Está en la página 1de 8

Las técnicas constructivas de la prehistoria reciente en el

Valle del Duero

H. J. Fonseca de la Torre
J. A. Rodríguez Marcos

Las soluciones arquitectónicas empleadas durante la madera se descompone en condiciones normales.


Prehistoria Reciente en el Valle del Duero siempre Sólo en aquellos lugares donde la estructura ha esta-
han sido un tema esquivo debido a una serie de fac- do sometida a un proceso de combustión se ha podi-
tores comunes a todo este período que han contribui- do conservar restos de barro endurecido procedente
do a crear entre la comunidad arqueológica una ima- de las paredes así como restos de madera carboniza-
gen de soluciones temporales de escasa consistencia. da. Los hallazgos de estos materiales acostumbran a
En primer lugar, el total arrasamiento del nivel de producirse en el interior de los hoyos anteriormente
ocupación presente en la mayoría de los yacimientos mencionados.
intervenidos tiene como consecuencia que sólo se ha- Estas vicisitudes conllevan la pérdida de la prácti-
yan conservado las estructuras negativas de estos ca totalidad de los datos referentes tanto a la distribu-
asentamientos, los conocidos como «campos de ho- ción interna de las viviendas como al modelo de po-
yos». Entre esos hoyos, la mayoría interpretados blamiento, lo que ha llevado a interpretaciones
como silos o basureros, se pueden encontrar hoyos referentes un modelo de poblamiento caracterizado
de poste que en algunos casos formas el perímetro por la estacionalidad y las viviendas endebles que
reconocible de alguna cabaña. También se han docu- sólo hasta fechas recientes ha entrado en discusión
mentado algunas cubetas de muy difícil interpreta- (García Barrios 2007).
ción debido a la parquedad de los materiales recupe- A partir de las estructuras negativas y los fragmen-
rados. El arrasamiento de este nivel de ocupación se tos de barro endurecido conservados se pueden cono-
ha atribuido tradicionalmente a la labor del campo, cer bastantes aspectos sobre la tecnología constructi-
una actividad milenaria en esta zona que nos ocupa, va y su evolución a lo largo de este período.
aunque ha sido la reciente mecanización del campo Asimismo, la ubicación de los yacimientos en el en-
la que ha perpetrado la mayoría de estas destruccio- torno nos habla de unas necesidades que fueron mu-
nes. Es por ello que los estudios realizados hasta fe- dando con el paso del tiempo.
chas muy recientes se han limitado a trabajos de re-
copilación de las escasas evidencias existentes
(Bellido 1996). EL POBLAMIENTO CALCOLÍTICO
En segundo lugar, los materiales empleados en la
erección de las viviendas fueron el barro y la madera, Las evidencias más antiguas de estructuras habitacio-
materiales perecederos que por lo general no se con- nales corresponden al período Neolítico, aunque des-
servan en el registro arqueológico ya que el primero tacan por su parquedad ya que se trata de un único
revierte a su estado original con cierta facilidad y la ejemplo documentado inmediatamente al sur del dol-

Actas Vol. 1.indb 569 13/11/17 9:46


570 H. J. Fonseca y J. A. Rodríguez

men de La Velilla (Osorno, Palencia). Se trata de una zanjas de cimentación contaban con hoyos de poste
serie de 16 hoyos de poste que conforman una estruc- en su interior dispuestos a intervalos regulares, algu-
tura oval de unos 12m2 en cuyo interior se encuentra nos de ellos con calzos de piedra caliza para sujetar
un hogar de cubeta (figura 1) (Zapatero 2015). No es los pies derechos que componían la estructura de ma-
posible extraer mucha más información de dicha es- dera de la vivienda. Se han conservado algunos esca-
tructura salvo que parece precedente a la erección del sos restos del suelo de tierra apisonada de estas vi-
dolmen, por lo que debió existir un asentamiento pre- viendas que presentan las marcas del arado,
vio a la erección del monumento megalítico. testimonio de la capacidad destructiva de las labores
Es en el Calcolítico Precampaniforme cuando en- de cultivo de la tierra.
contramos un mayor número de evidencias de restos Para el alzado de las viviendas contamos con el
constructivos. El yacimiento más elocuente al res- testimonio de numerosos restos de manteado endure-
pecto es El Casetón de la Era (Villalba de los Alco- cidos por el fuego y posteriormente depositado en el
res, Valladolid). Más conocido por tratarse del recin- interior de varios de los hoyos exhumados hasta el
to de fosos más estudiado de la Meseta Norte, sus momento. Se han analizado pormenorizadamente los
restos más antiguos corresponden con un grupo de restos encontrados en dos de dichas estructuras nega-
zanjas de cimentación anteriores al propio recinto tivas (Hoyos 70 y 71) mediante el análisis macroscó-
(Delibes de Castro et al. 2016). pico y el empleo de varias técnicas de análisis (Fonse-
Se trata de un total de ocho viviendas de planta ca et al. 2017). Gracias a dicho análisis se conoce la
circular que no corresponden a un único momento, técnica constructiva empleada, consistente en la erec-
pues existen algunas superposiciones (figura 2). Las ción de pies derechos de unos 12–20cm de diámetro

