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12, RESERVAS A LA CONVENCION PARA LA PREVENCION Y LA SANCION DEL DELITO DE GENOCIDIO Opinién consultiva de 28 de mayo de 1951 La cuestin relativa a as reservas a la Convenciéa para la Prevencion y la Sancién del Delito de Genoci- {io fue presentada a la Corte, para soliciarle una opi- ‘ida consultiva, por la Asamblea General de las Nacio- hes Unidas (resolucign del 16 de noviembre de 1950) ‘en los siguientes términos: “En lo referente a la Convencién para la Preven cién y la Sanciéa del Delito de Genocidio, y en el aso de un Estado que ratfique la Convencion o se tudhiera a ella formulando reservas en el momento de fa ratificacin o de la adhesiOn, 0 en el de la firma seguida de ratificacién “J, Se puede considerar a tal Estado como parte en la Convencion aunque mantenga Su reserva si una o mas partes en la Con- Yencién, pero no otras, formulan objecio- nes a tal reserva? “Il. Si Ja respuesta a la primera pregunta es iemativa, {cual es el efecto de la reserva entre el Estado que la hace y 42) las partes que formulan objeciones a Iareserva o tas partes que la aceptan? En relacién con la respuesta a la pregun- ta I, geudl seria el efecto juridico st la ob- jecién a una reserva la formula 4) un signatario que no ha ratificado ain Ta Convencign 0 ) un Estado autorizado a firmarla 0 ad hrerirse a ella, pero que todavia no lo hha hecho?” Presentaron a la Corte exposiciones escritas al respecto los Estados y las organizaciones siguientes: la Organizacin de Estados Americanos, la Unin de Repiblicas Sociaistas Sovieticas, el Reino Hachemi- ta de Jordania, los Estados Unidos de América, el Reino Unido de Gran Bretafa e Irlanda del Norte, ef Secretario General de las Naciones Unidas, Israel, la Organizacién Internacional del. Trabajo, Polonia, Checostovaguia, los Paises Bajos, la Republica Popu- lar de Rumania, la Repiblica Sovialista Sovidtica de crania, la Repablica Popular de Bulgaria, la Repi- blica Socialista Soviética de Bielorrusia y la Repi- blica de Filipinas ‘Ademés, la Corte escuché exposiciones orales sentadas en nombre del Secretario General de las ‘iones Unidas y de los Gobiernos de Israel, el Reino Unido y Francia, Por 7 votos contra 5, la Corte dio a tas preguntas aque se le habian planteado las siguientes respuestas: Sobre la pregunta I: BB Estado que haya formulado y mantenido una re- serva a la que hayan formulado objeciones una 0 mas 2s partes en la Convencién, pero no otras, puede conside- Farse como parte en la Convencién si dich reserva es compatible con el objeto y el fin de la Convencién; de To contario, no se le puede considerar parte en la Con- vencién Sobre fa pregunta It 4) Siuna parte en la Convencién formala objecio- ‘nes a una reserva que considera que no es compatible ‘con el objeto y el fin de la Convencién, puede, de hecho, considerar que el Estado que ha formulado esa reserva no es parte en la Convencion; 'B) Si, por el contario, una parte acepta que la e- serva es compatible con el objeto y el fin de la. Con- Yenc puede, de eco, considera ue el Estado que ha formulado esa reserva es parte en la Convencién, Sobre la pregunta It: 4) Una objecién a una reserva hecha por un Estado signatario que aiin no ha ratificado la Convencién no puede tener el efecto juridico indicado en la respuesta fla pregunta [ hasta que la ratifique. Hasta ese mo- ‘mento, sive solamente para advertir alos demas Esta- dos de la acttud eventual del Estado signatario; 1). Una objecién a una reserva hecha por un Estado ‘que tiene derecho a firmar la Convenci6n o adheritse a lla, pero que ain no Io ha hecho, no profuce ningin efecto juridico. Se afadieron a la opinién de la Corte des opiniones disidentes: una de ella del Sr, Guerrero, Vicepresiden- te, y de Sir Arnold McNairy los Sres. Read y Hsu Mo, Magistrados. La otra del Sr. Alvarez, Magisirado. En su opinién, 1a Corte refuta, en primer Iu argumentos en que algunos gobiernos se han para dudar de su competencia para eercet sus funcio- ‘es consultivas en este caso, Seguidamente, pasa a exa- ‘minat la cuestiones que se ie han planteado, tras haber constatado que se limitan a la Convencién sobre el Ge- rnocidio y que son de caricter abstract. La primera pregunta pretende determina si un Esta- do que haya formulado una reserva puede, mientras la ‘mantenga, ser considerado como parte en Ia Conven- cidn sobre el Genocidio, cuando algunas de las partes fen ella objeten a la reserva. Ciertamente, en sus rela- Ciones convencionales, un Estado no puede, quedar ‘obligado sin su consentimiento: una reserva s6lo pue- ‘de oponérsele sida su consentimiento a ella. Por otra parte, es un principio reconocido que tods convencién ‘multilateral es el resultado de un acuerdo libremente ‘concertado. A ese principio esté vinculada la nocién de fa integridad de la Convencion tal como ta sido apro- bada, nocién que, en su acepcién tradicional, ha evar do a.no reconocer como vilida una reserva mis que ‘hando ha sido aceplada por todas las partes contratan- tessa noc cotseva un mega vals de pact io, pero, por lo que respecta ala Convencin sobre el Gsivesioy su aplicacion debe set fleuble debido 8 un conjunto de circunstanciss, entre las cuales cabe sea. far el cardter universal d& las Naviones Unidas, bajo ‘ys auspicios se concerts la Convenci,y la amp. Sima pariipacion que la propia Convencia ha peten- dido lograr. Tal partiipacion