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negociación y liderazgo
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Objetivos
y metodología
1. Los nuevos estilos de dirección
2. Liderazgo
3. Toma de decisiones
• Valorar el alcance que los procesos de toma de decisiones tienen en el contexto empre-
sarial.
4. Negociación
• Describir los principales estilos de negociación, así como las técnicas más usadas.
ÍNDICE
1. Los nuevos estilos de Dirección
1.1. Los nuevos estilos de dirección
2. Liderazgo
2.1. Definición
2.2. El líder
2.3. Tipos de liderazgo
2.4. Motivación a través de las expectativas
2.5. Actitud pro-cliente. El servicio como valor y el nuevo rol del líder
2.6. Liderazgo situacional
3. Toma de decisiones
3.1. Tipos de decisiones
3.2. Contexto de las decisiones
3.3. Modalidades en la Toma de Decisiones
3.4. Modelo racional y proceso de toma de decisiones
4. Negociación
4.1. Definición y condiciones básicas
4.2. Alternativas a la Negociación
4.3. Poder y espacio de negociación
4.4. Elementos y etapas de la negociación
4.5. Principios fundamentales para negociar
4.6. Creación del valor en la negociación
4.7. Errores más frecuentes en el proceso de negociación
5. Bibliografía
5.1. Liderazgo y empresa
5.2. Toma de decisiones
5.3. Técnicas de negociación y gestión de conflictos
Técnicas para la
toma de deci-
siones, negocia-
ción y liderazgo 1.1. Los nuevos estilos de dirección
Cada vez se discute más la figura del jefe como una per-
sona temible que decide sola, desconocida para la ma-
yoría de sus empleados. Ya en el siglo XXI, muchos de
ello/as prefieren ser identificados como los líderes natu-
rales de una empresa más que por sus cargos de geren-
tes o directores.
El trabajo en equipo
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El exitoso modelo implementado por las empresas japonesas, poco amantes de las deci-
siones individuales y de los liderazgos a ultranza, o de compañías hipercompetitivas como
Microsoft1, sirvió de ejemplo para numerosas organizaciones que, enfrentadas a un mercado
muy dinámico, vieron la necesidad de revisar su estructura de jerarquías.
La pirámide achatada favorece el diálogo, un arte que todo gerente que se precie de moder-
no, debe cultivar con esmero.
Algunos definen al líder de hoy como un agente de cambio, el que puede convertir la turbu-
lencia en una oportunidad.
Quizás haya que llamarlo “directivo” más que “ejecutivo”. Porque el ejecutivo está más cerca
de hacer o enseñar a hacer, y el directivo es alguien que enseña, acompaña, motiva y lidera.
El que ejerce el mando en una organización debe ser consciente de que la información gira
libremente, no está escondida, y esto permite que las ideas y la toma de decisiones surjan
en ámbitos muy distintos.
1. Microsoft es un caso de organización jerárquica simplificada: entre el puesto de gerente general de la Ar-
gentina y Bill Gates hay solo cuatro posiciones.
Técnicas para la
toma de deci-
siones, negocia-
ción y liderazgo 2.1. Definición
“El liderazgo debe aprenderse y puede aprenderse.”
Peter F. Drucker (2001)
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si bien en ocasiones puede resultar un proceso lento, implica la posibilidad misma del
aprendizaje.
d. Conducen al éxito en una función o tarea. Conducen al éxito en la función directiva.
Cardona y García-Lombardía (2016, p. 39), describen la función directiva como aquella cuya
actividad consiste en “diseñar estrategias que produzcan valor económico, desarrollando
las capacidades de los colaboradores y creando un mayor nivel de confianza en la organi-
zación”.
Así pues, estos autores incorporan tres dimensiones o talentos que describen la función
directiva.
1. Competencias de negocio. Son aquellas que se dirigen al logro de un mayor valor eco-
nómico para la empresa. Estas competencias se refieren al conocimiento del sector y de
la organización, a la gestión y negociación de los recursos, al trato con clientes y todo lo
que tenga una reputación directa en los beneficios económicos.
2. Competencias interpersonales. Son aquellas que permiten el desarrollo de las capaci-
dades de los empleados y su correcta funcionalidad en el trabajo. Estas competencias
se refieren, sobre todo, al trato efectivo de las relaciones interpersonales como la co-
municación, el trabajo en equipo o la delegación, además de todo lo relacionado con la
actitud y la aptitud de los colaboradores.
