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SEMINARIO MAYOR «CRISTO SACERDOTE»

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Ecuador

Materia: Derecho Canónico III

Alumno: Diego Molina Curso: Cuarto de Teología

Profesor: P. Joselito Cando Fecha: 04 de octubre de 2021

La Iglesia por su naturaleza es misionera y la evangelización es un deber fundamental del


Pueblo de Dios. Cfr. C. 781.

La naturaleza misionera de la Iglesia según el c. 781. El derecho misionario es el conjunto


orgánico de todas las normas canónicas que ordenan la actividad misionera de la iglesia. Con el
Edicto de Milán Roma toma la iniciativa de la dirección misional, luego en la edad media comienza
a desarrollarse la organización misionera y sus normas; en el 1622 se crea la Sagrada Congregación
de Propaganda Fide otorgándole plena competencia sobre las misiones.

Las fuentes del canon. El Concilio Vaticano II, viene como respuesta más enérgica al llamado
del Señor a ir por todo el mundo a predicar el Evangelio; el mensaje de Paulo VI, menciona a la
misión como una tarea de toda la Iglesia y a cada uno de los fieles en particular; el decreto sobre la
actividad misionera Ad Gentes pide poner en estrecha relación el sentido de misión con el plan de
redención de la humanidad, y hace una afirmación jurídica: la misión es un deber fundamental del
Pueblo de Dios; la Carta circular Notre Temps habla sobre el rol misionero de los laicos que con
sus carismas deben ejercitar para la edificación de la iglesia; el mensaje de Pablo VI en la jornada
mundial para las misiones (1976) tiene como finalidad profundizar la conciencia misionera del
Pueblo de Dios; y el de 1978 aparece centrado en el tema de la cooperación misionera (anuncio y
difusión del Evangelio); la cooperación misionera entre las iglesias particulares y la manera de
distribución del clero.

Contenido del canon 781. Son tres las afirmaciones de carácter teológico jurídico: la iglesia
misionera por su naturaleza, evangelizar es su tarea primordial, todos los fieles tienen deber-
derecho de participar. El fundamento de la misión, es colocada en clave trinitaria. La acción es
comunitaria, todos los miembros de la iglesia en la evangelización y acción misionera.
Cuáles son los caminos de la misión que la Iglesia en particular debe tomar atención. carta
encíclica, Redemptoris Missio, del sumo pontífice Juan Pablo II, n. 41-60.

Los caminos de la misión. La actividad misionera es la manifestación de Dios que perfecciona la


historia de la salvación. La primera forma de evangelización es el testimonio. El hombre
contemporáneo cree más a los testigos que a los maestros. Cristo es testigo primordial (Ap. 1, 5; 3,
14). El anuncio tiene prioridad permanente ofreciendo la salvación a todos los hombres. El primer
anuncio introduce en el misterio del amor de Dios, abre la vía para la conversión. Del anuncio nace
la fe y la comunidad cristiana como respuesta al anuncio de cada fiel.

El primer camino que propone el documento es el testimonio de vida cristiana tomado como la
primera forma de evangelización. Por eso, el testigo de Cristo encuentra la manera de vivir,
afrontando los desafíos de la fragilidad humana y vive con sencillez y se convierte en auténtico
testigo. Otro aspecto importante de la misión es el primer anuncio de Cristo Salvador, colocar a
Jesucristo en el centro de la vida misionera. Los siguientes caminos de la misión es la formación de
las Iglesias locales, conocidos como misión ad gentes cuyo objetivo es: fundar comunidades
cristianas y hacer crecer las Iglesias hasta su completa madurez. Es necesario, tratar de establecer en
cada lugar comunidades cristianas que sean un exponente de la presencia de Dios en el mundo. De
ahí, surgirían las comunidades eclesiales de base llegando a zonas populares y alejadas, con un
mensaje evangelizador en beneficio de la sociedad.

La misión de la Iglesia ante los desafíos del futuro.

