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antes, antes, os pido un favor: antes que el

HABEMUS PAPAM Obispo bendiga al pueblo, os pido que voso-


tros recéis para el que Señor me bendiga: la
Saludo en la Bendición Urbi et Orbi, en la oración del pueblo, pidiendo la Bendición para
Plaza de San Pedro, tras ser elegido Papa, en su Obispo. Hagamos en silencio esta oración
la tade del miércoles 13 de marzo de 2013. de vosotros por mí…
Ahora daré la Bendición a vosotros y a to-
Hermanos y hermanas, buenas tardes. do el mundo, a todos los hombres y mujeres
Sabéis que el deber del cónclave era dar un de buena voluntad.
Obispo a Roma. Parece que mis hermanos (Bendición).
Cardenales han ido a buscarlo casi al fin del Hermanos y hermanas, os dejo. Muchas
mundo…, pero aquí estamos. Os agradezco la gracias por vuestra acogida. Rezad por mí y
acogida. La comunidad diocesana de Roma hasta pronto. Nos veremos pronto. Mañana
tiene a su Obispo. Gracias. Y ante todo, quisie- quisiera ir a rezar a la Virgen, para que proteja
ra rezar por nuestro Obispo emérito, Benedic- a toda Roma. Buenas noches y que descanséis.
to XVI. Oremos todos juntos por él, para que
el Señor lo bendiga y la Virgen lo proteja.
(Padre nuestro. Ave María. Gloria al Pa-
dre).
Y ahora, comenzamos este camino: Obispo
y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma,
SANTA MISA
que es la que preside en la caridad a todas las CON LOS CARDENALES
Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor,
de confianza entre nosotros. Recemos siempre Homilía en la Misa de clausura del Cónclave,
por nosotros: el uno por el otro. Recemos por con los cardenales electores, el 14 de marzo.
todo el mundo, para que haya una gran frater-
nidad. Deseo que este camino de Iglesia, que
hoy comenzamos y en el cual me ayudará mi En estas tres lecturas veo que hay algo en
Cardenal Vicario, aquí presente, sea fructífero común: es el movimiento. En la primera lectu-
para la evangelización de esta ciudad tan her- ra, el movimiento en el camino; en la segunda
mosa. Y ahora quisiera dar la Bendición, pero lectura, el movimiento en la edificación de la
Iglesia; en la tercera, en el Evangelio, el mo- Deseo que el Espíritu Santo, por la plega-
vimiento en la confesión. Caminar, edificar, ria de la Virgen, nuestra Madre, nos conceda a
confesar. todos nosotros esta gracia: caminar, edificar,
Caminar. «Casa de Jacob, venid; camine- confesar a Jesucristo crucificado. Que así sea.
mos a la luz del Señor» (Is 2,5). Ésta es la pri-
mera cosa que Dios ha dicho a Abrahán: Ca-
mina en mi presencia y sé irreprochable. Ca-
minar: nuestra vida es un camino y cuando
nos paramos, algo no funciona. Caminar
siempre, en presencia del Señor, a la luz del
Señor, intentando vivir con aquella honradez
AUDIENCIA A TODOS
que Dios pedía a Abrahán, en su promesa. LOS CARDENALES
Edificar. Edificar la Iglesia. Se habla de
piedras: las piedras son consistentes; pero Discurso del Papa Francisco en la audiencia a
piedras vivas, piedras ungidas por el Espíritu todos los cardenales presentes en Roma, el
Santo. Edificar la Iglesia, la Esposa de Cristo, viernes 15 de marzo de 2013.
sobre la piedra angular que es el mismo Señor.
He aquí otro movimiento de nuestra vida: edi-
ficar. Hermanos Cardenales:
Tercero, confesar. Podemos caminar cuan- Este periodo dedicado al Cónclave ha esta-
to queramos, podemos edificar muchas cosas, do cargado de significado, no sólo para el Co-
pero si no confesamos a Jesucristo, algo no legio Cardenalicio, sino también para todos los
funciona. Acabaremos siendo una ONG asis- fieles. En estos días hemos sentido casi de
tencial, pero no la Iglesia, Esposa del Señor. manera tangible el afecto y la solidaridad de la
Cuando no se camina, se está parado. ¿Qué Iglesia universal, así como la atención de tan-
ocurre cuando no se edifica sobre piedras? tas personas que, aun sin compartir nuestra
Sucede lo que ocurre a los niños en la playa fe, miran con respeto y admiración a la Iglesia
cuando construyen castillos de arena. Todo se y a la Santa Sede. Desde todos los rincones de
viene abajo. No es consistente. Cuando no se la tierra se ha elevado la oración ferviente y
confiesa a Jesucristo, me viene a la memoria la unísona del pueblo cristiano por el nuevo Pa-
frase de Léon Bloy: «Quien no reza al Señor, pa; y también ha sido muy emotivo mi primer
reza al diablo». Cuando no se confiesa a Jesu- encuentro con la multitud apiñada en la Plaza
cristo, se confiesa la mundanidad del diablo, la de San Pedro. Con la sugestiva imagen del
mundanidad del demonio. pueblo alegre y en oración todavía grabada en
mi mente, quiero expresar mi más sincero
Caminar, edificar, construir, confesar. Pe- agradecimiento a los obispos, sacerdotes y
ro la cosa no es tan fácil, porque en el caminar, personas consagradas, a los jóvenes, las fami-
en el construir, en el confesar, a veces hay lias y los ancianos por su cercanía espiritual,
temblores, existen movimientos que no son tan efusiva y conmovedora.