3. Competencias personales. Desarrollan la confianza y la identificación de los colabora-
dores. Estas competencias se refieren a aquellos aspectos de autoliderazgo que pro-
mueven la profesionalidad y la ejemplaridad del directivo. A su vez, este grupo se divide
en competencias personales externas (por ejemplo, iniciativa o la gestión del estrés) e
internas (por ejemplo, aprendizaje o integridad).
Las competencias externas hacen referencia a la capacidad de respuesta del directivo ante
estímulos externos, mientras que las competencias internas hacen referencia a aquellos as-
pectos más íntimos de la persona.
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• Carisma: Es la capacidad de lograr el compromiso de los colaboradores, inspirando su
confianza, dando sentido a su trabajo y motivándoles a conseguir sus objetivos.
• Tesón: Es la capacidad de ver el lado positivo de la realidad, tener fe en las propias posi-
bilidades y afrontar las dificultades con entusiasmo.
• Gestión del tiempo: Es la capacidad de priorizar los objetivos, programar las actividades
de manera adecuada y ejecutarlas en el plazo previsto.
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Un líder debe tener:
— Flexibilidad: El líder debe adaptarse con facilidad a los cambios y preparar a los colabora-
dores para afrontarlos, de manera que, juntos, puedan alcanzar los objetivos planteados.
— Cumplir las responsabilidades con excelencia y, a la vez, reflexionar sobre cómo se pue-
de ser parte del mejor funcionamiento del área en la que se desenvuelven, hacerse par-
tícipes de las nuevas iniciativas y colaborar con sugerencias que permitan mejorar cada
día.
— Fortalecer la unidad de trabajo. Debe normalmente alentar a los demás a compartir sus
ideas; si se tiene una actitud positiva y, además, se encuentra algo valioso para felicitar en
el trabajo a los compañeros, se está también ejerciendo el liderazgo.
1. El autoliderazgo: Comienza por dentro. Para poder liderar a otra persona es necesario
conocerse a sí mismo y saber qué necesita la persona para tener éxito.
2. Liderazgo uno a uno: Es necesario establecer una relación de confianza con otros, iden-
tificando siempre sus fortalezas y debilidades. Sin confianza es imposible que una orga-
nización funcione.
3. Liderazgo de equipo: Liderar equipos es siempre más complicado que liderar personas
uno a uno, es importante mantener la cooperación y la confianza.
4. Liderazgo organizacional: Es la etapa final del viaje de transformación. La clave para de-
sarrollar una organización eficaz es crear un ambiente que valore tanto las relaciones
como los resultados.
En los múltiples estudios que se realizan sobre el liderazgo, uno de los factores que ha cau-
sado mayor interés es la relación existente entre gestión y cambio (gerencia y liderazgo).
Este interés proviene de la factibilidad de que una misma persona puede ejercer la función
de dirección y control y, a su vez, pueda ser un agente de cambio.
Existen dos estrategias generales que el líder puede asumir para mejorar el rendimiento de
una persona o equipo:
El liderazgo transaccional: es aquel llevado a cabo por una persona en donde prevalece en
todo momento el seguimiento y el control de las funciones y los procesos.
Se caracteriza por hacer funcionar los procesos a plenitud realizando ajustes en determina-
do momento cuando no fluyen de manera adecuada.
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• Comunicar expectativas altas.
• Satisfacer el potencial.
El líder resonante
Dos grandes retos sirven de marco para establecer los nuevos roles: la necesidad de trans-
formarse en líderes de sus propios procesos, y la necesidad de sensibilizarse frente a los
procesos de cambio y adaptación a nuevas realidades.
Los nuevos roles de la organización permiten replantearse el paradigma del “gerente” para
facilitar su conversión en “líder”.
En la actualidad, no basta con “hacer bien nuestro trabajo” si no se toman en cuenta nuevas
responsabilidades en el contexto del país o entorno donde se encuentre la empresa y los
nuevos retos que imprime la organización.
Competencias personales
• Motivación por el logro: Interés por trabajar bien o por alcanzar o superar un estándar de
alto nivel. Interés por el orden y la calidad.
Competencias de integración
• Trabajo en equipo y cooperación: Capacidad de trabajar y hacer que los demás trabajen
integrados y en armonía.
• Confianza en sí mismo: Creer en las capacidades propias para elegir el enfoque adecua-
do para afrontar una tarea y llevarla a cabo en situaciones que suponen un reto.
• Comportamiento positivo ante el fracaso: Capacidad para justificar o explicar los proble-
mas surgidos, los fracasos o los acontecimientos negativos, y aprender de ellos.
