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Estudio Credito Formal Vs Informal - 20131022090301349
Estudio Credito Formal Vs Informal - 20131022090301349
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Documento elaborado por el Departamento de Estudios Económicos de ASBANC, con el apoyo del Sistema de Relaciones
con el Consumidor (SRC).
Departamento de Estudios Económicos
RESUMEN EJECUTIVO
Una de las conclusiones que se obtuvieron al terminar esta investigación fue que el reto
para el sector financiero regulado está en acercarse más y mejor al sector microempresarial
y en general a los prestatarios de crédito informal, poniendo en valor las enormes ventajas
relativas que las entidades financieras formales ofrecen.
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INTRODUCCION
El objetivo de este trabajo de investigación es conocer un poco más acerca del proceso de crédito
informal, de modo que sea posible analizar las ventajas y/o desventajas que el financiamiento
formal bancario tiene frente a éste.
Nuestro análisis parte de la premisa que el financiamiento informal es mucho más oneroso en
términos del costo efectivo del crédito. Esta desventaja muchas veces no es tenida en cuenta por
los tomadores de crédito informal, debido a que éstos terminan valorando más otras características
de dicho financiamiento, como su celeridad y simplicidad, entre otras.
Según Indacochea (1989) y Raccanello (2013), se puede enumerar siete tipos de financiamiento
informal, entendiendo a éste como aquel que se otorga fuera del sistema financiero o supervisado:
c. Crédito de proveedores: modalidad bastante difundida, que se lleva a cabo entre una empresa
proveedora, que suministra algún tipo de bien (mercaderías, insumos, maquinarias, suministros,
etc.) y servicios a sus clientes (que usualmente son otras empresas dedicadas al comercio),
difiriendo el pago correspondiente por determinado periodo de tiempo.
e. Casas de empeño: también conocidos como “préstamos pignoraticios”. Suelen ser preferidos
por el público debido a que los trámites son más rápidos que los del sector bancario y por ende
más cómodo y funcional (Raccanello 2013). En general, los controles que se llevan a cabo se
relacionan con una verificación de la identidad del pignorante (persona que recurre al
financiamiento) y con la comprobación de la procedencia lícita del objeto a empeñar. Los
préstamos son de corto plazo. El pignorante, al vencimiento de cada periodo (generalmente
mensual) según lo estipulado por el contrato tiene tres opciones: renovar el préstamo pagando los
intereses devengados (refrendar la prenda), recuperar la prenda pagando la deuda
correspondiente (capital e intereses) o no pagar, y consecuentemente perder la propiedad del
objeto. Cuando un bien en prenda es subastado, o vendido al público, la casa de empeño está
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obligada a entregar la demasía al pignorante (la diferencia entre el precio de venta y la suma de
todos los costos).
En el presente estudio se hace una aproximación cualitativa para el análisis del crédito informal de
prestamistas individuales en el ámbito urbano de Lima Metropolitana.
Los prestamistas que operaban con garantías de artefactos (en su mayoría tecnológicos, es
decir, televisores LED, laptops, playstations, etc., debido a que éstos tienen mercados
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secundarios más activos), cobraban Tasas de Costo Efectivo Mensual (TCEM) en un rango
entre 9.97% y 20% que equivalen a Tasas de Costo Efectivo Anual (TCEA) en un rango entre
214% y 791% (ver Anexo 2 para la metodología de cálculo de estas tasas).
Los prestamistas que operaban con garantía vehicular (algunos de éstos también trabajan con
garantías de artefactos), cobraban una TCEA que fluctúan entre 210% y 330%, porcentajes
que incluían los montos adicionales cobrados por concepto de cochera -mensuales- y trámites
notariales -por única vez- por traspaso de propiedad de los vehículos.
Los prestamistas que trabajaban sólo con conocidos (o referidos por algún conocido), sin
garantías tangibles, cobraban una TCEA que oscila entre 214% (TCEM de 10%) y 791%
(TCEM de 20%).
Se evidencia que la tasa de interés que establecen por los prestamistas (que vendría a ser la
tasa de interés nominal mensual del préstamo) está inversamente relacionada al valor de la
garantía entregada. Aquellos prestamistas que operan con garantías de artefactos manejan
tasas mayores que los que exigen garantías vehiculares, mientras que aquellos prestamistas
que trabajan con ambos tipos de garantías cobran tasas menores cuando la garantía es
vehicular, y señalaron la posibilidad de mejorar la tasa exigida en función a los atributos de los
automóviles a prendar. Incluso en los casos en los que la garantía es “intangible”, como es el
caso de prestamistas que dan crédito sólo a conocidos, la tasa a cobrar puede ser más baja
cuando el vínculo con el prestatario es mayor.