precisamente movimientos del camino: son
movimientos que nos hacen retroceder. Siento la necesidad de expresaros a todos
mi más viva y profunda gratitud, venerados y
Este Evangelio prosigue con una situación queridos hermanos Cardenales, por la solícita
especial. El mismo Pedro que ha confesado a colaboración en la guía de la Iglesia durante la
Jesucristo, le dice: Tú eres el Mesías, el Hijo Sede Vacante. Dirijo un cordial saludo a cada
de Dios vivo. Te sigo, pero no hablemos de uno, empezando por el Decano del Colegio
cruz. Esto no tiene nada que ver. Te sigo de Cardenalicio, el Señor Cardenal Angelo Soda-
otra manera, sin la cruz. Cuando caminamos no, a quien agradezco las expresiones de devo-
sin la cruz, cuando edificamos sin la cruz y ción y felicitación que me ha dirigido en nom-
cuando confesamos un Cristo sin cruz, no so- bre de todos. Y, junto a él, agradezco al Señor
mos discípulos del Señor: somos mundanos, Cardenal Tarcisio Bertone, Camarlengo de la
somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, Santa Iglesia Romana, su trabajo diligente en
pero no discípulos del Señor. esta delicada fase de transición; y también al
Quisiera que todos, después de estos días querido Cardenal Giovanni Battista Re, que
de gracia, tengamos el valor, precisamente el nos ha hecho de jefe en el Cónclave. Y pienso
valor, de caminar en presencia del Señor, con con particular afecto en los venerados Carde-
la cruz del Señor; de edificar la Iglesia sobre la nales que, por razones de edad o enfermedad,
sangre del Señor, derramada en la cruz; y de han asegurado su participación y su amor a la
confesar la única gloria: Cristo crucificado. Y Iglesia a través del ofrecimiento de las dolen-
así la Iglesia avanzará. cias y la oración. Y quisiera deciros que el Car-
denal Mejía ha sufrido anteayer un infarto
cardiaco: está hospitalizado en la clínica Pío A partir precisamente del auténtico afecto
XI. Pero se cree que su salud es estable, y nos colegial que une el Colegio Cardenalicio, ex-
ha enviado sus saludos. preso mi voluntad de servir al Evangelio con
No puede faltar mi agradecimiento a quie- renovado amor, ayudando a la Iglesia a ser
nes, en sus respectivos cometidos, han traba- cada vez más, en Cristo y con Cristo, la vid
jado activamente en la preparación y desarro- fecunda del Señor. Impulsados también por la
llo del Cónclave, favoreciendo la seguridad y celebración del Año de la fe, todos juntos, pas-
tranquilidad de los Cardenales en estos mo- tores y fieles, nos esforzaremos por responder
mentos tan importantes de la vida de la Igle- fielmente a la misión de siempre: llevar a Je-
sia. sucristo al hombre, y conducir al hombre al
encuentro con Jesucristo, Camino, Verdad y
Y pienso con gran afecto y profunda grati-
Vida, realmente presente en la Iglesia y con-
tud en mi venerado Predecesor, el Papa Bene-
temporáneo en cada hombre. Este encuentro
dicto XVI, que durante estos años de pontifi-
lleva a convertirse en hombres nuevos en el
cado ha enriquecido y fortalecido a la Iglesia
misterio de la gracia, suscitando en el alma esa
con su magisterio, su bondad, su dirección, su
alegría cristiana que es aquel céntuplo que
fe, su humildad y su mansedumbre. Seguirán
Cristo da a quienes le acogen en su vida.
