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História Unisinos

10(2):121-132, maio/agosto 2006


© 2006 by Unisinos

Imaginarios nacionales latinoamericanos en el siglo XIX


National imaginaries of Latin American countries in XIXth century

Carmen Norambuena Carrasco1


cnorambuena@usach.cl

Resumen. Nuestro propósito es reflexionar acerca de la construcción de los imaginarios


que fueron urdiéndose a través del siglo XIX, a partir del esfuerzo hecho por algunos de
los países del sur americano: Chile, Argentina Uruguay y Brasil, por instalar en el llamado
“mundo civilizado” una imagen moderna y atractiva de país. La tarea ha consistido en
realizar un análisis del discurso textual a fin de establecer un marco comprensible en el cual
replantear aspectos de nuestra historia común, en este caso, la formación de un imaginario
de países prósperos, tan potente, incapaz de develar otros imaginarios. A nuestro juicio,
esta construcción de países prósperos se asentó en tres aspectos fundamentales: en la
Constitución Política de cada la nación; en el interés por dotar a la nación de un discurso
poético que la identificara; y en la necesidad de historiar el pasado de las respectivas
comunidades.

Palabras-clave: imaginario, nación, identidad.

Abstract. Our aim is to account for the construction of the imaginaries, which were set
up throughout the XIXth century in some South American countries, namely Argentina,
Brazil, Chile and Uruguay, in the context of what can be considered an effort to create
and spread, in the developed World, a modern and attractive image of these countries.
Our research work has consisted in an analysis of the written testimonies in order to
establish a comprehensive framework within which some aspects of our common history
can be discussed again. One of the main topics that were analysed was the creation of an
image of prosperous countries, so strong, that it stifled the emergence of other images.
Our conclusion is that in these countries this construction was based upon three main
pillars: the political Constitution; in the will of the leading elite in bestowing upon the
1
Doctora en Historia de nation a poetic discourse which would work as an element of identity, and finally, in the
América. Profesora Titular.
need to give historical sense to the past of each of these communities.
Departamento de Historia,
Facultad de Humanidades,
Universidad de Santiago de Key words: imaginary, nation, identity.
Chile.

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Imaginarios nacionales latinoamericanos en el siglo XIX

Nuestro propósito es reflexionar acerca de la con- de la imagen de Chile y América, la cual permite estudiar
strucción de los imaginarios que fueron urdiéndose a través nuestra historia como alteridad de la visión europea. En
del siglo XIX, a partir del esfuerzo hecho por algunos de ella, el autor señala que la cantidad de estereotipos que
los países del sur americano como Chile, Argentina Uru- circulaban sobre América Latina construyó en Europa una
guay y Brasil, por instalar en el llamado “mundo civilizado” visión que, en algunas épocas, hizo poco creíble el que los
una imagen moderna y atractiva de país. americanos pudieran establecer sociedades civilizadas, lo
Nuestra tarea ha consistido en realizar un análisis que dio origen a lo que en la argumentación retórica puede
del discurso textual a fin de establecer un marco com- denominarse una “depreciación superlativa”. Justamente
prensible en el cual replantear aspectos de nuestra historia se estudia el imaginario de la barbarie y la importancia
común, en este caso, la formación de un imaginario de que tuvo éste frente al imaginario de la civilización, en la
países prósperos, tan potente, incapaz de develar otros fundación de las naciones en el siglo XIX.
imaginarios. A nuestro juicio, esta construcción de países Vayamos ahora al campo de la teoría propiamente
prósperos se asentó en tres aspectos fundamentales: en tal; desde Castoriadis hasta Habermas, disponemos de un
la Constitución Política de cada la nación; en el interés conjunto de estudios que nos aproximan al fenómeno de
de los imagineros por dotar a la nación de un discurso las imágenes y la comunicación. El primero, señala que “la
poético que la identificara; y en la necesidad de historiar sociedad es en cada momento institución de un magma
el pasado de las respectivas comunidades. de significaciones imaginarias sociales, que podemos y
Al revisar el desarrollo del tema de las imágenes debemos llamar mundo de significaciones” (Castoriadis,
e imaginarios nos encontramos con un conjunto de obras 1975).
que analizan el tema desde la literatura, principalmente Resulta significativo el aporte de Gilbert Durand,
desde la novela2. En este ámbito, las primeras obras que quien a juicio de Jean Jacques Wunenburger, director del
despertaron nuestro interés fueron los libros Hijos del Centre Gaston Bachelard de Recherches sur I´Imaginaire
viento, del sociólogo peruano Braulio Muñoz (1998), y de la Universidad de Borgoña en Francia, ha puesto en
México Profundo,3 de Guillermo Bonfil (1987). Ambos marcha una metodología original de acercamiento a lo
autores reconocen que hemos construido imágenes que imaginario que ha sido capaz de conciliar el rigor del
nos han negado a nosotros mismos, recogiendo en el- estructuralismo de los años sesenta (heredado de Claude
las algunas reflexiones de Octavio Paz. (Paz, 1990) Por Lévi Strauss) y la profundidad de las significaciones
cierto, hemos vuelto también nuestra mirada hacia los propias de las corrientes hermenéuticas de Paul Ricouer
escritos del maestro Leopoldo Zea, los que enriquecen (1999) entre otros. El objetivo de la antropología de las
una primera entrada a la construcción de imaginarios en representaciones de Durand es doble, por una parte
nuestro continente (Zea, 1990). reconstruir la unidad y la coherencia de los imaginarios
Entre los escritos más sugerentes y recientes nos culturales volviéndolos universales y simbólicos y, por otra,
han motivado los de Blanca Muratorio (1994), quien, retomar el trabajo de diferenciación de las de las imágenes,
entre otros, pone de relieve el papel desempeñado por sus variaciones geográficas e históricas (Durand, 2000)
el indígena en la construcción de los imaginarios na- Esas significaciones pueden expresarse no sólo
cionales; el de Mauricio Tenorio Trillo (1998), por su en el discurso textual, sino también en los íconos y
aporte respecto de la imagen que México elaboró para manifestaciones materiales con las cuales una comunidad
ser representado en el siglo XIX en las exposiciones desea representarse y ser reconocida. En ese conjunto de
universales y, las reflexiones de Hugo Achugar (1994), representaciones hay que descubrir las claves que permitan
referente a la fundación poética de los imaginarios decodificar el fondo del mensaje que se quiere emitir. En
nacionales. nuestro caso, el mensaje que está latente en las repre-
En el caso de Chile, mención obligada son, pri- sentaciones de América Latina, es aquel de una región
meramente, las obras sobre el imaginario y la imagen de dinámica, moderna y europeizada.
Chile de Miguel Rojas Mix (1969), en especial, América Una de las primeras cuestiones que nos hemos for-
imaginaria (1992), por ser pionera en los estudios acerca mulado al iniciar estas reflexiones ha sido determinar cuán

