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ACCION DE AMPARO. OFRECE PRUEBA. DESIGNA AUTORIZADOS.

LETRADO CONSTITUYE DOMICILIO PROCESAL (ART. 55 LEY 21839)

Sr. Juez:

            Adrián Cáceres, por derecho propio,...digo [Ver modelos de encabezamiento]:

I.                   OBJETO

Inicio amparo contra  XYZ Salud S.A., con domicilio en ... C.A.B.A., para que
se la condene a suministrarme la dosis diaria de Sufadiazina de plata Vitamina A
Lidocaina de 400 grs. (Platsul A) que requiero, así como a la realización de curaciones
asépticas diarias realizadas por un profesional.[1]

Ofrezco prueba.

II.                 HECHOS

El día 10 de abril de 2012 me diagnosticaron enfermedad de Darier o


genodermatosis  la cual afecta el 70% de mi cuerpo, la misma se caracteriza por el
desarrollo de múltiples pápulas agrupadas de color amarillento, malolientes y
pruriginosas, lo que conlleva, además de brindar un aspecto costroso y escamoso a la
piel, una sensación constante de picazón y ardor.

Habitualmente las pápulas generan llagas y dolorosas lesiones, lo que, sumado a


lo ya expresado, ha producido un deterioro notable en mi calidad de vida, no solo  en el
aspecto físico, evidente, sino en el anímico y psíquico ya que la enfermad es incurable y
de por vida deberé realizar largas rutinas de tratamientos para aminorar los síntomas.

La enfermedad me fue diagnosticada por el Dr. Gabriel Castro, médico del


Hospital Británico, centro en el que me atendí a través de XYZ Salud, prepaga a la que
estoy afiliado desde el 2000, bajo el número de socio 224442-plan B, y que, además, fue
el hospital donde realicé numerosas consultas y exámenes a raíz de los síntomas de la
enfermedad que empezaron a pronunciarse en Noviembre de 2011.

Ante el cuadro mencionado, el Dr. Castro me recetó Sufadiazina de plata


Vitamina A Lidocaina de 400 grs. (Platsul A), medicamento que debo utilizar a diario y
de manera permanente, junto a la realización de curaciones asépticas diarias, que debe
efectuar un profesional para aminorar los efectos de la queratinización tegumentaria
crónica que padezco (véase infra V. el informe médico acompañado como prueba).

Al día siguiente del diagnóstico, 11 de abril, envíe a la oficina respectiva de


XYZ Salud, vía fax, la “orden”, es decir el formulario completado por el médico donde
prescribe el medicamento, con la  aclaración que el fármaco se necesitaba de forma
urgente.

El 17 de abril, ante la falta de respuesta reiteré el pedido, y se me informó que el


mismo estaba en análisis.
El 20 de abril volví a comunicarme con el prestador y se comprometieron a
llamarme ese mismo día para decirme cuándo podía pasar a buscarlo.

El 21 de abril finalmente llamaron y me informaron que tanto el medicamento


como las curaciones no estaban cubiertas: el medicamento por no estar incorporado al
“Programa Médico Obligatorio” (PMO) que deben cumplir, y las curaciones por el tipo
de plan al que estoy adherido. El mismo día remití telegrama a XYZ Salud S.A
intimándola a cumplir inmediatamente con dichas prestaciones, misiva que no fue
respondida.

            III.       DERECHO

            Constitución Nacional (arts. 43 y 75 inc. 22); Pacto de San José de Costa Rica
(art. 25); Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (arts. 321, 498). [2]

            III.1.    Argumentos jurídicos sobre el derecho al suministro del medicamento

La ley 24.754 determina que las empresas o entidades destinadas a prestar


servicios de medicina prepaga deberán cubrir en sus planes de cobertura médico
asistencial, como mínimo, las mismas prestaciones obligatorias dispuestas para las obras
sociales conforme lo establecido por las leyes 23.660 y 23.661 y sus respectivas
reglamentaciones, ya que entre sus obligaciones se encuentra la de brindar asistencia
médica integral a las personas asociadas con discapacidad.

