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Soporte Vital Básico y Desfibrilación Externa

Semiautomática
Jorge Álvarez López. Enfermero. Master en Urgencias, Emergencias y Críticos.
Profesor en el Dpto. de Enfermería de la Universidad de Cádiz. Instructor en SVA.
Servicio de Urgencias del Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid

Antonio Barba Chacón. Médico. Especialista en Medicina Interna. Catedrático en


Medicina Interna. Profesor Titular en el Departamento de Medicina y Enfermería de la
Universidad de Cádiz. Cádiz.

1. Definición de parada cardiorrespiratoria y resucitación cardiopulmonar

1. Parada Cardiorrespiratoria:

Se define parada cardiorrespiratoria (PCR) como el cese de la actividad mecánica del


corazón, el cuál es confirmado por la ausencia de consciencia, pulso detectable y de la
respiración espontánea. La no resolución de la PCR en los primeros minutos desde su
instauración lleva irremediablemente a la muerte biológica.

Normalmente las paradas cardíacas y respiratorias suelen estar provocadas por causas
diversas. El cese de cualquiera de ellas de manera independiente suele acarrear
inexorablemente la detención de la otra, es por ello, por lo que en el momento de la
asistencia se suele tratar como una entidad única denominada PCR.

El paro respiratorio hace que la función cardíaca se detenga en un tiempo


aproximado a los 2 minutos.

La parada del corazón hace que la respiración se vaya lentificando poco a poco
para acabar deteniéndose del todo al cabo de 30-60 segundos.
2. Resucitación Cardiopulmonar:

La resucitación cardio pulmonar (RCP) se define como el conjunto de maniobras


estandarizadas y destinadas a revertir la PCR sustituyendo la función cardíaca y
respiratoria con el fin de restablecer la actividad natural de estos órganos. Todo ello
tiene como objetivo principal evitar el daño neurológico del paciente.

2. Etiología del paro cardiorrespiratorio

La mayoría de las PCR en el adulto son de origen cardíaco. Las provocadas por
enfermedades cardíacas presentan, en un 80%, una ateroesclerosis coronaria como
desencadenante principal de ésta seguida de miocardiopatías y alteraciones
electrofisiológicas como segunda y tercera causa respectivamente de alteraciones
relacionadas con la muerte súbita. Sin embargo, existen otros tipos de enfermedades que
pueden provocar una PCR en pocos minutos y hacer que se confunda en los primeros
momentos con una muerte súbita de origen cardiológico. Algunas enfermedades
neurológicas, pulmonares y traumáticas se encuentran estrechamente relacionadas con
la muerte súbita de origen desconocido.

3. La cadena de supervivencia

El objetivo primordial de la cadena de supervivencia es resumir de manera gráfica las


estrategias que ayudan a mejorar la supervivencia en caso de parada cardiorrespiratoria.
La cadena de supervivencia está constituida por cinco eslabones que se correlacionan
secuencialmente entre ellos: 1. Reconocimiento inmediato de la PCR y activación del
sistema de emergencias 2. Reanimación cardiopulmonar (RCP) básica precoz 3.
Desfibrilación temprana 4. Soporte vital avanzado (SVA) efectivo 5. Cuidados post
resucitación. Hasta las recomendaciones del International Liaison Committee on
Resuscitation (ILCOR) en 2010, los cuidados post resucitación estaban incluidos dentro
de las maniobras de soporte vital avanzado, pero estudios específicos dentro de este
campo han hecho que estos cuidados recobren un papel importante dentro del proceso
asistencial global, convirtiéndose en la continuación del soporte vital avanzado y
adquiriendo un papel crucial dentro de la cadena de supervivencia.

3.1.Activación rápida del sistema de emergencias:

La cadena de supervivencia se pone en marcha en el momento que un primer


interviniente reconoce una situación de paro cardíaco. A nivel extrahospitalario, la
educación sanitaria cobra un papel importante dentro de la población general en estos
casos, ya que ésta debe estar preparada para advertir los signos y síntomas del paro
cardíaco y ser los encargados de activar a los sistemas de emergencias sanitarias. En
España, el teléfono de emergencias sanitarias es el 061/112.

