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«Mis queridos hijos: vengo a convocarlos a esta misión de paz, les prometo no separarme de

vuestro lado, regresar a ustedes en mi sábado de cada mes, para prepararlos y enseñarles su parte
en este plan divino de gracia. Queridos hijos míos, los llamo aquí para completar todo lo que les he
pedido; la hora para la culminación de mi mensaje de paz ha llegado, reúnanse todos fielmente
para su consagración con el «Si» a Dios Padre en el día de mi fiesta. A mi se me dará el camino
para hacer posible sus deseos de ayudar en esta misión; vengan todos juntos bajo la guía de mi
Corazón y de mis pastores escogidos. Plantaré en ustedes la semilla de la santidad por la cual
crecerá la gracia y la virtud».

Enero 1 de 1993

Juan 14,22

Señor, ¿por qué sólo te vas a mostrar a nosotros, y no a los demás?

23 
Jesús le contestó:

—Si alguien me ama, también me obedece. Dios mi Padre lo amará, y vendremos a vivir con
él. 24 Los que no me aman, no me obedecen. Pero yo les he dicho solamente lo que mi Padre me
envió a decirles, no lo que a mí se me ocurrió.

Marcos 14:22-24

Y mientras comían, tomó pan, y habiéndo{lo} bendecido {lo} partió, se {lo} dio a ellos, y dijo:
Tomad, esto es mi cuerpo. Y tomando una copa, después de dar gracias, se {la} dio a ellos, y todos
bebieron de ella. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos.

Juan 6:51

Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el
pan que yo también daré por la vida del mundo es mi carne.

Juan 6,53

Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y
bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida
eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es
verdadera bebida

Milagro eucarístico hizo retroceder las olas del mar ante la hostia
consagrada.

Cuando pensamos en milagros eucarísticos nos solemos referir a sucesos


en que la hostia consagrada se convierte en la carne y en la sangre de
Cristo. Pero hay otros en los cuales la propia hostia consagrada ha sido el
vehículo por el cual se ha realizado un milagro. Una de los más conocidos
de estos milagros es el de Tumaco, Colombia, donde una hostia consagrada
fue el vehículo, sobre el que oró toda la población, para evitar un tsunami
que hubiera barrido la ciudad.

El suceso tuvo lugar el 31 de enero de 1906, en el pueblo de Tumaco,


situado en una pequeñísima isla en la parte occidental de Colombia, bañada
por el océano Pacífico.

Hallábase allí, el reverendo padre fray Gerardo Larrondo de San José,


teniendo como auxiliar en la cura de almas al padre fray Julián Moreno de
San Nicolás de Tolentino, ambos Recoletos.

Eran próximamente las diez de la mañana, cuando comenzó a sentirse un


espantoso temblor de tierra, siendo este de tanta duración que, según cree
el padre Larrondo, no debió bajar de diez minutos, y tan intenso, que dio
con todas las imágenes de la iglesia en tierra. El pánico se apoderó del
pueblo, que se agolpó en la iglesia y alrededores, llorando y suplicando a
los padres que organizasen inmediatamente una procesión. Lo que pareció
más prudente los padres, fue animar y consolar a los fieles, asegurándoles
que no había motivo para tan horrible espanto como el que se había
apoderado de todos, y en esto se ocupaban los dos fervorosos ministros del
Señor cerca de la iglesia, cuando advirtieron que, como efecto de aquella
continua conmoción de la tierra, iba el mar alejándose de la playa y
dejando en seco quizá hasta kilómetro y medio de terreno de lo que antes
cubrían las aguas, las cuales iban a la vez acumulándose mar adentro,
formando como una montaña que, al descender de nivel, había de
convertirse en formidable ola, quedando probablemente sepultado bajo ella
o siendo tal vez barrido por completo el pueblo Tumaco, cuyo suelo se halla
precisamente a más bajo nivel que el del mar.
Aterrado entonces el padre Larrondo, acercándose precipitadamente hacia
la iglesia, sumió a toda prisa las hostias del sagrado copón, reservándose
solamente la h ostia grande, y, acto seguido, vuelto hacia el pueblo,
llevando el copón en una mano y en otra a Jesucristo Sacramentado,
exclamó:

¡¡Vamos, hijos míos, vamos todos hacia la playa y que Dios se apiade de
nosotros!!