La Iglesia mira al futuro tras la celebración del Concilio Vaticano II:

 La recepción del Concilio. El análisis de este Concilio, no puede efectuarse solamente


desde una perspectiva de las cuestiones internas; sino también desde otro documento
eclesiológico como es, Gaudium et Spes. Con el papa Francisco esta cuestión cobra
actualidad: él ha prevenido contra la tendencia de colocar al concilio en el museo y al
Espíritu Santo en una tarima lejos de nosotros.
 Una Iglesia estupefacta mira al mundo. El concilio no era convocado solo para resolver
dificultades internas, sino para afrontar los problemas de la evolución de la historia que
había generado en el mundo moderno. Los problemas que caracterizaban al mundo eran
graves. Por lo que era necesario ayudar al mundo a superar esta crisis, suscitando
esperanzas acerca de la Iglesia y la humanidad.
La difícil gestación de la constitución pastoral. El origen de la constitución pastoral está
estrechamente vinculado con la historia del mismo Concilio. El proyecto correspondió a las tareas
fundamentales del Concilio. Pronto se mostró una correlación fundamental entre la meditación de la
Iglesia sobre su propio ser y su apertura a las cuestiones y necesidades del mundo presente.

Valoración benévola de Gaudium et Spes. Es el único documento que fue elaborado por el
Concilio y surgió totalmente de él. Así cristalizó el salto hacia delante de Juan XXIII en el discurso
de apertura y se puso en práctica su idea central de impartir una enseñanza de carácter pastoral.

 Aspectos positivos. El uso del método inductivo en Gaudium et Spes, es una novedad
para el catolicismo: el texto está organizado según el esquema inductivo (ver-juzgar-
actuar). La Iglesia conciliar se compromete con radicalidad en el seguimiento de Jesús y
no se desanima ante los desafíos ni se acomoda ante las situaciones de injusticia y
sufrimiento; buscando soluciones para los graves problemas de la humanidad.
 Limitaciones y debilidades. Gaudium et spes en muchas cosas no muestra una solución
satisfactoria que deba mantenerse sin más para siempre. Hoy no se puede leer
ingenuamente un texto de 1965, sino que se debe intentar comprenderlo en su amplia
intención y estructura a través de la historia.

Algunas cuestiones pendientes. La Constitución pastoral planteó algunas tareas de carácter


metodológico que solo fueron desarrolladas a medias. Gaudium et Spes, el último documento
aprobado en el Concilio, es una ventana abierta de la Iglesia al mundo. Aquí encontramos de una
forma única aquella actitud de interés, de atención y de amor al mundo.

Recepción de la Constitución en el posconcilio. El escenario de nuestra sociedad ha


evolucionado de manera rápida en estos 50 últimos años, y con ello muchas cosas han cambiado, se
trata de un cambio de atmosfera, y la Gaudium et Spes nos remarca desde su contenido. Se ha
mostrado que en el posconcilio se irrumpió un cambio llevando a un aparatoso secularismo, lo que
ha llevado a analizar en la transmisión cristiana el carácter teológico y espiritual de la verdadera fe
enmarcada por la sana doctrina.

Se da una crisis en la relación con el mundo, en un estado progresista entre el mundo secular y la
fe. Pero esta crisis no es a partir del documento, sino más bien por la evolución que se da en el
mundo. El mundo necesita abrirse, pero con un verdadero espíritu de discernimiento, y desde ahí
salir de la falsa interpretación teológica con el cual el mundo lo veía. El Papa habla de la creación
para hablar de la persona humana y así hablar de Dios.

Gaudium et spes replantea el tema eclesiológico de la recepción. Las cuestiones y necesidades


comprometen también a la Iglesia actual y futura. Por eso exige un nuevo comienzo. “Diálogo y
solidaridad” son dos conceptos que configuran juntamente un eje central, una perspectiva que
recorre toda la Constitución. En la corriente de la reforma de la Iglesia, la tradición es entendida
como proceso creativo, por tanto, abierto a algunas pistas sobre los contornos del ser eclesial y los
nuevos modelos sociales del futuro.

Ante los desafíos del futuro. La tradición es parte de la revelación que no puede excluirse, sino
más bien permitir que conduzca a vivir correctamente la fe en y con el mundo, donde se vive, ya
que la misión en la Iglesia es anunciar a Cristo en la relación de la fe con la cultura, y ahí
evangelizar en el mundo de hoy para formar una mejor sociedad, que esté al servicio de Dios en
este mundo. Es del mismo Concilio donde obtendremos fuerza para encaminarnos hacia el futuro.
Interesarse por el Vaticano II, no se trata de apartar la mirada de los desafíos que nos plantea este
mundo, sino impregnarse del espíritu del Concilio, para renovar sus opciones de evangelización.

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