siendo un patrimonio espiritual para todos. El
ministerio petrino, vivido con total dedicación, Como nos ha recordado tantas veces el Pa-
ha tenido en él un intérprete sabio y humilde, pa Benedicto XVI en sus enseñanzas, y al final
con los ojos siempre fijos en Cristo, Cristo re- con ese gesto valeroso y humilde, es Cristo
sucitado, presente y vivo en la Eucaristía. Le quien guía a la Iglesia por medio de su Espíri-
acompañarán siempre nuestras fervientes tu. El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia,
plegarias, nuestro recuerdo incesante, nuestro con su fuerza vivificadora y unificadora: de
imperecedero y afectuoso reconocimiento. muchos, hace un solo cuerpo, el Cuerpo místi-
Sentimos que Benedicto XVI ha encendido co de Cristo. Nunca nos dejemos vencer por el
una llama en el fondo de nuestros corazones: pesimismo, por esa amargura que el diablo
ella continuará ardiendo, porque estará ali- nos ofrece cada día; no caigamos en el pesi-
mentada por su oración, que sustentará todav- mismo y el desánimo: tengamos la firme con-
ía a la Iglesia en su camino espiritual y misio- vicción de que, con su aliento poderoso, el
nero. Espíritu Santo da a la Iglesia el valor de perse-
verar y también de buscar nuevos métodos de
Queridos hermanos Cardenales, este en-
evangelización, para llevar el Evangelio hasta
cuentro nuestro quiere ser casi una prolonga-
los extremos confines de la tierra (cf. Hch 1,8).
ción de la intensa comunión eclesial experi-
La verdad cristiana es atrayente y persuasiva
mentada en estos días. Animados por un pro-
porque responde a la necesidad profunda de la
fundo sentido de responsabilidad, y apoyados
existencia humana, al anunciar de manera
por un gran amor por Cristo y por la Iglesia,
convincente que Cristo es el único Salvador de
hemos rezado juntos, compartiendo frater-
todo el hombre y de todos los hombres. Este
nalmente nuestros sentimientos, nuestras
anuncio sigue siendo válido hoy, como lo fue
experiencias y reflexiones. Así, en este clima
en los comienzos del cristianismo, cuando se
de gran cordialidad, ha crecido el conocimien-
produjo la primera gran expansión misionera
to recíproco y la mutua apertura; y esto es
del Evangelio.
bueno, porque somos hermanos. Alguno me
decía: los Cardenales son los presbíteros del Queridos Hermanos: ¡Ánimo! La mitad de
Santo Padre. Esta comunidad, esta amistad y nosotros tenemos una edad avanzada: la vejez
esta cercanía nos harán bien a todos. Y este es –me gusta decirlo así– la sede de la sabi-
conocimiento y esta apertura nos han facilita- duría de la vida. Los viejos tienen la sabiduría
do la docilidad a la acción del Espíritu Santo. de haber caminado en la vida, como el anciano
Él, el Paráclito, es el protagonista supremo de Simeón, la anciana Ana en el Templo. Y jus-
toda iniciativa y manifestación de fe. Es curio- tamente esta sabiduría les ha hecho reconocer
so. A mí me hace pensar esto: el Paráclito crea a Jesús. Ofrezcamos esta sabiduría a los jóve-
todas las diferencias en la Iglesia, y parece que nes: como el vino bueno, que mejora con los
fuera un apóstol de Babel. Pero, por otro lado, años, ofrezcamos esta sabiduría de la vida. Me
es quien mantiene la unidad de estas diferen- viene a la mente aquello que decía un poeta
cias, no en la «igualdad», sino en la armonía. alemán sobre la vejez: «Es ist ruhig, das Alter,
Recuerdo aquel Padre de la Iglesia que lo de- und fromm»; es el tiempo de la tranquilidad y
finía así: «Ipse harmonia est». El Paráclito, de la plegaria. Y también de brindar esta sabi-
que da a cada uno carismas diferentes, nos duría a los jóvenes. Ahora volveréis a las res-
une en esta comunidad de Iglesia, que adora al pectivas sedes para continuar vuestro ministe-
Padre, al Hijo y a él, el Espíritu Santo. rio, enriquecidos por la experiencia de estos
días, tan llenos de fe y de comunión eclesial.
Esta experiencia única e incomparable nos ha la Iglesia, de sus ritos y tradiciones, de su fe y,
permitido comprender en profundidad la be- sobre todo, del papel del Papa y de su ministe-
lleza de la realidad eclesial, que es un reflejo rio.
del fulgor de Cristo resucitado. Un día con- Doy gracias de corazón especialmente a
templaremos ese rostro bellísimo de Cristo quienes han sabido observar y presentar estos
resucitado. acontecimientos de la historia de la Iglesia,
A la poderosa intercesión de María, nues- teniendo en cuenta la justa perspectiva desde
tra Madre, Madre de la Iglesia, encomiendo la que han de ser leídos, la de la fe. Los acon-
mi ministerio y el vuestro. Que cada uno de tecimientos de la historia requieren casi siem-
vosotros, bajo su amparo maternal, camine pre una lectura compleja, que a veces puede
alegre y con docilidad a la voz de su divino incluir también la dimensión de la fe. Los
Hijo, fortaleciendo la unidad, perseverando acontecimientos eclesiales no son ciertamente
concordemente en la oración y dando testi- más complejos de los políticos o económicos.