Figura 1
Planta de la cabaña neolítica de «La Velilla» (Zapatero 2015)

Actas Vol. 1.indb 570 13/11/17 9:46


Las técnicas constructivas de la prehistoria reciente en el Valle del Duero 571

Figura 2 Figura 3
Zanjas de cimentación de El Casetón de la Era. Obsérvense Fragmento de manteado proveniente del yacimiento de El
como las zanjas se entrecruzan, evidenciando distintos ni- Casetón de la Era. A la izquierda de la imagen se pueden
veles de ocupación (Crespo et al. 2015) observar digitaciones resultado del método de aplicación
del barro directamente con las manos. A la derecha de la
imagen se aprecia la impronta dejada por una espiga de ce-
entre los cuales se entrelazaba una serie de ramas de real (Fonseca, 2015)
entre 3–5cm de grosor, como revelan las improntas
dejadas por estos postes en el barro. Esta estructura
de madera formaría una especie de encestado que se presentar restos de cimentaciones, éstas son de
recubría finalmente por varias capas de barro hasta planta circular ya sean zanjas de cimentación con
cubrir la totalidad de la estructura de madera, evitan- hoyos de poste como en El Soto (Valdezate, Bur-
do así que ésta se pudra y protegiéndola de los insec- gos) (Palomino et al. 1998) o sólo estos últimos
tos xilófagos. La madera empleada para los postes se- como es el caso de la cabaña de Los Bajos (Vecilla
ría con toda probabilidad de encina, ya que se han de Trasmonte, Zamora) (Larrén Izquierdo 1999:
encontrado improntas de las hojas de este árbol que 35). En este último se identificó también como po-
además aparece reflejado en los análisis palinológicos sible vivienda un rebaje en el terreno de forma rec-
del yacimiento (López Sáez 2007). Para el entrelaza- tangular, pero la ausencia de hoyos de poste o de
do habría que pensar en maderas más flexibles, como material arqueológico impide su adscripción defini-
la que producen el enebro y la sabina, también pre- tiva como tal (STRATO S.L. 1991), por lo que en
sentes en los análisis palinológicos. definitiva podemos hablar de que nos encontramos
El barro estaba mezclado con abundante paja cor- con un panorama homogéneo tanto en técnicas
tada, dada la escasa longitud de las improntas deja- constructivas como en plantas.
das en el barro, por lo que no podemos evitar ponerlo Cabe señalar que todos estos yacimientos compar-
en relación con las labores de trillado documentadas ten unas características similares en cuanto a su ubi-
en este mismo yacimiento (Gibaja et al. 2012). La cación. Se localizan en tierras de orografía suave y
aplicación del barro se realizaría directamente con óptimas condiciones para el cultivo. Parece ser que la
las manos como demuestran algunas digitaciones (fi- prioridad para estos grupos humanos era la proximi-
gura 3). dad a las zonas de obtención de recursos.
Estos fragmentos de manteado se han encontrado Esta situación cambia en el período Campanifor-
depositados en hoyos en grandes concentraciones me, que cuenta de nuevo con testimonios muy parcos
en numerosos yacimientos del tipo «campos de ho- de estructuras de hábitat. La única documentada has-
yos» a lo largo del Valle del Duero, aunque no to- ta la fecha se localiza en el yacimiento del Pico del
dos ellos cuentan con zanjas de cimentación u ho- Castro (Quintanilla de Arriba, Valladolid), que se en-
yos de poste como es el caso de Pozo Nuevo (Toro, cuentra en el extremo de un espigón del páramo (Ro-
Zamora) (Marcos Contreras et al. 2003). En caso de dríguez Marcos, 2005). Se trata de una serie hoyos