En algunos casos la tasa exigida también puede bajar si el monto del préstamo aumenta
(casos de prestamistas que se enfocan más en conseguir un retorno bruto mayor, que en una
tasa de retorno determinada).
Las garantías solicitadas deben exceder el monto prestado en una proporción que puede variar
entre 1.33 a 1 (se presta por el 70% del valor de la garantía) y 5 a 1 (se presta el 20% de la
garantía), en función de los atributos de dicha garantía, pues éstos determinarán que sea más
fácilmente ejecutable, de ser el caso. Las garantías son valorizadas en función a cotizaciones
vigentes en mercados de segunda mano, las cuales son muy bien conocidas por los
prestamistas.
Las operaciones se formalizan a través de contratos privados cuando las garantías son
artefactos, y mediante contratos notariales cuando se trata de automóviles. Cabe señalar que
si bien cuando la garantía es un automóvil la tasa anunciada es más baja que cuando está
conformada por artefactos. En cuanto a los costos adicionales asociados a los trámites
notariales (que se pagan sólo al inicio y pueden sumar hasta S/. 270) y por concepto de
cochera (que se paga mensualmente y pueden llegar a S/. 150), estos terminan elevando
sustantivamente el costo efectivo de estos préstamos.
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Etapa de desembolso:
En casi la mitad de los casos, los prestamistas señalaron hacer los desembolsos sólo en
efectivo, no permitiendo medios alternativos a ese. En el resto de casos se permite
desembolsar el dinero directamente en una cuenta bancaria.
En casi todos los casos, los prestamistas señalaron tener tolerancia con las demoras en los
pagos de las cuotas. En algunos casos, precisaron que si el atraso llega a ser muy significativo
(dos semanas), optan por cobrar un mes más de intereses sobre el saldo de capital que
permanezca impago, en vez de aplicar alguna penalidad. Sólo en tres casos se mencionó el
cobro de penalidades por atrasos, bajo la forma de una comisión o pago fijo por cada día de
atraso.
Etapa de pre-desembolso
Todos consiguen financiamiento informal con esquema de pagos diarios, también llamados
“gota a gota”, con plazos sumamente cortos (de sólo 1 mes).
En todos estos casos la tasa anunciada por el prestamista dista mucho de ser la tasa
efectivamente cobrada. Para hacer más simple el costo a ser asumido por el prestatario, el
prestamista anuncia –por ejemplo- una tasa de 20% mensual. Así, sobre un capital de S/.
1,000 se calcula un monto total a devolver (capital más intereses) de S/. 1,200 en un número
determinado de cuotas diarias iguales, que son usualmente 28 (pagos diarios de S/. 42.9 de
lunes a domingo) ó 24 (pagos diarios de S/. 50 de lunes a sábado). En un esquema como el
descrito, con 28 cuotas diarias iguales, la tasa anunciada de 20% mensual es en realidad una
TCEM de 47.48%, que equivale a una TCEA de 10,488%, la tasa más alta hallada en el
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estudio.
Bajo este esquema, las tasas “anunciadas” por los prestamistas (llamarlas nominales no sería
exacto) varían entre 7% y 20% al mes, las cuales generan una TCEA que oscila entre 500%
(TCEM de 16.28%) y 10,488% (TCEM de 47.48%).
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Ver Anexo 2.
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operación del negocio al cual se va a financiar. En otros casos, se mencionó que el prestatario
debía “conocer” al prestamista para poder acceder a financiamiento. Es decir, en este
esquema de financiamiento las garantías para el prestamista consisten básicamente en
“señales” que le permitan prever que podrá recuperar su dinero. Sólo en un caso se mencionó
que, en función del monto a prestar, el prestamista podía solicitar la entrega de un artefacto
durante el plazo de la operación.
Casi no hay posibilidad de una mejora de las tasas ofrecidas por los prestamistas en estas
operaciones. Sólo un entrevistado mencionó la posibilidad de que se le mejorara la tasa
cobrada en función al grado de confianza con su prestamista.
En esta modalidad de préstamos, los prestamistas no exigen una garantía tangible para la
entrega de fondos. En la primera operación de crédito, los prestamistas suelen solicitar una
copia del contrato de alquiler o de los documentos que acrediten la propiedad del puesto en
que opera el negocio, y en algunos casos exigen que el prestatario tenga cierta antigüedad
operando el mismo. En operaciones de crédito posteriores, el monto prestado puede irse
incrementando en función al comportamiento de pago del prestatario.
