Atónita, es la palabra que me vino cuando terminé de leer el artículo propuesto,
aun con la forma sencilla de expresar su idea sobre la vida espiritual cristiana que usa el autor, sí, es muy agradable de leer, además de las citas directas. de las sagradas escrituras, utiliza expresiones sencillas y profundas que ayudan a captar y reflexionar sobre el tema. Mi asombro fue porque cuando termino de leer, queda claro cuánto me falta aún entender al que me llamó, cada vez que leo el perfil que se había dibujado, pero me veía a mí mismo, identificándome y distanciándome en algunos puntos de Ese perfil, no es que este perfil presentado sea el perfil perfecto, sino porque construí muy poco de lo expuesto por Bianchi. Entendí esta fase de la fundación de la vida espiritual cristiana, estas preguntas que interiorizan el significado me obsesionaron durante mucho tiempo en los últimos 10 años, y así comencé a buscar el autoconocimiento, la profundización, la interiorización, encontré varias cosas agradables y agradables. respuestas desagradables en mí. Sin embargo, en medio de estas respuestas, encontré a alguien que estaba conmigo todo el tiempo, pero que no entendía. Ese alguien, es el Cristo, que estuvo a mi lado, en los momentos más difíciles de mi vida, y este reconocimiento de la presencia de Cristo para empezar a conocerlo fue el puntapié inicial para el conocimiento de mi llamado. Necesitaba dejarme guiar por el Espíritu Santo. Necesitaba reconstruir mi fe, tener un encuentro con Dios, creía que sería a través de los ritos, a través de las oraciones, pero un encuentro con Dios estaba más allá, pero era profundo, necesitaba hablar con Dios con el corazón abierto. Necesitaba hacer un camino de regreso, pedir perdón a Dios y también perdonarme a mí mismo, de muchas cosas que no entendía y eran pecados, en este punto me identifiqué con el texto, que la vida espiritual cristiana es un camino de regreso a Dios, y del perdón, para que pudiera comenzar mi proceso de conversión. El siguiente paso, necesitaba estar en silencio y escuchar para poder reconocer y comprender el significado de estar vivo, de ser un hijo de Dios y, a partir de ahí, iniciar un proceso de comprensión de mi Llamado. En definitiva, es un proceso lento en el que estoy inserto y estoy abierto a comprender y experimentar. Es un camino que necesito aprender y aprehender el amor de Dios para poder compartirlo.