Actas Vol. 1.indb 571 13/11/17 9:46


572 H. J. Fonseca y J. A. Rodríguez

de poste que forman una planta pseudocircular que LAS UNIDADES DE HABITACIÓN DURANTE EL BRONCE
presenta un hogar circular realizado en barro. A dife- ANTIGUO
rencia del período anterior cuenta con muestras de
abandono en forma varios recipientes cerámicos Podemos decir que las mejor contrastadas de cuantas
fragmentados dispersos por el suelo, que salvo por se conocen son las que se identifican en algunos yaci-
un rebaje del terreno no contaba con ningún otro tra- mientos excavados del Bronce Antiguo del alto Duero
tamiento (figura 4). soriano (El Parpantique, Los Torojones o Los Coto-
La ubicación de este yacimiento es la antítesis de rros) (Fernández-Moreno 2013: 84–97); no faltando
lo expuesto en el período anterior. En este momento algún ejemplar más próximo al centro de la cuenca del
predomina la situación en punto elevados estratégi- Duero, caso de las cabañas de Pico Romero, en la bur-
camente situados en espigones del páramo, contro- galesa Ribera del Duero (Rodríguez-Marcos y Palomi-
lando el valle situado a sus pies y a los cuales sólo no 1997). Todos los ejemplos citados comparten un
se puede acceder por un punto concreto. No es el rasgo común: se identifican en enclaves encaramados
Pico del Castro un caso aislado ya que yacimientos en cerros testigo y espigones de páramo, si bien otros
contemporáneos a éste como el de Las Pinzas (Cu- espacios como la Ribera del Duero indican que alrede-
riel de Duero, Valladolid) presentan una ubicación dor de los lugares encastillados existe buen número de
muy similar que denota un acusado cambio en las asentamientos que se distribuyen por los valles que re-
necesidades de estos grupos humanos (Rodríguez corren la región (Rodríguez-Marcos y Palomino 1997:
Marcos 2007). Este proceso de «encastillamiento», 586). El hecho de que ninguno de tales enclaves haya
sin embargo, no parece afectar a la técnica edilicia sido intervenido arqueológicamente hasta la fecha ex-
que permanece inalterable en este período, obser- plica que no contemos con ejemplares de viviendas en
vándose las mismas plantas y técnicas constructi- los poblados identificados en el llano.
vas, aunque sin más evidencias que las del citado Si, como veíamos en el apartado anterior, caba-
Pico del Castro es aventurado sacar mayores con- ñas como las de Pico del Castro (Quintanilla de Arri-
clusiones. ba, Valladolid) (Rodríguez-Marcos2005: 83) y Cami-
Este cambio en el patrón de asentamiento coincide no de las Yeseras son los prototipos de la etapa
con un cambio climático producido entre finales del Campaniforme (ovaladas, con postes perimetrales,
III y principios II milenio AC. Este cambio consiste, semiexcavadas en el substrato), las del Bronce Anti-
a grandes rasgos, en dos fases de clima más húmedo guo marcan un más que notable contraste con ellas
separadas por una tercera fase de mayor aridez, con (Fernández-Moreno 2010: 208–216). Ahora, en efec-
el consecuente impacto en las actividades económi- to, son alargadas (rectangulares o elípticas), construi-
cas de estos grupos (Delibes et al. 2015). das, en todo caso, con un entramado vegetal recu-
bierto de un revoco de barro que, como se atestigua
en un lienzo de pared identificado en Los Cotorros
(Fernández-Moreno 2010: Lám. 15) (figura 5), quizá
sólo fuera exterior. Con ello se buscaría evitar recar-
gar en exceso unas estructuras que alcanzarían una
altura media de 1,9 m y descansan sobre una serie de
postes (en ocasiones calzados con piedras) (Fernán-
dez-Moreno 2010: Lám. 16).
La planta de tales cabañas, que en todo caso se
apartan de la planta circular, tiende, mayoritariamen-
te, a una forma rectangular con esquinas redondea-
das, sin que falte algún ejemplar con tendencia ovoi-
de o elíptica. En cuanto a las dimensiones, se aprecia
también, una cierta uniformidad ya que las medidas
Figura 4 más extremas oscilan entre los 5 y los 20 m2. En todo
Hoyos de poste que conforman la vivienda campaniforme caso son estancias pequeñas; pudiendo deducir que
de El Pico del Castro (Delibes et al. 2015) cobijaron un número limitado de ocupantes.