monio de la fe genuina en la continua presen- Pero tienen una característica de fondo pecu-
cia del Señor. Con estos sentimientos –que liar: responden a una lógica que no es princi-
son auténticos–, con estos sentimientos, os palmente la de las categorías, por así decirlo,
imparto de corazón la Bendición Apostólica, mundanas; y precisamente por eso, no son
que hago extensiva a vuestros colaboradores y fáciles de interpretar y comunicar a un público
cuantos están confiados a vuestro cuidado amplio y diversificado. En efecto, aunque es
pastoral. ciertamente una institución también humana,
histórica, con todo lo que ello comporta, la
Iglesia no es de naturaleza política, sino esen-
cialmente espiritual: es el Pueblo de Dios. El
santo Pueblo de Dios que camina hacia el en-
cuentro con Jesucristo. Únicamente desde
esta perspectiva se puede dar plenamente
ENCUENTRO CON razón de lo que hace la Iglesia Católica.
Cristo es el Pastor de la Iglesia, pero su
LOS MEDIOS presencia en la historia pasa a través de la
libertad de los hombres: uno de ellos es elegi-
DE COMUNICACIÓN do para servir como su Vicario, Sucesor del
apóstol Pedro; pero Cristo es el centro, no el
Discurso del Santo Padre el sábado 16 de Sucesor de Pedro: Cristo. Cristo es el centro.
marzo de 2013, al recibir en audiencia a los Cristo es la referencia fundamental, el corazón
medios de comunicación presentes en Roma, de la Iglesia. Sin él, ni Pedro ni la Iglesia exis-
en el Aula Pablo VI del Vaticano. tirían ni tendrían razón de ser. Como ha repe-
tido tantas veces Benedicto XVI, Cristo está
Queridos amigos: presente y guía a su Iglesia. En todo lo acaeci-
do, el protagonista, en última instancia, es el
Al comienzo de mi ministerio en la Sede de
Espíritu Santo. Él ha inspirado la decisión de
Pedro, me alegra encontrarme con vosotros,
Benedicto XVI por el bien de la Iglesia. Él ha
que habéis trabajado aquí en Roma en este
orientado en la oración y la elección a los car-
momento tan intenso, que comenzó con el
denales.
anuncio sorprendente de mi venerado prede-
cesor, Benedicto XVI, el pasado 11 de febrero. Es importante, queridos amigos, tener de-
Os saludo cordialmente a todos vosotros. bidamente en cuenta este horizonte interpre-
tativo, esta hermenéutica, para enfocar el co-
El papel de los medios de comunicación ha
razón de los acontecimientos de estos días.
ido creciendo cada vez más en los últimos
tiempos, hasta el punto de que se hecho im- De aquí nace ante todo un renovado y sin-
prescindible para relatar al mundo los aconte- cero agradecimiento por los esfuerzos de estos
cimientos de la historia contemporánea. Ex- días especialmente fatigosos, pero también
preso, pues, un agradecimiento especial a vo- una invitación a tratar de conocer cada vez
sotros por vuestro competente servicio duran- mejor la verdadera naturaleza de la Iglesia, y
te los días pasados –habéis trabajado ¡eh!, también su caminar por el mundo, con sus
habéis trabajado– en los que el mundo católi- virtudes y sus pecados, y conocer las motiva-
co, y no sólo el católico, ha puesto sus ojos en ciones espirituales que la guían, y que son las
la Ciudad Eterna, y particularmente en este más auténticas para comprenderla. Tened la
territorio cuyo «centro de gravedad» es la seguridad de que la Iglesia, por su parte, dedi-
tumba de San Pedro. En estas semanas, habéis ca una gran atención a vuestro precioso come-
tenido ocasión de hablar de la Santa Sede, de tido; tenéis la capacidad de recoger y expresar
las expectativas y exigencias de nuestro tiem- (Palabras en español)
po, de ofrecer los elementos para una lectura Les dije que les daba de corazón la bendi-
de la realidad. Vuestro trabajo requiere estu- ción. Como muchos de ustedes no pertenecen
dio, sensibilidad y experiencia, como en tantas a la Iglesia católica, otros no son creyentes, de
otras profesiones, pero implica una atención corazón doy esta bendición en silencio a cada
especial respecto a la verdad, la bondad y la uno de ustedes, respetando la conciencia de
belleza; y esto nos hace particularmente cer- cada uno, pero sabiendo que cada uno de us-
canos, porque la Iglesia existe precisamente tedes es hijo de Dios. Que Dios los bendiga.
para comunicar esto: la Verdad, la Bondad y la
Belleza «en persona». Debería quedar muy
claro que todos estamos llamados, no a mos-
trarnos a nosotros mismos, sino a comunicar
esta tríada existencial que conforman la ver-
dad, la bondad y la belleza.
