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¡Qué hermosa está la muerta, exuberante!

Su desnudez sobre la loza brilla


Yo la miro trémulo y jadeante
Y tiembla entre mis manos la cuchilla

Mi profesor que la ocasión bendice


De explicar algo muy bueno
A mi se acerca y con placer me dice
Hágalo usted la amputación de un seno

Yo que siempre guardé por la belleza


Fanatismo de loco enamorado
¡perdóneme! le dije con tristeza
Pero esa operación la he olvidado

Se rieron de mi, mis compañeros


Ganó una falta mi lección concisa
Vi en la faz del profesor, surcos muy feos
Y en los labios de la muerta una sonrisa.

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