Actas Vol. 1.indb 572 13/11/17 9:46


Las técnicas constructivas de la prehistoria reciente en el Valle del Duero 573

Figura 5 Figura 6
Cara interior del lienzo de pared procedente del yacimiento Restos de la vivienda del yacimiento de Pico Romero. Al
de Los Cotorros. Obsérvense las improntas pertenecientes norte de la imagen se observan los hoyos de poste que deli-
al ramaje de la estructura interna de madera (Fernández- mitarían la cabaña en cuyo interior se encuentra una gran
Moreno 2010) cubeta realizada en barro (Rodríguez Marcos y Palomino
Lázaro, 1997)

Por lo general el piso de estas construcciones pre-


senta varios niveles superpuestos de barro apelmaza- mentadas, presencia de silos que alojan depósitos de
do, así como una división interna del espacio (El Par- cereal y bellota y documentan actividades que deben
pantique), lo que indica una adaptación constante a realizarse a lo largo del ciclo anual.
las necesidades domésticas, probablemente en conso- Según apuntábamos al principio de este apartado
nancia con una «vocación» de permanencia; en el in- las estructuras de habitación reconocidas en los po-
terior se hallan hogares de un metro de diámetro blados del Bronce Antiguo del valle del Duero se ale-
compuestos de tierra compactada con fragmentos de jan del modelo habitual en la etapa inmediatamente
cerámica; su tamaño oscila entre los 4×2 m de Los anterior. Por el contrario, como deja bien claro Fer-
Torojones a los 6×3 de El Parpantique (Fernández- nández-Moreno (2013: 103–108) presentan partici-
Moreno 2013: Fig. 28). Las casas se disponen junto pan de rasgos comunes a otras de la Edad del Bron-
al borde de las plataformas parameras; delimitando ce, principalmente las reconocidas en el Valle del
así el área destinada al hábitat, separada de la zona Ebro, en enclaves como, por ejemplo, La Hoya Que-
ocupada por los hoyos-silo. mada o Moncín.
Quienes han analizado estas estructuras entienden Ello permitiría pensar que la confección de las
que la forma y, sobre todo, el tamaño, pudieran ser viviendas de estos poblados pudiéramos estar ras-
concluyentes para explicar la existencia de distintos treando una más de las influencias que durante esta
modelos de asentamientos y su duración, probable- época, y procedentes del valle del Ebro (Rodríguez-
mente definidos por su funcionalidad, finalidad y es- Marcos y Palomino Lázaro, 1997: 587–588), cabe
tacionalidad. Así, por ejemplo, la ocupación localiza- detectar en las tierras del alto y medio Duero.
da en Los Cotorros fue atribuido a un pequeño grupo
que se asienta preferentemente de forma estacional.
Por el contrario, en Pico Romero no sólo la presencia EDAD DEL BRONCE MEDIO/FINAL
del hogar en el interior de la cabaña sino la constante
transformación y reaprovechamiento de los espacios, En claro contraste a cuanto se describe más arriba los
parece ser indicativo de un establecimiento estable, yacimientos atribuibles a Protocogotas y Cogotas I
con una duración de más de una anualidad (figura 6). del valle del Duero se nos presentan, mayoritaria-
Algo semejante ocurriría en Los Torojones y El Par- mente, bajo el formato de grandes extensiones de fo-
pantique, donde se dan todos los elementos para tal sas que se distribuyen sin, aparentemente, orden al-
aseveración: cabañas de tamaño mayor, comparti- guno. Dicha tipología, por cierto, es la común en