A su vez, si la ley 24.901 impone a las obras sociales sometidas a la ley 23.660,
cumplir con una serie de prestaciones en favor de las personas discapacitadas, y la ley
marco 24.754 constriñe a las empresas de medicina prepaga a cubrir como mínimo las
mismas prestaciones obligatorias dispuestas para aquéllas, es evidente que éstas también
se encuentran alcanzadas por las disposiciones de carácter obligatorio que se fueran
sucediendo en el tiempo y que se hallen encuadradas en el marco de las leyes 23.660 y
23.661.

Aquellas prestaciones que se encuentran obligadas a cumplir las prepagas se


encuentran detalladas en el programa mínimo obligatorio (PMO) pero, como ya ha
reconocido la jurisprudencia, no son taxativas, y el contenido y alcance de las mismas
debe ir adaptándose a la evolución del paradigma médico, sobre todo cuando, como en
mi caso, no existe otro tratamiento aplicable en la actualidad con la eficacia suficiente
como para contrarrestar los síntomas de mi enfermedad.

“...es menester destacar  que las prestaciones que reconoce el


programa mínimo obligatorio no constituyen un elenco cerrado e
insusceptible de ser modificado con el tiempo en beneficio de los afiliados,
pues semejante interpretación importaría cristalizar en un momento histórico
la evolución continua, incesante y natural que se produce en el ámbito de la
medicina y en la noción de "calidad de vida", que es esencialmente
cambiante; por ende, de adoptarse una interpretación parcializada y estrecha
como la que asume la prestadora del servicio implicaría en los hechos
marginar a un sector de la población de la titularidad de los mencionados
derechos, y en el grupo de excluidos se encontrarían precisamente aquellos
que optaron por adherir a un sistema como el que utiliza la demandada para
la prestación de sus servicios con la esperanza de contar con la mejor y más
amplia cobertura a la que sus posibilidades económicas les permite acceder.
No parece de buena hermenéutica dejar a quienes se asocian a los sistemas
privados de medicina al margen de aquellas normas básicas de protección
que el Estado -en ejercicio del poder de policía sanitaria- consideró como
presupuestos mínimos e inderogables para preservar la dignidad de todos los
consumidores y usuarios de los servicios médicos, se trate de un sistema
contractual o legal de prestación, pues de ser así no les quedaría más
remedio que acudir al régimen de asistencia pública no obstante estar
adheridos a un servicio privado que cumple una función social y por el que
erogan una contraprestación periódica en función del valor que establece la
propia entidad...” (CNCiv., Sala G, 6/8/09, "C. G., E. c/ Swiss Medical SA s/
amparo", elDial.com - AA5626 )

Por lo tanto la exclusión que realiza la prepaga no guarda relación con una interpretación coherente y amplia en
favor de la vigencia de una tutela efectiva del derecho a la salud y a la vida, siendo ambos prerrogativas implícitas de la ley
fundamental plasmados en la garantía que establece el art. 42 de la Constitución Nacional. De ahí que, como el derecho a la
salud y a las prestaciones básicas de consumo de esa índole tienen jerarquía constitucional, toda interpretación que se realice
al respecto, sea de base contractual o legal, debía efectuarse,  en sentido favorable a las pretensiones del usuario.-

"La admisión de la presente medida configura la única solución que mejor


se corresponde con la naturaleza del derecho cuya protección cautelar se
pretende en tanto y en cuanto se encontraría comprometida la salud de la
persona -comprendida ésta dentro del derecho a la vida- destacándose,
además, que la obligación impostergable de garantizar ese derecho con
acciones positivas no comprende solo a la autoridad pública sino también a
las entidades de la denominada medicina prepaga (conf. CSJN., Fallos
302:1284; 321:1684; 323:3229, cons. 16 y 324:772)." (CNCiv., Sala G,
20/3/09, "L., V. M. c/ Activa Salud s/ amparo", elDial.com - AA549A)

En tal orden de ideas, y en el marco de los derechos en juego, la evolución y el carácter no cerrado del PMO
anteriormente mencionados, corresponde precisar que el contenido de sus Anexos constituyen especificaciones
complementarias y subsidiarias y la omisión en él del fármaco Platsul A (o genérico similar) no es relevante –en el caso
particular- a los fines de revertir la regla superior que tiende a garantizar el acceso a los bienes y servicios básicos para la
conservación de la salud.