Poco tiempo había pasado, cuando ya el padre Larrondo se hallaba en la


playa, y aquella montaña formada por las aguas comenzaba a moverse
hacia el continente, y las aguas avanzaban como impetuoso aluvión, sin
que poder alguno de la tierra fuera capaz de contrarrestar aquella
arrolladora ola, que en un instante amenazaba destruir el pueblo de
Tumaco.

No se intimidó, sin embargo, el fervoroso sacerdote; antes bien, descendió


intrépido a la arena y, colocándose dentro de la jurisdicción ordinaria de las
aguas, en el instante mismo en que la ola estaba ya llegando y crecía hasta
el último límite el terror y la ansiedad de la muchedumbre, levantó con
mano firme y con el corazón lleno de fe la sagrada Hostia a la vista de
todos, y trazó con ella en el espacio la señal de la Cruz.

La ola avanza un paso más y, sin tocar el sagrado copón que permanece
elevado, viene a estrellarse contra el ministro de Jesucristo, alcanzándole el
agua solamente hasta la cintura.

Apenas se ha dado cuenta el padre Larrondo de lo que acaba de sucederle,


cuando oye primeramente al padre Julián, que se hallaba a su lado, y luego
a todo el pueblo en masa, que exclamaban con euforia:¡Milagro! ¡Milagro!.

Aquella ola se había contenido instantáneamente, y la enorme montaña de


agua, que amenazaba borrar de la faz de la tierra el pueblo de Tumaco,
iniciaba su movimiento de retroceso para desaparecer, mar adentro,
volviendo a recobrar su ordinario nivel y natural equilibrio.

El milagro eucarístico de Lanciano según el


científico que comprobó su autenticidad
Verdadero tejido cardíaco sostuvo el doctor Edoardo Linoli en sus manos,
como él mismo reconoce a Zenit– cuando analizó años atrás las reliquias
del milagro eucarístico de Lanciano (Italia), el más antiguo de los
conocidos.

El fenómeno se remonta al siglo VIII. En Lanciano, en la iglesia dedicada a


san Legonciano, un monje basiliano que celebraba la misa en rito latino,
tras la consagración, empezó a dudar de la presencia real de Cristo bajo
las sagradas especies.

En ese momento el sacerdote vio cómo la sagrada hostia se


transformaba en carne humana y el vino en sangre, que posteriormente
se coaguló. En la catedral se custodian estas reliquias.

Profesor de Anatomía e Histología Patológica, de Química y Microscopia


Clínica, y ex jefe del Laboratorio de Anatomía Patológica en el Hospital de
Arezzo, el doctor Linoli ha sido el único que ha analizado las reliquias del
milagro de Lanciano. Sus resultados han suscitado un gran interés en el
mundo científico.

En noviembre de 1970, por iniciativa del arzobispo de Lanciano,


monseñor Pacifico Perantoni, y del ministro provincial de los
Conventuales de Abruzzo, contando con la autorización de Roma, los
Franciscanos de Lanciano decidieron someter a examen científico las
reliquias.

Se encomendó la tarea al profesor Linoli, ayudado del profesor Ruggero


Bertelli –de la Universidad de Siena–. Con la mayor atención, el profesor
Linoli extrajo partes de las reliquias y sometió a análisis los restos de
«carne y sangre milagrosas». El 4 de marzo de 1971 presentó los
resultados.

Evidencian que la carne y la sangre eran con seguridad de naturaleza


humana. La carne era inequívocamente tejido cardíaco, y la sangre era
verdadera y pertenecía al grupo AB.

Consultado por Zenit, el profesor Linoli explicó que «por lo que respecta a
la carne me encontré en la mano con el endocardio. Por lo tanto no hay
duda alguna de que se trata de tejido cardíaco».

