Está en la página 1de 8

PROBLEMAS FILOSÓFICOS DE LA MECÁNICA CUÁNTICA

Douglas Moya

INTRODUCCIÓN

Para comprender esta problemática es necesario ubicar el carácter de la ciencia en


general y el desarrollo y evolución de los conceptos de la Física en un contexto histórico.
Esta dará los elementos de juicio para contrastar las concepciones deterministas de las
que no lo son.

1.- LA CIENCIA Y LA IDEOLOGÍA

La Ciencia es la práctica productora de conocimientos cuyos medios de producción son


los conceptos. Como práctica es una tarea humana que busca la descripción objetiva de
la realidad. Lo objetivo es aquello que se considera fuera del ego, el resto del Yo, lo que
queda fuera de ni subjetividad.

La ideología, por contraste, es el conjunto de representaciones subjetivas y hasta


fantásticas que pretenden justificar, más no explicar, la existencia y las condiciones de
existencia que se establecen entre los hombres y su entorno geográfico y las que se
establecen entre los hombres entre sí en el proceso de producción de la cultura: allí
encontramos a las relaciones sociales de producción y a la súper estructura social.

Así que la Ciencia, en un contexto cuentista, es el esfuerzo por superar a la ideología que
se presenta como su antípoda. Tenemos allí la contradicción entre Ciencia y Mito, por
ejemplo.

Lo anterior señala la pretensión humana de sentirse distinto del Todo. El problema del
conocimiento científico se basa en una sublimación del Ego en su afán de justificar su
permanencia en la defensa de aquello que lo define: la partición de la realidad en entes
independientes y autosuficientes antológicamente del resto:
Esta es la base ideológica del análisis científico tradicional de occidente.

Además, la ubicación del objeto del conocimiento científico está localizado en el ámbito
de la cultura, y por lo tanto, de la historia. El hombre no puede colocarse, en el contexto
de lo profano, fuera de su propia piel. Así que, más explícitamente, el objeto del
conocimiento está señalado en el campo de la ideología. Esto lo entenderemos mejor al
mirar los elementos estructurales de una teoría científica: encontramos los conceptos
indefinibles, aquellos que son intuitivamente captados por la razón, las definiciones, los
postulados, los axiomas, los teoremas y los corolarios. Es los conceptos indefinibles,
aquellos que se presentan en el contexto kantiano como juicios sintéticos a priori, es
donde las nociones ideológicas penetran en la ciencia. Así que ésta no es sino la
reproducción vergonzante de la ideología quien (…)

La dialéctica de la contradicción ciencia-ideología explica la evolución histórica de las


concepciones y de las teorías científicas. En este sentido me remito a la teoría de Kuhnd
de las rupturas epistemológicas, en la cual cada paradigma científico es una ruptura con
las teorías del pasado, pues el pensamiento debe ser completamente reformulado desde
una cosmovisión levantada en la crítica más aguda de los presupuestos filosóficos sobre
los que se construyen los conceptos de la ciencia que ha agotado su capacidad teórica

1
para explicar todos los hechos.

Es esta reflexión la que lleva a Popper a validar las ciencias por la prueba a la
falsibilidad, es decir, al demarcar hasta donde son útiles los modelos científicos, puesto
que señalando el lindero de las posibilidades del discurso se ponen los hitos del desarrollo
de la ciencia en el futuro y su posibilidad.

2.- LA MECÁNICA CLÁSICA


La Mecánica Clásica tiene las siguientes fuentes:

a) La concepción esotérica Hermética basada en el principio de que tal como es arriba es


abajo. Desde ella se rescata al universo como obra divina desechando el principio
maniqueísta fundamentado en el fuerte dualismo espíritu versus materia, donde el
primero está vinculado a lo divino y a la perfección, y el segundo articulado al mal y a la
muerte.

