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15- CONDENA DE CARCEL POR LA MUERTE DE DOS TRABAJADORES (Audiencia

Provincial de Madrid 20.7.2006)

Hace unas fechas se ha publicado en toda la prensa, como noticia sobresaliente y


destacada tipográficamente, la Sentencia en la que se condena a diversos intervinientes en una
obra, por la muerte de dos trabajadores, como autores entre otros, de dos delitos de homicidio
imprudente.

Señala la Sentencia que el promotor incumplió su obligación de elaborar un Estudio de


Seguridad, al no contemplar en el mismo la utilización de un andamio motorizado como el que
desencadenó el accidente mortal.

El contratista tampoco contempló en el Plan de Seguridad la utilización de esa máquina.

Por otro lado, la caída de los dos trabajadores y su muerte estuvo directamente
conectada con la falta total de conocimientos y preparación de, al menos, una de las víctimas
que subió al andamio, con ausencia de supervisión por parte de un responsable cualificado.

La Sentencia desestimó la culpa exclusiva de la victimas o la concurrencia de su propia


imprudencia en la producción del accidente, aunque fueran hallados restos de estupefacientes
en el análisis toxicológico, cosumidos en un momento anterior, pues no se ha acreditado que
tuviesen sus facultades disminuidas o anuladas por dichas sustancias ni se conocía si eran
adictos.

A todo ello hay que añadir como agravamiento, que uno de los trabajadores tenía la
categoría de peón y era empleado de ETT cedido a la promotora para labores de limpieza y
movimiento de materiales y no tenía formación alguna para el desmontaje de la plataforma. Al
otro trabajador tampoco se le formó aunque hubiera trabajado anteriormente en otras empresas.
En este sentido, se incumplió el artículo 19 de la Ley de Prevención que obliga a la formación
teórica y práctica.

En consecuencia la Sentencia condena como responsables de dos delitos de homicidio


imprudente:

- Al arquitecto técnico por ser sujeto principalmente obligado. Fue el autor del Estudio
de Seguridad y Salud en el Trabajo, jefe del grupo de obra que se ejecutaba y como
tal máximo responsable de la promotora en dicho lugar, como representante del
empresario y como parte de la dirección facultativa con facultades para paralizar la
totalidad de la obra ante un incumplimiento.

- Al arquitecto técnico que desempeñaba las funciones de jefe de obra: también tenía
facultad de paralizar los trabajos y dio la orden de desmontaje de los andamios por
dos operarios sin preocuparse minimamente de las condiciones de seguridad de
dichos operarios ni de la capacitación de los mismos para realizar la labor
encomendada.
- Al encargado de obra: Responsable por ser sujeto legalmente obligado a facilitar las
medidas de seguridad en el trabajo. Dio la orden a uno de los fallecidos a realizar el
desmontaje de la plataforma.

- Al empresario de la compañía de alquiler de maquinaria: Era primer obligado a


garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores a su cargo, aun en
colaboración con la promotora, e incumplió esa obligación. Su oficial no era una
persona cualificada ni con conocimientos suficientes para preocuparse de forma tan
decisiva de la prevención de riesgos laborales.

- Al coordinador de seguridad y salud: Responsable sobre la base de sus funciones,


establecidas en el art. 9 del Real Decreto 1627/1997.

- Al delegado de la empresa de alquiler de maquinaria: Era la persona que debía


supervisar la operación de desmontaje de las plataformas y debía ocuparse del uso
de los medios de protección de los trabajadores. Se señala que hizo dejación de sus
obligaciones ya que incluso estaba ausente de la obra cuando ocurrió el accidente
mortal.

- Se absuelve a los arquitectos superiores que diseñaron el proyecto de obra, ya que


forman parte de la dirección de la obra pero no tienen relación directa con la
promotora. Es de destacar que aún cuando el Tribunal Supremo ha recalcado
siempre la responsabilidad de los arquitectos superiores y técnicos en la prevención
de riesgos, la norma actual que establece quién es el sujeto obligado a actuar en
orden a la prevención de riesgos en el trabajo es la Ley 31/1995 de 8 de noviembre,
y esa norma atribuye claramente esa obligación al empresario.

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