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Devocionales para jovencitas

Conviértete en una mujer virtuosa

LESLY WIDNER
DEVOCIONALES PARA JOVENCITAS: coviértete en una mujer virtuosa
Copyright © 2021 Lesly Ivett Widner

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parcialmente, ya sea por medios mecánicos, fotoquímicos, por fotocopia,
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autor. Tampoco puede ser registrado o transmitido por ningún medio
electrónico sin autorización previa.
Prólogo
En este libro encontrarás algunas reflexiones y sus
correspondientes versículos de la Biblia que fueron compilados a lo
largo de varios años. Para mí se trata de notas muy especiales que
me han traído de vuelta al camino correcto varias veces en mi vida.
Comencé a recopilarlas después de un tiempo de alejamiento con
Dios y hasta la fecha Dios ha usado esos apuntes para hablarme en
algunos momentos decisivos. A través de esas notas he recordado
la gracia y el amor de Dios, su cuidado que tiene para conmigo y he
recobrado mi identidad en Cristo de acuerdo con lo que dice su
santa palabra. Este pequeño libro no es mío, sino de Dios y para
Dios, sentí en mi corazón compartirlo con otras mujeres y sentí que
esto venía de parte del Señor de manera que oré al respecto, el
Señor me dio paz y me proporcionó lo que necesitaba para
publicarlo. Espero que el Señor te hable a ti de la misma manera a
través de este texto que está escrito por pequeños capítulos a
manera de devocionales diarios.
Me gustaría compartirte mi testimonio. Soy una mujer que ha
conocido la gracia de Dios y experimentado su perdón de una
manera tan tajante que se ha enamorado del Señor Jesucristo
profundamente. Recibí al Señor Jesús como mi Señor y salvador a
los veintidós años de edad. Nunca he sido una mujer ejemplar, no
pretendo serlo, pero amo al Señor con todo el corazón. Tampoco
estoy orgullosa de mis errores, y lo que cuento a continuación tiene
como objetivo exaltar la gracia de Dios para con una pecadora más.
En realidad, conocí de Dios desde temprana edad, cuando
acompañaba a mi abuelita y a mis tías a la iglesia pentecostés. Mi
mamá se convirtió al Señor y se bautizó cuando yo tenía un año de
edad y más tarde, cuando cumplí nueve años, mi papá vino también
a los pies de Cristo. De manera que crecí con abuelos, tías y padres
cristianos. Mi mamá siempre trató de trabajar para que tuviéramos
una vida mejor que la que ella tuvo de niña y por esta razón desde
antes de ir al jardín de niños me quedaba todos los días en casa de
alguna tía o de mi abuela. Lamentablemente, como las estadísticas
indican, muchas de las niñas pequeñas que no son cuidadas por la
madre son víctimas de abuso, también ocurrió conmigo a los cuatro
años de edad, no tengo idea durante cuanto tiempo, pero creo que
no fue mucho. Recuerdo que a partir de entonces sentía una
profunda tristeza cuando me levantaba en las mañanas. Cuando
cumplí cinco años de edad nació mi hermano y cuatro años después
nació mi hermana. Para entonces vivíamos en un pueblo que
apenas comenzaba a urbanizarse y en el que no estaban instalados
los principales servicios públicos como la tubería de agua y el
drenaje. Mi papá había comprado un terreno ahí, así que construyó
una pequeña casita en la que vivimos varios años y mi familia
empobreció como toda la gente de ese pueblo, pues vivíamos muy
lejos de la ciudad y difícilmente se podía conseguir trabajo. Para mí
fue positivo que mi mamá no tuviera empleo, pues dejé de ser
encargada con parientes o vecinos que mi mamá apenas si conocía,
con los cuales gracias a Dios, no volví a tener malas experiencias.
Cuando nació mi hermana yo tenía nueve años y mi mamá ya no
tuvo oportunidad de salir a trabajar y dejarnos. Así que siempre
estaba en casa, sin embargo, ella cayó en depresión y se sentía tan
frustrada que siempre estaba de mal humor.
A los once años empecé a ir a una escuela lejos de casa, tenía
que levantarme a las cinco de la mañana, bañarme sin regadera y
en la casa fría (pues el techo era de lámina de cartón por lo que se
colaba mucho frío del exterior). Constantemente tenía gripa. Aunque
me consideraba cristiana, pues leía mis libros cristianos y
escuchaba los cassettes de historias cristianas para niños, no
conocía a Dios. Solamente lo conocía de oídas, como dice la Biblia
en el libro de Job.
Empecé a tener noviazgos con chicos de mi escuela, que fueron
avanzando cada vez más y fueron ahuyentando mi interés por Dios.
Además, comencé a ver programas de televisión, donde los jóvenes
tenían relaciones sexuales desde los dieciséis años. Eso en
particular, influyó poco a poco en mi vida. A los dieciséis años vivía
como los chicos de la televisión y le declaré a mi mamá que no creía
en Dios. Nunca comenté con nadie lo que había vivido de pequeña,
pero ese secreto, de lo que me había pasado me hacía sentir sin
valor. De manera que me empecé a comportar resentida con mis
padres y comencé con una rebeldía muy fuerte que justificaba con
mi rencor. Me comenzaron a embargar deseos de morir a partir de
que empecé a frecuentar un grupo de amigos aficionados al heavy
metal y a escuchar esta música todo el tiempo. A pesar de que tenía
una relación fija, a partir de los diecisiete años llevaba una vida de
múltiples relaciones. En algún momento, me fui de mi casa con el
tipo con quien llevaba ocho años de relación, me embaracé, perdí al
bebé, me volví a embarazar y volvía a perder al bebé. A los
veintidós años estaba en el punto más bajo de mi vida. A pesar de
que de alguna manera me estaba inclinando a vivir con principios,
seguía sin contemplar a Dios en mi vida. Además, el camino del
muchacho con el que vivía se inclinaba cada vez más al mal, con
drogas, infidelidad, etcétera. No había esperanza para mí, sentía
que quería salir corriendo desesperada, sin rumbo. Estaba muy
atormentada. De manera que clamé a Dios.
Anteriormente, los siete años, un día había orado a Dios por
primera vez completamente a solas. En el momento tan bajo de mi
vida me acordé de ello y le dije al Señor “Yo sé que hace mucho
tiempo que no hablo contigo, y tú sabes que me cuesta trabajo creer
que existes. pero si me estás escuchando, sácame de esta
situación.” Y él lo hizo. Me sacó de ahí, me mudé de apartamento y
empecé a leer la Biblia; cuando la leía era el único momento en el
que no me encontraba atormentada y tenía paz. Llegaba de la
universidad a las tres de la tarde y leía la Biblia, sin darme cuenta,
hasta las tres de la mañana con avidez todos los días. El Señor me
permitió, a pesar de todo, seguir estudiando en la universidad y me
dio un trabajo de fines de semana. Suplía todas mis necesidades de
una manera increíble. Comencé a leer la Biblia desde el Génesis
hasta el Apocalipsis y cuando llegué a los evangelios me enamoré
del Señor Jesucristo, pues pensaba: “qué Dios tan maravilloso”.
Nunca antes había leído la Biblia, lo único que había leído eran
cortos pasajes que incluso había memorizado por consejo de mi
abuelo o que había leído en la escuelita dominical, tales como
“todas las cosas nos ayudan para bien a los que aman a Dios” o
como “de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo
unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que
tenga vida eterna”. Por otra parte, a los diecinueve años, había leído
en la historia antigua de España escrita por Alfonso el Sabio, la cita
del capítulo de la Biblia en el que se narra la sabiduría de Salomón
cuando vinieron a él las dos rameras, las cuales, cada una afirmaba
que un bebé les pertenecía. Como recordarás, en esta historia de 1.
Reyes 3:16-28 se narra que Salomón ordena partir al niño por la
mitad y darle una mitad a cada una de las mujeres que decían ser
su madre. Una de ellas, se conmovió por el niño y accedió a darselo
a la otra mujer con tal de que el bebé no muriera, en cambio, la
mujer impostora se alegró y dijo “ni a ti, ni a mí. ¡Partidlo!” Entonces,
Salomón supo que la verdadera madre era quien deseaba el bien
del niño y ordenó dárselo a ella. Esta historia me impresionó mucho,
aunque no caminaba con Dios, me dio una visión de lo que es la
sabiduría que proviene de lo alto. Sin embargo, básicamente eso
era todo lo que conocía sobre Dios.
Cuando llegué a la carta a los Romanos, decidí terminar
oficialmente con la relación que tenía, pues aunque ya estábamos
separados nos veíamos ocasionalmente. Los versículos de
Romanos 6: 1-2 me confirmaron, inmediatamente después de
terminar con ese muchacho, que había hecho lo correcto: “¿Pues
qué diremos? ¿Perseveraremos en pecado para que la gracia
crezca? En ninguna manera. Porque los que somos muertos al
pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”
A partir de ahí, sentí la necesidad de congregarme en alguna
iglesia y una buena amiga me invitó a la que es mi iglesia hasta la
fecha. Dios me sanó de todas mis heridas, me consoló y me dio una
perspectiva diferente de mi pasado, de manera que en un año yo
era una persona totalmente diferente. El tan solo despertarme por
las mañanas era una causa de gozo y agradecimiento, empecé a
memorizar la palabra de Dios, cada día. Y de este modo se fue
limpiando mi mente, pues antes de comenzar a hacer esto, venían a
mí pensamientos tormentosos y sucios. Por ese tiempo, cumplido el
año, me volvió a buscar ese exnovio, nunca había sido fácil terminar
con él, por eso habíamos durado tantos años juntos. Sin embargo,
Dios ya me había liberado de esa atadura y no provocó ningún
efecto en mí el volver a verlo. Incluso, mi mamá se sorprendió de
que no hubiera vuelto a caer en lo mismo y me dijo “ahora sé que
estás enamorada de Jesús”. El Señor me empezó a regalar muchas
bendiciones por todas partes, me abrió las puertas para estudiar una
maestría, cuando no tenía ninguna oportunidad, en realidad. Sin
embargo, no todo fue perfecto. Después de mi primer trimestre de
maestría comencé a dedicar más tiempo a los estudios y amigos no
creyentes que a Dios y en el último trimestre ya me había
involucrado varias veces en algún romance. La última de esas
relaciones duró tres años y me apartó de Dios casi por completo. Es
esa la razón por la que en este libro resalto tanto el tema del yugo
desigual, pues fue mi debilidad durante mi tiempo de soltería. Estas
notas las comencé a escribir y a recopilar de mis devocionales y
estudios bíblicos justo después de que terminé con esa última
relación. Regresé arrepentida a al Señor y Él fue bueno para
perdonarme y salvarme. Desde entonces, he vuelto a cometer
algunos errores, pero el Señor me ha dado la salida antes de que se
convirtiera en algo grave que me aleje de él. Dios me ha dado desde
entonces muchos de los deseos de mi corazón. Me concedió el
anhelo que tenía de estudiar un doctorado en la universidad de
Múnich, contra toda expectativa, para una mujer pobre como yo lo
era. Además, ha sanado el resentimiento que tenía contra mi madre
de una manera que no habría imaginado. A los 31 años de edad, me
dio a mi esposo, un hombre mejor de lo que hubiera podido
imaginar: cristiano, nacido de nuevo, temeroso de Dios y fiel, entre
muchas otras cosas. Hijos preciosos, que nos concedió el Señor
cuando toda esperanza de ser padres parecía perdida, después de
que nuestro primer hijo partió al cielo a sus ocho horas de nacido.
Pienso que los finales “y vivieron felices por siempre” no existen,
pues cada día es una nueva lucha y las batallas son cada vez más
difíciles. Mientras vivamos en este mundo caído tendremos aflicción,
pero confiemos, pues el Señor Jesucristo ha vencido al mundo
(Juan 16: 33). Y como dice en Judas versos 23b-24 “A aquel, pues
que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros delante de
su gloria irreprensibles, con grande alegría, al único y sabio Dios,
nuestro salvador, sea gloria y magnificencia, imperio y potencia,
ahora y en todos los siglos. Amén”. Ni tú ni yo tenemos la fuerza
para no caer, pero el Señor, el Dios de la Biblia, quien fue, quien es
y el que ha de venir, sí tiene el poder para ello.
Por otro lado, un par de los temas incluidos en este libro son
largos, por lo que puedes leerlos en dos partes al hacer tu
devocional diario, si así lo quieres. Te deseo muchas bendiciones de
parte de Dios, de acuerdo con sus promesas.
Él siempre te escucha
Ana era una mujer que tenía un anhelo enorme en su vida como
muchas de nosotras. En su caso, ella quería ser madre. Su rival se
burlaba de su esterilidad y a pesar de que su marido la amaba, el
deseo de tener un hijo persistía en su corazón. Así que después de
haber vuelto a ser entristecida por el hecho de ser estéril, fue al
templo a orar con toda su alma al Dios vivo, al único que puede dar
vida y conceder los anhelos de los corazones. Después de orar,
pidiéndole a Dios un hijo varón, creyó firmemente que había sido
escuchada. Pues, además de que oró, el sacerdote Elí la bendijo
cuando la vio en el templo, después de que la había calificado de
una borracha por la manera en que estaba orando. Sin embargo,
cuando Ana le explicó que estaba derramando su corazón delante
de Dios:
Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la
petición que le has hecho.
Así pasó, Ana ya no estuvo triste y Dios le concedió el anhelo de
su corazón. Le dio un hijo varón, como ella se lo había pedido.
Cuando Ana vio su anhelo cumplido hizo la siguiente oración,
dándole gloria a Dios.

Meditación en la oración de Ana en 1. Samuel 2: 1-9


Cántico de Ana
Y Ana oró y dijo:
Mi corazón se regocija en Jehová,
Mi poder se exalta en Jehová; mi boca se ensanchó
sobre mis enemigos,
Por cuanto me alegré en tu salvación.
No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno
fuera de ti,
Y no hay refugio como el Dios nuestro.
No multipliquéis palabras de grandeza y altanería;
cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque
el Dios de todo saber es Jehová, y a él toca el pesar
las acciones.
Los arcos de los fuertes fueron quebrados, y los
débiles se ciñeron de poder.
Los saciados se alquilaron por pan, y los hambrientos
dejaron de tener hambre; hasta la estéril ha dado a luz
siete, y la que tenía muchos hijos languidece.
Jehová mata, y él da vida; el hace descender al Seol, y
hace subir.
Jehová empobrece, y él enriquece; abate, y enaltece.
El levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al
menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y
heredar un sitio de honor.
Porque de Jehová son las columnas de la tierra, y él
afirmó sobre ellas el mundo.
El guarda los pies de sus santos, mas los impíos
perecen en tinieblas;
Porque nadie será fuerte por su propia fuerza.
Delante de Jehová serán quebrantados sus
adversarios, y sobre ellos tronará desde los cielos;
Jehová juzgará los confines de la tierra,
Dará poder a su Rey, y exaltará el poderío de su
Ungido.
Jehová es el que pesa las acciones.
Hizo ensanchar mi boca sobre mis enemigos
El hijo de Ana fue el profeta Samuel, uno de los profetas más fieles
descritos en la Biblia y quien ungió a un pequeño pastor de nombre
David por rey.
Creer
La historia de Rut, la moabita, se trata de la bisabuela del Rey
David. Rut vivía en Moab con la familia de su esposo. Es decir, con
su esposo, su suegra Nohemí, su cuñado y la esposa de este.
Todos los varones de la casa murieron, así que las mujeres
quedaron desamparadas. Sin embargo, Nohemí escuchó que en
Israel les estaba yendo bien, así que decidió regresar a su tierra.
Sus dos nueras estaban dispuestas a seguirla en un principio, pero
Nohemí les aconsejó quedarse en su pueblo, en Moab, pues ella no
tenía nada qué ofrecerles. Orfa, la otra nuera, aceptó quedarse y se
despidió de su suegra. Sin embargo, Rut le dijo a su suegra que, sin
importar nada, estaba dispuesta a seguirla y que no la abandonaría.
El pueblo de Nohemí sería el pueblo de Rut y el Dios de Nohemí
sería su Dios (Rut 1:16-17).
Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me
aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré
yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será
mi pueblo, y tu Dios mi Dios.
Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así
me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte
hará separación entre nosotras dos.