• Impacto e influencia: Deseo de producir un impacto o efecto determinado sobre los de-
más de persuadirlos, convencerlos, influir en ellos o impresionarlos, con el fin de lograr
que sigan un plan o línea de acción.
— Compartir información con todos, proporcionar información necesaria para tomar deci-
siones importantes del negocio es una de las mejores formas para crear confianza y res-
ponsabilidad en las personas del equipo. Las personas que no carecen de información
precisa no pueden actuar de modo responsable, y las personas con información precisa
se sienten obligadas a actuar de modo responsable, y la transferencia de conocimiento
mediante el estímulo del diálogo, la indagación y la discusión son elementos fundamen-
tales de organizaciones de alto desempeño.
— Crear autonomía por encima de las fronteras. En una cultura facultativa, los líderes in-
dican a las personas dónde pueden ser autónomas y responsables, en lugar de decirles
aquello que no pueden hacer. Los colaboradores reciben la formación y desarrollo de
habilidades necesarios para hacer posible una mayor autonomía. Los gerentes deben
comenzar por crear más, en lugar de menos, estructura. Las organizaciones deben crear
una visión convincente que motive y guíe a las personas.
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organización deben dominar nuevas habilidades y aprender a confiar en las personas y
equipos autodirigidos como entidades que toman decisiones.
Los líderes pueden influir tanto en el grado de iniciativa que las personas están dispuestas a
demostrar como en la eficiencia de sus intentos, a través de dos factores importantes:
• Expectativas: Las personas tomarán iniciativas si los supervisores actúan como si espe-
raran que esto sucediera; los intentos de tomar la iniciativa tendrán éxito siempre que el
supervisor espere que ello ocurra.
2.5. Actitud pro-cliente. El servicio como valor y el nuevo rol del líder
Los líderes, a través de las expectativas que transmiten, tienen una influencia muy poderosa
sobre el rendimiento individual y de equipo.
• Bienvenida: Es el momento de la verdad, la llegada del cliente, durante la cual este perci-
be información no verbal de la empresa procedente del ambiente general, los productos
exhibidos, la decoración y la imagen personal. ¡No olvides sonreír y saludar cordialmente!
• Escucha activa: El cliente manifiesta sus necesidades y, como líderes, debemos formar a
las personas de atención al cliente para que interpreten sus expectativas.
— Analiza la importancia de modelar conductas en sus seguidores y utilizar las del liderazgo
en el fomento de la autonomía, toma de decisiones de sus seguidores y destrezas en los
equipos de trabajo.
— Reconoce el nivel de madurez de sus seguidores y adapta su conducta como líder a
cada caso.
— Desarrolla la visión de sus áreas y los planes necesario para transformarla en realidad.
El gráfico muestra las cuatro funciones del líder que suponen cuatro relaciones distintas en-
tre nivel de tarea y relación con miembros del equipo.
El líder...
— Dirige. Conducta de Alta Tarea - Baja Relación: Se caracteriza por una comunicación uni-
lateral, en la cual el líder define los roles de los colaboradores y les dice qué, cómo, cuán-
do y dónde realizar las diversas tareas.
• Identifica problemas.
• Establece metas y define papeles.
• Desarrolla la toma de decisiones acerca de qué, cómo, cuándo y con quién se va a
resolver el problema o completar la tarea.
• Proporciona direcciones específicas y se ocupa de la comunicación en un sentido.
• Solamente él inicia la solución del problema y la toma de decisiones.
• Anuncia soluciones y decisiones.
• Supervisa y evalúa el trabajo de los colaboradores.
— Persuade. Conducta de Alta Tarea – Alta Relación: Con este estilo, la mayor parte de la di-
rección todavía la proporciona el líder. Quien dirige intenta, por medio de la comunicación
bilateral y respaldo emocional, persuadir psicológicamente al seguidor sobre la decisión
que ha de tomarse.
• Identifica problemas.
• Establece metas.
• Desarrolla un plan de acción para resolver problemas y, luego, consulta a los colabo-
radores.
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— Apoya. Conducta de Baja Tarea - Alta Relación: El seguidor participa en la tarea de deci-
sión mediante una comunicación bilateral y una conducta facilitadora por parte del líder,
ya que los subordinados tienen la habilidad y el conocimiento para desarrollar la tarea.
— Delega. Conducta de Baja Tarea - Baja Relación: Implica dejar al colaborador manejar su
propio liderazgo. Delega al colaborador que tiene alta madurez, quiere trabajo. Él es ca-
paz de realizar su trabajo sin necesidad de ser dirigido.
• El líder acepta las decisiones del colaborador y, solo periódicamente, verifica el des-
empeño de este.
