal en el “Corriere della Sera”. El Duce decía que
Hitler le había hablado del desarrollo de armas imbatibles. Romersa explica en la entrevista que el Duce le dijo
“Quiero saber más sobre esas armas. Se lo pregunté a Hitler pero no estaba comunicativo”
Mussolini le entregó cartas de introducción tanto para Goebbels, como para Hitler. Tras reunirse con los dos en
Alemania, se le mostraron las armas más secretas en la planta de Peenemünde y luego en la mañana del 12 de
Octubre de 1944, fue llevado a lo que actualmente es una isla de vacaciones, la isla de Rügen en la costa alemana del
Mar Báltico, donde pudo ver la detonación de lo que sus anfitriones llamaron “bomba desintegradora”.
Según palabras de Romersa “Me llevaron a un bunker de hormigón, con una apertura de un cristal excepcionalmente
grueso. En un momento determinado, llegaron las noticias de que la detonación iba a ser inminente. Hubo un ligero
temblor en el bunker y un repentino fulgor muy intenso y una gruesa nube de humo. Tomó la forma de una columna
y luego la de una gran flor. Los oficiales me dijeron que debería permanecer en el bunker durante varias horas debido
a los efectos de la bomba. Cuando salimos, nos hicieron poner una especie de chaqueta y pantalones que me
parecieron hechos de asbestos y fuímos al lugar de la explosión, que estaba a un kilómetro y medio de distancia”
Romersa sigue con su increíble experiencia en Rügen “Los efectos habían sido trágicos. Los árboles de los alrededores
se habían carbonizado. No habían hojas. No había vida. Habían algunos animales, corderos, en la zona que se habían
reducido a cenizas”.
En su regreso a Italia, Romersa se reunió con Mussolini y le explicó su experiencia. En los años 50’s publicó sus
experiencias en la revista Oggi. Pero, explicó, “todos decían que estaba loco”. Por aquel entonces era universalmente
aceptado que los científicos de Hitler estaban a años de distancia de poder probar un ingenio atómico. Los
interrogadores aliados que habían hablado con los investigadores alemanes, concluyeron que había una brecha de
desconocimiento de la fisión nuclear.
Y agregaban que en cualquier caso, los USA necesitaron 125.000 personas para desarrollar las bombas que lanzaron
sobre Japón en 1945, mientras que el supuesto programa atómico alemán involucro a no más de unas docenas de
físicos, liderados por el Premio Nobel Werner Heisenberg.
Pero los documentos publicados por Karlsch y el estudioso norteamericano Mark Walker del Union College, han
desmontado este consenso aliado. Los archivos rusos han mostrado que uno de los científicos alemanes había
patentado una bomba de plutonio en 1941 y los dos historiadores publicaron un artículo en la revista mensual
británica “Physics World”, que incluía lo que ellos decían que era el primer diagrama de una de las bombas que los
científicos de Hitler estaban tratando de construir, un ingenio que combinaba la fisión y la fusión.
La verdadera novedad de la investigación de Karlsch es que se olvidaba del proyecto de Heisenberg e investigó el
proyecto competidor de Kurt Diebner. Desde 1939, Diebner tenía a su propio grupo de investigación en Gottow, cerca
de Berlín. Karlsch encontró pruebas que muestran que con el soporte de Walter Gerlach del Consejo de
Investigaciones del Reich, este grupo había abandonado su búsqueda de una bomba atómica, para concentrarse en
un arma hecha de explosivos convencionales que cubrían un núcleo atómico (lo que hoy llamaríamos una bomba
sucia) “Era un arma táctica para el campo de batalla que posiblemente querían usar contra el Ejército Rojo en su
aproximación a Alemania” añade el profesor Walker.
¿Pudo Romersa haber visto la detonación de un prototipo inicial? No es la única persona que dice haber sido testigo
de una explosión similar. En los archivos de la antigua Alemania oriental apareció el testimonio de Cläre Werner: en la
tarde-noche del 3 de marzo de 1945, ella dice que estaba cerca de la ciudad de Ohrdruf cuando vio una “enorme
columna estrecha” subir hacia el cielo, “tan brillante que uno podía leer el periódico”
Ohrdruf tenía un campo de concentración, que formaba parte del complejo de Buchenwald. Heinz Wachsmut, que
trabajaba en una compañía de excavaciones de la zona, explicó que el día después de que la señora Werner dijo
haber visto una explosión, le fue ordenado ayudar a los SS para construir una plataformas de madera para la
cremación de los cuerpos de los prisioneros. Wachsmut dijo que los cuerpos tenían quemaduras horribles.
Tras la guerra, los científicos involucrados en el proyecto nazi fueron internados. Gerlach, cuyas investigaciones en
otros campos le hicieron ser reconocido por el propio y aupado Albert Einstein, volvió a la vida académica y murió
como una figura reverenciada. Diebner, de momento, encontró un trabajo en la Alemania Federal en el Ministerio de
Defensa. Nadie habló de sus trabajos en lo que podía haber sido la primera arma táctica nuclear del mundo “Ni
Diebner ni Gerlach dijeron nada sobre eso. Se lo llevaron a la tumba” dijo el profesor Walker.