3.2.RCP básica precoz:

Las maniobras de RCP se deben iniciar sin demora alguna en el momento que se
identifica el paro cardíaco y se avisa a los sistemas de emergencia. La RCP básica
llevada a cabo por un primer interviniente es crucial para la supervivencia de la persona
que sufre un paro cardíaco, ya que existen multitud de estudios que han demostrado que
la mortalidad de la parada cardiorrespiratoria aumenta si la RCP básica no ha sido
iniciada por los testigos que se encuentran en el lugar del incidente.

3.3.Desfibrilación temprana:

En la mayoría de las paradas cardíacas, la primera causa que provoca dicho paro es un
trastorno eléctrico cardíaco denominado Fibrilación Ventricular (FV). El único
tratamiento efectivo para este tipo de arritmia cardíaca es la desfibrilación eléctrica
aplicada con un desfibrilador. El ILCOR recomienda que este tratamiento eléctrico sea
ejecutado antes de los 5 primeros minutos en el medio extrahospitalario y de 3 ± 1
minutos en el entorno hospitalario, desde el momento que se detecta el paro cardíaco.
En la actualidad, el desarrollo tecnológico del desfibrilador externo semiautomático
(DESA) ha posibilitado la opción de aplicar esta técnica de forma sencilla y segura por
personal no relacionado con la sanidad, tan solo con un entrenamiento básico en el cual
se debe seguir unas directrices ya elaboradas que entran dentro del conjunto de
maniobras que conforman la RCP básica/instrumentalizada. Este tercer punto de la
cadena de supervivencia no debe menoscabar la importancia de las maniobras de RCP
básica, sino ser complementarias a través de los protocolos ya existentes.

3.4.Soporte vital avanzado:

Los resultados obtenidos a raíz de las maniobras de soporte vital básico junto a la
terapia eléctrica aplicada con un DESA, deben asociarse a las técnicas y cuidados
llevados a cabo por unidades de soporte vital avanzado. Este cuarto eslabón de la
cadena lleva consigo el manejo avanzado durante la RCP (administración de fármacos,
manejo de la vía aérea avanzada, identificación de las causas que han provocado el paro
cardíaco, etc.) y la estabilización del paciente, poniendo en marcha las medidas
necesarias que permitan su recuperación y su traslado hacia una unidad de cuidados
intensivos en la que pueda beneficiarse de los cuidados post resucitación.

3.5.Cuidados integrados post resucitación:

Este eslabón de la cadena que ha sido incluido en las recomendaciones de ILCOR 2010
como entidad independiente, tiene como objetivo mejorar la supervivencia de las
víctimas del paro cardíaco. Las bases de estos cuidados post resucitación deben incluir
soporte neurológico, cardiopulmonar, intervención coronaria percutánea e hipotermia
terapéutica, todo ello llevado a cabo dentro de unidades de cuidados intensivos
compuestas por un equipo de profesionales con carácter multidisciplinar y que a su vez
disponga de una estructura que permita aplicar estos cuidados de forma adecuada.
4. Indicaciones y cese de la RCP

Las maniobras de resucitación están indicadas en toda PCR, por ende, no necesita del
consentimiento explícito del paciente. Sin embargo, existen ciertas situaciones en las
que estaría contraindicada:

- Cuando el paciente haya manifestado previamente verbal o mediante un


testamento vital anticipado, el rechazo de aplicación de la RCP.

- Cuando no existan posibilidades de recuperación de las constantes vitales.

- Cuando exista un riesgo que pueda afectar al reanimador o cuando vaya en


detrimento de otra víctima que pueda beneficiarse de dichas maniobras,
aplicándose así el principio de justicia conmutativa.

Por otro lado, existen situaciones que hacen que se aplique el cese de las maniobras:

- Cuando el paciente recupera la circulación espontánea.

- Cuando una vez empezada la RCP, aparezcan datos acerca de la voluntad del
paciente y/o se tenga conocimiento de la existencia de una enfermedad terminal
avanzada.

- Cuando se determine que ha existido un tiempo mayor de diez minutos desde el


paro cardíaco hasta el comienzo de las maniobras de RCP.

- Cuando el reanimador o reanimadores se encuentren exhaustos.

