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PROLOGO.

El presente libro pretende servir de ayuda a todas aquellas mujeres que


ya son madres y a aquellas que, en un futuro, se planteen serlo.
El enfoque propuesto sirve a un fin orientativo porque la labor
propiamente educativa ha de ser realizada tanto por la madre como por el
padre.
Este libro es el resumen de un trabajo continuado que, como psicoanalista,
vengo desarrollando en el campo de la clínica desde hace 25 años.
Ser madre conlleva saber mantener un equilibrio entre lo afectivo y lo
educativo. Equivale a no dar prioridad a los sentimientos y afectos instintivos
ante lo que debe ser una justa, sana y razonable educación.
A un hijo se le debe dar lo necesario. Los excesos a la larga generan
perturbaciones. La educación, por tanto, no debe llevarse a cabo según los
gustos personales ni del padre ni de la madre porque, muchas veces, lo que
unos padres quieren dar a su hijo no es lo que más le conviene.
Esta es la primera regla y quizás la más importante para llevar adelante
una buena labor educativa.
Debemos tener en cuenta que la maternidad es un hecho biológico. Ser
madre y padre, en cambio, pertenece al orden de lo psíquico y lo psíquico en
cada mujer y hombre, está determinado por el modo en que fueron educados.

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Somos la herencia psíquica de nuestros padres.

Ser madre es mucho mas que el proceso fisiológico de engendrar y dar


a luz un hijo. La mujer, por regla general, pocas veces piensa cómo va a
educar a ese niño y bajo qué parámetros educativos llevará a cabo dicha tarea.
Normalmente los padre suelen basarse en la propia experiencia personal de
cómo lo hicieron con ellos sus padres y desde ese lugar, aplica idénticos
patrones ideológicos - educativos sobre el recién nacido.
Sería deseable tener algo mas que los propios criterios ideológicos a la
hora de enfrentarse a dicha responsabilidad. En ocasiones el modo en que
fuimos educados resulta ser válido para transmitírselo a nuestros hijos pero a
veces ese modelo no resulta el más adecuado, por la existencia de carencias o
fisuras educativas que hubo en nuestra propia educación.
Por tanto, deberíamos dejar de lado algunos de los principios
ideológicos familiares y sociales, incluidos nuestros gustos personales, y
tomar solo aquellos mas convenientes para dicho fin.
Una conducta equivocada sería proyectar sobre nuestros hijos
aquellas cosas que nos hubiera gustado que hicieran con nosotros. Se tiene la
tendencia inconsciente de querer dar todo aquello que, en nuestra infancia,
nos hubiera gustado recibir. Eso puede o no resultar correcto porque,
inconscientemente, estamos imponiendo un modelo de vida que no sabemos
si va a ser el que nuestros hijos desean para sí . Lo adecuado es proporcionar
al niño un abanico de posibilidades creativas y culturales, dejando que
desarrolle sus propios gustos para que vaya creándose en él, alguna idea
sobre lo le gustaría hacer o ser en la vida.

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Otra tendencia educativa habitual en los padres es querer satisfacer
todas las demandas del niño. Cuando unos padres dan a su hijo todo lo
que pide, por el mero hecho de dar, sin un criterio lógico y objetivo
educacional, acabará deformando su educación.
Por eso, no es conveniente e incluso puede llegar a ser contraproducente
proyectar nuestras carencias infantiles sobre nuestros hijos. El nuevo ser debe
aprender a desarrollarse con autonomía e independencia de lo que fue y es
nuestra vida. Muchas veces, los adultos se sienten frustrados por no haber
alcanzado aquello que decían querer, únicamente por seguir el modelo de
vida que sus padres les impusieron.
Una madre y un padre transmiten la herencia generacional del modelo
ideológico familiar, social y educacional. La familia es el primer modelo de
sociedad para el recién nacido. Dentro de la estructura familiar se enseña al
niño las normas y leyes necesarias para hacer frente al mundo y sus
exigencias.
Las Instituciones educativas se encargarán después de añadir nuevos
valores a su educación y por último, la propia sociedad y el Estado será
quién imponga los modelos de conducta para convivir en armonía con el
resto del mundo.
El matriarcado y el patriarcado es el fundamento de toda sociedad.
La estructura familiar necesita de la figura materna y paterna para que
podamos hablar de familia. LA MADRE es el centro de ese universo por ser
dadora de vida. Su misión principal - entre las muchas que ejerce – junto al
padre consiste en mantener íntegra dicha unidad hasta que los hijos estén
preparados para abandonarla y ser a su vez , fundadores de su propio núcleo
familiar. Por tanto, la ley que debería regir la familia en la especie

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humana es que una madre debe tener hijos para entregárselos al mundo y
no para quedárselos.
Este es el mayor reto con el que se topa una mujer: aceptar que los
hijos no se tienen para sí sino para el mundo.
Desprenderse de ese sentimiento de propiedad recíproco entre padres e
hijos es uno de los mayores desafíos y el que acarrea más complicaciones
psíquicas al ser humano a lo largo de su vida.
Una educación correcta y adecuada es aquella que se enfoca hacia
la consecución por parte del niño de su independencia emocional y
autonomía con respecto a la propia estructura familiar. Esto permitirá
que pueda tener una vida propia con independencia de la de sus padres y que,
en un futuro, sea él quien decida las opciones que quiera llevar a cabo.
La mayoría de nosotros olvidamos este principio y con frecuencia, los
padres suelen manipular la educación de sus hijos, de un modo inconsciente,
para que estos tengan una dependencia afectiva extrema y de ese modo, no
puedan separarse de ellos. Esta actitud se corresponde con cierto tipo de
neurosis que padecen sin tener conciencia de ello. Suelen ser mujeres u
hombres que han mostrado algún desequilibrio afectivo durante su infancia o
con la pareja y centran todas sus carencias emocionales y afectivas en los
hijos. Esto les lleva a generar un sentimiento inconsciente de propiedad sobre
ellos que les impulsa a no enfocar adecuadamente la educación , que debería
orientarse hacia su futura autonomía e independencia emocional.
El resultado será la producción en el niño de una fijación emocional a
la madre o al padre o ambos y una desviación de su camino hacia el mundo,
que le supondrá serias dificultades para establecer lazos de afecto,
sentimientos y deseos hacia otras personas que no sean ellos. ¡ Cuantas vidas
hemos visto truncadas y estropeadas por ese egoísmo neurótico, por ese

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sentimiento de propiedad tan enorme en ciertos padres, que prefirieron
estrangular los proyectos de sus hijos antes que renunciar a su propia
satisfacción personal!.

¿ Que debes hacer? .

Si has vivido una infancia carente de afectos familiares o no encuentras


satisfacción personal dentro de tu relación de pareja, debes evitar volcar
dichas carencias en tus hijos porque si lo haces, solo lograrás crearles una
dependencia emocional muy intensa hacia ti que entorpecerá su desarrollo
emocional y afectivo. En muchas ocasiones, pueden llegar hasta el extremo
de contagiarse de la neurosis materna y paterna para terminar renunciando al
mundo para estar siempre y en todo momento junto a los padres
Cuando los hijos crecen y se marchan del hogar familiar para iniciar su
propia vida, puede ocurrir que los padres se sientan abandonados y este
hecho sea la posible causa de la génesis de un trastorno depresivo. Es lo que
llamamos el Síndrome del nido vacío.
Si eres una mujer o un hombre que te sientes insuficientemente
querido por tu familia o tu pareja, deberías acudir a un psicoanalista para
resolver esa inseguridad afectiva y emocional que hace que os creáis sólos y
pocos amados. De otra manera, acabareis centrando vuestras carencias en la
vida de vuestros hijos lo que, a la larga, será causa de serias complicaciones
en la convivencia diaria.

El tránsito de hijos a padres

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El hecho de la maternidad supone un cambio importantísimo dentro de
la estructura familiar. En sí, para cualquier mujer u hombre, el acto de tener
un hijo, modifica su rango familiar: ya que, a partir de entonces, no solo es
la hija/o de su madre, sino también la madre/el padre de su hijo. Convertirse
en padres conlleva tener que renunciar a aquel lugar único para aceptar el
nuevo lugar
Este importante cambio guarda una estrecha relación con el paso del
tiempo, pues supone tolerar que está trasncurriendo nuestra vida. La hija pasa
al rango de madre y la madre al rango de abuela. El hijo pasa al del padre y su
padre al de abuelo. Hablamos de un tiempo – cronológico - donde los seres
humanos caminamos imparables hacia nuestro destino: el final de la vida.

La reproducción garantiza la continuidad de la familia humana.

La cadena biológica tiene un comienzo, un desarrollo y un final. Engendrar


un hijo corresponde al orden de lo biológico en el sentido de que el hombre
y la mujer, para sobrevivir como especie, tienen que reproducirse y justo ahí,
precisamente por eso, la pareja cumple su función principal: formar familia,
es decir, crear un entorno adecuado para la supervivencia de la especie.
De modo que en el acto de concebir un hijo, ambos deben aceptar su
propia finitud, o sea, que por pertenecer a una especie mortal, son mortales y
por esta causa deben reproducirse para que siga habiendo especie. Una mujer
y un hombre, para poder ser padres tienen que saber que sus propios padres,
son mortales. Las especies animales no saben del paso del tiempo, por eso
solo se reproducen. Siguen la ley de la naturaleza porque no saben que van a
morir. La maternidad humana, en cambio, debe pasar necesariamente por la
elaboración de este hecho.

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Tener un hijo es una decisión pero también lo es no tenerlo. La
mortalidad propia es algo que los hombres y las mujeres difícilmente aceptan.
En algunas parejas esta no aceptación, de manera inconsciente, es la causa de
que decidan no tener hijos. Sin embargo, hay otras que habiéndola aceptado
toman la decisión de no tenerlos. Ser padres es un instinto de la propia
naturaleza pero también es una decisión humana.
No hay mujer ni hombre que nazca sabiendo educar y el saber que
cree poseer es el que le ha sido transmitido por sus propios padres. La
ideología con la que fueron educados – familia, estado y religión - será el
instrumento con el cual intentarán llevar a cabo la educación de sus hijos,
siendo habitual que cuando llega el primero hijo, los padres prefieran tener
cerca de sus propias madres por la seguridad y la confianza que les produce
este hecho.

La célula narcisistica.

Recomendamos prestar mucha atención a este tema porque vamos a


hablar del origen de los sentimientos y de las emociones humanas. En las
próximas páginas, mostraremos una gran variedad de comportamientos que
los hijos suelen mostrar con sus padres y con el mundo.
El primer abrazo y la primera mirada de una madre a su hijo recién
nacido marcará el inicio de una relación que durará toda la vida. Las huellas
que una madre deja en su hijo y las que un hijo deja en su madre perduran en
forma de vinculo afectivo y transcienden más allá de todas las barreras,
incluida la de la muerte de cualquiera de los dos.

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El recién nacido nace prematuro a la vida y a diferencia de otras
especies animales, indefenso frente al mundo. Es un cachorro humano, casi
un animalito. No desea, no ama, no tiene palabra. Los únicos estímulos que
recibe son los estímulos de sus necesidades orgánicas - hambre, sed, calor,
frío...-. Las funciones están regidas por su aparato nervioso- un sistema
nervioso central todavía inmaduro. Así pues, no reconoce lo que ve hasta el
día veintiuno y su sistema respiratorio no funciona correctamente hasta el
sexto mes; por eso necesita alguien que se ocupe de él. Debido a esta
prematuración , si el niño no entrega su vida a quien le cuide , moriría.
El Dr Menassa, en su libro FREUD Y LACAN - hablados-, escribe :
“..... debido a su impotencia, si el niño recién nacido no se esclaviza a
alguien muere. De esta situación frente a la muerte, sólo le es posible
sobrevivir esclavizándose, poniendo su vida en el otro y eso es lo que hace
el niño cuando nace: pone su vida en el otro. Este otro, en el cual el niño
pone su vida, el psicoanálisis le ha dado en llamar: FUNCIÓN MADRE,
que sería cualquier objeto, persona o cosa que cumpla con los requisitos
funcionales del recién nacido. “
Freud plantea que en el recién nacido existe una energía constante que
le hace reclamar una continua atención en demanda de satisfacción. Es una
energía que no solo busca colmar sus necesidades fisiológicas. La energía
cesa cuando estas han sido satisfechas, pero no se agota. Cada vez que
aparece de nuevo la necesidad , vuelve a demandar su satisfacción.
El Dr. Menassa escribe que esa energía que parte del propio cuerpo del
niño, como necesidad, queda grabada en su sistema nervioso como huella-
recuerdo de la misma. Cuando se junten en el niño la huella del recuerdo
de la necesidad con la huella del recuerdo del objeto- en este caso la
madre – que es quien la atiende o la sacia, el niño experimenta su primera

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experiencia de placer, es decir, su primer experiencia de satisfacción. A
partir de ese momento, cada vez que surja en él una necesidad fisiológica o
emocional, surgirá también el deseo de alcanzar el placer que origina en él la
satisfacción de su propia necesidad. Podemos decir que entonces, el niño ha
aprendido a desear. Algo en él se ha hecho huella y siempre que esta se repita,
llamará la atención de su madre para que venga a cubrir dicha carencia.
Por esta circunstancia, el niño acaba atribuyendo a la madre un don y
un poder: SU MADRE ES CAPAZ DE CALMAR CUALQUIER
NECESIDAD Y SIN ELLA LA VIDA SERÍA IMPOSIBLE.
La unión que se establece entre ambos tiene la categoría de simbiosis:
una unión de tal naturaleza que todos y cada uno de los estados anímicos de la
madre tienen repercusión en la salud psíquica y orgánica de su hijo. Si ella
enferma, el también enfermará; si se entristece, el niño dejará de comer; si
tiene ansiedad, el no parará de llorar etc...
A esta unión tan perfecta, cuya duración pueden alcanzar desde unos
meses o toda la vida ( existen personas que nunca pueden separarse de la
figura materna ni aún después de muerta) la denominamos CELULA
NARCISISTICA.
Definimos así esta unión indivisible y única donde el niño y la madre no
son dos seres diferentes sino uno solo. El niño para la madre es una
prolongación de su propio cuerpo y simultáneamente ella es el espejo donde él
se refleja.
En el tiempo de duración de la célula narcisística, el niño no tiene
emociones propias, de tal modo que aquello que siente y experimenta -
miedo, angustia, ansiedad, alegría, tristeza - es el reflejo de las emociones que
ella siente y le transmite.

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Nada mas nacer, el niño no tiene psiquismo ni tampoco un sistema
inmunológico maduro, por lo que su sistema de defensa es el sistema inmune
de la madre.
Muchas de las enfermedades infantiles a las que el pediatra no logra
encontrar una causa razonable, guardan relación con el estado anímico de la
madre. Si ella padece de ansiedad, depresión, obsesiones o angustia, con
absoluta certeza acabará transmitiéndoselo a su hijo que lo reflejará en algún
trastorno o enfermedad corporal - diarreas, insomnio, fiebre, anorexia,
inquietud motora - pudiendo llegar incluso a morir.
La célula narcisística es vital para que el desarrollo del nuevo ser
comience. De su existencia depende la vida del niño, que no lograría superar
su propia insuficiencia sin ella.

¿Y cuál es la función del padre?

En este punto, debemos hacernos la siguiente reflexión: si no hay algo


o alguien que separe a la madre del niño, la unión de la célula narcisística
podría durar más tiempo del conveniente para ambos. Sabemos por definición,
que la madre no desea separarse del hijo ni el hijo de la madre y este
acontecimiento necesario solo se producirá si se dan ciertas condiciones
procedentes del exterior.
Por tanto, vamos a llamar EL TERCERO a todo aquello que desvía la
atención de la madre hacia su hijo y le muestra que no es único para ella por
ejemplo, una llamada telefónica, el trabajo y sobre todo, la figura del padre.

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El padre viene a interrumpir dicha unión , siendo necesaria su presencia
para que ese ser único de la célula narcisística se divida y se constituya en
dos diferentes e independientes. Para que existan el dos tiene que haber tres.
Es el número tres – el padre- el que otorga la existencia al número dos, es
decir, el tercero viene a diferenciar y a separar al niño de la madre.
Muchos problemas de pareja surgen con la llegada del primer hijo
debido a que lo único que la mujer deseaba del hombre, era ser madre y
cuando su deseo se ve cumplido, aquel pasa a un segundo plano en la
relación madre- hijo. Ella no está dispuesta a compartir su producto y el
padre-marido-pareja se convierte en un obstáculo molesto, con el que acaba,
por lo general, por romper , una vez alcanzado su objetivo.
Pero ¿ qué es un padre? . Ser padre es acceder a un lugar, a una posición
desde la cual va a ejercer una función: LA FUNCION PATERNA.
Para todo hombre, alcanzar dicha posición tiene que ver con la
transmisión inconsciente de una función que va a depender del modo en que
su propio padre lo fué para él.
La función paterna consiste en trasmitir que hay Ley. El padre debe
enseñar al hijo las normas sociales, lo que es bueno y lo que es malo, lo que
está prohibido y lo que está permitido.
Tanto la ideología materna como la paterna se trasmiten de generación
en generación y guardan relación con la función padre y la función madre en
ambos sexos.
Cuando un padre no es capaz de llevar a cabo su función
correctamente, decimos que es UN PADRE DÉBIL.
Cuando sus hijos crezcan y les corresponda ser padres, dicha función
mal transmitida a su vez la transmitirán mal o de manera incompleta. Esto es

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lo que denominamos HERENCIA PSÍQUICA GENERACIONAL DE UN
PADRE
El Padre es una realidad sagrada en sí misma, más espiritual que de
cualquier otra índole. Al Padre solo se le puede amar porque es quien trasmite
el orden familiar y social.
El equilibrio emocional y educacional que los hijos muestran en la
realidad indica el grado de efectividad que el padre ha llevado a cabo en
su función como padre.
Como viene de la mano de la aceptación de que madre y niño son dos,
deducimos que hubo de haber presencia de la figura paterna.
La mayoría de los trastornos emocionales y de conducta infantiles
tienen que ver con alguna complicación en este proceso. Un niño puede tener
un padre real y sin embargo no tener padre simbólico, es decir, no tener
simbolizado el orden y la ley.
En la mayoría de los niños rebeldes y problemáticos, encontramos un
padre mal simbolizado, es decir, un padre mal construido en su psiquismo.
La causa puede deberse a un padre débil que no logra posicionarse
debidamente en su función o a una madre que eclipsa y anula dicha figura.
Para un niño ¿ qué es un padre.? En primer lugar es un rival molesto que
viene a interrumpir esa unión perfecta que tiene con su madre. Por lo tanto, el
padre será para el niño la primera causa desencadenante de sus celos.
En segundo lugar y por definición, el padre es un acto de fe. El niño
debe creer a su madre cuando le dice que ese hombre es su padre. Así como
nunca tuvo dudas acerca de que su madre es su madre, que su padre lo sea es
un convencimiento que sólo tendrá si cree en ella. Por lo tanto un padre
siempre es una cuestión de creencia en la palabra de la madre.

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Quiere esto decir, que si la madre lo mira con amor y lo tiene en cuenta
en los pequeños actos de la vida cotidiana no va a haber dudas pero si lo hace
con recelo, con desconfianza o asco, el niño va a tener sospechas al respecto.
Las dudas neuróticas sobre si su padre es el padre auténtico surgen, cuando la
relación entre los progenitores no es del todo armoniosa. Cada vez que la
madre, delante del niño, le discute o le quita la autoridad , va a quedar
cuestionado. Por consiguiente, si una mujer tiene problemas con su pareja,
en mas de una ocasión, va a surgir en ella la tendencia inconsciente a
despreciar al padre, a censurarlo y anularlo frente al hijo, lo que va a ser
aprovechado por el niño para confirmar la hipótesis de que “ ese rival tan
molesto, al que tan poco quiere mi madre, no puede ser mi padre “.
El padre es un eslabón necesario que regula la relación del niño con la
madre.
El padre existe solo si la madre lo autoriza a existir como tal. La figura
del padre biológico no se corresponde con el padre simbólico. El padre es por
tanto, una construcción a la que se llega a través de la palabra de la madre,
que es quien le reconoce su autoridad, su valor y su credibilidad frente al
niño.
Por eso, cuando la madre lo desprecia o lo desvaloriza , podemos
asegurar que “ cae como padre frente a su hijo “. Es decir, que el
muchacho se queda sin representación psíquica de la figura paterna, aunque
lo tenga sentado a su lado.
No debemos confundir al padre simbólico - lo que el niño cree que es
un padre - con el padre real - el hombre con el que convive él y su madre .
Su modo de intervenir debe ser mediante la palabra, única
forma efectiva de educar y de prohibir.