En cuanto a la sangre, el científico subrayó que «el grupo sanguíneo es el


mismo del hombre de la Sábana Santa de Turín, y es particular porque
tiene las características de un hombre que ha nacido y vivido en las
zonas de Oriente Medio».

«El grupo sanguíneo AB de los habitantes del lugar de hecho tiene un


porcentaje que va del 0,5 al 1%, mientras que en Palestina y en las
regiones de Oriente Medio es del 14-15%», apuntó. <br>
El análisis del profesor Linoli reveló además que no había en la reliquia
sustancias conservantes y que la sangre no podía haber sido extraída de
un cadáver, porque se habría alterado rápidamente.
El informe del profesor Linoli fue publicado en «Quaderni Sclavo di
diagnostica clinica e di laboratorio» (1971, fasc.3, Grafiche Meini, Siena).

En 1973, el consejo superior de la Organización Mundial de la Salud


(OMS) nombró una comisión científica para verificar las conclusiones del
médico italiano. Los trabajos se prolongaron 15 meses con un total de
medio millar de exámenes. Las conclusiones de todas las
investigaciones confirmaron lo que había sido declarado y publicado en
Italia.

El extracto de los trabajos científicos de la comisión médica de la OMS


fue publicado en diciembre de 1976 en Nueva York y en Ginebra,
confirmando la imposibilidad de la ciencia de dar una explicación a este
fenómeno.
El profesor Linoli participa este jueves en el Congreso sobre los milagros
eucarísticos que ha organizado el Master en Ciencia y Fe del Ateneo
Pontificio Regina Apostulorum (Roma), en colaboración con el Instituto
San Clemente I Papa y Mártir, con ocasión del Año Eucarístico que
celebra la Iglesia universal hasta octubre.

«Los milagros eucarísticos son fenómenos extraordinarios de distinto


tipo», explicó el director del Congreso, el padre Rafael Pascual LC, en
«Radio Vaticana»: «por ejemplo, está la transformación de las especies
del pan y del vino en carne y sangre, la preservación milagrosa de las
Hostias consagradas, o algunas hostias que vierten sangre».

«En Italia hay varios lugares donde han ocurrido estos milagros
eucarísticos –aclaró–, pero también los hallamos en Francia, Alemania,
Holanda, España» y algunos «en América del Norte».

El Santo Padre Pío nunca entregó ni recibió la Comunión en la Mano

Ningún Santo que hoy está en los altares de la Iglesia ha recibido ni entregado la
comunión en la mano.

Nunca Comulgar en la Mano


La comunión en la mano es –como Nuestro Señor le dijo a Catalina Rivas- el trabajo
sacrílego de Satanás. Solo es necesario analizar estas cuatro palabras “trabajo
sacrílego de Satanás” y ver una Iglesia a la hora de la comunión por dentro hoy en
día para comprenderlas.
Los católicos hoy en día no saben lo que es pecado, y no saben que eso que ellos
hacen es pecado. Es blasfemia contra la Sagrada Eucaristía decir y consentir la
idea de “que te da asco recibir la comunión en la boca porque te pueden contagiar una
enfermedad con la saliva de otra persona”. Además, luego de blasfemar contra la
Sagrada Eucaristía los católicos cometen sacrilegio contra la Sagrada
Eucaristía tocando con sus manos las Sagradas Especies y, comulgando con estos
pecados, se comen su propia condenación.
Cualquier católico bien formado ha dicho siempre y, las nuevas generaciones
decimos hoy en día incluso, que tocar la Sagrada Eucaristía es privilegio solo del
Sacerdote quien ha sido consagrado para ello, pero un mal católico dice “yo también
puedo hacer eso” y lo hace.

No les interesa lo dicho por Santo Tomás de Aquino, en su gran Summa Teológica:


«La administración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote por tres razones:

«Primera, porque él consagra en la persona de Cristo. Pero como Cristo consagró Su


Cuerpo en la (Ultima) Cena, así también Él lo dio a otros para ser compartido con ellos.
En consecuencia, como la consagración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote,
igualmente su distribución corresponde a él.
«Segunda, porque el sacerdote es el intermediario designado entre Dios y el pueblo,
por lo tanto corresponde a él ofrecer los dones del pueblo a Dios. Así, corresponde a él
distribuir al pueblo los dones consagrados.