Esta concepción maniqueísta es introducida en la iglesia cristiana por San Agustín quien
cristianaza a Platón, y luego aplicada por ella como instrumento ideológico de
justificación y preservación del sistema feudal durante la edad media. Es necesario
indicar que la obra de Santo Tomás al cristianizar a Aristóteles, si bien es cierto se
levanta en la crítica del pensamiento agustino, no supera esta concepción dualista. Al
contrario, la santifica, puesto que vincula lo sublunar al mundo de lo terrenal y al
pecado, y por otro lado que lo divino, el reino de los cielos lo vincula al supralunar,
mundo coronado por el motor inmóvil cuya esencia es la de Dios.

El principio Hermético unifica los cielos y la tierra sometidos bajo las mismas leyes de la
naturaleza.

b) La búsqueda de la Unidad como Principio, es decir la búsqueda del Logos como el


Verbo Cristiano. Es la palabra quien crea el universo y construye el cosmos u orden como
su cualidad inmanente.

El cosmos debe expresarse mediante leyes matemáticas y geométricas, pues Dios hace el
mundo con número y medida. La geometría debía ser el lenguaje divino del Verbo.

En esta creencia trabajan Kepler, Galileo, Descartes y Newton.

2
c) La concepción burguesa del individuo que se hace a sí mismo, separado de la
naturaleza y colocado como Rey de la creación. Esta es la idea central que desarrolla el
sistema cartesiano.

Descartes considera que la totalidad es susceptible de dividirse en partes independientes,


átomos de realidad, que deben ser simples evidentes de suyo a la razón. En el caso del
mundo físico concluye que tal es la extensión, pues la cualidad geométrica trasciende la
diversidad fenoménica y le da unidad. Reduce toda la naturaleza a las cualidades del
espacio. De allí que para conocer la esencia de las cosas es necesario estudiar la
geometría de tales cosas. Pero el mundo es más rico en forma que el definido por la
geometría euclídea que se concentra en los sólidos platónicos como arquetipos. A más de
aquellas figuras que se podían construir con regla y compás se hallaban las denominadas
curvas mecánicas a las que los griegos no prestaron el menor interés y que debían ser
estudiadas por que son parte de las manifestaciones de lo existente, tal como el
movimiento.

Toda la complejidad de las curvas puede ser reducida a su simple evidente de suyo que
es la recta. Referida cualquier curva a un par de rectas, por medio de ellas es posible
representarlas matemáticamente. Y tal expresión o representación debía ser algébrica.
Bajo esta necesidad construye la geometría analítica.

Bajo esta metodología estudia la Física tomando como punto de partida al objeto de
estudio del movimiento puro, sin tomar en cuenta las causas que lo producen que se que
ya no son simples. De allí la necesidad de hacer cinemática.

La dinámica viene después, como una aplicación particular de la conceptualización del


movimiento. Pero es aquí donde Descartes se pierde, puesto que es incapaz en su
concepción de hablar de la fuerza, tino tan sólo de una idea abstracta del ímpetu.

En resumen, Descartes divide al Todo en sus partes mediante el análisis y la síntesis la


obtiene en la reducción metafísica de la riqueza de lo existente a tan sólo una de sus
cualidades: la extensión. Esta idea es la que da el poder teórico a la Mecánica, pero así
mismo es la camisa de fuerza que no le permite explicar, ya en las postrimerías del siglo
XIX, a los fenómenos atómicos.

Es necesario indicar que en tanto la extensión cartesiana es la esencia del mundo físico,
el espacio no podía ser vació en absoluto pues la esencia del ser no puede ser el no ser.

d) Las concepciones judeo-cristianas del espacio y del tiempo.


En efecto, Isaac Newton inspirado en Hechos de los Apóstoles 17:28 que dice que en Dios
existimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, considera que el espacio es un atributo
divino de Dios. En tanto cual puede ser vacío de materia puesto que está lleno del
Espíritu. Si el espacio es vacío, los cuerpos que en el se mueven deben hacerlo
conservando su estado de movimiento, pues no interactúan con ningún medio material al
cual puedan ceder su movimiento. Así

3
el estado de movimiento debe ser el rectilíneo uniforme, puesto que tan sólo un agente
externo puede cambiarlo. Este agente externo es la fuerza, cuya medición se lo realiza
por los efectos que produce, es decir, por la rapidez con la que cambia el estado del
movimiento. El principio de acción y reacción es una consecuencia lógica de los dos
principios anteriores de inercia y de fuerza.