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El fundamento sobre el que se asienta el respeto al padre está muy
cercano a la noción del temor a Dios. Temer al padre no es lo mismo que
tenerle terror. El miedo – a perder su amor - es necesario para que en el
niño se establezca el respeto a las normas y al orden. Pero para que esto
suceda, propio padre también debe estar sujeto a la Ley del Padre.
El padre debe ser tolerante pero no permisivo con las transgresiones
infantiles. Debe ser justo y señalar el límite entre lo que está bien y lo que
está mal. Cuando el padre marca o actúa ante un comportamiento
impertinente del niño, LA MADRE NO DEBE INTERVENIR BAJO
NINGUN CONCEPTO. Siempre es preferible que le tenga algo de miedo -
aunque pueda parecer un poco excesivo- a tenerle una falta de respeto y
credibilidad en su palabra.
Algunas madres discuten continuamente lo que es o no es justo con respecto
al modo en que el padre lleva adelante la educación de sus hijos. Eso va a
depender del concepto de padre que, como hija haya construido. Si piensa
que fue injustamente corregida por su padre, podemos asegurar - salvo que
encuentre un hombre con el concepto de padre como portador de la Ley muy
bien instalado – que no aceptará ninguna intervención del padre de su hijo en
materia educativa sin cuestionarla. En cambio, si la madre tuvo un padre muy
permisivo, lo más probable es que tienda a no tomar en consideración las
enseñanzas que el padre intente impartir en dicho proceso con su hijo.
Lejos de lo que habitualmente se cree, no es contraproducente para el niño
sentir cierto temor al padre pues eso será la base del futuro respeto a la
sociedad y a sus miembros.
El respeto al padre es el fundamento sobre el cual se va a desarrollar el
sentimiento de la seguridad personal y la autoconfianza.

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Al contrario de lo que muchos piensan, debemos señalar que el temor
al padre no es causa de ningún trauma infantil ni produce inseguridad
alguna. Mas bien, las inseguridades se generan cuando todo le está
permitido al niño.
La experiencia nos enseña que cuando los padres permiten o dan por bueno
cualquier comportamiento extravagantes de uno de sus integrantes, esta falsa
seguridad creada dentro del hogar va a chocar, tarde o temprano, con lo que
se espera de él cuando sale al mundo exterior. La realidad termina por poner
las cosas en su sitio, ya que NO TODO está permitido y las normas sociales
existen para el buen funcionamiento del mundo.
Por regla general, los niños muy caprichosos o excesivamente
consentidos durante la infancia son los que mas sufren a la hora de la
adolescencia y en la vida adulta. Son niños educados por padres que no les
han impuesto límites. Han recibido - material y afectivamente – en demasía y
les han sido permitidas todas sus actitudes y conductas. Al crecer y verse
obligados a salir de este ámbito, el choque es brutal cuando comprenden que
el mundo NO ES TAN GENEROSO como su familia y que en la vida real,
conseguir las cosas y el respeto de las personas, requiere un trabajo continuo,
algo a lo que no estaban acostumbrados dentro de su entorno familiar. Por
todo lo cual, su nivel de frustración y de infelicidad se acentuará con el paso
de los años.
Al revés de lo que pensamos: si al niño se le enseña aprender a tolerar
las frustraciones materiales y afectivas que se generan en todo proceso
educativo, se hará mas precavido, fuerte y respetuoso cuando crezca y tenga
que enfrentarse a las diversas situaciones que la propia vida le vaya
deparando.

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El respeto y el temor al padre posicionan al niño y a la niña frente
a la función de la virilidad. Una posición paterna excesivamente
permisiva o pasiva puede impulsar a que los hijos inclinen sus
preferencias sexuales hacia una elección de objeto homosexual .
Las mujeres casadas en segundas nupcias con hijos de una primera
relación pueden tener a veces, problemas para tolerar las intervenciones de su
nueva pareja sobre ellos. Esto es un error muy grave. El padre,
independientemente de que sea o no sea el padre biológico, es mas una
función que una figura física. Por tanto, da igual quien la ocupe siempre y
cuando esté bien llevada a cabo. De hecho, muchos niños consideran a su
segundo padre mejor que al primero, lo que tiene que ver con la credibilidad
que la madre le otorgue en su nuevo cometido. Si ella lo acepta y lo asume
como tal , el niño también lo aceptará.
Las funciones que el padre ejerce tienen que ver la introducción de la
Ley y con el amor a lo social. Su tardía aparición lleva al niño a darse cuenta
de que el amor de la madre, en realidad es el padre y que él procede de la
unión de ambos. El amor, tanto materno como paterno, tiene como
significado la generosidad y representa para el hijo un DON DE AMOR.
Un padre ama a su hijo de manera incondicional, sin pedirle nada a cambio y
sólo quiere para él que se desarrolle como ser humano. Por eso, lo único
que se puede hacer por el padre es amarlo.
En variadas circunstancias, puede ocurrir que encontremos mujeres
que les impidan a los hombres, situarse adecuadamente en su función de
padres. Son las llamadas MADRES OPACAS que se interponen para no
dejar pasar a través de ellas, la Ley del padre al niño. Son madres
auténticamente neuróticas que solo viven para sus hijos sin importarles para
nada el resto del mundo. Nunca dejan intervenir a su pareja en las

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actividades educativas y si lo hace, se toman el cuidado de anular, despreciar
o desprestigiar sus opiniones ante el hijo y la sociedad.
En contraposición, la variante sana serían las llamadas MADRES
TRANSPARENTES, mujeres que valoran y respetan la figura paterna y
permiten el necesario pase de la Ley.
Cuando en el hijo no se instala adecuadamente la función paterna,
debido a una posición desvalorizada o débil del padre o a la
intervención de una madre opaca, aparecerán importantes trastornos
psíquicos en el niño durante su desarrollo emocional e intelectual .
Que la función del padre no exista , equivale a decir: “ Si Dios no
existe, entonces todo está permitido “. ( Los Hermanos Karamázov. F.
Dostoievski. )

La deuda simbólica.
Hemos dicho que para el niño, la madre es quien lo puede todo. No
puede concebir el universo sin ella, que satisface no solo sus necesidades
orgánicas sino también las afectivas y emocionales. Según va creciendo, se da
cuenta que todo cuidado proviene de ella; que le ama porque sí y vive ese
amor como regalo-don de amor. Esa capacidad de amar sin pedir nada a
cambio, ni siquiera que le presten atención o ser correspondida , es el
fundamento de lo que consideramos el amor verdadero. Por eso todo ser
humano considera el amor de la madre como el único y auténtico.

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Entre tanto amor y deseo, el sentimiento que se va a generar en el niño
es lo que denominamos LA DEUDA SIMBÓLICA.
La definimos como una deuda de agradecimiento que contrae el ser
humano con la madre por el hecho de habernos dado la vida sin pedirlo y al
mismo tiempo, por cuidarnos para que no muriéramos.
¿ Se puede pagar esa deuda de amor.? La respuesta es no. Debemos
saber que es impagable, ni dándole un nieto ni nuestra propia vida , porque
es una deuda simbólica. Solo podemos aceptarla o rechazarla , que es lo que
le pasa al neurótico, que no puede admitir deber la vida a sus padres y
especialmente a su madre.
Esta deuda es universal, rige igual para todos los seres humanos aunque
algunos la viven como un sometimiento y aspiran a terminar con ella.
Este sentimiento es tan grande que a veces conduce a ciertos hijos a
someter su vida entera a la figura materna para poder pagarles semejante
deuda. Absolutamente todo lo hacen por y para ella. Eligen el trabajo, la
pareja e incluso tienen descendencia para ella, más allá del hecho de si viva
o lo hacen para honrar su memoria.
Esta dependencia tan extrema de la madre - no tiene por que ser sólo
física, puede ser imaginaria o simbólica- les lleva a no tomar decisiones ni
tener vida propia.

“A mi nunca me han querido lo suficiente”.

Esta frase, que todos hemos oído o pronunciado alguna vez, suele
expresar generalmente una circunstancia de nuestra realidad familiar o de

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pareja, vivida como carencia afectiva y emocional. Salvo casos específicos
o muy concretos de alta conflictividad dentro de su seno (hijos no
deseados, delincuencia, maltrato familiar) se considera una apreciación
SUBJETIVA, el hecho de que no te quieran lo suficiente, dado que no se
puede medir ni verificar objetivamente que significa recibir poco o mucho
amor de los demás. Por regla general, esta aseveración acerca de la realidad
no deja de manifestar más que un sentimiento – universal - neurótico infantil,
cuya base inconsciente son los celos padecidos por el niño y la niña durante
dicha época, hacia la figura de la madre, del padre o de los hermanos. Sin
embargo, debemos tener en cuenta que los celos infantiles pueden durar toda
la vida y ser la causa inconsciente de los reproches que dirigimos a nuestra
pareja o familiares, acerca de su falta de amor o de cariño.
“ Mis padres nunca me quisieron lo suficiente.” pero ¿ qué es suficiente.?
¿dónde está, en el niño, el punto de equilibrio entre lo que es para él
necesidad de amor y demanda-voracidad de amor ?. Para un niño, nunca
será suficiente el amor que reciba de sus padres y siempre se sentirá amado
de menos debido a su naturaleza egoísta: todo lo quiere exclusivamente para
él. Entonces, cuando tiene “ la desgracia “ de tener que compartir el amor de
sus padres, o con el resto de sus hermanos, el sentimiento de carencia afectiva
se acentúa aún más. Por tanto, si de adulto sigue experimentando dicha
sensación, debe pensar que tiene que ver con una situación de celos infantiles
que aún no ha podido resolver.
Si pudiéramos ser realmente objetivos y capaces de dejar de lado esos
celos , comprenderíamos que la prueba mas verdadera de haber recibido
todo el amor necesario es que hemos vivido hasta el momento presente, lo que
significa que nos procuraron los cuidados suficientes para que no
muriéramos.

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Cuidar, educar y dejar que un hijo se desarrolle con la mayor
libertad ideológica y de juicio posible, es la mas grande prueba de amor
que unos padres pueden dar. Todo lo que pida más allá de esto,
podemos considerarlo como DEMANDA NEUROTICA.

¿ Qué debes hacer?

Unos padres NUNCA deben olvidar que su hijo va a considerar


que TODO LO QUE LE DAN SIEMPRE ES POCO . Por lo general, la
voracidad infantil suele ser así de extrema.
Cuando os haga referencia a que no le queréis lo suficiente, debéis
considerar que está atravesando por una situación de celos generada en su
relación con el padre, la madre o con algún hermano.
Tenéis que hacerle entender, poco a poco y día a día , que hay que
aprender a compartir el amor con los demás y que los otros – familiares,
amigos y pareja- tienen el mismo derecho que él a ser queridos.

Nacemos con instinto sexual.

No podemos negar las evidentes semejanzas y diferencias entre lo


humano y lo animal. El hombre, como un eslabón más dentro de la cadena
evolutiva , es mortal y necesita del impulso sexual para cumplir con la
especie y no desaparecer. Por tanto, hay algo en la sexualidad humana
puesto al servicio de la reproducción. Sin embargo lo que lo diferencia del
resto de seres vivientes es el proceso educativo y represivo al cual somete su
instinto sexual.

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Si dejáramos a un niño criarse a su libre albedrío, sin palabras,
crecería como un animal salvaje. Es gracias al proceso educativo que se irá
transformando en humano. Su instinto sexual tomará la forma de una
sexualidad civilizada.
Debemos partir de una cierta concepción de instinto para entender el
desarrollo evolutivo de la sexualidad en el niño.
El instinto es del orden del impulso; es decir, algo que en parte no se puede
controlar por estar más cerca de lo animal que de lo humano.
El niño tiene sexualidad desde que nace y esta es como una semilla dispuesta
a germinar y crecer en él. A lo largo del desarrollo, la educación familiar y
social la irá moldeando, sometiéndola a una represión progresiva.
No debemos olvidar que el niño siempre va a tener sexualidad,
independientemente de que lo muestre o lo reprima, hecho que va a depender
del ambiente educativo y de las circunstancias personales que le rodeen
durante la primera época de la vida.
Hay una etapa infantil denominada PERIODO DE LATENCIA en la
que, aparentemente, los niños no parecen observar ningún interés por las
cuestiones sexuales. Este periodo acontece, una vez que se ha constituido en
el psiquismo el mecanismo de la represión, mediante el cual se puede afrontar
de una manera más civilizada el despertar de la sexualidad en la etapa de la
pubertad o adolescencia.
La represión se establece a raíz de que el niño recibe sus primeras
críticas y reprimendas por mostrar abiertamente aquello que debe ser privado.
La familia y las instituciones educativas le transmiten la conducta
socialmente aceptada en relación a la micción, la defecación, mostrar la
propia desnudez en público, etc. y él, en esa oscilación entre lo

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conveniente o no de sus actos , aprenderá a ejercer el dominio sobre sus
instintos sexuales.
Gracias a que entre los destinos de la pulsión, se encuentra la capacidad
de SUBLIMAR el instinto sexual, el niño podrá centrar su energía psíquica
en las actividades culturales que le corresponde hacer ; por ejemplo, ir al
colegio, jugar o estudiar. La falta de concentración o la detención en el
desarrollo intelectual tiene que ver, por lo general, con no poder sublimar
dichos instintos, los cuales ocupan constantemente su pensamiento e
interfieren con el aprendizaje de otras materias.
Tal vez, al leer estas páginas, alguna madre o algún educador se
pregunte: si el instinto sexual es tan importante para el desarrollo emocional
del niño ¿ por qué no dejamos que aflore permanentemente en lugar de
reprimirle.? La respuesta es bien sencilla.
Durante el periodo infantil, el instinto sexual no puede cumplir con la
función a la cual está destinado: formar pareja, gozar del sexo y
reproducirse, por que el niño todavía no tiene capacidad funcional para ello.
Cuando algunos padres dejan que su hijo muestre abiertamente ciertas
actividades sin ejercer sobre ellas ninguna labor represiva , estas terminan
por producir alteraciones en el desarrollo emocional y sexual que pueden
desembocar en conductas sexuales perversas.
Encontramos numerosos casos clínicos de niños que mantuvieron relaciones
sexuales muy tempranas con otros del mismo o de diferente sexo; relaciones
incestuosas con sus hermanos menores o con adultos e incluso, algunos con
las mascotas de la familia.
Aunque nuestro propósito no es atemorizar al lector, estas y otras
cosas aún más graves pueden suceder en esta etapa infantil y con mas
frecuencia todavía de lo que pensamos. Sólo con prestar más atención a esa

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faceta tan descuidada que es la sexualidad infantil, evitaremos que acontezcan
accidentes en el desarrollo educativo de nuestros hijos.
Cerramos este apartado diciendo que aunque haya un periodo de
latencia, durante el cual padres y pedagogos toman a su cargo la educación
del niño, la eficacia para dominar el instinto sexual infantil nunca se alcanza
totalmente.

La sexualidad infantil..

La primera cuestión que debemos plantearnos es la siguiente : ¿ hasta


cuando vamos a seguir afirmando que los niños durante la infancia no tienen
instintos sexuales.?
Si queréis ser unos padres suficientemente cualificados para ejercer
vuestra función, debéis olvidar viejas teorías obsoletas sobre la sexualidad y
comenzar a aceptar que vuestros hijos, desde etapas muy tempranas,
desarrollan su instinto sexual como vosotros desarrollasteis también el
vuestro. Tenéis que apartaros de falsas concepciones ideológicas que se
refieren a la famosa “ pureza infantil “. La pureza infantil sólo existe en la
cabeza de aquellas madres y padres que tienen problemas sexuales y además
piensan que sus hijos no tienen sexualidad.
Cuando no se acepta la existencia de los impulsos sexuales en el
niño se está negando una parte muy importante de su personalidad. Son
numerosas las experiencias de educadores, padres y especialistas que
constatan que los niños muestran muy tempranamente manifestaciones de su
instinto sexual tales como erecciones, toqueteos en solitario o en compañía de

23
otros niños y juegos con contactos físicos en los que realizan movimientos
análogos a los del coito... etc.
Entonces ¿ por qué una madre o un padre puede aceptar más
fácilmente que su hijo manifieste amor hacia los demás que aceptar que
tiene instinto sexual.?
¿ Por qué muchas padres y educadores siguen considerando a los niños como
viciosos o degenerados cuando muestran dichos instintos?
La respuesta nos conduce a pensar que solo aquellos padres o educadores
que tienen problemas con su propia sexualidad califican de anormal la
sexualidad de sus propios hijos.
Por tanto, para aceptar este hecho, antes hay que aceptar que, como padres,
también tenéis instintos y deseos sexuales.
Más de un lector se estará preguntando, a estas alturas, por qué
atribuimos tanta importancia a la sexualidad. La respuesta es bien sencilla: la
sexualidad es innata a los seres humanos y a través de ella, el sujeto se
relaciona con el mundo y sus semejantes.
Los padres son para el niño el modelo de aprendizaje. Todo lo
aprendido, será llevado luego, por identificación, al mundo exterior, donde
se relacionará emocionalmente con las mujeres y los hombres según lo hizo
con sus padres durante la infancia.
Por consiguiente, los padres no deben negar dichas manifestaciones
tempranas de la sexualidad infantil que se expresan bien a través de una
actitud curiosa hacia los adultos o hacia su propio cuerpo. Todos hemos
olvidado cuando éramos pequeños y cómo la sexualidad ejercía su influjo y
despertaba en nosotros una fuerte atracción. Si la sexualidad fue algo que nos
llamó tan profundamente la atención ¿por qué no va a ocurrir lo mismo con
nuestros hijos.? Pasemos entonces al siguiente tema.

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Las primeras manifestaciones sexuales del niño.

La palabra “ masturbación “ no debe asustarte. El acto de masturbarse


es un comienzo para que el niño y la niña descubran su propio cuerpo y se
adentren en lo que va a ser el futuro desarrollo de su sexualidad. Debemos
encuadrar los toqueteos corporales y el chupeteo dentro de las primeras
manifestaciones sexuales. Masturbarse no solo tiene que ver, ni significa
exclusivamente la estimulación de los genitales. Podemos considerar como
masturbación la repetición continuada de cualquier acto estimulador de
una zona erógena que genere placer. Chuparse el dedo pulgar con avidez,
acariciarse los genitales, el lóbulo de la oreja o los márgenes anales y
mecerse, deben calificarse como actos masturbatorios, cuando se realizan
de una manera rítmica y continuada, porque conllevan una excitación y un
placer asociado.

