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FAMILIAS
1. Que Dios ocupe el lugar más importante en el corazón de cada Familia; por tanto, resistimos toda
autosuficiencia, porque “¿De qué aprovecha al hombre si gana todo el mundo y pierde su alma y
la de los suyos?”. Nos rendimos en completa y total dependencia a Dios.
2. Que los ojos del entendimiento dejen de estar cegados por Satanás, y las familias de la tierra
conozcan la fiel revelación de Dios y Su Verdad.
3. Restauración espiritual en los hogares:
• Que venga una renovación de santidad en las vidas de cada familia.
• Que los matrimonios y familia levanten los estándares de Santidad, pues se necesitan modelos
para las nuevas generaciones que han perdido el sentido de santidad.
• Que cada Familia renuncie a toda decadencia espiritual en la cual se han acomodado, para que
vuelvan al plan original de Dios.
• Que los Matrimonios sean estables y permanentes, que sean como un muro para sus hijos donde
estos crezcan seguros.
• Que los hijos sean más sensibles a la voz de Dios, y puedan responder como Samuel:
“Habla, Señor, que tu siervo oye”.
4. Que en la Familia prevalezca el concepto Bíblico del amor:
• Manifestando amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y auto-control
hacia los miembros de la familia. (Gálatas 5:22, 23)
• Incluyendo la crianza, el sustento, el consuelo, el cuidado, el contacto y la expresión verbal
del respeto interno como actos de amor entre los miembros de la familia.
• Debido a que los miembros de la familia se aman, animan, apoyan, protegen, consuelan, respetan,
perdonan y cuidan cariñosamente unos de otros; y todos los miembros de la familia se toman el
tiempo para expresarse afecto y respeto los unos a los otros de manera piadosa, expresiva y verbal.
(1 Corintios 13; Marcos 10:14; Efesios 6:4; Isaías 40:11; Salmo 27:11)
5. Que la familia proporcione a los hijos del ambiente donde sean más sensibles a la voz de Dios,
permanezcan en santidad y desarrollen la fidelidad al SEÑOR.
6. Que se afirmen los principios bíblicos y los valores eternos en la familia, pues una sociedad
deshumanizada es síntoma de ausencia de valores en los hogares.
7. Que la familia siga siendo esa comunidad de amor, conforme al diseño de Dios.
8. Que ninguna Familia se conforme a este siglo sino que sean transformadas por medio de la
renovación de su entendimiento, para que puedan comprobar la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta para sus vidas.
9. Que las familias sean evangelizadas para que a través de la Fe en Jesucristo sean levadura en la
sociedad, y puedan llegar a vivir los principios bíblicos para que experimenten las bendiciones que
solo Jesucristo puede dar.
10. Que la influencia de la familia se fortalezca para transformar a la sociedad para la gloria de Dios.
11. Que nuestra sociedad no se deje modelar pasivamente por las costumbres reinantes aceptando,
sin escudriñar, examinar ni cuestionar, las reglas impuestas por el medio social.
12. Que el principio gobernante de toda la interacción familiar sea un amor entregado, justo y Bíblico,
ejercido a través del poder del Espíritu Santo, a pesar del desempeño, actitud o circunstancias, y
que este amor se exprese al poner las necesidades de los otros miembros de la familia antes que
las propias. (Juan 15:22; 13:35; 1 Corintios 13; Colosenses 3:14; Filipenses 2:1-4)
15. Que cada familia reconozca que Dios tiene un propósito para los abuelos y para los otros parientes
ancianos (Gálatas 6:10); y reconozcan que los abuelos son responsables de enseñar primero a sus
hijos adultos el cómo enseñar a sus nietos, y que cada miembro de la familia ayude a garantizar que
esto realmente ocurra. (Salmo 78:1-8)
16. Que cada familia Cristiana trabaje enérgicamente para el avance del reino de Dios:
• Que este propósito se cumple por la unidad entre esposo y esposa, por medio de tener hijos y
educarlos como cristianos.
• Que el evangelismo tenga como eje el hogar, la hospitalidad y otros ministerios de misericordia
basados en el hogar.
• Entrenando líderes Cristianos como cabezas piadosas de sus hogares.
(Génesis 1:27-28; Mateo 28:18-20; Deuteronomio 6:7; 11:19; 1 Timoteo 2:15-3:13; 1Corintios 7:21;
Salmo 127, 128).