Algunos no sabían por qué el Obispo de
Roma ha querido llamarse Francisco. Algunos SANTA MISA
pensaban en Francisco Javier, en Francisco de
Sales, también en Francisco de Asís. Les con- EN SANTA ANA
taré la historia. Durante las elecciones, tenía al
lado al arzobispo emérito de San Pablo, y tam- Homilía del Papa Francisco en la parroquia
bién prefecto emérito de la Congregación para de Santa Ana (Ciudad del Vaticano) el 17 de
el clero, el cardenal Claudio Hummes: un gran marzo de 2013, V Domingo de Cuaresma.
amigo, un gran amigo. Cuando la cosa se pon-
ía un poco peligrosa, él me confortaba. Y
Es hermoso esto: Jesús solo en el monte,
cuando los votos subieron a los dos tercios,
orando. Oraba solo (cf. Jn 8,1). Después, se
hubo el acostumbrado aplauso, porque había
presentó de nuevo en el Templo, y todo el pue-
sido elegido. Y él me abrazó, me besó, y me
blo acudía a él (cf. v. 2). Jesús en medio del
dijo: «No te olvides de los pobres». Y esta pa-
pueblo. Y luego, al final, lo dejaron solo con la
labra ha entrado aquí: los pobres, los pobres.
mujer (cf. v. 9). ¡Aquella soledad de Jesús!
De inmediato, en relación con los pobres, he
Pero una soledad fecunda: la de la oración con
pensado en Francisco de Asís. Después he
el Padre y esa, tan bella, que es precisamente
pensado en las guerras, mientras proseguía el
el mensaje de hoy de la Iglesia, la de su mise-
escrutinio hasta terminar todos los votos. Y
ricordia con aquella mujer.
Francisco es el hombre de la paz. Y así, el
nombre ha entrado en mi corazón: Francisco También hay una diferencia entre el pue-
de Asís. Para mí es el hombre de la pobreza, el blo. Todo el pueblo acudía a él; él se sentó y
hombre de la paz, el hombre que ama y custo- comenzó a enseñarles: el pueblo que quería
dia la creación; en este momento, también escuchar las palabras de Jesús, la gente de
nosotros mantenemos con la creación una corazón abierto, necesitado de la Palabra de
relación no tan buena, ¿no? Es el hombre que Dios. Había otros que no escuchaban nada,
nos da este espíritu de paz, el hombre pobre… incapaces de escuchar; y estaban los que fue-
¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para ron con aquella mujer: «Mira, Maestro, esta es
los pobres! Después, algunos hicieron diversos una tal y una cual… Tenemos que hacer lo que
chistes: «Pero tú deberías llamarte Adriano, Moisés nos mandó hacer con estas mujeres»
porque Adriano VI fue el reformador, y hace (cf. vv. 4-5).
falta reformar…». Y otro me decía: «No, no, tu Creo que también nosotros somos este
nombre debería ser Clemente». «Y ¿por pueblo que, por un lado, quiere oír a Jesús
qué?». «Clemente XV: así te vengas de Cle- pero que, por otro, a veces nos gusta hacer
mente XIV, que suprimió la Compañía de daño a los otros, condenar a los demás. El
Jesús». Son bromas… Os quiero mucho. Os mensaje de Jesús es éste: La misericordia.
doy las gracias por todo lo que habéis hecho. Y Para mí, lo digo con humildad, es el mensaje
pienso en vuestro trabajo: os deseo que tra- más fuerte del Señor: la misericordia. Pero él
bajéis con serenidad y con fruto, y que conozc- mismo lo ha dicho: «No he venido para los
áis cada vez mejor el Evangelio de Jesucristo y justos»; los justos se justifican por sí solos.
la realidad de la Iglesia. Os encomiendo a la ¡Bah!, Señor bendito, si tú puedes hacerlo, yo
intercesión de la Santísima Virgen María, Es- no. Pero ellos creen que sí pueden hacerlo…
trella de la Evangelización, a la vez que os ex- Yo he venido para los pecadores (cf. Mc 2,17).
preso los mejores deseos para vosotros y vues- Pensad en aquella cháchara después de la vo-
tras familias, a cada una de vuestras familias, cación de Mateo: «¡Pero este va con los peca-
e imparto de corazón a todos mi Bendición. dores!» (cf. Mc 2,16). Y él ha venido para no-
sotros, cuando reconocemos que somos peca- es el de un padre misericordioso, que siempre
dores. Pero si somos como aquel fariseo ante tiene paciencia. ¿Habéis pensado en la pacien-
el altar –«Te doy gracias, porque no soy como cia de Dios, la paciencia que tiene con cada
los demás hombres, y tampoco como ese que uno de nosotros? Ésa es su misericordia.
está a la puerta, como ese publicano» Siempre tiene paciencia, paciencia con noso-
(cf. Lc 18,11-12)–, no conocemos el corazón del tros, nos comprende, nos espera, no se cansa
Señor, y nunca tendremos la alegría de sentir de perdonarnos si sabemos volver a Él con el
esta misericordia. No es fácil encomendarse a corazón contrito. «Grande es la misericordia
la misericordia de Dios, porque eso es un del Señor», dice el Salmo.
abismo incomprensible. Pero hay que hacerlo. En estos días, he podido leer un libro de
«Ay, padre, si usted conociera mi vida, no me un cardenal –el Cardenal Kasper, un gran teó-
hablaría así». «¿Por qué, qué has hecho?». logo, un buen teólogo–, sobre la misericordia.