El chupeteo del pulgar

Definimos el chupeteo del pulgar como una de las manifestaciones más


tempranas de masturbación infantil. La lactancia, ya sea mediante el pecho
materno o un objeto sustituto – biberón – genera en el niño un aumento de
sensibilidad en la zona bucal que le proporciona un gran placer asociado al
acto de la succión. Esta conducta que aparece en los lactantes, se conserva
en ocasiones hasta la edad adulta y en algunos casos, permanece durante toda
la vida ( encontramos gran número de personas que duermen con el pulgar
introducido en la boca ). Consiste en un movimiento succionador,

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rítmicamente repetido, con ayuda de los labios que puede utilizar como
objeto incluso los propios labios, la lengua, el pulgar o hasta el dedo gordo
de un pie. Cuando dicho objeto no forma parte del cuerpo propio, el niño
puede recurrir a cosas exteriores tales como el chupete, un juguete, un trozo
de sábana etc...
En ocasiones, el chupeteo va acompañado de la acción de pellizcarse el
lóbulo de la oreja o del autobalanceo de la cuna, actividades estas que suelen
acaparar toda la concentración del niño y lo conducen a conciliar el sueño.
“Una joven bien entrada en la pubertad, nos confesó que la
satisfacción que le producía el chupeteo era parecida a la satisfacción sexual
que le producían los besos de su novio. “ No todos los besos dan el placer
que da el chupeteo. Es imposible describir lo que se siente en todo el cuerpo
mientras se chupa. Parece que te sales de este mundo, una se encuentra
totalmente feliz y satisfecha y no se desea nada más. Es una sensación
maravillosa. Es algo inefable. No se siente ningún dolor, ninguna pena, y
parece que te has transportado a otro mundo.”
El acto del chupeteo se debe a la búsqueda de un placer que el niño ya
hubo de haber experimentado y que por medio de la succión, encuentra. Es
fácil adivinar que dicha búsqueda guarda relación con el recuerdo de algo
vivido.
La primera actividad importante para el ser humano, por el carácter
vital que tiene para él, está ligada a la succión del pecho materno o del
biberón cuando hay una imposibilidad fisiológica de la madre para la
lactancia natural.
Esta asociación entre la succión, el chupeteo y el alimento provocan en el niño
los primeros estados placenteros. El niño encuentra un bienestar en el acto de
alimentarse, por tanto su boca y sus labios acaban experimentado placer

26
cada vez que siente la corriente tibia de leche pasar por ellos. En un principio,
esta sensación placentera va unida a la necesidad de saciar el hambre. Sin
embargo, observamos frecuentemente que aunque el niño haya calmado su
apetito, lejos de retirarse del pecho materno o del biberón, sigue
chupeteándolo hasta quedarse dormido.
Así, cada vez que quiere recordar esa sensación , recurre al chupeteo de algún
objeto cercano - inicialmente, una parte de su propio cuerpo - porque, debido
a la inmadurez con la que viene al mundo, no puede apropiarse de los objetos
externos. Cuando llega a un mayor grado de desarrollo físico, cualquier
objeto a su alcance puede convertirse en objeto apropiado para proporcionarse
placer.
Muchas padres se preguntarán si en el futuro, su hijo va a adquirir “ el
vicio” de chuparse el dedo y debemos responder que lo normal es que pase
por esa etapa porque forma parte de su propio desarrollo sexual. Este hábito
puede también ser adquirido debido a ciertas conductas en la madre que lo
refuerzan; por ejemplo, ponerle el chupete después de haberle dado el pecho o
dejarle que siga chupeteando la tetina del biberón cuando ya se ha acabado la
toma. Cada vez que se tienen estas “actitudes generosas”, se refuerza la
actividad placentera del niño con su boca.
Por sorprendente que nos parezca, mucho de los hábitos en los que está
involucrada la boca y que adolescentes y adultos mantienen a lo largo de la
vida son fijaciones de ese placer obtenido durante la etapa infantil. El acto de
fumar, beber, besar y ciertas prácticas sexuales- felaciones – guardan relación
con el recuerdo placentero que les produjo el acto de chupetear y succionar
en su infancia.

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¿ Qué debes hacer.?

Cuando existe una fuerte represión por parte de los padres o de los
educadores, del acto del chupeteo, puede aparecer en el niño una repugnancia
a todo lo que tiene que ver con el placer bucal: asco a la comida, la bebida,
los besos – a muchos niños no les gusta besar ni ser besados - etc. Un gran
número de los adolescentes que presentan síntomas de anorexia-bulimia,
vómitos repetidos y opresiones en la garganta, fueron en su infancia grandes “
chupeteadores “.
No reforcéis ni fomentéis en vuestro hijo la actividad del chupeteo. Es mejor
limitarle a satisfacer su necesidad alimenticia. Una vez llevada a cabo, si
decidís darle el chupete, hacedlo con moderación. No fomentéis su uso de
forma asidua y continua. Usadlo si realmente va a cumplir una función
necesaria, por ejemplo, calmar el llanto y exclusivamente durante el tiempo
que sea preciso pero siempre de acuerdo a su desarrollo emocional . Si
vuestro hijo está tranquilo no seáis de esos padres que “ enchufan “ al niño el
chupete por que sí o para entretenerlo. Utilizadlo por una causa justificada,
sino, es mejor no crear en él un hábito que , después, será difícil quitarle. En
algunos niños, hemos observado que la acción del chupeteo va acompañada
de un movimiento rítmico de frotamiento de piernas que despierta las primeras
sensaciones placenteras en los genitales y suele ser una de las causas
inmediatas del descubrimiento de la masturbación genital. Algunas madres
también nos han relatado que, para apaciguar el llanto de sus hijos o para
hacerlos conciliar el sueño, suelen acariciarles los genitales hasta que lo
logran. Evidentemente esta actitud acabará despertando precozmente en el
niño su instinto sexual.

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¿ Qué son las zonas erógenas.?

Una vez comprendido lo expuesto anteriormente acerca del placer que


engendra y se desarrolla en el niño por el acto de succionar y chupetear, nos
vamos a permitir ampliar estos conocimientos a lo que se denomina las
zonas erógenas. Una zona erógena puede ser cualquier parte del cuerpo, si
tras la aplicación repetida de ciertos estímulos surgen sensaciones placenteras.
Por regla general, las más habituales y que acaba descubriendo por sí mismo
son la boca, el ano, los genitales, los dedos, el ombligo, los pezones y el
lóbulo de la oreja.
Determinadas partes del cuerpo son altamente excitables y muchos de los
gustos sexuales que el adulto acaba desarrollando tienen su fundamento en las
primeras experiencias vividas con placer durante la infancia.

La importancia de la zona anal.

La zona anal, al igual que la boca y los genitales, es una parte muy
especial del cuerpo donde surgen sensaciones placenteras que van unidas a
las funciones fisiológicas. No debemos olvidar que el esfínter anal tiene
muchas fibras nerviosas sensitivas y su estimulación puede llegar a ser fuente
de placer. Debemos suponer que todas aquellas personas que han desarrollado
de adultos algún tipo de sexualidad en torno a esa región , experimentaron
desde pequeños, una intensa actividad placentera en ella. El descubrimiento
del placer en la región anal puede ser , en algunos niños, casual aunque en
otros, dicha sensibilidad es despertada precozmente por la manipulación

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durante los hábitos de limpieza o por la aparición de los oxiuros – las
conocidas lombrices -.
Sabemos la enorme preocupación que se produce en la madre cuando el niño
no hace caca y la inmensa satisfacción que siente cada vez que lo hace,
porque ello es sinónimo de que todo marcha bien en el cuerpo de su hijo. Por
eso, cuando aparecen periodos de estreñimiento, el retraso en la secreción de
los excrementos puede llegar a convertirse en una auténtica obsesión. En
nuestras consultas y en las consultas pediátricas, hemos observado a infinidad
de madres presas de una terrible ansiedad porque el niño no había hecho caca
desde hacía varios días o porque al hacerla, sufría de intensos dolores. Este
estado de excitación las impulsaba a espiarlo continuamente, a olerlo, a
preguntar en la guardería si lo hizo o no lo hizo y a pedir al pediatra algún
tipo de solución rápida. Remedios tales como enemas, irrigaciones, laxantes,
estimular repetidamente el ano con el dedo, etc... a la larga, acaban
produciendo un precoz desarrollo de la sensibilidad en esa zona y que el
niño encuentre un placer asociado al acto de la excreción de las heces que
posteriormente tratará de repetir.
Las causas por las cuales un niño se vuelve estreñido, por
sorprendente que parezca, son PSIQUICAS.
Ya desde muy pequeño, se desarrollan en él muchos y complejos
procesos psíquicos que pasan desapercibidos para los adultos incluidos los
propios padres. Un niño de uno a tres años tiene gran parte de su aparato
psíquico constituido y todo lo que le sucede corporalmente – salvo una
enfermedad genética o causada por un agente externo- tiene que ver con esos
procesos. A medida que crece, va tomando dimensión de su propio cuerpo y
según va pudiendo aprehender los objetos, tocarlos, llevárselos a la boca,

30
correr, subirse a los lugares para alcanzarlos, se va dando cuenta de que es
capaz por si mismo de apropiarse de todo lo exterior.
A través de la boca, prueban el mundo. Aprenden a meterse en ella, no
solo la comida sino todo lo que encuentran a su alcance y de esa manera,
establecen las diferencias entre lo que es y lo que no es comestible. La falta de
conocimiento, durante ese periodo de tiempo, es la causa principal de las
numerosas intoxicaciones accidentales que se producen.
Si el niño se da cuenta que gran cantidad de los objetos que incorpora
a través de la boca, guardan relación con el mundo exterior, también se da
cuenta de que aquello que expulsa por el ano guarda relación tanto con su
interior como con el exterior. Todas las muestras de admiración de la familia
alrededor de sus deposiciones, le hacen tomar conciencia de la importancia
que tienen para ellos. Las madres suelen intercambiar comentarios elogiosos
entre ellas acerca del número de veces que sus hijos no se lo hacen encima.
Con frecuencia, observamos el placer que el niño obtiene al jugar con
sus excrementos. Algunos piden frecuentemente el orinal para permanecer
sentados durante largo tiempo aunque no hagan nada; es decir, les gusta jugar
a hacer caca. También podemos encontrar el caso contrario, o sea, niños que
se niegan de manera pertinaz a llevar a cabo esta función en el orinal o en el
water. Lloran, patalean y dicen que no tienen ganas Se resisten, se levantan, se
rebelan y al final no lo hacen. Solo al cabo de uno o varios días acaban yendo
al baño , experimentando un vivo dolor junto con la deposición.
Estas actitudes tan diferentes, nos hace darnos cuenta de que, también para el
niño, su caca es importante.
Cuando la madre es un poco obsesiva y está excesivamente preocupada
por este asunto, algo en el niño capta esa preocupación y acaba
transformándola y convirtiéndola en una coartada; es decir, si llega a darse

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cuenta que, con su propia voluntariedad de hacer o no hacer, puede
manipular emocionalmente a su madre, acabará haciendo uso de ello. Todos
sabemos que los niños suelen fingir sentirse enfermos con gran frecuencia
para llamar la atención de sus padres. A veces se inventan dolores, miedos,
temores, inseguridades con el fin de conseguir tener cerca la figura de la
madre o del padre. Cuando se dan cuenta de lo importante que es para ella
que coman o hagan caca, pueden llegar a utilizar este empeño en beneficio
propio. Los niños pequeños son mas inteligentes de lo que los adultos creen.
Dicen que no les gusta la comida y la hacen ascos porque desean que se la
dé su madre amorosamente y entonces si comen. Cuando quieren recibir
mimos se quejan de que están malos o les duele la garganta o la tripa y
proponen dormir en la cama con ella. Son muchos e innumerables los
ejemplos donde el niño hace uso de los temores de la madre para su propio
beneficio. Con la caca ocurre lo mismo, también se da cuenta que cuando no
va al baño, logra asustarla y que esté más pendiente de él. Si a todo esto
añadimos que la madre, para aliviar el estreñimiento, manipula su zona anal
lo que, de paso, le produce una sensación placentera, esta actitud se irá
consolidando y potenciando cada vez más. El estreñimiento cumplirá dos
funciones: tener cerca a la madre y obtener un placer asociado al acto de
expulsión de las heces.
Todo esto acontece de manera inconsciente. El estreñimiento, tanto en
el niño como en el adulto, produce una viva excitación en la región anal que
puede ir de lo placentero hasta lo doloroso. Ambas formas de sentir guardan
relación con la excitabilidad de dicha zona. Cuanto más estreñido sea una
persona, mayor placer y alivio le producirá la evacuación.

¿ Qué debes hacer.?

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El error que con mayor frecuencia comete la madre, de un modo
inconsciente, es convertir los hábitos alimenticios y de limpieza del niño en
una obsesión. Debemos señalar que, precisamente por esta condición , es algo
que ella no puede controlar conscientemente; muy al contrario, la obsesión
puede llegar a controlarla a ella. Está comprobado que cuanto mayor sea su
preocupación por el estreñimiento, mas estreñido se volverá el niño. Si es ese
tu caso, debes acudir a un psicoanalista. Sorprendentemente comprobarás
cómo mejora el síntoma de tu hijo según vaya desapareciendo tu obsesión.
Evita cuanto sea posible manipular en exceso la zona anal del niño. Si
al estreñimiento no se le presta una atención desmedida, acabará revirtiendo
por sí solo. Generalmente, tendrás que recurrir al pediatra y a veces, al uso de
algún tipo de remedio. Si ocurre así, procura que su utilización no se
convierta en un hábito porque a la larga, este trastorno podría hacerse
crónico.
No debes olvidar que para el niño, sus excrementos son una parte muy
importante de su propio cuerpo. Es lo primero que sale de él y que expulsa al
exterior. Aunque cueste creerlo, los excrementos tienen una significación:
HACER CACA = HACER UN REGALO. De esta manera, nos muestra su
cariño y al mismo tiempo, alivia de una gran preocupación a las personas que
le rodean, especialmente a la madre. Aunque también puede negarse a
complacerla. Cuando el niño retiene intencionadamente sus heces lo hace con
el propósito de acaparar la atención materna. Se comporta como un pequeño
déspota. El origen de la agresividad infantil, como veremos más adelante,
guarda relación con el desarrollo de esta etapa infantil.

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¿ Cuándo se despiertan las zonas genitales.?

Entre las zonas erógenas del cuerpo se encuentran los genitales. En la


infancia funcionan como órganos evacuatorios. A partir de la adolescencia
cumplirán también la función de órganos reproductores.
Los lavados y frotamientos en esa zona durante la limpieza corporal,
generalmente llevados a cabo por la madre, hacen inevitable que tanto en el
niño como en la niña, se despierte muy tempranamente una sensación de
placer unida a la del hábito higiénico, que una vez experimentada, les llevará a
la búsqueda de dicha satisfacción.
Podemos observar habitualmente en los niños la costumbre de tocarse
los genitales con la mano y en las niñas, el frotamiento de una pierna contra
otra o la tendencia a rozar sus genitales con objetos puntiagudos tales como
los picos de una mesa. Por ejemplo, los tocamientos en solitario o junto a otros
niños en la casa, la calle o la escuela son una manifestación de que se ha
despertado muy prontamente el instinto sexual genital.
Las causas externas tienen en esta época, una importancia extraordinaria y a
veces, influyen de forma duradera. No solo los hábitos de limpieza sino
también los juegos infantiles entre hermanos y compañeros pueden
conducirles a este descubrimiento de un modo casual. No debemos olvidar
que los actos de seducción y corrupción de niños por parte de jóvenes
adolescentes o personas adultas propician que estos desarrollen

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precozmente una actividad sexual genital que luego queda reforzada por el
propio niño mediante actos masturbatorios en la intimidad.
El problema que se origina cuando se despierta tempranamente el placer
de la zona genital es que el niño muestra una actividad sexual precoz que lo
lleva a experimentar con el fin de encontrar nuevas sensaciones placenteras.
En numerosos casos clínicos, encontramos prácticas sexuales completas entre
niños aún en edad infantil, actos realizados sin noción alguna de maldad ni
afán de perversión. Las diferencia entre lo permitido y lo prohibido en esa
edad , la ética que debe regir sus actos y la moral sexual todavía no se han
constituido en él, de manera que se conduce guiado por su instinto, hacia la
búsqueda y la obtención de su propio placer y no ve nada malo en ello. Solo
cuando el niño es sorprendido y/o reprendido, empieza a tomar conciencia del
alcance de sus acciones. El pudor y la vergüenza impondrán un límite a su
temprana sexualidad.

Cuando tu hijo “ se toca “.

Este acto infantil es muy frecuente por no decir que ocurre de forma
generalizada. Nos encontramos con que el niño y/o la niña han descubierto
que tocar ciertas partes de su cuerpo les lleva a experimentar placer. Si lo
hacen es porque les gusta y no encuentran que sea reprobable, - pueden
incluso ponerlo en práctica delante de otros niños o de algún adulto - debido a
que todavía la moral sexual no existe para ellos. Simplemente disfrutan sin
darle mayor importancia , porque todavía no tienen la noción de pudor ni de
vergüenza.

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¿ Qué debes hacer.?

La actitud educativa que se ha de adoptar ante los toqueteos genitales


del niño debe ser evidentemente represiva pero en una forma moderada y
progresiva. Se le debe ir señalando que dichos actos no son correctos. Lo más
probable es que el niño pregunte ¿ por qué.?. La respuesta debe ser segura y
concisa: “porque eso no se hace”.
Aunque sepamos que no lo va a entender en su totalidad, debemos ir
enseñándole una moral con respecto a su sexualidad. No se trata, como
madre, padre o educador, de ponerse muy obsesivo con el niño porque se
toque en exceso. Lo importante es ir corrigiendo poco a poco estas actitudes
exhibicionistas de su sexualidad.
No es aconsejable ejercer con él una conducta fuertemente represiva.
Hacer que se sienta culpable, avergonzarle en público o castigarle puede ser
contraproducente porque puede llegar a inducirle una concepción equivocada
de su sexualidad. Si el niño se toca repetidamente es porque ya ha descubierto
que la estimulación de ciertas partes de su cuerpo, en especial los genitales, le
proporcionan placer. Casualmente, siempre hay una primera vez. La
experiencia placentera va a dejarle un recuerdo agradable y por tanto,
surgirá en él la tendencia a volverla a sentir. Esta actitud es humana. Todo
aquello que al hombre le dió una vez algún tipo de satisfacción, le llevará a
intentar buscar de nuevo su repetición.
No es aconsejable reírle al niño como gracia su actitud de tocarse porque
quedará fomentada y reforzada. Tampoco hay que pegarle, gritarle, ni
amenazarle con cortarle la mano o la colita, porque las expresiones bruscas
pueden acabar generando miedos y/o rechazos al propio cuerpo y a la
sexualidad.

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Cuando padres y educadores ejercen una actitud muy represiva sobre los
toqueteos del niño, este puede verse conducido hacia dos caminos evolutivos
desviados: primero, el niño con el tiempo acabará viendo y asociando el
placer sexual de tocarse con algo malo y sucio, lo que lo llevará a rechazar
su propio cuerpo como productor de placer y segundo, cuando la represión se
ha ejercido de una manera brusca, puede reforzar y fomentar el toqueteo
practicándolo cuando nadie le ve o en compañía de otros niños.
Otro error que se comete, en especial con los hijos varones, es valorar el
hecho de que se toque como signo de virilidad o de hombría. Cada vez que
ven que eso ocurre, algunos padres lo aplauden, se ríen o hacen un comentario
acerca de lo machote que es el niño. Evidentemente, si los padres siguen por
ese camino, acabarán fomentando una actitud exhibicionista y machista en su
hijo.
Concluimos este capítulo señalando que cuando el niño muestra alguna
actividad sexual, el comportamiento de los padres no debe ser excesivamente
rígido pero tampoco muy flexible. Se le debe ir señalando que dichas
actitudes no son las adecuadas para convivir con los demás y el niño- que es
más inteligente de lo que pensamos - acabará entendiéndolo aunque le lleve
cierto tiempo. No se trata de quitarle rápidamente el hábito recién adquirido
sino de eficacia educativa. No es una cuestión de rapidez sino de efectividad.
Una actitud razonable y comprensiva por parte de sus educadores hará que
desarrolle un entendimiento sobre lo que debe ser la moral sexual social.

Las fases del desarrollo de la sexualidad.

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Hasta ahora todo lo recientemente referido acerca de la sexualidad del
niño tiene que ver con lo que denominamos las zonas erógenas.
El fin de dicha evolución será la llamada vida sexual adulta en la que
está englobada la función del goce y la función reproductora.
Pero este camino a veces, no es fácil para el niño porque surgen
dificultades que pueden desviar su desarrollo sexual hacia otros fines. Vamos
a hablar de un tema muy importante: las fases del desarrollo de la
sexualidad donde, a través de sucesivas etapas, desde la sexualidad infantil se
llega hasta la madurez sexual en la cual, los órganos genitales toman la
función directiva principal de la sexualidad adulta.

La fase oral.

Así denomina Sigmund Freud, autor de la teoría psicoanalítica, la


primera fase de la sexualidad infantil, que guarda relación con el placer que el
niño obtiene a través de la boca con la absorción del alimento. Podemos decir
que el placer bucal se encuentra en morder, chupetear, masticar, beber,
saborear. Esta fase es la mas primitiva porque el placer inicial se deriva de la
relación que el niño mantiene a través de su boca con la toma del pecho o el
biberón y su importancia radica en que, mediante la boca, se relaciona con
algo que absorbe del mundo exterior: los alimentos necesarios para su
supervivencia. Sentirse lleno y satisfecho queda asociado a un placer y
bienestar.
Cuando el placer que el niño obtiene en esta fase es muy intenso, puede llegar
a originarse una fijación en la misma, de manera que quede valorado en
exceso el uso de la boca y el placer obtenido.

