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3 formas de trabajo enajenado en Marx y el concepto del fetichismo de la

mercancía.
Antes de comentar cuales son esas tres formas de trabajo enajenado es necesario
aclarar el concepto de enajenación que Marx expresa en el texto, para ello Marx se
sirve de términos como desrealización del trabajo, desvalorización del mundo
humano, realización del trabajo y extrañamiento. ¿A qué se refieren todos estos
términos? A grandes rasgos, si no me equivoco, hacen referencia a las
consecuencias de ser un obrero "desposeído" y determinado por la relación esencial
del trabajo, la cual Marx comenta que es aquella relación entre el trabajador y la
producción. Aclarando este punto, entonces, el primer momento de enajenación
tiene lugar en la relación del trabajador con el producto mismo de su trabajo, donde
el resultado de la producción le es ajeno a él, pues lo que el trabajador produce lo
hace a partir de que él mismo se convierte en fuerza de trabajo y, por lo tanto, en
mercancía, al producir objetos que no le pertenecen, estos objetos le resultan
indistintos, fuera de él, Marx lo define como extrañamiento. El trabajo (rentar nuestra
fuerza de trabajo) es por las condiciones desiguales económicas que nos obligan a
trabajar, no es una actividad que se haga por gusto y aquí es donde entra el
segundo momento de enajenación, al convertirnos en mercancía (rentar nuestra
fuerza de trabajo) por la necesidad de obtener los medios de subsistencia
suficientes para (sobre)vivir, la misma actividad productiva y no solo el resultado de
la producción nos resulta "extraña" pues, ni siquiera la actividad que ejercemos
como trabajadores nos pertenece, un ejemplo personal de ello, si no me equivoco,
puede ser cuando en el ámbito laboral nuestros superiores nos comentan la
siguiente expresión: "Aquí nadie es indispensable". Lo que implica, entonces, que
como trabajador (mercancía) somos fácilmente reemplazables, pues, cualquiera
puede ejercer la actividad productiva al mercantilizarse (enajenarse), por lo tanto, en
este segundo momento de enajenación, el trabajador no solo no posee el resultado
de su producción, sino también carece de un sentido de pertenencia en sí mismo, lo
que hará que se sienta libre o realizado sólo fuera del trabajo. Finalmente, como
tercer momento de enajenación, podemos identificar conceptos como "ser genérico"
y "actividad vital consciente" que hacen referencia a la propia especie humana y sus
necesidades tanto biológicas como de otro tipo (¿sociales?). Este tercer momento
está interconectado por el segundo, pues, como habíamos mencionado con
anterioridad, el trabajador sólo se siente pleno, "realizado", únicamente fuera del
ámbito laboral. La satisfacción de necesidades básicas como la alimentación, la
reproducción en el sentido sexual, etcétera, se consideran necesidades humanas,
sin embargo en este tercer momento de enajenación estás necesidades básicas se
convierten en el fundamento de la vida humana, se reduce la vida a este aspecto y
pasa a segundo plano el aspecto "espiritual", el fin de la vida humana se vuelve
homogéneo y gira entorno a partir de la satisfacción de estas necesidades básicas a
través de concebir el trabajo como un medio para ese determinado fin, por lo tanto
la actividad vital pasa a ser asunto del trabajo.

Fetichismo es una palabra con varios significados dependiendo el área o ámbito que
la aborde, a grandes rasgos, en un sentido marxista, hace referencia a esa
"divinización" de las mercancías que implica considerar estos resultados del proceso
de producción como un objeto con valor (valor de cambio) inherente a sí mismo,
ignorando que ese producto es resultado de quién renta (enajena) su fuerza de
trabajo para su elaboración.
Para entender e identificar entonces el fetichismo de las mercancías hay que
comprender el mecanismo de la forma actual de producción y sus formas de
enajenación descritas anteriormente. De esta manera se puede entender que la
base social sobre la cual se estructura la actualidad consiste en la producción de
mercancías, donde el resultado de la producción es por el trabajo abstractamente
humano (enajenación) y su relación social con las "cosas" más que con los
individuos, por lo tanto, la mercancía, en cuanto valor de cambio, fomenta la
enajenación y se fetichiza, pues, el valor se convierte en criterio último de la
mercancía en el intercambio y bajo una lógica de equivalencia presente en el
proceso social.

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