Rut amaba a su suegra, además era obediente con ella. Así que
en cuanto se instalaron en Israel le pidió permiso para ir a trabajar
afuera en algún campo en el que se lo permitieran; pues habían
regresado en la pobreza y no tenían alimento. Nohemí se lo permitió
y Rut salió a trabajar. Desde el primer día, Rut se mostró muy
diligente y no descansó ni por un momento. Había pedido que le
dejaran recoger de las sobras que dejaban los segadores de
cebada. Esto lo supo el dueño de aquel campo, quien resultó ser
pariente de su suegra Nohemí. Como él había escuchado que Rut
era una buena mujer y que había dejado su pueblo para ayudar a su
suegra, le dijo que podía trabajar ahí durante todo el tiempo de la
siega. De esta manera, no tendría que estar buscando otro lugar en
donde trabajar. Incluso, la invitó a comer junto con los trabajadores y
ella comió y guardó una parte para su suegra. Esto habla de un
corazón tierno y generoso.
Dios vio el corazón de Rut y la socorrió con un buen marido,
quien le proveería a ella lo que necesitaba y no solamente a ella,
sino que también se haría cargo de su suegra. Dice Rut 4:9-10:
Y Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros
sois testigos hoy, de que he adquirido de mano de
Noemí todo lo que fue de Elimelec, y todo lo que fue de
Quelión y de Mahlón.
Y que también tomo por mi mujer a Rut la moabita,
mujer de Mahlón, para restaurar el nombre del difunto
sobre su heredad, para que el nombre del muerto no
se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su
lugar. Vosotros sois testigos hoy.
El dueño de los campos de nombre Booz se casó con ella y tuvieron
un hijo, Rut 4:13 dice:
Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó
a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un
hijo.
El hijo de Rut y Booz se llamó Obed, este fue el abuelo del rey
David.
El deseo del alma
Cuando le preguntaron al Señor Jesús cuál era el más grande
mandamiento, él respondió como indica Mateo 22:37:
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Conocer a profundidad el carácter del Señor reflejado en toda la
Biblia, trae un enamoramiento, en realidad es fácil amar a Dios
cuando lo conoces y tienes una relación con él. Dice en Isaías 26:9:
Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que
me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a
buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la
tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.
En épocas difíciles como las pandemias, terremotos o guerras, los
habitantes de la tierra aprendemos justicia. Nos damos cuenta de lo
vulnerables que somos y de que Dios está presente, mientras
nosotros hacemos tantas cosas injustas. Sin embargo, Dios ha
prometido a sus hijos paz (Isaías 26:12):
Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en
nosotros todas nuestras obras.
Nos ha prometido que estará de nuestro lado, cuando se hagan
planes en nuestra contra (Isaías 54: 15).
Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que
contra ti conspirare, delante de tí caerá.
Tanto en guerra, como en asaltos, como en juicios legales injustos
ha prometido protegernos (Isaías 54: 17).
Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y
condenarás toda lengua que se levante contra ti en
juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y
su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.
Si ponemos en Dios nuestro amor, él ha prometido guardarnos de
todo mal, mandar a sus ángeles a protegernos y que estaremos
seguros de cualquier calamidad como dice la Biblia en el Salmo 91:
Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas
estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de
día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad
que en medio del día destruya.
Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no
llegará.
Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la
recompensa de los impíos.
Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al
Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te
guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece
en piedra.
Sobre el león y el áspid pisarás; hollarás al cachorro
del león y al dragón.
Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo
libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi
nombre.
Después de la caída
A veces somos infieles con Dios y ponemos en el lugar que le
corresponde a Él a alguna otra persona o cosa. Puede ser un novio,
la carrera universitaria, los amigos, el trabajo, el esposo o los hijos.
A pesar de que, al principio, antes de caer en este error muchas
veces el Señor nos dice muy claramente que no debemos ir en esa
dirección somos necias y lo hacemos de todos modos. ¿Cómo
puedo saber si Dios no está de acuerdo con algo? En primer lugar,
hay que consultarlo con él. ¿Cómo te sientes al hablar con Dios al
respecto? ¿Sientes un cosquilleo en el corazón que te hace voltear
el rostro en otra dirección y seguir adelante con tus planes, sin tener
completa seguridad de que es lo correcto? Entonces no es el
camino de Dios. En cambio si tienes cien por ciento la seguridad de
que Dios te está respaldando y no solamente tienes paz, sino que
también tienes una alegría desbordante, entonces es el camino
correcto.
A veces, después de que le hemos preguntado a Dios si lo que
hacemos está dentro de su voluntad, y nos ha dicho que no, nos da
la salida para dejar el camino incorrecto. Depende de nosotras
aprovecharla. Esto es común sobre todo en cuanto al
enamoramiento. Muchas veces el Señor nos dice que cierto hombre
no es para nosotras, pero lo pasamos por alto y sufrimos las
consecuencias. Pienso que nos pasa, lamentablemente, a la
mayoría de las mujeres cuando somos solteras y buscamos a Dios.
Recuerdo la vez que fui más necia, fue la vez que Dios me dijo de
muchas maneras que no siguiera adelante, pero no lo escuché.
Constantemente le pedía que me dijera si cierto hombre era para
mí. Un día leía y releía por “casualidad” en todas partes Josué
23:12-13.
Porque si os apartareis, y os uniereis a lo que resta de
estas naciones que han quedado con vosotros, y si
concertareis con ellas matrimonios, mezclándoos con
ellas, y ellas con vosotros,
sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará más a
estas naciones delante de vosotros, sino que os serán
por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros
costados y por espinas para vuestros ojos, hasta que
perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro
Dios os ha dado

Sin embargo, cuando me dirigía a romper con la relación empecé a


imaginar en mi mente (o casi a escuchar) todo lo que yo deseaba.
Cuando me encontré con aquel hombre, él me dijo exactamente
esas mismas palabras. Que él quería conocer a mi Dios, que le
diera la oportunidad, etcétera. La relación se alargó tres años,
durante ese tiempo viví alejada de Dios y muy atormentada, porque
sabía que lo que estaba haciendo era incorrecto. Incluso, dejé de
leer la Biblia, de ir a la iglesia y de orar. Mi fe se fue desvaneciendo,
yo regresé a ser casi como era antes de conocer a Jesús. Después
de un tiempo Dios me atrajo con cuerdas de amor, como dice en
Oseas 11:4.
Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor;
y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su
cerviz, y puse delante de ellos la comida.
Aunque no me decidía a terminar con la relación, empecé a leer
la Biblia, a orar y a ir a la iglesia. Un día, Dios me volvió a dar la
salida. Supe que ese hombre me mentía regularmente; no solo en
cuanto a frecuentar a todas sus amigas, sino en cuanto a Dios.
Unos días antes de terminar habíamos orado juntos, y después él
mismo afirmó públicamente que no creía en Dios. Era un gran actor.
Terminamos y nunca más lo volví a ver.
El Señor me dio la fortaleza para no volver a atrás, me mandó
personas que me dijeran que no volviera a buscarlo y de pronto todo
empezó a mejorar. Por otro lado, si no hubiera visto con mis propios
ojos que ese hombre me traicionaba y comprobado sus mentiras,
nunca hubiera desconfiado de él. Estaba muy triste, porque me di
cuenta del tiempo que había desperdiciado y de que había dejado
mi relación con el Señor Jesús. En ese momento se me hizo claro
que estamos rodeados verdaderamente de mucha maldad, y que
incluso la gente cercana muchas veces no es quien dice ser. Me
enteré de la vida secreta de dos personas más, en las que confiaba
profundamente, y supe que solo en Cristo podemos poner nuestra
confianza. Todos los demás nos van a fallar. Creo que el ser
traicionada me dio una idea de lo que hacemos al dejar nuestra
relación con Dios. Cuando lo dejamos por alguien o por algo más, lo
estamos traicionando. Sin embargo, pude exclamar “¡gracias, Abba!
Gracias, por querer retomar nuestra relación. Nuestro romance que
interrumpí hace tres años”. De eso fue de lo que más me arrepentí.
¿Le has dado el lugar que le corresponde a Dios a otra persona? Si
ha sido así, rectifica tu camino, el Señor Jesús te está esperando
con los brazos abiertos. Cuando tú o yo cayéremos no quedaremos
tirados, porque Jehová sostiene nuestra mano (Salmo 37:24).
Cuando el hombre cayere, no quedará postrado,
Porque Jehová sostiene su mano
.
Cansancio
A veces estamos demasiado cansadas para hacer lo correcto, es
decir, para seguir adelante en el camino de Dios, pero el Señor nos
promete que en él tendremos descanso. El verdadero descanso.
Dice en Mateo 11: 28-30
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados,
y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que
soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso
para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera
mi carga.

Cargados significa estar llenos de ansiedad espiritual. Muchas


veces queremos controlar todo a nuestro alrededor y que todo sea
hecho a nuestra manera, pero debemos aprender a disfrutar de
cada momento y buscar la paz. Dicen en Juan 14: 27
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el
mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo.

El Señor Jesús él fue manso y humilde, apacible, pacífico. En el


caminar con él no debemos pagar mal por mal, sino pelear en
oración y perdonar. Creo que es difícil diferenciar entre ser manso y
buscar vindicación. Ser manso no significa dejar que todos hagan
contigo lo que quieran, si se trata de una injusticia que está
atentando contra tu dignidad física o moral puedes con todo derecho
hacer lo conveniente para que se te restituya lo dañado o para
terminar con el abuso. El Señor es nuestro abogado.
Encontrar pareja
Encontré un párrafo que es mi favorito del libro de oración: la clave
del avivamiento del pastor Paul Yongui Cho (Página 105). Me gusta,
porque me abrió los ojos varias veces:
“El Señor ha prometido darle a usted los deseos de su
corazón. Naturalmente [...] orar es pedir y esos deseos
deben estar de acuerdo con la palabra de Dios, la
Biblia.
Por ejemplo, si una chica cristiana ora para que Dios le
dé un esposo, y conoce a un hombre que no es
creyente, ese hombre no constituye la respuesta a su
oración. ¿Por qué? Porque la palabra de Dios ya dice:
´No os unáis en yugo desigual con los incrédulos;
porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la
injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? (2
Corintios 6:14). Por lo tanto, sin importar cuánto ore
para que el joven sea su marido, la palabra de Dios ha
prescrito que el Señor no oirá esa oración. Ya puede la
chica orar específicamente, reclamar todas las
promesas... que Dios solo contestará a las oraciones
que estén de acuerdo con su palabra revelada: la
Biblia.
Creo que es una explicación clara y contundente de algo que las
mujeres cristianas solteras necesitan saber. Muchas veces, se nos
olvida lo que Dios dice de las relaciones íntimas con no creyentes.
Sin embargo, nos conviene tenerlo todo el tiempo presente, pues
hay mayor riesgo de perder tiempo, incluso años, si nos
involucramos en una relación que no es de Dios que si esperamos
con paciencia.
El sufrimiento tiene su fin
¿Quién tiene una vida libre de angustias, enfermedades y
sufrimientos? En distintas etapas de nuestra vida nos encontramos
atravesando momentos difíciles. Quizá un mal estado de salud, una
pérdida dolorosa, escasos recursos económicos, difamación,
traiciones, en fin, la lista puede ser larga. Sin embargo, esto no
durará para siempre. Dice en Isaías 40: 1-5:
Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.
Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que
su tiempo es ya cumplido, que su pecado es
perdonado; que doble ha recibido de la mano de
Jehová por todos sus pecados.
Voz que clama en el desierto: Preparad camino a
Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro
Dios.
Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y
lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.
Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne
juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha
hablado.
El Señor ha prometido que estará a tu lado en los tiempos difíciles,
como dice en Isaías 41: 10
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes,
porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te
ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia.
Si bien es cierto, que muchas veces sufrimos a causa de problemas
que nosotras mismas hemos ocasionado, el Señor nos consuela al
respecto y no tenemos que vivir lamentándonos por lo que hicimos
mal. Si no que, hay que arrepentirnos sinceramente y dejarlo en las
manos de Dios. Dice Isaías 43: 18-19
No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a
memoria las cosas antiguas.
He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz;
¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el
desierto, y ríos en la soledad.
Características del marido deseado
Una vez escuchaba una predicación en la que preguntaba el Pastor
a los solteros, que esperaban a su pareja (como yo en ese
momento), si alguna vez habían sido específicos respecto al hombre
o la mujer con quién les gustaría casarse. Se refería al carácter,
pero también a su apariencia física. Así que seguí el consejo y el
Señor me dio al hombre que le pedí. En relaciones anteriores con no
cristianos trataba de negociar con Dios. También he escuchado que
otras personas le prometen a Dios incluso traer a esa persona a los
pies de Cristo si les permite casarse con ellos. Eso es equivocado,
no trates de negociar con el Señor y no te canses de esperar al
hombre adecuado. Dice en Gálatas 6:9:
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su
tiempo segaremos, si no desmayamos.
Muchas veces, bajo el pretexto de no querer herir los sentimientos
de la otra persona no damos el paso decisivo dealejarnos del no
creyente. Sin embargo, dice en Galatas 1:10 que no se puede
agradar a los hombres y a Dios.
Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de
Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si
todavía agradara a los hombres, no sería siervo de
Cristo.
Transcribo un fragmento de la predicación que mencioné
anteriormente.
Primer principio: Dios tiene un tiempo para tu
matrimonio. Un día, un mes y un año precisos. Es muy
interesante que Isaac ni siquiera estaba pensando en
el matrimonio. Abraham quería para su hijo una mujer
creyente. Dios lo bendijo en todo, también con una
esposa para su hijo. Si no estoy caminando con Dios,
no sabré cuál es el tiempo de Dios. Si quiero
preguntarle a Dios si alguien es para mí, antes necesito
estar en comunión con Dios, pues la Biblia dice “Busca
primero el reino de Dios y su justicia y todas las demás
cosas serán añadidas” (Mateo 6:33). De otra manera,
me casaré con el equivocado.
Segundo principio: La voluntad de Dios es que forme
una familia cristiana. Que me case con un cristiano.
Dice Génesis 24: 2-4:
Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su
casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía:
Pon ahora tu mano debajo de mi muslo, y te
juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la
tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de
los cananeos, entre los cuales yo habito;sino que irás a
mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo
Isaac.
En pocas palabras, Abraham le dijo a su siervo “No te atrevas a
buscar a una no creyente para mi hijo”. ¿Por qué Dios no quiere que
nos casemos con no cristianos? En el antiguo testamento estaba
prohibido casarse con personas de pueblos paganos, como lo dice
en Deuteronomio 7:2b-4a:
...las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni
tendrás de ellas misericordia.
Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo,
ni tomarás a su hija para tu hijo.
Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a
dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre
vosotros, y te destruirá pronto. Porque desviará a tu
hijo en pos de mí y servirá a dioses ajenos...
De manera que el primer motivo es que el no cristiano desviará tu
corazón de los caminos de Dios. El segundo motivo como lo dice
Esdras 9: 10-12, es para ser fuertes.
Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después
de esto? Porque nosotros hemos dejado tus
mandamientos, que prescribiste por medio de tus
siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis
para poseerla, tierra inmunda es a causa de la
inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las
abominaciones de que la han llenado de uno a otro
extremo con su inmundicia.
Ahora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de
ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros hijos, ni
procuraréis jamás su paz ni su prosperidad; para que
seáis fuertes y comáis el bien de la tierra, y la dejéis
por heredad a vuestros hijos para siempre.
En la Biblia encontramos el caso de mujeres de pueblos paganos
que se casaron con judíos como Rahab la ramera, quien se casó
con Salmón y el caso de Rut, quien se casó con Booz, el hijo de
Rahab. En ambos casos, las mujeres se convirtieron
voluntariamente al judaísmo antes de casarse con los hombres
mencionados. Sin embargo, la realidad es que si el hombre que
quieres no se ha interesado primeramente por Cristo, antes de tu
realación con él, lo más probables es que te aleje de Dios ¿Por qué
el no creyente arrastra al creyente?, de acuerdo con la mencionada
prédica:
Porque desde el momento en que una mujer cristianan
se fija en ellos, pierde la protección y dirección de Dios.
Sin la protección de Dios, ese hombre te seduce, como
la araña a la mosca: la pica, la duerme y se la come.
Es desobediencia y la desobediencia te saca de la luz
y te pone en las tinieblas. No puedes decir “se va a
convertir cuando nos casemos”. Si eso pasa, deja que
pase un año para que dé fruto y llévalo al pastor. Dios
anhela que cuando tengas hijos, estén en una familia
cristiana.
Dice el salmo 127:3 que los hijos son herencia de Jehová y que el
fruto del vientre es cosa de estima. Además, es una terrible cosa
casarse, tener hijos y luego divorciarse. De acuerdo con Malaquías
2: 13-15, la fidelidad y lealtad dentro de un matrimonio es la única
garantía para que nuestra semilla sea santa.
Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de
lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más
a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra
mano.
Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado
entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has
sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu
pacto.
¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de
espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una
descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro
espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de
vuestra juventud.
Decía el pastor más adelante, y de manera tajante, lo siguiente:
Qué seguridad hay de que uno que se acostó con otra,
o andaba coqueteando, no haga lo mismo durante el
matrimonio.
El objetivo es buscar una cimiente, una descendencia
para Dios. Dios quiere que ambos instruyan a los hijos
y no que los niños sean confundidos entre dos
religiones o creencias.
Si no encuentras hombre cristiano y de Dios, si se
tarda en llegar, no te cases. Es mejor a los ojos de Dios
que te cases tarde en su voluntad a hacerlo con
alguien quien no es la voluntad de Dios, debido a tus
prisas. Es mil veces mejor quedarse soltera que vivir
un infierno. Esperar es mejor que sufrir toda la vida.
Continúa esperándolo.
En el caso de Isaac, él no debía abandonar la tierra
prometida para conseguir esposa. Asimismo, no debes
abandonar los terrenos de santidad. No salirnos de la
cobertura y protección de Dios, porque ahí estás bajo
bendición. Isaac no podía dejar la tierra prometida,
porque no podía dejar de lado sus convicciones. Si te
casas antes vas a sufrir, lo tienes que entender.
Es necesario pensar: “Dios me ama y tiene a alguien
para mí”. ¿Por qué no lo ha traído? Muchas veces,
porque uno no camina con él. Cómo me va a traer a
alguien si no soy madura y echaría a perder a mi
marido. Por ejemplo, siéndole infiel por caminar en la
carne.
Así mismo debes pensar: “Hasta que entienda que es
el Señor quien debe guiarme no voy a ver las
pormesas de Dios”.
Cuando el criado de Abraham llega a Nacor, podemos
ver el tercer principio.
Prinicipio 3: buscar en el lugar adecuado. No en la
discoteca ni en el casino.
No esperes encontrar al futuro compañero en una
fiesta, en un bar, ni entre los que no se guardan. Si
quieres buscar entre esos, estos sobran.
Desgraciadamente, son chicos sin identidad, solo
serán atraídos por como te vistes y o cómo te ves, pero
no por quien eres.
Dice Proverbios 31:30 La gracia y la hermosura no
sirven de nada, en cambio temer a Dios trae honra.
Es el Señor quien nos dirige a una vida buena, a la
tierra prometida. Al camino que lleva al muchacho
correcto. Solamente el Espíritu Santo te va a guíar.
Pero no lo hará mientras no te sometsa a la voluntad
de Dios. De no estar caminando con Dios cuando
conozcas a alguien que te gusta, solo caerás en el
autoengaño.
El Principio 4. Consiste en buscar pareja entre los hombres que se
han apartado y se han estado guardando. El hecho de que tú no te
hayas guardado, por no haber conocido al Señor no quiere decir que
no puedas recibir un esposo que sí lo ha hecho. El criado de
Abraham buscó entre doncellas, dice en Génesis 24: 12-14:
Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame,
te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz
misericordia con mi señor Abraham.
He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas
de los varones de esta ciudad salen por agua.
Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu
cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere:
Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea
ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en
esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi
señor.
Busca la dirección de Dios para encontrar compañero en oración.
Hay que orar específicamente y no hacerle caso al diablo. Orar por
alguien que te dirija en los caminos de Dios, que te cuide, de
aspecto muy hermoso, puro sexualmente. La predicación continúa
como sigue:
Principio 5. Dios tiene destinado, desde antes de nacer
a tu varón. Dios tiene el plan hecho. El muchacho que
Dios tiene para tu vida, nadie te lo podrá quitar.
Aquel otro que no conocía a Dios no era para tu vida.
Dios tiene algo mejor para ti. Alégrate, porque se fue
con otra. El corazón roto produce paciencia. Espera al
hombre que te ayudará, sustentará y será fiel. No
permitas desesperar. Dios tiene a tu pareja idónea.
En Génesis 24: 62-67 se muestra que Isaac había salido a
meditar al campo. Es decir, Isaac había salido para meditar en Dios.
Y venía Isaac del pozo del Viviente-que-me-ve; porque
él habitaba en el Neguev.
Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la
tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos
que venían.
Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y
descendió del camello; porque había preguntado al
criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo
hacia nosotros? Y el criado había respondido: Este es
mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió.
Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había
hecho.
Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a
Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac
después de la muerte de su madre.
Aquí se cumplió el principio de buscar primero el reino de Dios y
lo demás será añadido. Dios satisfizo su necesidad de tener
compañera.
Tu valor