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Gran número de los casos de obesidad en el niño, el adolescente y el adulto,
tienen que ver con una fijación infantil en la fase oral. El obeso experimenta
un enorme placer en el acto de usar la boca. A menudo, ciertas personas
adultas anteponen este placer incluso a cualquier otro, incluido el genital.
Uno de los errores más frecuentes que cometen las madres a la hora de
alimentar a sus hijos es sobrevalorar el acto de comer.
Existe un pensamiento equivocado que asocia salud y comida: “cuanto más
come el niño, mejor salud tiene“, considerándose entonces el sobrepeso
como expresión de salud y fomentando el hábito de comer más de lo
necesario.
No debemos olvidar que el apetito del niño es insaciable y siempre pide más.
Cuando la madre no pone un límite educativo en los hábitos alimenticios,
acabará por hacer que el niño desarrolle un interés desmedido por la comida.

¿ Qué debes hacer.?

La alimentación infantil tiene que consistir en un hábito regular con el


fin de que el niño adquiera una higiene alimentaria. Debe respetarse un
horario de comidas y acostumbrarle a esperar, si pide a destiempo.
Muchas padres satisfacen los caprichos alimenticios de sus hijos, dándoles
fuera de hora todo tipo de dulces, incluidas las famosas “ chuches “. Estos
malos hábitos acabarán generando una dependencia muy difícil de quitar.
Se debe guardar cierta disciplina con los horarios y si decides permitir que
tomen chucherías o alguna clase de bollería, es conveniente que lo hagan
dentro de las comidas.
No debes olvidar que el obeso ( la bulimia ) no nace, se hace y todos los
trastornos alimentarios que el niño va a desarrollar a partir de la adolescencia

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tienen que ver, en parte, con el exceso de generosidad alimenticia de la
madre.
Comer mucho y estar lustrosos no es sinónimo de salud. El exceso de peso
acabará siendo perjudicial para la salud física y emocional de tu hijo.
El niño jamás olvida que del pecho de la madre procede el primer alimento.
Cuando ésta deja de amamantarle y sustituye la lactancia por la comida, el
va a apreciar por provenir de ella, lo que incorpora a través de la boca como
algo bueno y lo valorará en un alto grado como subrogado del pecho
materno. Algunas de las dificultades con las que se enfrentan muchos niños al
comer fuera de casa - en los colegios o guarderías – tienen que ver con que la
madre les ha enseñado a valorar su comida o la comida de casa en exceso,
por tanto todo alimento que no provenga de ella no se siente como bueno y es
rechazado.
La mayor parte de los excesos alimenticios del niño son debido a una mala
educación alimentaria por parte de la madre. La falta de límites genera el
desarrollo de un placer de más asociado al hábito de comer. La anorexia
guarda una estrecha e importante conexión con esta fase oral. Entre el niño
anoréxico, la comida y su madre existe una relación íntima y determinante
para la aparición de esta enfermedad psíquica.

La fase sádico anal.

La siguiente fase en la sexualidad del niño lleva este curioso nombre.


Esta etapa tiene importantes consecuencias en el desarrollo de ciertos aspectos
de la personalidad como más adelante veremos.

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Cuando estuvimos hablando de las zonas erógenas, hicimos alusión al uso
que el niño hace del control del esfínter anal con relación a la figura de la
madre. Dijimos que a través de la boca, el niño tiene el primer contacto con el
mundo exterior pero también , a través de la expulsión de las heces, hay una
relación con el mundo mediante algo que sale de su interior. Las heces son
un objeto que se desprende del cuerpo del niño. Para la madre, es de vital
importancia que el niño haga caca diariamente, lo que es índice del buen
funcionamiento de su organismo. La experiencia ha demostrado que esto
suele ocurrir cuando el niño se encuentra entre personas que le inspiran
confianza y a las que tiene aprecio y cariño. Por regla general , si el ambiente
es hostil o está en manos de personas desconocidas, el niño muestra un
pertinaz estreñimiento.
Según evoluciona en su desarrollo físico y emocional, el niño se da cuenta de
lo importante que es para su madre esta función. No le pasa desapercibido el
hecho de que si permanece sentado durante un tiempo en el orinal o en el
water y no hace nada, la mama se preocupa, mientras que si lo hace, ella
muestra tranquilidad y contento.
Vamos a tratar de exponer ahora, cómo se generan ciertas actitudes o rasgos
de lo que será la personalidad futura del niño.
Si el niño hace caca y observa el gozo de su madre, se produce en él una
especie de aprendizaje, relacionando EXPULSIÓN CACA= ALEGRIA DE
LA MADRE. Hacer caca tendrá entonces la significación de una actitud
pasiva frente a la actitud activa del deseo de la madre.
Pero también se da cuenta de que NO EXPULSIÓN DE CACA =
PREOCUPACIÓN DE LA MADRE y aprende que si no lo hace, ella se
pone nerviosa, le observa exhaustivamente y se angustia. En consecuencia,
comprende que si quiere tener a su madre a su lado y pendiente de él, solo

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tiene que retener la expulsión. Este acto hace que el niño desarrolle una
actitud ACTIVA frente a la actitud pasiva de la madre, que mucho no puede
hacer para cambiar la situación, ni incluso aunque se lo pida “por favor “.
El niño utiliza la retención como coartada para atraer su atención
constantemente.
Si mediante este mecanismo logra su objetivo, las ecuaciones anteriores se
transforman en RETENCION DE CACA = TENER A LA MADRE
PREOCUPADA JUNTO A EL, utilizando en su propio beneficio el
estreñimiento. Así, el niño ha comenzado a desarrollar un carácter SADICO,
dándole igual si ella se angustia y sufre por este hecho.
Cada vez que quiera hacerla feliz, él hará caca y cada vez que la quiera
preocupar, no lo hará.
Gran parte de la AGRESIVIDAD INFANTIL tiene su fundamento en el
desarrollo de esta etapa, siendo también una manifestación del sadismo que el
niño descubre utilizando el juego de dar o no dar las heces a su madre.
Ahora podremos entender que la causa de estreñimiento infantil pertinaz o
agudo, en muchos casos, tiene que ver con el desarrollo del carácter sádico y
activo de la personalidad del niño.

¿ Qué debes hacer.?

Sabemos que el niño retiene o expulsa las heces según el grado de


dependencia afectiva que tiene hacia su madre. Si su objetivo es tenerla todo
el tiempo cerca de él, podemos comprender que el estreñimiento infantil sea
una maniobra para lograrlo. Por tanto, si empieza a mostrarse estreñido, no
debes nunca mostrar un sentimiento de preocupación excesiva, porque si lo
haces, comenzará a captar lo importante que son para ti “ sus caquitas” y hará

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uso de ellas para someterte. No te obsesiones si durante uno o dos días tiene
dificultades para hacer deposición. Evita observar de modo exagerado si lo
hizo o no lo hizo en casa o fuera de ella. Cada vez que muestras un excesivo
interés en el asunto, comienzas al mismo tiempo a generar un interés en él
también. ¡¡ Olvídate de ello ¡!. El cuerpo es sabio y funciona correctamente si
lo dejamos en paz. Cada vez que observamos insistentemente alguna de sus
funciones ( comer, dormir, llorar, cagar, orinar....), empieza a verse alterada
su buena marcha.
El niño no se vuelve estreñido repentinamente. Si comienza a padecer
estreñimiento de modo continuado, lo primero que debes revisar es tu
comportamiento con respecto a la caca de tu hijo. Seguramente, tu
preocupación excesiva está influenciándolo.
En cuanto te relajes y abandones esa actitud, el niño volverá a la normalidad
al darse cuenta que la ecuación RETENCION DE CACA=
PREOCUPACION DE LA MADRE ya no funciona en su provecho.

La fase genital.

La tercera etapa es la FASE GENITAL que comprende dos tiempos en su


desarrollo. El primero se produce cuando el sujeto infantil descubre que, lo
que diferencia a los niños de las niñas, es el pene. Este descubrimiento
acabará llevando a ambos a investigar la función de dicho órgano en el
misterio de la reproducción. Debido a que todavía desconocen el papel de la
vagina y el semen en este asunto, acaban abandonando su curiosidad hasta
que, en un futuro, tengan mas datos.

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El segundo ocurre cuando el niño y la niña llegan a la pubertad. Lo sexual
aparece en todo su esplendor junto al desarrollo fisiológico de los genitales y
la maduración hormonal.
Durante la primera parte de esta etapa, a veces, ocurre que, accidentalmente,
el niño experimenta sensaciones placenteras en los genitales. Esto puede
conducirle a un despertar precoz de la sexualidad genital , que va a producir
alteraciones en su comportamiento emocional e intelectual.
El comienzo de esta fase suele acontecer entre los dos y los cinco años
aproximadamente. Luego queda interrumpida por un periodo llamado de
latencia, en el que el niño, aparentemente, deja de interesarse por las
cuestiones sexuales y que puede durar hasta el inicio de la pubertad. El
instinto sexual queda sublimado y aparece en su lugar, un rasgo de ternura
hacia sus congéneres. La pubertad será el paso siguiente hacia la constitución
definitiva de su vida sexual.
El hecho de que la sexualidad humana esté constituida por dos periodos,
separados entre si por una fase de latencia, es de gran importancia en cuanto
a las génesis de posteriores trastornos sexuales.

El Complejo de Edipo.

Encontramos el mito del Rey Edipo en una tragedia escrita por


Sófocles.
“ Edipo, hijo de Layo – rey de Tebas- y de Yocasta, fue abandonado al
nacer sobre el monte Citerón, pues un oráculo había predicho a su padre
que el hijo que Yocasta llevaba en su seno sería un asesino. Recogido por

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unos pastores, Edipo fue llevado al rey de Corinto, que lo educó como un
príncipe. Deseoso de conocer su verdadero origen, consultó un oráculo,
que le aconsejó no volviese nunca a su patria porque estaba destinado a
dar muerte a su padre y a casarse con su madre. No creyendo tener más
patria que Corinto, se alejó de aquella ciudad, pero en el camino encontró
al rey Layo y lo mató en una disputa. Llegado a las inmediaciones de
Tebas, adivinó el enigma de la Esfinge que cerraba el camino hasta la
ciudad, y los tebanos en agradecimiento, le coronaron rey, concediéndole
la mano de Yocasta. Durante largo tiempo reinó digna y pacíficamente,
engendrando con su madre y esposa dos hijos y dos hijas, hasta que
asolada Tebas por la peste, decidieron los tebanos consultar al oráculo en
demanda de remedio. En este momento comienza la tragedia de Edipo.
Los mensajeros traen una respuesta en la que el oráculo declara que la
peste cesará en el momento en que sea expulsado del territorio nacional el
que mató a Layo. Más ¿ dónde hallarlo.? La acción de la tragedia se
halla constituida por el descubrimiento paulatino y retardado con
supremo arte, de que Edipo es el asesino de Layo y al mismo tiempo su
hijo y el de Yocasta. Horrorizado ante los crímenes que sin saberlo ha
cometido, Edipo se arranca los ojos y huye a su patria. La predicción del
Oráculo se ha cumplido. “
Podemos definir el Complejo de Edipo como la primera inclinación
amorosa, tanto del niño como de la niña, hacia la figura materna y hostil o
agresiva hacia la figura del padre. Más tarde, dicha relación tiene que
atravesar por diferentes avatares afectivos para que el niño se posicione
psíquicamente como hombre y la niña como mujer.

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El Complejo de Edipo es universal, es decir, lo padecemos todos los
seres humanos, no importa el sexo biológico al que pertenezcamos , por el
hecho de nacer de padre y madre.
Vamos a ver , por separado, cómo interviene el Complejo de Edipo en la
estructuración psíquica de la sexualidad del niño y de la niña.
Algunos profesionales aún trabajan con una anticuada concepción: el
llamado Complejo de Electra, con el que tratan de designar la atracción
amorosa de la niña hacia el padre. Más adelante veremos que dicha atracción
no es más que una fase del proceso psíquico de sexuación de la niña en la vía
de resolución de su Complejo de Edipo, gracias al cual podrá orientar su
sexualidad hacia el sexo masculino.
No debemos olvidar que el comienzo de la relación del niño/a con el
mundo, tiene su origen en lo que hemos llamado la célula narcisística,
designando como tal la íntima unión de la madre con el bebé, la cual
permite que este no muera debido a su prematuración.
Recordaremos también que, para que el niño se de cuenta que existe el
mundo, la célula narcisística debe romperse. Esto acontece siempre y cuando
aparezca una situación que interrumpa y separe a la madre momentáneamente
del niño. La incorporación de la figura del padre en la relación madre-niño
acaba con la denominada célula narcisística.
Los momentos que evocamos como los más felices de nuestra
infancia guardan siempre relación con aquellos sucesos vividos en gran
intimidad con la figura materna. Con frecuencia, es posible observar el
rechazo que muestra un niño contra todo aquello que lo desliga o separa de
ella: el padre, los hermanos, el trabajo, etc... Por tanto, es fácil deducir que
los sentimientos que va a experimentar por ello sean de agresividad, odio o
celos.

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Definimos a grandes rasgos, el Complejo de Edipo como esa relación
ambigua que todo sujeto infantil tiene con sus padres, una relación marcada
por el amor y el deseo y también, al mismo tiempo, por el rechazo, el odio y
los celos.
Nos preguntaremos ¿ por qué los seres humanos quedan siempre tan
ligados a la figura materna? Y la respuesta es : porque se genera la llamada
deuda simbólica.
Seremos breves ya que, anteriormente hemos expuesto la dimensión psíquica
en la relación entre el niño y su madre. Hemos dicho que tras el
alumbramiento, si ella no pone todo su amor y su deseo al servicio del hijo,
cubriendo absolutamente todas sus necesidades fisiológicas y afectivas, el
cachorro humano moriría.
Según va creciendo, él se va dando cuenta de ese cariño y de todas las
renuncias que ella hizo para estar a su lado. ¿ Existe alguien a quién un niño
quiera más que a su propia madre.?
Esa que le dió la vida sin pedir nada a cambio, generará en su hijo un
sentimiento de deuda que va a durar por siempre. Haber nacido de padre y
madre es un hecho que únicamente es posible de aceptar. Ese sentimiento de
deuda con la vida que nos otorgaron y que NUNCA SE VA A PODER
PAGAR, ni siquiera con nuestra propia vida, constituye la DEUDA
SIMBOLICA.
La deuda simbólica es inconsciente, es decir, no aparece en la conciencia
por tanto, no es posible advertir que padecemos sus efectos desde que
nacemos hasta que morimos. Todos los seres humanos vamos a estar unidos
emocionalmente a nuestra madre por este sentimiento.
Muchos lectores se preguntarán, llegados a este punto, si ¿ no hay
manera de quitársela de encima ya que tanto sufrimientos y sentimientos de

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culpa va a originar cada vez que nos dispongamos a hacer nuestra propia
vida , sintiendo con ello, que abandonamos a la madre.?
Esta deuda no se puede pagar porque es simbólica, es decir, porque
pertenece a la estructura psíquica del sujeto.
El único modo de corresponder sería cumplir una función, cuya utilidad
nos haga encontrar el sentido de nuestra existencia en el mundo.
Cada vez que una persona no lo hace o desperdicia su vida
neuróticamente aparecen los efectos de un sentimiento de culpa inconsciente
relacionado con estar despreciando aquello que, tan amorosamente, le fue
entregado por su madre.
Muchos adolescentes y adultos culpan a sus padres por haberles traído al
mundo sin su permiso. Incluso afirman que si hubieran podido decidir de
antemano, se habrían inclinado por no nacer. Esta posición guarda relación
con que no toleran la deuda simbólica, ni haber recibido el don de amor de
su madre a cambio de nada. Esta no tolerancia tiene entonces que ser vivida
conforme a un pago real: por vivir, todos somos deudores de una muerte
a la naturaleza.
Esa falta de agradecimiento, nos lleva a pelearnos con nuestra propia vida y a
renegar y a agredir a la persona que nos dio el ser. Sería preferible no deber
nada a nadie y menos aún a la propia madre que, al darnos la existencia
implícitamente, también, nos han dado la muerte. La muerte es siempre
algo intrínseco a la vida.
Muchos adultos tienen el sentimiento constante de “ deber siempre
algo “ lo cual está relacionado con la deuda simbólica.

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La curiosidad infantil.

Habíamos dicho que el despertar precoz del instinto sexual en el niño no


está puesto al servicio de ninguna función propiamente dicha, a diferencia de
lo que ocurre con la sexualidad en el adulto.
Muy al contrario, puede originarle una disminución de atención por las
actividades educativas y culturales propias de la infancia.
El niño carece de pudor y durante esta etapa, suele mostrar un gran interés
y mucha curiosidad por todos aquellos asuntos relacionados con la
sexualidad, que le conducen a investigar y a tratar de encontrar respuestas a
lo que no comprende. Cuando su afán por saber no queda satisfecho con las
explicaciones de los adultos, buscará otros cauces para satisfacerlo.
Muchos niños encuentran diversión y placer en mostrarse desnudos, juegan,
se ríen y utilizan esa ausencia de vergüenza para exhibirse y descubrir las
partes íntimas de su cuerpo. Si poco a poco, se les señala la inconveniencia
de esos actos, el pudor comenzará a ejercer sus efectos, acabando con la
actividad exhibicionista. El error mas frecuente es tomar a broma esta
cuestión. Cuando a un niño se le ríen, como gracia, ciertos comportamientos
– desvestirse en público, gritar para llamar la atención etc.- sin duda, los
repetirá hasta la saciedad, encantado de captar así la atención de los adultos
que lo rodean, lo que constituye para él un acto de placer y diversión.
Cualquier conducta que se fomente de esta manera, quedará aún mas
acentuada si observa que llama la atención de sus padres y terminará por
convertirse en hábito lo que comenzó siendo un suceso ocasionalmente
gracioso.

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Tenemos como contrapartida de esta tendencia exhibicionista , otra que
consiste en mostrar una acentuada curiosidad por ver los genitales tanto de
los otros niños como de los adultos, tendencia que les impulsará a buscar
situaciones propicias para la observación – en el baño, cuando hacen sus
necesidades o se asean y también cuando van a la cama y se desnudan.
Muchos niños iniciarán sus primeras actividades masturbatorias durante estos
tocamientos en solitario de su cuerpo o del de sus compañeros de juego

¿ Qué debes hacer?

Cuando adviertas en tu hijo un empeño excesivo por veros desnudos o


por espiar la desnudez de sus hermanos u otras personas de la casa, no debes
permitírselo, porque es señal de que su instinto sexual se ha despertado y
encuentra un placer inapropiado en mirar y descubrir. No le reprendáis
porque no tiene ningún sentido. Dicha curiosidad debe ser saciada desde un
punto de vista educativo, con libros y ejemplos que muestren las diferencias
que existen entre hombres y mujeres. Según su edad y su nivel de
comprensión e inteligencia, podéis tratar de explicarle las diferencias
anatómicas entre los genitales masculinos y femeninos. No olvidéis que todo
aquello que no sepa o comprenda, va a tender a imaginarlo o fantasearlo.
Como el niño desconoce la existencia de la vagina, va a pensar que heces y
orina se evacuan por el mismo conducto y en cuanto tiene oportunidad ,
acude a la realidad para comprobarlo; por eso le llama tanto la atención ver
a una niña en cuclillas realizar sus tareas evacuatorias. Se sorprende, cuando
observa que la orina sale por un orificio distinto al de las heces y del sonido
que produce la micción y busca la confirmación en otras niñas e incluso en la
propia madre.

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A la niña le ocurre algo similar, la observación del pene de sus hermanos o de
otros niños, incluso el de su propio padre, le lleva a deducir que a ella le falta,
tendencia motivada por el llamado complejo de envidia al pene. Si la niña no
consigue entender la existencia de diferencias sexuales anatómicas entre
hombres y mujeres, su actitud investigadora puede ponerlas en situaciones
comprometidas. No es extraño comprobar que suelen observar a los niños
mientras orinan, en parte para saciar su curiosidad y a la vez, toquetearles el
pene. Es una manera de ir aceptando las diferencias sexuales y no se les debe
reprimir bruscamente si son descubiertas en esta actitud investigadora. Lo
mas conveniente es darles una explicación de acuerdo a su edad y a su nivel
de comprensión.

Papá debe servir para algo mas.

