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Carácter, Personalidad y Paradigmas

Una parte esencial de mi filosofía sobre las finanzas personales es que las “soluciones
rápidas” no son duraderas. Sin embargo son populares porque son más fáciles. Nos hacen
sentir una especie de falso logro que no nos lleva a ningún lado.

En gran parte, esta filosofía la aprendí con el libro Los 7 Hábitos de la Gente Altamente
Efectiva. Luego la fui refinando con mi propio aprendizaje (otros autores, experiencias
propias, experiencias de amigos y lectores del blog), pero la esencia sigue siendo la misma.

Imagen por PSD

Le debo mucho a Stephen Covey y su trabajo. Realmente creo que lo que puedes aprender
de esta serie de artículos es crucial para tu vida. No sólo financiera, sino en general.

Para comprender de donde surgen los siete hábitos, primero veamos…

La Diferencia entre Carácter y Personalidad

Covey analizó una gran cantidad de textos de superación personal y encontró un patrón.
Poco después de la Primera Guerra Mundial la mayoría de textos de superación personal
comenzó enfocarse en soluciones transitorias y superficiales en lugar de atacar los
problemas subyacentes de las personas.

Este descubrimiento, lo llevó a hacer una separación entre lo que él denomina “ética del
carácter” y la “ética de la personalidad”, y de esta diferenciación, Covey creó todo un
espectro de crecimiento que va desde la Victoria Privada a la Victoria Pública.

La Ética de la Personalidad la que se enfoca en cambios superficiales y que tienen efecto en


el corto plazo. La Ética del Carácter se enfoca en cambios fundamentales y que tienen
efectos duraderos.

¿Alguna vez leíste un artículo que te dejó con las ganas de “levantarme más temprano,
comer más sano, gastar menos dinero, andar sin tanto estrés, ser productivo/a, sonreír más y
sentirme agradecido/a” y luego… regresaste a tu vida habitual?
La mayoría de nosotros nos enfocamos más en la personalidad que en el carácter. Por lo
general es algo qué pasa inadvertido. No es que conscientemente escojamos la estrategia
menos efectiva.

Sin embargo, existe una gran presión social por encontrar la solución más rápida a nuestros
problemas. Lo que nos lleva a buscar más parches que soluciones reales.

¿Cómo podemos cambiar nuestra forma de actuar y nuestra forma de buscar soluciones?

Para eso, debemos comprender…

¿Qué son los paradigmas?

El libro completo de los siete hábitos se trata de “cambiar paradigmas”. Esta es, según mi
experiencia, toda la esencia del cambio personal. Para bien o para mal, cada vez que hay un
cambio fuerte en tu vida es porque hubo un cambio de paradigma.

Así que tiene sentido que primero nos pongamos de acuerdo en qué son los paradigmas.

En pocas palabras: un paradigma es un conjunto de creencias acerca de algún aspecto de la


realidad.

Cuando experimentas miedo de usar tu tarjeta de crédito porque las deudas son malas, estás
usando tus creencias (conscientes o inconscientes) acerca del crédito. Incluso si después
decides, de todas formas usar la tarjeta de crédito, es porque hay un paradigma más
profundo (de nuevo, consciente o inconscientemente) diciéndote que uses la tarjeta de
crédito.

Toda la travesía de los 7 hábitos está orientada a descubrir tus paradigmas fundamentales y
reemplazarlos a conciencia por paradigmas más fieles a la realidad y que te sean útiles para
alcanzar tus metas.

La clave en el último párrafo es: “fundamentales”.

Imagen por fdecomite


El artículo que te dejó con ganas de “andar sin tanto estrés”, probablemente cambió un
paradigma superficial. Ahora ya sabes que “andar con estrés” es malo. Pero falla en
cambiar los paradigmas que generan el estrés en primer lugar.

Ahora, es importante tener en cuenta que…

Los Paradigmas no SON la Realidad

Son simplemente un «mapa» de la realidad, y el mapa no es el territorio.

Y no se trata de que lo que crees está equivocado. Es que simplemente, tu forma de


interpretar la realidad no necesariamente es la misma que la de alguien más. Y en su mayor
parte no hay forma de demostrar que un paradigma es absolutamente objetivo.

Hay un excelente video de una conferencia en TED que muestra que, incluso a nivel óptico,
no estamos diseñados para percibir la realidad como «es» sino «como resulta más útil».

Yo agregaría que estamos acostumbrados a ver la realidad «cómo resulta más útil en el
corto plazo». Es una cuestión biológica. A nuestros antepasados no les importaba tener
metas a 5 años, si en realidad no sabían si no se los iba a comer un tigre durante la noche.

Esto no significa, claro, que no podamos cambiar nuestra respuesta automática. Es posible
y de hecho, el primer hábito (que conoceremos más adelante en la serie) se relaciona con
esto.

Por ahora, pasemos a las…

Actividades Prácticas

Cada artículo de esta serie incluirá alguna actividad práctica que te ayudará a internalizar
(cambiar de paradigmas) lo que vamos aprendiendo. Recuerda que recibirás un artículo a la
semana, así que tienes tiempo para hacer el ejercicio.

En esta ocasión, el objetivo es traer a la luz algunas creencias fundamentales sobre tu


carácter (y tu personalidad) que están guiando tu vida en este momento aún cuando no lo
hayas notado conscientemente.

Este es el ejercicio: Abre tu editor de texto favorito y prepárate para viajar en el tiempo.
Específicamente, a tu pasado. Más específicamente: a los años antes de tu adolescencia y
los primeros años de tu adolescencia.

Recuerda algunas reuniones familiares. Pueden haber sido tan pequeñas como una visita
casual de tu tía (la del perfume extraño), o una celebración de Año Nuevo con tus 38
primos.
¿Recuerdas como tu tía siempre decía algún comentario sobre tus primos o amigos como:
“Fernandito es el que sieeeeempre come mucho” o “Alejandrita es la que sieeeeempre se
levanta tarde” o “Ernestito es el que sieeeeempre tiene los zapatos sucios”?

Bien. Esas eran las «gracias» de tus primos. Eran frases dichas en un todo que mezcla
reproche y orgullo que sólo las madres en reuniones sociales pueden lograr.

Puede ser que algunas veces los regañaban por ello, o lo dejaban pasar sin problema. Lo
importante es que son cosas que los identificaban y los hacían, de una u otra forma,
sobresalir.

Entonces, escribe cuáles eran tus «gracias».

¿Qué comentarios eran frecuentes sobre ti? ¿Qué cosas eran por las que aveces te
regañaban pero a veces eran tus “encantos”?

Reflexiona por unos días si es necesario, o llama a tus familiares para que te refresquen la
memoria. Seguro encontrarás algo.

Se tan específico como sea posible y escribe todas las gracias que puedas recordar. Más
adelante regresaremos a lo que escribas en este ejercicio así que guárdalo en un lugar
seguro.

Una cosa más…

Antes de que te vayas a revivir tu niñez, quisiera pedirte un par de (sencillos) favores:

¿Crees que este artículo es útil? Si lo crees así me encantaría que dejaras un comentario
abajo con tu opinión.

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¡Gracias por tu tiempo y nos vemos en 7 días!

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