Actas Vol. 1.indb 573 13/11/17 9:46


574 H. J. Fonseca y J. A. Rodríguez

estaciones arqueológicas meseteñas del Bronce Me- encontramos en el Sector 1 del yacimiento palentino
dio y Final. Sólo al final de esta etapa y durante el de y La Huelga, en Dueñas (Pérez Rodríguez et al.
primer Hierro sí se documentan «auténticas» caba- 1994: 11–32), donde, en efecto, se reconoce una es-
ñas. Aun siendo testimonios muy puntuales, se cono- tructura (AG-88) de casi dos metros de diámetro y 50
cen testimonios de algunas unidades de habitación en cm de profundidad máxima, caracterizado por pre-
enclaves del Bronce Medio y Final. Centrándonos en sentar una capa de arcilla compactada y adobe enro-
las del primer periodo y sin querer extendernos cita- jecido perimetrando el interior de la estructura, que
remos los ejemplos de Los Tolmos de Caracena. En pudieran interpretarse como restos de paredes.
este enclave, sin duda el que más y mejor informa- Los datos recopilados para yacimientos encuadra-
ción ha proporcionado al respecto, se conocen desde dos en la Edad del Bronce Pleno/Final, reflejan habita-
hace algún tiempo las plantas de dos fondos de caba- ciones que, como en la fase precedente, se generaliza
ña. El único que fue excavado en toda su integridad la planta de tendencia rectangular u oval, y, sobre
ofrece planta rectangular con lados redondeados. todo, su excavación en el subsuelo. En la Submeseta
Está parcialmente rehundido en el substrato de base Norte, además de las señaladas, debemos recordar las
y levantado con manteado de barro sobre un entra- más antiguas en su descubrimiento del poblado de La
mado vegetal apoyado en postes. Jimeno, a partir de Mariselva en El Berrueco(Maluquer 1958: 26–28). En
los datos de la excavación, interpreta que debe tratar- el mismo caso se encuentra las famosas cabañas del
se de una estructura de carácter temporal, habitada poblado del Cancho Enamorado también en el conjun-
por gentes seminómadas que lo utilizarían durante la to del Berrueco (Maluquer1958: 46–55), datadas en la
época de primavera-verano (Fernández-Moreno fase final de la Edad del Bronce, aun cuando se ha
2013: 97–98); lo que, a su juicio, explicaría la situa- puesto de manifiesto la necesidad de revisar dicha ads-
ción de los hogares al exterior de las cabañas. Otros cripción (Abarquero 2005: 43). También de la provin-
fondos de cabaña que, como los anteriores, ocupan cia de Salamanca, en Forfoleda, se conoce un intere-
un simple rebaje artificial del substrato natural, son sante yacimiento de los denominados campos de
los hallados en el también yacimiento soriano, próxi- hoyos datado, este sí, en un momento pleno de Cogo-
mo al ya citado de Los Tolmos, de El Balconcillo, en tas I (Jiménez y Martín Benito 1989). En el conjunto
Ucero (Rosa 1994: 30–35), donde se localizó el suelo se singulariza una estructura de habitación definida
de una cabaña de forma oval con tendencia rectangu- por una treintena de agujeros de postes que ofrecen
lar de la que se registró sólo un hoyo de poste, así una planta elíptica u oval de unos 36 m2, además de
como el derrumbe de sus paredes; en otra zona del otros interiores que sujetarían la techumbre.
yacimiento fue descubierto otro fondo de cabaña, en A pesar de que las labores agrícolas habían arrasa-
este caso de forma oblonga y delimitada por un reba- do el nivel ocupacional, la abundancia de manteados
je en la roca. En el yacimiento burgalés de El Cerro, de barro con huellas vegetales hizo suponer que su
en La Horra (Palomino et al. 1999: 21–41), nos en- configuración fuera semejante a las que comenta-
contramos ante una serie de estructuras que guardan mos: un armazón vegetal recubierto de barro.
cierta semejanza con las anteriores. La menos afecta- Los pocos materiales que hemos identificado
da por dichos procesos se nos muestra como un reba- como restos de construcción en los yacimientos Pro-
je artificial en el substrato natural, que presenta una tocogotas y Cogotas I de la cuenca del Duero no son,
tendencia curva en sus contornos, y con la huella de por consiguiente, un hecho aislado, teniendo el inte-
al menos dos postes enfrentados, entre los cuales la rés de ponernos en relación, junto con otros elemen-
línea de la vivienda se hace cóncava, dejando al exte- tos de la cultura material, rasgos de los emplaza-
rior un hoyo de boca circular y perfil acampanado. mientos, modos de vida, etc., con un horizonte
Sus considerables dimensiones y su escasa profundi- cultural bastante homogéneo y bien definido.
dad –40 cm en la zona central– hacen viable su habi- Esta relación de estructuras de aparente «carácter
tabilidad. Formando parte del relleno del rebaje apa- inestable» también merece varias consideraciones en
recen algunos fragmentos de tapial que debieron torno al tipo de poblamiento del territorio meseteño
formar parte de sus paredes. Otro posible fondo de en general. En este sentido diremos que a lo largo de
cabaña de esta misma época, caracterizado por el mucho tiempo ha sido un tópico transmitir la imagen
mismo sistema de rebajar ligeramente el terreno, lo de la Meseta Norte como la de un área retardataria