2
A estas obras debemos agregar las de Arturo Ardao, Génesis de la idea y el nombre de América Latina, Caracas, 1980); Hans-Otto Dill y Gabrielle Knauer (Diálogo y conflicto de
122 culturas. Estudios comparativos de procesos transculturales entre Europa y América Latina, Frankfurt, 1993); Jean-Paul Duviols, “Los indios protagonistas de los mitos europeos,
incorporado en la obra La imagen del indio en la Europa Moderna, CSIC, Madrid, 1990; Serge Gruzinski, La colonisation de l’imaginaire (París, 1988); del mismo autor, “Colo-
nización y guerra de imágenes en el México colonial y moderno” (Revista Internacional de Ciencias Sociales, Barcelona, 1992); María T. Martínez Blanco, Identidad Cultural de
Hispanoamérica. Europeismo y originalidad Americana (Madrid, U. Complutense de Madrid, 1988; Varios autores, Les Ameriques et L’Europe, (Toulouse, 1985); Raquel Álvarez
Peláez, La conquista de la naturaleza Americana (CSIC, Madrid, 1993); José Carlos Rovira, Entre dos culturas. Voces de identidad hispanoamericana (Universidad de Alicante,
Alicante, 1995) y María de las Nieves Muñiz, Espacio Geográfico-Espacio Imaginario. El descubrimiento del Nuevo Mundo en las culturas italiana y española (U. de Extremadura,
Cáceres, 1993), entre otras, escritas todas al otro lado del Atlántico, y que resumen el enfoque desde la perspectiva europea.
3
Braulio Muñoz, Los hijos del viento y de Guillermo Bonfil, México Profundo, México, 1987.

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análogos fueron los pasos en la elaboración de imaginarios falsedad o autenticidad, sino en términos de la forma en
en la región suramericana. Revisando nuestra historia que son imaginadas. (Anderson, 1993) Esa “comunidad
común tenemos la impresión de estar frente a procesos imaginada” cuyo empeño estaba en ser reconocida por una
de revisión y balance seculares sino iguales, al menos gran mayoría que, efectivamente, se viese interpretada y
similares. Del mismo modo, nos hemos preguntado si la reconocida en ella, pues contenía en su seno tanto la nación
efervescencia y crisis de “fin de siglo” tuvo características cívica como la nación étnica. (Quijada, 2003)
comunes en todo el mundo hispanoamericano. En su mayoría, las primeras Constituciones es-
Efectivamente, el fin de siglo marcado por el tablecieron que los hombres nacen y permanecen libres
término del poderío español en América y la cercanía del e iguales en derechos, ello, siguiendo el modelo francés.
centenario de la independencia de las antiguas colonias Los hombres del siglo XIX, los fundadores, los artífices
españolas, lo cual dio pie a múltiples reflexiones en torno de la nación, creyeron que tal disposición efectivamente
al ser de América. Así, en el plano del pensamiento, se da haría a todos los habitantes de nuestras naciones hombres
la paradoja de un acercamiento paulatino con la antigua libres e iguales, es decir ciudadanos.
metrópoli. El mejor conocimiento y valoración de ambas A la par del establecimiento de sus cartas constitu-
llevan a un nuevo trato. cionales, estas naciones requirieron también en sus albores
La situación de crisis que se desencadena en Es- – al decir de Achugar-, de un discurso poético que identi-
paña a raíz de la derrota de su última guerra colonial ultra- ficara a sus respectivas comunidades. Dotar a la incipiente
marina, puede definirse como la expresión subyacente de imaginación nacional de un discurso poético era contribuir
identidad nacional. Más aún, algunos investigadores han a consolidar el proyecto de país. El mismo Achugar señala
señalado la conveniencia de enfocar el 98 español como que en el Uruguay a la Constitución de 1830 le siguió el
una manifestación, sin duda particular, del fenómeno primer tomo de El Parnaso Oriental de Luciano Lira, en
general del replanteamiento ideológico que se produce 1835; así como la Lira Argentina de Ramón Díaz, en 1824,
en el fin de siglo en Europa (Ortiz García, 1999). Esta junto con la Constituyente en dicho país. “Implícita en
convergencia nos situaría, entonces, ante a un proceso la publicación de tales proyectos poéticos estaba la afir-
histórico de amplio registro. mación de que los nuevos países tenían además de leyes,
No cabe duda que la guerra hispano-cubana de su parnaso nacional más aún parnaso y nación iban de la
1898 selló para nuestros países el fin de un siglo y el ini- mano: el parnaso era la nación y la nación era el parnaso.
cio de nuevos tiempos, tiempos en que se urdirán nuevos Al orden jurídico se sumaba el orden poético. La ordenada
imaginarios en los cuales la pluralidad será un elemento escritura neoclásica de esos parnasos intentaba realizar en
primordial y característico en los anhelos de estas naciones. la esfera pública la ordenación poética del imaginario de
Pero tanta diversidad hará frente a esa homogeneidad de nación” (Achugar, 1994).
la nación tan pregonada en el periodo anterior. Sin embargo, el establecimiento de una Con-
El contexto histórico decimonónico nos remonta stitución no establece por sí misma un imaginario, pero
a los albores de la vida republicana. En efecto, una vez lo comparte, lo complementa. Cuando Juan Bautista
producida la Independencia, los países latinoamericanos Alberdi escribe su obra Bases y Puntos de Partida para la
tuvieron que resolver problemas internos y externos. Hacia Organización de la República Argentina, reúne el sentir
el interior, se vieron obligados a construir estados nacion- de la intelectualidad de los grupos pensantes y expone
ales y a echar andar economías locales que antes habían efectivamente los fundamentos de lo que se desea con-
operado en el amplio contexto del mundo colonial. Hacia struir. Alberdi revisa las cartas constitucionales de países
el exterior, debieron iniciar relaciones internacionales con latinoamericanos, las cuales conforman un conjunto de
los países vecinos y con aquellos más desarrollados, no ideas, aspiraciones, proyectos que en sí mismos llevan
ya como colonias de España, sino como naciones inde- los elementos fundacionales de la nación Argentina. No
pendientes que requerían del mundo exterior para seguir obstante, y a pesar de ese puñado de intenciones, muchos
creciendo. El futuro de nuestros países dependía de la hombres quedaron excluidos de esa nación soñada, negros,
capacidad de su clase dirigente de resolver, en el corto esclavos bajo pueblo, entre otros marginales.
plazo, ambos problemas. Seguimos así, las advertencias de Hobsbawm,
La etapa fundacional de estas naciones estuvo cuando expresa que los modelos construidos desde arriba
marcada por ese conjunto de sueños y aspiraciones que no pueden entenderse a menos que se analicen también 123
los próceres, políticos, escritores, poetas soñaron para desde abajo, es decir, teniendo en cuenta las esperanzas,
la organización de la República, pero que en diversos necesidades, anhelos e intereses de las personas comunes.
casos marginó a segmentos valiosos de la sociedad. Las En este sentido, una segunda advertencia de este autor es
comunidades han de ser diferenciadas no por su grado de necesaria. La visión desde abajo, la nación tal y como la ven,