El espacio, en tanto atributo divino, debe ser infinito en acto. Aquello que es infinito no
tiene espacio adicional para moverse, por lo tanto debe estar en reposo absoluto. Este es
el origen del espacio absoluto en la física de Newton.

Dios es omnipresente y omnicognoscente. Tiene conciencia de lo que sucede en cada


punto del espacio en el mismo instante. De modo que tal instante es común a todos los
puntos del espacio. Así que el devenir temporal debe ser el mismo para todos lo puntos
del espacio. El tiempo es así absoluto, el mismo para todo el universo. Hay un mismo
patrón del devenir temporal para todo lo existente.

El espacio es la permanencia, lo que no cambia. Está vinculado a al inercia. El tiempo es


lo que cambia, es lo dinámico referido al cual es posible el movimiento.

Las matemáticas desarrolladas hasta Descartes eran espaciales, estáticas. No


contemplaban la posibilidad de un análisis dinámico que aborde la evolución temporal de
las cosas. Por lo que Newton se ve forzado a desarrollar un nuevo lenguaje matemático e
inventa el cálculo diferencial e integral por medio de su teoría de los fluxores sin
importarle mucho el problema de su consistencia lógica.

El abordar cualquier problema mecánico tenía por propósito el encontrar las ecuaciones
diferenciales que lo describían en su evolución /temporal. Son ecuaciones de segundo
orden, que dan soluciones completamente determinadas si se señalan dos condiciones
iniciales: la posición y la velocidad en el instante considerado como punto de partida.

De aquí que conociendo la ley de la fuerza y las condiciones iniciales, se podía deducir
con pasmosa exactitud la situación del sistema físico en cualquier instante del futuro o
del pasado. Esta cosmovisión nos lleva naturalmente al determinismo matemático.

3.-EL DETERMINISMO CIENTÍFICO Y EL DETERMINISMO FILOSÓFICO

En este punto es necesario hacer una diferenciación entre el determinismo científico y el


filosófico.

El determinismo filosófico sostiene que no hay ningún efecto sin causa o grupo o conjunto
de causas. Es una afirmación muy general que sostiene la continuidad del ser. En cambio,
el determinismo científico busca la unicidad de los efectos cono resultado de sus causas.
Tal concepción la encontramos formalizada en la física clásica y en el hecho de que la
tomaran como modelo de la ciencia otras disciplinas intelectuales, tales como a
economía o las ciencias sociales. Dentro de esta percepción ideológica cae incluso el
marxismo, quien se formula como una teoría determinista de la historia.

La teoría de la relatividad es la última teoría científica determinista. Sí bien es cierto,


deja de un lado las concepciones del espacio y el tiempo absoluto de Newton,
universaliza el principio de relatividad de Galileo extendiéndola desde la mecánica hasta
la óptica y el electromagnetismo.

La concepción Einsteniana toma como fundamento de que si bien el espacio y el tiempo


no son continentes absolutos, sí lo es el hecho de que todos los fenómenos de la

4
naturaleza deben ser sometidos y contenidos en las mismas leyes de la naturaleza. Este
es el sentido de la covarianza, que significa, que varían del mismo modo, sometidos a las
mismas leyes, independientemente de cómo éstas sean descritas en marcos de referencia
arbitrarios.

Las cosas son como son, independientemente de como las miremos. El concepto de
objetividad está íntimamente ligado al principio de la relatividad.

Sin embargo, Einstein fue uno de los constructores de los conceptos cuánticos. El los
miraba como una fenomenología cuya trascendencia profunda debía ser descubierta en el
futuro cuando haya más elementos de juicio para construir una teoría desde la cual
puedan ser explicados más no descritos.

Einstein era un militante convencido del determinismo filosófico, pues era impensable
que sucedan cosas sin causa alguna. Si en apariencia eso sucedía, era por que
ignorábamos los mecanismos profundos a los que respondía.

De allí se ve que el afirmar que sucedan cosas sin causa alguna era lo mismo que decir
que las cosas no son objetivas y, más aún, desconocer a la teoría de la relatividad.

