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Se conoce como lealtad al carácter de una persona, cosa o animal leal. El término de lealtad
expresa un sentimiento de respeto y fidelidad hacia una persona, compromiso, comunidad,
Zorganizaciones, principios morales, entre otros.
El término lealtad proviene del latín “legalis” que significa “respeto a la ley”.
El término leal es un adjetivo usado para identificar a un individuo fiel en base a sus acciones o
comportamiento. Es por ello, que una persona leal es aquella que se caracteriza por ser
dedicada, y cumplidora e inclusive cuando las circunstancias son adversas, así como defender
en lo que cree, por ejemplo: un proyecto.
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Integridad
Guillermo Westreicher 2 min Referenciar
La integridad es la condición de un individuo u objeto de mantener todas sus partes. Esto no
incluye solo lo físico, sino los valores y convicciones.
Es decir, se puede afirmar que una persona es íntegra cuando actúa de acuerdo a las ideas
que siempre ha manifestado. Esto significa que es confiable.
Se suele asociar la integridad con términos como rectitud y moralidad, pero estos son
subjetivos. Es decir, lo moral para una persona puede no serlo para otra que pertenece a otra
cultura. Por esa razón, es preferible entender la integridad como el actuar en coherencia con
los propios valores.
Algo de historia
La palabra ética proviene del latín ethĭcus, que a su vez procede del griego antiguo ἠθικός
(êthicos), derivado de êthos, que significa 'carácter' o 'perteneciente al carácter'.
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Cómo ser una persona ética
La respuesta más clara y simple a la pregunta sobre cómo ser éticos es: pensar. La ética es la
reflexión racional sobre aquello que entendemos por conducta buena. En consecuencia, una
persona ética reflexiona racionalmente sobre el propio comportamiento, su vida y el mundo.
Pero, también piensa sobre la verdad de sus valores, elige deliberadamente lo correcto y hace
lo correcto.
La vida misma nos exige ser capaces de pensar sobre problemas éticos complejos. De hecho,
todos deberíamos estar en condiciones de poder navegar a través de la incertidumbre y, así,
alcanzar la cima de lo que es posible.
La ignorancia sobre la ética es una de las cosas que más nos aleja de la misma ética. La
verdad es que tenemos preconceptos erróneos y no la comprendemos. La cuestión es que si
no entendemos la ética, es probable que no tengamos la oportunidad de pensar
cuidadosamente sobre los valores que dan forma a la sociedad y a la propia vida. Por
consiguiente, el primer paso hacia la ética es entenderla. Una persona ética tiene claro qué es
la ética.
La razón más importante para entender la ética es que es ineludible. Simplemente no podemos
escapar de ella. Es casi imposible imaginar una sociedad sin normas ni leyes, ni formas de
evaluar lo que es deseable o insano. Todos somos responsables de formarnos una idea clara
sobre lo que entendemos como ética, y de educarnos sobre el tema. Ahora bien, para
formarnos una idea clara podemos pensar sobre las propias ideas, leer sobre ética y hablar con
otros sobre lo que ellos piensan como ética.
Para empezar, lo más importante que debemos saber sobre la ética es que se trata de
encontrar nuestra identidad, mejorar la conciencia y nuestras habilidades sociales y
emocionales. De manera que desarrollemos nuestro potencial y saquemos a la luz lo mejor de
nosotros.
El propósito de la vida importa
Hay que destacar que la ética profesional se ve ampliamente reflejada en la manera de actuar
de los trabajadores, por lo que, si alguno de ellos tiene una profunda falta de valores, es muy
posible que realice acciones que perjudiquen a la empresa y a sus compañeros de trabajo.
Es por ello que el principal objetivo de la ética profesional es dejar de lado los beneficios
individuales, y trabajar en conjunto por el bien común. Si a la empresa le va bien los
trabajadores tendrán estabilidad laboral, pero si se realizan acciones que perjudiquen
directamente a la organización, las consecuencias pueden afectar a muchas personas.
Es importante destacar que al quebrantar de manera deliberada los valores en los que se basa
la ética profesional puede ser causa de sanciones, incluso por la vía legal. Cada profesión tiene
valores y compromisos específicos con los que cada colaborador debe conducirse, es por ello
que las sanciones a quienes no se apeguen a estos principios pueden ir desde la destitución
del cargo, la pérdida de cédula profesional o incluso cumplir una condena en prisión.