Las operaciones bajo este esquema se formalizan mediante la firma de contratos simples, o de
libretas o cuadernos de control que manejan los prestamistas.
Etapa de desembolsos:
Por el carácter propio de esta modalidad de préstamos, que suele involucrar montos bajos y
pagos diarios realizados en la misma ubicación del negocio, el dinero en efectivo es el medio
de pago elegido por ambas partes en la operación financiera.
La mayoría de los entrevistados señaló contar con tolerancia en caso de demoras en el pago
de los préstamos. No obstante, también mencionaron que era común observar cierta hostilidad
en los reclamos de los prestamistas en casos de atrasos. Finalmente, los atrasos inciden en
una restricción de futuras operaciones de préstamos.
Indacochea (1989) muestra las siguientes tasas de interés para préstamos en los segmentos
formal e informal (presenta las tasas como “efectivas”, es decir, considerando la capitalización de
intereses, pero no necesariamente el costo real total –o tasa de costo efectivo- de los préstamos):
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INDACOCHEA (1989)
El autor recogió esta información en agosto de 1989 a partir de muestra de prestamistas que
anunciaban en diarios de circulación masiva en la ciudad de Lima.
El hallazgo del presente estudio está en línea con las cifras de Indacochea, en el sentido que las
tasas cobradas por prestamistas informales superan largamente a las del sector formal, y
encuentra límites superiores mucho más altos para tasas de créditos en el sistema informal.
Por ejemplo, las tasas de costo efectivo de los créditos bajo el esquema de pagos diarios (o gota a
gota) para un monto referencial de S/. 1,000, abarcaron un rango de 406.11% a 10,488% en
términos anuales cuando fueron otorgados por informales, frente a uno de 60.86% a 399.32% en el
sistema formal, en el que son las microfinancieras (Cajas Municipales, Cajas Rurales y Edpymes)
las que ofrecen el mismo producto aquí mencionado.
Asimismo, para créditos de consumo a 12 meses para un monto referencial de S/. 1,000, las tasas
de costo efectivo anual cobradas por informales abarcaron un rango de 210% a 791.61%, nivel
marcadamente mayor al mostrado por el sistema formal, de 32.92% a 199.87%.
Estos hallazgos se complementan con lo encontrado por el IPE en un estudio sobre el mismo
tema. Dicha organización realizó una encuesta entre los meses de setiembre y octubre de 2012 a
502 prestatarios de crédito informal (denominados PCI) residentes en las ciudades de Arequipa,
Trujillo y Lima Metropolitana. La encuesta consideró como universo o población objetivo a
personas de 18 a 65 años de edad de los sectores B, C, D y E, y encontró lo siguiente:
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- El 31.5% de los PCI desconocía la tasa de interés que se le cobraba.
- El 68% restante, que sí conocía la tasa de interés cobrada, declaró que ésta era:
o menor a 10% mensual (TEA menor a 200%) en un 19% de los casos.
o mayor a 10% mensual y menor a 20% mensual (TEA mayor a 200% y menor a 700%)
en un 63% de los casos.
o mayor al 20% mensual (TEA mayor a 700%) en el 19% restante de casos.
Cabe precisar que en este estudio se recogió tasas “declaradas”, las que pueden no estar
incluyendo cobros adicionales, de modo que las tasas de costo efectivo implicadas pueden ser
incluso mayores.
Informalidad y “baja cultura financiera” son factores importantes que explican la falta de
acceso de prestatarios de crédito informal al financiamiento formal
Jaramillo y Valdivia (GRADE 2005) señalan que incorporar nuevos sujetos de crédito en el
segmento de consumo de bajos ingresos y mypes (micro y pequeñas empresas) es costoso,
considerando que los mejores clientes ya fueron incorporados, y que los potenciales clientes
conformados por mypes informales no generan registros que permitan una adecuada
evaluación de su riesgo crediticio. La forma que tienen los prestamistas informales para reducir
sus riesgos es básicamente aplicando una alta tasa de interés y exigiendo elevadas garantías.
De este modo, la informalidad de los potenciales sujetos de crédito impide muchas veces que
el financiamiento formal compita con el informal, a pesar de ofrecer tasas más bajas, dado que
en última instancia los agentes informales suelen no cumplir con los requisitos que exigen los
prestamistas formales para acceder a créditos.