Otro aspecto importante es que una mujer de Dios no debe usar su


cuerpo para atraer a un hombre. 1ª Timoteo 2:9 Aconseja a las
mujeres que se vistan de ropa decorosa con pudor y modestia. Ser
pura de corazón, para que Dios traiga al varón que necesitas.
Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa
decorosa, con pudor y modestia; no con peinado
ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino
con buenas obras, como corresponde a mujeres que
profesan piedad.
Piensa en lo siguiente: “No me puedo casar con la persona
equivocada. Dios, que no escatimó a su hijo me dará a un marido”.
Hasta que la mujer madura es que puede alcanzar su sueño, pues
la inmadurez es el peor enemigo de un matrimonio.
La desobediencia te saca de la luz y te pone en tinieblas. Cuando
una empieza a andar con no creyentes se queda sin la protección y
dirección de Dios. Esto pasa desde el momento en que pones tus
ojos en uno de ellos. Dice el salmo 34:7 que el ángel de Jehová
acampa al rededor de los que le temen.
El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le
temen y los defiende.
Sin embargo, cuando te involucras con el hombre equivocado,
sabiendo que no puedes andar con él, este te lava el cerebro y te
lleva a sus caminos.
También dice el salmo 91:1 que el que habita al abrigo del
altísimo, será protegido por el omnipotente
El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Para tener la guía de Dios es importante: buscar primero el reino
de Dios y su justicia. Escuchar a Dios y hablar con él acerca de todo
lo que hay en tu corazón. Seguir honrando a Dios con tus bienes,
acordándote de los pobres. Honrar a tus padres con una buena
conducta y con sustento, ser humilde. No ser vengativa. Trabajar
diligentemente en lo que requiere diligencia (Romanos 11:19).
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes
en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la
esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la
oración; compartiendo para las necesidades de los
santos; practicando la hospitalidad.
Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no
maldigáis.
Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.
Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos
con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia
opinión.
No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno
delante de todos los hombres.
Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en
paz con todos los hombres.
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino
dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es
la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
Esto es lo que significa buscar su reino y su justicia. Si no te
mantienes en obediencia otro espíritu te guiará con una actitud
equivocada, y estarás a la cacería de marido.
La relación con el Señor

El Señor Jesús es maravilloso, amoroso, fiel, el mejor amigo y aliado


que se pueda tener. El único en el que se puede confiar
completamente. En Ezequiel 16 se muestra su bondad y la rebeldía
de su pueblo:
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus
abominaciones, y di: Así ha dicho Jehová el Señor
sobre Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de la
tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre
hetea.
Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue
cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para
limpiarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas.
No hubo ojo que se compadeciese de ti para hacerte
algo de esto, teniendo de ti misericordia; sino que fuiste
arrojada sobre la faz del campo, con menosprecio de tu
vida, en el día que naciste.
Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y
cuando estabas en tus sangres te dije: ¡Vive! Sí, te dije,
cuando estabas en tus sangres: ¡Vive!
Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste
y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus
pechos se habían formado, y tu pelo había crecido;
pero estabas desnuda y descubierta.
Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu
tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto
sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré
en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía.
Te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y
te ungí con aceite; y te vestí de bordado, te calcé de
tejón, te ceñí de lino y te cubrí de seda.
Te atavié con adornos, y puse brazaletes en tus brazos
y collar a tu cuello.
Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas, y una
hermosa diadema en tu cabeza.
Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era
de lino fino, seda y bordado; comiste flor de harina de
trigo, miel y aceite; y fuiste hermoseada en extremo,
prosperaste hasta llegar a reinar.
Y salió tu renombre entre las naciones a causa de tu
hermosura; porque era perfecta, a causa de mi
hermosura que yo puse sobre ti, dice Jehová el
Señor.
Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a
causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones
a cuantos pasaron; suya eras.
Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste diversos lugares
altos, y fornicaste sobre ellos; cosa semejante nunca
había sucedido, ni sucederá más.
Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de
plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes de
hombre y fornicaste con ellas; y tomaste tus vestidos
de diversos colores y las cubriste; y mi aceite y mi
incienso pusiste delante de ellas.
Mi pan también, que yo te había dado, la flor de la
harina, el aceite y la miel, con que yo te mantuve,
pusiste delante de ellas para olor agradable; y fue así,
dice Jehová el Señor.
Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que
habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas
para que fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus
fornicaciones, para que degollases también a mis hijos
y los ofrecieras a aquellas imágenes como ofrenda que
el fuego consumía?
Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no
te has acordado de los días de tu juventud, cuando
estabas desnuda y descubierta, cuando estabas
envuelta en tu sangre.
Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti!
dice Jehová el Señor), te edificaste lugares altos, y te
hiciste altar en todas las plazas.
En toda cabeza de camino edificaste lugar alto, e
hiciste abominable tu hermosura, y te ofreciste a
cuantos pasaban, y multiplicaste tus fornicaciones.
Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos,
gruesos de carnes; y aumentaste tus fornicaciones
para enojarme.
Por tanto, he aquí que yo extendí contra ti mi mano, y
disminuí tu provisión ordinaria, y te entregué a la
voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecen,
las cuales se avergüenzan de tu camino deshonesto.
Fornicaste también con los asirios, por no haberte
saciado; y fornicaste con ellos y tampoco te saciaste.
Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de
Canaán y de los caldeos, y tampoco con esto te
saciaste.
¡Cuán inconstante es tu corazón, dice Jehová el Señor,
habiendo hecho todas estas cosas, obras de una
ramera desvergonzada, edificando tus lugares altos en
toda cabeza de camino, y haciendo tus altares en
todas las plazas! Y no fuiste semejante a ramera, en
que menospreciaste la paga, sino como mujer adúltera,
que en lugar de su marido recibe a ajenos.
A todas las rameras les dan dones; mas tú diste tus
dones a todos tus enamorados; y les diste presentes,
para que de todas partes se llegasen a ti en tus
fornicaciones.
Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo
contrario de las demás mujeres: porque ninguno te ha
solicitado para fornicar, y tú das la paga, en lugar de
recibirla; por esto has sido diferente. Por tanto, ramera,
oye palabra de Jehová.
Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto han sido
descubiertas tus desnudeces en tus fornicaciones, y tu
confusión ha sido manifestada a tus enamorados, y a
los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus
hijos, los cuales les diste; por tanto, he aquí que yo
reuniré a todos tus enamorados con los cuales tomaste
placer, y a todos los que amaste, con todos los que
aborreciste; y los reuniré alrededor de ti y les
descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu
desnudez.
Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras, y de las
que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre de ira y
de celos.
Y te entregaré en manos de ellos; y destruirán tus
lugares altos, y derribarán tus altares, y te despojarán
de tus ropas, se llevarán tus hermosas alhajas, y te
dejarán desnuda y descubierta.
Y harán subir contra ti muchedumbre de gente, y te
apedrearán, y te atravesarán con sus espadas.
Quemarán tus casas a fuego, y harán en ti juicios en
presencia de muchas mujeres; y así haré que dejes de
ser ramera, y que ceses de prodigar tus dones.
Y saciaré mi ira sobre ti, y se apartará de ti mi celo, y
descansaré y no me enojaré más.
Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud,
y me provocaste a ira en todo esto, por eso, he aquí yo
también traeré tu camino sobre tu cabeza, dice Jehová
el Señor; pues ni aun has pensado sobre toda tu
lujuria.
He aquí, todo el que usa de refranes te aplicará a ti el
refrán que dice: Cual la madre, tal la hija.
Hija eres tú de tu madre, que desechó a su marido y a
sus hijos; y hermana eres tú de tus hermanas, que
desecharon a sus maridos y a sus hijos; vuestra madre
fue hetea, y vuestro padre amorreo.
Y tu hermana mayor es Samaria, ella y sus hijas, que
habitan al norte de ti; y tu hermana menor es Sodoma
con sus hijas, la cual habita al sur de ti.
Ni aun anduviste en sus caminos, ni hiciste según sus
abominaciones; antes, como si esto fuera poco y muy
poco, te corrompiste más que ellas en todos tus
caminos.
Vivo yo, dice Jehová el Señor, que Sodoma tu hermana
y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus hijas.
He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu
hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de
ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la
mano del afligido y del menesteroso.
Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación
delante de mí, y cuando lo vi las quité.
Y Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados;
porque tú multiplicaste tus abominaciones más que
ellas, y has justificado a tus hermanas con todas las
abominaciones que tú hiciste.
Tú también, que juzgaste a tus hermanas, lleva tu
vergüenza en los pecados que tú hiciste, más
abominables que los de ellas; más justas son que tú;
avergüénzate, pues, tú también, y lleva tu confusión,
por cuanto has justificado a tus hermanas.
Yo, pues, haré volver a sus cautivos, los cautivos de
Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de
sus hijas, y haré volver los cautivos de tus cautiverios
entre ellas, para que lleves tu confusión, y te
avergüences de todo lo que has hecho, siendo tú
motivo de consuelo para ellas.
Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con
sus hijas, volverán a su primer estado; tú también y tus
hijas volveréis a vuestro primer estado.
No era tu hermana Sodoma digna de mención en tu
boca en el tiempo de tus soberbias, antes que tu
maldad fuese descubierta. Así también ahora llevas tú
la afrenta de las hijas de Siria y de todas las hijas de
los filisteos, las cuales por todos lados te desprecian.
Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones,
dice Jehová.
Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré yo contigo
como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para
invalidar el pacto?
Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté
contigo en los días de tu juventud, y estableceré
contigo un pacto sempiterno.
Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás,
cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y
las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas,
mas no por tu pacto, sino por mi pacto que yo
confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová; para
que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras
la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo
que hiciste, dice Jehová el Señor.
Dice que la mujer, la cual representa a Israel, se volvió hermosa
en extremo, pero esto fue a causa de la hermosura que Dios puso
en ella. De la misma manera ocurre con nosotras, cuando
conocemos al Señor y nos enamoramos de él, somos mejores.
Poseemos un brillo y una belleza que no proviene de nosotras, sino
de Dios. Incluso, parecemos mucho más atractivas, no obstante,
debemos tener en cuenta que si decidimos dejar a Dios no quedará
nada de esa belleza y ese brillo.
Por otro lado, podemos ver que el Señor es siempre fiel, a pesar
de nuestra infidelidad y de nuestra incapacidad de mantenernos
firmes. Una vez que nos ha sellado con su Espíritu Santo le
pertenecemos para siempre. Necesitamos guardar nuestro corazón,
más que cualquier otra cosa, porque como dice en proverbios 4:23,
“de él mana la vida”. En Ezequiel 18: 31-32, dice la Biblia:
Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con
que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un
espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel?
Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová
el Señor; convertíos, pues, y viviréis
Fidelidad a Dios
Tan impactante como Ezequiel 16 y la historia de la infidelidad de
Israel, representada por una mujer que podría ser cualquiera de
nosotras (pues todas tenemos la naturaleza caída del pecado) es la
historia de las dos hermanas Ahola y Aholiba que se menciona en
Ezequiel 23.
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de una madre,
las cuales fornicaron en Egipto; en su juventud
fornicaron. Allí fueron apretados sus pechos, allí fueron
estrujados sus pechos virginales.
Y se llamaban, la mayor, Ahola, y su hermana, Aholiba;
las cuales llegaron a ser mías, y dieron a luz hijos e
hijas. Y se llamaron: Samaria, Ahola; y Jerusalén,
Aholiba.
Y Ahola cometió fornicación aun estando en mi poder;
y se enamoró de sus amantes los asirios, vecinos
suyos, vestidos de púrpura, gobernadores y capitanes,
jóvenes codiciables todos ellos, jinetes que iban a
caballo.
Y se prostituyó con ellos, con todos los más escogidos
de los hijos de los asirios, y con todos aquellos de
quienes se enamoró; se contaminó con todos los ídolos
de ellos.
Y no dejó sus fornicaciones de Egipto; porque con ella
se echaron en su juventud, y ellos comprimieron sus
pechos virginales, y derramaron sobre ella su
fornicación.
Por lo cual la entregué en mano de sus amantes, en
mano de los hijos de los asirios, de quienes se había
enamorado.
Ellos descubrieron su desnudez, tomaron sus hijos y
sus hijas, y a ella mataron a espada; y vino a ser
famosa entre las mujeres, pues en ella hicieron
escarmiento.
Y lo vio su hermana Aholiba, y enloqueció de lujuria
más que ella; y sus fornicaciones fueron más que las
fornicaciones de su hermana.
Se enamoró de los hijos de los asirios sus vecinos,
gobernadores y capitanes, vestidos de ropas y armas
excelentes, jinetes que iban a caballo, todos ellos
jóvenes codiciables.
Y vi que se había contaminado; un mismo camino era
el de ambas.
Y aumentó sus fornicaciones; pues cuando vio a
hombres pintados en la pared, imágenes de caldeos
pintadas de color, ceñidos por sus lomos con
talabartes, y tiaras de colores en sus cabezas, teniendo
todos ellos apariencia de capitanes, a la manera de los
hombres de Babilonia, de Caldea, tierra de su
nacimiento, se enamoró de ellos a primera vista, y les
envió mensajeros a la tierra de los caldeos.
Así, pues, se llegaron a ella los hombres de Babilonia
en su lecho de amores, y la contaminaron, y ella
también se contaminó con ellos, y su alma se hastió de
ellos.
Así hizo patentes sus fornicaciones y descubrió sus
desnudeces, por lo cual mi alma se hastió de ella,
como se había ya hastiado mi alma de su hermana.
Aun multiplicó sus fornicaciones, trayendo en memoria
los días de su juventud, en los cuales había fornicado
en la tierra de Egipto.
Y se enamoró de sus rufianes, cuya lujuria es como el
ardor carnal de los asnos, y cuyo flujo como flujo de
caballos.
Así trajiste de nuevo a la memoria la lujuria de tu
juventud, cuando los egipcios comprimieron tus
pechos, los pechos de tu juventud.
Por tanto, Aholiba, así ha dicho Jehová el Señor: He
aquí que yo suscitaré contra ti a tus amantes, de los
cuales se hastió tu alma, y les haré venir contra ti en
derredor; los de Babilonia, y todos los caldeos, los de
Pecod, Soa y Coa, y todos los de Asiria con ellos;
jóvenes codiciables, gobernadores y capitanes, nobles
y varones de renombre, que montan a caballo todos
ellos.
Y vendrán contra ti carros, carretas y ruedas, y multitud
de pueblos. Escudos, paveses y yelmos pondrán
contra ti en derredor; y yo pondré delante de ellos el
juicio, y por sus leyes te juzgarán.
Y pondré mi celo contra ti, y procederán contigo con
furor; te quitarán tu nariz y tus orejas, y lo que te
quedare caerá a espada. Ellos tomarán a tus hijos y a
tus hijas, y tu remanente será consumido por el fuego.
Y te despojarán de tus vestidos, y te arrebatarán todos
los adornos de tu hermosura.
Y haré cesar de ti tu lujuria, y tu fornicación de la tierra
de Egipto; y no levantarás ya más a ellos tus ojos, ni
nunca más te acordarás de Egipto.
Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo te
entrego en mano de aquellos que aborreciste, en mano
de aquellos de los cuales se hastió tu alma; los cuales
procederán contigo con odio, y tomarán todo el fruto de
tu labor, y te dejarán desnuda y descubierta; y se
descubrirá la inmundicia de tus fornicaciones, y tu
lujuria y tu prostitución.
Estas cosas se harán contigo porque fornicaste en pos
de las naciones, con las cuales te contaminaste en sus
ídolos.
En el camino de tu hermana anduviste; yo, pues,
pondré su cáliz en tu mano.
Así ha dicho Jehová el Señor: Beberás el hondo y
ancho cáliz de tu hermana, que es de gran capacidad;
de ti se mofarán las naciones, y te escarnecerán.
Serás llena de embriaguez y de dolor por el cáliz de
soledad y de desolación, por el cáliz de tu hermana
Samaria.
Lo beberás, pues, y lo agotarás, y quebrarás sus
tiestos; y rasgarás tus pechos, porque yo he hablado,
dice Jehová el Señor.
Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto te
has olvidado de mí, y me has echado tras tus espaldas,
por eso, lleva tú también tu lujuria y tus fornicaciones.
Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, ¿no juzgarás tú a
Ahola y a Aholiba, y les denunciarás sus
abominaciones?
Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y
han fornicado con sus ídolos; y aun a sus hijos que
habían dado a luz para mí, hicieron pasar por el fuego,
quemándolos.
Aun esto más me hicieron: contaminaron mi santuario
en aquel día, y profanaron mis días de reposo.
Pues habiendo sacrificado sus hijos a sus ídolos,
entraban en mi santuario el mismo día para
contaminarlo; y he aquí, así hicieron en medio de mi
casa.
Además, enviaron por hombres que viniesen de lejos, a
los cuales había sido enviado mensajero, y he aquí
vinieron; y por amor de ellos te lavaste, y pintaste tus
ojos, y te ataviaste con adornos; y te sentaste sobre
suntuoso estrado, y fue preparada mesa delante de él,
y sobre ella pusiste mi incienso y mi aceite.
Y se oyó en ella voz de compañía que se solazaba con
ella; y con los varones de la gente común fueron
traídos los sabeos del desierto, y pusieron pulseras en
sus manos, y bellas coronas sobre sus cabezas.
Y dije respecto de la envejecida en adulterios:
¿Todavía cometerán fornicaciones con ella, y ella con
ellos?
Porque han venido a ella como quien viene a mujer
ramera; así vinieron a Ahola y a Aholiba, mujeres
depravadas.
Por tanto, hombres justos las juzgarán por la ley de las
adúlteras, y por la ley de las que derraman sangre;
porque son adúlteras, y sangre hay en sus manos.
Por lo que así ha dicho Jehová el Señor: Yo haré subir
contra ellas tropas, las entregaré a turbación y a
rapiña, y las turbas las apedrearán, y las atravesarán
con sus espadas; matarán a sus hijos y a sus hijas, y
sus casas consumirán con fuego.
Y haré cesar la lujuria de la tierra, y escarmentarán
todas las mujeres, y no harán según vuestras
perversidades.
Y sobre vosotras pondrán vuestras perversidades, y
pagaréis los pecados de vuestra idolatría; y sabréis
que yo soy Jehová el Señor.
Como dice el capítulo de Ezquiel 23 que acabamos de leer, se
trata de dos mujeres que ya habían sido pecadoras en Egipto, las
cuales representan a Samaria y a Jerusalén. Sin embargo, pueden
representar muy bien a muchas mujeres de la actualidad, a quienes
hemos tenido un pasado de fornicaciones. Las consecuencias de la
infidelidad a Dios son grandes. No es la voluntad de Dios que
prevariquemos en pos de nuestras pasiones y deseos, mucho
menos que pretendamos ser cristianas y al mismo tiempo tener
relaciones sexuales fuera del matrimonio. Si bien, la historia
representa en el fondo la fornicación espiritual de dos pueblos,
textualmente se representa la fornicación carnal. Muchas hemos
caído en pecado en este sentido aún después de haber recibido al
Señor Jesús, y lamentablemente hay consecuencias cuando lo
hacemos, pero si nos arrepentimos él es fiel y justo para
perdonarnos y darnos otra oportunidad. Además, nos acompañará
mientras pagamos las consecuencias de nuestros actos. Dice en 1
Juan 1:8-9:
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a
nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad.
Ya hemos hablado de la pureza sexual. Sin embargo, no hemos
mencionado por qué es importante, es muy importante, porque el
que peca en esto peca contra su propio cuerpo, dice en 1 Corintios
6: 18:
Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el
hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que
fornica, contra su propio cuerpo peca.
Arrepentimiento
Hay una historia que resalta en la Biblia sobre el arrepentimiento,
pero que casi no se comenta. Se trata de la historia del rey
Manases; se habla de él en dos capítulos de distintos libros de la
Biblia, uno de ellos es 2 Reyes 21. En este capítulo se relata lo malo
que fue este rey. Se concluye su historia en el versículo 16,
diciendo:
Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre
inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de
extremo a extremo; además de su pecado con que hizo
pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de
Jehová.
Sin embargo, en el otro capítulo en el que se habla de él, es en 2 de
Crónicas 33, se relata cuando se arrepintió de su maldad:
Manasés, pues, hizo extraviarse a Judá y a los
moradores de Jerusalén, para hacer más mal que las
naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de
Israel.
Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no
escucharon; por lo cual Jehová trajo contra ellos los
generales del ejército del rey de los asirios, los cuales
aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con
cadenas lo llevaron a Babilonia.
Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová
su Dios, humillado grandemente en la presencia del
Dios de sus padres.
Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su
oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces
reconoció Manasés que Jehová era Dios.
Este es un ejemplo de un corazón arrepentido y de la
misericordia de Dios que tiene para quiénes se vuelven de su mal
camino. No importa lo que hayamos hecho, el Señor está dispuesto
a oír nuestra oración de arrepentimiento. Dice Ezequiel 33: 11-16:
Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la
muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su
camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos
caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?
Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La
justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la
impiedad del impío no le será estorbo el día que se
volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su
justicia el día que pecare.
Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él
confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus
justicias no serán recordadas, sino que morirá por su
iniquidad que hizo.
Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se
convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y
la justicia, si el impío restituyere la prenda, devolviere lo
que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no
haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.
No se le recordará ninguno de sus pecados que había
cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá
ciertamente.