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— Ambiente de certidumbre (certeza): Se tiene
conocimiento total sobre el problema, las alternati-
vas de solución que se planteen van a originar siem-
pre resultados conocidos e invariables. Al tomar la
decisión, solo se debe pensar en la alternativa que
genere mayor beneficio.
Clases de incertidumbre:
— Estructurada: que puede pasar entre diferentes alternativas, pero sí se conoce qué pue-
de ocurrir entre varias posibilidades.
— No estructurada: no se sabe qué puede ocurrir ni la posibilidad para las posibles solu-
ciones.
Consenso
• Evaluar las opciones: cuáles son los “pros” y “contras” de cada una.
En las organizaciones, las personas toman decisiones o eligen entre dos o más alternativas.
Las percepciones de estos influyen mucho en cómo clasifican sus opciones y la calidad de
sus elecciones finales.
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La competencia es la base de todo trabajo creativo. El potencial de la creatividad se fomenta
cuando las personas tienen capacidades, conocimientos, destrezas y habilidades semejan-
tes en su campo de trabajo.
Ventajas
Desventajas
Por lo general, la solución de problemas toma más tiempo a los equipos comparados con el
alcance de soluciones de manera individual. Por otra parte, en los equipos hay presiones a
sus miembros para “uniformarse”, limitando la posibilidad de alcanzar acuerdos abiertos. En
las discusiones de equipo, estas pueden ser dominadas solo por unos cuantos miembros, y
si estos no son los mejores profesionales, la eficacia general del equipo se reducirá. Por úl-
timo, queda clara la responsabilidad cuando las decisiones se toman de manera individual,
pero esta se diluye en el caso de los procesos de grupo.
Técnicas para la
toma de deci-
siones, negocia-
ción y liderazgo 4.1. Definición y condiciones básicas
Es un proceso de resolución de conflictos entre dos o más
partes, en el que se producen movimientos hasta alcanzar
un compromiso aceptable para todos.
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En cada caso puede ser más beneficiosa una u otra, según las circunstancias. Además, no
siempre todas las posibilidades estarán accesibles y, a veces, solo una es posible:
— Imposición: Una parte impone sus decisiones a la otra. Las decisiones impuestas u obli-
gadas están en nuestra vida cotidiana mucho más de lo que pensamos. Por ejemplo, en
las organizaciones militares las órdenes no se discuten; en juegos de equipo —como el
fútbol o el baloncesto—, el árbitro toma decisiones que los jugadores deben acatar. En la
relación laboral, los colaboradores rara vez discuten las órdenes de sus líderes, su trabajo
está en juego y, a cambio, perciben un salario.
— Arbitraje: Un tercero toma la decisión sobre asuntos en los que las dos partes no se
ponen de acuerdo. En general, aunque es una solución válida, en muchas ocasiones no
satisface a las partes. Además, se pierde la posibilidad de influir en el acuerdo.
— Persuasión: Si una parte persuade a la otra parte de que acepte su proposición, el pro-
blema se resuelve rápidamente. Una de las partes cede o es convencida. La persuasión
casi siempre está presente en las negociaciones, aunque por sí sola pocas veces resuel-
ve un conflicto.
Para ambas partes, tanto llegar a un acuerdo como no llegar a él, conlleva un coste respecto
de su situación presente.
Se entiende por poder de negociación de cada una de las partes la relación entre el coste
que implica el desacuerdo y el coste que implica el acuerdo para la parte confrontada.
Podemos expresar este concepto mediante la fórmula, suponiendo que tenemos dos partes
denominadas A y B:
Coste desacuerdo para A
Poder de negociación de B =
Coste acuerdo para A
Así, el poder de negociación para cualquiera de las partes es proporcional a los riesgos a
que la otra parte se ve expuesta si no acepta un acuerdo, e inversamente proporcional a los
riesgos a que la otra parte se expone si acepta las condiciones que se le proponen. Cuanto
mayor sea el coste del desacuerdo para alguna de las partes más “contra las cuerdas” le
tiene la otra parte, es decir, mayor poder de negociación tiene esta última.
Espacio de negociación
Negociar equivale a moverse de nuestra posición inicial hasta llegar a una posición acepta-
ble para ambas partes.
Supongamos que hay dos partes negociando, A y B. Si pudieran escoger, ambas elegirían
obtener un acuerdo que coincida con su posición más favorable, no obstante, saben que
eso es prácticamente imposible y tendrán que ceder, fijando un límite inferior a partir del
cual es preferible un entorno de negociación o acuerdo, y al cual llamamos “límite” o “punto
de ruptura”.