«Tercera, porque por reverencia a este Sacramento, nada lo toca sino lo que está
consagrado, ya que el corporal y el cáliz están consagrados, e igualmente las manos
del sacerdote para tocar este Sacramento. Por lo tanto, no es lícito para nadie más
tocarlo, excepto por necesidad, por ejemplo si hubiera caído en tierra o también el
algún otro caso de urgencia».

Es cuestión solo de escuchar a los católicos sus justificaciones para recibir la comunión
en la mano para comprender que son del todo egoístas. La comunión en la mano para
ellos se basa en su gran “yo quiero”.

El Magisterio de la Iglesia “La Comunión en la mano”


La Eucaristía, fuente y culmen de la vida eclesial

1324 La Eucaristía es "fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11). "Los


demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de
apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada
Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo
mismo, nuestra Pascua" (PO 5).

Defensa Biblica “la mano nombrada por el Señor”

San Lucas capitulo 22, 21

El Magisterio de la Iglesia es amplio en este tema frente a la mala práctica de los


católicos:

“Excomúlguese a cualquiera que ose recibir la Sagrada Comunión en la mano.”


Concilio de Zaragoza: (a.380)
Confirma esta sentencia. El Sínodo de Toledo

“Condenamos la comunión en la mano para poner un limite a los abusos que ocurren a
causa de esta práctica, y como salvaguarda contra sacrilegios.” Sínodo de Rouén:
(a.650)

“Prohíbase a los creyentes tomar la Sagrada Hostia en sus manos, excomulgando a los
transgresores”. El sexto Concilio Ecuménico en Constantinopla: (680-681)
“El hecho de que sólo el sacerdote da la sagrada Comunión con sus manos
consagradas es una Tradición Apostólica”. Concilio de Trento: (1545-1565)
El Concilio Vaticano II no normó el tema, ya que era innecesario repetir lo que se
había confirmado en concilios anteriores, pero obispos europeos “soltaron” el tema en
el Concilio Vaticano II y la noticia se difundió como cierta entre los sacerdotes
favorables a esta posición (principalmente europeos) y los católicos confiaron en sus
sacerdotes y comenzaron a comulgar en la mano.

Por otro lado los Santos de la Iglesia jamás han recibido la comunión en la mano por el
contrario la han rechazado.

“…el peor mal de nuestro tiempo es la Comunión en la mano.” Madre Teresa de


Calcuta (The Wanderer, 23 de marzo de 1982).
“El derecho de recibir la Santa Comunión en la mano es permitida solamente en
tiempos de persecución”. San Basilio el Grande, Doctor de la Iglesia (330-379) San
Basilio el Grande consideraba la Comunión en la mano tan irregular que no vaciló en
considerarla una grave falta.

“Para reverenciar este Santo Sacramento, nada lo toque, salvo lo que está
consagrado; así como la Hostia y el Cáliz están consagrados, así lo están las manos
consagradas de los sacerdotes, para tocar este Sacramento”. Santo Tomás de Aquino,
Doctor de la Iglesia :(1225-1274)  Summa Theológica, Parte III; Q.82, art3, Rep Obj
8).

“Sólo ellos, (los sacerdotes), deben administrarlo, y no otros” San Francisco de Asís:
(1182-1226)  (Carta 2ª, a todos los fieles, 35).
 “Mira, hija mía, les obsequio cinco cosas a mis sacerdotes (…), y en quinto lugar el
privilegio de tocar con sus manos mi Carne Sagrada”. (Jesucristo a…) Santa Brígida de
Suecia, + 1373

“Las Sagradas Especies no son para ser manipuladas por otros que no estén
consagrados al Señor”. San Sixto I Papa ( a.115)
“Prohiban a los creyentes tomar la Sagrada Hostia en la mano”. Papa San Eutiquiano
(275-283)