Según el niño crece, va descubriendo que la presencia del padre en la


casa es fruto de su íntima relación con la madre. Intuye que entre los dos
existe algo más que palabras o afectos y que el padre tiene algo con respecto
a la madre, que él no tiene. Este lugar que la madre da al padre, dentro de lo
que llamamos la sexualidad de pareja, va a ser fundamental para la
educación de los hijos ya que les permitirá el acceso, en el caso del niño a
la virilidad y en el caso de la niña a la feminidad.
Cuando la madre tiene algún trastorno y manifiesta un rechazo hacia
su sexualidad, dicho rechazo suele recaer siempre sobre la figura del hombre.

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Por tanto, la concepción ideológica que ella tenga tanto de su propia
sexualidad como de la sexualidad masculina será lo que transmita y enseñe a
sus hijos. Y lo mismo le ocurre al padre. Si tiene cuestiones inconscientes sin
resolver con respecto a su propia sexualidad, será esa misma sexualidad la que
transmitirá a sus hijos.
Hemos dicho que el egoísmo infantil es de una naturaleza tal que el
niño quiere a su madre solo para él. El padre va a venir a separarle de lo que
más ama, convirtiéndose por tanto, desde el principio, en una figura
conflictiva que nunca va a ser bien recibida. Esto es algo que le pasa tanto
al niño como a la niña.
Con el tiempo y a través de sus propias investigaciones, el niño acaba
intuyendo y confirmando la sospecha de que hay algo de ella que está
reservado exclusivamente para el padre . Este conocimiento engendra en él
celos y agresividad hacia ambos.
Hay un momento en la vida infantil, en el que la curiosidad le lleva a
descubrir por qué sus padres cierran la puerta de su habitación por la noche,
después de haberle expulsado de su cama .
La realidad le golpea al saber que el padre mantiene relaciones
sexuales con la madre, algo en lo que él no puede participar. El niño muestra
sus celos interponiéndose entre ambos o separándolos cada vez que ve que se
muestran afecto o cariño mutuo.
Muchas veces, este descubrimiento precoz se manifiesta como
agresividad. Hablaremos de ello más adelante.
El padre viene a ser una pieza fundamental para el desarrollo afectivo y
educativo del niño. Cuando la mujer padece un severo trastorno emocional de
naturaleza infantil, puede utilizar al hombre como un mero elemento
reproductor y una vez cumplido su deseo, separarse de él o abandonarle

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puesto que ya sirvió a la función de procurarle un hijo. El padre se convierte,
en este caso, en un estorbo para la relación de exclusividad que ella intenta
mantener con su hijo y lo echa de su vida. Ese niño se quedará sin padre y
bajo estas circunstancias, es muy probable que desarrolle algún tipo de
perturbación emocional durante el crecimiento.
¿ Es posible criar a un hijo sin padre.? Evidentemente, lo es porque la
cuestión no es que el niño tenga al padre físico al lado sino que tenga una
representación psíquica de lo que es un padre.
Muchas parejas se separan por desavenencias ideológicas, siéndole concedida
la custodia de los hijos a la madre. Si la separación fue en términos amistosos,
el niño tendrá a su padre en un régimen de visitas concertadas pero si ocurre
que ella o él están sujetos a ciertos desequilibrios emocionales, el niño se
quedará sin la figura simbólica del padre y será justo ahí, donde alguien
deberá tomar a su cargo el ejercicio de dicha función.
Podemos decir que ES POSIBLE que la propia madre pueda ejercerla,
si nos fijamos en los numerosos casos de madres solteras o mujeres que se
separan inmediatamente después del alumbramiento por problemas de
inmadurez emocional por parte del hombre. Si la madre goza de un saludable
equilibrio psíquico, puede ejercer ambas funciones siempre y cuando tenga
muy claro el concepto acerca de lo que es la ley y la norma. Si es así, podrá
desempeñar adecuadamente la función padre aunque éste se halle ausente.

Los niños tienen teorías y un deseo de saber.

Simultáneamente, al despertar de la vida sexual aparece en el niño


una actividad que es el llamado deseo de saber. Es un deseo normal puesto

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que se genera y actúa con la energía que le provoca el placer de contemplar
y observar todo lo que le rodea. Guarda relación con la sexualidad y
posiblemente es atraído y quizás despertado por los enigmas sexuales que se
le plantean al niño y que no sabe resolver debido a su temprana edad.
Lo que le impulsa a este afán de curiosidad es más bien utilizar los nuevos
conocimientos con fines prácticos que teóricos.

Teorías sobre el nacimiento.

Hay un momento en el transcurso de la infancia, donde el niño siente,


al ver a otras familias, que el privilegio de ser único para sus padres puede
acabar con la llegada de un hermano. Cuando esto ocurre o sospecha que
puede ocurrir, se le plantea el problema de descubrir de donde vienen los
niños.
Las teorías acerca del misterio del nacimiento que tienen y expresan
verbalmente son múltiples: los niños o salen por el pecho o por el ombligo o
son sacados abriendo el vientre de la madre – como en el cuento del lobo y
los siete cabritillos – aunque la más frecuente es que la madre tragó una cosa
determinada y el niño, alojado en el intestino, fue expulsado cuando ella hizo
caca. Aún no puede comprender no solo cómo el bebé se encuentra en el
interior del cuerpo de la madre sino cómo ha llegado hasta allí. La historia
de la cigüeña es escuchada, a menudo, con profunda desconfianza pese a que
todavía desconozca el papel fundamental del semen y la existencia del
orificio vaginal en la mujer. Por esta circunstancia, su interés y su deseo de
saber resultan vanos y acaba renunciando a ellos, quedando interrumpidos

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hasta que nuevas investigaciones sobre las diferencias sexuales, le hacen
retomar el tema.
Freud nos trae un ejemplo magistral de como una niña de cuatro años
muestra la manera particular en que progresan sus conocimientos sobre la
sexualidad humana.
“Una señora americana, madre de una niña de cuatro años, escribe
en una carta particular: “ tengo que contarte lo que ayer me dijo la
pequeña. Todavía me dura la sorpresa. La prima Emily hablaba de su
próxima boda. La niña la interrumpió de pronto, diciendo: “ Si Emily se
casa, tendrá un niño” . ¿ De dónde sabes tú eso.? le pregunté sorprendida.
“ Si- me respondió- cuando alguien se casa, siempre tiene un niño.” Pero
¿ cómo puedes saber tu eso.? volví a preguntar. Y ella dijo: “ Pues todavía
sé muchas cosas más; sé también que los árboles crecen en la tierra”.
¡¡ Fíjate que singular asociación de ideas !!. La pequeña ha encontrado
por sí misma la explicación que yo pensaba darle algún día. Y luego
añadió: “ Sé también que Dios hizo el mundo.” Cuando oigo estas cosas a
mi pequeña me parece mentira que no tenga aún cuatro años.”
La madre misma parece haber comprendido la transición de la
primera a la segunda afirmación de su pequeña. La niña quiere decir: “
Sé que los niños crecen en la madre “ y expresa este conocimiento
indirecta y simbólicamente, sustituyendo la madre por la madre tierra.
Por numerosas observaciones análogas e indubitables conocemos ya cuán
tempranamente saben los niños servirse de los símbolos. Pero también la
tercera afirmación de la niña muestra un evidente enlace con las
anteriores.
Es indudable que la niña quería comunicar una nueva parte de sus
conocimientos sobre el origen de los niños. “ Sé también que todo esto es

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obra del padre “ . Pero esta vez sustituye la idea directa por la
sublimación correspondiente: “ Dios hizo el mundo”
Este ejemplo es fácil de comprender. Lo que este gran autor y científico
quiere decirnos es que los niños, desde pequeños, tienen la capacidad de
simbolizar incluso aquello que aún no logran comprender.

¿ Qué debes hacer.?

Cuando te encuentres ante una pregunta comprometida , trata de


recurrir a ejemplos que la lógica del niño logre entender. No quieras darle una
explicación con el propósito de que comprenda. Un planteamiento de acuerdo
a su inteligencia logrará el efecto de calmar su ansia de saber.

El descubrimiento de que los hombres son diferentes a las


mujeres.

Es natural que los niños varones supongan que todos, tanto hombres
como mujeres, poseen un pene similar al suyo y no pueden ni siquiera
sospechar que haya alguien al que le falte este preciado órgano. Esta
convicción es conservada y defendida de un modo enérgico, aún cuando
descubran su ausencia en las niñas.
A la niña le ocurre algo similar. Hasta que no ve por primera vez a un niño
desnudo, no cae en la cuenta de que entre los dos sexos existen diferencias
genitales. Veamos cómo es el proceso en cada uno.

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Todos hemos podido comprobar cómo el niño valora su órgano genital. Juega
con él, le gusta exhibirlo, lo toquetea. El pene es la parte de su cuerpo que
tiene en mas alta estima y no puede imaginar que algo tan importante para él
pueda faltarle a las otras personas.
En un principio, el niño varón adjudica la posesión de un pene a todo ser
viviente, a los animales y hasta a las cosas, como hemos visto en multitud de
dibujos infantiles.
Su reacción ante la ausencia de pene en su madre, sus hermanas o en otras
niñas va desde la incredulidad y la admiración hasta el horror.
La hipótesis más frecuente para negar esta falta es la de suponer que “ ya les
crecerá “ y su convicción tal, que da por hecho que dicha ausencia se debe a
que “ todavía no creció “ más que a una carencia.
Es frecuente, cuando el niño es sorprendido tocándose la “colita” que reciba
la amenaza de que se la van a cortar si sigue practicando este hábito. Luego,
ante el descubrimiento de que las niñas no tiene pene, llega a pensar que
sobre ellas se cumplió la castración con la que había sido amenazado por los
mayores.
Este temor a perder su órgano genital puede acarrearle importantes
desviaciones en su desarrollo sexual.
La niña , al igual que el niño, piensa que todos los hombres y las mujeres
son como ella. Cuando descubre el pene de su papa o de su hermanito o el de
algún compañero de juegos se sorprende de no tener el mismo órgano genital
que ellos. La solución más inmediata es creer que a ella le crecerá en un
futuro. Este deseo puede perdurar durante largo tiempo, incluso hasta la edad
adulta, como fantasía inconsciente.

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Otra de las hipótesis que la niña baraja es que ha sido hecha incompleta por
su madre, lo que puede generar un sentimiento de odio, rechazo y agresividad
hacia la figura materna.
Llamamos complejo de castración en el niño al temor inconsciente o
miedo a perder el pene, en la niña aparece hablamos de complejo o envidia
al pene al hechos de desear lo que ella no tiene.
La resolución del complejo de castración, tanto en el niño como el
complejo de la envidia al pene en la niña, es crucial y determinante para
el origen de las perversiones sexuales ( sadismo, masoquismo,
exhibicionismo, voyeurismo etc.

La importancia del clítoris.

El clítoris en la niña tiene la misma representación anatómica que el


pene en el niño. El clítoris posee una intensa sensibilidad, puede alcanzar la
erección y su frotamiento conduce al orgasmo.
El descubrimiento de la masturbación infantil en las niñas puede ocurrir de un
modo accidental. En otras ocasiones, los cuidados de higiene corporal
llevados a cabo por la madre, tales como los frotamientos repetidos, acaban
por despertar sensaciones placenteras en el clítoris de la pequeña.
Las niñas suelen tener descargas espontáneas de excitación sexual. Se
manifiestan con erección y contracción del clítoris. La importancia de la
excitación clitoridiana será decisiva en el desarrollo de la sexualidad de la
mujer. Lo normal es que en el futuro, las sensaciones placenteras del clítoris
se trasladen a la vagina y a los genitales externos. Cuando la sexualidad

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infantil ha sido duramente reprimida, es probable que se desarrolle una
anestesia en los órganos cercanos al clítoris. La anestesia vaginal -
denominada frigidez femenina - tiene que ver con este grado de represión
sexual acontecido en épocas infantiles. Suelen ser mujeres que no tienen
sensibilidad en la vagina pero mantienen la excitabilidad del clítoris aunque a
veces, también la pierden por el mismo mecanismo de represión.

El descubrimiento del coito.

Muchos niños descubren accidentalmente a sus padres realizando un


coito. ¿ Qué piensa el niño de este acto? Vamos a exponerlo con un caso
clínico.
“A consulta llega una pareja. Comentan que su hijo de 6 años está
raro desde hace unas semanas. Ha desarrollado un miedo excesivo al
padre que antes no tenía y llora cada vez que se le acerca, le cuesta
dormir por las noches y solo desea estar con su madre todo el tiempo.
J.M.M, juega, pinta pero habla poco. Un día relata que una noche oyó a
su mama gritar. Se levantó y cuenta cómo su papa la quería matar.
( Reproducción de texto. )
Mama decía: ¡¡ me estas matando, me estás matando. Ah, ah, ah...!!
Y papa decía: toma, toma, te voy a matar, toma...
Y al final mama dijo: me muero, me muero, me estoy muriendo.
Evidentemente lo que J.M.M había presenciado había sido una
escena sexual entre sus padres. Los entrevisté y desconcertados, me

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confirmaron que era muy posible que el niño hubiera visto dicha escena
por descuidarse y dormir con la puerta del dormitorio semiabierta.
Aquella noche el niño no había descansado bien y nada más levantarse se
echó en brazos de la madre y cuando vio al padre comenzó a llorar. El
trastorno del niño comenzó a partir de ese día.”
Cuando los niños son espectadores , a una edad demasiado temprana,
del acto sexual entre adultos, sus escasos conocimientos acerca del tema, les
llevan a concebirlo como una especie de maltrato o abuso de poder por parte
del hombre en un sentido sádico. La respiración agitada de los dos, las
exclamaciones, los gritos y los movimientos posturales producen en el niño el
efecto de una pelea en la que el padre está maltratando a la madre. El
psicoanálisis nos ha demostrado que cuando dicha impresión ha sido recibida
muy precozmente por el niño, tiene gran importancia porque puede generarle
una concepción sádica del acto sexual que luego intentará reproducir en su
vida adulta.
Algunos niños, tras presenciar un coito entre sus padres, han manifestado su
comprensión o incomprensión de dicho acto, con una actitud sádica de
posesión hacia otros niños como equivalente análogo a la que observaron en
el padre con respecto a la madre.

¿ Qué debes hacer.?

Muchos matrimonios consideran normal que sus hijos duerman en la


alcoba con ellos – incluso en su propia cama – hasta que son grandes.
Debemos saber que desde muy pequeños, se dan perfecta cuenta de
todo lo que ocurre a su alrededor y aquello que no pueden comprender, lo
imaginan o lo inventan. La ingenuidad de muchos padres que piensan que si

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hacen el amor sigilosamente el niño no se va a enterar, les lleva a cometer
estos errores educacionales y otros incluso aún mas graves.
No hay que permitir que vuestro hijo duerma con vosotros en el dormitorio
y menos aún en la misma cama. Todas las perturbaciones sexuales del niño,
comienzan por aquí. Después de los primeros meses, lo mejor es que tenga
su propio espacio. Cuando realicéis el acto sexual, debéis tener la precaución
de cerrar la puerta de la habitación y evitar que presencie aquellas
manifestaciones que son propiamente eróticas para no confundirlo.
Cualquier juego sexual a destiempo y fuera de lugar, puede generarle una
predisposición a repetir lo que ve porque dichas conductas amorosas,
observadas en los padres, son los modelos de aprendizaje-educación con los
que el niño se va a identificar y que luego pondrá en práctica y manifestará
como propios cuando sea adulto.
Si tu hijo os ha sorprendido haciendo el amor trata de hacerle entender que
aquello que ha observado no es una pelea. Cualquier aclaración calmará su
angustia.
No es aconsejable silenciar el hecho como si no hubiera pasado nada.
Tampoco hay que reprender al niño por su actitud curiosa porque acabará
confundiéndose aún más y es probable que llegue a concebir el coito como
la imagen de “ acto sádico “ .

¿ Qué piensan los niños de la sexualidad.?

El tema que vamos a exponer aquí es producto de gran número de


observaciones clínicas relativas a las manifestaciones sexuales infantiles. Otro
material en el que hemos podido estudiar dichas teorías ha sido el análisis

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de adultos que han llegado a nuestra consulta por determinados trastornos
neuróticos y cuyos recuerdos infantiles permitieron que conociéramos su
pensamiento acerca de lo que creían era la sexualidad adulta.
El influjo de la educación familiar y la intensidad de la pulsión sexual,
variable en cada sujeto, producen las múltiples diferencias que encontramos
en la conducta sexual humana.
El ambiente en el que el niño crece es fundamental para que alcance la
madurez psico-sexual y puede llegar a ser un condicionante en cuanto a la
manifestación precoz o tardía de la pulsión sexual.
Por esta circunstancia, no podemos establecer una equiparación entre edad
cronológica y maduración sexual. Hablando en términos generales, algunos
niños alrededor de los 3 o 4 años, tienen unos amplios conocimientos sobre
la sexualidad mientras que otros, hasta los 9 o los 10, no muestran ningún
interés por el tema- lo cual no quiere decir que no lo tengan - por tanto,
hablaremos del desarrollo sexual infantil como un pasaje que, tarde o
temprano, todo niño va a atravesar, dependiendo la manera en que lo
haga de sus circunstancias personales, familiares o sociales.
Podemos afirmar con toda seguridad, que no hay nadie que haya llegado a la
pubertad sin que las cuestiones sexuales hayan ocupado su pensamiento en
los años anteriores a dicha etapa.
El niño está seguro que sus padres son sus padres y acepta esta realidad
sin necesidad de someterla a investigación alguna. Solo después, en la
pubertad o en la adolescencia, llega a fantasear con respecto a la posibilidad
de que sus padres no lo sean realmente.
En cuanto a sus hermanos mayores o menores, el niño no duda en absoluto
de los lazos de consanguinidad que le unen a ellos.