5. Valoración primaria (ABC)

La valoración primaria constituye, dentro de la evaluación inicial, el momento en el que


se debe identificar lo más rápido posible las situaciones que pueden suponer un riesgo
para la vida del paciente de manera inminente.

Ésta valoración está constituida por tres puntos que deben ser correctamente evaluados,
dándoles si fuese necesario, solución a aquellas que pudieran llegar a comprometer la
vida del paciente. Debido a la importancia que conlleva esta valoración, la aplicación
debe ser realizada de forma rápida y secuencial, teniendo en cuenta que no se debe
pasar al siguiente punto sin tener solventado el anterior.

5.1 Valoración de la consciencia.

La valoración del nivel de consciencia debe ser el primer paso en la valoración primaria
del paciente. Una persona consciente ofrece una información somera pero muy útil, ya
que indica que éste posee respiración y pulso.

El estado de consciencia del paciente puede variar en mayor o menor grado. Para ello,
podemos utilizar la escala AVDN (Alerta, Verbal, Dolor, No responde) con el fin de
determinar el nivel de consciencia del paciente y la capacidad de respuesta ante
estímulos externos. Esta escala, permite de forma rápida y sencilla, clasificar el estado
de consciencia del paciente en cuatro niveles;

- Alerta: El paciente responde de forma adecuada y rápida. Aquí se valora


también, con preguntas sencillas, si se encuentra orientado o desorientado.

- Verbal: El paciente aparentemente no responde de manera espontánea, pero si lo


hace al emplear estímulos verbales o sonoros.

- Dolor: Al usar estímulos verbales el paciente no responde, pero sí lo hace frente


a estímulos dolorosos.

- No responde: El paciente no reacciona ante ninguno de los estímulos que se le


aplican, tanto verbales como dolorosos. En este caso se dice que el paciente se
encuentra en estado de inconsciencia.

Una vez valorado el nivel de consciencia, pasamos a la valoración primaria propiamente


dicha. Estos tres pasos se lleva a cabo usando la regla nemotécnica del ABC,
simplificada desde sus siglas en inglés (Airway, Breathing, Circulation) y que servirá
como ayuda a la hora de recordar los puntos a seguir.
A - Airway - Apertura de la Vía Aérea

B - Breathing - Respiración

C- Circulation - Circulation

5.2 Apertura y mantenimiento de la permeabilidad de la vía aérea (A)

En personas inconscientes, siempre se debe sospechar que la vía aérea se encuentra


obstruida debido a la perdida de tonicidad de la musculatura de la lengua, que hace que
la base de ésta caiga hacia atrás, obstruyendo la entrada de aire a través de la glotis y no
permitiendo una correcta ventilación del paciente.

El International Liaison Committee on Resuscitation (ILCOR) recomienda emplear la


maniobra frente mentón como técnica de elección para la apertura de la vía aérea tanto
por el personal sanitario como para otros colectivos no relacionados directamente con la
sanidad pero que poseen altas probabilidades de encontrarse como primer interviniente
en este tipo de situaciones (policías, bomberos, etc.).

Para ello se ha de colocar una mano en la frente y empujar con la palma de manera que
la cabeza se incline hacia atrás, los dedos de la otra mano, colocados en el mentón,
deben ayudar a realizar este movimiento. Es importante tener asegurado este punto para
poder pasar al siguiente, ya que si la vía aérea no está permeable no será posible valorar
la respiración del paciente de manera adecuada.
La maniobra frente-mentón consiste en realizar una
hiperextensión del cuello, con el fin de evitar que la base de
la lengua caiga hacia atrás y termine obstruyendo la vía
aérea.

5.3 Valoración de la respiración (B)

Tras la apertura de la vía aérea se debe comprobar la existencia de respiración en el


paciente. Para ello se emplea una técnica rápida y sencilla que permite comprobar si la
persona respira de manera espontánea o, por el contrario, se encuentra en apnea. Esta
técnica se lleva a cabo mediante tres simples gestos; ver, oír y sentir (VOS).

Posicionados junto a la cabeza del paciente, se debe observar si el tórax se eleva,


escuchar si respira y notar el aire exhalado en la mejilla del reanimador. La maniobra
VOS debe ser empleada como máximo 10 segundos.