El IPE (2012) precisa que los clientes del crédito informal son normalmente personas con
ingresos poco constantes (taxistas, transportistas, cobradores, entre otros), personas mal
calificadas en el sistema, y personas con contingencias urgentes para las cuales acceden a un
prestamista y obtienen un crédito de muy corto plazo.
Por otro lado, muchas veces los prestatarios son formales, pero recurren al financiamiento
informal por falta de cultura financiera o por desconfianza hacia el sistema bancario. En ese
sentido, resalta el aporte de Raccanello (2013), quien señala que los hogares utilizan los
intermediarios financieros informales frente a la negativa de crédito por parte del sector
financiero formal o por “auto exclusión”. Agrega que “gran parte de los clientes (de
prestamistas informales) no tienen conocimiento de cómo se maneja un crédito o carecen de
una ordenada administración de sus finanzas. Esta situación, acompañada por una sobre
estimación de la capacidad de pago de las deudas, puede conducir a problemas de
endeudamiento siempre más perniciosos.” Apunta también que “los usuarios que optan por el
uso de los servicios financieros formales tienen características socioeconómicas distintas a las
de aquellos que utilizan la contraparte informal.” En base a una encuesta sobre la
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caracterización de la Educación Financiera en diversos países latinoamericanos, la CAF
encontró que las personas con menores ingresos por lo general piden dinero prestado a
familiares y amigos, mientras que aquellas con ingresos medios y altos recurren a las
instituciones financieras. También halló una relación directa entre los años de educación
formal de la persona cabeza de hogar y el acceso al crédito a través de instituciones
financieras formales. En el mismo sentido, la OECD (2013) destaca que en general existe un
nivel de desconfianza relativamente alto por parte de la población hacia el sistema bancario, lo
cual conlleva a que la gente acuda principalmente a sus amigos y familiares para el
asesoramiento financiero.
El IPE (2012) agrega que prestatarios de crédito informal encuestados indican que la tasa de
interés es de lejos el factor más importante al pedir un préstamo, lo que demuestra que no hay
un entendimiento muy claro de ésta. Adicionalmente, casi un tercio de sus encuestados
desconoce la tasa que se le cobra. También encontró que casi la mitad de los prestatarios de
crédito informal han solicitado también un crédito formal, y que la mitad que no lo hizo fue por
“altas tasas de interés” (nuevamente se evidencia un escaso entendimiento del costo del
crédito), elevados requisitos, y trámites largos.
Fuentes informales de crédito resultan más flexibles que las formales, pero la banca
formal estaría avanzando en esa línea.
Alvarado y Galarza (2003) señalan que las fuentes informales de crédito muestran una mayor
flexibilidad, menores costos de transacción, y una mayor adaptación a las características de los
sectores de bajos ingresos.
Señalan también que los prestamistas informales tienen un mayor conocimiento de las
actividades realizadas por los prestatarios, debido a su presencia más cercana y a que
mantienen relaciones de largo plazo (y no necesariamente sólo relaciones crediticias).
Según Alvarado et al. (2001) e Indacochea (1989), los prestamistas informales muestran mayor
grado de eficiencia en términos de menores tasas de incumplimiento, menores plazos de
tramitación de los préstamos y menores costos de transacción.
Alvarado et al. (2001) argumenta que para que los formales puedan ingresar al estrato bajo,
deben priorizar un mejor trato directo y personalizado. En ese sentido, recomienda buscar la
escala óptima de diseño de productos específicos para segmentos de bajos ingresos. Por su
parte, Indacochea (1989) señala que “el reto para el sistema financiero (formal) es claro: cómo
crear sistemas crediticios adecuados a las características y necesidades de los trabajadores
informales, sin tener la necesidad de exigirles garantías reales en forma convencional, y en
montos, plazos e intereses adecuados a su movimiento económico.”
Alvarado et al. (2001) precisa que “el diseño de los productos y la innovación tecnológica (en el
sector formal) deben partir de las múltiples experiencias exitosas de productos y tecnología de
los prestamistas no formales. (…) A largo plazo, la meta a alcanzar sería que las entidades
formales puedan satisfacer toda la gama de necesidades de financiamiento de los sectores de
menores ingresos, que todavía cuentan con una capacidad de endeudamiento no utilizada.”