Por otro lado, también podemos orar por nuestros seres queridos
que no se han arrepentido delante de Dios. No hay casos perdidos,
todo es posible para Dios, él es autor de la vida y puede dar vida
espiritual a quien quiere. Ezequiel 37 :1-14 lo describe así:
La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el
Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle
que estaba lleno de huesos.
Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y
he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y
por cierto secos en gran manera.
Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y
dije: Señor Jehová, tú lo sabes.
Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles:
Huesos secos, oíd palabra de Jehová.
Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí,
yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.
Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre
vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en
vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy
Jehová.
Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un
ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y
los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.
Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne
subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no
había en ellos espíritu.
Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de
hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor:
Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos
muertos, y vivirán.
Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu
en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un
ejército grande en extremo.
Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son
la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos
se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del
todo destruidos.
Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el
Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo
mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré
a la tierra de Israel.
Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros
sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo
mío.
Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré
reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová
hablé, y lo hice, dice Jehová.
La iglesia es el pueblo de Dios y coherederos de las promesas
que el Señor le ha hecho a Israel, por esto podemos tener nuestra
confianza en que el Señor quiere que vivamos y no que muramos,
que nos arrepintamos y quiere darnos vida espiritual nuevamente.
Esto a nosotros y podemos orar, asimismo, por nuestra familia al
respecto.
Desobediencia

En Jueces 13 y 14 se describe que Sansón era dominado por sus


deseos sensuales. Aunque por fuera era fuerte, por dentro era débil.
Lamentablemente, si por algo es recordado Sansón es por el
pecado sexual. En dos ocasiones se encaprichó con una mujer que
no era la pareja que Dios quería para él. Además, hizo caso omiso
a todo lo que estaba ordenado para los nazareos como él. En
Números 6: 1-8 se describe como se tenían que comportar los
nazareos:
Habló Jehová a Moisés, diciendo:
Habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer
que se apartare haciendo voto de nazareo, para
dedicarse a Jehová, se abstendrá de vino y de sidra;
no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni
beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas
frescas ni secas.
Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace
de la vid, desde los granillos hasta el hollejo, no
comerá.
Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará
navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los
días de su apartamiento a Jehová, será santo; dejará
crecer su cabello.
Todo el tiempo que se aparte para Jehová, no se
acercará a persona muerta.
Ni aun por su padre ni por su madre, ni por su hermano
ni por su hermana, podrá contaminarse cuando
mueran; porque la consagración de su Dios tiene sobre
su cabeza.
Todo el tiempo de su nazareato, será santo para
Jehová.
Sansón, que fue concebido de manera especial y quien fue
apartado desde su nacimiento como nazareo, tenía una fuerza física
excepcional. Lamentablemente, terminó sus días siendo bufón de
los filisteos y privado de sus ojos. Todo esto fue producto de la
desobediencia, no era la voluntad de Dios que terminara así. Sin
embargo, todo lo que está escrito en la Biblia es para que
aprendamos de ello.¿hay instrucciones específicas de Dios para tu
vida actualmente?
Dios tiene un plan para tu vida con misericordia, paz y propósito. El
Señor te miraba, mientras te formaba. Salmo 139:13-14
Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el
vientre de mi madre.
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus
obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.
No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto
fui formado, y entretejido en lo más profundo de la
tierra.
Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban
escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.

Por nuestras propias fuerzas no podemos ser santos ni sin


mancha, es por el Espíritu Santo que tenemos la fuerza necesaria.
De nosotros depende solamente conocer a Dios, vivir para Cristo en
comunión y santidad y él hará lo demás. Somos escogidos, nos
predestinó. Por medio del sacrificio de Jesucristo, el Padre nos ha
amado. Efesios 1:4-5:
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según
nos escogió en él antes de la fundación del mundo,
para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados
hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro
afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su
gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en
quien tenemos redención por su sangre, el perdón de
pecados según las riquezas de su gracia
Otra cosa que podemos aprender de la historia de Sansón es que
el amor a primera vista es un engaño. Él vio a una mujer y de
inmediato le gustó y quiso casarse con ella. No solo leemos acerca
de esto en la historia de Sansón, sino también en la historia de
Ahola y Aholiba de Ezequiel 23 que vimos anteriormente:
Y aumentó sus fornicaciones; pues cuando vio a
hombres pintados en la pared, imágenes de caldeos
pintadas de color, ceñidos por sus lomos con
talabartes, y tiaras de colores en sus cabezas, teniendo
todos ellos apariencia de capitanes, a la manera de los
hombres de Babilonia, de Caldea, tierra de su
nacimiento, se enamoró de ellos a primera vista, y
les envió mensajeros a la tierra de los caldeos.
Si existe o no existe el amor a primera vista es una pregunta
frecuente. En la Biblia encontramos estos dos ejemplos. El amor a
primera vista es motivado por los sentidos y las apariencias. En el
caso de Isaac, no se dice que se haya enamorado de Rebeca por la
vista. Incluso, Rebeca se cubrió la cara en cuanto lo vio venir.
Otro caso similar fue el de Jacob y Raquel. Jacob se enamoró de
ella, porque era muy bonita y trabajó gratis para su padre durante
siete años. Sin embargo, el día de su boda el padre de Raquel le
entregó a Lea, la hermana mayor de Raquel a Jacob. Jacob se dio
cuenta de que había dormido con Lea hasta la mañana después de
la noche de bodas. Lea no era tan atractiva físicamente como
Raquel, quién le había gustado desde el principio a Jacob. ¿Era
voluntad de Dios que Jacob obtuviera a una mujer idólatra como
Raquel?
Cuando Jacob huye de Labán, el padre de Raquel y Lea, se
relata lo siguiente en Génesis 31, 30-35:
Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu
padre, ¿por qué me hurtaste mis dioses?
Respondió Jacob y dijo a Labán: Porque tuve miedo;
pues pensé que quizá me quitarías por fuerza tus hijas.
Aquel en cuyo poder hallares tus dioses, no viva;
delante de nuestros hermanos reconoce lo que yo
tenga tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los
había hurtado.
Entró Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea,
y en la tienda de las dos siervas, y no los halló; y salió
de la tienda de Lea, y entró en la tienda de Raquel.
Pero tomó Raquel los ídolos y los puso en una
albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y buscó
Labán en toda la tienda, y no los halló.
Y ella dijo a su padre: No se enoje mi señor, porque no
me puedo levantar delante de ti; pues estoy con la
costumbre de las mujeres. Y él buscó, pero no halló los
ídolos.
Raquel había robado los ídolos de Labán, porque era idólatra.
¿Vendría de parte de Dios que a Jacob le hubiera sido dada Lea en
lugar de Raquel el día de su boda? ¿De quién viene la tribu de Judá,
de dónde provino el Mesías, el Señor Jesucristo?, ¿de Raquel o de
Lea? Provino de Lea. Los seres humanos nos fijamos en las
apariencias, pero Dios se fija en el corazón. Dice en 1 de Samuel
16: 7
Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer,
ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho;
porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el
hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero
Jehová mira el corazón
La belleza es engañosa, y no sirve de nada si en el interior hay un
corazón malo. Dice Proverbios 31:30:
Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer
que teme a Jehová, ésa será alabada.
Tenemos, por lo tanto, ejemplos de hombres y de mujeres
físicamente hermosos en la Biblia pero con corazón malo. Otro
ejemplo, es el de uno de los hijos del rey David, quien se rebeló
contra su padre y acabó haciendo lo peor en su contra. En 2 de
Samuel, en los capítulos del 13 al 15, se relata su historia; en la
Biblia, solamente él, Absalón, es descrito como un hombre perfecto
en hermosura:
Y no había en todo Israel ninguno tan alabado por su
hermosura como Absalón; desde la planta de su pie
hasta su coronilla no había en él defecto.
Como hijas de Dios y seguidoras de Jesucristo, el Señor nos
traerá de nuevo al camino correcto, sin embargo, es mejor aprender
por las buenas que por las malas. Dice el salmo 32:8-10.
Te haré entender, y te enseñaré el camino en que
debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.
No seáis como el caballo, o como el mulo, sin
entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro
y con freno, porque si no, no se acercan a ti.
Muchos dolores habrá para el impío; mas al que
espera en Jehová, le rodea la misericordia.
La buena noticia es que no tenemos que sostenernos con
nuestras propias fuerzas. Podemos orar, como dice el salmo 17:5:
Sustenta mis pasos en tus caminos,
Para que mis pies no resbalen.
Yugo desigual

El yugo desigual puede tener cabida tanto en amistades, como en


relaciones románticas. Por lo general, las amistades que no tienen
al Señor Jesucristo en su vida nos llevan en dirección opuesta a la
voluntad de Dios. El versículo de 2 Corintios 6:14-16 no se restringe
a las relaciones románticas, y si esto es importante en cuanto
amistades, cuanto más lo será respecto a la pareja con la que uno
quiera pasar el resto de su vida.
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos;
porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la
injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?
¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el
creyente con el incrédulo?
¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los
ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios
viviente, como Dios dijo:
Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos
serán mi pueblo.
Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice
el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y
seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis
hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

No te unas con un hombre que no ama a Dios igual que tú y del


que estés cien por ciento segura de que es un Cristiano nacido de
nuevo. Espera el tiempo de Dios para casarte. Pienso que unas de
las señales, aun con hombres cristianos, que indican que no debes
casarte con ellos es lo que aborrece el Señor Proverbios 6: 16-19:
Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su
alma:
Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos
derramadoras de sangre inocente, el corazón que
maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos
para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y
el que siembra discordia entre hermanos.
Debemos corroborar que estas seis cosas tampoco existan en
nuestras amistades cercanas. Un ejemplo de yugo desigual que
vimos antes, fue el caso de Sansón, quien acabó sin ojos; ciego
espiritualmente, por fijarse en las mujeres incorrectas y por echar de
lado lo que Dios pedía de él. De la historia de Sansón podemos
aprender algunas lecciones:

P D
S ,

D ,

L ,

E
En el camino hay espinas

No todo ocurre como nos gustaría, muchas veces, cuando


caminamos con el Señor tenemos dificultades. No logramos lo que
quisiéramos o por más que nos esforzamos en hacer algo,
circunstancias externas impiden que consigamos nuestros anhelos.
Dice 1 Pedro 1: 6-7 que nuestra fe tiene que ser probada:
En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un
poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser
afligidos en diversas pruebas, para que sometida a
prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el
cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea
hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea
manifestado Jesucristo
El Señor probó a grandes hombres y mujeres de la Biblia. Como
a la mujer a la que le dio un hijo, por palabra de Eliseo, historia
descrita en 2 de Reyes 4:13-17. La mujer había sido muy amable
con el profeta Eliseo, incluso había hecho una pequeña habitación
para él, con permiso de su marido, en su casa. Eliseo y su siervo
Giezi recibían techo y alimento con ella:
Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado
solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué
quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al
rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo
habito en medio de mi pueblo.
Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi
respondió: He aquí que ella no tiene hijo, y su marido
es viejo.
Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró a la
puerta.
Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo,
abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de
Dios, no hagas burla de tu sierva.
Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año
siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho.
Después de esto, el niño muere, pero Dios le volvió a dar vida.
Muchas veces, las cosas que deseábamos no son como creíamos y
a pesar de haber visto algún milagro en nuestra vida, todo parece
salirse nuevamente de control. Entonces necesitamos un nuevo
milagro. Esto pasó con Moisés cuando el pueblo de Israel ya había
salido de Egipto y se topó con el mar rojo. Necesitaron un nuevo
milagro. También pasó con José cuando había experimentado el
favor de los egipcios y había obtenido un buen empleo con Potifar,
pero tuvo que ir a la cárcel injustamente, siendo acusado de intento
de violación. Asimismo, pasó con Ester cuando ya habiendo sido
elegida como reina en Persia y Media, tuvo que intervenir
cautelosamente para evitar el exterminio de su pueblo y así pasó
con ellos y muchos otros. Todos ellos necesitaron un nuevo milagro
en cierta situación en la que ya habían recibido uno. Respecto al rey
David, por ejemplo, ya había sido extraordinario que Samuel lo
ungiera como rey, por haber sido elegido por Dios entre todos sus
hermanos. Un milagro increíble fue también que David hubiera
vencido a un gigante como Goliat. Sin embargo, después de esto
tuvo que pasar muchos años huyendo, escondiéndose en lugares
desiertos, sin ver su esperanza de ser rey cumplida. Sin embargo,
siguió confiando en Dios. Dice en Salmo 3:1-8 lo siguiente:
¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis
adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí.
Muchos son los que dicen de mí:
No hay para él salvación en Dios. Selah
Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Con mi voz clamé a Jehová,
Y él me respondió desde su monte santo. Selah
Yo me acosté y dormí,
Y desperté, porque Jehová me sustentaba.
No temeré a diez millares de gente,
Que pusieren sitio contra mí.
Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío;
Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla;
Los dientes de los perversos quebrantaste.
La salvación es de Jehová;
Sobre tu pueblo sea tu bendición.
Aún en los días más problemáticos y en las noches más oscuras,
podemos seguir confiando en Dios y viviendo tranquilamente.
Podemos pedirle al Señor que nos responda y decirle todas
nuestras preocupaciones. Él nos llenará con su paz, si presentamos
nuestras peticiones delante de él y le damos gracias. Salmo 4:
Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia.
Cuando estaba en angustia, tú me hiciste
ensanchar;
Ten misericordia de mí, y oye mi oración.
Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi
honra en infamia, amaréis la vanidad, y buscaréis la
mentira?
Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para
sí;
Jehová oirá cuando yo a él clamare.
Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón
estando en vuestra cama, y callad.
Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en Jehová.
Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el
bien?
Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.
Tú diste alegría a mi corazón
Mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su
mosto.
En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.

Por más que a veces lo parezca, el Señor no se olvidará de ti.


Dice en Salmo 40: 17:
Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en
mí.
Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
Nuevas vestiduras
En Zacarías 3:3, 7 se habla del sumo sacerdote Josué a quién le
fueron cambiadas sus vestiduras viles por vestidos de fiesta.
Cuando el Señor nos ha limpiado podemos seguir adelante y Dios
nos pondrá en lugares de prominencia.
Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba
delante del ángel.
Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de
él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le
dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho
vestir de ropas de gala.
Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y
pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le
vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie.
Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo:
Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis
caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú
gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y
entre éstos que aquí están te daré lugar.

Para pelear la batalla de la fe, no hay que olvidar que no


pelearemos con armas humanas ni con estrategias de hombres.
Dice en Zacarías 4:6b, lo siguiente:
Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es
palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con
ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho
Jehová de los ejércitos.
Dándole instrucciones a las mujeres, dice en 1 Pedro 3:4 que un
espíritu afable y apacible es de gran estima delante de Dios. Este es
uno de los versículos que como mujeres a veces cuesta mucho
seguir, sin embargo, ahí se encuentra el principio de que no
estamos peleando con ejército ni con fuerza, sino con el Espíritu
Santo. La mujer pelea con un espíritu afable y apacible. Pues, como
dice en Daniel 9: 4, Dios mantiene sus promesas y es
misericordioso con quienes lo obedecen y lo aman:
Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo:
Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que
guardas el pacto y la misericordia con los que te aman
y guardan tus mandamientos.
El hecho de que Dios pelee por nosotros, no tiene que ver con que
nos portemos bien o no, sino que viene por la misericordia de Dios,
dice más adelante en Daniel 9:18:
Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y
mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual
es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros
ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en
tus muchas misericordias.
También en Nehemías 1:5-6 se confirma que Dios escucha a los
que le temen y guardan sus mandamientos.
Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte,
grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia
a los que le aman y guardan sus mandamientos...
Puedes decirle confiadamente al Señor: cercano estás a mí,
Jehová, porque te invoco de veras. Cumplirás mi deseo, porque te
temo, oirás asimismo mi clamor y me salvarás. Tú me guardas,
porque te amo.
Dios se ocupa de los detalles pequeños y grandes

A veces pensamos que Dios se puede ocupar de los pequeños


detalles de nuestra vida, como por ejemplo, de bendecir la comida,
mientras que nosotras nos hacemos cargo de los aspectos más
importantes del proyecto, como por ejemplo, trabajar para ganar el
dinero y comprar la comida. En realidad, es Dios quien está en
control de todo y nosotros solo jugamos una parte de su plan total.
Cuando Dios nos da importantes trabajos para hacer, no es que
Dios necesite nuestra ayuda, sino que tenemos la oportunidad de
servirle. Es como cuando estaba en mano de la reina Ester el rogar
misericordia al rey de Media y Persia para con el pueblo judío. Ella
vaciló, cuando su tío Mardoqueo le pidió hablar con el rey al
respecto, porque la vida de ella corría peligro al hacerlo. Sin
embargo, Mardoqueo le dijo en Ester 4:13-14 lo siguiente:
Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester:
No pienses que escaparás en la casa del rey más que
cualquier otro judío.
Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro
y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos;
mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe
si para esta hora has llegado al reino?
Si Ester no decía nada, Dios mandaría la salvación para los
judíos por medio de otra persona, pero Ester tenía la oportunidad en
ese momento de servir a al Señor y fue lo que hizo. Dios nos
protege cuando somos obedientes, como vimos en el cántico de
Ana en 1 Samuel 2:9:
Él guarda los pies de sus santos, mas los impíos
perecen en tinieblas; porque nadie será fuerte por su
propia fuerza
Sin embargo, algunas personas han muerto valientemente ya sea
en el servicio a Dios o por confesar su nombre. Como se relata en
Hechos de los apóstoles 6:8-15, este fue el caso de Esteban, el
joven que es recordado como el primer mártir y quien confesó ser
seguidor de Jesucristo delante de los fariseos, por lo que fue
apedreado. Siervos como él, tienen una recompensa muy grande en
el cielo. También los amigos de Daniel, el profeta del antiguo
testamento, estaban dispuestos a morir antes que postrarse ante
otro Dios que no fuera el Dios verdadero. Esto se relata en Daniel 3:
17-18:
He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos
del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos
librará.
Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses,
ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.
No hacer distinción entre las personas

Dice en Santiago 2:2-4 que sin importar nuestra condición y la


condición de los otros, debemos tratar a todas las personas de igual
manera; como quisiéramos ser tratadas nosotras mismas, de lo
contrario estaremos siendo culpables de malos pensamientos.
Porque si en vuestra congregación entra un hombre
con anillo de oro y con ropa espléndida, y también
entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con
agrado al que trae la ropa espléndida y le decís:
Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate
tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;
¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís
a ser jueces con malos pensamientos?
Por otro lado, independiente de si somos empleados o jefes en
nuestro trabajo, las cosas que hacemos son para Dios, por esta
razón hay que hacerlas con la mejor calidad posible. No es para los
hombres, sino para Dios. Asimismo, el trato que tenemos con la
gente debe honrar a Dios y mostrar que somos seguidoras de
Cristo. Dice en Levítico 25:39-43.
Y cuando tu hermano empobreciere, estando contigo, y
se vendiere a ti, no le harás servir como esclavo.
Como criado, como extranjero estará contigo; hasta el
año del jubileo te servirá.
Entonces saldrá libre de tu casa; él y sus hijos consigo,
y volverá a su familia, y a la posesión de sus padres se
restituirá.
Porque son mis siervos, los cuales saqué yo de la
tierra de Egipto; no serán vendidos a manera de
esclavos.
No te enseñorearás de él con dureza, sino tendrás
temor de tu Dios.
El tratar bien a las personas, incluye no reírse a espaldas de
ellas. También debemos ser temerosas de Dios al expresarnos de
otras personas. Pienso que todas fallamos en este aspecto, por eso
es necesario recordar que el Señor nos está escuchando. Asimismo,
es importante orar constantemente para no entrar en tentación.
Inclusive, a pesar de que no debemos unirnos en yugo desigual, y
por lo tanto no nos convienen las relaciones ni románticas, ni de
amistad íntima con los incrédulos, no debemos menospreciar a
quienes no son cristianos. El arrepentirse y creer en Jesucristo no
es dado por obra humana, es una obra del Espíritu Santo, por lo
tanto, tampoco hay ningún mérito al respecto. Jonás pensaba que
Nínive no tenía derecho a salvarse. Sin embargo, cualquiera que
ponga su confianza en Dios, puede ser salvo. Así como con
nosotros, los gentiles, somos coherederos con los judíos, antes no
teníamos acceso a la salvación, ahora por Cristo la tenemos. Eso es
la gracia, la cual no viene por repetir una oración, sino por creer y la
convicción la da el Espíritu Santo. Por otra parte, la salvación viene
con un arrepentimiento genuino y con creer que Jesucristo resucitó.
Eso es confesar a cristo.
El nombre de Dios

Muchas veces se habla en la Biblia de dar gloria al nombre de Dios


o que Dios hace algo por amor a su nombre. “En mi nombre”
significa “de acuerdo a su voluntad”. Es importante conocer su
voluntad y alinear nuestra vida a ella, de esta manera demostramos
nuestra fe y que confiamos en él, dice Romanos 10:11:
Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere,
no será avergonzado.
Invocar su nombre significa un pacto, una relación y compromiso.
Tiene que ver con una manera de vivir. Asimismo, su nombre tiene
que ser invocado, lo cual implica un compromiso, cuya base es la
justicia de Cristo. El salmo 79:6 es un salmo profético del día de la
ira de Jehová que habla de los que no invocan su nombre:
Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen, y
sobre los reinos que no invocan tu nombre.
De igual manera, el salmo 105 comienza con la exclamación de
invocar su nombre para alabanza:
Alabad a Jehová, invocad su nombre; dad a conocer
sus obras en los pueblos.

En el salmo 106: 7-8 la Biblia nos muestra que el Señor obra a


nuestro favor, muchas veces, por amor a su nombre.
Nuestros padres en Egipto no entendieron tus
maravillas; no se acordaron de la muchedumbre de tus
misericordias, sino que se rebelaron junto al mar, el
Mar Rojo. Pero él los salvó por amor de su nombre,
para hacer notorio su poder.
Además, su nombre es santo (“kadosh”, como se dice en
hebreo), y digno de ser alabado, como se añade más adelante en el
salmo 106: 47.
Sálvanos, Jehová Dios nuestro, y recógenos de entre
las naciones, para que alabemos tu santo nombre,
para que nos gloriemos en tus alabanzas.

Invocar su nombre implica tener una relación con él. Dios atiende
a quien tiene una relación con Él. Nos libra cuando en Él ponemos
nuestro amor. Invocarlo es reconocerlo y entenderlo. Dice en Joel
2:32
Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será
salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén
habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el
remanente al cual él habrá llamado.
Dios te llamó desde antes de nacer

Dios te llamó desde antes de nacer. Vives por gracia y cada vez que
respiras es un regalo de Dios. Somos salvos por gracia Efesios 2: 8-
10 dice:
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto
no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras,
para que nadie se gloríe.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas.
La identidad de una mujer que ha sido llamada por Dios debe
estar basada en Cristo, hay que tener cuidado de no desear la
comida de los cerdos, es decir, no basar nuestra identidad en cosas
vanas. El hijo pródigo, relatado en Lucas 15:11-32, deseaba comer
la comida de los cerdos cuando malgastó toda su herencia en una
vida licenciosa. Cuando no estás en continua comunicación con
Dios y conforme su voluntad (es decir, en comunión con él) deseas
cosas que no deberías, pues olvidamos que somos sus hijas. Al
igual que el hijo pródigo, a veces, teniendo pan en casa, quedamos
insatisfechas y con sed como la mujer samaritana. La historia de la
mujer samaritana se relata en Juan 4: 5- 42. Ella había tenido varios
maridos y vivía en amasiato. Como mujeres podemos tener el deseo
de ser aceptada por un hombre, sea nuestro marido o no, o ser
admirada por más hombres para sentirnos valiosas. No obstante,
somos hijas de Dios y le pertenecemos desde antes de nacer, por
esa razón la única opinión que nos debe de importar es la de Dios.
Cuando nos desviamos es necesario ser sinceras con el Señor, para
que él pueda trabajar en nuestros corazones. El hueco en el
corazón que sentimos cuando nada nos satisface es debido a esa
sed espiritual que solamente Cristo puede saciar.
Dice Lucas 15:17 que el hijo pródigo volvió en sí. Se dio cuenta
de que era absurdo que se encontrara en una situación precaria si
era hijo de un hombre rico, con el que viviría mejor incluso si
trabajaba para él como un empleado más. Asimismo, cuando
estamos basando nuestra vida en una persona o en alguna cosa
estamos queriendo saciar nuestra sed en la fuente equivocada.
Dándole la prioridad en tu vida a Dios es como estarás saciada y
satisfecha.
Llamada a...

Como hijas de Dios, nuesttro llamado es a abrazar a las personas, a


aceptar a la gente, no a querer lavarla, ni limpiarla. Dios es quien
lava y purifica los corazones cuando uno se acerca a Él. Santiago
4:8, dice:
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.
Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble
ánimo, purificad vuestros corazones.
El Señor se acerca a nosotros antes de que nos limpiemos, de la
misma manera en que el padre del hijo pródigo se acercó para
abrazarlo y besarlo a pesar de que estaba sucio.
El Señor nos amó antes que nosotros a Él y nos tomó en sus
brazos antes de ser limpios precisamente para limpiarnos.
Nuestro llamado es también a buscar y conocer a Dios. Toda
relación se basa en el tiempo que se le dedica, mientras más tiempo
dedicas a estar con Dios más fuerte es tu relación con Él. Por otro
lado, te escogió por el puro afecto de su voluntad. En Efesios 1:5
dice:
Según nos escogió en él antes de la fundación del
mundo, para que fuésemos santos y sin mancha
delante de él, en amor habiéndonos predestinado para
ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo,
según el puro afecto de su voluntad
Él pone el cien por ciento en la relación, aunque tú no lo hagas.
Sin embargo, la base de la relación es la fe, la cual no es ciega,
tiene un fundamento en lo que Jesucristo ha hecho por ti en la cruz.
Las pruebas vienen de Dios

El propósito de las pruebas es alcanzar madurez para que Dios nos


pueda seguir bendiciendo. Dice la palabra de Dios en Eclesiastés
7:14
En el día del bien goza del bien; y en el día de la
adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo
otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.
Grandes hombres de Dios como Job y como Abraham tuvieron
que ser probados, a pesar del hecho de que caminaban en justicia
delante de Dios. Después de haber pasado la prueba recibieron
muchas más bendiciones. Dice Génesis 22:1-2 que:
Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a
Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme
aquí.
Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien
amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en
holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
Fue una prueba grande, pero de acorde al tamaño de las
bendiciones que Dios quería entregarle a Abraham. Y Abraham
estaba dispuesto a hacerlo, porque sabía que Dios es bueno, y que
tenía algo especial para él, incluso si su hijo moría. Sin embargo,
Abraham pasó la prueba y Dios le dijo en Génesis 22: 12-13:
Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le
hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por
cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.
Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a
sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus
cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció
en holocausto en lugar de su hijo.
En Hebreos 11: 18-19 dice:
Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a
Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su
unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será
llamada descendencia; pensando que Dios es
poderoso para levantar aun de entre los muertos, de
donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.
¿Qué pruebas estás enfrentando? ¿Puedes imaginarte cumplidos
los deseos de tu corazón después de haber pasado la prueba con
éxito?
Las palabras verdaderas, limpias y justas del Señor

En Salmo 19: 7-9, 12-14 leemos lo que hace la palabra de Dios:


convierte el alma, da sabiduría, alegra el corazón, ayuda a tomar las
decisiones correctas y da confianza en que se está haciendo lo
correcto. Además, nos muestra nuestros errores, ayudándonos a no
ser soberbias ni rebeldes.
La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el
testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.
Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran
el corazón; el precepto de Jehová es puro, que
alumbra los ojos.
El temor de Jehová es limpio, que permanece para
siempre; los juicios de Jehová son verdad, todos
justos.
¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame
de los que me son ocultos.
Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no
se enseñoreen de mí; entonces seré íntegro, y estaré
limpio de gran rebelión.
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de
mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y
redentor mío.
La palabra de Dios nos corrige, a fin de que nuestro hablar y
nuestras oraciones sean aceptables delante de Dios.
El Señor concede las peticiones del corazón

El Salmo 20 es una oración en la que se pronuncia una bendición.