«¡Ay padre!, las he hecho gordas». «¡Mejor!». Y ese libro me ha hecho mucho bien. Pero no
«Acude a Jesús. A él le gusta que se le cuenten creáis que hago publicidad a los libros de mis
estas cosas». El se olvida, él tiene una capaci- cardenales. No es eso. Pero me ha hecho mu-
dad de olvidar, especial. Se olvida, te besa, te cho bien, mucho bien. El Cardenal Kasper
abraza y te dice solamente: «Tampoco yo te decía que al escuchar misericordia, esta pala-
condeno. Anda, y en adelante no peques más» bra cambia todo. Es lo mejor que podemos
(Jn 8,11). Sólo te da ese consejo. Después de escuchar: cambia el mundo. Un poco de mise-
un mes, estamos en las mismas condiciones… ricordia hace al mundo menos frío y más jus-
Volvamos al Señor. El Señor nunca se cansa to. Necesitamos comprender bien esta miseri-
de perdonar, ¡jamás! Somos nosotros los que cordia de Dios, este Padre misericordioso que
nos cansamos de pedirle perdón. Y pidamos la tiene tanta paciencia… Recordemos al profeta
gracia de no cansarnos de pedir perdón, por- Isaías, cuando afirma que, aunque nuestros
que él nunca se cansa de perdonar. Pidamos pecados fueran rojo escarlata, el amor de Dios
esta gracia. los volverá blancos como la nieve. Es hermoso,
esto de la misericordia.
Recuerdo que en 1992, apenas siendo
Obispo, llegó a Buenos Aires la Virgen de
Fátima y se celebró una gran Misa por los en-
fermos. Fui a confesar durante esa Misa. Y,
casi al final de la Misa, me levanté, porque
debía ir a confirmar. Se acercó entonces una
ÁNGELUS señora anciana, humilde, muy humilde, de
más de ochenta años. La miré y le dije: “Abue-
Primera alocución del Papa Francisco con la –porque así llamamos nosotros a las perso-
motivo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, nas ancianas–: Abuela ¿desea confesarse?” Sí,
el domingo 17 de marzo de 2013. me dijo. “Pero si usted no tiene pecados…” Y
ella me respondió: “Todos tenemos pecados”.
Hermanos y hermanas, buenos días. Pero, quizás el Señor no la perdona… “El Se-
ñor perdona todo”, me dijo segura. Pero,
Tras el primer encuentro del miércoles pa- ¿cómo lo sabe usted, señora? “Si el Señor no
sado, hoy puedo dirigirles nuevamente mi perdonara todo, el mundo no existiría”. Tuve
saludo a todos. Y me alegra hacerlo en el do- ganas de preguntarle: Dígame, señora, ¿ha
mingo, en el día del Señor. Para nosotros los estudiado usted en la Gregoriana? Porque ésa
cristianos, esto es hermoso e importante: re- es la sabiduría que concede el Espíritu Santo:
unirnos el domingo, saludarnos, hablar unos la sabiduría interior hacia la misericordia de
con otros, como ahora aquí, en la plaza. Una Dios.
plaza que, gracias a los medios de comunica-
ción, tiene las dimensiones del mundo. No olvidemos esta palabra: Dios nunca se
cansa de perdonar. Nunca. “Y, padre, ¿cuál es
En este quinto domingo de Cuaresma, el el problema?” El problema es que nosotros
evangelio nos presenta el episodio de la mujer nos cansamos, no queremos, nos cansamos de
adúltera (cf. Jn 8,1-11), que Jesús salva de la pedir perdón. Él jamás se cansa de perdonar,
condena a muerte. Conmueve la actitud de pero nosotros, a veces, nos cansamos de pedir
Jesús: no oímos palabras de desprecio, no perdón. No nos cansemos nunca, no nos can-
escuchamos palabras de condena, sino sola- semos nunca. Él es Padre amoroso que siem-
mente palabras de amor, de misericordia, que pre perdona, que tiene ese corazón misericor-
invitan a la conversión: «Tampoco yo te con- dioso con todos nosotros. Y aprendamos tam-
deno. Anda, y en adelante no peques más» (v. bién nosotros a ser misericordiosos con todos.