Sin embargo, la nueva oferta financiera formal, especializada en segmentos de bajos ingresos,
ya estaría ganando terreno al informal mediante innovaciones en las tecnologías crediticias
aplicadas y la consecuente mayor eficiencia operativa. En ese sentido, se debe señalar que las
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entidades financieras especializadas en microcréditos vienen haciendo esfuerzos en cuanto a
la búsqueda de clientes y brindando la asesoría técnica adecuada para que éstos puedan
acceder a un préstamo formal.
Raccanello (2013) sostiene que muchas veces prestatarios de créditos formales enfrentan
alguna necesidad particular urgente de liquidez que los hace recurrir al financiamiento informal.
Al respecto, el IPE (2012) señala que la falta de cultura de planeamiento financiero impide
utilizar el crédito formal para obtener liquidez inmediata, por lo que se recurre al crédito
informal para ello. En esa misma línea, las encuestas que realizaron revelan que aquellas
personas que han solicitado un crédito formal y también uno informal consideran que el peor
atributo del crédito formal es el tiempo que toma el proceso de aprobación y desembolso.
Inseguridad, lavado de dinero y evasión fiscal generada por las operaciones de crédito
informal
Raccanello (2013) señala que de acuerdo al estereotipo del modus-operandi del agiotista o
prestamista individual se prevé el uso de la violencia para la recuperación de los préstamos.
Así, una tercera parte de los entrevistados por este autor comentó el haber sufrido actos de
agresión y/o intimidación. Ahora bien, los agiotistas señalan que el uso de la violencia
constituye una opción muy poco práctica, ya que afecta directamente su reputación y, por esta
misma razón, resulta perjudicial para la actividad y puede provocar problemas de naturaleza
legal.
En este contexto, es necesario mencionar que la Policía Nacional del Perú (PNP) ha
identificado en nuestro país numerosos casos de prestamistas que manejan el esquema “gota
a gota” con fondos que provendrían de actividades ilícitas realizadas en el exterior, en su
mayoría de Colombia (de esta manera también lavan dinero, pues ahora lo utilizan en
actividades que si bien son informales, no son ilícitas). Es ya de dominio público el hecho de
que estos prestamistas acostumbran desplazarse en moto por los distintos mercados de
abastos de la ciudad para realizar sus operaciones, portando armas de fuego para disuadir a
los morosos. Incluso ha llegado a reportarse un caso de homicidio, el cual según declaraciones
policiales habría estado relacionado directamente a la falta de pago de uno de estos
préstamos.
Finalmente, no podemos dejar de resaltar el perjuicio para el Estado generado por la evasión
fiscal implicada en las actividades de préstamos informales.
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6. CONCLUSIONES
Las tasas de costo efectivo en las operaciones de crédito informal son marcadamente mayores que
las cobradas por el sistema financiero formal. En particular, llama la atención los niveles de costos
en términos de TCEA que pueden llegar a alcanzar los préstamos con esquemas de pagos diarios
“gota a gota”, de hasta 10,488% cuando son proveídos por fuentes informales, frente a costos que
sólo llegan a 399.32% en el sistema formal.
Si bien el impacto de un costo tan elevado se compensa con el hecho de que los montos prestados
son bajos y los plazos muy cortos, esto deja en evidencia dos cosas: por un lado el altísimo costo
que los prestatarios de crédito informal están dispuestos a asumir con tal de obtener financiamiento
inmediato y fácil, y por otro lo difícil que resulta el cabal entendimiento del costo efectivo de un
crédito.
Ahora bien, en los casos en los que la celeridad en la entrega de fondos no es el factor clave de la
decisión de optar por un crédito informal, la “mayor flexibilidad” percibida en los prestamistas
informales sólo se justificaría en casos de prestatarios que no tienen otra opción de financiamiento.
Es decir, en casos en los que no se tiene acceso (temporal o permanente) al sector financiero
formal. Sin embargo, la falta de cultura financiera termina siendo un factor potente de distorsión en
las decisiones de los prestatarios, desviando su demanda hacia fuentes informales aun cuando en
muchos casos podrían financiarse con bancos a mejores condiciones.
La falta de cultura financiera genera también que prestatarios que recurren al financiamiento
informal no tomen en cuenta factores como la inseguridad de manejar dinero en efectivo en sus
operaciones de crédito, y la peligrosidad de los prestamistas mismos (en los préstamos “gota a
gota” el primer riesgo se diluye ya que son montos pequeños y es el segundo el que toma una
mayor relevancia).