La bendición expresa el deseo de que el Señor te escuche, te
ayude, te defienda, sostenga, acepte lo que haces para él, te dé los
deseos de tu corazón y lo que le pides en oración.
Jehová te oiga en el día de conflicto;
El nombre del Dios de Jacob te defienda.
Te envíe ayuda desde el santuario,
Y desde Sion te sostenga.
Haga memoria de todas tus ofrendas,
Y acepte tu holocausto.
Te dé conforme al deseo de tu corazón,
Y cumpla todo tu consejo.
Nosotros nos alegraremos en tu salvación,
Y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios;
Conceda Jehová todas tus peticiones.
Ahora conozco que Jehová salva a su ungido;
Lo oirá desde sus santos cielos
Con la potencia salvadora de su diestra.
Estos confían en carros, y aquéllos en caballos;
Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios
tendremos memoria.
Ellos flaquean y caen,
Mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie.
Salva, Jehová;
Que el Rey nos oiga en el día que lo invoquemos.

A diferencia de con los que no confían en Dios. El Señor te


escuchará, te salvara, te levantará cuando caigas, porque confías
en Él, andas en sus caminos y oras en su presencia.
Hablar de Él

Del Señor viene la habilidad para hablar de Él. Confía en que él es


quien te respalda cuando des testimonio de su Nombre. Sin
embargo, puesto que las acciones dicen mucho más que las
palabras, hay que buscar actuar primeramente de manera correcta
para con los demás. En 1 Pedro 4:2-4 se habla de nuestra forma de
proceder diferente a como lo hace el mundo y dar testimonio de
Dios:
para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme
a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a
la voluntad de Dios.
Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que
agrada a los gentiles, andando en lascivias,
concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y
abominables idolatrías. A éstos les parece cosa
extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo
desenfreno de disolución, y os ultrajan;
Por otro lado, debemos hablar con gozo y sabiduría. En
Colosenses 4:6 se habla de la gracia. La gracia es la influencia
divina sobre el corazón, reflejada en tu vida a través del gozo y la
gratitud. Es un toque de lo que Dios ha hecho en tu vida.
Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con
sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada
uno.
En 1 Juan 4:5 se nos advierte que el mundo solamente oye a los
que hablan acerca de las vanidades del mundo. ¿Cómo reconocer
cuándo alguien es de Dios? Escuchará la palabra de Dios.
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido;
porque mayor es el que está en vosotros, que el que
está en el mundo.
Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el
mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que
conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos
oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el
espíritu de error.
Asimismo, debemos cuidar las palabras que salen de nuestra
boca, hablar cosas que ayuden y alienten a los demás, pues Efesios
4:29 dice:
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca,
sino la que sea buena para la necesaria edificación, a
fin de dar gracia a los oyentes.
Es común que alguien que esté interesado románticamente en ti,
escuchará el mensaje de Dios, las buenas nuevas. Sin embargo, el
noventa por ciento de estos casos, no lo harán con sinceridad,
porque en lo que en realidad quieren es a ti y una vez que te tienen,
mostrarán su verdadero rostro. Por eso, el Salmo 1 nos dice que no
debemos andar en sus consejos, ni sentarnos a compartir nuestra
vida con quienes no quieren nada de Dios.
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de
malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de
escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de
Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de
noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de
aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae;
y todo lo que hace, prosperará. No así los malos, que
son como el tamo que arrebata el viento.
Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, ni los
pecadores en la congregación de los justos.
Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la
senda de los malos perecerá.
Dice la Biblia también que los hombres se reconocen por sus
obras y por lo que hablan, pues de la abundancia del corazón habla
la boca. En Lucas 6:45, dice:
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca
lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su
corazón saca lo malo; porque de la abundancia del
corazón habla la boca.
Una vez que has hablado con alguien del Señor, tu misión está
cumplida. Pide al Señor que tus palabras sean sazonadas con sal,
que sean adecuadas y den testimonio de Él. En Colosenses 4:6
dice:
Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con
sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada
uno.
Eres sal

La sal causa sed, conserva los alimentos, da sabor a la comida y


por lo tanto, trae alegría. Al decir que conserva los alimentos
significa, también, que retarda el juicio de Dios al mundo. En Mateo
5: 13, dice:
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se
desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más
para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los
hombres
En Marcos 9:50 dice la palabra de Dios que:
Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con
qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y
tened paz los unos con los otros.
Cuando permanecemos con Dios somos sal, pues él nos usa
para ser de bendición en la tierra y retardar el juicio de Dios. Sin
embargo, si nos alejamos de Dios, nuestra sal deja de servir, ya no
provocamos a las demás personas sed de Dios, tampoco damos
sabor, ni traemos alegría a la gente. Dejamos de brillar y nos
volvemos una mujer común más.
El gozo del Señor es nuestra fuerza

En Nehemías 8: 9-10 se relata cuando Nehemías visitó a los judíos


en Jerusalén y empezaron a predicar la palabra de Dios al pueblo.
El sacerdote Esdras y otros leyeron la ley en voz alta a las
personas, por lo que, al oír todo en lo que habían fallado, el pueblo
empezó a llorar y a entristecerse. Sin embargo, se les dijo que se
alegraran, porque el gozo del Señor era su fuerza:
Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras,
escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo,
dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro
Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el
pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.
Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce,
y enviad porciones a los que no tienen nada preparado;
porque día santo es a nuestro Señor; no os
entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra
fuerza.
A veces es difícil recordar las razones por las que deberíamos ser
agradecidas y alegrarnos, pero una de ellas es que fuimos
rescatadas, y si un día estuviste sola y desamparada no lo estarás
más. Dice Isaías 62:
Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se
dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá, y
tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en ti,
y tu tierra será desposada.
Otra excelente razón para estar gozosa es saber que Dios te
cuida y te defiende todo el tiempo que permaneces a su lado, como
dice el Salmo 34:7:
El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le
temen, y los defiende.
Además, el Señor te guarda para no caer en pecado si persistes
en leer su palabra y buscarlo en oración, como dice el Salmo 17:5:
Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies
no resbalen.
Por si fuera poco, somos capaces de vencer ejércitos y saltar
muros, porque Dios te ayudará tal y como ayudó a David, quien dijo
en Salmo 18:29:
Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré
muros.
Dios nos rodea de poder y no solamente eso, sino que hace
perfecto nuestro caminar, como lo dice el Salmo 18:32:
Dios es el que me ciñe de poder, y quien hace perfecto
mi camino
Aun así, si hay circunstancias adversas que no podemos vencer,
el Señor nos garantiza en 2. Corintios 12:9 que, en eso que nos
debilita, su poder está presente:
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se
perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana
me gloriaré más bien en mis debilidades, para que
repose sobre mí el poder de Cristo.
Así que gocémonos y alegrémonos, porque su gozo es nuestra
fuerza.
La bondad de Dios

¿Verdaderamente Dios quiere lo mejor para mí, o se está


reservando algo? Fue lo que la serpiente le insinuó a Eva en el
principio. ¿Era verdad que Adán y Eva morirían si comían del fruto
prohibido? ¿O Dios no quería que tuvieran algo más y mejor? Dios
es la verdad y dice solamente la verdad, Adán y Eva murieron
espiritualmente, lo que significa que perdieron su comunión con
Dios. Aunque a veces nos cueste trabajo entenderlo, la voluntad de
Dios es lo mejor que nos puede pasar.
A este respecto, nos advierte Santiago 1:16 que no nos
equivoquemos ni nos dejemos engañar:.
Amados hermanos míos, no erréis.
Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo
alto, del Padre de las luces, en el cual no hay
mudanza, ni sombra de variación.
El engaño busca afectar la perspectiva de lo que Dios es, de lo
que Él representa y de lo que te ha concedido en el presente. Algo
que nos ocurre muy a menudo a las mujeres (seamos casadas o
solteras) es que no estamos satisfechas con nuestro presente.
Cuando somos solteras volcamos nuestros sueños y esperanzas en
el día de nuestro matrimonio, mientras que las casadas estamos
insatisfechas de nuestro marido, vida e hijos. Estos pensamientos
vienen del enemigo; el diablo viene a robar nuestra alegría y nuestro
gozo, a matar nuestras esperanzas y sueños y a destruir nuestra
vida y a nuestra familia. En cambio, el Señor Jesús vino a darnos
una vida plena. Dice en Juan 10:10:
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir;
yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia.
Cualquier pensamiento que tengamos, donde dudemos de la
bondad de Dios, es la misma voz de la serpiente antigua que
convenció a Eva de desconfiar de Dios y desobedecerlo. No te
extrañes cuando vengan a tu mente esos pensamientos, es la
batalla del enemigo en la mente y reconoce que esas ideas vienen
del mal. Asimismo, permanece en oración el diablo anda como león
rugiente buscando a quién devorar. Dice en 1 de Pedro 5:8-9:
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el
diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a
quien devorar;
Al salir de una situación difícil, Dios da vida. En cambio, Satanás
busca robar, matar la esperanza a través de mentiras y engaños;
ciega el entendimiento de los incrédulos. No permitas ser engañada.
Dice en Nahum 1:7:
Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y
conoce a los que en él confían.
Canción “God is good”: https://youtu.be/Jl06RN5zRxk
Alabanza

El Salmo 103:2 nos invita a alabar a Dios y no olvidar todo lo que ha


hecho por nosotras. ¿Puedes recordar algunas cosas que el Señor
hizo por ti en respuesta a tus peticiones? A veces, nos olvidamos de
todo lo bueno que Dios nos ha dado. Tantas promesas cumplidas,
tantas bendiciones inesperadas, tan solo el tener ropa, alimento y
una cama es ya suficiente como para alabar su nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de
sus beneficios.
Nuestro Dios es misericordioso y amoroso, nadie es capaz de
amar más que Él. Si conoces a alguna persona linda y llena de
cariño, el Señor supera eso millones de veces. Y con ese gran amor
te ama a ti. Dice Efesios 2:4:
...es rico en misericordia, por su gran amor con que
nos amó
Por esa razón por su amor, nos redimió nuestro Señor Jesucristo.
No solo está con nosotras en este momento, protegiéndonos y
guiándonos, sino que prometió que estaríamos con él para siempre.
Solamente podemos exclamar: ¡Gracias! Dice el Salmo 100:
Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia
con regocijo.
Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no
nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus
atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre.
Porque Jehová es bueno; para siempre es su
misericordia, y su verdad por todas las generaciones.
Tu vida está en sus manos

Las decisiones sobre nuestra vida no nos pertenecen a nosotras,


sino a Dios. Él es bueno y tiene un plan. Muchas veces, Dios nos
preserva de tomar caminos en los que no seremos dichosas, de ese
modo vemos su misericordia. Si guardamos sus mandamientos
podemos estar seguras de que, pase lo que pase, se trata de lo
mejor para nosotras. Salmo 25: 10 dice:
Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad,
para los que guardan su pacto y sus testimonios.
Debemos confiar en su misericordia y verdad, aunque nos duela
en el presente. Aunque no recibamos lo que pensamos que es lo
mejor, debemos decidir confiar en Dios. A veces, Dios necesita
tratar con nuestro carácter antes de permitirnos recibir los anhelos
de nuestro corazón. Como decía David en el Salmo 119: 67-68:
Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba;
mas ahora guardo tu palabra.
Bueno eres tú, y bienhechor; enséñame tus estatutos.

Asimismo, dice el Salmo 145: 14-15 que nos sostiene y nos da lo


que necesitamos en el momento preciso.
Sostiene Jehova a todos los que caen, y endereza a
todos los que ya se encorvan.
Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das comida a
su tiempo.
Dios es bueno, su misericordia es para siempre. Dios no te va a
dejar tirada. Dios no cambia. Con amor eterno te ha amado. El
Salmo 27:10 dice que siempre podrás contar con él. Todos a tu
alrededor podrán olvidarse de ti, aún los más cercanos, pero no
Dios. Él estará contigo siempre:
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo,
Jehová me recogerá.
Dice el Salmo 107:33-36 que el Señor puede cambiar tus
circunstancias en un momento y darte tus anhelos:
El convierte los ríos en desierto,
Y los manantiales de las aguas en sequedales;
La tierra fructífera en estéril,
Por la maldad de los que la habitan.
Vuelve el desierto en estanques de aguas,
Y la tierra seca en manantiales.
Allí establece a los hambrientos,
Y fundan ciudad en donde vivir.

Incluso puede levantarnos de la miseria cuando a nuestros ojos o


a los ojos de los demás no hay esperanza como lo dice en el Salmo
107: 41-42:
Levanta de la miseria al pobre,
Y hace multiplicar las familias como rebaños de ovejas.
Véanlo los rectos, y alégrense,
Y todos los malos cierren su boca.
De nuevo esto nos recuerda al cántico de Ana en 1 Samuel 2:5-9:
Los arcos de los fuertes fueron quebrados, y los
débiles se ciñeron de poder.
Los saciados se alquilaron por pan, y los hambrientos
dejaron de tener hambre;hasta la estéril ha dado a luz
siete, y la que tenía muchos hijos languidece.
Jehová mata, y él da vida; el hace descender al Seol, y
hace subir.
Jehová empobrece, y él enriquece; abate, y enaltece.
El levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al
menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y
heredar un sitio de honor.
Porque de Jehová son las columnas de la tierra, y él
afirmó sobre ellas el mundo.
El guarda los pies de sus santos, mas los impíos
perecen en tinieblas; porque nadie será fuerte por su
propia fuerza.
Eres su pueblo