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Imaginarios nacionales latinoamericanos en el siglo XIX

no los gobiernos y portavoces de movimientos nacionalistas La novela decimonónica hispanoamericana, en cambio,


(o no nacionalistas), sino las personas comunes que son no se atreve a abandonar una preceptiva que engañosa-
objeto de los actos de creadores es muy difícil de descubrir mente sería señuelo de la modernidad: el romanticismo
( Hobsbawm, 2000). primero, el realismo en seguida, el naturalismo final-
Por lo tanto, la nación imaginada al calor de las mente (Fuentes, 1998).
luchas por la independencia, cívica y étnica, que reuniría Pero los imaginarios no son permanentes, tampoco
a todos los ciudadanos sin distinción, dejó sumergidos desaparecen, solo quedan cubiertos por nuevas capas de
otros imaginarios que no lograron imponerse; y cómo sedimentos o nuevas escrituras imaginarias las que desde
no, si primó la idea de que por el sólo hecho de conseguir hoy deben ser leídas como verdaderos palimpsestos.
la libertad todo el pueblo pasaría a formar parte de una Así, estas naciones siguieron el derrotero de con-
comunidad de ciudadanos partícipes de un proyecto que formar una nación homogénea, fundada en la comunidad
-elaborado o concebido por las elites detentadoras del de lengua y en raíces culturales que venían del viejo
poder- los congregaría sin distinción. continente. Pero estas definiciones no fueron unívocas.
A mediados del siglo, D. F. Sarmiento (2001) Por el contrario, señala Mónica Quijada, si hay algo que
con su magistral obra Facundo. Civilización o Barbarie, caracteriza el proceso de selección de la memoria histórica
pone precisamente su acento en ese dilema con lo que en Hispanoamérica es el hecho de haberse desarrollado a
se configurará en los países del cono sur la imagen de partir de una dinámica oscilante que buscaba la continui-
“nación civilizada” con caracteres de urbana y cien por dad en la ruptura, incluyendo y excluyendo alternativa-
cien europea. mente segmentos del pasado. Aunque con distintos rum-
Para la crítica contemporánea toda iberoamérica bos, ritmos y contenidos según los países, dos binomios
estuvo centrada en el tema de la identidad; tal vez por ello se fundamentales articularon (y aún articulan) esa dialéctica
ha dicho que el siglo XIX es el tiempo de los grandes histo- segmentadora de la memoria histórica: sustrato indígena
riadores: Lucas Alamán y José María Luis Mora en México; / sustrato hispánico y liberalismo / antiliberalismo , lo
Diego Barros Arana y Benjamín Vicuña Mackenna en Chile; cual obstaculiza la cohesión de la comunidad imaginada.
Bartolomé Mitre y Juan Bautista Alberdi en Argentina. Es Concluyendo que la alternancia periódica de los segmen-
siglo de educadores e intérpretes del alma nacional como el tos del pasado reivindicados / rechazados no sólo reflejan,
venezolano Andrés Bello, el puertorriqueño Eugenio María sino que suscitan disyunciones en el imaginario colectivo,
de Hostos, el ecuatoriano Juan de Montalvo y el argentino obstaculizando, de este modo, la “comunidad imaginada”
Domingo Faustino Sarmiento (Fuentes, 1998). (Quijada, 2003).
Carlos Fuentes afi rma que el siglo XIX his- En general, esta es la imagen que se fue construyendo
panoamericano fue fecundo y, sobre todo, fue Facundo, a lo largo del siglo XIX en toda la América del Sur, la cual
pues es Sarmiento a través de esta obra, quien eleva la se fue conformando al unísono con la constitución del Es-
conjunción de identidad e historia a una forma superior tado-Nación. En el siglo XIX, las naciones suramericanas,
de prosa a la vez analítica, descriptiva y novelesca: el recién afianzaban su independencia, buscaron entrar en al
Facundo puede leerse como todo esto, es nuestra gran nuevo ámbito internacional. Chile, Argentina Uruguay y
novela potencial del XIX, fotografía de la tierra, análisis Brasil se propusieron instalar en el Viejo Mundo una imagen
de la sociedad, retrato del caudillo, poderío de la len- de progreso y modernidad que resultara atrayente para los
gua, y, junto con otra obra argentina, el poema de José inmigrantes y los capitales que se requerían para impulsar el
Hernández, Martín Fierro, constituye el díptico de las crecimiento e insertar sus economías en la economía mundo.
mejores obras literarias del siglo de la independencia: Se trataba de transmitir confianza y seguridad, mostrando,
la prosa de Facundo, la épica de Martín Fierro, abren los en general, países que tenían mucho de Europa y poco de
horizontes de la imaginación y el lenguaje de los his- América Latina. Esa fue la opción que escogió la clase diri-
panoamericanos mucho más, me parece, que la tradición gente para posicionar a estos países en el extranjero.
bastante pobre de la novela que se anuncia como tal, y Si al momento del balance secular los imaginarios
que puede ser tan divertida como las aventuras narradas develaban una mirada nueva hacia la antigua metrópolis,
por el mexicano Manuel Payno o tan pedagógica como del mismo modo afloraron cuestiones que, a todas vistas
las crónicas sociales del chileno Alberto Blest Gana. era necesario enfrentarlas, muy especialmente el mestizaje.
124 Pero ni Los bandidos de Río Frío, ni Martín Rivas pueden Por lo general, los países intentaron mostrar una nación
compararse, ni con las grandes novelas escritas en la con características de homogeneidad racial, lo que se hacía
América española en nuestro siglo, ni con los libros ver además como una muestra de identidad y de unidad
que, como el Facundo y el Martín Fierro, apuestan con nacional. A juicio de Blanca Muratorio (1994) en una
audacia a su propia imaginación, a su propio lenguaje. reflexión formulada para el Ecuador pero válida para todo