Actas Vol. 1.indb 574 13/11/17 9:46


Las técnicas constructivas de la prehistoria reciente en el Valle del Duero 575

durante la Edad del Bronce, a la que no llegan las in- del próximo valle del Ebro, donde estas tipologías
fluencias de ámbitos como el S.E. peninsular, Levan- constructivas están más presentes, tal y como puede
te, etc. Esto debió provocar, según esta particular vi- apreciarse en diversos lugares de la vertiente oriental
sión, el anclaje en los modos de vida tradicionales, del Sistema Ibérico (Burillo y Picazo 1991–92: 71).
una de cuyas plasmaciones sería la ausencia de au- Por último, el Bronce Medio-Final se caracteriza
ténticos poblados estables. Habría que esperar por por un retorno a plantas de tendencia circular a la vez
consiguiente hasta el Bronce Final-Hierro I, en que la que se producen soluciones intermedias entre ésta y
llegada de aportes foráneos sería el motor que revo- la planta rectangular en forma de planta absidial.
lucionaría el panorama y haría posible alcanzar el ni- Más allá de la evolución de las formas, parece evi-
vel socio-económico-cultural necesario para el surgi- denciarse lo que cabría identificar como un retorno a
miento de los primeros asentamientos estables con la precariedad en los alzados. Al tiempo, cabe adver-
estructuras protourbanas y construcciones de entidad. tir un patrón de asentamiento que combina lugares en
Cabe plantearse si la ausencia de estructuras habi- alto, de tipo castreño, con otros que se distribuyen
tables responde a que estas, efectivamente, no estu- por el llano circundante. Podríamos estar constatando
vieron integrados en el pasado en el interior de los la existencia ahora de un tipo de poblamiento «más
campos de hoyos o a que no hemos sido capaces de móvil», plasmado en las estructuras más precarias
detectarlas en el presente. En favor de este segundo identificadas en los poblados que ocupan los valles,
argumento hablan, de una parte, las pellas de barro articulado en torno a lugares de referencia situados
cocido con improntas de ramaje que aparecen fre- en alto.
cuentemente formando parte de los rellenos de los
hoyos, quizá producto del desmantelamiento inten-
cionado y sistemático de las cabañas (Sánchez-Polo
LISTA DE REFERENCIAS
2010: 180).
Abarquero Moras, F.J. 2005. Cogotas I. La difusión de un
tipo cerámico durante la Edad del Bronce. Monografías
CONCLUSIONES Arqueología en Castilla y León, 4, Valladolid: Junta de
Castilla y León.
Las viviendas del Calcolítico Precampaniforme, tradi- Bellido Blanco, A. 1996. Los campos de hoyos. Inicio de la
cionalmente consideradas como algo efímero, se han economía agrícola en la Submeseta Norte. Studia Ar-
revelado como estructuras de una gran solidez a pesar chaeologica, 85, Universidad de Valladolid.
de su realización en materiales perecederos y su senci- Burillo, F. y J. Picazo. 1991–1992. Cronología y prioriza-
llez formal. Esta última característica se perpetúa en el ción de la Edad del Bronce en la provincia de Teruel. Ka-
lathos, 11–12: 43–90.
período campaniforme pero, en este caso, plasmándo-
Crespo Díez, M; J.A. Rodríguez Marcos; G. Delibes de
se en forma de construcciones aparentemente más efí- Castro y H. Becker. 2015. Prospección magnética en el
meras. Al tiempo, este cambio coincide con un trasla- recinto de fosos calcolítico de «El Casetón de la Era»,
do de los asentamientos a lugares en altura, en BSAA Arqueología 81: 55–81.
consonancia con unas condiciones climáticas relativa- Delibes de Castro, G.; F. J. Abarquero Moras; M. Crespo
mente áridas (López Sáez 2012: 376–377). No es des- Diez; M. García García; E. Guerra Doce; J.A. López
cabellado pensar que un cambio en las condiciones Sáez; S. Pérez Díaz y J. A. Rodríguez Marcos. 2015. The
climáticas afectase a los modos de subsistencia de archaeological and palynological record of the Northern
unos grupos humanos cuya economía se basaba en el Plateau of Spain during the second half of the 3rd mille-
trabajo de la tierra y la ganadería y que propiciase es- nium BC. Tagungen des Landesmuseums für Vorge-
schichte Halle 12, Landesamt für Denkmalpflege und Ar-
tos cambios en el patrón de asentamiento.
chäologie Sachsen-Anhalt, 429–448, Halle.
La situación en el Bronce Antiguo se torna más Delibes de Castro, G.; M. Crespo Diez y J. A. Rodríguez
compleja al evidenciarse un abrupto cambio en la tipo- Marcos. 2016. Anatomía de un recinto de fosos calcolíti-
logía edilicia que tiende hacia las plantas rectangulares co del valle medio del Duero: El Casetón de la Era (Vi-
con áreas diferenciadas en su interior. Este cambio, llalba de los Alcores, Valladolid). En Del neolític a l’edat
que se concentra en la zona oriental del valle del Due- del bronze en el Mediterrani occidental. Estudis en Ho-
ro, puede deberse a influencias o grupos provenientes menatge a Bernat Martí Oliver, 387–401.