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Desde hace años oigo la milonga de que se acaba el petróleo o bien lo del cambio climático. Son dos asuntos
recurrentes del mundialismo para aplastar a la población y mantenerla en tensión, justificando las subidas de precios,
su racionamiento y la escasez si hace falta. Recuerdo una portada de la revista TIMES de 1975 en la que se anunciaba
que llegaba una glaciación... Creo que aún la estamos esperando. Ahora el efecto invernadero y el calor y bla, bla, bla.
Es igual, engañan a quien quiere ser engañado. Tienen sus científicos mercenarios que dirán lo que ellos dicten. Con
todo esto, hoy quiero referirme al asunto del petróleo y que también sufre los comentarios oportunos de que si se
acaba, que si esto no puede continuar así, que si provoca el efecto invernadero, que si el agujero en la capa de ozono
y demás rollos.
Ya en lo años 50’s en los Estados Unidos se hablaba de que había poco petróleo y que mucho lo habían consumido en
la II Guerra Mundial en el frente europeo y en el Pacífico. Pero eso entonces tenía poco sentido ya que el entonces
presidente Eisenhower, quería construir una red de autopistas que cruzasen los USA ¿cómo era posible si se estaba
acabando el petróleo? Se podía deducir que el gobierno USA y las grandes compañías petrolíferas, sabían algo que no
explicaban a su población.
También recuerdo haber leído que los rusos, en aquel entonces, habían encontrado petróleo a miles de metros por
debajo de la corteza terrestre. Yo me preguntaba que cómo era posible que los dinosaurios y los bosques de entonces
hubiesen quedado tan por debajo de la corteza de nuestro planeta. Y también me preguntaba ¿cuantos dinosaurios y
árboles de entonces hacían falta para obtener un barril de petróleo? Nadie me dio la respuesta satisfactoria o no he
sabido encontrarla, no lo sé...
No soy técnico, pero por ello no es difícil llegar a al conclusión, por sentido común, de que:
Los USA y las grandes compañías del sector han perpetuado el fraude, enredando a la gente haciéndoles creer que el
petróleo y el gas natural son “combustibles fósiles” y que pronto se terminarán. Pero la verdad es que los
combustibles de hidrocarbón, debidamente entendidos, son combustibles renovables que se producen de forma
natural en la tierra de forma constante y abundante. Es decir, los USA disponen de petróleo de forma inacabable.
Tengo claro que los científicos alemanes descubrieron el secreto del petróleo sintético y pudieron fabricarlo sin
problemas. Estos científicos entendieron y desarrollaron la ecuación química fundamental que explica cómo se
produce el combustible de hidrocarbón sin la ayuda de ningún organismo muerto y descompuesto. Pero vayamos un
poco a la historia...
Cuando los aliados entraron en Alemania y tras peinar Francia, el ejército USA disponía de más de 3.000 equipos que
actuaban por separado y que movían a más de 10.000 investigadores incluyendo industriales, ingenieros, científicos y
técnicos. Estos equipos llegaron hasta las miles de fábricas alemanas, instituciones científicas, empresas, etc., para
llevar a cabo interrogatorios secretos y cargar en camiones cientos de toneladas de documentos capturados. Lo
explica el profesor de historia de la Universidad de Texas Arnold Krammer en su libro “Technology Transfer as War
Booty: the US Technical Oil Mission to Europe, 1945”. Dice el profesor que cargaron cientos de toneladas de datos,
informes y productos para su embarque y envío a los USA, y los científicos alemanes fueron interrogados por
soldados que no portaban rango o unidad en sus uniformes, eran uniformes neutros y eran miembros de los servicios
de inteligencia. Y había algo en común entre los interrogados y era que eran científicos que investigaban y
desarrollaban materiales estratégicos para el III Reich.
Siempre se habla de los científicos implicados en las V1 y V2 y quizás han pasado más desapercibidos del
conocimiento público aquellos científicos involucrados en la investigación química de la composición y los secretos de
cómo se forma el petróleo y eso ya venía de los investigadores alemanes al principio del siglo XX. Ya habían
desarrollado las fórmulas necesarias para producir la gasolina sintética. Y fue el proceso llamado “Fisher-Tropsch”
desarrollado en la Alemania de Hitler, el que explica el origen del petróleo como un fenómeno natural en el cual el
hidrógeno y el carbón forman ese petróleo y se puede convertir en combustible sintético líquido.