Para cada participante, su “intervalo de acuerdo” se sitúa abarcando el espacio entre su pun-
to más favorable y su punto de ruptura. Es la zona de solapamiento existente entre los dos
intervalos de acuerdo. Pueden darse tres casos básicos:
— Caso 1: Que exista una zona en la que se solapen los dos intervalos de acuerdo. En este
caso el acuerdo es posible. La localización del punto final de acuerdo dependerá de la
capacidad, del poder relativo de cada parte y de sus habilidades durante la negociación.
— Caso 2: Que no exista esa zona de solapamiento, sino que entre los dos puntos de ruptura
haya aún espacio. Ello implica que las posiciones de las partes están muy alejadas y será
imposible el acuerdo en tanto la situación o las exigencias no cambien.
— Caso 3: Por último, puede ocurrir que el intervalo de acuerdo de una de las partes (por
ejemplo, de A) esté inmerso por completo en el intervalo de acuerdo de la otra parte, B.
Ello significa que las previsiones que A hizo en los contactos previos fueron muy pesimis-
tas y que puede alcanzar un acuerdo mucho más beneficioso, para lo cual debería revisar
su posición más favorable.
• Conflicto de intereses: situación que se produce cuando ambas partes quieren la misma
cosa (ejemplos: un mismo puesto de trabajo en un proceso de selección de personal;
una última coincidencia de deseos), pero una de las partes puede controlar o puede
obstruir el acceso de la otra.
• Conflicto de derechos: aparece cuando, existiendo un acuerdo previo entre las partes,
surgen diferencias de interpretación. Este tipo de conflictos se observa en relaciones
laborales cuando hay decisiones en la aplicación de un convenio, o en las relaciones
comerciales cuando las interpretaciones derivadas de la lectura de las cláusulas de un
contrato no son coincidentes.
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Según la actitud de las partes implicadas:
Negociación competitiva
• Principio del máximo beneficio. Cada parte trata de obtener el máximo beneficio en per-
juicio de la otra.
Estas características hacen que la comunicación no solo no sea clara, sino que más bien es
requisito obligado que las comunicaciones tengan marcado carácter manipulativo, tratando
de engañar y que, en definitiva, estas negociaciones sean una mezcla de antagonismo, su-
posiciones, recompensas y castigos, con presiones, amenazas y coacciones.
Negociación colaborativa
Esta estrategia se basa en la idea de que el hombre es capaz de colaborar con sus semejan-
tes en la tarea de buscar soluciones a los problemas y construir relaciones que no se basen
en la fuerza, dominación o la necesidad de acudir a una instancia superior. No se presupone
la inexistencia de conflictos, ya que la negociación trata de resolverlo, sino que esta se pue-
de resolver proporcionando a las partes interesadas mayores beneficios si cooperan entre
sí, al compararlo con la alternativa de perseguir —independientemente— el beneficio propio.
Imaginemos que estamos en un intercambio en que la otra parte nos cambia algo valioso
que nosotros no tenemos por algo que, a su vez, ellos necesitan. El intercambio se hace en
cajas cerradas, de manera que tenemos la opción de que nuestras cajas no lleven lo acor-
dado. Si solo se va a realizar un único intercambio, lo más provechoso resultaría quedarnos
con lo que nos den sin dar nosotros nada de lo nuestro. No obstante, en el momento en que
el intercambio se vaya a producir más de una vez, si no aportamos lo que el otro espera, lo
único que conseguiremos en la segunda y sucesivas ocasiones es intercambiarnos cajas
vacías, puesto que la otra parte no va a arriesgarse a perder lo suyo a cambio de nada.
El hombre es capaz de colaborar con sus semejantes en la tarea de buscar soluciones a los
problemas y construir relaciones que no se basen en la fuerza. Esto es lo que explica, desde
un punto de vista sociológico y biológico, que en la naturaleza exista el comportamiento
cooperativo. A largo plazo, un intercambio honesto que beneficie a ambas partes (estrategia
ganar-ganar) es la única manera de seguir manteniendo la relación y las negociaciones.
4.4. Elementos y etapas de la negociación
La preparación de la negociación
— Los hechos. Debemos partir de conocer los hechos y causas que generan la negocia-
ción. Para ello, intentaremos responder a las siguientes preguntas:
— El problema. El siguiente paso será resolver cuál es el objeto real de las dificultades que
provoca la negociación. Para saberlo, puede ayudar contestarnos las siguientes preguntas:
• ¿Cuál es la naturaleza real de las dificultades? ¿Se trata de una divergencia sobre los
hechos, sobre los métodos, sobre los valores...?