III.2.    Argumentos jurídicos sobre el derecho a la prestación de curaciones

Los contratos de la naturaleza del que se analiza - regulados por la ley 24.240 - son típicos  de adhesión y de consumo,
pues además de que el asociado se limita a adherir a cláusulas predispuestas por la entidad, el servicio es prestado para un
destinatario final, por lo que las disposiciones de esa normativa resultan plenamente aplicables al caso, como así también las
pautas jurisprudenciales elaboradas a propósito de aquélla. De manera que entre todos los sentidos posibles, debe buscarse
cuál de las interpretaciones favorece más al consumidor (arts. 3 y 37), que no es precisamente la postura asumida por la
prepaga; más aun cuando está en juego en la especie la cobertura de prestaciones que devienen inexcusables y que tienden a
remediar, en lo posible, la minusvalía que sufro.

“El contrato de medicina prepaga lleva implícito el cumplimiento de una función social vinculada con la
importancia de los bienes en juego, como la salud de las personas, protegida por la Constitución Nacional
(arts. 33, 42 párrafo primero, 75 inciso 22) y los Tratados Internacionales. Las prestaciones médicas
contratadas parten de un acuerdo de voluntades formalizado a través de un contrato de adhesión y se
cumplen bajo la faz de organización empresaria con fines de lucro, por lo que la exigencia de la buena fe
debida se torna de interpretación más rígida. En este sentido la actividad que realizan las empresas de
medicina prepaga quedan comprendidas en la ley 24.240, cuyo art. 37 brinda un marco de interpretación que
no puede ser pasado por alto so pena de consentir cualquier restricción a las prestaciones asumidas, en
demérito del interés del adherente y por el sólo hecho de hacer rentable el negocio de la empresa. (... ) La
finalidad con la que un asociado adhiere a un contrato de medicina prepaga es la protección y el
restablecimiento de su salud a la cual está orientada la acción terapéutica para alcanzar la curación del
paciente o a aliviar las consecuencias de su enfermedad. Desde este enfoque la ley 24.754 -que recoge la
función social de este tipo de contratos- debe cubrir las mismas prestaciones obligatorias dispuestas para las
obras sociales conforme las leyes 23.660, 23.661, 24.455 y sus respectivas reglamentaciones. Corresponde
entonces, que la empresa demandada suministre la medicación recetada como coadyuvante del tratamiento
prescripto -quimioterapia- para la enfermedad de la paciente portadora de cáncer de mama de alto riesgo,
haciéndose cargo de la totalidad del costo” (CNCiv, Sala I, 24/4/08, " Rojas, Liliana Beatriz c/ CEMIC s/
amparo", elDial.com - AE2378)

Por lo tanto, atento a la naturaleza del contrato celebrado con la prepaga, su


función social y la imperiosa necesidad de las curaciones para mantener, mínimamente,
mi calidad de vida, debe llegarse a una interpretación que sea favorable a mi pretensión,
de lo contrario me encontraría en una situación de desamparo total e imposibilitado de
mantener el tratamiento de manera adecuada.

            IV.       PRESUPUESTOS DE ADMISIBILIDAD DE LA ACCIÓN [3]

Se cumplen los requisitos de admisibilidad fijados por el art. 321 CPCC: [4]

a) La necesidad del remedio y de las curaciones es indispensable y urgente. He


intentado por todos los medios posibles obtenerlos de la empresa de medicina prepaga
pero ésta se ha negado rotundamente a ello con arbitrariedad e ilegalidad manifiesta. De
forma particular no podría, bajo ninguna circunstancia, afrontar los costos que requiere
el tratamiento, por lo que no tengo otro recurso o remedio judicial o administrativo que
permitan obtener la protección del derecho o garantía constitucional de que se trate.

b) La determinación de la eventual invalidez del acto no requiriere una mayor


amplitud de debate o de prueba de la que PUEDE producirse en este proceso, ya que los
médicos de la misma prepaga me han diagnosticado la enfermedad luego de varios
estudios que ellos mismo me han realizado, ni la declaración de inconstitucionalidad de
leyes, decretos u ordenanzas.