Anthony N. Stranges del departamento de Historia de la Universidad de Texas, lo deja claro diciendo que Alemania no
tenía depósitos de petróleo. Y sigue diciendo que antes del siglo XX, Alemania no tenía un problema con el
combustible ya que en aquel entonces el carbón era el recurso para mover la maquinaria, calefacción, industria y el
ejército y tenía carbón en abundancia. Pero al iniciarse el siglo XX, todo esto cambia para Alemania y se convierte en
un país dependiente del petróleo ya que todo empieza a depender de motores diesel y gasolina, coches, camiones y
aviones. Los barcos y las grandes líneas que cruzaban el Atlántico requieren también petróleo. En resumen, Alemania
tenía un problema.
La solución vino en el Berlín de los años 20 cuando dos químicos alemanes, Franz Fischer (1877-1947) y Hans Topsch
(1889-1935), desarrollaron una serie de ecuaciones que se conocieron como el “Proceso Fischer-Topsch”, que definía
un proceso para conseguir gasolina sintética y gas-oil a partir del carbón. Durante los años 30’s, el gigante IG Farben
recibió el apoyo de la Luftwaffe de Hitler para que la empresa produjese un combustible de aviación de alta calidad y
abundante. También la Wehrmacht hizo una solicitud similar. Se puede afirmar que sin el “Proceso Fischer-Topsch”,
Alemania no hubiese podido poner en marcha a su ejército, ni hubiese podido combatir a sus enemigos durante la II
Guerra Mundial.
Cuando empezó la guerra en 1939, Alemania disponía de 14 plantas de fabricación de gasolina sintética en plena
operatividad y seis más estaban en construcción, produciendo el 95% de la gasolina que usaba la Luftwaffe. En 1943 y
utilizando el “Proceso Fischer-Topsch”, Alemania produjo casi tres millones de toneladas métricas de gasolina
sintética, además de gas-oil, keroseno y aceites de motor. ¡Y todo ello producido sintéticamente del carbón! De
hecho, Alemania fue capaz de satisfacer hasta el 75% de la demanda de combustible durante la guerra a través del
“Proceso Fischer-Topsch”.
También el Japón Imperial que tenía graves carencias de combustible, siguió el mismo proceso alemán que le fue
cedido por su socio militar. Japón llegó a tener ochenta y siete plantas de fabricación de gasolina sintética y siguiendo
el plan de Siete Años de 1937, hasta 1944 llegó a fabricar un total de 6.3 millones de barriles de gasolina sintética y
gas-oil sintético. Y sólo en 1944 llegó a fabricar 717.000 barriles, sin olvidar que en ese momento el país era
bombardeado sistemáticamente por los USA.
Sin duda un tema muy interesante sobre el que volveré más adelante, pero que solucionaría el problema del petróleo
en precio y abundancia. Sin embargo, alguien quiere que esto no sea así y que siga el status-quo que tenemos y
sufrimos.
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Tal como indicaba en el artículo anterior sobre “La Campana” y basado en las investigaciones independientes del
periodista militar polaco Igor Witkowski y el británico Nick Cook, el impulso final para el arma definitiva y por
exigencias de la guerra, se aceleró a partir de Enero de 1942 y bajo el nombre en clave de ‘Tor’ (puerta), que fue
efectivo hasta Agosto de 1943. A partir de ese momento, ‘Tor’ fue dividido en dos sub-proyectos: ‘Kronos’ y
‘Laternenträger’. Como es lógico, ambos se referían a la máquina base “La Campana”, pero sobre dos áreas de
interés: una era física y la otra médico-biológica. Los nombres eran tremendamente sugerentes. ‘Tor’ y ‘Kronos’
podían traducirse como ‘Puerta’ y ‘Tiempo’ y ‘Laternträger’ como ‘quien porta la luz’. Ya se podía observar que tras
estos nombres había un interés en ‘monitorizar el tiempo’ o una ‘ingeniería del tiempo’. Por ello, se podía afirmar que
los alemanes habían abandonado cualquier investigación sobre la teoría de la relatividad, con su ‘espacio plano’ y
habían entrado de lleno en una hiper-relatividad donde se conjugaba la ingeniería de la curvatura espacio-tiempo y
las consecuencias prácticas de esa ingeniería, con el objetivo de dominarlas.
Por ello, el significado de esos nombres codificados apunta a una física totalmente diferente, radical y exótica para los
estándares habitualmente aceptados entonces y ahora. En aquel momento y con el desarrollo alcanzado, “La
Campana” tenía dos funciones operativas militares y científicas: por un lado la posibilidad real de viajar en el tiempo
que posiblemente se llevó a cabo y por otra el desarrollo de una nave anti-gravitacional, que permitiese vuelos
espaciales sin restricciones de ningún tipo aplicando la ‘Energía de Gravedad Cero’.
Si bien “La Campana” a primera vista podía parecer un máquina simple, los resultados de su funcionamiento
contradecían esta primera impresión. La máquina y su forma recordaban evidentemente a una campana con la base
cerrada y sobre un pedestal, cuya altura era de unos 3 metros por 2 de diámetro en su parte baja más ancha. “La
Campana” siempre requería para su funcionamiento, una fuente de suministro eléctrico muy potente en las
proximidades.