La ILCOR dictamina que las respiraciones agónicas (gasping) se


debe considerar como ventilaciones no efectivas, por ende, deben ser
interpretadas como signo de PCR.
Si una vez aplicada la maniobra VOS, el paciente presenta una buena respiración pero
se encuentra inconsciente, es recomendable colocarlo en posición lateral de seguridad
(PLS), ya que en esta posición se evitará la obstrucción de la vía aérea por caída de la
lengua y favorecerá la salida de sustancias (vómitos, sangre, etc.) a través de la boca,
evitando la broncoaspiración del paciente.

5.4 Valoración de la circulación y control de hemorragias (C)

En este punto de la valoración se debe comprobar la presencia o no de pulso palpable.


A su vez, se debe advertir signos de hemorragias profusas que puedan llegar a
comprometer la vida del paciente por desangramiento. En estos casos se debe aplicar
hemostasia mediante presión directa o incluso optar por el torniquete como primera
opción si el paciente presenta un paro cardíaco, con el fin de minimizar el tiempo del
comienzo de la RCP.

El personal no acostumbrado a la palpación del pulso carotídeo debe


proceder a realizar la RCP en el momento que detecte la ausencia de
respiración espontánea o exista respiraciones agónicas

6. Colocación, técnica y secuencia para realizar el masaje cardiaco externo

El masaje cardiaco externo es la maniobra empleada en pacientes con parada


cardiorrespiratoria con el fin de sustituir la función circulatoria y movilizar la sangre
oxigenada hacia los órganos vitales.

La secuencia recomendada debe ser iniciada por compresiones torácicas, apertura de vía
aérea y ventilaciones (siglas CAB en inglés. “Compression, Airway, Breathing”) y
siguiendo una relación de 30 compresiones por 2 ventilaciones (30:2).

Para la ejecución de la maniobra del masaje cardíaco han de seguirse una serie de pasos:
- El paciente ha de estar sobre una superficie dura y firme, y colocado en posición
de decúbito supino con el tórax descubierto.

- Arrodillarse junto al paciente a la altura del tórax, a una distancia que permita
realizar el masaje cardiaco y las ventilaciones sin tener que desplazarse.

- El punto de colocación de las manos debe ser en el centro del tórax, en el segundo
tercio del esternón del paciente, trazando imaginariamente una línea
intermamaria y una línea esternal.

- Una vez localizado el punto, se ha de colocar el talón de la mano y entrelazar los


dedos con la otra mano, con el objeto de que el único punto de contacto con el
tórax del paciente sea el talón de la mano y evitar que la presión caiga sobre las
costillas.

- Colocar los brazos rectos verticalmente sobre el tórax de la víctima y comprimir el


esternón a una profundidad aconsejada de 5 cm. Tras la compresión se ha de
liberar la presión sobre el tórax, evitando que se pierda el contacto entre la
víctima y las manos del reanimador.
- Se han de repetir las compresiones a una frecuencia de al menos 100 compresiones
por minuto, evitando superar las 120, estableciendo una relación de 30
compresiones por 2 ventilaciones.

Durante las insuflaciones artificiales (boca a boca) se deberá tener en cuenta ciertos
puntos:

- A la hora de realizar las insuflaciones se deberá mantener el cuello en


hiperextensión para una mejor entrada del aire hacia los pulmones.

- Tapar los orificios nasales para evitar la pérdida de aire, ya que la orofarínge y
nasofarínge están comunicadas entre sí.

- Para optimizar las ventilaciones, se ha de mantener un buen sellado de la boca


del reanimador y la boca del paciente.

- Las insuflaciones serán de 1 segundo de duración cada una de ellas y durante


ésta, observaremos si el tórax del paciente se eleva.

- Si no se evidencian signos de elevación del tórax durante las dos insuflaciones


de rescate, no se deberá perder tiempo intentando averiguar la causa que provoca
dicha obstrucción, siguiendo con el ciclo de masaje cardíaco.