c) La empresa me informó su respuesta negativa el 21 de abril, y la presente se


promueve el 30 de abril. Si bien el art. 321 CPCC no prevé un plazo de caducidad como
el de la ley 16986, queda así demostrada la inmediatez de mi reclamo, acorde a la
urgencia de la cuestión. [5]

            V.        PRUEBA

            (...) [6]

            VI.       DOMICILIO ART. 55 LEY 21839

A efectos de lo dispuesto por el art. 55 ley 21839, así como para cualquier otro
que pudiera corresponder, el Dr... en su carácter de letrado, constituye domicilio
procesal en Virrey Del Pino..., Ciudad Autónoma de Buenos Aires (zona 196, teléfono
44445555). [7]

            VII.      AUTORIZADOS
            Autorizo a ..... y a ....., a consultar el expediente, dejar constancias en el libro de
asistencia, retirar copias, cédulas, oficios, así como cualquier otra documentación cuyo
desglose o retiro se ordene; en general, a llevar a cabo todo acto cuya ejecución no
estuviere legalmente impuesta sólo a la parte o a su letrado. [8]

Notas aclaratorias sobre este modelo

(*) Sobre el escrito de demanda en general, véase modelos 192/194 y sus comentarios.

[1] La acción de amparo está prevista, con carácter general, en el art. 43 CN. Específicamente, en el orden federal, por la ley 16986 cuando
se dirige contra actos de autoridad pública, y en el Código Procesal Civil y Comercial (art. 321, inc. 2°) cuando lo es contra actos de
particulares.

Según un criterio doctrinario, si el particular contra quien se dirige el amparo está ejerciendo funciones públicas, v. gr. entidades
profesionales o gremiales que ejercen atribuciones de policía profesional, el amparo pertinente es el programado contra actos de autoridad
pública, no el amparo contra actos de particulares.

Por tramitar la acción de amparo contra actos de particulares por la vía del proceso de conocimiento sumarísimo, la demanda debe ajustarse a
lo dispuesto en el art. 330 CPCC.

[2] Algunos autores consideran que a través del mecanismo previsto en el art. 321 CPCC, que remite a la estructura del proceso sumarísimo,
la tutela inmediata y efectiva que se persigue en la acción de amparo puede caer en saco roto, y proponen un procedimiento distinto al de
conocimiento. Cabría pensar en acudir, según el caso,  a la vía de las "medidas autosatisfactivas", o dentro del proceso sumarísimo a la
"tutela anticipada" y a las medidas cautelares.

[3] Estrictamente, no es necesario este capítulo del escrito, pues se entiende que del contexto del caso el tribunal tiene que colegir si se
reúnen o no los requisitos de admisibilidad de la pretensión. No obstante, parece conveniente hacerlo, a modo de síntesis, de ayuda o guía
para el lector.

[4] No rigen en el caso los requisitos impuestos por el art. 2, incisos b) y c), ley 16986. Sobre el plazo de caducidad de la acción, ver el
apartado c) del escrito.

[5] Esta "inmediatez del reclamo" es exigido por la doctrina, aunque sin la estrictez del plazo previsto en el art. 2 de la ley 16986.

[6] Ver modelo 192, Capítulo V., y su comentario.

[7] Además del domicilio procesal constituido por la parte, conviene que el letrado constituya otro para sí (que no tiene por qué ser distinto),
a los efectos previstos en el nombrado art. 55 ley 21839, así como para cualquier otro derivado de una posible actuación suya como  parte
transitoria, v. gr. imposición de multa, regulación de honorarios. Cuando se hace esta doble constitución de domicilio, suele utilizarse la
expresión "...constituyendo ambos domicilio en...", que para nosotros puede confundir, razón por la cual preferimos hacerlo en pasajes
distintos del escrito. 

[8] La primera parte del párrafo es meramente ejemplificativa (en puridad, bien podría no estar); es la expresión final la que fija la regla en
la materia: se autoriza a que la persona haga todo aquello que no tenga prohibido.

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