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El nacimiento de un hermano agudiza su inteligencia y el interés por saber
cómo ha llegado el nuevo miembro a la familia. La pérdida de su situación
privilegiada, los menores cuidados y atenciones que le prodigan por tener
que compartirlos con el recién llegado, despiertan en él una mayor
sensibilidad y una franca hostilidad hacia su competidor que manifiesta en
actitudes celosas, envidiosas y despectivas, pronunciando frases tales como “
que se lo lleve de nuevo la cigüeña “ e incluso, a veces, hasta con intentos de
agresión física contra la criatura que yace inofensiva en la cuna.
Cuando hay una diferencia de edad mayor entre los hermanos queda
debilitada la expresión de esa actitud hostil y celosa. En muchos casos, los
niños que son hijos únicos manifiestan repetidamente el deseo de tener un
hermanito con el que poder jugar tal y como lo hacen sus amigos.
Bajo la presión de los sentimientos y preocupaciones que le ha
producido la llegada del recién nacido, el niño comienza a reflexionar sobre el
misterio de la vida y se pregunta ¿ de dónde vienen los niños.? o mejor aún ,
en principio ¿ de dónde ha venido este niño que ha puesto fin a mi situación
privilegiada de hijo único.?
Si hasta entonces, el niño se ha considerado atendido en sus demandas,
tomará el camino más rápido y seguro que será acudir a sus padres en busca
de respuesta, ya que seguramente los atribuye ser la fuente de todo
conocimiento.
Cuando estos son capaces de responder adecuadamente a las preguntas del
niño, se produce una cierta calma en su espíritu inquieto pero, si eluden la
respuesta, le reprochan su curiosidad o salen del paso con la fórmula de la
cigüeña lo que consiguen es generar en él desconfianza e incredulidad.
Cuenta Freud el caso de un niño que pocos momentos después de que le
contaran la historia de la cigüeña, fue echado de menos en su casa y hallado

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al borde de un estanque próximo donde había acudido para ver a los niños que
la cigüeña iba a buscar en sus orillas.
Múltiples investigaciones nos han llevado al convencimiento de que los
niños rechazan este primer engaño y a partir de ahí, desconfían de los
mayores y mantienen en secreto sus investigaciones.
Descubrir la sorpresa o el azoramiento en el rostro de los padres cuando son
preguntados, choca con la opinión que el niño suele tener de ellos.
Las transformaciones del cuerpo de la madre durante el embarazo no escapan
a los ojos curiosos del niño que no tarda en establecer una relación causal y
acertada entre el aumento de volumen de su vientre y la aparición del nuevo
hermanito.
El niño mantiene en secreto este descubrimiento que más tarde, reprimirá y
olvidará como casi todos los que encuentra durante su investigación sexual
infantil.
La historia de la cigüeña no pertenece a las llamadas teorías sexuales
infantiles; mas bien, es un invento de los adultos, si tenemos en cuenta que
el niño suele observar la conducta de los animales – que no disimulan su
actividad sexual- y esto le hace dudar de las explicaciones sexuales que le
son ofrecidas.
Con el descubrimiento de que los niños se forman dentro del cuerpo de la
madre - descubrimiento que generalmente, hace por sí mismo - el joven
investigador se sitúa en el camino adecuado para resolver una de sus mayores
preocupaciones. Sin embargo, su investigación queda interrumpida porque le
faltan datos relativos a las diferencias sexuales anatómicas y al papel del
padre en el proceso de reproducción .
Con referencia a este hecho, el niño varón atribuye a todas las personas –
incluido el sexo femenino- la posesión de un órgano genital masculino como

64
el que el tiene. A la niña le ocurre lo mismo hasta que ve por primera vez, el
órgano sexual de un niño.
El varón concede mucha importancia al pene y cuando descubre en su
hermanita o en otra niña la ausencia del órgano, manifiesta su temor a
perderlo, de manera muy enérgica, falseando la percepción de esa realidad.
Uno de los razonamientos que con más frecuencia se hace es el siguiente:
“ lo tiene pequeñito pero ya le crecerá cuando sea mayor.”
En la mayoría de los casos, el niño acepta la verdad acerca de las diferencias
sexuales entre hombre y mujer. Sin embargo, los hay que tienen
sobrevalorado el órgano genital y no conciben que las mujeres puedan
carecer de una parte del cuerpo tan valiosa para ellos y reaccionan
mostrando su rechazo ante dicha falta. Este hecho inconsciente, puede ser la
causa futura de rechazo, maltrato y denigración a la mujer.
En la niña observamos la misma argumentación. Ante el descubrimiento de
que los niños tienen algo que ella no tiene, piensa que cuando se haga
mayor, le crecerá un pene, aunque algunas reaccionan con agresividad hacia
la madre, culpándola de haberla traído al mundo incompleta. De ahí que
muchos reproches, maltratos, mala relación de hijas con su madre, tiene su
origen inconsciente en el reproche por haberlas parido mujer y no hombre.
La Anatomía reconoce al clítoris femenino como equivalente del pene,
habiendo quedado, por falta de desarrollo, reducido a un menor tamaño.
En la niña el clítoris es la parte más excitable de sus genitales y se comporta
como órgano de goce, ya que ella todavía no conoce la existencia de la
vagina .
Es muy frecuente que aparezca la masturbación clitoridiana en épocas
infantiles muy tempranas. Cuando la excitabilidad del clítoris perdura en la

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mujer adulta demasiado tiempo, disminuye la función sexual de la vagina
pudiendo permanecer anestésica para el coito.
Es probable que si la niña es sorprendida masturbándose y es duramente
reprendida, acabará sintiéndose culpable y acabe por asociar dicho acto a algo
sucio e impuro. Una intervención de esta índole, por parte de sus padres o los
educadores, va a hacer que la niña reprima bruscamente toda manifestación
de su sexualidad, amparándose en un complejo de culpabilidad.
Los trastornos que pueden derivarse de esta manera de actuar, aparecerán en
la edad adulta como anestesia histérica al acto sexual - frigidez, falta de
orgasmo - y rechazo del mismo.
No es difícil observar cómo la niña muestra el gran valor que concede al
pene de sus hermanos y de los demás niños. Se siente en desventaja cuando
intenta orinar en la misma postura que ellos y suele afirmar que hubiera
preferido ser un chico. Gran parte de los comportamientos masculinos de las
niñas durante la infancia se deben al complejo de envidia al pene. Les gusta
llevar el pelo corto, usar pantalones, rechazan las prendas femeninas y
practican los mismos juegos violentos que los niños. Si su sexualidad queda
fijada en esta fase del complejo puede virar hacia la homosexualidad.
Volviendo al tema de la reproducción, descubrir que los niños se forman
dentro del vientre de la madre no es suficiente. Es necesario saber ¿ de
donde vienen y cómo entran dentro de ella?. Que el padre declare que el niño
también es “suyo” conduce a pensar que es muy probable que él algo tenga
que ver con todo eso.
Las erecciones y la excitación que el niño siente desde la temprana infancia,
unido a la contemplación ocasional de ciertos animales practicando el coito,
le hacen suponer que el pene ha de tener alguna participación en todos esos
enigmáticos procesos. Esa excitación enlazada al impulso sexual lo acerca a

66
los juegos cuerpo a cuerpo con otros niños, a agarrar fuertemente a las niñas
para arrimarles los genitales y a abrir un agujero en cualquier parte por donde
juegan a introducir su pene.
A menudo, cuando el niño está a punto de plantearse la existencia de
un órgano femenino y de llegar a la conclusión de que la penetración del
pene paterno en la vagina de la madre es el acto por el cual se engendran los
hijos, todo ese posible descubrimiento queda bruscamente interrumpido, al
tropezar con la creencia de que la madre posee también un pene. De esa
manera, interrumpe sus investigaciones y este primer fracaso le obliga a
abandonar y olvidar su empeño. Cuando esto sucede, aparece en el niño una
influencia paralizante.
Una explicación menos habitual es que el bebe sale por el ombligo o
que es extraído rajando la barriga de la madre, como en el cuento de
Caperucita Roja.
El desconocimiento del órgano genital femenino le lleva a construir una
segunda teoría acerca del tema : si el bebe está alojado en el vientre de la
madre y si sale de él, solo puede hacerlo por un camino: el conducto
intestinal. El bebe es expulsado por el ano como son expulsadas las heces
en la deposición.
Convencido de tal conclusión, es natural que no muestre asco ni
repugnancia hacia sus propios excrementos ya que considera que él mismo ha
venido al mundo como una “ caquita “.
Además, si los bebes son paridos por el ano, los hombres también
pueden parirlos. Esta fantasía de dar a luz a un niño no significa que debamos
imputarle tendencias femeninas. En los juegos infantiles, puede observarse
con frecuencia como los niños juegan a ser padres y a estar embarazados,
siendo sufrido el parto indistintamente por el niño o la niña.

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La tercera de las teorías sexuales infantiles surge cuando son testigos
casuales del coito entre los padres ya sea de una manera completa o
incompleta. Sea lo que sea que hayan percibido- la posición de ambos, los
ruidos, ciertos detalles de la desnudez de sus padres , etc, la interpretación
que hacen del coito es siempre de carácter sádico, comparando dicho acto
a una situación similar a la lucha cuerpo a cuerpo en la que el más fuerte se
impone violentamente al más débil y que luego va a extrapolar a los juegos
con sus amigos, situación que no deja de tener significación sexual para él.
La agresividad que el niño muestra en innumerables ocasiones, tiene
que ver con esa concepción sádica del coito. La observación de las relaciones
sexuales entre los padres suele ocurrir en el tiempo en que comparte con
ellos el dormitorio.
El niño no asocia la teoría sádica del coito con la reproducción. Las
huellas que deja este casual descubrimiento, tanto en el niño como en la
niña, pueden llegar a determinar su sexualidad adulta en cuanto a adoptar
una actitud pasiva o activa. La posición corporal de sus progenitores
observada durante el coito, puede ser la causa de su identificación a uno de
ellos, según su mayor afinidad afectiva en ese momento. En general, el
sadismo de ciertos hombres, la actitud masoquista de algunas mujeres, o
viceversa, es el reflejo de una situación análoga presenciada durante las
relaciones sexuales de sus padres y que ahora repiten como propia. El niño
construye en su pensamiento, la falsa idea de la lucha de los sexos y cada
vez que observa una discusión entre ambos o ve a la madre rechazar una
caricia del padre lo interpreta como un acto de defensa contra los actos de
violencia que ha sufrido o sufrirá en la intimidad.
En algunas ocasiones, reaccionan mostrando miedo al padre y un afán
excesivo de protección hacia la madre e incluso, podemos observar como

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rompen a llorar cada vez que él se acerca a ella para mostrarle su afecto. El
temor a la figura paterna se debe a que le consideran un personaje malo y
terrorífico.
Cuando la vida conyugal se presenta como un espectáculo de
continuas disputas verbales y, a veces, hasta agresiones físicas, el niño
piensa que la pelea proseguirá en la cama y que tendrá un desenlace fatal.
El descubrimiento casual de una compresa manchada, restos de sangre
en la ropa interior de la madre o en las sábanas confirman dicha hipótesis y
son indicios de que su sospecha era cierta.
Al tiempo que está inmerso en resolver la cuestión de saber el origen
de los bebes, también se pregunta en qué consiste eso de “ estar casados “.
Las respuestas que se da son muy variadas, pero encontramos entre las más
frecuentes: “dormir juntos “, “ besarse “ , “ orinar o hacer caca uno delante
del otro “, implicando generalmente, el mostrarse desnudos entre ellos.
La teoría de que los niños son engendrados cuando los padres se dan un
beso nos muestra la importancia de la boca como zona erógena. Esta teoría
se observa con más frecuencia en las niñas.
Las primeras revelaciones sobre la sexualidad les llegan dependiendo
del ambiente familiar donde viven y las oportunidades que han tenido de
observar ciertas costumbres sexuales entre sus padres. En la tardía infancia,
suelen alardear con sus compañeros acerca de la veracidad de dichos
conocimientos, sintiéndose más grandes por relatar con orgullo el
descubrimiento de la vagina y la función del órgano masculino en la
sexualidad
Como aún no saben que el pene, además de la orina, segrega la
sustancia reproductora , la articulación final de sus conocimientos no tendrá
lugar hasta el tiempo de su propia maduración genital que les conducirá a la

69
respuesta definitiva. Todo va a depender del recorrido que hayan hecho hasta
entonces y de lo que descubrieron durante la infancia o les fue transmitido
por sus padres y educadores.
Es muy interesante observar la reacción de ciertos niños cuando se
intenta darles alguna explicación con respecto a lo sexual. Aquellos que
quedaron sometidos a una fuerte represión por el miedo a la castración,
niegan la realidad que se les presenta y permanecen fieles a sus propias
teorías.
Refiere el Dr. Freud el caso de dos niños de entre diez y trece años que
después de escuchar tranquilamente una explicación acerca del coito ,
respondieron al profesor: “ Es probable que sus padres y otras personas hagan
eso, pero nuestros padres estamos seguros de que no lo harían jamás.”
Algunos niños consideran el acto sexual como algo sucio, impuro y
rechazable. Sin duda, todos ellos durante sus primeros años infantiles, se
interesaron por averiguar lo que hacían los padres entre sí para tener hijos y
recibieron una respuesta indecorosa por parte de sus educadores.
Durante la infancia, es cuando tiene lugar la elección de un objeto amoroso
que es semejante a aquel sobre el que, en la pubertad, va a recaer la
orientación de todas las pulsiones sexuales. En los años infantiles se
constituye la estructura sexual que aparecerá mas tarde en la vida adulta.

Cuando los niños se vuelven agresivos.

Varias son las causas que pueden intervenir en la aparición de la


agresividad infantil. El instinto sexual va siempre unido a componentes de
índole amorosa y cruel. Del reino animal, podemos extraer numerosos

70
ejemplo. El macho somete a la hembra para aparearse con ella, después de
haber luchado y vencido a otros rivales de la manada. La mantis religiosa se
come lentamente al partenaire después de la copulación, etc...
La crueldad y el instinto sádico forman parte del carácter sexual infantil
porque en esa etapa, aún no se han constituido los obstáculos psíquicos y
morales que detendrán al sujeto ante la aprehensión del dolor ajeno. Su
capacidad de compasión no existe.
Como ya hemos explicado, las primeras tendencias infantiles son
absolutamente egoístas ; los niños no tienen la noción de compartir con los
demás hasta que no se les educa.
Los impulsos crueles proceden de una necesidad de apropiación de la realidad
y se dan en un tiempo en donde los genitales aún no tienen su función
específica.
La tendencia animal de dominación en el plano sexual guarda una similitud
con los actos en los que el niño trata de imponerse por la fuerza a los demás.
El campo de los juegos infantiles es propicio para esta observación : se
agarran violentamente y se pelean para someter y vencer a los rivales. La
crueldad puede ser el afecto que predomine durante la fase anterior a la
etapa propiamente genital de la cual ya hemos hablado anteriormente.
Se caracteriza por una conducta agresiva contra los animales, los insectos e
incluso contra los compañeros de juego y sus hermanos. Estas
manifestaciones tienen como primera causa, una actividad sexual precoz
en la zona erógena genital.
El peligro de que el niño asocie crueldad con placer reside en que puede
conducirle a poner en práctica esta orientación en la vida sexual adulta.
Encontramos que gran número de hombres y mujeres gozan provocando
dolor psíquico o físico a sus parejas, a sus relaciones familiares y sociales.

71
Este comportamiento guarda una íntima relación con los primitivos instintos
crueles que manifestaron durante su infancia.
El despertar de la curiosidad infantil genera, tanto en el niño como en la
niña, un afán investigador. Cuando este empeño fracasa o los resultados
no son satisfactorios, el sentimiento de frustración e incomprensión es
capaz de despertar agresividad en el niño.
Ya dijimos que durante el proceso psíquico de constitución del sujeto, el
niño se pregunta por su procedencia en cuanto llega a la casa un nuevo
hermano. Dicho planteamiento surge también cuando la madre le explica
que el bebé está alojado en su vientre, hecho que él no puede entender.
Aunque en un momento dado establezca que el padre tiene algo que ver en
la reproducción y atribuya un papel importante a los genitales masculinos, no
alcanza a saber cómo llega a ocurrir. Cuando el niño está rozando este
descubrimiento, no saber los hechos con exactitud puede llevarle a
sostener una lucha interna que se manifiesta como agresividad contra los
padres o contra el mundo exterior.
Otra causa de la agresividad infantil tiene que ver con la resolución del
Complejo de Edipo.
Hay un momento durante dicho proceso, donde el niño muestra agresividad
hacia el padre como consecuencia de su rivalidad con él, por obtener el cariño
absoluto de la madre. La figura paterna es un molesto obstáculo que despierta
sus celos y su envidia. Ya sabemos que todo su afán es tenerla en
exclusividad y cualquier objeto situación o persona que lo separe de ella, va a
hacerle reaccionar en contra, mediante expresiones de posesión y
agresividad.
El nacimiento de un hermano es otra causa que , frecuentemente, genera
la agresividad infantil. El primogénito pierde su lugar y además, debe

72
compartir el cariño de sus familiares con el recién llegado. La agresividad
puede aparecer como desprecio e incluso algún tipo de agresión física hacia
el recién nacido o hacia los padres por atribuirlos un sentimiento de
infidelidad hacia su persona y guarda una relación inversa con la edad
cronológica; cuanto mayor es la diferencia entre ambos , menor es la
magnitud de expresión de dicho sentimiento.
Las manifestaciones agresivas de la niña hacia la madre forman parte de la
disolución del complejo de Edipo, considerándola como una rival frente al
amor del padre. El descubrimiento de que carece de pene, le hace sentir
desprecio no solo por la madre sino por el resto de mujeres, a las que les
atribuye haber nacido incompletas. Cuando la niña rivaliza con el padre o
muestra una actitud extremadamente agresiva hacia los animales o hacia los
otros niños, es porque se encuentra bajo un complejo de masculinidad que no
ha podido resolver.
Descubrir sus diferencias anatómicas con respecto al otro sexo, la posiciona
bajo el dominio de la llamada envidia al pene, haciendo que valore de una
manera extraordinaria el miembro viril. Su deseo de tener uno igual le hará
adoptar actitudes propiamente masculinas: orinar de pie, imitar actitudes
varoniles etc y mostrar un comportamiento agresivo con otras niñas como lo
hacen los chicos. Estas conductas por regla general, desaparecen con el
tiempo.
Los problemas de pareja siempre “ salpican “ a los hijos. Las
discusiones verbales o de otra índole en su presencia, son causa en la mayoría
de las veces, de un comportamiento agresivo por su parte. Ya hemos señalado
con anterioridad, que los niños son muy receptivos a los estados anímicos de
sus padres, especialmente de la madre. Cuando existen disensiones en el seno

73
de la pareja, son los primeros en sufrirlas y una manera de canalizar esas
reacciones emocionales es a través de la agresividad.

¿ Qué debes hacer.?

Cuando el niño se muestra desobediente y agresivo, hay que pensar que


se encuentra atravesando alguna situación conflictiva en su crecimiento
psicosexual y plantearse si se debe a una cuestión de envidia hacia sus
hermanos, de celos hacia alguno de los progenitores o bien que ha comenzado
a mostrar una curiosidad temprana hacia lo sexual.
Frente a los celos y a la envidia, hay que darle tiempo para que aprenda a
amar a los seres que rechaza ; en cuanto a la curiosidad sexual, hay que tener
una actitud educativa de acuerdo a su desarrollo intelectual.
Cuando el niño se vuelve obstinado y perdura en sus conductas agresivas,
es necesario ponerle un límite, aunque se deben evitar los castigos
corporales. A veces, la desesperación que ocasionan sus modales en sus
padres, es tan grande que no pueden dejar de caer en el uso de dichos
métodos.
Un límite a dicha agresividad sería prohibirle las actividades que más le
gustan. Esta es una manera de que aprenda a autocontrolarse. Hay que
enseñar al niño a acatar la sanción impuesta y nunca levantársela sin
haberla cumplido Una actitud de perdón haría que se perdiera toda la
eficacia educativa y correctora del castigo y fomentaría su desobediencia
y su agresividad .
Los problemas de convivencia de la pareja deben ser tratados por un
especialista con el fin de evitar las discusiones delante del niño que, a la

74
larga, acabarán afectando su estado anímico. La agresividad infantil es una
pantalla tras la cual se ocultan muchos problemas de pareja.

Cuando el instinto sexual se despierta.

Cualquier madre y padre se quedarían perplejos si supiera que la


ternura con que trata a su hijo, despierta en él el deseo sexual. Por el
contrario, generalmente consideran que sus actos son manifestaciones del más
puro amor fraternal y evitan conscientemente tocar los genitales del niño,
reduciéndolos a lo imprescindiblemente necesario durante los cuidados de
higiene corporal. Pero la sexualidad no está solo circunscrita a la excitación
de la zona genital. Los besos, los abrazos, las caricias, las muestras afectuosas,
todo ello contribuye a despertarla. No hay que tener tantos prejuicios a la hora
de admitir que los niños también tienen sexualidad; un niño tiene que
crecer y llegar a ser un sujeto que no solo debe saber amar sino también
satisfacer sus imperativas necesidades sexuales.
Está comprobado que un exceso de ternura maternal y paternal es
perjudicial porque acelera la constitución normal de la sexualidad del
niño y produce fijaciones sexuales y amorosas hacia la figura de los
padres. Cuando vemos que el niño se muestra insaciable en su demanda de
amor, debemos interpretarlo como uno de los signos más claros de que
padece algún trastorno de personalidad. Los padres neuróticos son los más
inclinados a demostrar un cariño desmesurado, ya sea mediante expresiones

75
verbales exageradas o caricias corporales que a veces, rozan el atrevimiento,
por ejemplo besarles en la boca, tocarles sus genitales. Esta actitud despertará
precozmente el deseo sexual del niño, que se verá acompañado por un serio
desequilibrio afectivo.

¿ Qué debes hacer.?

Circulan algunas teorías que consideran que entre padres e hijos debe existir
un contacto afectivo muy intenso para el buen desarrollo emocional y
aconsejan situaciones un tanto comprometidas para mostrar dicho cariño; por
ejemplo, besar a los niños en la boca, tocarlos cariñosamente los genitales,
dormir desnudos con ellos para que haya contacto corporal y un sin fin de
indicaciones que lo único que van a conseguir es producir una erotización
precoz en el niño.
No hay que olvidar que las manifestaciones de amor fraternales deben
tener un límite. Cuando estas son muy intensas, terminan produciendo
una fijación sexual en el niño hacia los padres.
Es conveniente, entonces, que pongas un límite a tus demostraciones de
afecto hacia ellos, sabiendo que invadir con comportamientos propios de la
sexualidad adulta el campo de la sexualidad infantil va a acabar originando
conductas desviadas en el futuro.
¡¡ No lo olvides.!!