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el continente, señala “el blanco mestizo latinoamericano y del siglo XIX, (1860), florece en el país un pensamiento
sobre todo el andino, por definición, se ha visto siempre en liberal, sostenido por jóvenes intelectuales de alta influ-
la necesidad de incorporar a ese otro salvaje o primitivo –el encia en el Estado.
alter ego Indio- en su propia auto-identificación. Los “Indios” Según el discurso de modernidad elaborado en
evocados, internalizados o rechazados en las representaciones Chile a través de los escritos de la intelectualidad y en un
de identidad individual y colectiva adaptadas por los blan- marco más bien teórico, los acontecimientos están ligados
cos mestizos, toman diversas formas en distintos períodos a dos grandes corrientes de pensamiento. En primer lugar,
históricos aunque el carácter general del discurso colonizante con la teoría de la dependencia, para explicar la necesi-
que los incorpora parece permanecer constante”. dad de Chile de relacionarse desde una periferia aún no
Todo el tema de la representatividad del indí- desarrollada, con los países más avanzados; y, en segundo
gena durante el siglo XIX –continúa Muratorio- fue un lugar, con la teoría de la representación cultural, que aso-
monólogo dentro de las elites y clases dominantes, donde cia la imagen no a un objeto ni a una realidad, sino a la
la voz del indígena como actor histórico estuvo ausente. representación que hacemos de ella. En suma, la mirada
Los conquistadores europeos y luego la sociedad criolla se se centra en el proyecto modernizador que hizo suyo el
adjudicó el monopolio de la representación del indígena Estado nacional en el siglo XIX y a la forma cómo éste
pero fuera de su propio mundo simbólico, monopolio que se transformó en imágenes que proyectamos al exterior,
se prolongó por largos años. para obtener el reconocimiento y apoyo de los países más
Este consenso iconográfico nacionalista republi- avanzados en nuestro esfuerzo por alcanzar el progreso.
cano –dice Muratorio- excluyó la imagen de los indígenas En efecto, desde 1810, nuestro país se empeñó
ya que teóricamente la Independencia los había convertido en construir su Estado y Nación con particular energía,
en ciudadanos y como tales estaban absorbidos en el Ser tratando de elaborar un proyecto nacional que involucrara
colectivo, es decir, el mito de la asimilación del indio en a todos los “chilenos”. Este proyecto otorgaría identidad y
el concepto totalizante de ciudadanía. permitiría a la clase gobernante hacer extensiva a toda la
Así, dice, los indios mayoritariamente solo forman población la normativa del Estado. Este Estado nacional
parte del paisaje. La pintura, la fotografía muestran una se inspiró en un imaginario que se fue elaborando a partir
sociedad estratificada y rígida donde los indios juegan de la misma Independencia. Tempranamente, nuestra
un papel muy limitado por los imagineros. Son figuras intelectualidad y clase dirigente “pensó” a Chile de una
solitarias, totalmente descontextualizadas, donde se les manera, hasta transformar su idea en esa suerte de “comu-
ha privado de su ambiente natural y han pasado a ocupar nidad imaginaria”, que sirvió para “incluir” al agregado
un segmento del paisaje urbano, flotando en un vacío social sobre el cual recae el peso del Estado.
histórico. Como muy bien se ha señalado los indígenas El grupo que concentró el poder, la autoridad, tuvo
aparecen congelados en el tiempo: ejercitando lo que un común denominador el consenso ideológico que dejó
Fabián (1983) llama “crono política”, pues los imagineros su impronta en las primeras décadas republicanas y que no
los han privado de su propio tiempo cultural (Muratorio, necesitó de imponer su autoridad frente a grupos rivales. Un
1994). análisis de la época refrenda el aserto señalando que como
Con todo, se observa una sola constante. Antiguos grupo fue capaz de responder articuladamente a lo que perci-
y nuevos grupos en el poder han tratado de recuperar bió como amenazas y que produjo sus propias justificaciones,
una identidad nacional blanco-mestiza por medio de un que fueron no solamente afirmaciones de identidad, sino
discurso que, en gran parte, deja de lado al indígena real, armas defensivas poderosas y eficaces (Stuven, 2000).
cuya presencia estuvo latente para manifestarse con gran En ese imaginario, poco a poco nos fuimos des-
fuerza en el siglo XX. prendiendo de nuestras raíces históricas. Una suerte de
fantasía se adueñó de nuestros dirigentes: ser en América
Latina un rincón de Europa. De espaldas a nuestra con-
Chile, la Fuerza del Pensamiento dición de país latinoamericano, pensamos que el progreso
Liberal y lo que los hombres de la época llamaban “felicidad”,
dependía de nuestra capacidad de imitar al Viejo Mundo.
En el caso de Chile nuestro interés se ha centrado Estados Unidos no nos deslumbró tanto como Inglaterra,
en el discurso de progreso y modernidad sostenido por los Francia y Alemania. En estos últimos países estaba el 125
intelectuales y la clase política en el siglo XIX, al mismo horizonte que queríamos alcanzar. La modernidad en
tiempo que su influencia en los esfuerzos para transmitir Chile se vistió, así, de este ropaje; y, aunque estas ideas
una imagen atractiva en Europa y Estados Unidos. En recorrieron todo el continente, en el país cobraron fuerza
este contexto no hay que olvidar que en la segunda mitad singular.

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Imaginarios nacionales latinoamericanos en el siglo XIX

