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Como saben mis amables lectores, estamos metidos en una crisis económica
mundial producida por una banda de delincuentes que manejan el dinero del
mundo (o sea, el nuestro) con la complicidad de los políticos que nos
pastorean. Los políticos les permiten hacer lo que quieran en vez de meterlos
en la cárcel, porque los delincuentes les pagan los gastos a sus partidos y,
cuando toca alternancia y pierden lo que antiguamente se llamaba la poltrona,
los contratan a ellos para sus consejos de administración.
-- Si Sahib.
Así que, para que los delincuentes mercados estén tranquilos, los políticos
nos aprietan el cinturón y reducen gastos suntuarios, por ejemplo, elevando la
edad de jubilación y, lo que es mejor, aumentando el número de años que hay
que cotizar para tener derecho al 100% de la pensión; o bajando el sueldo a
los empleados públicos, que ya se sabe que no sirven para nada y que
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además pretenden cobrar sueldos de mil euros, los tíos parásitos; o haciendo
pagar a la gente por esa asistencia sanitaria que el Estado les regala (¡ni que
la sanidad se pagara con los impuestos!) Es que la gente se acostumbra a
que las cosas sean gratis y luego no tienen valores ni nada.
Esas medidas están muy bien, porque así la gente volverá a la cultura del
esfuerzo y a tener valores y dejarán de hacer el vago cobrando el paro. Pero
no son suficientes y está cantado que, ya, va a haber que recortar más aún
los gastos, que parece que los mercaderes no han ganado aún suficiente
dinero extorsionando a los estados ricos más débiles y por eso Zapatero no
quiere que le saquen una foto con Papandreu o Socrates..
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que hay pueblos que ni cobran, hombre. La verdad es que si consiguiéramos
calcular el robo sobrecoste de todas las obras públicas solamente desde que
llegó la crisis veríamos que el total daría para unos cuantos apaños.
4.- Subvenciones a ricos que hablan bien del gobierno de turno. Además de
mejorar la marca España, regalar nuestro dinero a según qué ricos, por
ejemplo, cocineros estrella, o arquitectos estrella, permite mantener la calma
en las Cortes y sacar adelante los presupuestos y esas cosas. Pero mejor
dejarlo para los emiratos del Golfo.
Estas son algunas ideas. Hay muchas otras disponibles, como que en las
oficinas de la Administración se usen los bolis más baratos y no Faber-Castell;
que se elimine el papel cuché y la impresión en colorines del universo
administrativo, que se cumpla la obligación de hacer fotocopias por las dos
caras (o no hacerlas en absoluto), que se reduzca la nómina mensual en
proporción a las faltas de asistencia al trabajo sin justificar… ¡Hay tantas!
Pero, lo que de verdad daría buenos resultados para ahorrar, pero ahorrar de
verdad, sería:
b) Una vez hecho esto, empezar a aplicar el Código Penal, empezando por
artículos como éste:
Artículo 439
Artículo 436
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artificio para defraudar a cualquier ente
público, incurrirá en las penas de prisión de
uno a tres años e inhabilitación especial para
empleo o cargo público por tiempo de seis a diez
años. Al particular que se haya concertado con
la autoridad o funcionario público se le
impondrá la misma pena de prisión que a éstos,
así como la de inhabilitación para obtener
subvenciones y ayudas públicas, para contratar
con entes, organismos o entidades que formen
parte del sector público y para gozar de
beneficios o incentivos fiscales y de la
Seguridad Social por un tiempo de dos a cinco
años