El mundo en el que vivimos ya es peligroso, hay violencia y mucha


maldad. Sin embargo, si estamos en los últimos tiempos como
algunos hermanos suponen, entonces las cosas van a empeorar.
Aún antes de que regrese el Señor por su iglesia, viviremos cosas
difíciles. En cuanto a esto, nuestra protección es vivir en santidad,
perseverando en meditar la palabra de Dios, pues dice Isaías 26:3:
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo
pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
El Señor tiene un plan perfecto y tu le perteneces desde que te
formó en el vientre de tu madre. Dice el Salmo 139: 16:
Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban
escritas todas aquellas cosas que fueron luego
formadas, sin faltar una de ellas.
Una vez, platicando con una amiga con la que me reunía para
orar una vez por semana, ella me decía que leyendo el libro del
Apocalipsis le impactó que los hombres que quedarán en la tierra
bajo el reinado tenebroso de la bestia no se arrepentirán de sus
obras, para darle la gloria a Dios; sino que incluso blasfemarán de
Dios a causa del dolor que experimentarán. Estos hombres que no
son su pueblo, no estarán dispuestos a darle la gloria que le
pertenece a Dios, ni en sus peores momentos.
La gloria de Dios es intrínseca, inmutable y perfecta (total,
completa). Darle gloria a Dios es reconocer esa gloria, afirmar que
nosotros lo reconocemos. Todo lo que Dios hace y permite es para
gloria de Dios. Dios es glorioso y por su soberanía Dios nos ha dado
lo que es suficiente, exacto.
Incluso, respecto a su pueblo Israel, hay un plan que sigue
vigente. Dice en Romanos 11:25:
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este
misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a
vosotros mismos: que ha acontecido a Israel
endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la
plenitud de los gentiles
Un misterio es un conocimiento revelado en un momento
determinado por Dios para que no seamos arrogantes; lo que Dios
nos revela, jamás debe ser para envanecernos, sino que debemos
conducirnos con humildad. La altivez es falsa gloria que no viene de
Dios. Dicen en Romanos 16:25-27:
Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la
predicación de Jesucristo, según la revelación del
misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos
eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por
las Escrituras de los profetas, según el mandamiento
del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las
gentes para que obedezcan a la fe, al único y sabio
Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre.
Amén.
Dice en Zacarías 2:8, en general sobre sus hijos y en particular
sobre Israel, que el que nos toca, toca a la niña de su ojo. Dios no
acepta el antisemitismo, es importante estar consiente de esto,
debido a que se ha extendido la idea antibíblica de que la iglesia ha
tomado el lugar de Israel, pero esto es falso.
Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia,
escápate.
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la
gloria me enviará él a las naciones que os despojaron;
porque el que os toca, toca a la niña de su ojo.
Aun cuando haya situaciones difíciles y el mundo esté de cabeza,
la palabra de Dios nos da equilibrio en nuestra vida. El engaño del
diablo consiste en que creamos que estamos solos en medio del
desierto. Sin embargo, Dios tiene un propósito: tocar tu corazón.
El Señor Jesucristo murió por ti, para salvarte y la salvación
consiste en quitar el pecado de tu vida y su consecuencia eterna.
Dios es el que brinda todos los elementos para cumplir su pacto.
Eso es lo que hace el Espíritu Santo en nuestras vidas. Dice
Romanos 11:29-32 que irrevocables son los dones y el llamamiento.
Tanto para Israel, como para nosotros.
Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de
Dios. Pues como vosotros también en otro tiempo erais
desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado
misericordia por la desobediencia de ellos, así también
éstos ahora han sido desobedientes, para que por la
misericordia concedida a vosotros, ellos también
alcancen misericordia. Porque Dios sujetó a todos en
desobediencia, para tener misericordia de todos.
Por otra parte, una mujer del pueblo de Dios tiene que ser:
1. Persistente en leer y meditar en tu palabra
2. Enfocada en Jesús
3. Agradecida en todo momento, porque todo proviene de Dios,
Jehová da y quita.
Ven al Señor

Dice la palabra de Dios en Juan 6:37 que si alguien viene al Señor,


Él no lo va a rechazar. De antemano, hemos sido escogidas y por
esa razón es que venimos a él.
Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí
viene, no le echo fuera.
A pesar de que nos hayamos comportado indignamente, el Señor
nos vuelve a recibir. Nos toma de la mano, nos guía y nos ha
prometido estar en la eternidad con él. Dice el Salmo 73:22-25:
Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia
delante de ti.
Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la
mano derecha.
Me has guiado según tu consejo, y después me
recibirás en gloria.
¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
A veces, a pesar de ser cristianas seguimos cayendo en los
mismos errores una y otra vez de manera torpe. Por eso es que hay
que pedirle al Señor que nos muestre nuestros errores. Por ejemplo,
una cosa que he notado de mujeres cristianas adultas solteras es
que siguen viendo a los muchachos de una manera carnal. Me
refiero a las hermanas que pasan de los 30 años, que no se han
casado, pero que desearían haberse casado ya. En mi caso, me
casé a los 32 años y esa era mi actitud y la de todas mis amigas
solteras de la misma edad. Sin embargo, un tiempo de desierto que
estuve a solas con el Señor, Él me hizo sentir que esa manera de
ver a los hombres era equivocada. Me hizo entender que durante el
tiempo de mi soltería, él era mi novio y así me debería comportar
frente a los hombres: como si estuviera comprometida. Pues el dar
rienda suelta a mis emociones, al conocer a cada muchacho que me
atraía, era un error que me estaba robando la bendición del
matrimonio y que me llevó mucho tiempo poder ver. Poco tiempo
después de entender esto fue que el Señor me envió al hombre que
es mi marido. Dice el Salmo 19: 12-13:
¿Quién podrá entender sus propios errores?
Líbrame de los que me son ocultos.
Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no
se enseñoreen de mí;
Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.

Esta es una oración que debe estar presente durante toda


nuestra vida, porque siempre habrá cosas que no puedas ver de tu
carácter y tu actitud frente a las otras personas, o en cuanto tu
relación con Dios y tus prioridades en la vida.
¿Quién es Jesús?

¿Quién es Jesús para ti? ¿Qué relación tienes con él? En todas las
relaciones humanas, el cariño y el amor existe solo cuando hay una
relación y se pasa tiempo compartiendo juntos. Algunas personas
deciden seguir a Jesús, porque reconocen que es el camino
verdadero, pero no están enamorados de Jesús. ¿Recuerdas el
capítulo de la Biblia en el que la mujer pecadora unge los pies del
Señor Jesús con un perfume? Lucas 7:36-48:
Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y
habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la
mesa.
Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al
saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo,
trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando
detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con
lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y
besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo
para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué
clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa
tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro.
Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía
quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo
ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál
de ellos le amará más?
Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien
perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.
Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer?
Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies;
mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha
enjugado con sus cabellos.
No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha
cesado de besar mis pies.
No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido
con perfume mis pies.
Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son
perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se
le perdona poco, poco ama.
Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.
El Señor Jesús le muestra al fariseo con una parábola que a
quién más se le perdona, ama más. Esa mujer amaba al Señor tanto
que tan solo con estar cerca de él no podía contener las lágrimas de
agradecimiento. Ella sabía quién era Jesús, lo conocía y sabía que
él tenía misericordia de ella, que la amaba y que la aceptaba a
pesar de quién ella era. Solamente pasando tiempo, abriendo
nuestro corazón a Dios, orando en el nombre de nuestro señor
Jesucristo y leyendo su palabra es como conocemos el carácter de
Jesús y nos enamoramos de él. Jesucristo es: el Hijo de Dios, el
principio y el fin. Tu proveedor, quien pelea las batallas por ti. Tu
redentor y salvador.
Toda la Biblia se trata del Señor Jesús, reconocemos su mismo
carácter en el antiguo y en el nuevo testamento. Sabemos que es el
Verbo de Dios. Juan 1:1-4 dice que él creó todas las cosas, que en
él estaba la vida.
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y
el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de
lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
El Señor Jesús es nuestro redentor, que estuvo muerto y resucitó
y ahora está a la diestra de Dios. Es el que es, quien fue, y quien
vendrá. Tendríamos que citar toda la Biblia para describir a nuestro
Señor.
Hay una canción alemana que me gusta particularmente, porque
dice:
Ante ti palidece la luz más brillante
Tú eres tan maravilloso
Como llama de fuego es tu mirada
Tus palabras estruendan como una cascada
Tú eres tan grande, infinitamente grande.
Con tu mano sostienes el universo
Señor de gloria, a ti sea la gloria.

Canción Herr der Ehre: https://youtu.be/RM-ig3hGAzo


Ser una mujer sin temor

Hay un libro de Max Lucado que se llama Sin temor y dice cuántas
veces la Biblia menciona que no debemos tener temor. Es también
impactante que en el libro de Apocalipsis 21:7-8, dice que
El que venciere, poserá todas las cosas; y yo seré su
Dios, y él será mi hijo.
Mas a los temerosos e incrédulos, a los abominables y
homicidas, a los fornicarios y hechiceros, y a los
idólatras, y a todos los mentirosos, su parte será en el
lago ardiendo con fuego y azufre, que es la muerte
segunda.
Debemos aprender a perder el miedo y a ser abiertas, a ser
vulnerables, porque Dios es quien nos guarda. Dios es el que te
protege a ti en particular. El temor nos lleva a usar máscaras para
ocultar nuestras debilidades y muchas veces la fachada que se usa
es la arrogancia y la soberbia, lo cual también es pecado. Al pecado
de temor se estaría añadiendo el de altivez. Otras veces puede
tomar la forma de enojo, pues para evitar que otros se enojen contra
nosotras fingimos estar airadas contra ellos primero. Aquí también
se está añadiendo un pecado más. El miedo nos puede llevar a
robar, cuando pensamos que el dinero que ganamos no es
suficiente. También nos lleva a mentir para evitar sufrir las
consecuencias de nuestros actos. También nos puede llevar a tener
relaciones sexuales premaritales por miedo a perder a nuestro novio
(en ciertos casos). O a conservar una mala amistad por miedo a
quedarnos solas, en fin, parece que el miedo es la entrada para
pecados cada vez más grandes y la salida de la cobertura de Dios.
Por otro lado, lo contrario a ser temeroso es ser valiente y ¿por qué
es tan alabado el ser valiente? Pues, porque implica fe y la fe es lo
que Dios quiere de nosotros, que le creamos sin ver. Como le dijo el
Señor Jesús a Tomás en Juan 20:29: bienaventurado el que no vio y
creyó.
Jesús le dijo:
—Porque me has visto, Tomás, creíste;
bienaventurados los que no vieron y creyeron.
Me llama la atención que el pasaje bíblico que sirve de modelo a
toda mujer cristiana es el de la mujer virtuosa de proverbios 31.
Virtuosa, significa “valiente”, y es el halago más grande que aparece
en la Biblia para una mujer ejemplar. Casos de hombres valientes
tenemos muchos en la Biblia, para empezar, David. Mucho se
menciona que era un varón conforme al corazón de Dios, porque
reconocía sus errores y se arrepentía. Sin embargo, creo que un
enorme peso tiene el que le creyera a Dios y por lo tanto, no tenía
miedo de nada. Solamente temía a Dios y solamente le preocupaba
lo que Dios fuera a pensar de él. Por ejemplo, cuando danzó en
medio del pueblo y Mical, la hija de Saúl lo criticó por ello, a David
no le importaba lo que pensara el mundo, solamente lo que opinaba
Dios sobre lo que él hacía y esto, porque le creía a Dios. Respecto a
mujeres valientes en la Biblia encontramos a Jael, quien mató a
Sísará un enemigo de los judíos que estaba en guerra contra Israel,
también a Dévora, quien fue a esta guerra contra el rey de Canaan
acompañando a Barac. Por otro lado, Ana tuvo que ser valiente para
entregar a su hijo Samuel desde pequeño al sacerdote Eli. Rut tuvo
que ser valiente para dejar su país y para obedecer a su suegra
Nohemí en cuanto a pedirle a Booz que la tomara por esposa. Ester
fue valiente al presentarse ante el rey de Media y Persia, sabiendo
que su vida corría peligro. En fin, la valentía tiene que salir a la luz
en distintos momentos en la vida de una mujer cristiana. La valentía
no implica necesariamente matar a alguien, mudarse de país,
arriesgar la vida o consagrar un hijo a Dios. La mujer virtuosa de
proverbios 31 era una mujer normal que trabajaba, cuidaba de su
casa y era motivo de orgullo para sus hijos y marido; lo que la hace
valiente es que confiaba en Dios, se reía del porvenir. No tenía
miedo de lo que trajera el futuro, como dice en Proverbios 31:25:
Fuerza y honor son su vestidura, y se ríe de lo por
venir.
Otras mujeres valientes más, son encontradas en el nuevo
testamento. Una de ellas María, quién aceptó la voluntad de Dios
con sumisión, a pesar de poder perder a su prometido José y con el
riesgo de vivir al margen de la sociedad. Asimismo, la mencionada
mujer que derramó el perfume sobre el Señor Jesús, mientras se
encontraba en casa del Simón el leproso, rodeado de hombres. Fue
valiente al atreverse a entrar. Y pienso que la mujer samaritana fue
valiente al creerle al Señor Jesús e ir al pueblo a hablarles del
Señor. He escuchado a menudo que la fe hace actuar, también dice
la Biblia que la fe por las obras se confirma. La fe te hace valiente,
hace que te atrevas a dar el paso necesario en la situación correcta.
Así lo hicieron las mujeres que fueron sanadas, fueron a Jesús, aún
a riesgo de ser rechazadas como la mujer Sirofenicia que le pidió al
Señor que sanara a su hija.
Asimismo pasa con nosotras, si tenemos fe, vamos a esperar al
hombre que Dios tiene para nosotras y no vamos a andar en yugo
desigual. Sin importar lo que nos diga la gente o lo que pensemos.
Si tenemos fe, vamos a hablar de Jesús abiertamente, y
demostraremos con hechos que no vamos con la corriente del
mundo. Eso mostrará nuestra valentía.
El quinto mandamiento

Todas queremos que nos vaya bien y vivir una larga vida, para esto
es fundamental seguir el quinto mandamiento: honrar a nuestros
padres. Sin importar qué edad tengamos, es nuestro deber honrar a
los padres. A menudo se señala que este es el primer mandamiento
con promesa. Los demás mandamientos indican lo que debemos
hacer pero no añade nada extra para quienes los cumplan. En
cambio, el honrar a nuestros padres trae consigo bendiciones en
todas las áreas y una larga vida, lo cual significa salud. Dice en
Éxodo 20:12:
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se
alarguen en la tierra que Jehová, tu Dios, te da.
Y a esto surge la pregunta: ¿Qué es honrar?
1. Tenerlos en alta estima
2. Mostrar afecto
3. Mostrar respeto y reverencia
Evidentemente, como hijas, conocemos los errores y defectos de
nuestros padres mejor que nadie. Esto es a veces motivo de duda
para mostrar cualquiera de las tres cosas enlistadas. Aunque
podamos conocer sus debilidades, tenerlos en alta estima significa
no compartir lo que pensamos sobre sus defectos con otras
personas. Ni siquiera con la pareja. Mostrarles afecto es otra cosa
que está implícita y significa dar muestras de cariño sincero. Y por
último, mostrar respeto y reverencia sin importar quiénes sean
nuestros padres e independientemente de a qué se dediquen. Una
vez escuché una historia de un pastor que fue misionero un tiempo.
Un día, el misionero que lo estaba discipulando le pidió que lo
acompañara a ver a su mamá para llevarle algunas cosas. Cuando
el pastor vio que se acercaban a una zona de la ciudad con mala
fama se intrigó y le preguntó a su amigo el misionero si estaba
bromeando. El misionero dijo que no se trataba de ninguna broma,
bajaron del auto y entraron en un bar. Se acercaron a una mesa
donde estaba una mujer prostituta cayéndose de borracha. El
misionero le dio un beso en la mejilla y le dijo: “mamá, ¿cómo
estás? Te traje algo de comer y un vestido”. La mujer no fue amable
con su hijo. Él le dijo que íba a estar en esa ciudad un tiempo y que
la iría a ver en otro momento. El pastor dice que salió bañado en
lágrimas, por la escena que había presenciado.
Si no depende de nosotras, sino que son nuestros padres
quienes no quieren tener una relación cercana, entonces es nuestro
deber llamarles por teléfono periódicamente. Otro aspecto que no
debemos perder de vista es el darles apoyo económico cuando
podamos hacerlo, pues en Marcos 7:9-13, encontramos que el
Señor Jesús dijo:
Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar
vuestra tradición, porque Moisés dijo: “Honra a tu padre
y a tu madre” y “El que maldiga al padre o a la madre,
muera irremisiblemente”, pero vosotros decís: “Basta
que diga un hombre al padre o a la madre: ‘Es Corbán
(que quiere decir: “Mi ofrenda a Dios”) todo aquello con
que pudiera ayudarte’,” y no lo dejáis hacer más por su
padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios
con vuestra tradición que habéis transmitido.
Sin importar, quienes sean, honremos a nuestros padres y seremos
grandemente bendecidas.
El Señor controla las circunstancias

Debemos pedirle al Señor metas razonables y confiar en él, en que


él controla las circunstancias, las cuales no serán nunca perfectas.
Del libro de Nehemías podemos aprender que cada tarea hay que
hacerla con cuidado, con cooperación, alegría y mantenernos
firmes. Nehemías era el copero del Rey, un día oró a Dios para que
le permitiera ayudar a su pueblo. En Nehemías 1:11 dice:
Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la
oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos,
quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora
buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel
varón. Porque yo servía de copero al rey.
Dios le concedió gracia con el rey y obtuvo el permiso para
ausentarse del palacio un largo tiempo para restaurar las murallas
de Jerusalén.
Cuando Nehemías estaba emprendiendo la tarea, vinieron
enemigos a él que lo querían intimidar y hacerlo dudar de lo que
estaba haciendo. De acuerdo con Nehemías 4:1-3:
Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el
muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo
escarnio de los judíos.
Y habló delante de sus hermanos y del ejército de
Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se
les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios?
¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones
del polvo las piedras que fueron quemadas?
Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que
ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra
lo derribará.