Cuestión de vital importancia ha sido en el siglo jóvenes, entre los que destacan Diego Barros Arana,
XIX el tema de la venida de extranjeros al país, con una Benjamín Vicuña Mackenna, los hermanos Miguel Luis
clara preferencia por la inmigración europea (Noram- y Gregorio Víctor Amunátegui, Alberto Blest Gana,
buena, 1995). Francisco Bilbao y José A. Donoso, entre otros, se unen
Como lo hemos señalado en otros escritos la a Manuel Miquel y José Victorino Lastarria, para dar
formación del Estado-Nación en Chile estuvo estre- forma al El Ferrocarril, diario que se transformará en
chamente ligada al tema de la falta de población, cuya la palanca de difusión de sus ideas. A este periódico, se
solución estaría o se hallaría en reforzar la constitución agregan las principales revistas de la época, destacando,
demográfica de la nación a través de la venida de europeos La Revista del Pacífico, La Revista de Santiago y, La
del norte de ese continente que vinieran a reforzar cul- Revista Chilena, en las cuales también publican estos
turalmente la obra de España y desde el punto de nuestra jóvenes y otros intelectuales chilenos que contribuyen
constitución racial una mejora sustancial de ella. El ideal a consolidar esta imagen. La propuesta de estos jóvenes
de la civilización y el progreso se lograría bajo la influencia mereció, sin embargo, algunos reparos. En realidad,
ejemplificadota de cada europeo que llegara a nuestro los historiadores sabemos que muchos acuerdos no
país. (Norambuena, 1995) No hubo en realidad país de son tan consensuales y que a cualquier sociedad hace
la América antes española que no cayera bajo la influencia bien mirar los proyectos alternativos, que no tuvieron
del ideal “alberdiano” (Alberdi, 1966). la posibilidad de probar sus resultados. Pues bien, en el
Los casos de Uruguay y Argentina son paradig- caso del discurso del progreso que se formuló e instaló
máticos en el tema migratorio; ambos se transformaron en el Estado hace 140 años, conviene señalar que fue
demográficamente. Los países del Río de la Plata pudi- fuertemente cuestionado por una serie de dirigentes
eron, más rápidamente que Chile, hacer que una impor- que volcaron su mirada hacia nuestras raíces y los países
tante corriente inmigratoria llegara hasta sus playas, Chile vecinos y que ponen la nota de duda sobre este intento
y otros países de la vertiente del Pacífico se conformaron por “europeizarnos”.
con el rebalse del proceso, o debieron como en el caso del Así, la revisión iniciada por Sergio Villalobos y
Perú, recurrir a la inmigración asiática tan denostada por Rafael Sagredo,(1987) de los proteccionistas del XIX,
otros (Norambuena, 1990). da cuenta de una corriente de pensamiento que parece
Nuestra primera virtud, decía Vicente Pérez no haber existido en Chile, como tampoco aquella que
Rosales (1849), al promediar el siglo XIX, era ser una encabezan Andrés Bello, Bilbao, Matta, Gallo, Alemparte,
“verdadera fracción europea trasplantada a 4.000 leguas los redactores de la Revista Católica y algunos escritores
de distancia, en el otro hemisferio”y Vicuña Mack- regionales como Pedro Ruiz Aldea.
enna (1867) comparaba a Chile con México, en 1867, Otra idea fuerza se relaciona con la forma a través
diciendo que “aunque somos sólo dos millones de almas, de la cual se difundió esta idea en el extranjero. Se trata
representamos una población casi tan grande como la de de explorar cómo, en el lenguaje de nuestros días, desde
México, que tiene seis millones de indios, enteramente la periferia y el subdesarrollo, intentamos conectarnos
inútiles para la civilización, i, por consiguiente más con los centros neurálgicos del capitalismo decimonónico
inclinados a combatirla que a aceptarla”. Ejemplos de para lograr su apoyo en nuestros intentos por superar los
este tipo abundan en nuestra literatura, demostrando problemas que afectan a nuestra población y economía.
esta verdadera obsesión por transformarnos en lo que Se trata de contrastar las acciones que impulsan los
no somos (1951). centros desarrollados con las nuestras. Creemos que los
Esta imagen fue la que Chile colocó en el primeros se vinculan con la periferia enviando cónsules
extranjero para atraer inmigrantes e inversiones. Por o emisarios que evalúan las seguridades o posibilidades
una parte, nos pareció que eso éramos, una porción de que brindamos para reproducir rápidamente el capital;
Europa en este continente; Y, por otra, asumimos que mientras desde acá desarrollamos acciones para atraer
esa era la mejor propaganda que podíamos presentar en esos capitales, ofreciendo las garantías que ellos exigen,
el extranjero. sin preocuparnos demasiado de lo que pasará con nosotros
El primer plano tiene directa relación con la (Zañartu, 1869).
construcción del discurso del progreso en Chile. En En suma, para fines del siglo XIX, Chile recurre
126 este plano, centraremos nuestra atención en un grupo a un discurso de “modernidad”, elaborado al promediar
de jóvenes liberales que retornan al país a mediados el siglo XIX, que lo muestra como una “nación” de rasgos
de la década de 1850, luego de vivir un corto exilio, europeizantes y sin resabios de herencia indígena. Esta
los que participaron en la Revolución de 1851; o de fue la opción de nuestros dirigentes para demostrar orden,
sus estadías de estudios en Francia, los otros. Estos seguridad y confianza.