En algunos casos específicos, los colaboradores pueden tener un conflicto entre sus valores
éticos personales y los profesionales, lo que puede derivar en que consideren que no están
actuando correctamente y decidan romper relación con la empresa o no apegarse a los
principios de la empresa y anteponer sus principios personales a los profesionales.
Por todas estas razones, las empresas tienen la opción de recurrir a los test de honestidad y
ética, con los que se podrán conocer los valores, principios y comportamiento ético de los
colaboradores actuales y futuros. Con este tipo de medidas, las organizaciones pueden prever
escenarios de conflictos éticos, tomar medidas preventivas y correctivas.
Los departamentos de Recursos Humanos pueden recurrir a empresas como TPS, la cual se
especializa en evaluar la honestidad, ética e integridad de los profesionistas, con el fin de dar
más tranquilidad a las empresas donde laboran.
….La ética profesional consiste en un conjunto de normas y valores que rigen el actuar de los
trabajadores en una organización. Se basa, principalmente, en los valores universales que
poseen los seres humanos (como responsabilidad, honestidad, respeto, discreción , entre
otros) aplicados directamente en el entorno laboral.
Hay que destacar que la ética profesional se ve ampliamente reflejada en la manera de actuar
de los trabajadores, por lo que, si alguno de ellos tiene una profunda falta de valores, es muy
posible que realice acciones que perjudiquen a la empresa y a sus compañeros de trabajo.
Es por ello que el principal objetivo de la ética profesional es dejar de lado los beneficios
individuales, y trabajar en conjunto por el bien común. Si a la empresa le va bien los
trabajadores tendrán estabilidad laboral, pero si se realizan acciones que perjudiquen
directamente a la organización, las consecuencias pueden afectar a muchas personas.
Es importante destacar que al quebrantar de manera deliberada los valores en los que se basa
la ética profesional puede ser causa de sanciones, incluso por la vía legal. Cada profesión tiene
valores y compromisos específicos con los que cada colaborador debe conducirse, es por ello
que las sanciones a quienes no se apeguen a estos principios pueden ir desde la destitución
del cargo, la pérdida de cédula profesional o incluso cumplir una condena en prisión.
En algunos casos específicos, los colaboradores pueden tener un conflicto entre sus valores
éticos personales y los profesionales, lo que puede derivar en que consideren que no están
actuando correctamente y decidan romper relación con la empresa o no apegarse a los
principios de la empresa y anteponer sus principios personales a los profesionales.
Por todas estas razones, las empresas tienen la opción de recurrir a los test de honestidad y
ética, con los que se podrán conocer los valores, principios y comportamiento ético de los
colaboradores actuales y futuros. Con este tipo de medidas, las organizaciones pueden prever
escenarios de conflictos éticos, tomar medidas preventivas y correctivas.
Los departamentos de Recursos Humanos pueden recurrir a empresas como TPS, la cual se
especializa en evaluar la honestidad, ética e integridad de los profesionistas, con el fin de dar
más tranquilidad a las empresas donde laboran.
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Moralidad y ética
La moralidad se refiere a las normas y valores sociales que guían a las personas y su
interacción con el prójimo, las comunidades, y su entorno. En todos estos tipos de interacción
hay valores importantes en juego; reglas y normas para proteger estos valores; deberes
implícitos en las funciones y posiciones sociales que pueden fomentar estos valores y
promover estas reglas; y virtudes humanas o capacidad que nos permiten actuar en
consecuencia. Estos factores morales están normalmente relacionados con prácticas religiosas
y estructuras de poder social.
La ética es un análisis sistemático y crítico de la moralidad, de los factores morales que guían
la conducta humana en una determinada práctica o sociedad. Como la pesca representa una
interacción entre personas y el ecosistema acuático, la ética de la pesca se refiere a los
valores, reglas, deberes y virtudes pertinentes al bienestar de las personas y el ecosistema,
proporcionando un análisis normativo crítico de las cuestiones morales en juego en ese sector
de las actividades humanas.