La parte central y principal del ingenio, eran dos cilindros de metal plateado ubicados uno sobre el otro, de
aproximadamente 1 metro de diámetro cada uno, que durante el funcionamiento giraban en sentido opuesto el uno
del otro a altísima velocidad sobre un mismo eje. Dicho eje estaba hecho de un metal especial de alta densidad y con
un diámetro de unos 20 centímetros. El eje estaba fijado al pedestal donde descansaba la máquina y que era de un
metal pesado. Antes de cada prueba, un contenedor de cerámica cubría la máquina y era rodeado a su vez por una
pared de plomo de un espesor de 3 centímetros. Tenía una longitud de 1,5 metros y se rellenaba de una sustancia
extraña y metálica de un color violaceo-dorado que obligaba a que la zona donde se operaba con la máquina se
mantuviese a una temperatura constante. Esa temperatura específica impedía que la sustancia que estaba
ligeramente coagulada, no se coagulase totalmente. La sustancia recibía la denominación codificada de ‘IRR XERUM-
525’ y contenía entre otros elementos óxido de torio y óxido de berilio, denominados ‘Leichtmetall’. Era fácil adivinar
que este material ayudaba en la investigación sobre las propiedades de la inercia y el vórtice del material radioactivo,
cuando se le sometía a una rotación a muy altas velocidades y los consiguientes efectos sobre los campos de torsión.
El IRR XERUM-525, también contenía mercurio y probablemente varios isótopos pesados. Dentro de los cilindros
rotatorios había mercurio muy puro.
Antes de iniciar cada prueba experimental y para que durase más en su uso, el mercurio era refrigerado a muy bajas
temperaturas. Se usaba gas líquido del tipo nitrógeno y oxigeno. Cuando estaba a punto para la prueba, se cubría
todo con la pieza superior en forma de campana, que tenía en su parte superior un gancho para poder izarla y
desplazarla con una pequeña grúa. En los primeros experimentos en Ludwigsdorf sólo participaba personal científico
y militar. En aquel lugar, los experimentos se llevaban a cabo en una especie de cámara o piscina sin agua, preparada
al efecto y bajo tierra. Dicha cámara era recubierta totalmente de azulejos de cerámica y el suelo, además, con una
plancha o alfombra de goma muy gruesa y pesada. Tras cada prueba, la alfombra de goma quedaba inservible y los
azulejos se limpiaban con un líquido rosado que parecía brea. Como medida de seguridad, durante los experimentos
que se llevaron a cabo en minas subterráneas inactivas, la cámara donde se efectuaba la prueba era siempre
destruida con explosivos tras dos o tres experimentos.
Se colocaban cámaras de cine y todo tipo de aparatos de medición en un soporte al efecto, en la misma zona donde
se desarrollaba el experimento. Dirigidas por técnicos y científicos, las primeras pruebas se efectuaron colocando
objetos y muestras de todo tipo cerca de la ‘Campana’ y se comprobaron los efectos de la energía emitida sobre los
mismos. Se hicieron pruebas sobre organismos vivos como ratas, caracoles, lagartos, ranas, insectos y seres
humanos, que provenían del campo de internamiento cercano de Gross-Rosen. También se probaron los efectos
sobre plantas de diversos tipos y sobre una serie de sustancias de origen orgánico como huevos, sangre, leche, carne
y grasas líquidas. Antes del cada experimento, todo el personal técnico involucrado en la prueba, se situaba a unos
200 metros de “La Campana” debidamente protegidos con trajes de goma gruesa y cascos con visores rojos. El sonido
de la máquina en funcionamiento recordaba al de un enjambre de abejas dentro de un recipiente. La limpieza tras
cada prueba fue asignada a un grupo de unos 100 prisioneros del campo de internamiento de Gross-Rosen.
Los efectos analizados en los objetos y organismos vivos eran muy claros en el momento en que la máquina era
desconectada. Por ejemplo, la instalación de 220V sufría una sobretensión que hacía explotar las bombillas. “La
Campana” emitía una luz azulada fosforescente, que era el resultado obvio de una radiación ionizada, y también un
campo magnético muy potente. Los participantes en los experimentos y a pesar de las protecciones, sufrían en estos
primeras pruebas problemas en su sistema nervioso, espasmos musculares, dolores de cabeza y un regusto metálico
en la boca. También se habían observado con el paso del tiempo, que las personas sufrían falta de sueño, problemas
de equilibrio, memoria, dolores musculares y llagas en diversas partes del cuerpo. Estos problemas ya habían sido
solucionados en pruebas posteriores.
Pero según las pruebas efectuadas entre Mayo y Junio de 1944, los efectos sobre las muestras orgánicas eran muy
peculiares, pero sobre todo mortales. Las plantas, animales y prisioneros que fueron sometidos a su campo de
radiación sufrieron diversos tipos de daños, siendo el principal la destrucción de los tejidos de la dermis y la
transformación en gelatina y estratificación de los líquidos, entre ellos la sangre. Durante la primera fase, a las cinco
horas de finalizada la prueba, las plantas perdían color o se volvían grises en su totalidad, lo que indicaba una
descomposición química o una desaparición de la clorofila. Sorprendentemente y a pesar de ello, la planta seguía viva
de forma aparentemente normal durante una semana más. Seguidamente, aparecía un declive muy rápido, entre 8 y
12 horas, que acababa descomponiéndola en una sustancia grasienta, como grasa rancia.
