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metodológico.
Una de las concepciones erróneas más frecuentes acerca del conductismo y de la
modificación de la conducta se refiere a la existencia de un modelo conductual monolítico.
Así para el no iniciado, a) todos los modificadores de la conducta son skinnerianos; b)
todos los skinneria- nos suponen un organismo vacío (sin mente); c) la noción de un orga-
nismo vacío es absurda; d) consecuentemente, todos los modificadores de la conducta
son estúpidos.
Las premisas a) y b) son claramente falsas, por lo cual (es de esperar) surgen algunas
dudas acerca de la validez; de la conclusión.
Seria afortunado decir que lo que nosotros hemos estado oyendo podría caracterizarse
como la muerte bulliciosa del conductismo, pero esta sería una afirmación más de lo que
quisiera presentar, ya que la muerte es, al fin al cabo, un proceso digno.
Como si estos postulados no fuesen ya suficientemente ofensivos para los puntos de vista
de la psicología convencional, Watson los adorna con algunas consideraciones bastante
ambiciosas acerca de las implicaciones y la comprensividad de su teoría. Por ejemplo, al
referirse al significado primario de las influencias ambientales (aprendizaje) más que a los
factores heredados en el desarrollo humano, presenta su infame desafío:
Dénme una docena de niños saludables, bien formados, y garantizo que tomaré
cualquiera de ellos al azar y lo entrenaré para que se convierta en cualquier tipo de
especialista: un doctor, un abogado, un artista, un comerciante, y aún un mendigo y un
ladrón, sin importar sus talentos, sus inclinaciones, tendencias, habilidades, vocación ni la
raza de sus antecesores (1924, pág. 104).
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cerebral. Finalmente, aun si los modelos atómicos contemporáneos fuesen incompatibles
con los fenómenos mentales, esto no solucionaría el asunto. Si es posible presentar
evidencia empírica de tales fenómenos, tanto pero para la física contemporánea. Nuestros
volubles “hechos” y teorías en constante cambio deberían alertarnos sobre la ingenuidad
de rechazar un fenómeno simplemente por ser incompatible con el cuadro actual de la
realidad.
El conductismo parte del supuesto de que el mundo ésta constituido por un solo tipo
de material: el material que ha sido considerado con más éxito por la física [...] los
organismos son parte de ese mundo y sus procesos son consecuentemente procesos
físicos. (Blanshard y Skinner, 1967).
Tanto la premisa mayor (1) como la menor (2.) del silogismo anterior son injustificadas,
como veremos más adelante. Aunque una cantidad permanente de publicaciones se
dirige a estos aspectos (p. ej., Royce, 1973; Keat, 1972; Alston, 1972; Day, 1969¿z, b,
1971), las discusiones acerca de las dicotomías mental-físico, mente-cuerpo, y privado-
público, comprometen aspectos progresivamente menos significativos de los conductistas
contemporáneos.
CONDUCTISMO METODOLÓGICO
En este momento quizás debería confesar mi propio prejuicio. Aun-que reconozco que
nuestros “datos” son siempre selectivos y distorsionados, mis prejuicios epistemológicos
favorecen la “experiencia” sobre la “expectancia”. Nos gusta presuponer que la filosofía y
la “realidad” son compatibles, al menos ocasionalmente; sin embargo, habrá siempre
conflictos entre datos y doctrina. Cuando éstos surjan optaré —quizás ingenuamente- por
los datos, reconociendo plenamente que todo dato se encuentra distorsionado por mi
sistema falible de procesamiento de información. Después de todo, los sistemas
filosóficos son estrategias artificiales basadas en el lenguaje, para describir y organizar
nuestras sensaciones. Como tales, son herramientas falibles que deben ser revisadas o
descartadas según su utilidad en la ejecución de tal tarea.