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La oveja y el lobo del bosque

Hubo en algún tiempo un pastor que cuidaba de sus ovejas con celo y esmero
para mantenerlas congregadas. Un día mientras dormía por la larga jornada aconteció
el hecho que detuvo su calma. Una de las ovejas se le había extraviado al bosque
tenebroso donde acechaban lobos en la oscuridad para emboscar a sus víctimas. La
oveja absolutamente perdida no estaba advertida del peligro avecinado y el pastor
angustiado partió en su búsqueda. Un lobo merodeaba cerca de una quebrada rocosa
y olfateó lo que sería su cena. La oveja no pasó desapercibida, se topó con el lobo de
frente y en eso exclamo su agresor ¡vaya, vaya, pero que aperitivo tenemos aquí! la
oveja desconcertada por semejante intimidación se asustó y huyo. El lobo con astucia
estuvo resuelto en ponerle una trampa vil, pero ya la oveja presentía su cruel
intención. El cordero cayo a propósito en la tentación y el feroz animal rozo una de sus
patas para devorarlo, aun así consiguió escapar cojeando con apremio. El lobo desistió
de la oveja que consideraba estúpida cuando balaba y siguió errante escondido entre
los árboles. En una ocasión dos cazadores experimentados estaban persiguiendo lobos
para cortar y apoderarse de su preciada piel. Uno de los hombres oculto entre las
densas ramas detecto al lobo y con su escopeta le disparo en el lomo. El lobo
sangrando a causa de la bala se encontró gravemente aullando con debilidad. La oveja
descansando en una gruta corrió acelerado para descubrir lo que ocurría y hallo a su
depredador herido tendido del dolor. La oveja sin saber qué hacer ante tal suceso
decidió auxiliarlo y en efecto curarlo, con torpeza fue cicatrizando las heridas, logrando
cerrarlas por completo. En eso el lobo impresionado por la hazaña recordó su pasado y
no pudo contener las lágrimas que corrían como ríos al percibir quien era aquel
salvador. La oveja también lloraba y suplicaba que no quitara su vida. Este lobo
apiadado aprendió esa lección y nunca más amenazo a la distraída oveja, volviendo
hacia los brazos del protector pastor.

Autor: Carlos Salas

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