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Carmen Norambuena Carrasco

Uruguay: un imaginario muchas veces está extremadamente cargada de justifica-


ciones ideológicas del pasado. Los recuerdos o los olvidos
invisibilizado de una sociedad a través de su historia, se realizan desde
varios lugares, la escuela, las fiestas, la historia, la política,
En la segunda mitad del siglo XIX se asiste al los monumentos, los símbolos, la literatura, etc. Todas
nacimiento del Uruguay moderno, con evidente progreso estas formas de recordar u olvidar no son ajenas a lo que
en todos los campos. También contribuyó el afianzami- dicha sociedad quiere de su presente y su futuro. Es el
ento de la paz interna el fortalecimiento del sentimiento caso de lo que ha significado Artigas en la construcción
nacional alejándose cada vez más de la influencia de los de los imaginarios nacionales.
partidos federales y unitarios argentinos y de los grupos A finales del siglo diecinueve, el proyecto liberal a
de poder brasileños. La unificación de la Argentina y el través de la modernización instituyó un discurso nacional,
Brasil, en torno a Buenos Aires y Río de Janeiro, hizo a su y uno de sus primeros correlatos en literatura fueron
vez que la capital Montevideo robusteciera su poder local. las novelas realistas de Acevedo Díaz. A fines de siglo,
La paz interna y el fuerte gobierno central de Montevideo, señalan los estudiosos- irrumpe la filosofía positivista de
permitieron el desarrollo de las grandes transformaciones influencia spenceriana. Es con esta nueva corriente que
en el país. logran construir “desde arriba” un discurso nacional, que
A diferencia de Chile y Argentina que temprana- encontró en la literatura realista y naturalista, un posible
mente urdieron su imagen de nación, el Uruguay sólo a relato del origen de la “nación oriental”. Acevedo Díaz lo
partir de los años ochenta da inicio a una literatura de hace a través de una tetralogía previamente planificada
carácter fundante. Es este el momento en que se da cuerpo que describiría el nacimiento del Uruguay independiente,
a un imaginario que había estado oculto o no expresado. compuesta por: Ismael (1888), Nativa (1890), Grito de
Se ha dicho que en el Uruguay decimonónico parece no gloria (1893) y Lanza y sable (1914). Lo significativo de
haber existido una dicotomía implícita a muchos países este relato es que se origina con el “artiguismo”, ocultado
sudamericanos entre constitución y realidad social, lo cual por el discurso letrado (Gortázar y Weschebor, 1998;
los llevó a una búsqueda ansiosa de un texto constitucional Roca, 2000; Achugar, 1998).
que subsanase esta ruptura. Uruguay habría teóricamente Durante la primera mitad del siglo XIX, la identi-
escapado a esta situación, pues la Constitución de 1830 dad del Estado uruguayo tuvo más bien carácter regional.
perduró hasta 1917. Afirma un autor, esto no quiere Así, la ciudad de Montevideo que reunía la mayor parte
decir que la primera Constitución uruguaya enmarcase de la población fue motivo y centro del acontecer nacional.
la realidad social y política, sino más bien, la expresión Gerardo Ciancio (1997) expresa con gran acierto que
histórica de las fuerzas dominantes de la política. Así, la paralela a la urbe real, fáctica, tangible, percibida, existe
Constitución excluyó el control de la vida social del país una Montevideo construida por los poetas, inventada,
a una buena parte de la población empleados, peones, ficcionada contada y cantada en odas, himnos, canciones,
analfabetos, en fin, esclavos negros y extranjeros. Y sí, al coplillas, crónicas. El interés por testimoniar el acaecer por
igual que en los países vecinos, la Constitución otorgó a más de doscientos años, ha surgido de múltiples inten-
la burguesía montevideana el control lega de la vida social ciones conforme el tiempo histórico. Las contingencias
del país (Mora,1981). El campo quedó marginado y a la de las guerra, las emociones nacionalistas, la cotidianeidad
vez controlado por los grandes terratenientes que residían urbana, y los sentimientos que ella despierta. Proceso que
en Montevideo. se re-inventa y re-significa de tanto en tanto.
En los últimos años dentro de los circuitos El Uruguay de 1830 apenas contaba con 70.000
académicos se ha estudiado con esmero el lugar de los habitantes. El de 1875 poseía ya 450.000 y el de 1900
parnasos, el discurso patriarcal fundador, el relato de los un millón. El espectacular crecimiento - la población se
héroes y el concepto de nación, a la luz de los debates multiplicó por 14 en 70 años - no tuvo parangón en otro
sobre la identidad (Achugar,1994, 1998, 2000; Gortázar país americano, siendo la inmigración europea el principal
y Weschebor, 1998; Poch, 1998). Estudios y debates que factor de dicho crecimiento.
se han ido complementando con los aportes teóricos de Italianos y españoles fueron los principales grupos
Benedict Anderson (1993), quien postula que todas las de inmigrantes. De 1840 a 1890,en Montevideo dos de
naciones, aún las más homogéneas, son construcciones cada tres habitantes había nacido en Europa.(Silva, 1990) 127
sociales o “comunidades imaginadas” y Eric Hobsbawm Los europeos - y brasileños - , con valores difer-
(2000), entre otros. entes a los de la población criolla, sobre todo los primeros,
Se ha dicho que cada presente posee sus formas más proclives al espíritu de empresa y al ahorro, se
de recordar y de mantener una “conciencia histórica”, que convirtieron hacia 1880 en los principales propietarios

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Imaginarios nacionales latinoamericanos en el siglo XIX

rurales y urbanos. Como en Chile, los inmigrantes eu- nacional o la misma representación física de la nación
ropeos fueron también los iniciadores de la comercio al -que siguiendo el modelo republicano francés adquirió
menudeo y del inicio de la pequeña industria. de bienes forma femenina- resultan renovados y se aproximan a los
de consumo, al grado que en 1889 controlaban el 80% de de las repúblicas hispanoamericanas, abandonando así la
aquellos establecimientos (Gortðzar y Weschebor, 1998). pompa imperial.
Los inmigrantes, hostiles por lo general a las disputas entre
blancos y colorados, exigieron la paz interna. El rol que cupo al Estado en la definición de la im-
La estructura económica se modificó. El ovino agen de la nación en el escenario mundial de la exposición
se incorporó a la explotación del vacuno en la estancia de 1889 no es menor. En el caso del Brasil, según hemos
de 1850-1870. La lana suple al cuero como principal visto, porque se trata de un momento en el que el sistema
producto de la exportación uruguaya en 1884 y de ahí republicano reemplazó a la monarquía como forma de
en adelante, pero hasta que apareció con vigor la carne gobierno, y durante el cual se constituyó un nuevo sis-
congelada en 1910-1920, la lana fue el principal rubro de tema político. José Murilo de Carvalho sostiene incluso
ventas al exterior. que la abolición de la esclavitud marca el nacimiento del
El Uruguay de fines del siglo XIX tuvo así cara- Brasil como nación. Con el fin del régimen esclavista y el
cterísticas económicas que lo singularizaron en el contexto surgimiento de la República aparece por primera vez en
latinoamericano. Producía alimentos – la carne –, cueros y el horizonte un sujeto colectivo nacional abarcador de la
lana con resultados económicos muy favorables al país. totalidad de la población brasilera, que permitirá la forma-
La sociedad uruguaya, resultante y promotora a la ción de la ciudadanía como actor social. Hasta entonces,
vez de estos cambios, fue muy distinta a la de la primera la existencia de un elevado porcentaje de la población
mitad del siglo XIX. El latifundio existía en 1900 pero los sin derechos civiles impedía hablar de nación en Brasil;
latifundistas ya no eran los mismos del período colonial el Imperio posee súbditos, clientes, nobleza, esclavos,
o de los primeros años del Uruguay independiente. La distintos grados del ejercicio de la ciudadanía, pero no
clase alta olía a nuevos ricos. Eso disminuyó su poder y su tiene ciudadanos. Simultáneamente, la implantación de la
prestigio en el seno de la sociedad. El Uruguay también república convertirá a la ciudad de Río de Janeiro en centro
secularizó sus costumbres y su cultura. En 1907 se aprobó del poder político y administrativo de la burocracia estatal
la primera ley de divorcio. y a San Paulo en centro del poder económico, distribución
Lo anterior explica que al iniciar el nuevo siglo que comenzará a consolidarse a partir de entonces y que
aún con la problemática social que se avecinaba, el Uru- podrá reconocerse en el pabellón brasilero.
guay tuviera de sí mismo la imagen de un país moderno, La imagen de la nación asociada con representa-
europeizado y escasamente latinoamericano. ciones indígenas poseía una rica genealogía, y fue empleada
como símbolo del Brasil por el régimen imperial.
Brasil: imaginario de nación No obstante, al igual que los otros países conosureños,
“civilizada” el Brasil otorgó un lugar secundario y discreto a las culturas
indígenas. La política de atracción de la inmigración enfatiza-
En este país el tema va orientado al cambio político ba que la gran mayoría de los habitantes del Brasil tenían sus
de Imperio a República. El proceso de cambios profundos, orígenes en el Viejo Mundo. En este sentido, también estaban
Brasil lo vivió mucho más tardíamente que los del extremo ausentes referencias a las minorías africanas y a su vínculo
sur, que los “súrdicos” como diría la escritora chilena Ana con el trabajo esclavo; la promoción de la inmigración era
Pizarro empleando la expresión en oposición al prodigo parte de una política estatal de colonización y de reemplazo
vocablo de nórdicos. de la fuerza laboral por trabajadores europeos.
El año 1889 señala en Brasil el fin del régimen Del mismo modo también, intentaron disipar
monárquico y el comienzo de la República. Según lo ha la percepción de su país como uno atrasado y arcaico,
estudiado José Murilo de Carvalho (1990), la adopción reemplazándola por la idea de una nación civilizada. Su
del nuevo régimen generó un intenso debate en torno estrategia de atracción de la inmigración, tuvo logros
al modelo republicano, que se trasladó a los símbolos fantásticos pues los trabajadores europeos que se despla-
y alegorías con que la república sería representada. Los zaron masivamente: más de 3 millones de inmigrantes
128 emblemas de la nacionalidad brasilera fueron adapta- ingresaron en el Brasil entre 1884 y 1920, la mayoría
dos a la nueva configuración política y alcanzaron una italianos. De éstos, un 60 % se dirigió a San Pablo.
definición en la que se observan continuidades y ruptu- La preponderancia de la burguesía agraria, en
ras con la iconografía imperial. Símbolos cívicos como particular de los cafecultores paulistas, los mismos que
monumentos, celebraciones, héroes, la bandera, el himno también influyeron desde su partido republicano en el fin