Estos efectos colaterales también los sufrieron los científicos en estas pruebas preliminares. De un equipo de siete,
cinco murieron y dos enfermaron muy gravemente. Debido a esta trágica situación, este primer grupo de
investigadores fue disuelto por el General SS Hans Kammler, ordenando que la máxima prioridad del proyecto fuese
limitar estos daños. Los científicos llegaron a determinar que había habido un problema en la comprensión del
vórtice, que había afectado a la separación de los campos magnéticos del experimento.
La Dra. Elizabeth Adler, fue de la máxima ayuda en este punto de la investigación ya que realizó matemáticamente
una simulación de las vibraciones hacia el centro de objetos esféricos y cilíndricos, con el objetivo de lograr la
solución del problema, que finalmente logró. Se determinó que la rápida decaída del material orgánico, así como las
sensaciones físicas de los involucrados en las pruebas tenía que ver con ondas escalares de muy alta frecuencia. Más
adelante, estos resultados de la Dra. Adler fueron ampliados y aplicados también en la investigación de la Materia
Absorbente para Radar hacia finales de 1944, cuando los científicos alemanes descubrieron que las ondas de radar
sobre materia no lineal, producían una gran onda de presión longitudinal y superluminal. En esa investigación
particular, los científicos germanos nuevamente rompieron los paradigmas de la física mucho más allá de la física
lineal convencional, que había sido estudiada de forma muy básica y primitiva en los laboratorios aliados, durante el
desarrollo del llamado Proyecto Manhattan y su infructuosa y lenta búsqueda de la bomba atómica…
¿Qué fue de “La Campana”? hay varias teorías, pero según los investigadores Cook y Witkowski “La Campana” fue
ajustada en su funcionamiento hasta obtener resultados operativos. En qué se aplicó exactamente todavía se discute,
aunque pueden haber pruebas de viajes en el tiempo, que ya comentaré en otro artículo más adelante. Por ahora,
¿qué se sabe de esa máquina? Los datos de los investigadores surgen de la declaración que hizo el SS Gruppenführer
Jakob Sporrenberg que desde el 28 de Julio de 1944 estuvo al cargo del sistema de seguridad del proyecto, ante un
tribunal polaco que lo ajustició el 6 de Diciembre de 1952. Sporrenberg fue capturado por los ingleses, que lo
entregaron a los polacos. Desde luego, los ingleses nunca sospecharon hasta más tarde el nivel del capturado y su
presencia dentro del Kammlerstab. Estoy convencido que si lo hubiesen sabido a tiempo, jamás lo hubiesen
entregado tan rápidamente.
Sporrenberg dirigió la vía de escape de todo el material científico en Abril de 1945, ante la llegada del Ejército Rojo.
También hizo fusilar a 62 trabajadores en Ludwigsdorf, que participan en el proyecto para que no cayesen en manos
comunistas. A pesar de la brutalidad del sistema, queda claro la importancia de “La Campana” y su salvación a
cualquier coste ante el enemigo. La vía de escape fue hacia el norte en un avión Junkers Ju390 de 6 motores, pintado
con los colores de la neutral Suecia y que pertenecía al KG200. El avión voló hasta Opeln (hoy Opole, en Polonia),
cargó todo el material, luego voló hasta Bodo en Noruega. Tras esta parada y tras su despegue, el general Kammler,
otros científicos y las más de 10 toneladas de material desaparecieron…
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“¿Cómo es posible que científicos alemanes de los años 40 entendieran exactamente hacia donde se dirigían sus
investigaciones? Estaban aplicando ideas y principios de física del siglo XXI…” Igor Witkowski en su libro “The Truth
about the Wunderwaffe”.
Gracias a este periodista militar polaco y a los escritores británicos Nick Cook y Geoffrey Brooks, conocemos algunos
datos sobre el proyecto científico/militar más adelantado del III Reich: Die Glocke (La Campana). Cuando se analizan
los datos aportados por estos investigadores y sobre todo del primero, se puede entender que este proyecto ultra-
secreto, recibiese el epígrafe “Kriegsentscheidend” o “Decisivo para la Guerra”. Es decir, este proyecto no tenía
restricciones de ningún tipo para su desarrollo en cuanto a recursos económicos, humanos o técnicos. Debía
conseguirse a toda costa, costase lo que costase.