La angustia infantil.

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La angustia infantil surge en principio, como manifestación de que
echan en falta la presencia de una persona querida. Por eso, suelen
experimentar miedo ante personas desconocidas y se asustan de la oscuridad,
tranquilizándose cuando se les coge la mano.
Quienes experimentan con más facilidad dichos temores, son aquellos
niños cuya pulsión sexual, despertada prematuramente por circunstancias
accidentales o por exceso de mimos paternos, ha alcanzado un alto nivel de
intensidad. En el niño, lo mismo que las personas adultas, se transforma
en angustia el deseo sexual que no logra satisfacer.
Nos relata Freud que un pequeño de tres años, mientras intentaba dormirse,
exclamó: “ Tía, háblame; tengo miedo de estar en una habitación tan oscura”.
Ella le contestó: “¿ y de qué sirve que te hable si de todas maneras no me
ves.?”. “ No es así- respondió el niño- cuando alguien habla parece que hay
más luz.” Este ejemplo nos muestra que lo que le asustaba en realidad, no era
la oscuridad sino la posible ausencia de su ser querido, tranquilizándose en
cuanto recibió una prueba material de su presencia.

Cómo debemos explicar la sexualidad al niño.

Padres y educadores siguen confundiendo sexualidad con genitalidad.


El sexo forma parte de la sexualidad pero no engloba todos los aspectos de la
misma. Si bien encontramos mucha literatura que intenta orientar a los padres
acerca del modo en que deben enseñar al niño estas cuestiones, ningún libro
hace referencia a la existencia de procesos sexuales en la infancia.
Generalmente, se piensa que si un niño no hace ninguna alusión a las
cuestiones sexuales es porque no sabe de ellas, ni le interesan. Nada más

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lejos de la auténtica realidad. Diríamos que en todos los campos, pero
especialmente en lo que concierne a su sexualidad y a la de los mayores, se
muestran como unos exhaustivos investigadores y aunque no lo parezca, es el
tema que ocupa la mayor parte de su tiempo.
Una de las preguntas más habituales que se hacen los padres y los
educadores es si deben hablar al niño acerca de los fundamentos de la
conducta sexual y en caso afirmativo, cómo hacerlo y a qué edad.
Tanto si el niño pregunta sobre este tema como si no, es conveniente ir
suministrándole alguna idea aproximada en su conjunto, para que él poco a
poco, vaya elaborando lo que más tarde tendrá que ir descubriendo por sí
mismo.
Lo correcto sería elegir una edad y un momento en el que el niño
tenga un cierto nivel de comprensión de estas cuestiones, aunque nunca
hemos de dudar con respecto a si debemos o no facilitarle este tipo de
información. Tendríamos que preguntarnos ¿ qué pretendemos al rehusar a
los niños dichas explicaciones? ¿ Tememos, tal vez, despertar en ellos un
interés, que consideramos prematuro, por algo que pensamos tiene que
nacer espontáneamente en ellos.?
No seamos ingenuos. Creer que por no hablar de sexualidad , vamos a
mantener al niño alejado de ella hasta una edad conveniente donde será fácil
orientarle por los cauces que la sociedad considera adecuados, es engañarnos.
¿ No sería más razonable pensar que si no somos nosotros los que le
proporcionamos estos conocimientos, acabará por ir a buscarlos a otro lugar?
¿ No deberíamos plantearnos que si nos mostramos tan poco implicados en la
educación sexual de nuestro hijo, podríamos hacerle creer que lo sexual es
algo bajo y despreciable, de lo que hay mantenerse alejado.?

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No sabemos cual es el motivo por el que muchos padres y educadores
ocultan, como sistemáticamente se viene haciendo, todo lo que concierne a la
vida sexual aunque si constatamos que, realmente, existe un excesivo interés
en mantener pura e inmaculada la imaginación de los niños aunque la
ignorancia no es el mejor medio para conseguirlo. La experiencia ha
demostrado que ocultándole la verdad, no hacemos más que empujarle a
buscar y a encontrar falsas concepciones que le confundirán.
Cuando la curiosidad queda satisfecha, cesa el interés, pero si esta tropieza
con obstáculos se agudizará y el niño intentará escuchar lo que dicen al
respecto otros niños, buscará entre las páginas de algún libro o revista que
caiga accidentalmente en sus manos, mirará alguna escena erótica en la
televisión, espiará los encuentros amorosos entre sus padres, los juegos entre
hermanos etc, es decir, aunque queramos mantenerle alejado de lo sexual,
siempre va a haber algo, en la vida cotidiana, que despierte su interés.
La experiencia clínica muestra que esto ocurre mucho antes de que los
padres puedan imaginárselo.
Lo que nos lleva a adoptar una posición de disimulo o de rechazo frente a la
sexualidad de nuestros hijos son nuestros propios problemas sexuales, es
decir, la idea de sexualidad que tengamos, sea de la clase que sea, será la
que le vamos a transmitir inconscientemente .
Este tipo de educación es la que induce al niño a contraer algún tipo de
neurosis.
Creer que los niños carecen de sexualidad y que ésta no surge hasta la
pubertad con la maduración de los órganos sexuales, es un grave error que
tiene lamentables consecuencias tanto teóricas como prácticas para el niño.
La sexualidad nace con el ser humano y muere con él.

79
No debes olvidar que aunque no lo muestre, las excitaciones sexuales
acompañan al niño durante todo el periodo infantil.
Los órganos genitales no son la única parte del cuerpo que genera sensaciones
placenteras. La naturaleza ha dispuesto varias zonas erógenas para que el
hombre obtenga su goce o su placer sexual. Comer, dormir, acariciar, besar
incluso defecar ( relatado por más de un paciente ) son actos productores de
placer que, alguna vez , hemos experimentado.
Por tanto, NO DEBEMOS ASOCIAR ÚNICAMENTE LA PALABRA
PLACER CON LO GENITAL. El ser humano siente placer con todo
aquello que pueda proporcionarle algún tipo de goce. El placer sexual tiene su
fuente en las zonas erógenas que incluyen los genitales.
Se sigue pensando erróneamente que la sexualidad solo consiste en tener
relaciones sexuales pero, en realidad, abarca mucho mas que lo genital.
La genitalidad es alcanzar el goce a través del contacto de los órganos
sexuales. La sexualidad vendría a englobar todo aquello que, en el ser
humano, es vivenciado como placentero o displacentero, desde comer, beber,
fumar, hablar, divertirse con los otros, maltratarse, agredirse, amar, odiar, etc
La sexualidad, por su relación con el goce, toca todos los aspectos de la vida
humana y dentro de ella incluimos la genitalidad, tanto en sus múltiples
manifestaciones – fetichismo, sado-masoquismo, voyeurismo,
homosexualidad, travestismo, etc.
Durante la etapa infantil, se tiende a repetir cualquier estímulo que
proporcionó una sensación placentera. Se denomina zona erógena a una
parte del cuerpo a través de la cual se experimenta algún tipo de placer y entre
ellas están incluidas la boca, la piel, las manos, los genitales, el ano. etc

80
EL PERIODO AUTOEROTICO está relacionado con el descubrimiento
de dichas zonas erógenas. Lo llamamos así porque la satisfacción que el
niño busca, la consigue consigo mismo.
Con la llegada de la pubertad , abandonará esta forma de goce y encontrará
la satisfacción de sus necesidades sexuales en otras personas.
Antes de esta etapa, vemos que se despiertan muy pronto en el niño,
determinados afectos como son los celos, la ternura, el amor y el odio. Dichos
estados emocionales muestran la relación erótica que sostiene con sus
hermanos, sus padres y los compañeros de juego. Estos sentimientos se unirán
a la genitalidad en la adolescencia para entrar a formar parte de su
sexualidad adulta.
Otra dificultad más que se les plantea, tanto a padres como a educadores,
es como actuar cuando el niño investiga acerca del misterio del nacimiento ,
sobre todo si ha llegado al hogar un indeseado hermanito o hermanita.
Muchas de las respuestas son para salir del paso: la cigüeña, haber comido
ciertos alimentos, estar inflada por los gases, etc. y generan en él una
desconfianza hacia los adultos que hará que les oculte sus pensamientos más
íntimos.
Freud nos trae la carta de la pequeña Lilí que , ansiosa por saber, pregunta a
su tía sobre el origen de los niños. “ Querida tía Juani: Hazme el favor de
escribirme contándome cómo has tenido a Cristina y a Pablito. Tú tienes que
saberlo, puesto que estás casada. Hemos discutido mucho anoche hablando
de esto y queremos saber la verdad. Pero no tenemos a nadie más que a ti a
quien poder preguntar. ¿ cuando vienes a casa.? No podemos comprender,
querida tía Juani, cómo trae la cigüeña a los niños. Mi hermana dice que los
trae vestidos con una camisita. Queremos saber también, si los recoge del
estanque y por qué cuando nosotros vamos al estanque, no vemos nunca en él

81
ningún niño. Dinos también cómo es que cuando se va a tener un niño se sabe
ya desde antes. Escríbeme contándomelo todo. Muchos recuerdos y besos. “
No vemos que haya ningún argumento razonable para negar a los niños una
explicación que colme su deseo de saber.
Pese a todo, nos encontramos con padres y educadores, cuyo interés reside en
impedir que el niño llegue por su cuenta, a alguna conclusión acerca de estos
aspectos de la sexualidad. Los engañan con respuestas absurdas o les inculcan
miedo, asociando lo sexual con el pecado, la suciedad y lo prohibido.
No obstante, por regla general, prosiguen su investigación por su
cuenta, se atormentan en secreto con tales problemas y buscan soluciones de
cualquier tipo, que les conducen a mezclar la verdad de las cosas, con
grandes errores que circulan y se cuentan los niños entre ellos. Todo esto,
añadido a la culpa que les han hecho sentir por investigar dicho terreno,
hace que conciban la vida sexual como algo morboso, sucio y perverso que
hay que ocultar. Esto condicionará su futura sexualidad. Todo lo aprendido
durante la infancia será la base sobre la cual construyan la vida sexual adulta.
El acceso que muchos niños desde edad muy temprana tienen a internet, le
lleva a buscar aspectos de la sexualidad que malinterpretan visualizando
películas pornográficas que les hace concebir ideas equivocadas y desviadas
de lo que es la sexualidad entre las personas.
La experiencia clínica ha demostrado que muchos de los problemas sexuales y
de pareja que traen los pacientes guardan relación directa con sus confusiones
infantiles acerca del origen de la sexualidad y del amor, concepciones
erróneas que han arrastrado durante la pubertad y la adolescencia y cuyas
consecuencias padecen ahora en la edad adulta.

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En muchas ocasiones, los adultos creen que tienen que esperar el momento
oportuno para dar estas explicaciones y ocurre que sienten que ese instante
nunca llega, porque la decisión no les resulta nada fácil.
Es una práctica habitual y equivocada dilatar el mayor tiempo posible el
momento de dar información sobre la sexualidad, para luego hacerlo con
gran ceremonia o frases ampulosas y solemnes que siempre llegan a
destiempo.
Otra práctica común es que la madre se encargue de aleccionar a la niña y el
padre al varón. Las consecuencias son que la niña acabará teniendo las
mismas ideas que su madre y el niño que su padre, incluyendo como
creencia no sólo la verdad en juego sino también la neurosis de ambos con
respecto a la sexualidad.
Si el padre tiene una concepción machista, con toda seguridad, transmitirá a
su hijo dicha concepción.
Si la madre tiene una sexualidad pobre y reprimida e incluso machista este
será el modelo de sexualidad que transmitirá su hija.
Se viene observando una tendencia más actual en la que ambos padres hablan
indistintamente con sus hijos de estas cuestiones, sean varones o hembras,
pero todavía hay parejas de corte clásico en las que las tareas educativas
quedan asignadas, según el sexo del hijo, entre la figura paterna y materna.
Son personas que se ruborizan y sienten un malestar embarazoso ante la
mera idea de preguntarse ¿ cómo le explico a mi hijo todo lo relacionado con
la sexualidad ? Por tan lamentable actitud dan la impresión de no
encontrarse preparados para llevar a cabo dicha tarea y por tanto es mejor que
no lo hagan.
Otros muchos se lavan las manos pensando que ya lo aprenderán cuando
crezcan o que se lo explicarán en el colegio.

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Lo realmente importante es que el niño no se forme la idea de que entre todo
lo que aún no alcanza a comprender, sean los hechos de la vida sexual lo que
más cuidadosamente se le oculta, porque comenzará a forjarse una realidad
equivocada que responde a la fórmula: SEXUALIDAD = PROHIBIDO-
VICIO-MORBO-SUCIEDAD.

¿ Qué debes hacer.?

Para evitar que esta fórmula anide en el pensamiento de tu hijo es


necesario que, tanto los padres como los educadores, entiendan que su
propia sexualidad es algo más, dentro del orden natural de las cosas.
Los dos grandes enigmas para todo sujeto infantil son: ¿ por qué los hombres
y las mujeres no nacen iguales ? y ¿ cuál es el origen de los niños.?
A la primera pregunta, hay que contestar simplemente que los hombres y las
mujeres son diferentes. No es algo que se pueda poner en cuestión sino
sencillamente aceptarlo. Y realmente a esas edades solo hay que hacerles
entender que hay diferencias entre ambos sexos.
Cuando crezcan y aprendan los valores morales y éticos que la vida les irá
enseñando, se darán cuenta que una mujer y un hombre se diferencian en
cosas más importantes que en lo propiamente genital.
Con respecto a la pregunta de dónde vienen los niños, la mejor manera de
responderles es utilizando la simbología que ellos ya conocen. Podemos
utilizar ejemplos tomados de la naturaleza, tales como la reproducción de las
plantas bien través del polen o de la semilla que se planta en la tierra y se
riega. Esto les irá acercando a una concepción más sencilla y veraz de la
sexualidad. En cuanto el niño sepa de la existencia de la vagina, la función
del pene puede ser explicada mediante la metáfora de la semilla que hay que

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plantar dentro del cuerpo de la madre, siendo al padre a quien le corresponde
esa función. Cuando avance en sus conocimientos ya se le puede decir que
papa introduce la semilla con su pene en el cuerpo de mama y la deposita en
la vagina.
Siempre que la curiosidad infantil se satisfaga en la medida que
corresponde al desarrollo intelectual del niño, dicha curiosidad dejará de
perturbarle. Una correcta explicación por parte de los padres y educadores en
consonancia con su manera lógica de pensar, calmará su inquietud de saber,
al mismo tiempo que afianza su grado de confianza en ellos, evitando que
caiga en la fórmula: SEXUALIDAD = PROHIBIDO-VICIO-MORBO-
SUCIEDAD.

La desnudez de los padres.

Existen ciertos tópicos educacionales con respecto a que los padres se


desnuden o no delante de los hijos. Las opiniones con respecto a este tema son
amplias y variadas. Mostrar a los hijos la desnudez del cuerpo como algo
natural es correcto, siempre y cuando se establezcan unos límites. Después
de todo lo expuesto hasta ahora, podríamos pensar que si los niños ven las
similitudes y las diferencias entre su cuerpo y el de sus padres, esto debería
contribuir a elaborar las diferencias sexuales de una manera más rápida y
segura. Sin embargo, esto no es del todo cierto, porque en cierto momento,
todos los niños varones, al ver la falta de pene en la madre, creen que ya le
crecerá. Por otra parte, las niñas frente a la visión del pene del padre o del
hermanito, caen presas de la envidia al pene pudiendo o no aceptar que a
ellas les falta.

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Si en un primer momento, los padres se muestran desnudos frente a sus
hijos, este acto no tiene por que ser causa de perturbación en su desarrollo
sexual y emocional.
El problema, a veces, se origina cuando el niño ha crecido y persiste esa
costumbre por parte de los componentes de la familia. En su mirada, la
madre comienza a ser una mujer deseable, lo mismo que la hermana y el resto
de las mujeres y es natural que comience a tener fantasías sexuales conscientes
e inconscientes con ellas.
A la niña le pasa exactamente igual frente al cuerpo desnudo de su padre y de
sus hermanos varones; también comienza a verlos como hombres deseables,
siendo el objeto de sus primeras fantasías sexuales , a nivel consciente o
inconsciente, incluso con fines masturbatorios.
En un estudio sobre 328 pacientes cuyos padres se seguían desnudando
delante de ellos hasta la edad adulta e incluso las labores evacuatorias las
hacían en su presencia, padecían de neurosis sexual y problemas de
relacionamiento con el otro sexo. Un porcentaje no podía amar ni querer, otro
porcentaje tenía fijación sexual hacia algún miembro de su familia lo que le
dificultada el acceso a la sexualidad con personas del exterior. Otro porcentaje
había desarrollado una neurosis obsesiva producida por el deseo sexual que les
ocasionaba algún miembro familiar. En todos los casos pude comprobar que la
desnudez de los padres ante ellos había provocado una fijación de su
sexualidad infantil hacia ellos, dificultándoles el desarrollo sexual adulto bien
en la rama amorsa y sexual hacia figuras externas del ambiente familiar.

¿ Qué debes hacer?

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La costumbre de exhibirse desnudo delante de los hijos debe mantenerse
hasta un tiempo prudencial, no pudiendo establecer exactamente la edad justa
en la que debe cesar y que va a depender del desarrollo intelectual y
emocional del niño. Cuando se sobrepasan estos límites, se despierta
precozmente en él, el deseo sexual, lo que puede ser causa de múltiples
trastornos en el desarrollo de su personalidad , debido a que sus fantasías
sexuales van a recaer sobre los objetos familiares prohibidos ( padre, madre y
hermanos ). Esto conflicto puede llegar a producir una neurosis e incluso,
llevarle al intento de mantener relaciones sexuales incestuosas. Cuando
advertais que vuestro hijo o hija os observan con excesivo interés mientras
os desnudáis, ducháis o vais al baño con la puerta abierta, debéis interpretar
que algún deseo sexual le habéis generado. Lo mejor es comenzar a poner
límites. Prohibirle la entrada al baño mientras os aseáis o a vuestra habitación
cuando os estéis cambiando de ropa y evitar por todos los medios que vean
desnudos. Este comportamiento es válido y aplicable para el resto de los
hermanos. Es preferible mostrarse más severos y mantenerse firmes en dicha
actitud que aferrarse a la idea de que el niño es puro de pensamiento y no
tiene sexualidad. Lo que despierta en realidad, su deseo sexual es la visión de
un cuerpo desnudo y la madre y el padre, aunque lo sean, además tienen
cuerpo de mujer y el padre de hombre, por lo tanto son sexualmente
deseables.

El hijo no deseado..

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Decir que un hijo es deseado no es lo mismo que decir que no es deseado.
Cuando el hijo es deseado, se piensa como un acto de amor que tuvo lugar
entre los padres. El embarazo y el nacimiento son recibidos con una inmensa
alegría. La pareja ante este acontecimiento, experimenta una satisfacción
plena que los colma de felicidad. El hijo deseado encuentra un lecho de amor
que lo está esperando y todo el universo familiar gira en torno a él.
Cuando se produce un embarazo no deseado, en la pareja surge la duda
de tener o no tener a ese hijo concebido por accidente. Tomar una decisión
siempre tiene consecuencias. A un especialista le va a ser muy difícil
aconsejar sobre una cuestión tan delicada, porque sabe que igual de
conflictivo puede ser para ellos tenerlo como no tenerlo.
Las dificultades comienzan cuando la madre decide tenerlo, en contra de su
propia voluntad, por razones ideológicas o morales.
Una decisión tal puede encadenar a una pareja, a ese futuro ser de por
vida. Algunas mujeres deciden cesar inmediatamente en todas sus actividades
por la indeseada maternidad, lo que supone una interrupción brusca de su
modo de vivir. El nacimiento exigirá una nueva organización de la realidad
y no es lo mismo, la reorganización cuando se ha planeado con tiempo y
deseo que cuando se lleva a cabo precipitadamente, por cuestión de
necesidad. Cuando ocurre así , es lógico que ese niño sea motivo de rechazo.
En la mayoría de las veces, la madre consigue apartar ese sentimiento hostil
de su conciencia y ama a su hijo como si en verdad, lo hubiera buscado, se
amolda a la nueva situación y encuentra placer en la misma.
Algunas veces, la llegada de un hijo no deseado es la causa de la
ruptura de la pareja. El hombre no está dispuesto a hacerse cargo de su
responsabilidad y ambos deciden abandonar la relación. Por esta causa, la

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mujer puede - de un modo inconsciente - rechazar a su hijo por el temor a
perder a su pareja sentimental.
Cuando un niño viene al mundo en estas circunstancias, su educación
puede sufrir perturbaciones. La apatía que la madre puede sentir hacia dicha
situación, puede conducirla al abandono afectivo y personal del bebé.
Muchas lo entregan al cuidado de las abuelas por su rechazo a ser
madres. Si no hay un deseo puesto sobre la supervivencia del niño, no habrá
ningún interés por su crecimiento educacional ni emocional, lo que tendrá
posibles consecuencias en su desarrollo también físico.
El crecimiento adecuado se basa en el establecimiento por parte de la
madre, de ciertos lazos amorosos con su hijo. Cuando el niño se siente
amado, se siente protegido frente al mundo. El amor materno le procura
seguridad pero si hay algún tipo de carencia afectiva, crecerá con miedo e
inseguridad.
Con relativa frecuencia, escuchamos a los niños reprochar su madre no
haber deseado su nacimiento o no quererlos. Cuando esto no es así, esta
queja corresponde a una llamada de atención o a una demanda amorosa. El
niño se da cuenta que tiene que compartir el amor de su madre con el padre
y en el futuro, con otros hermanitos y deduce o fantasea que a él no le han
querido lo suficiente e impulsado por los celos que le generan esta situación
real , concluyendo por lo tanto que no ha sido deseado.