7. Desfibrilación externa semiautomática (DESA)

En la gran mayoría de PCR, el agente causante de ésta es un trastorno eléctrico cardiaco


denominado Fibrilación ventricular (FV). El único tratamiento efectivo demostrado en
estos casos es la desfibrilación eléctrica aplicada desde un desfibrilador. Este apartado
del capítulo se centrará en conocer el desfibrilador semiautomático (DESA) como
aparato electromédico utilizado para aplicar esta terapia eléctrica durante las maniobras
RCP básica instrumentalizada. El DESA es un dispositivo de fácil utilización ya que no
es necesario interpretar que arritmia posee el paciente y tan solo se tendrá que seguir las
instrucciones orales y/o escritas que dicho aparato proporciona.

Existen estudios que han demostrado que la supervivencia disminuye un 7-10%


por cada minuto de retraso en aplicar la terapia eléctrica.

El DESA puede ser utilizado por cualquier persona (incluso personal no sanitario) con
conocimientos específicos junto a las maniobras de RCP. La importancia de estos
equipos cobra especial importancia a nivel extrahospitalario, ya que es allí donde
pueden ser utilizados por la población entrenada en este campo, con el fin de minimizar
el tiempo PCR-Desfibrilación.

El DESA debe ser un aliado en las maniobras de RCP. La unión entre ambas hace que la
mortalidad disminuya considerablemente cuanto antes se empiece a realizar. La
secuencia de actuación de RCP cuando se dispone de un DESA es la siguiente:

1. Empezar con la RCP en cuanto se detecte el paro cardíaco.

2. Encender el desfibrilador semiautomático.

3. Colocar los parches del DESA en el torso desnudo del paciente (debajo de la
clavícula derecha “vértex” y en el costado izquierdo “ápex”, aproximadamente a
10 cm por debajo de la axila). O en posición anteroposterior del torso del
paciente.

4. Conectar los parches al desfibrilador y en ese momento no tocar al paciente ya


que el DESA comenzará a analizar el ritmo cardíaco.

5. Si el DESA detecta un ritmo desfibrilable, indicará la descarga y seguidamente


se encenderá el botón luminoso que servirá para administrar la desfibrilación.

6. Asegurarse que nadie toca al paciente en el momento que se vaya a desfibrilar.


7. Una vez administrada la descarga se debe iniciar sin demora alguna las
maniobras de RCP durante 2 minutos.

EUROPEAN
RESUSCITATION
COUNCIL

Soporte Vital Básico y


Desfibrilación Externa Automática
Compruebe la respuesta
Sacúdalo suavemente
Pregunte en voz alta: “¿Se encuentra bien?”

Si no responde
Abra la vía aérea y compruebe la respiración

Si no respira normalmente
Si respira normalmente
o no respira
Llame al 112; encuentre y traiga un DEA
Comience inmediatamente *
la RCP Colóquelo en posición
de recuperación
Coloque sus manos en el centro del pecho
Dé 30 compresiones torácicas: t Llame al 112
t Continúe valorando que la respiración
t Comprima firmemente al menos 5 cm de profun-
se mantiene normal
didad a una frecuencia de al menos 100/min
t Selle sus labios alrededor de la boca
t Sople firmemente hasta que el pecho se eleve
t Dé la siguiente respiración cuando el pecho baje
t Continúe la RCP

RCP 30:2

Conecte el DEA y pegue los parches


Siga las indicaciones verbales inmediatamente
Pegue un parche bajo la axila izquierda
Pegue el otro parche bajo la clavícula derecha, junto al esternón
Si hay más de un reanimador: no interrumpa la RCP

Mantenga el sitio despejado y administre la descarga


Nadie debería tocar a la víctima
- durante el análisis
- durante la administración de la descarga

Si la víctima comienza a despertarse: se mueve, abre los ojos y respira normalmente, detenga la RCP.
Si permanece inconsciente, colóquelo en la posición de recuperación*.

www.erc.edu | info@erc.edu - www.cercp.es


Publicado Octubre 2010: European Resuscitation Council Secretariat vzw, Drie Eikenstraat 661, 2650 Edegem, Belgium
Referencia del producto: Poster_10_BLSAED_01_01_SPA Copyright European Resuscitation Council
7.1 Consideraciones especiales del DESA

En el momento que se vaya a utilizar un DESA, se debe tener en cuenta ciertas


consideraciones que tienen como finalidad el asegurar el buen manejo de éste y evitar
complicaciones o efectos no deseados en el paciente. Las consideraciones especiales
son las siguientes:

- Si el paciente posee un parche de medicación (vasodilatadores, analgesia, etc.)


se debe retirar del tórax.