Así como con otros desarrollos científicos alemanes, se ha creado una cierta leyenda que puede estar basada en una
realidad, en el caso de La Campana las descripciones son muy claras en cuanto a su diseño, funcionamiento y
resultados. También se conoce al personal que estuvo implicado, las instalaciones donde se llevaron a cabo los
experimentos y algunos restos físicos que corroboran la historia que destapó Witkowski. Algunos dicen que la historia
de La Campana podría ser la base o inicio de los relatos sobre OVNIS alemanes. Witkowski nos dice que su
conocimiento de este proyecto fue en el verano de 1997, cuando un oficial de la inteligencia militar polaca, con
acceso a documentos secretos gubernamentales, fue quien puso sobre la pista al periodista. Pero dejemos que
“Entre otras cosas, me preguntó si había tenido conocimiento de un aparato desarrollado por los alemanes, cuyo
nombre en código era “La Campana”. Hizo un dibujo del mismo que mostraba una base circular, sobre la cual había
un objeto acampanado con un gancho de sujeción en la parte superior. Se suponía que estaba hecha de material
cerámico, recordando a un aislante de alto voltaje. En su interior tenía dos cilindros metálicos”
Según Witkowski, la descripción del objeto no despertó su interés, pero sí le impresionó la persona que se lo estaba
explicando ya que tenía un profundo conocimiento y “no era un aficionado viviendo en un mundo de fantasía. De eso
estaba seguro”. Lo que de verdad interesó al periodista polaco fueron las explicaciones sobre el funcionamiento de
“La Campana” y sus efectos que eran “absolutamente increíbles” y por ello se decidió a continuar las investigaciones
sobre ese extraño aparato alemán.
Y algo que llamaba la atención es que aparte de bombas atómicas, de hidrógeno, bombas de aire, cohetes
avanzados, materiales de invisibilidad anti-radar, misiles guiados, cañones de sonido, de viento y de vortex, raíles
electromagnéticos, rayos láser, aviones con motores atómicos y todos los demás desarrollos de física exótica llevados
a cabo por los científicos alemanes, sólo “La Campana” disfrutaba del epígrafe “Decisivo para la Guerra”. Otro punto
importante para la veracidad de esta historia es ¿quienes estuvieron implicados en el desarrollo de “La Campana”?
Cuando se unen los actores en una sola imagen, aparece una foto muy curiosa y sugestiva.
SS Obergruppenführer und General Dr. Ing. HANS KAMMLER: Máximo responsable de todos los proyectos secretos
desde 1944 entre ellos “La Campana” y que a las órdenes de Martin Bormann y del Führer, procedió a la evacuación
de todo este material al final de la guerra en un Junkers 390 de seis motores. No se sabe qué fue de él.
SS Obergruppenführer EMIL MAZUW: Coordinador y responsable directo del proyecto, del que se conoce muy poco a
pesar de que tenía rango de general de las SS. Se sabe por documentos desclasificados que Mazuw estaba en lo más
alto del escalafón SS. No se sabe qué fue de él.
Almirante RHEIN: Figura poco conocida, pero responsable de la “FEP” o “Forschungen, Entwicklungen, Patente”
(Investigación, Desarrollo y Patentes). Quizás la Kriegsmarine tenía interés en este desarrollo… No se sabe qué fue de
él.
Profesor WALTER GERLACH: Premio Nobel por sus trabajos sobre polarización. Físico de primer nivel, especializado en
física gravitacional y otros campos muy adelantados a su época como comportamiento del plasma de mercurio o la
transmutación de elementos. Curiosamente, después de la guerra jamás volvió a trabajar en física gravitacional. Nick
Cook dice que fue “por algo que le asustó más allá de la razón”. Aunque es una especulación, podría ser cierto por
dos razones: por los resultados del uso de “La Campana” que podrían asustar a un ser humano racional o bien por la
“ley del silencio” tras la guerra ya que las SS ajusticiaron a sesenta científicos y sus asistentes, antes de que este
proyecto pudiese caer en manos aliadas o soviéticas. Sólo se salvaron el propio Gerlach y Kurt Debus.
Dra. ELISABETH ADLER: Matemática de la Universidad de Königsberg. Poco conocida y tampoco su especialidad en
matemáticas que la hizo participar en el proyecto “La Campana”. Gerlach ya era un excelente matemático y físico y
por ello la intervención de la Dra. Adler debió ser por un tipo de matemáticas no convencionales que la doctora
dominaba. Sus conocimientos justificaban su intervención. Si supiésemos en qué tipo de matemáticas era experta la
Dra. Adler, se podría saber la naturaleza de la física que se investigaba con “La Campana”. No se sabe qué fue de ella.
Dr. OTTO AMBROS: responsable de la preparación de la guerra química en el Ministerio de Armamento de Albert
Speer. El efecto de “La Campana” sobre organismos vivos fue denominado “Ambrosismo” en honor a uno de los
científicos que no era del equipo directo de investigación de “La Campana”, pero que tenía conexión con el proyecto:
el Dr. Otto Ambros. Fue responsable de la IG Farben para supervisar la construcción de la enorme planta “Buna” para
caucho sintético en Auschwitz. Al parecer esta planta también era un complejo para el enriquecimiento de uranio.