Actas Vol. 1.indb 575 13/11/17 9:46


576 H. J. Fonseca y J. A. Rodríguez

Fernández-Moreno, J.J. 2010. «El Bronce Antiguo en el Excavación en área en un yacimiento Calcolítico pre-
oriente de la Submeseta Norte», Tesis Doctoral Inédita. campaniforme: «Pozo Nuevo», en Tagarabuena (Toro,
Dpto. de Prehistoria (Fac. de geografía e Historia), Uni- Zamora). Anuario 2003. Instituto de estudios zamoranos
versidad Complutense de Madrid. «Florián de Ocampo», 31–59, Zamora.
Fernández-Moreno, J.J. 2013. El Bronce Antiguo en el Alto Palomino Lázaro, A. L., Abarquero Moras, J. y Negredo
Duero: Los poblados del Parpantique de Balluncar y los García, J. 1998. La primera colonización estable de las
Torojones de Morcuera (Soria), Studia Archaeologica, 98. tierras ribereñas del Duero en el suroeste de la provincia
Fonseca, H.J. 2015. «Estructuras de habitación calcolíticas de Burgos. El poblamiento calcolítico. Numantia: Ar-
en el Valle Medio del Duero. Un caso de estudio: El Ca- queología en Castilla y León, 8: 63–84.
setón de la Era (Villalba de los Alcores, Valladolid)». Palomino Lázaro, A.L., Negredo García, M.J., Abarquero
Trabajo de Fin de Master depositado en el repositorio di- Moras, F.J. 1999. Cabañas, basureros, silos y tumbas en
gital UCREA de la Universidad de Cantabria. el yacimiento de El Cerro, La Horra (Burgos): A vueltas
Fonseca de la Torre, H.J.; M. Crespo Diez; J.A. Rodríguez sobre el significado de un campo de hoyos en la Edad del
Marcos; P. Martín Ramos; M. Cubas y M.A. Sánchez Bronce de la Meseta. Numantia. Arqueología en Castilla
Carro. 2017. Aproximación a la arquitectura del barro en y León, 7: 21–41.
el yacimiento de El Casetón de la Era (Villalba de los Al- Pérez Rodríguez, F.J., Misiego Tejeda, J.C., Sanz García, F.J.,
cores, Valladolid). Investigaciones Arqueológicas en el Marcos Contreras, G.J., Martín Carbajo, M.A., Fernández
Valle del Duero: Del Paleolítico a la Edad Media 5: Giménez, J.M.ª 1994. La Huelga. Un interesante yaci-
107–124, Glyphos publicaciones. miento de la Edad del Bronce en el centro de la cuenca del
García Barrios, A.S. 2007. El espacio doméstico en la Pre- Duero (Dueñas, Palencia). Numantia, 5: 11–32.
historia Reciente de la Meseta: el testimonio de las caba- Rodríguez Marcos, J.A., 2005. Una cabaña de época cam-
ñas de la Edad del Cobre en el valle medio del Duero. paniforme: el yacimiento de Pico del Castro (Quintanilla
Lancia. Revista de Prehistoria, Arqueología e Historia de Arriba, Valladolid). En Homenaje al Profesor D. Al-
Antigua del noroeste peninsular, 6: 59–75. berto C. Ibáñez Pérez. Estudios de Historia y Arte, Uni-
Gibaja, J.F., Crespo, M., Delibes, G., Fernández, J., Fraile, versidad de Burgos. 81–86.
C., Herrán, J.I., Palomo, A. y Rodríguez Marcos, J.A. Rodríguez Marcos, J.A. 2007. Estudio secuencial de la
2012. El uso de trillos durante la Edad del Cobre en la Edad del Bronce en la Ribera del Duero (provincia de