• ¿Hay aspectos ocultos o sesgados?
• La divergencia ¿está ligada a otras situaciones?
• ¿Se pueden esperar extensiones del problema o de las divergencias?
— Los antecedentes. Averiguar los antecedentes del problema que generan la negociación
forma parte de una buena preparación de esta. A tal efecto, conviene hacerse las siguien-
tes preguntas:
— El contexto. Una vez analizados los hechos, el problema y sus antecedentes que rodea
nal problema.
— El interlocutor. Para una actuación exitosa debe procurarse el conocimiento, lo más ex-
haustivo posible, de las personas que vamos a tener enfrente en la negociación:
• ¿Quiénes son los individuos, qué puestos tienen, cuál es su papel y su estatus?
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• ¿Podemos hacernos una idea de sus intenciones concretas?
• ¿Cómo han actuado en situaciones anteriores?
• ¿Qué pensamos nosotros que piensan ellos? ¿Qué creen ellos que pensamos noso-
tros?
— Escenarios posibles. Una vez reunida toda la información es aconsejable construir varios
escenarios alternativos y simular su desarrollo.
— El dossier. Finalmente, todas estas valiosas informaciones y análisis deben ser redacta-
das de forma muy concisa, elaborando un dossier que estará siempre disponible para el
negociador o equipo de negociadores.
• El rito inaugural. Puede ser, en función del contexto, desde un discurso a un simple apre-
tón de manos o un saludo. Su función principal es comenzar a crear la relación, manifes-
tando el respeto y reconocimiento hacia la otra parte.
• Contestar a nivel verbal y no verbal (ritmo y tono de voz, contacto visual, congruencia y
mimetismo postural, gestual, etc.).
• Comenzar a hablar y a escuchar al otro.
• Establecer un terreno común.
b. Presentación de propuestas
Los términos exactos de la propuesta son de crucial importancia. Una buena fórmula posible
es la exposición condicional del tipo “si ustedes nos conceden..., entonces nosotros...” Tam-
bién puede conseguirse el mismo efecto utilizando el tiempo condicional del verbo: “Tal vez
ustedes podrían..., lo que a nosotros nos permitiría...”
c. Recapitulación
La recapitulación es una forma de proceder que no se debe omitir en ninguna reunión. A me-
nudo, durante la conversación, se pierde el hilo o la visión del conjunto, o, aunque parezca
que se tiene claro lo convenido hasta el momento, la otra parte puede contemplar esos mis-
mos pactos de manera muy distinta. Ambas partes han estado en la reunión y, sin embargo,
todavía hay confusión y falta de unanimidad... Las cosas no deben quedar así o se producirán
consecuencias muy negativas cuando se ponga en marcha el acuerdo. La recapitulación
sirve para clarificar las propuestas, así como las condiciones del acuerdo.
Se repite el bucle de proceso del “paso b al e” hasta que las posiciones confluyen en un mis-
mo punto y se consigue llegar al acuerdo.
Si se ha hecho bien el trabajo, las partes han logrado lo que se proponían, (dentro de los
parámetros razonables, por supuesto) y el acuerdo se cierra por sí solo.
No obstante, hay una serie de tácticas útiles cuando no se acaba de concretar el cierre
como, por ejemplo:
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no escoger bien el momento adecuado y las palabras, podríamos encontrarnos con una
auténtica ruptura de la negociación.
• Pedir directamente la formalización del acuerdo. Una manera de cerrar un acuerdo es
sencillamente pedirlo. Si no se utiliza con más frecuencia es por temor a la negativa, sin
embargo, el que se produjera no sería tan catastrófico como parece; es posible que pre-
guntando “¿por qué no?”, la respuesta dilucide las verdaderas objeciones de la otra parte
y esto sea de ayuda a un entendimiento más satisfactorio.
• Confirmación del acuerdo mediante una formalización fiel de lo pactado. Para evitar
problemas en esto es útil tomar notas, cotejarlas con las de la otra parte, reflejar los pac-
tos por escrito.
g. Tras la negociación
• Evaluar los puntos fuertes y puntos débiles del acuerdo alcanzado, así como las oportu-
nidades y amenazas que se pueden presentar.
• Revisar nuestra actuación en el proceso de negociación, los errores y aciertos, y cómo
podría haber mejorado.
• Idear la manera de seguir progresando más allá del acuerdo alcanzado, empezando a
preparar ya, así, la posterior negociación.