- Si advertimos la presencia a nivel subcutáneo de un marcapasos o desfibrilador


automático implantable (DAI), el parche del DESA deberá colocarse a más de
10 cm de éste.
- Rasurar el vello del tórax si este dificulta la adhesividad de los parches del
DESA.

- Secar el tórax del paciente si éste presenta humedad (sudor, agua) para evitar la
conductividad eléctrica a través de ella.

8. Material para realizar una RCP básica/instrumentalizada

8.1 Cánula orofaríngea

La cánula orofaríngea, comúnmente conocida como cánula de guedel, es el dispositivo


de apertura de la vía aérea más utilizado. Tiene como objetivo impedir el
desplazamiento de la lengua hacia atrás, asegurando así la entrada de aire desde la boca
hasta los pulmones. Existen varios números de cánulas, (Desde 000 hasta el número 5),
siendo la primera la más pequeña (utilizada en pacientes neonatos) y las del número 4 y
5 las más usadas en el paciente adulto.

Indicaciones

- Pacientes inconscientes, incapaces de mantener por sí solos la permeabilidad de


la vía aérea.

- Pacientes intubados para evitar que muerda el tubo endotraqueal (TET).

Contraindicaciones

- Pacientes conscientes o semiinconscientes.

- Pacientes con lesión grave o deformidad en la zona maxilar.

Técnica de colocación

En primer lugar se debe asegurar que la cavidad bucal esté libre de secreciones, sangre
o vómitos, aspirándola si fuera necesario. Seguidamente se deberá medir la cánula para
evitar problemas derivados de utilizar un número mayor o menor al indicado. Se inserta
haciendo una rotación previa de 180º, y una vez dentro, cuando el extremo distal
alcance el paladar duro, se rotara nuevamente consiguiendo así su alineación con la
faringe y la sujeción de la lengua.

El tamaño de la cánula orofaríngea se elije midiendo la distancia entre la


comisura de la boca del paciente y el lóbulo de la oreja.

Complicaciones

En pacientes que no estén inconscientes, existe el riego de provocar arcadas y vómitos


con el consiguiente riesgo de broncoaspiración debido a la estimulación del reflejo
nauseoso. La no colocación de la cánula con una técnica adecuada puede obstruir la vía
aérea empujando la lengua hacia atrás, y si la longitud elegida fuera inadecuada,
provocaría, una obstrucción de la vía aérea por presión sobre la epiglotis.
Tras la colocación de la cánula, se debe valorar la respiración del paciente para
comprobar si éste ha recuperado la respiración espontánea tras la apertura de la
vía aérea.

8.3 Aspirador de secreciones.

El aspirador de secreciones forma parte del equipo de electromedicina que tiene como
finalidad la succión de secreciones, sangre, vómitos o cualquier otra sustancia que
pueda provocar la obstrucción de de la vía aérea.

Indicaciones

- Aspiración de sustancias tales como, contenido gástrico, sangre, etc., con el fin
de permeabilizar la vía aérea superior y asegurar una buena ventilación.

Procedimiento

Se debe conectar el sistema a una fuente de vacío, seguidamente se aspira las


secreciones, quedando el material aspirado en una bolsa reservorio. Las sondas de
aspiración deben ser estériles ya que son introducidas en la vía aérea. Es importante
elegir el calibre de sonda adecuado y seleccionar la presión adecuada en el vacuómetro
(en adultos la presión recomendada es de 80 a 120 mm de Hg). La técnica de aspiración
por la vía nasofaríngea se ha de realizar con la sonda de impregnada de lubricante
hidrosoluble.

Introducir la sonda por la boca o nariz sin aspiración, una vez dentro de la cavidad, se
debe aspirar intermitente a la vez que se va sacando. Se ha de retirar la sonda con un
movimiento rotatorio. En la aspiración por boca, es importante aspirar en los laterales
de la cánula orofaríngea. Se realizará la maniobra tantas veces como sea necesario,
debiéndose limpiar la sonda y tubo aspirando agua. La técnica no debe durar más de 15
segundos.