Cuando los valores, reglas y deberes morales están sujetos a un análisis ético, es
particularmente importante su relación con los intereses humanos básicos compartidos por la
población, independientemente de su entorno cultural. Los valores morales pueden cambiar y
el razonamiento moral se pregunta si las actividades legitimadas tradicionalmente y en la
práctica por la religión, el derecho o la política merecen ser reconocidas. En efecto, la evolución
de la ética en el siglo pasado se ha caracterizado por la tendencia a cambiar los valores y
derrocar las convenciones morales que han guiado las relaciones entre los sexos, entre los
seres humanos y los animales y entre los seres humanos y su entorno. Una tarea más reciente
de la ética consiste en ofrecer resistencia a esas tendencias a la mundialización, la
comercialización y el dominio de la tecnología que erosionan la biodiversidad y aspectos
valiosos de la identidad cultural y que incluso podrían llegar a amenazar los derechos
humanos. Aunque estas tendencias se presentan a menudo como neutrales en relación con los
valores, conllevan hipótesis ocultas que son posibles fuentes de desigualdad y abuso.
Efectos beneficiosos, que se refiere al bienestar de las personas, reduciendo los daños y
aprovechando al máximo los beneficios de las prácticas sociales. En el contexto de la pesca,
hay que observar este principio cuando se evalúan los efectos de las políticas y prácticas en los
medios de subsistencia de las comunidades pesqueras. El principio está relacionado con las
condiciones laborales (seguridad a bordo), así como con la calidad y la inocuidad de los
alimentos. La cuestión de los organismos modificados genéticamente también se debe abordar
en este contexto (FAO, 2001b). Este principio invita a utilizar un enfoque ético en relación con
la pesca que se concentre en las consecuencias para el bienestar general.
Diversidad cultural, pluralismo y tolerancia, que están relacionados con la necesidad de tener
en cuenta diferentes escalas de valores dentro de los límites de otros principios morales. Las
apremiantes cuestiones morales de pesca tienen modalidades diferentes en las distintas
culturas, y es una exigencia moral importante que sean las propias personas quienes definan
cómo están mejor atendidos sus intereses en un entorno cultural particular. Este principio
encaja bien con la ética del diálogo, que pone de relieve la participación directa de las personas
interesadas.
Responsabilidad para con la biosfera, que concierne a las interconexiones entre todas las
formas de vida y la protección de la biodiversidad. Este principio pone de relieve que el
bienestar del ecosistema es una condición sine qua non de la pesca sostenible teniendo en
cuenta las necesidades de las generaciones futuras, así como la vida de las personas que
dependen ahora del medio ambiente natural y son responsables de su uso. Este principio
combina el razonamiento ético basado en los derechos y en las consecuencias para el
bienestar humano, así como en las ventajas individuales.
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ética aplicada
La ética aplicada es un nuevo enfoque surgido en 1960 en Estados Unidos, vinculado directa-
mente con situaciones concretas, en la que se destaca la resolución práctica de las
controversias morales del ejercicio profesional. En este enfoque se da importancia al contexto,
al análisis de las consecuencias y a la toma de decisiones, para la elaboración de
prescripciones que se ejercen en los sectores de las prácticas sociales y profesionales. La ética
aplicada tiene como campos de interés la bioética, la ética profesional, la ética empresarial y la
ética ambiental [Parizeau, 2001:576].
Entre las tareas de la ética aplicada como una ética especial se encuentran: 1) dilucidar en qué
consiste lo moral en las situaciones específicas, distinguiendo esto de los restantes campos
prácticos como el jurídico, político o religioso. 2) Intentar fundamentar lo moral aportando las
razones para que haya moral o bien denunciar que no la hay. 3) Intentar la aplicación de los
principios éticos descubiertos a los distintos ámbitos del campo profesional en cuestión
[Cortina, 1993, 164].
Como se observa, la ética aplicada es una faceta contemporánea del debate entre teoría y
práctica. Surge de la vuelta de los filósofos hacia las teorías morales que definen la noción del
bien (el sistema moral) y la deliberación que permite la justificación del acto moral. Este regreso
es resultado, en el campo de las ciencias, de las dos caras de la ciencia: una de progreso, es
decir, mejoramiento de las condiciones de vida: salud, hábitat, etc., y la otra que presenta
peligros como la degradación del ambiente, manipulación técnica del ser humano, etc.
A partir de la creciente proliferación de estos problemas éticos se solicitó a los filósofos que
dieran su opinión, esclareciendo los asuntos y participaran en la formación y enseñanza es-
pecializadas.