“Conflicto” no es sinónimo de ruptura, pleito, lucha, altercado, violencia, etc., más bien el re-
conocimiento de la existencia de un conflicto es el primer paso para tratar de resolverlo. Pero
la existencia de un interés común general para encontrar condiciones aceptables no significa
que sea una cuestión fácil, ya que es necesario que las partes acuerden unas negociaciones
global e individualmente aceptables para alcanzar un acuerdo eficiente, inteligente y que no
altere las relaciones humanas.
A menudo una negociación reúne en el mismo espacio físico a personas o bandos con pro-
fundos y arraigados enfrentamientos entre ellos. Es posible que el desprecio e, incluso, la ira
estén presentes.
Es muy difícil negociar en esas condiciones. Lo que pensemos de alguien se reflejará de una
manera u otra en nuestra actitud y, finalmente, nos acabará rebotando: esa persona tendrá
la misma actitud con nosotros.
Pero no existen los indignos, los hacemos indignos nosotros a través de nuestros sesgos,
prejuicios y opiniones acerca de ellos.
Si no nos gusta alguien y tenemos que negociar con él, es necesario que dejemos todo ello
a un lado y busquemos la manera de percibirle de otra forma; de lo contrario, la comunica-
ción no es posible.
Negociar con prisas solo puede ser válido en algunas situaciones en que sea aconsejable
un tipo de negociación “gana-pierde”, cuando se tienen buenas razones para considerarse
mejor preparado que el oponente.
Los plazos, sin embargo, cuando son comunes para todos los bandos implicados, son útiles
porque obligan a concentrarse y fuerzan a tomar decisiones. La mayoría de los acuerdos se
producen un poco antes de que los plazos expiren.
Aspiraciones
Los niveles de aspiración pueden ir hacia arriba o hacia abajo, en función respectivamente
del éxito y del fracaso.
• Como se acaba de decir, cuando más tiempo duren las negociaciones más tenderán a
erosionarse.
• Se erosionan más rápidamente cuando alguien negocia solo versus cuando se es miem-
bro de un grupo.
• Una negociación que se inicia con “hazlo lo mejor que puedas”, comienza con un nivel de
aspiración sin estímulo para el negociador, puesto que no proporciona un objetivo claro
ni perfila ningún tipo de resultado. Es un mal mandato que genera un nivel de aspiración
muy vulnerable.
• Esforzarse es no ser demasiado optimista y no esperar demasiado, con el fin de evitarse
la desilusión después, hace que uno se convierta en víctima de una profecía que, por su
propia naturaleza, tiende a cumplirse. Si conscientemente se disminuye al nivel de aspi-
ración, el negociador es menos efectivo.
El método de articulación
Consiste en vislumbrar la negociación como una búsqueda del equilibrio global. Es una bús-
queda de intercambios entre las prioridades y los intereses de dos partes. Esta técnica de
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negociación es favorable para una estrategia de negociación donde predomina la coopera-
ción. Da más fluidez a la negociación y márgenes mayores de maniobra a los negociadores.
Es una técnica muy apreciada por los negociadores. Consiste en hacer aparecer objetivos
secundarios formulados de una manera exigente que, ante las dificultades de obtener satis-
facción, son abandonados en beneficio de los verdaderos objetivos que se perseguían.
Puede ser combinada con otra técnica perfectamente eficaz, pero bastante peligrosa: la de-
nominada de las “cuatro marchas”. Su utilización requiere una cierta experiencia y un mínimo
de habilidad para aumentar las expectativas del interlocutor en la dirección que deseamos.
Esta modificación de las reglas del juego se puede revelar ventajosa para ambas partes,
pero la parte que ha tomado la iniciativa debe ser consciente de los riesgos que corre. La
transformación de la situación puede crear nuevos problemas o la parte contraria puede
interpretar la iniciativa como una tentativa de manipulación o de retirada camuflada de la
negociación.
Consiste en fraccionar la negociación punto por punto, sin buscar globalizar los resultados
parciales. El resultado de las negociaciones que sigue este método es corrientemente un
conjunto de compromisos paralelos.
Esta técnica es más apropiada cuando existen estrategias de fuerte confrontación; es decir,
cuando predomina el impulso de la confrontación y no el de la cooperación.
Está fundada en la transparencia de las ventajas y los costos recíprocos de las partes en
juego. La primera parte de esta técnica consiste en hacer establecer a la otra parte sus
pretensiones y traducirlas inmediatamente en términos valorativos de las ventajas y de las
desventajas para cada uno. Esta primera parte del balance constituye una suerte de activo
de la parte adversa. La segunda fase de la negociación será la descripción del pasivo bajo la
forma del equilibrio necesario entre los costes censados y las contrapartidas a acordar.
