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Hermanos

En pleno Trópico de Capricornio y a miles de metros sobre las ciudades


y los hombres, se deslizaba el cóndor. Cerca mío, se deslizaba el cóndor.

Tropas de vicuñas en la lejanía y el radiante sol estallando en el


amanecer.

Entonces fue la Espera. Y como siempre, con todo aquello de


mitológico y real, llegó el Maestro tal como lo había prometido.

En aquel día dijo:

“ Solo quiero hablarte de tres cosas:

La primera se refiere a una misión que te confiero. Toma este caduceo


como símbolo de magistratura; toma este Culto* (*se refiere a un
conjunto de practicas de trabajo personal y no a preceptos religiosos)
como forma de conectarte con el mundo y recibe el nombre de Juan para
que comprendas tu papel de Anunciador-del-bien-que vendrá.

La segunda se refiere a tu propio ascenso por las cumbres: toma este


espejo para que no te olvides de ti mismo.

La tercera, habrás de cuidar que no salga de tu boca hasta el momento


preciso”.

Y así, el Maestro Silo completó lo dicho anteriormente, en el día


conocido por la cristiandad como el de Adoración de los Reyes Magos.

Finalmente agregó: “ Y para ti que eres minero realmente y que en


sentido profundo también eres un Obrero de la Tierra, toma estas
piedras radiantes y trata de mezclarlas ”.

... Era ya el Mediodía y en aquellas alturas, muy lejos de los hombres


navegaba el cóndor.

Así, el Obrero de la Tierra, bajó a los llanos a cumplir la Misión que le


confiara el Maestro, en el día conocido como de Reyes Magos.

Modificado por última vez: 20:21

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