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CAPELLANÍA

A – El CAPELLÁN

1- PRINCIPIOS DE UN BUEN CAPELLÁN


PARA RECORDAR: “Pero tu sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra evangelista,
cumple tu ministerio”. 2º de Corintios 4:5

“Los jóvenes necesitan algo más que una atención casual, más que una palabra de aliento
ocasional. Necesitan labor esmerada, cuidadosa, acompañada de oración. Únicamente aquel
cuyo corazón está lleno d amor y simpatía podrá alcanzar a aquellos que son aparentemente
descuidados e indiferentes” (Obreros Evangélicos Pág. 220)

DEFINICIÓN: El diccionario define al capellán como: sinónimo de sacerdote, el que tiene la


jurisdicción espiritual y eclesiástica.

Además tengamos en cuenta, que el capellán debe ser un LÍDER con influencia para despertar
en las personas que lo rodea:
 confianza,
 el deseo de conocer a Jesús,
 y el apoyo para entregarse a Dios mediante el bautismo.

La capellanía de Jesús fue así. A través de su influencia despertó el deseo de entregarse a Él sin
reservas, transformando hombres en pilares para la iglesia, como el caso de Mateo, que se
levantó y le siguió.

2- CUALIDADES BÁSICAS DE UN BUEN CAPELLÁN


a- Vivir una vida centrada en Cristo.
b- Amar a los niños.
c- Ser optimista.
d- Dominar sus emociones.
e- Disfrutar de la vida al aire libre.
f- Comprender las características de los jovencitos.
g- Saber cómo organizar.
h- Mantener relaciones agradables con sus compañeros de trabajo.
i- Tener personalidad atrayente.
j- Tener sentido del humor.
k- Ser ingenioso y creativo.
l- Ser una persona que viva los principios del voto, blanco, lema y ley de los JA.
m- Ser responsable

B- SUS RESPONSABILIDADES

PARA RECORDAR: “ Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los
vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la Palabra, que instes a
tiempo y fuera de tiempo, redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. 2º de
Timoteo 4: 1, 2.

Los ministros de Dios deben entrar en íntima comunión con Cristo y seguir su ejemplo en todas
las cosas, en la pureza de la vida, en la abnegación, en la benevolencia, en la diligencia, en la
perseverancia. El ganar almas para el reino de Dios debe ser su primera consideración. Con
pesar por el pecado y con amor paciente, deben trabajar como Cristo trabajó, con esfuerzo,
resuelto e incesante”. (O.E. Pág. 31).

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