Muchos negociadores abordan una negociación teniendo a la vista dos soluciones, de las
cuales una representa su objetivo máximo y la otra su punto de ruptura. En la técnica de las
cuatro marchas el negociador estudia y define no solo dos soluciones, sino cuatro, las cuales
él gradúa en términos de interés para él y de posibilidad de aceptación para la parte contra-
ria, según un criterio de realismo.
— Marcha tercera: Es una solución poco ventajosa para el propio negociador, pero acep-
table para la otra parte. Puede constituir, en último extremo, una solución de repliegue.
— Marcha segunda: Solución aceptable para uno mismo y, probablemente, para la otra
parte.
— Marcha primera: Esta es la solución ideal que persigue el negociador, pero muy difícil de
que la admita la otra parte.
La técnica consiste en presentar la marcha cuarta de forma emocional y de tal manera que
aparece, al límite del absurdo, un plan absolutamente realista y equitativo. Esta desestabili-
zación tiene por objetivo preparar la argumentación, sobre todo muy negativa y técnica, de
la tercera marcha. El negociador presenta entonces, por contraste, la marcha primera (po-
niendo a la parte contraria a la defensiva) y ofrece la segunda marcha como el compromiso.
La técnica se usa, sobre todo, en negociaciones de tipo confrontativo.
Eso es así, aunque en ese trabajo conjunto no se cree valor añadido, pero si, además, conse-
guimos aumentar el valor, la satisfacción será aún mayor. Veamos cómo se crea valor en una
negociación. Las diferencias en la valoración de los bienes implican creación de beneficios
derivables del comercio. Así, en la compra-venta de una casa entre dos individuos (A y B),
si el individuo A valora su casa menos que el individuo B, ambos pueden beneficiarse de la
venta.
Por tanto, un posible origen de valor en la negociación está en las diferencias de valoración. En
la misma línea, otras diferencias entre las partes negociadoras que generan valor pueden ser:
• Diferencias en previsiones.
• Diferencias en aversión al riesgo.
• Diferencias en capacidades.
• Diferencias en preferencias temporales.
No hay un único retrato robot del negociador hábil, pero los que lo son se ponen de acuerdo
en señalar algunas características claves. Estas son las cualidades de un buen negociador:
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• Paciencia y perseverancia: No solo en la negociación, sino también en la preparación
de esta. Tendrás que aguantar repeticiones e impertinencias. En multitud de ocasiones,
sentirás la tentación de ceder en algo con tal de que la negociación siga.
• Inventiva y creatividad: Para eludir y superar los puntos muertos, para encontrar enfo-
ques, soluciones y alternativas, y buscar un acuerdo que interese a ambas partes.
• Ambición e iniciativa: Debes establecer unos objetivos y estándares elevados para ti mis-
mo.
• Autodisciplina y autocontrol: Además de tener confianza en sí mismo y ser firme ante las
críticas.
• Analítico: Se requiere una mente analítica y ser capaz de jerarquizar los asuntos.
• Razonable y flexible: Con una mente abierta capaz de situarse en la posición del contra-
rio. Uno no puede comunicarse con quien no comprende.
• Persuasivo: Debes conseguir que el contrario realice lo que tú quieres. Incluye ser cortés,
agradable y tener tacto. Reaccionamos más ante el mensajero que ante el mensaje.
Todas ellas son cualidades que se pueden aprender o entrenar, de modo que, sin haber na-
cido con unas características extraordinarias, con preparación y experiencia se puede llegar
a ser —al menos— un negociador más que aceptable, en un mundo donde abundan los
negociadores muy equivocados.
• Preparación insuficiente.
• Mal conocimiento de la parte contraria.
• Ausencia de estrategia.
• Escucha insuficiente.
• Pocas o ninguna buena pregunta.
• Mal manejo del intercambio de información.
• Confusión entre negociación y debate.
• Mala presentación y manejo de los puntos a resolver.
• Mal control del tiempo.
• No ganar o perder la credibilidad.
• Hostilidad, polarización excesiva.
• Falta de sentido de la realidad.
• Mostrarse poco capaz de una interacción positiva.
• Resultar confuso o vago en los planteamientos.
• Dar sensación de “aprendiz”.
• Mostrarse poco enérgico.
• Mostrarse vulnerable al estrés. Asustarse en situaciones de bloqueo o de “impasse”. Im-
paciencia, brusquedad, etc.
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Técnicas para la
toma de deci-
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