Ante todo ello, el sistema financiero formal tiene en primer lugar el reto de transmitir amplia y
claramente las ventajas que ofrece frente al financiamiento informal, en segundo lugar el de
continuar innovando sus tecnologías crediticias para seguir ganando terreno, y en tercer lugar el de
profundizar y expandir sus esfuerzos en pro de una mayor cultura financiera de la población.
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Para acceder al Estudio sobre Topes a las Tasas de Interés de ASBANC, entrar a
http://www.asbanc.pe/ContenidoFileServer/ESTUDIO%20TOPES%20A%20LAS%20TASAS%20DE%20INTERÉS
%20-%20Julio%202013_20130705125533781.pdf o dar click aquí.
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donde:
: tiempo de evaluación o urgencia de los fondos por parte del prestatario (probablemente a mayor
urgencia de fondos, mayor será la tasa a cobrar).
: grado de conocimiento del cliente (prestatario) de parte del prestamista (factores en los que
influirían el comportamiento o historial de pago entre prestatario y prestamista.
: puntualidad en el pago
A lo largo del desarrollo de tal investigación podrían identificarse asimismo otras variables que
sean determinantes relevantes del costo del crédito informal, las cuales se incluirían en la función a
testear.
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Para formular las preguntas a incluir en las encuestas, se analizó por separado los distintos sub
procesos dentro de una operación típica de préstamo, identificándose tres de éstos:
Pre-desembolso.
Desembolso.
Post-desembolso: Cobranza.
En base a las características teóricas de cada uno de estos sub procesos se esbozó posibles
preguntas para recoger empíricamente cuál es la realidad de estas operaciones de crédito, y en
última instancia, cuáles serían los factores determinantes del costo del crédito informal urbano en
Lima Metropolitana.
a. Pre-desembolso
Se estimó que la evaluación en el crédito informal se realiza de una forma mucho menos acuciosa
y mucho más rápida, si se compara con un préstamo formal otorgado por una entidad financiera.
Asimismo, el grado de conocimiento o de relación personal que el prestamista tenga con el
prestatario debería influir positivamente en la rapidez y el resultado (aprobación) de la operación
crediticia.
Hipótesis:
Habría una proporcionalidad mayor entre la garantía otorgada y el préstamo concedido en una
operación de préstamo informal en comparación con un préstamo formal, lo que encarecería
aún más la operación.
Preguntas:
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b. Desembolso
Hipótesis:
Pregunta:
¿La entrega del dinero del préstamo es en efectivo o es posible recibirla a través de un
depósito en una cuenta bancaria?
c. Post-desembolso: Cobranza
Hipótesis:
La mayor parte de los pagos para la devolución de los préstamos se realizan en efectivo, y en
caso de mora o atraso se utiliza algún método coactivo de cobranza.
Preguntas:
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Para el cálculo de las Tasas de Costo Efectivo se toma en cuenta todos los cobros implicados en la
operación de préstamo, incluyendo los pagos por concepto del interés nominal, cobros por
almacenamiento de artefactos, trámites notariales y cualquier otro que pueda existir (es la tasa de
interés que abarca todos los pagos implicados en la operación de crédito). Financieramente
hablando, es la Tasa Interna de Retorno (TIR) que iguala el flujo de pagos de los clientes con el
monto neto recibido en préstamo.
donde:
: Monto neto recibido en préstamo
: Monto total del pago realizado por el cliente en el periodo “i” (incluye pago de intereses,
comisiones y cualquier otro gasto relacionados a la operación de crédito)
: Número total de periodos implicados en la operación de crédito
La conversión de la tasa de costo efectivo de una periodicidad a otra se realiza mediante fórmulas
estándar de matemática financiera. Por ejemplo:
Para pasar de una tasa efectiva diaria a una tasa efectiva mensual :
Para pasar de una tasa efectiva mensual a una tasa efectiva anual :
Para pasar de una tasa efectiva anual a una tasa efectiva mensual :
TCEA de 10,488%
En el presente estudio señalamos que la tasa de costo efectivo (TCEA) máxima encontrada fue de
10,488%, la cual correspondía a un caso en el que sobre un capital de S/. 1,000 se calcula un
monto total a devolver (capital más intereses) de S/. 1,200 mediante 28 pagos diarios iguales de
S/. 42.9 (de lunes a domingo).
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Para llegar a la TCEA, calculamos en primer lugar la TIR de un desembolso inicial de S/. 1,000 y
28 pagos diarios de S/. 42.9:
Esta TIR asciende a 1.30%, la cual sería la tasa de costo efectivo diario de esa operación.
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BIBLIOGRAFÍA
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