¿ Qué debes hacer.?

Ante el hecho de un embarazo no deseado, debes acudir a un


psicoanalista. Aunque aparentemente se ha podido producir por múltiples
causas accidentales, ciertas decisiones son inconscientes. La rotura del

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preservativo durante el coito no es muy habitual. Y si falla el método del
coitus interruptus, podríamos leer que subyace, tanto en el hombre como en
la mujer, un deseo inconsciente pero no admitido por la conciencia de ser
padres.
El riesgo – muy elevado - de que se produzca un embarazo, usando este
tipo de control no es obstáculo para que muchas parejas lo sigan practicando.
¿ Por qué.? – nos preguntamos. Tenemos que admitir que el instinto
natural de la reproducción – la llamada de la especie – es mas fuerte que la
propia conciencia.
Si decides continuar con el embarazo aunque no desees a tu hijo, una vez lo
hayas traído al mundo, un especialista puede ayudarte a elaborar su rechazo.
No vuelques en el recién nacido tu frustración, ni le hagas responsable de tu
falta de amor por considerarle culpable del cambio que ha supuesto en tu
vida. El viene al mundo por un deseo no reconocido de sus padres. Ni pidió
nacer, ni le pidieron permiso, fueron ellos quienes lo decidieron. Piensa que
este bebé será el día de mañana, un adulto con opinión propia y que podría
llegar a recriminar tu actitud si ha sido despreciativa y poco amorosa.
Cuando el niño vive una infancia falta de sentimientos afectivos, sus
mecanismos de defensa pueden volverle agresivo, hacerle llegar hasta la
delincuencia o al consumo de drogas, solo para defenderse de un medio
familiar hostil y carente de amor.
La droga viene a sustituir y a llenar una falta esencial , proporcionando al
joven, a cambio, una felicidad falsa y engañosa junto a un sentimiento de
completud absoluta que calma ese vacío afectivo familiar.

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El niño no me come. Cuando el comer se convierte en
una obsesión para la madre.

Una de las obsesiones que con más frecuencia, aparece en las madres
es la de que su hijo no come.
Entre ellas, es tema de conversación cotidiano, los kilos o los gramos que el
niño ha engordado. “ coger peso “ puede llegar a representar una
preocupación tan grande , que las comidas terminen por convertirse en un
martirio tanto para el pequeño como para ella.
Este comportamiento puede tener su origen en la angustia que se genera
cuando el recién nacido rechaza el pecho y por más que ella lo intente, “ no
se agarra a la teta “. Ante este hecho, lo primero que piensa es que si no
quiere el pecho hay que darle biberón , pero si también rechaza el biberón, su
ansiedad crece porque, inconscientemente, piensa que su hijo puede morir.
Salvo que se deba a alguna enfermedad común, en el 95% de los casos, las
causas por las cuales el niño no come son la angustia y la obsesión de su
madre.
En algún momento a lo largo embarazo, a toda madre se le pasa por la
cabeza que el bebé se malogre. La amenaza de aborto por causas naturales,
no desaparece hasta casi el quinto mes. Una vez nacido, puede surgir un
segundo miedo durante el periodo neonatal: que el niño muera por no comer;
por que se enferme gravemente o por que fallezca de muerte súbita.
La urgencia de algunas madres ya maduras por serlo, hace que prodiguen en
exceso sus atenciones y cuidados al bebe. Todo les parece poco debido al
miedo inconsciente de que el niño pueda morir. En cuanto contraen este
temor, tanto los hábitos de comida como los de limpieza se convierten en

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una obsesión y como no pueden controlarlo, viven en un permanente estado
de angustia y ansiedad.
Nos debemos preguntar por estos pensamientos y porqué puede aparecer de
manera continuada, ese miedo a la muerte del hijo.
Las respuestas son múltiples. Puede ser que haya antecedentes familiares de
bebés fallecidos al poco de nacer. Este fantasma familiar de muerte prematura
generará en la madre un miedo racional que podemos considerar como
normal. Según el niño va creciendo, el temor desaparece.
Una cuestión a tratar en más profundidad es cuando esa idea se torna
obsesiva y se manifiesta con brotes de angustia y ansiedad.
A esta representación se enlaza un sentimiento de culpabilidad que aparece
como una idea de no estar haciendo todo lo que está en su mano por cuidar al
niño cuando, realmente, se ocupa de él las veinticuatro horas del día.
Entonces, ¿ de dónde y por qué le viene esa fantasía de que su hijo puede
morir y que acaba convirtiéndose en obsesión.?
La respuesta tiene que ver con que ese hijo no fue deseado. Si la madre piensa
en la posibilidad de que el niño pueda morir es porque, en algún momento –
bien cuando supo la noticia o durante el embarazo – deseó que eso ocurriera o
se le pasó por la cabeza la idea de abortarlo.
Muchos embarazos se anuncian justamente en los momentos menos
apropiados de la vida de una pareja: cuando atraviesan una situación
económica precaria o durante un periodo de crisis; es decir, cuando no se
plantean ni remotamente la posibilidad de tener un hijo. Entonces sienten
que ese niño va a ser para ellos mas una dificultad que una alegría y dudan
acerca de seguir o no adelante con el embarazo.
Interrumpirlo siempre es el último recurso cuando entran en juego cuestiones
morales, religiosas o éticas pero si al hecho de que era algo que no entraba

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dentro de sus planes, se le suman dificultades económicas o que están
atravesando una etapa emocionalmente conflictiva o que la mujer va a tener
que interrumpir su actividad laboral, el embarazo comienza a vivirse como
una pesada carga.
En algunas ocasiones, la mujer en avanzado estado de gestación se lamenta de
no haber tomado la decisión de interrumpirla a su debido tiempo porque la
situación le resulta muy difícil de llevar.
Diríamos que existe un rechazo inconsciente por su parte y el embarazo se ha
convertido en un suplicio. Lo lleva a disgusto, se le agria el carácter, pierde
el humor, todo eso además acompañado de los grandes cambios corporales
que son vividos como una catástrofe. Si su personalidad se ha modificado
es porque no aceptan, inconscientemente, al hijo que lleva en su seno.
Cuando se acerca el momento de dar a luz , comprenden que no les queda
otro remedio que conscientemente, resignarse y aceptar su destino, pero
inconscientemente, siguen rechazándolo.
Cuando el niño nace, la mujer toma conciencia de los cambios que se han
producido o que van a producirse con la llegada del nuevo ser.
¿ Qué pensamientos cruzan por su mente? En principio, va a responsabilizar
al bebé de lo que le suceda en la vida a partir de ese momento. Pero si toma
conciencia de su rechazo, puede surgir en ella un conflicto moral y un
sentimiento de culpabilidad por ese sentimiento y se recriminará por
reaccionar de esa manera frente a un ser tan inocente e indefenso.
Si esta forma de pensar perdura, intentará “ calmar su mala conciencia “
prestando al bebé todas las atenciones de las que sea capaz. Bajo la presión
de la culpa inconsciente, se volcará para darle mas de lo que necesita. Si en
algún momento, tuvo el deseo de que no naciera, ahora mostrará el deseo

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contrario: “ el niño debe vivir a cualquier precio “ y es cuando la comida y los
cuidados se convierten en una obsesión.
Os preguntareis que si ahora ya ha aceptado a su hijo y desea que viva ¿ por
qué el niño no come.?
La respuesta es sencilla: porque el niño percibe esa ansiedad materna que la
impulsa a coger al niño de una forma poco adecuada. Lo toma en sus brazos
con miedo, lo abraza con poca o con demasiada fuerza, le da el pecho o el
biberón de una manera poco natural. El niño muy sensible a las
manifestaciones afectivas de su madre, percibe su temor en el modo en que es
tratado y alimentado. Y lejos de sentirse seguro, llora y rechaza la comida
cuando lo que rechaza en realidad son los conflictos emocionales de su madre
con respecto a él.

¿ Qué debes hacer.?

Si el embarazo de tu hijo no es deseado, por que ha ocurrido en un


momento que consideras poco apropiado, es probable que generes algún
pensamiento de rechazo hacia el bebé que has engendrado.
Aunque suelen ser pasajeros y los vas a desechar rápidamente si el niño no
interfiere en tu vida laboral y social o de pareja, en cambio si suponen una
complicación que viene a agravar tu realidad ya de por sí complicada, ese
rechazo inconsciente va a durar no sólo durante el embarazo y el periodo de
la lactancia sino, tal vez toda la vida.
Siempre es mejor prevenir. El psicoanálisis en todos los casos, procura
efectos beneficiosos inmediatos y cuando la madre rebaja su nivel de
ansiedad, el bebé empieza a comer.

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Cuando el niño no deja de llorar.

Vemos a menudo, que muchas madres acuden al servicio de Urgencias


porque sus hijos lloran y no son capaces de calmarles. Esto suele originarles
gran inquietud y a veces, crisis nerviosas. Se asustan , no saben que hacer, se
inquietan y lo lleva a un centro de salud. Allí el médico explora al niño y
encuentra que su estado es absolutamente normal, pero el niño sigue
llorando. ¿ Qué ocurre.? El problema no lo tiene el niño sino la madre.
Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que cuando la madre padece ansiedad o
angustia se provocan crisis de llanto en su hijo. Si el médico se percata de
este proceso, habla con ella y logra calmarla, en cuanto coge al bebé en
brazos , éste deja de llorar automáticamente.
El procedimiento para el profesional es el siguiente: primero debe cerciorarse
de que el niño no padece ninguna enfermedad orgánica. Después, debe
separar al niño de la madre, llevarla a una sala aparte y dejarla hablar de
cualquier cosa que le se le ocurra o la preocupe para calmar su ansiedad. Tras
un rato de charla, cuando ella reconozca haberse tranquilizado, debe
entregarle de nuevo al bebé y con toda seguridad, dejará instantáneamente de
llorar. Parece sorprendente pero los efectos del psicoanálisis nunca dejan de
sorprendernos.
Va a ocurrir, más de una vez, que cuando el niño empiece a llorar
desconsoladamente, te vas a sentir inquieta. Si el llanto persiste, es posible que
puedas llegar a desesperarte aunque, si mantienes la calma, sin duda,
acabará callándose. En cambio, si pierdes los nervios, le gritas o le tratas con
brusquedad , se sentirá inseguro y llorará mas.

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No olvides que durante los primeros meses de vida, el niño queda afectado
de una manera inmediata, por todo aquello que le ocurre emocionalmente a su
madre .
Es capaz de reconocer sus sentimientos: miedo, ansiedad, angustia, temor,
inseguridad, alegría, tristeza o cualquier otra emoción y hacerlos suyos.
No debemos olvidar que en el tiempo en que ambos forman la célula
narcisistica, el niño no tiene emociones ni afectos propios sino que hace
propios los de su madre, debido a que a esa edad aún no tiene un aparato
psíquico constituido. Todas sus expresiones emocionales, aunque parezcan
provenir de él, son el reflejo de las que le han sido transmitidas por su madre.
Según vaya creciendo, generará las suyas propias y las de ella le afectarán
menos.
Es muy importante por tanto, la buena salud psíquica de la madre para el
adecuado crecimiento del niño y para que pueda afrontar ciertos momentos
cruciales en su educación. Unas sesiones de psicoanálisis antes, durante y
después del embarazo, te van a permitir reconocer que son tus propios
trastornos emocionales los que él padece y cómo le afectan. Cualquier
contradicción a nivel inconsciente por tu parte, puede provocarle un
trastorno psíquico e incluso físico que el tratamiento psicoanalítico hará que
desaparezca.

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Cuando el hijo es “ la tapadera “ de los problemas de la
pareja.

Cuando surgen dificultades en el proceso educativo del niño es por que


algo que habitualmente debería ser normal , deja de serlo.
Tener un hijo debería ser siempre una decisión tomada por amor y con plena
libertad. Cada vez un niño viene para servir a alguna intención o para
remediar alguna situación , podemos asegurar que trae “ una etiqueta “
colgada. Por ejemplo, muchas parejas cuando entran en crisis y se plantean
separarse, en lugar de acudir a un psicoanalista, deciden tener un hijo.
Piensan que ser padres va a hacer que nuevamente, se sientan más unidos.
La llegada del recién nacido les produce en principio, una aparente felicidad
que más bien, es un autoengaño porque lo que en realidad sucede, es que
han dejado de lado sus problemas para ocuparse del bebé. Este niño viene a
cumplir la función de ser TAPADERA DE LOS PROBLEMAS DE SUS
PADRES.
Y ciertamente durante algunos años, estos desviarán la atención hacia los
cuidados que la crianza exige, cerrando los ojos a su crisis de pareja. Pero
los hijos crecen, se hacen cada vez más independientes y las distensiones
entre ellos que estaban soterradas, vuelven a aparecer con más fuerza. Lo
que en apariencia parecía solucionado no fue más que una sutil maniobra
para no afrontar su problemática en lugar de resolverla.
Los niños tapadera vienen a construir una realidad ilusoria para sus padres.
La pareja fantasea que prestándole – juntos - los cuidados y las atenciones
necesarias: darle de comer, bañarle, dormirle incluso dentro de su propia
cama, el niño “ les ha vuelto a unir “.

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Nada menos cierto. Ese hijo lleva sobre sí una gran carga: representa el
fracaso de sus padres como pareja.
Todo lo que ambos hacen o soportan en la vida diaria es únicamente por él .
En algunos casos, incluso, llegan a malcriarlo por que si se convierte en un
adolescente problemático, su permanencia juntos queda asegurado por mas
tiempo.
¿ Puede manejarse la vida de un hijo de una forma tan egoísta.?
Desafortunadamente, esto ocurre con más frecuencia de lo que podemos
imaginar. En la clínica, vemos a muchos padres que han llegado a
construir hijos conflictivos, con el único fin de que el problema quede
enfocado sobre él y no en ellos.
Lo interesante de estas estructuras familiares es que cuando lo traen a
consulta – sea su síntoma de la índole que sea- y comienza a mejorar, lo que
se pone en evidencia son los problemas de pareja. En ese momento, suelen
ser los propios padres quienes retiran al hijo de la terapia porque si llegara a
curarse, dejaría de ser su tapadera, y tendrían que afrontar sus circunstancias
personales que tanto tiempo han ocultado.

¿ Qué debes hacer.?

La respuesta es bien patente. Ante una crisis sentimental, lo mejor es


acudir a una terapia de pareja. NUNCA utilices como solución,
aparentemente fácil , la de tener un hijo para tapar dicha situación.
No olvides que si actuaras así, toda la problemática de la pareja se
ocultaría tras él y las consecuencias futuras serán totalmente impredecibles.
Desde la experiencia clínica, se puede garantizar que semejante decisión
traería a la larga, más problemas que soluciones. Sin embargo, algunas

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parejas prefieren tener un hijo aunque arruinen su vida, para que las suyas
permanezcan unidas aunque sea por ese falso vínculo. ¿ Pueden unos padres
llegar a semejante grado de egoísmo, crueldad y locura.? Desafortunadamente,
si. La experiencia cotidiana nos dice que se siguen teniendo hijos para que
sean la tapadera de los problemas de la pareja.

Cuando la madre trabaja y el niño va a la guardería.

Este tema siempre ha generado mucha controversia. En general, las


mujeres trabajadoras, cuando son madres, se plantean dejar el trabajo para
dedicarse a la crianza del bebé, argumentando que les gustaría dedicarle todo
el tiempo posible y que no querrían perderse los más bellos momentos de su
infancia.
Nos preguntamos si esta actitud es la más adecuada para el desarrollo
emocional del niño.
La experiencia clínica ha demostrado que un niño crece mejor cuando va a la
guardería mientras su madre trabaja, que cuando pasa todo el tiempo con
ella.
¿ Sería lo mismo llevarlo a casa de la abuela? Lo importante es que entre
ambos haya algún tipo de separación física.
La guardería es el segundo modelo social después del entorno familiar. Allí
se educa junto con otros niños, se le enseña a compartir, se le imparten
normas de respeto y aprende a ser independiente de la figura materna.
Por regla general, estos niños suelen tener mayor fortaleza de carácter que
aquellos que pasan todo el día con la madre. La personalidad se forma más

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equilibradamente y aprenden a convivir al mismo tiempo con la familia y
con en el mundo.

¿ Qué debes hacer.?

Si trabajas y estás tentada de dejarlo para dedicarte exclusivamente a tu


hijo recién nacido, es mejor que no lo hagas. Piensa que el cariño maternal en
exceso genera fuertes lazos emocionales y sexuales , tan difíciles de superar y
que luego dificultarán sus futuras relaciones con los demás. Una madre debe
renunciar en parte a su instinto maternal y pensar que los hijos vienen al
mundo para ser del mundo y no exclusivamente de ella. Las actitudes
excesivamente protectoras les hace débiles e indefensos ante la vida. Debes
mirar por el bien de tu hijo y no solo por ti. Piensa que mientras el niño es
pequeño no tiene opinión propia, pero que cuando crezca, achacará muchas
de sus inseguridades a la educación recibida.

El rey desterrado o el nacimiento de los celos.

La entrada en escena de la figura paterna en la relación madre-hijo es


la causa de que aparezcan, por primera vez, los celos del niño y el
nacimiento de un hermano suele ser la segunda.
Él, que ha compartido en exclusividad su amor durante cierto tiempo,
acusa los cambios importantes que supone en su vida emocional la venida de
un nuevo miembro a la familia. Los privilegios que tenía por ser único,
debe ahora que compartirlos con el recién llegado. Las atenciones afectivas
de la familia han de dividirse entre los dos.

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La consecuencia más inmediata suele ser la aparición de los celos, siendo
fácil que al mismo tiempo, muestre una actitud hostil hacia los padres por el
hecho de sentirse abandonado. Los celos pueden manifestarse llamando su
atención con conductas exhibicionistas y/o agresivas que hasta entonces
nunca había tenido. También puede mostrar su rechazo al recién nacido
mediante palabras despectivas y pequeños actos de violencia física.

¿ Qué debes hacer.?

No debes olvidar a tu otro hijo ante un nuevo alumbramiento. Una


manera de lograr que no se sienta rechazado, es hacerle partícipe de algunas
tareas del cuidado del bebe; así se sentirá dentro de esa nueva relación que
vais a formar tu, el hermanito y él. Si se muestra celoso, tienes que hacerle
comprender que un niño recién nacido necesita de todos los posibles cuidados
para vivir. Enséñale a quererle y dile que no es un rival sino un futuro
compañero de juegos y que será una buena compañía cuando se hagan
mayores. Intenta que no se sienta desplazado afectivamente y háblale de lo
importante que es compartir.
Los celos entre hermanos son inevitables. A veces duran toda la vida y
causan serias complicaciones en la vida cotidiana familiar. Cuando se detecte
su aparición, hay que mostrar una actitud tolerante pero no permisiva. La
educación se lleva a cabo conversando. Evita actitudes que generen rivalidad
entre ellos y fomenta la solidaridad entre ambos.

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