“Enérgicamente defendemos y requerimos a los creyentes obediencia en cuanto a la


práctica de administrar la Sagrada Comunión en la lengua del creyente”. El Papa San
León el Grande (440-461):
“Cuando se recibe la Comunión es necesario estar arrodillado, tener la cabeza
ligeramente humillada, los ojos modestamente vueltos hacia la Sagrada Hostia, la
boca suficientemente abierta y la lengua un poco fuera de la boca reposando sobre el
labio inferior”. San Pío X

“Hay que reprobar severamente la temeraria osadía de quienes introducen


intencionadamente nuevas costumbres litúrgicas, o hacen renacer ritos ya desusados,
y que no están de acuerdo con las leyes y rúbricas vigentes”. Pio XII:
“El tocar las Sagradas Especies, su distribución con las propias manos, es un privilegio
de los ordenados” Juan Pablo II, Papa, nos decía en la Carta “Dominicae Cenae (24-
Feb-80). Y para que nadie interpretase de otra forma estas palabras, tres meses
después, ante las cámaras de la televisión francesa, negaba la Comunión en la mano a
la esposa del Primer Ministro, Giscard DÉstaing. El mismo año, declaró en Fulda
(Alemania) que no estaba de acuerdo con el Documento que autorizaba en este País
dicha forma de Comulgar. (Cfr. “Vox Fidei”, n.10-1981; “Chiesa Viva”, n.112; “Sol de
Fátima”, n.82). Y debido al revuelo que estos hechos tomaron durante una Santa Misa
en el Vaticano entregó la comunión en la mano para escandalizar a los sacerdotes ahí
presentes quienes vieron –en su Papa- que dicha forma no era digna de un sacerdote.

En el libro LA PASIÓN de las revelaciones de Jesús a Catalina Rivas, Nuestro Señor le


dice (léase página 21): “No son ni 10 ni 20 los verdugos que destrozan Mi Cuerpo; son
muchísimas las manos que lastiman Mi Cuerpo, recibiendo la comunión en la mano— el
trabajo sacrílego de Satanás.”

En Fátima, en el año 1916, el Ángel de la Paz enseña a los pastorcitos


-en su tercera aparición- una oración de reparación:
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor
Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los
méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María te pido la
conversión de los pobres pecadores”.
La Santísima Virgen en sus mensaje al Padre Gobbi le dice “Pero están sobre
todo los sacrilegios que forman hoy, en torno a mi Corazón Inmaculado, una dolorosa
corona de espinas. En estos tiempos ¡cuántas comuniones y cuántos sacrilegios se
cometen! Se puede decir que hoy ya no hay una celebración eucarística en la
que no se hagan comuniones sacrílegas. ¡Si viérais con mis propios ojos cuán
grande es esta plaga, que ha contaminado a toda la Iglesia y la paraliza, la detiene, la
hace impura y tan enferma! Si vierais con mis ojos, también vosotros derramaríais
Conmigo lágrimas copiosas.”
Si la Santísima Virgen ya nos advirtió de la cantidad de sacrilegios que
se ven al interior de la Iglesia, entonces hagamos como Ella nos ha
pedido: oración, reparación y penitencia.

15 de noviembre de 1972 Papa Pablo Sexto “El humo de Satanás por alguna rendija entro en la
Iglesia.

Plan orquestado por Satanás ¿Por qué se impuso la Comunión en la mano?

Concilio de Trento hubo reverencia para comulgar de rodillas y en la boca.

Concilio Vaticano Segundo 1965 y 1966 “El papa mando una carta que no se podía comulgar en
la mano” y desobedecieron al Papa Pablo Sexto.

En 1969 piden reglamentar la comunión en la mano, el 12 de marzo se hace una encuesta


mundial a 2136 Obispos, las dos terceras partes, votaron la mayoría que se siguiera dando la
comunión de la forma tradicional. La Mayoria gano.

El Cardenal Anibal secretario de la reforma litúrgica, engaña al Papa que la Mayoria estaban a
favor y miente al Papa.

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