Complicaciones

Si no se mantienen las medidas de asepsia adecuadas, los pacientes pueden sufrir


infecciones de la vía aérea. Una aspiración prolongada puede producir hipoxemia,
arritmias cardíacas secundarias a la hipoxemia e incluso estimulación vagal secundaria a
irritación traqueal provocando bradicardia e hipotensión.

8.4 Balón de reanimación (ambú ®)

El balón de reanimación, conocido por la gran mayoría como ambú ®, es un dispositivo


de ventilación artificial que está compuesto por una bolsa auto hinchable y una bolsa de
reservorio junto a una mascarilla facial que se ajusta a la boca y nariz del paciente.
Posee una conexión que mediante una alargadera, se conecta a una toma de oxígeno
externa con el fin de aumentar la FiO2 (Fracción inspiratoria de Oxígeno). La finalidad
del balón de reanimación es oxigenar al paciente mediante una ventilación con presión
positiva haciendo las funciones de un respirador manual.

La FiO2 mínima que proporciona un balón de reanimación es de 0.21 (21%), superando


la el porcentaje que se lleva a cabo aplicando la técnica del boca a boca (16%). Una vez
conectada a una fuente de oxígeno, la FiO2 aumentaría hasta 0.4 (40%), concentración
que crece si se añade una bolsa de reservorio, llegando a valores cercanos al 90%.
Indicaciones

- Ventilar de forma manual a pacientes en apnea, bradipnea o respiraciones


inefectivas.

- Aumentar la oxigenación del paciente y disminuir los daños neurológicos


provocados por hipoxia cerebral.

Procedimiento

Es aconsejable que la técnica sea realizada por personal adiestrado en el uso del balón
de reanimación. El reanimador se colocará a nivel de la cabeza del paciente sujetando la
mascarilla firmemente con la mano izquierda, utilizando la maniobra conocida como “C
y E”, haciendo alusión a la forma que adopta los dedos durante la técnica. Con la mano
derecha se sujeta y comprime el balón, debiéndose observar la correcta expansión
torácica. Se ha de procurar el buen sellado de la boca-nariz con la mascarilla facial a la
vez que se mantiene la hiperextensión del cuello (siempre que no exista sospecha de
traumatismo cervical) durante las ventilaciones.
La frecuencia respiratoria que se debe mantener en un adulto es de aproximadamente de
1 cada 5 segundos en casos de parada respiratoria, de 2 respiraciones después de las 30
compresiones torácicas en las PCR y de aproximadamente 1 respiración cada 8
segundos en pacientes con PCR que posean un tubo endotraqueal (TET) ya que en estos
pacientes, un aumento de la frecuencia respiratoria aumentaría la presión intratorácica
dificultando el retorno venoso a la Cava durante las maniobras de reanimación.

Complicaciones

En casos de hiperventilación, existe el riesgo de broncoaspiración secundaria a vómitos


por aumento de la presión gástrica. También puede existir un aumento de la presión
intratorácica que puede inducir hipotensión arterial y favoreciendo la isquemia
coronaria.

9. Obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño

Definición

Se considera obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño (OVACE), a aquella


situación en la que se impide de forma total o parcial la ventilación del paciente,
provocado por cualquier cuerpo sólido o líquido que provenga del interior o el exterior
del organismo.

Factores predisponentes

Aunque en el contexto prehospitalario la obstrucción de la vía respiratoria es más


frecuente en los niños, es en el adulto donde existe una mayor mortalidad. Existen
factores tales como demencias tipo Alzheimer, antecedentes de accidente
cerebrovascular (ACV), consumo de sustancias depresoras del Sistema Nervioso
Central (SNC), episodios convulsivos, problemas asociados a disfagia, entre otros, los
que hacen que aumente la morbimortalidad en relación al riesgo de sufrir una
obstrucción de la vía aérea.
Tratamiento de la OVACE en el paciente adulto

El tratamiento se verá influenciado según el grado de oclusión de la vía aérea y del nivel
de conciencia del paciente. Lo dividiremos en tres categorías:

- Obstrucción parcial de la vía aérea en paciente consciente.