Querían infundirle miedo y desánimo, pero Nehemías se


fortaleció en Dios y no se dejó intimidar por estas personas. En
Nehemías 6:1-8 dice
Cuando oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y
los demás de nuestros enemigos, que yo había
edificado el muro, y que no quedaba en él portillo
(aunque hasta aquel tiempo no había puesto las hojas
en las puertas),Sanbalat y Gesem enviaron a decirme:
Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en el
campo de Ono. Mas ellos habían pensado hacerme
mal.
Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran
obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola
yo para ir a vosotros.
Y enviaron a mí con el mismo asunto hasta cuatro
veces, y yo les respondí de la misma manera.
Entonces Sanbalat envió a mí su criado para decir lo
mismo por quinta vez, con una carta abierta en su
mano, en la cual estaba escrito: Se ha oído entre las
naciones, y Gasmu[a] lo dice, que tú y los judíos
pensáis rebelaros; y que por eso edificas tú el muro,
con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey; y
que has puesto profetas que proclamen acerca de ti en
Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá! Y ahora serán
oídas del rey las tales palabras; ven, por tanto, y
consultemos juntos.
Entonces envié yo a decirle: No hay tal cosa como
dices, sino que de tu corazón tú lo inventas.
Los enemigos de los judíos intentaron una y otra vez derribar la
obra de Jerusalén de distintos modos, acosaban a Nehemías de
varias maneras, incluso buscaban que hiciera algo incorrecto para
tener con qué inculparlo. Nehemías 6:9-13.
Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se
debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será
terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis
manos.
Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de
Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual me dijo:
Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y
cerremos las puertas del templo, porque vienen para
matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.
Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y
quién, que fuera como yo, entraría al templo para
salvarse la vida? No entraré.
Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que
hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías y
Sanbalat lo habían sobornado.
Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que
pecase, y les sirviera de mal nombre con que fuera yo
infamado.
Podemos aprender del libro de Nehemías que a pesar de todo lo
que se diga de nosotras, nunca debemos dejar de confiar en Dios.
Sobre todo si lo que se dice de nosotras son mentiras. Por otro lado,
debemos perseverar en una consagración a Dios, no haciendo
cosas incorrectas delante de Él para que el acusador no tenga nada
que decir en nuestra contra. Esto implica vivir de acuerdo con la
palabra de Dios, así nuestra vida será restaurada. El nombre de
Nehemías significa “Jehová consuela”.
Las heridas del alma

Muchas veces nos sentimos inseguras en nuestra relación con Dios,


porque hay algo que tenemos reservado en nuestro corazón, por lo
general una herida del alma que no ha sanado. Pensamos que
hemos sufrido mucho y todavía no entendemos por qué Dios
permitió que pasáramos cierta situación dolorosa. Sin embargo, el
mundo espiritual y sus reglas son complejas. A veces, simplemente
no estamos bajo la cobertura de Dios, sin importar la edad que
tengamos. Si nuestros padres no estaban bajo la cobertura de Dios,
nosotras tampoco, pues dice en 1 Corintios 7, 14:
Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer,
y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera
vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora
son santos.
Cuando Cristo no está en la vida de una persona, no se
encuentra en el reino de Dios, sino bajo la voluntad del príncipe de
este mundo: Satanás. Aun así, cuando clamamos a Dios en algún
momento nos muestra su misericordia. Dice en Jeremías 33,3:
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas
grandes y ocultas que tú no conoces.
Recuerdo la historia de la preciosa hermana Stormie Omartian,
quien fue encerrada de niña muy a menudo por su mamá horas
enteras en un closet oscuro. Ella comenta que dos personas
distintas en lugares distintos le dijeron de parte de Dios que Él había
ordenado esos closets para guardar su vida, pues su madre estaba
mentalmente enferma. Ella no lo pudo ver así, sino después de
muchos años. Hay muchos testimonios mucho más terribles, de
abuso sexual, de secuestros que duran años, incluso ambas cosas
juntas, lo cual es muy difícil de sanar y comprender. Cuando nadie
ora por nosotras de niñas o de mayores, y si no clamamos a Dios,
estamos a merced del poder de las tinieblas. Dice el salmo 91:
El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la
sombra del Omnipotente.
Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi
Dios, en quien confiaré.
El te librará del lazo del cazador, de la peste
destructora.
Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas
estarás seguro; escudo y adarga es su verdad.
No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de
día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad
que en medio del día destruya.
Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no
llegará.
Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la
recompensa de los impíos.
Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al
Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni
plaga tocará tu morada.
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te
guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece
en piedra.
Sobre el león y el áspid pisarás; hollarás al cachorro
del león y al dragón.
Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo
libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi
nombre.
Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la
angustia; lo libraré y le glorificaré.
Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación.
Las promesas del salmo 91 son para quienes habitan al abrigo
del altísimo, es decir, para quienes están bajo su protección. Estar
bajo su protección implica estar en obediencia.
Puesto que el diablo tiene derechos legales sobre los seres
humanos a causa del pecado en el que cayó desde el principio la
humanidad, la única manera de deshacer esos derechos legales y
entregarle el acta de nuestra vida a Dios es recibiendo a Cristo
como Señor y salvador. A eso vino el Señor Jesús, a salvarnos, a
deshacer esos derechos legales, pagando por nosotros para nuestra
libertad. Dios no quiere dejarnos en las manos del príncipe de este
mundo, sino redimirnos. El pecado que es inherente a nosotros es lo
que atrajo todas esas situaciones tenebrosas. Antes de Cristo
éramos esclavas del pecado y vivíamos a merced de los pecadores.
Pero ahora, dice en Romanos 6:22-23:
Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y
hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la
santificación, y como fin, la vida eterna.
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva
de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Sin embargo, necesitamos mucho tiempo y madurez para poder
comprender esto. Y darnos cuenta de que algo que nos pudo
lastimar en cierto momento fue interrumpido (por Dios en su
misericordia), si no simplemente no estaríamos aquí. Fue la mano
de Dios quien te rescató. Dice en Salmo 34:18:
Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de espíritu.
No estar preocupada
Dice en Romanos 1: 20 que el poder y deidad de Dios son evidentes
en el universo, todo funciona en una perfecta armonía. Ni una órbita,
ni una estrella, ni un cometa, ni una hoja de árbol se mueve si Dios
no lo permite.
Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y
deidad, se hacen claramente visibles desde la creación
del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas
hechas, de modo que no tienen excusa.
No hay excusa para no creer en la existencia de Dios, y el Dios
de la Biblia es un Dios bueno, sabio y soberano que ama a quienes
le creen, le buscan y le obedecen. Además, nuestro Dios que es
santo y no miente, nos promete estar con nosotras y protegernos.
Dice el Salmo 27: 1-3:
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de
atemorizarme?
Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis
angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes,
ellos tropezaron y cayeron.
Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi
corazón;
Aunque contra mí se levante guerra, yo estaré
confiado.
De manera que no hay motivo para estar preocupada o tener
miedo. Sin importar nada, la voluntad del hombre depende de Dios.
Ya sea que se trate de tu jefe en el trabajo, novio, esposo, o
cualquier otra persona. Tanto las decisiones como la vida de las
personas de quienes puedes temer, están en manos de Dios. En
Números 13: 30-32 se muestra que el pueblo de Israel confió más
en lo que veían con sus ojos que en Dios cuando les mandó tomar
posesión de la tierra:
Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de
Moisés, y dijo:
—Subamos luego, y tomemos posesión de ella, porque
más podremos nosotros que ellos.
Pero los hombres que subieron con él dijeron:
—No podemos subir contra aquel pueblo, porque es
más fuerte que nosotros.
Y hablaron mal entre los hijos de Israel de la tierra que
habían reconocido, diciendo:
—La tierra que recorrimos y exploramos es tierra que
se traga a sus habitantes. Todo el pueblo que vimos en
medio de ella es gente de gran estatura. También
vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes.
Nosotros éramos, a nuestro parecer, como langostas, y
así les parecíamos a ellos.
Muchas veces vivimos creyendo mentiras, viendo gigantes y
siendo a nuestro parecer como langostas. Sin embargo, debemos
recordar que no vivimos bajo las leyes naturales, sino espirituales.
Vivir por fe es obedecer lo que se nos dice y así reflejar el carácter
de Jesús.
Con Dios no hay fracasos, hay lecciones

A veces sentimos que fracasamos, porque no logramos algo que


hubiéramos querido en un determinado plazo de tiempo. Sin
embargo, la Biblia enseña que en los momentos de mayor
abatimiento y fatiga Dios nos puede renovar las fuerzas a fin de que
podamos salir adelante, dice en Isaías 40:28-31:
¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es
Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No
desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su
entendimiento no hay quien lo alcance.
El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al
que no tiene ningunas.
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes
flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las
águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se
fatigarán.
Del mismo modo, hay ocasiones en las que a pesar de que nos
esforcemos al máximo no hay manera de lograr los objetivos, debido
a que hay circunstancias que se salen de nuestro control. De
cualquier manera, podemos decir que no hay fracasos, sino que hay
lecciones. Un ejemplo de esto fue el rey David, quien fue ungido
como rey a los 17 años, pero estuvo muchos años como fugitivo.
A veces nos preguntamos: Señor, me esforcé, ¿Por qué fracasé?
¿Dios existe? Pero Dios no olvida. Dios usa los tiempos difíciles
para que aprendamos a ver las cosas desde su perspectiva. Dice
Salmo 89: 34 que Dios no olvida su pacto, ni cambia lo que ha
dicho:
No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis
labios.
Sin embargo, en toda situación difícil Dios tiene un propósito. Una
puede decirle a Dios “no entiendo el por qué de esta situación, pero
te sigo adorando”. Todo depende de tu reacción en medio de las
circunstancias. Dice en Hebreos 11: 6 que es necesario que si te
acercas a Dios crea que lo hay y que tiene algo bueno para ti:
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay,
y que es galardonador de los que le buscan.
De manera que harás bien en tener en cuenta que Dios te ama y
que tiene un propósito para ti. Dice en Romanos 8:31-32 que si dio
a su hijo, cómo no nos dará todas las cosas.
Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros,
¿quién contra nosotros?
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
también con él todas las cosas?
Puesto que Dios es soberano y tiene un plan bueno para tu vida
es importante tener la siguiente actitud en el corazón: “Entienda o no
entienda, en las buenas o en las malas, no me voy a apartar de
ti.”Dios hace todo (incluyendo lo que pasa en tu vida) en su perfecta
sabiduría y por una razón, dice en Isaías 55 8-9:
Porque mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo
Jehová.
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis
caminos más altos que vuestros caminos, y mis
pensamientos más que vuestros pensamientos.
Nacida de nuevo

Cuando aceptamos a Cristo como nuestro Señor y salvador


nacemos de nuevo. Esto nos trae un profundo deseo de obedecer lo
que Dios ha establecido por amor a Él. Por otro lado, un error
común cuando nacemos de nuevo y estamos tratando de obedecer
a Dios es compararnos con otras personas, ya sea que se trate de
cristianos o no cristianos, a menudo, señalando sus errores. Sin
embargo, dice Mateo 7:1-4:
No juzguéis, para que no seáis juzgados.
Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y
con la medida con que medís, os será medido.
¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu
hermano, y no echas de ver la viga que está en tu
propio ojo?
¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de
tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?

Asimismo dice la Biblia en Santiago 2:8-9:


Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la
Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien
hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis
pecado, y quedáis convictos por la ley como
transgresores.
La salvación y el nuevo nacimiento son un regalo de Dios. Y los
frutos de buenas obras también provienen de Dios y no tenemos
derecho a juzgar a nadie por cómo se comportan otros hijos de
Dios, sino que debemos simplemente amarlos. Dice en Santiago 1:
16-18 que
Amados hermanos míos, no erréis.
Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo
alto, del Padre de las luces, en el cual no hay
mudanza, ni sombra de variación.
Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de
verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.
El cristianismo significa nacer de nuevo. En Juan 3: 1-5 se narra
que...

Había un hombre de los fariseos que se llamaba


Nicodemo, un principal entre los judíos.
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos
que has venido de Dios como maestro; porque nadie
puede hacer estas señales que tú haces, si no está
Dios con él.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo,
que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino
de Dios.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer
siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en
el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el
que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar
en el reino de Dios.

Asimismo, dice en Juan 1:11-13 que esto no es de voluntad


humana, sino de Dios. Ni por voluntad de hombre. No es del que
quiere, sino que depende de Dios, de quien tiene misericordia. El
Señor Jesús...
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en
su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de
Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de
voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de
Dios.
También se expresa esto en Efesios 2:8-9, pues dice:
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto
no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras,
para que nadie se gloríe.
Nuestro espíritu es lo que nace de nuevo, no nuestra carne, ni
nuestra alma. Por otro lado, en Juan 8:42-44 dice:
Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios,
ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido,
y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que
él me envió.
¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis
escuchar mi palabra.
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos
de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida
desde el principio, y no ha permanecido en la verdad,
porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de
suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
En el Señor, lo que importa es la fe, un arrepentimiento y un
cambio de mentalidad.
Si somos nacidos de nuevo, somos hijas de Dios y tenemos una
naturaleza divina. El Espíritu Santo nos ayuda. Dice en Tito 3:3-5:
Porque nosotros también éramos en otro tiempo
insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de
concupiscencias y deleites diversos, viviendo en
malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos
a otros.
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro
Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó,
no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la
regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo
Puesto que tenemos una naturaleza divina, es objeto de juicio no
solo, por ejemplo, el cometer adulterio, sino desear a alguien que no
es nuestro marido. El deseo de Dios es que nuestra vida sea
cambiada por su poder y el Espíritu Santo son las arras, la garantía
de que estamos en Cristo, como lo dice en Efesios 1:13-14.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de
verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo
creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta
la redención de la posesión adquirida, para alabanza
de su gloria.
El Espíritu Santo te redarguye y hace lo necesario para guiarte a
la verdad.
Conocer y depender del Señor

Cuando tenemos frustración en nuestra vida es por la sensación de


que nos quedamos cortos en algo que queríamos lograr, incluso en
la obra de Dios, pero eso es una mentira del diablo en la mente.
Dios no te ha llamado por casualidad. Trae la necesidad que tienes
en oración, pues Dios quiere que aprendas a depender de Él; para
depender de Dios necesitas conocer sus promesas, su carácter y
voluntad, lo cual se obtiene leyendo diligentemente su Palabra. Dice
en 1 Pedro 1:10-11 que los profetas se esforzaron en escudriñar la
palabra de Dios:
Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a
vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca
de esta salvación, escudriñando qué persona y qué
tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en
ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos
de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.
La gracia es un don, un regalo de Dios pero implica esforzarse y
ser valiente. La Biblia no enseña que el cristianismo sea fácil.
Asimismo, mientras los judíos estuvieron en el desierto, recibieron
maná, pero cuando entraron a la tierra prometida tuvieron que
sembrar ellos mismos la tierra. Sembrar implica trabajo y paciencia,
pues hay que esperar a que la tierra dé su fruto. Y para esperar se
necesita madurez. No se reduce el esfuerzo ni la responsabilidad, al
contrario, al que más se le da, más se le demanda.
No obstante, al tener una relación diaria con Dios se tiene una
visión fresca de su perspectiva y sus planes, esto ayuda a tener
paciencia y esperanza, tal como pasó con Simeón y Ana, dos
ancianos que encontraron al Señor Jesús cuando fue presentado en
el templo, siendo bebé. Dice en Lucas 2:25-32:
Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado
Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la
consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre
él.
Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no
vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.
Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los
padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer
por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus
brazos, y bendijo a Dios, diciendo:
Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a
tu palabra; Porque han visto mis ojos tu salvación,
La cual has preparado en presencia de todos los
pueblos; Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de
tu pueblo Israel
Más adelante se menciona en ese mismo pasaje a Ana, quien era
una mujer muy anciana y sabía que el niño Jesús era el salvador del
mundo. Pues dice en Lucas 2:36-38:
Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la
tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había
vivido con su marido siete años desde su virginidad, y
era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se
apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con
ayunos y oraciones.
Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a
Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la
redención en Jerusalén
A pesar de que en 400 años no hubo profecía, Simeón y Ana se
olvidaron de la influencia religiosa y tenían la palabra de Dios tan
presente que cuando vieron a Cristo, lo reconocieron. Ellos
conocían los planes de Dios y lo conocían a Él. Conocer al Señor,
implica conocer su carácter y al pasar más tiempo con él, tú carácter
será cada vez más parecido al suyo, de manera que reconocerás su
obra a primera vista. Cabe mencionar que conocer a Dios no tiene
que ver con lo activa que estés en la iglesia o en su obra. Ana, por
ejemplo, servía simplemente con ayuno y oración.
Tiempos de crisis

En los tiempos de crisis y persecución vienen dudas tal como pasó


con Job, Dios quería algo mejor para él, quería revelársele y que
Job reconociera su debilidad. En el caso de Job, dice la Biblia que
era un varón perfecto, Job 1:1:
Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este
hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado
del mal.
Job era apartado del mal y temeroso de Dios, pero en realidad no
tenía una relación personal con Él. Job 42: 4-5 dice:
Oye, te ruego, y hablaré; te preguntaré, y tú me
enseñarás.
De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.
El Señor quiere tener una relación personal con sus hijos y esa
es una de las razones por las que vienen dificultades a nuestra vida.
Por otro lado, hay tiempos difíciles que vienen a nuestra vida,
porque no estamos siendo obedientes a lo que sabemos que es la
voluntad de Dios. Hay dos maneras de obedecer: 1. Por la buena, y
2. Por la mala. Dios disciplina al que ama. No hay necesidad de
llegar al extremo si obedecemos a tiempo.
Las crisis son una oportunidad de conocer quién es Dios y para ello
necesitamos ser humildes como lo fue Job, dice el Salmo 138:6:
Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al
altivo mira de lejos.

Necesitamos preguntarle a Dios para que nos enseñe lo que quiere


que aprendamos.

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