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Carmen Norambuena Carrasco

de la monarquía, y cuyo peso en las políticas del Estado Del mismo modo también que las otras naciones
sería dominante en el país hasta los años 30. Para expandir latinoamericanas, los imagineros intentaron disipar la
su negocio y aumentar la producción, resultaba preciso percepción de su país como uno atrasado y arcaico, reem-
incorporar trabajadores europeos y obtener un mayor plazándola por la idea de una nación civilizada.
acceso al mercado mundial.
Del mismo modo que la historia del Brasil había Argentina: un trozo de Europa
sido diferente al los países rioplatenses y a Chile, también
lo fue su literatura donde el romanticismo se extendió por
en América
largo tiempo acorde con la formación aristocrática de sus
cultores. Las escritos que dan cuenta de los cambios que La construcción del estado-nación en la Argentina
están ocurriendo en el Brasil se inician con Aluísio de necesariamente parte de un referente de carácter demográfico.
Azevedo 1857-1913, cuyos temas removieron la socie- Se inicie desde cualquier punto de análisis innegablemente
dad: La Casa de Pensao 1884 y O Cortiço en 1890 dan los primeros pasos republicanos están estrechamente ligados
cuenta de la problemática urbana que están enfrentando al tema de la población. Hacia 1810 este inmenso territorio
las grandes urbes como Río de Janeiro y San Paulo. Se requería de una gran población que pudiera explotar los re-
une a Azevedo otro nombre que a juicio de la crítica se cursos naturales e incorporarse de esta manera a la economía
encuentra entre los más grandes escritores latinoamerica- mundo. Las primeras décadas republicanas se lucha por la
nos Joaquín María Machado de Assis.4 (1839-1908). Para integración del territorio y la construcción de un imaginario
nuestros propósitos tomamos la calificación de parnasiano que involucrara a todos los argentinos.
que se le otorga. Retrata la sociedad brasilera bajo el se- En esos primeros decenios de libertad, la elite ar-
gundo Imperio, siendo la más característica de esta etapa gentina, como los otros países hispanoamericanos, tuvo al
“Memorias Póstumas de Brás Cubas de 1881. frente dos modelos EEUU y Europa. De la comparación
Para el escritor Carlos Fuentes, Machado de de ellos y nosotros surge el balance de las carencias para
Assis es sin duda el máximo novelista del siglo XIX. la “vida civilizada” (Pomer, 1998). Las ideas matrices de
Su justificación la basa en torno a ciertas interrogantes; los padres fundadores son claras y éstas deberán recrearse
entre otras, ¿Qué supo Machado que no supieron los novel- para que el pasado, presente y futuro se coordinen y
istas hispanoamericanos? ¿Por qué el milagro de Machado? proporcionen al presente plenitud de significados. León
La respuesta, a juicio de este escritor se sustenta en una Pomer, en el escrito breve pero esclarecedor que comen-
paradoja: Machado incorpora en Brasil la lección de tamos expresa magistralmente que “Urge escribir la
Cervantes, la tradición de La Mancha que los novelistas historia que rebautice a hombres y acaeceres, otorgue vida
hispanoamericanos olvidaron. a símbolos del bien y del mal, nombre lo innominado y
En el mismo texto continúa su reflexión en torno a si es necesario olvide de nombrar. El proyecto de Estado
una nueva pregunta: ¿Fue esto resultado de la hispanofobia y de nación precisa de fundamentos materiales e imagi-
que acompañó a la gesta de la independencia y a los primeros narios” Pomer, 1998, p.7) En suma se deberá construir
años de la nacionalidad? La respuesta se torna más compleja un nuevo imaginario que querrá resignificar imaginarios
pues señala: “No, repito, si atendemos a las reverencias for- gestados durante los siglos coloniales. Más aún, señala que
males del discurso. Sí, desde luego, si nos fijamos en el rechazo concluido el gobierno de Rosas en 1852 se intensifica la
generalizado del pasado cultural independiente: ser negros creación de referentes simbólicos, y todo tras el supremo
o indígenas era ser bárbaros, ser español era ser retrógrado: valor llamado “civilización”.
había que ser yanqui, francés o británico para ser moderno Los desafíos eran múltiples En este caso, la Ar-
y para ser, aún más, próspero, democrático y civilizado. “Las gentina, a partir de la forzada pacificación y del fortalec-
imitaciones extralógicas de la era independiente creyeron en imiento de la república centralista con su polo en Buenos
una civilización Nescafé: podíamos ser instantáneamente Aires, producidas durante la década de 1880, el Estado
modernos excluyendo el pasado, negando la tradición. El adquiere una participación activa en la construcción de una
genio de Machado se basa, exactamente, en lo contrario: su identidad colectiva. El establecimiento de Buenos Aires
obra está permeada de una convicción: no hay creación sin como capital federal de la totalidad de la nación permite
tradición que la nutra, como no habrá tradición sin creación el fin de las disputas entre el puerto y las provincias, afi-
que la renueve” (Fuentes, 1998). anzando la centralización y la paz social. Pero también 129

4
Joaquin Maria Machado de Assis (Río de Janeiro, 1839-1908) Novelista, cronista, ensayista, poeta y periodista brasileño. Uno de los más destacados novelistas de su país. Es
autor de poesías de tendencia parnasiana (Americanas, Occidentales) y de una cuantiosa obra narrativa de corte realista: Yayá García, Quincas Borba (1891), Historias sin fecha,
Dom Casmurro (1900), Memorial de Aires (1908). Fue fundador, en 1896, de la Academia Brasileña de las Letras, y su presidente hasta 1908, año de su fallecimiento. En El
Poder de la Palabra. www.epdlp.com/escritor.php id. 1966.