11). Y, hermanos y hermanas, el rostro de Dios
Invoquemos la intercesión de la Virgen, que tantos países del mundo y al Cuerpo Diplomá-
tuvo en sus brazos la Misericordia de Dios tico.
hecha hombre. Ahora todos juntos recemos el Hemos escuchado en el Evangelio que
Ángelus: «José hizo lo que el ángel del Señor le había
(Oración del Ángelus). mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24). En
Saludo cordialmente a todos los peregri- estas palabras se encierra ya la la misión que
nos. Gracias por vuestra acogida y vuestras Dios confía a José, la de ser custos, custodio.
oraciones. Os pido que recéis por mí. Doy un Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es
abrazo nuevamente a los fieles de Roma y lo una custodia que se alarga luego a la Iglesia,
hago extensivo a todos vosotros; y lo hago ex- como ha señalado el beato Juan Pablo II: «Al
tensivo a todos los que habéis venido de diver- igual que cuidó amorosamente a María y se
sas partes de Italia y del mundo, así como a los dedicó con gozoso empeño a la educación de
que se han unido a nosotros a través de los Jesucristo, también custodia y protege su
medios de comunicación. He escogido el nom- cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen
bre del Patrón de Italia, san Francisco de Asís, Santa es figura y modelo» (Exhort.
y esto refuerza mi vínculo espiritual con esta ap. Redemptoris Custos, 1).
tierra, donde, como sabéis, están los orígenes ¿Cómo ejerce José esta custodia? Con dis-
de mi familia. Pero Jesús nos ha llamado a creción, con humildad, en silencio, pero con
formar parte de una nueva familia: su Iglesia, una presencia constante y una fidelidad y to-
en esta familia de Dios, caminando juntos por tal, aun cuando no comprende. Desde su ma-
los caminos del Evangelio. Que el Señor os trimonio con María hasta el episodio de Jesús
bendiga, que la Virgen os cuide. No olvidéis en el Templo de Jerusalén a los doce años,
esto: el Señor nunca se cansa de perdonar. acompaña en todo momento con esmero y
Somos nosotros los que nos cansamos de pe- amor. Está junto a María, su esposa, tanto en
dir perdón. Feliz domingo y buen almuerzo. los momentos serenos de la vida como los difí-
ciles, en el viaje a Belén para el censo y en las
horas temblorosas y gozosas del parto; en el
momento dramático de la huida a Egipto y en
la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y
después en la vida cotidiana en la casa de Na-
zaret, en el taller donde enseñó el oficio a
SANTA MISA Jesús
DE INICIO ¿Cómo vive José su vocación como custo-
dio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la
atención constante a Dios, abierto a sus sig-
Homilía del Santo Padre en la Plaza de San nos, disponible a su proyecto, y no tanto al
Pedro, el martes 19 de marzo de 2013, Solem- propio; y eso es lo que Dios le pidió a David,
nidad de San José, en la Santa Misa con mo- como hemos escuchado en la primera Lectura:
tivo del solemne inicio del ministerio petrino Dios no quiere una casa construida por el
del obispo de Roma. hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su
designio; y es Dios mismo quien construye la
Queridos hermanos y hermanas: casa, pero de piedras vivas marcadas por su
Espíritu. Y José es «custodio» porque sabe
Doy gracias al Señor por poder celebrar es-
escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad,
ta Santa Misa de comienzo del ministerio pe-
y precisamente por eso es más sensible aún a
trino en la solemnidad de san José, esposo de
las personas que se le han confiado, sabe cómo
la Virgen María y patrono de la Iglesia univer-
leer con realismo los acontecimientos, está
sal: es una coincidencia muy rica de significa-
atento a lo que le rodea, y sabe tomar las deci-
do, y es también el onomástico de mi venerado
siones más sensatas. En él, queridos amigos,
Predecesor: le estamos cercanos con la ora-
vemos cómo se responde a la llamada de Dios,
ción, llena de afecto y gratitud.
con disponibilidad, con prontitud; pero vemos
Saludo con afecto a los hermanos Cardena- también cuál es el centro de la vocación cris-
les y Obispos, a los presbíteros, diáconos, reli- tiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra
giosos y religiosas y a todos los fieles laicos. vida, para guardar a los demás, salvaguardar
Agradezco por su presencia a los representan- la creación.
tes de las otras Iglesias y Comunidades ecle-
Pero la vocación de custodiar no sólo nos
siales, así como a los representantes de la co-
atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene
munidad judía y otras comunidades religiosas.