en convenciones de ese tipo ha entraSado ya una mayor Mexibilidad en Ta prc: tiea, Un uso mas amplio de las rservas, el importante papel dado al aseatimiento tito alas reservas fa Inisin del Estado autor de la reserva como pate en la Convencién en sus relaciones con los Estalos que la hayan aceptado, todos esos factores son maniestaio- seg de una nueva necesidad de leibiidad en la splice. ‘idn de las convenciones muliaterales. Por ota pare, {a Convencién sobre el Genocidio, aunque haya sido aprobada por unanimidad, fue el resultado de varias ‘otaciones mayoritrias, lo que puede forzar a ciertos Estados a formularreservas. De la inexstencia en la Convencién de un articulo relativo a las Yeservas, no se puede concluir que estén prohibidas. falta de una disposcién expresa para de- {erminars es posible formula reservas) cules seria sus efectos, hay que tener en cuenta el cardcter de la Convencin, su finalidad, sus dsposicionesy su modo de elaboraciny aprobacién. Por lo demas, los trabajos Preparatoris de la Convencion sobre el Genocidio Inuestran que se formé en la Asamblea General un eh tendimiento en cuanto a la facultad de hacer reservas y que de abi puede concluirse que, en el momento de Hacetse parts en la Convencign, los Estados dieron su consentimiento ‘Ahora bien, jeu es el caricter de las rservas que pueden formularse y de las objeciones que ae les pue- den oponer? La solcin hay que buseara en las earae- terstieas pariculares de la Convencién sobre el Geno- tidio. Los prinipios en que se basa son reconocidos por las naciones eivilizadas como obligatorios para to- fos los Estados, incluso sin ninguna relaion conven: Clonal, se ha quérido que sea una convencion de alcan- te universal; su finalidad es puramente humanitaria y Civllzadora; los Estados contatanes no obtienen ni guna ventaja 0 desventaj, ni tienen intresespropios, Sino un interés comin. D2 todo elo puede concuirss ‘que el objeto y el fin de la Convencion implican por pare de la Asamblea General y de los Estados que la {probaron la infenciOn de reuital mayor nimero posi ble de participants. Esa intencinquedariafrustada si ‘una objecin a una reserva de menor importanciaenta- fara una exclusion completa. Por otra parte, no $e pue- de pensar que las partes. conratantesestuvieran dis- uestas a sacificarel objeto mismo de la Convencion fen favor de un vago deseo de obtener tanto partcipan- tes como fata posible Es, pes la compa de la reserva con el objeto y'efin de la Convencién el 6 criterio que debe determinar la actitud del Estado que hace la reserva y la del Estado que otjeta a ella. Por consiguiente, dado el carter abtracto dela pregunta I, no puede darsele una respuesta absolut: la apreciacion Ge na reserva.a los efectos de una abjecion a ella ependera de las cireunstancias particulates de- cada La Corte examina seguidamente la pregunta I, en la aque se le pide que determine cudl es el efecto’ de la reserva en las relaciones entre el Estado que la formu- a, por una parte, y los Estados que objtan a ella los ue la aceptan, por la otra. Son apicables las mismas Consideraciones. Ningin Estado puede queda obligado por una reserva a la que no ha consentido , por ello, fada uno, inspirandose en su propia ayreciacion de la reserva, dentro de ls limites del criteio del objeto y el fin anteriormente expuesto, considers ono al Est do que a formula como parte en la Cenvenciéa. Nor- malmente, el asentimiento no tendrd efecto més que en las relaciones entre los dos Estados. Sin embargo, po- dria levar ala exclusion completa de la Convencién en Ja hipotesis de que implicaa la adopcisn de una posi- cidn en el plano jurisdicional: en efesto, certs par- fes, que consideren que el asentimiento es incompal- ble’ con fa finalidad de Ia Convencion, podrin querer resolver Ia controversia mediante un acierdo especial © igcuriendo al procedimentoexalecio en a propia Los inconvenientes resultantes de las divergencias 4e opinién sobre el efecto de una reserva son reales. Un artculo relativo a las reservas habria podido ob- viarlos, Esos inconvenientes quedan alenuados por la obligacién comin de los Estados contatantes de inspi- arse, en su juicio, en la compatibilided o incompati- bilidad de Ii reserva con el objeto y el fin de la Con- vencién. Evidentemente, hay que suponer_en los contratantes Ia voluntad de preservar, al menos, lo que es esencial para los fines de la Convene:6n Por iltimo, 1a Corte examina Ia pregunta TH, relativa al efecto de una objecion hecha por un Estado autoriza- do a firmar la ConvenciOn o adherirse a ella, pero que no lo haya hecho, o por un signatario que no ya ratificado ain Ia Convencién, En el primer caso, setia inconcebible que un Estado que 20 tiene ningtn derecho derivado de la Convencién pueda excluir de ella a otro Estado. En cuanto a los Estados signatarios, su situacion es mis favorable: han realizado parcial: ‘mente los actos necesarios para ser partes en la Con- vencin, y ese estatuto provisional les confiere el dere- cho a formular, de modo cautelar, objeciones que tienen ellas mismas un caricter provisional. Sila ratifi- cacion sigue a la firma, la objecion pasa a ser definiti- ‘a; en caso contrario, desaparece. En consecuencia, la ‘bjectén no produce in efecto juridico nmediato, pero fija y proclama la actitud de’ cada Estado signatario para el momento en que sea parte

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