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Imaginarios nacionales latinoamericanos en el siglo XIX

señala el fin del sueño de la república clásica, virtuosa y trario, predominan imágenes de una paz bucólica bastante
descentralizada, en pos de un modelo unipolar, que ejer- diferente a la que había prevalecido en las pampas durante
cerá la hegemonía de la representación, según podremos el siglo XIX. Cabe destacar en este sentido, la competencia
comprobar de manera semejante en el pabellón argentino5 explícita con otros países, pero principalmente con Brasil,
( Fernández Bravo, 2001). por cautivar el interés de la inmigración europea.
La imagen de la nación queda establecida mediante
resortes específicos del Estado, a través del Ministerio de Imaginarios en vitrina
Relaciones Exteriores, al que se le adjudicó un rol clave en
la promoción del país como destino para la inmigración Un elemento adicional en el análisis de la con-
europea. Pero, ¿qué imagen presentar para reemplazar strucción de imaginarios en el siglo XIX, es la mirada que
aquella de atraso e inestabilidad crónica que los perjudi- hemos realizado a través de la presencia de estos países en
caba? ¿Qué retrato de la nación construir, capaz de atraer las grandes exposiciones universales que se desarrollaron
las inversiones e inmigrantes – el capital y la fuerza de durante el siglo XIX.
trabajo necesarios para modernizar sus naciones? Las exhibiciones internacionales se sucedieron con
Esa imagen sería edificada casi desde cero por las regularidad como escenarios transnacionales para celebrar
élites liberales. Precisamente el modelo de representación tanto la competencia global por mercancías, como el sur-
republicano centralista y autoritario. gimiento del modernismo como forma cultural.
El Estado será entonces la herramienta para la Estas ferias mundiales sirvieron como teatro de
construcción de los imaginarios nacionales. En el Estado competencia por territorialidad económica y política entre
buscarán ser disueltos los antagonismos que habían escin- naciones-estados y dieron la oportunidad a las naciones
dido a la nación: las guerras civiles y las fragmentaciones emergentes, como las de América del Sur para configurar
que impedían la formación de un sujeto colectivo nacional. su papel en esta nueva “ecumenidad imaginada”, mientras
Pero para alcanzar la reconciliación será preciso apelar a al interior de cada una de estos estado-nación esa comu-
otros recursos más allá de la violencia; la hegemonía es- nidad imaginada estaba en gestación6.
tatal será construida a través de un programa pedagógico Al organizar y clasificar el mundo como una
integrado por imágenes, capaz de modelar el sujeto del exhibición, las ferias ahondaron las diferencias tornando
Estado que la república necesita para su funcionamiento: las culturas en objetos desplegados en vitrinas en el or-
la ciudadanía. den histórico evolutivo que reflejaba la hegemonía de
La hegemonía de la carne y los cereales también occidente o más bien de Europa. La idea de progreso,
hablaba de quién había triunfado en la guerra civil entre firmemente afincada en los hombres que manejaban el
la capital y el interior. Los productos agropecuarios que poder, fue la rectora de todas las iniciativas.
definían la identidad nacional simbolizaban el poder de las Los pabellones latinoamericanos en las exposi-
llanuras costeras y de las clases terratenientes, que habían ciones universales ofrecen una valiosa oportunidad para
conseguido imponer su dominio sobre la administración examinar estos procesos de formación de los imaginarios
del Estado. nacionales y, por cierto, la posición de cada país en el es-
Fue en la Argentina donde surgieron o se orig- cenario mundial durante la segunda mitad del siglo XIX
inaron temáticas de orden cultural perdurables en América (Norambuena, 2003).
Latina, particularmente para el desarrollo de estos re- La pregunta que surge en este punto es: ¿cómo
flexiones. Desde el principio, en Argentina se planteó el habrían de definirse y representarse los países latinoameri-
enfrentamiento entre una Europa civilizada y una América canos si querían ser reconocidos como naciones con una
bárbara y se consideró que Buenos Aires era un puesto cultura propia y distintiva, diferente de la cultura de sus
fronterizo abandonado a sus propias fuerzas y rodeado por metrópolis europeas? ¿Qué objetos e imágenes represen-
un continente vacío y salvaje (Fernández Bravo, 2001). tarían mejor su idiosincrasia nacional, en un contexto donde
Existía en la muestra una clara intención por las naciones se convertían en la unidad de representación
diferenciarse de la región y borrar todo elemento exótico dominante y cada una de ellas, a su vez, debía optar por
que pudiera desalentar a potenciales inmigrantes: ni los rasgos específicos que la definieran con nitidez respecto
indígenas, ni la rudeza del trabajo rural, ni tampoco los a las demás? La respuesta a esa interrogante está dada en
130 gauchos son materia de representación visual. Por el con- primerísimo lugar por los productos en exhibición.

5
Para Argentina tomamos como referencia el artículo de Álvaro Fernández Bravo, “Argentina y Brasil en la exposición de parís de 1889”.
6
De gran relevancia han sido los planteamientos de Blanca Muratorio para el desarrollo global de esta investigación y para este artículo en particular; para el caso de Ecuador
seguimos sus esclarecedores planteamientos y la extensa bibliografía que a través de éste conocimos.

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Carmen Norambuena Carrasco

Los pabellones nacionales en las exposiciones uni- Referencias


versales fueron imaginados como museos efímeros donde
se exhibían productos característicos de cada nación, y ACHUGAR, H. 1994. El Parnaso es la Nación o Reflexiones a Propósito
pueden ser leídos como instancias donde la imagen de la de la Violencia de la lectura y el simulacro. In: H. ACHUGAR
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frente a la percepción europea, que siguió considerándolos CSIC.
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Los forjadores de la nación soñaron con una inmi-
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gración procedente del norte de Europa. Sin embargo, el
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Aquellos que pensaron en la construcción de la Buenos Aires, Edit. Troquel, 350 p.
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dios comparativos de procesos transculturales entre Europa y América
de Europa en América. Así lo manifestaron al menos los
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grandes imagineros: Los argentinos Alberdi y Sarmiento, DURAND, G. 2000. Lo Imaginario. Barcelona, 165 p.
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historia común tenemos la impresión de estar frente a Crítica, 202 p. 131
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Vol. 10 Nº 2 - maio/agosto de 2006

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