En este enfoque ético vinculado directamente con situaciones concretas, se destaca la reso-
lución práctica, dando mayor importancia al contexto, al análisis de las consecuencias y a la
toma de decisiones. Es por ello que la ética aplicada es más prescriptiva que reflexiva, debido
también a las características de los sectores en que se aplica, como el de las prácticas sociales
y profesionales. Así, el interés principal de la ética aplicada es el de proponer caminos
normativos a partir del análisis de los casos particulares [Parizeau, 2001: 576].
La ética aplicada da la impresión de que es una disciplina que funciona a partir del descu-
brimiento de los principios éticos, y una vez descubiertos, se limita a aplicarlos a los ámbitos y
casos concretos, siguiendo el modelo de racionalidad del silogismo deductivo. Este es el
llamado modelo casuístico, al que suele recurrir en ocasiones la bioética, y que funciona por
analogía de casos, pero considerando las consecuencias y el contexto particular.
Sin embargo, la ética aplicada ha ido ampliando su campo de acción y hoy día plantea que la
solución de casos concretos no debe ser lo único, sino que es preciso diseñar los valores,
principios y procedimientos que en los diferentes casos deberían tener en cuenta los afectados.
Actualmente se trata de utilizar un procedimiento de carácter retórico y práctico, entendiendo
por retórico el arte de realizar juicios probables sobre situaciones individuales y concretas. En
este tipo de juicios, que alcanzan probabilidad, no certeza, la solución de los conflictos no se
alcanza por la aplicación de axiomas formulados a priori, sino por el criterio convergente de
todos los hombres, a lo menos de los más prudentes y sabios, expresados en formas de
máximas prácticas de actuación [Cortina, 1993, 174].
Es decir, ahora hay que reflexionar acerca de las propias experiencias y formularlas en forma
de método porque se ha advertido, aunque resulte imposible llegar a acuerdos con otros espe-
cialistas, en el terreno de los principios éticos, pueden ponerse de acuerdo en ciertas máximas
de acción para orientarse en los casos concretos.
Ahora bien, la ética aplicada admite que algunos ámbitos requieren de un tipo de reflexión
distinta, como es el caso de la bioética, la educación o la moral cívica. Por lo que en los proce-
sos de toma de decisiones es preciso, en primer lugar, tomar en cuenta el tipo de actividad de
la que nos ocupamos (médica, económica, ecológica, informática, periodística, etc.) y la meta
por la que la actividad cobra su sentido. Recordando que toda actividad cobra su sentido al
perseguir los bienes internos a ella. En segundo lugar hay que tener presentes los valores, prin-
cipios y actitudes que es menester desarrollar para alcanzar la meta propia, y el bien interno a
esa actividad. En tercer lugar hay que reconocer los valores y principios peculiares anteriores
en esa actividad concreta y su relación.
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La metaética es la parte de la ética dedicada al análisis del origen de los principios éticos. Se
trata de una disciplina que se centra en los valores morales, considerando si son absolutos o
relativos, si tienen existencia independiente de las personas, etc
Deontología
Guillermo Westreicher 2 min Referenciar
La deontología es la ciencia que estudia los fundamentos del deber, es decir, de las normas
morales. Es una disciplina que suele aplicarse al ejercicio de una actividad económica.
La deontología determina entonces las normas de conducta, y usualmente sirve para definir los
criterios de acción en un ámbito profesional.
Otra manera de entender la deontología es como la rama de la ética que define los principios
que atañen a una profesión.
La palabra deontología proviene de las palabra griegas ‘déon’ o ‘deóntos’, que significa deber, y
el sufijo ‘logía’, que indica que nos estamos referiendo a un tratado o ciencia.