una dimensión que antecede y que es simple-
Dirijo un cordial saludo a los Jefes de Estado y
mente humana, corresponde a todos. Es cus-
de Gobierno, a las delegaciones oficiales de
todiar toda la creación, la belleza de la crea- Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, que com-
ción, como se nos dice en el libro del Génesis y porta también un poder. Ciertamente, Jesu-
como nos muestra san Francisco de Asís: es cristo ha dado un poder a Pedro, pero ¿de qué
tener respeto por todas las criaturas de Dios y poder se trata? A las tres preguntas de Jesús a
por el entorno en el que vivimos. Es custodiar Pedro sobre el amor, sigue la triple invitación:
a la gente, el preocuparse por todos, por cada Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas.
uno, con amor, especialmente por los niños, Nunca olvidemos que el verdadero poder es el
los ancianos, quienes son más frágiles y que a servicio, y que también el Papa, para ejercer el
menudo se quedan en la periferia de nuestro poder, debe entrar cada vez más en ese servi-
corazón. Es preocuparse uno del otro en la cio que tiene su culmen luminoso en la cruz;
familia: los cónyuges se guardan recíproca- debe poner sus ojos en el servicio humilde,
mente y luego, como padres, cuidan de los concreto, rico de fe, de san José y, como él,
hijos, y con el tiempo, también los hijos se abrir los brazos para custodiar a todo el Pue-
convertirán en cuidadores de sus padres. Es blo de Dios y acoger con afecto y ternura a
vivir con sinceridad las amistades, que son un toda la humanidad, especialmente los más
recíproco protegerse en la confianza, en el pobres, los más débiles, los más pequeños; eso
respeto y en el bien. En el fondo, todo está que Mateo describe en el juicio final sobre la
confiado a la custodia del hombre, y es una caridad: al hambriento, al sediento, al foraste-
responsabilidad que nos afecta a todos. Sed ro, al desnudo, al enfermo, al encarcelado
custodios de los dones de Dios. (cf. Mt 25,31-46). Sólo el que sirve con amor
Y cuando el hombre falla en esta respon- sabe custodiar.
sabilidad, cuando no nos preocupamos por la En la segunda Lectura, san Pablo habla de
creación y por los hermanos, entonces gana Abraham, que «apoyado en la esperanza,
terreno la destrucción y el corazón se queda creyó, contra toda esperanza» (Rm 4,18). Apo-
árido. Por desgracia, en todas las épocas de la yado en la esperanza, contra toda esperanza.
historia existen «Herodes» que traman planes También hoy, ante tantos cúmulos de cielo
de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del gris, hemos de ver la luz de la esperanza y dar
hombre y de la mujer. nosotros mismos esperanza. Custodiar la crea-
Quisiera pedir, por favor, a todos los que ción, cada hombre y cada mujer, con una mi-
ocupan puestos de responsabilidad en el rada de ternura y de amor; es abrir un resqui-
ámbito económico, político o social, a todos cio de luz en medio de tantas nubes; es llevar
los hombres y mujeres de buena voluntad: el calor de la esperanza. Y, para el creyente,
seamos «custodios» de la creación, del desig- para nosotros los cristianos, como Abraham,
nio de Dios inscrito en la naturaleza, guardia- como san José, la esperanza que llevamos tie-
nes del otro, del medio ambiente; no dejemos ne el horizonte de Dios, que se nos ha abierto
que los signos de destrucción y de muerte en Cristo, está fundada sobre la roca que es
acompañen el camino de este mundo nuestro. Dios.
Pero, para «custodiar», también tenemos que Custodiar a Jesús con María, custodiar to-
cuidar de nosotros mismos. Recordemos que da la creación, custodiar a todos, especialmen-
el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vi- te a los más pobres, custodiarnos a nosotros
da. Custodiar quiere decir entonces vigilar mismos; he aquí un servicio que el Obispo de
sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, Roma está llamado a desempeñar, pero al que
porque ahí es de donde salen las intenciones todos estamos llamados, para hacer brillar la
buenas y malas: las que construyen y las que estrella de la esperanza: protejamos con amor
destruyen. No debemos tener miedo de la lo que Dios nos ha dado.
bondad, más aún, ni siquiera de la ternura. Imploro la intercesión de la Virgen María,
Y aquí añado entonces una ulterior anota- de san José, de los Apóstoles san Pedro y san
ción: el preocuparse, el custodiar, requiere Pablo, de san Francisco, para que el Espíritu
bondad, pide ser vivido con ternura. En los Santo acompañe mi ministerio, y a todos voso-
Evangelios, san José aparece como un hombre tros os digo: Orad por mí. Amen.
fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma
se percibe una gran ternura, que no es la vir-
tud de los débiles, sino más bien todo lo con-
trario: denota fortaleza de ánimo y capacidad
de atención, de compasión, de verdadera aper-
tura al otro, de amor. No debemos tener mie-
do de la bondad, de la ternura.
Oficina de Información del Opus Dei, 2013
Hoy, junto a la fiesta de San José, cele- Textos tomados de www.vatican.va.
bramos el inicio del ministerio del nuevo © Copyright 2013 - Libreria Editrice Vaticana

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