- Obstrucción completa de la vía aérea en paciente consciente.

- Obstrucción de la vía aérea en paciente inconsciente.

Obstrucción Parcial de la Vía Aérea en paciente consciente

En estos casos, el paciente presentará tos continua y nerviosismo como signos y


síntomas principales. Si esto es así, la acción del reanimador será animar a toser a la
víctima. La tos, como mecanismo de defensa, genera presiones elevadas en la vía aérea
que facilitan su expulsión. Hay que tener en cuenta que, dar golpes interescapulares en
este momento inhibiría parcial o totalmente dicho reflejo tusivo. Se deberá estar alerta
por si la respuesta es efectiva y se observa la salida del cuerpo extraño o, por el
contrario, es inefectiva y evoluciona a una obstrucción total.

Obstrucción Total de la Vía Aérea en paciente inconsciente

En la obstrucción total, se puede observar que la víctima se lleva las manos al cuello
(signo universal de asfixia), acompañado de otros signos como la incapacidad de hablar
o toser y un aumento considerable del nerviosismo. El reanimador se debe colocar por
detrás y ligeramente al lado del paciente, se le inclina hacia delante y con una mano en
el pecho del paciente para sujetarle, se dará hasta 5 golpes interescapulares. Estos
golpes deberán ser ejecutados con el talón de la palma de la mano, de forma seca, fuerte
y con decisión. Si resulta efectivo, parar la acción. Si resulta inefectivo se deberá
realizar la maniobra de Heimlich.

Maniobra de Heimlich o Compresión Abdominal

La maniobra de Heimlich consiste en ejercer una fuerza sobre el abdomen del paciente
que provoca una hiperpresión de esta zona, provocando el aumento de presión torácica
y secundariamente, la salida del cuerpo extraño desde el interior del paciente. Esta
técnica se aplicará a todo paciente adulto consciente con obstrucción total de la vía
aérea seguidamente después de realizarle 5 golpes interescapulares inefectivos. Para
llevarla a cabo, el reanimador se colocará detrás del paciente, haciendo que éste se
incline hacia delante y rodeando con los brazos su abdomen. El punto de compresión se
halla aproximadamente cuatro dedos por encima del ombligo, por debajo de la apófisis
xifoides, en la zona epigástrica. La mano dominante de la persona que ejecuta la técnica
se coloca en forma de puño, con el pulgar en el interior y cara al abdomen del paciente.
La mano no dominante recubre el exterior del puño. En esta posición se ejerce una
fuerza en dirección hacia dentro y hacia arriba del paciente en un solo movimiento. Con
cada compresión se debe estar atento a la salida del cuerpo extraño y al nivel de
conciencia del paciente. Realizar 5 compresiones abdominales alternándolas con 5
golpes interescapulares hasta que el paciente expulse el cuerpo extraño o caiga
inconsciente.

Obstrucción de la vía aérea en el paciente inconsciente

En el caso de que el paciente evolucione a la pérdida de la consciencia, será prioritario


pedir ayuda urgente y tumbarlo en el suelo boca arriba. Seguidamente se abrirá la vía
aérea y se asegurará de que el cuerpo extraño no esté a la vista para realizar el barrido
digital (dedo índice en forma de gancho que arrastra el objeto hacia fuera, sin hurgar).
Con la cabeza del paciente girada hacia un lado, se debe comenzar la reanimación
cardiopulmonar (RCP), aunque en estos casos se recomienda que las compresiones sean
más lentas y vigorosas.

Se debe valorar la salida del cuerpo extraño y alertar cualquier signo de respuesta vital
del paciente. Se recomienda hacer la secuencia de ventilación con el objetivo de
resolver temporalmente la oclusión de una forma selectiva. Es decir, arrastrar el cuerpo
extraño hasta uno de los bronquios (generalmente el derecho) para que se permita así la
ventilación del otro pulmón.
Tras la maniobra de Heimlich, pueden existir problemas de baja frecuencia
como son: rotura gástrica, neumomediastino, desgarro mesentérico, perforación
esofágica, rotura diafragmática y trombosis aguda de un aneurisma aórtico
abdominal. Es recomendable trasladar al paciente a un centro sanitario para

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