Meseta española. Análisis traceológico de una colección Valladolid). Monografías Arqueología en Castilla y
de denticulados de sílex procedentes del «recinto de fo- León, 7. Valladolid: Junta de Castilla y León.
sos» de El Casetón de la Era (Villalba de los Alcores, Va- Rodríguez Marcos, J.A., Palomino Lázaro,A.L. 1997. Un
lladolid). Trabajos de Prehistoria 69 (1): 133–148. asentamiento castreño del Bronce Antiguo en la cuenca
Jiménez González, M.C. y J. I. Martín Benito, J.I. 1989. En del Duero: El Pico Romero en Santa Cruz de la Salceda
torno a una estructura constructiva en un «Campo de Ho- (Burgos). En II Congreso de Arqueología Peninsular,
yos» de la Edad de Bronce de la Meseta española (Forfo- Zamora, del 24 al 27 de septiembre de 1996, Fundación
leda, Salamanca). Zephyrus: Revista de prehistoria y ar- Rei Afonso Henriques, Tomo II Neolítico, Calcolítico y
queología. 41–42: 263–282. Bronce, 579–590.
Larrén Izquierdo, H. (Coord.) 1999. Arqueología e infraes- Rosa Municio, R., de la. 1994. El Balconcillo del cañón del
tructura agraria en el valle del Tera (Zamora). Madrid: río Lobos. Un yacimiento de la Edad del Bronce en tie-
Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación. rras sorianas, Revista de Arqueología, 154: 30–35.
López Sáez, J.A. 2007. Paleoambiente en el Tercer Milenio Sánchez Polo, A., 2010. La muerte en la arqueología: visio-
CAL B.C.: Análisis Palinológico del yacimiento calcolítito nes cruzadas/ posiciones encontradas. El Futuro del Pa-
de «El Casetón de la Era – El Palomar» (Finca de Mata- sado 1: 173–187.
llana, Villalba de los Alcores, Valladolid). Informe inédito. STRATO Gabinete de estudios sobre Patrimonio Histórico
López Sáez, J.A. 2012. Historia de la vegetación en la co- y Arqueológico S.L. 1991. Excavación arqueológica en
marca de Villafáfila durante el Holoceno Reciente. En el yacimiento «Los Bajos», Vecilla de Trasmonte (Zamo-
Arqueología de la Sal en las Lagunas de Villafáfila (Za- ra) según proyecto acequia de enlace de los sectores X y
mora): Investigaciones sobre los cocederos prehistóri- XI de la zona regable de la margen Izquierda del Tera.
cos. Arqueología en Castilla y León. Monografías, 9, Va- Informe inédito depositado en la Delegación Territorial
lladolid: Consejería de Educación y Cultura, D. L. de Cultura de la Junta de Castilla y León (Zamora).
Maluquer de Motes, J. 1958. Excavaciones arqueológicas Zapatero Magdaleno, Mª P. 2015. «El Neolítico en el No-
en el Cerro del Berrueco (Salamanca). Acta Salmanticen- reste de la Cuenca del Duero: El Yacimiento de La Veli-
sia, 14. Universidad de Salamanca. lla en el Valle del Valdavia (Palencia)». Tesis doctoral
Marcos Contreras, G. J., Sanz García, F. J., Misiego Tejeda, depositada en la Universidad de Valladolid.
J. C., Doval Martínez, M Y Fernández Orallo, E. 2003.

Actas Vol. 1.indb 576 13/11/17 9:46

También podría gustarte