Esto tiene sentido con el Dr. Ambros ya que “La Campana” requería en algunos aspectos, la utilización de isótopos
radioactivos.
Dr. KURT DEBUS: Uno de los más interesantes ya que después de la guerra fue trasladado a los USA dentro de la
Operación Paperclip, y acabó siendo director del Kennedy Space Flight Center en Cabo Cañaveral con Wehrner von
Braun en la NASA. El Dr. Kurt Debus no era un científico en cohetes, sino que estaba interesado en física muy
avanzada (incluso para nuestros estándares actuales), como la separación de los campos magnéticos, medición de
alto voltaje y medición de los parámetros de descarga de alto voltaje. Fue el responsable de la potente fuente de
energía para “La Campana”
Dr. HERMANN OBERTH: Científico especializado en cohetes y padre de los cohetes modernos. No se sabe
exactamente el trabajo de Oberth con “La Campana”, pero se sabe que del 15 al 25 de Septiembre de 1944, hizo un
aparente “viaje de negocios” con otros técnicos involucrados como Herbert Jensen, Edward Tholen y la enigmática
Dra. Adler desde Praga a Breslau y a la región donde “La Campana” se estaba probando. ¿Es posible que la presencia
de Oberth nos indique que Alemania tenía dos programas”espaciales” en marcha. Uno abierto al público con las V1 y
V2 y otro secreto con “La Campana”, donde Oberth desarrolló su trabajo? Oberth nunca trabajo para la base de
cohetes de Peenemünde, donde sí trabajó Wehner von Braun. Oberth era el mejor especialista teórico sobre los
problemas y soluciones para un viaje espacial tripulado de larga duración.
Por todo ello, se puede deducir que “La Campana” debía representar algún tipo de desarrollo revolucionario en
sistema de propulsión espacial muy avanzado, que no se basaba en el ineficiente combustible por reacción química
de los cohetes convencionales. Quizás esto explica también que la Kriegmarine estuviese implicada ya que habría que
construir naves presurizadas para las tripulaciones y se requeriría el conocimiento de la marina en la construcción de
cascos de submarino herméticos.
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Cualquiera que analice detenidamente la trasferencia de tecnología entre Alemania y Japón durante la Segunda
Guerra Mundial, se asombrará del nivel de ayuda que Alemania brindó a su socio japonés en ese periodo tan
dramático. Hasta 1944, como indica el PhDr Joseph P. Farrell, Alemania había hecho llegar ya sea en planos, diseños
de producción o bien el material acabado, los siguientes desarrollos:
Tecnología alemana para construir vainas metálicas de acero para proyectiles de artillería de gran alcance
Piezas de artillería
Cañones pesados anti-aéreos de 105 y 128mm
Cañones anti-tanque de 75 y 88mm
El sistema de radar Wurzburg
Cascos de submarino de 750 toneladas
Un tanque Tigre I
Un caza Focke-Wulf 190
El avión caza-tanques Henschel 129
Un bombardero pesado Heinkel He177
Un bombardero de largo alcance Messerschmitt 264 “Amerikabomber”
Un caza a reacción Messerschmitt 163 “Komet”
Una mira de precisión Lorenz 7H2
Radares B/3 y FUG 10 para aviones
25 libras de “fusibles para bombas”
De toda esta lista, lo que llama más la atención es la última referencia “fusibles para bombas” ¿Por qué? ¿Para qué?
¿Qué tipo de bomba o bombas debían detonar esos fusibles?. Los japoneses tenían amplia experiencia en
bombardeos aéreos y de artillería en China, Burma, Indochina y el Pacífico y sabían como detonar una bomba
convencional. Esta última referencia indica que los japoneses solicitaban algo que iba más allá de sus capacidades
industriales en aquel momento. Y ¿por qué solicitar bombarderos pesados tan cerca del final de la guerra? El
Messerschmitt 264 o el Heinkel He 177, tenían largo alcance y podían llegar quizás a las costas americanas sin
problemas. Y podían llevar cargas muy pesadas en su interior.
Todo esto encaja con un libro de Robert K. Wilcox titulado “Japan´s Secret War” en el que el autor nos dice que hacia
el final de la guerra en 1945, la inteligencia militar norteamericana recibió un informe en el que se indicaba que antes
de su rendición, los japoneses habían realizado una prueba atómica. La prueba se realizó cerca de Konan (nombre
japonés de Hungnam), en Corea, en el norte de la península. La guerra terminó antes de que pudiesen utilizarla
operativamente y la fábrica donde se construyó, estaba en ese momento en poder soviético. Este dato se sabe a
través de un prisionero de guerra japonés que trabajo en las instalaciones donde se construyó el ingenio atómico. El
nombre de la bomba era “Genzai Bakudan” (Gran Luchador) y fue detonada el 10 de Agosto de 1945, cuatro días
después de Hiroshima, un día después de Nagasaki y cinco días antes de la rendición japonesa. Según el prisionero la
bomba se hizo explotar sobre una flota de barcos viejos, juncos y barcos de pesca. Los científicos estaban a 25
kilómetros del lugar, observando el desarrollo de la prueba. La explosión vaporizó los pequeños barcos y demostró la
potencia del ingenio. Pero era ya muy tarde para su uso militar.
