La disciplina de la ética se inserta como bisagra entre la filosofía y la experiencia empírica,
entre la vida cívica e individual. Con la configuración del ethos se comienza a hablar de comunidad y del ciudadano, y del vínculo del individuo con los otros en la Antigua Grecia. El ethos, como un pensar sobre lo que se debe hacer y lo que se debe evitar, establece el primer gesto teórico cuyo principal programa es mejorar la praxis. Con el nace la ética, la filosofía práctica. La ética traduce lo conceptual y lo general de una determinada cultura, a lo concreto y particular, y esa relación determina la moral. Recorrer la historia de la ética es recorrer la historia de la humanidad. La ley relativa del bien y el mal, nacida a partir de los inicios de Nuestros Tiempos, comienza a ser entendida como creación humana. Su cumplimiento depende de la calidad del contrato que se celebra entre pares, mortales y terrenales.