PRINCIPIO DE CAPACIDAD •El auditor debe estar plenamente capacitado para la realización
de la auditoría encomendada, maximice teniendo en cuenta que, a los auditados en algunos
casos les puede ser extremadamente difícil verificar sus recomendaciones y evaluar
correctamente la precisión de las mismas. •Debe, por tanto, ser plenamente consciente del
alcance de sus conocimientos y de su capacidad y aptitud para desarrollar la auditoría evitando
que una sobreestimación personal pudiera provocar el incumplimiento parcial o total de la
misma. •Conviene indicar que en los casos de producirse, por el contrario, una subestimación
de su capacidad de su capacidad profesional, esta circunstancia podría afectar negativamente
en la confianza del auditado sobre el resultado final de la auditoría. •A efectos de garantizar, en
la medida de lo posible, la pertinencia de sus conocimientos, el auditor deberá procurar que
éstos evolucionen, al unísono con el desarrollo de las tecnologías de la información, en una
forma dinámica. •Es deseable que se fortalezca la certificación profesional de la aptitud de los
auditores para realizar unos trabajos de índole tan compleja. •Esta certificación que deberá
tener a plazo de validez acorde con la evolución de las nuevas tecnologías de la información de
la información, debería estar validada y garantizada por la metodología empleada para
acreditar dicha especialización. ‘’‘ PRINCIPIO DE CAUTELA’‘’ •El auditor en todo momento
debe ser consiente de que sus recomendaciones deben estar basadas en el experiencia
contrastada que se le supone tiene adquirida, evitando que, por un exceso de vanidad, el
auditado se embarque en proyectos de futuro fundamentos en simples intuiciones sobre la
posible evolución de las nuevas tecnologías de la información. •Si bien es cierto que el auditor
debe estar al corriente del desarrollo de dichas tecnologías de información e informar al
auditado de su previsible evolución, no es menos cierto que deben evitar la tentación de creer
que, gracias a sus conocimientos, puede aventurar, con un casi absoluto grado de certeza.
•Debe, por tanto, el auditor actuar con un cierto grado de humildad, evitando dar la impresión
de estar al corriente de una información privilegiada sobre el estado real de la evolución de los
proyectos.
PRINCIPIO DE CRITERIO PROPIO •El auditor durante la ejecución deberá actuar con criterio
propio y no permitir que esté subordinado al de otros profesionales, aun de reconocido
prestigio, que no coincidan con el mismo. •La defensa a ultranza del propio criterio no es óbice
para respetar las críticas adversas de terceros, aunque el auditor debe evitar que, si una vez
analizadas continúa discrepando de las mismas, éstas pueden seguir influyendo en su trabajo,
ya que la libertad de criterio impone al auditor la obligación de ética de actuar en todo
momento. •Este principio exige asimismo del auditor una actitud cuasibeligerante en los casos
en que llegue al convencimiento de que la actividad que se solicita, presuntamente para
evaluar y mejorar un sistema informático, tiene otra finalidad ajena a la auditoría. •De igual
forma cuando el auditor observe que, de forma reiterada, el auditado se niega, sin justificación
alguna, a adoptar a sus propuestas deberá plantearse la continuidad de sus servicios en
función de las razones y causas que considere puedan justificar dicho proceder.
PRINCIPIO DE DISCRECIÓN •El auditor deberá en todo momento mantener una cierta
discreción en la divulgación de datos, aparentemente inocuos, que se le hayan puesto de
manifiesto durante la ejecución de la auditoria
PRINCIPIO DE LIBRE COMPETENCIA •La actual economía de mercado exige que el ejercicio
de la profesión se realice en el marco de la libre competencia siendo rechazables, por tanto, las
prácticas colusorias tendentes a impedir o limitar la legitima competencia de otros profesionales
y las prácticas abusivas consistentes en el aprovechamiento en beneficio propio, y en contra de
los intereses de los auditados, de posiciones predominantes.
PRINCIPIO DE VERACIDAD •El Auditor en sus comunicaciones con el auditado debera tener
siempre presente la obligacion de asegurar la veracidad de sus manifestaciones con los limites
impuestos por los deberes de respeto, correccion, y secreto profesional. •El principio de
veracidad no debe, sin embargo, considerarse como constreñido a expresar únicamente
aquello sobre lo que se tenga una absoluta y total certeza, sino que implica poner de manifiesto
aquello que tenga el suficiente grado de fiabilidad como para ser considerado como veraz
mientras no se aporten datos o pruebas que demuestren lo contrario. •La aplicación de este
principio exige al auditor, en el marco de su obligación de informar al auditado sobre el trabajo
realizado, comunique a este ultimo sus conclusiones, diferenciando los hechos constatados de
las opiniones, propuestas y valoraciones personales, debiendo actuar en la comprobación de
los primeros y en la fundamentación de las restantes con una suficiente diligencia profesional
para garantizar el cumplimiento de su obligación de informar verazmente.