Es curioso que mientras el emperador quería rendirse, su gabinete militar solicitaba continuar con la guerra. ¿Sería
para ganar tiempo y usar a “Genzai Bakudan” para lograr una negociación ventajosa con rusos y americanos? Pero
surgen más preguntas: ¿de dónde consiguieron el uranio los japoneses? ¿fue una prueba sobre una flota, pensaban
usarla sobre los barcos americanos?. El físico japonés involucrado en este proyecto fue Yoshio Nishina, colega de
Niels Bohr. De hecho, Nishina envió a un grupo de investigación a Hiroshima para ver los efectos de la bomba aliada.
La inteligencia militar americana situaba a los japoneses muy por detrás de los alemanes en investigación nuclear,
llegando a decir que “Japón no tenía ni los conocimientos ni los recursos para construir una bomba atómica”. Es
posible que le faltasen los recursos, pero tenía físicos y científicos que entendían perfectamente el funcionamiento de
una bomba atómica.
De todas maneras, los informes de la inteligencia militar causaron una honda preocupación entre las fuerzas de
ocupación americana y ello llevó a la creación de equipos de inteligencia que fueron buscando por todo Japón los
ciclotrones necesarios para el material atómico y destruirlos. Se encontraron no menos de cinco y se hablaba de más.
¿Qué hacían con ellos los japoneses? ¿Utilizaban el sistema del Barón von Ardenenne de separación por el método de
la masa espectrográfica y enriquecimiento de uranio 235?
Otra forma de ver si todo esto fue verdad, es analizar dónde se fabricó la bomba: en las instalaciones en Konan,
Corea, que eran de un tamaño considerable. Jun Noguchi fue el industrial japonés que edificó la planta de Konan, que
se situaba en la confluencia de tres ríos: Yalu, Chosin y Fusen. Los dos últimos ríos fueron concentrados en una gran
presa para suministrar el caudal de energía que requería la planta atómica. Los tres ríos llegaron a producir más de un
millón de kilowatios a la planta. Era una cantidad desorbitada de energía para la época. Todo Japón no producía más
de tres millones… En Konan había algo serio. Por ello, la planta de Konan cubría dos necesidades básica de cualquier
planta que trabaje con energía nuclear: una gran potencia eléctrica y un suministro abundante de agua. También era
una zona relativamente discreta para trabajar tranquilamente en un proyecto secreto como ese.
Otro punto importante es que la planta de Konan estaba situada muy cerca de depósitos naturales de uranio, por lo
que parecía el sitio lógico para su ubicación. Alemania ayudó con su conocimiento de la física atómica en el desarrollo
japonés ofreciendo sus conocimientos y material para trabajar con el uranio. Como por ejemplo un material
desarrollado por los científicos alemanes, que era una aleación llamada Bondur y que resistía los efectos corrosivos
del gas de uranio. Alemania no sólo estaba muy adelantada en este apartado, sino que utilizó sus bombas. Pero eso
será otro capítulo…
A cuento con todo esto, recuerdo que Edgard Mayer y Thomas Mehner en su libro “Das Geheimnis der Deutschen
Atombombe” sostienen que Oppenheimer, el director del Proyecto Manhattan americano, dijo que “La bomba que se
lanzó sobre Japón era de origen alemán”.
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FELIPE BOTAYA
He trabajado para compañías nacionales y multinacionales en España, Francia, Inglaterra y Oriente Medio. Siempre
interesado en los enigmas de la historia, escribo este blog especializado en las dos Guerras Mundiales y en los libros
que he publicado: OPERACIÓN HAGEN; ANTÁRTIDA 1947; KRONOS; KOLONIE WALDNER 555; EL VUELO DEL ÁGUILA y
NO LE LLAME NEGRO LLÁMELE SUBSAHARIANO
Deseo compartir con todos vosotros las inquietudes que tenemos acerca de los enigmas históricos y la evolución
cultural que rodean a buena parte del S. XX/XXI y de la historia en general. Os animo a que enviéis vuestros
comentarios sobre estos temas y así enriquecer el blog y nuestros conocimientos. Mi blog es como una máquina en la
que se introducen hechos y se extraen interpretaciones
Es evidente que no creo en conspiraciones, pero sí creo en las coincidencias… Y como nos decía Julien Freund
“Hagámonos sospechosos. Esto es hoy el signo de un espíritu libre e independiente”
Y por último, le recuerdo a mis lectores que puedo aceptar la responsabilidad de lo que digo, pero no puedo aceptar
la responsabilidad de lo que ellos entiendan.
Thoughful skepticism of official claims, is an honorable and essential feature of any free society.
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