Así que el determinismo filosófico sostiene el carácter objetivo del mundo.

4.- LA MECÁNICA CUÁNTICA, UN MISTERIO UTILITARIO

Hay varías formas de formular la Mecánica Cuántica. Una de ellas es la Matricial de


Heisemberg, la Mecánica ondulatoria de Schrödinger, La del espacio de Estados de Dirac,
y la de integración de Caminos de Feynman. El formulismo matemático es un éxito,
puesto que gracias a él es posible comprender la conducta de objetos físicos que van
desde los quarks a los quasar. El problema surge en la interpretación física y filosófica de
esta teoría.
El hecho trascendental que diferencia a la Mecánica cuántica de la clásica es la
operación de medida. En la mecánica clásica podíamos

5
en principio medir con la precisión que queramos tanto la posición como la velocidad de
una partícula puesto que en principio podemos hacer nuestra interacción perturbadora en
el proceso de medida tan pequeña como sea necesario. Esto se sustenta en la hipótesis
de que la existencia de las cosas es independiente de nuestra existencia. Los objetos
tienen un existir liberal, independiente del resto, separable en principio de la totalidad.
El origen de esta percepción ideológica está, como va se ha visto, en Descartes.

La medida cuántica, en cambio sostiene que no podemos separar el observador de lo


observado. En la operación de medida hay siempre un mínimo de interacción bajo el cual
no podemos ir. Tal es la constante de Plan.

Así que si queremos medir la posición de una partícula. No rodemos para nada saber de
su cantidad de movimiento o de su velocidad, puesto que en la interacción de medida
perturbamos tanto a la partícula que su cantidad de movimiento pueda totalmente
indeterminada.

Por otro lado, si tratamos de medir con precisión su cantidad de movimiento, no


podemos saber nada sobre su posición. Decimos entonces que la posición y la velocidad o
cantidad de movimiento de la partícula son magnitudes físicas incompatibles.

Al determinar mediante un experimento su posición, la partícula tiene la característica


de ser un punto material. Si determinamos la cantidad de movimiento, no sabemos dónde
está la partícula, ésta tiene una expresión espacial, y se comporta como una onda.

Esta es origen de la cualidad de onda-partícula de las partículas elementales.

Dado que la interacción mínima no pueda ser menor are del orden de una constante de
Plank nos índica que es imposible por principio separar el Todo en partes independientes.
En un trabajo mío he demostrado que cada partícula no es sino una expresión singular del
Todo1 Existe un campo de interacciones de fondo que llena el espacio, cuyo origen está
en todas partes, y que es de carácter estocástico, aleatorio como las olas del mar en una
tormenta. Este campo sujeta a todas las cosas a la red invisible de la totalidad. Y su
desviación estándar es la constante de Plank. De modo are la constante de Plank no es un
atributo de una partícula en similar sino de todo el universo, de allí su carácter universal.
Esto da un fundamento científico a la aserción Hermética:

Si bien es cierto que todo está en el Todo, no lo es menos are el Todo está en todas las
cosas. El que comprenda esto debidamente, ha adquirido gran conocimiento.

Por ser la posición y la velocidad magnitudes físicas incompatibles, la descripción


dinámica de los sistemas físicos sólo puede servirnos para calcular las probabilidades de
tener tal o cual resultado en un proceso de medición. En ese sentido la teoría no es
matemáticamente determinista como la Mecánica Clásica Sin embargo, calculamos
exactamente tales probabilidades mediante una ecuación diferencial determinista are
describe la evolución de las funciones de estado del sistema, que es la ecuación de
Schrödinger. El cuadrado del módulo de esa función es la densidad de probabilidad de
localizar una partícula en un elemento de volumen. El conjunto de los valores posibles
que puede tomar una magnitud física se llama su espectro, el cual está acotado y puede
ser numerable1 Así dadas una combinación de causas se puede ya no obtener tan sólo un
efecto sino uno de los posibles contenidos en el espectro, y no otros 1 Estos son los valores
propios del operador asignado al observable físico, los cuales están unívocamente
determinados por las determinaciones experimentales. Sigue pues jugando un
significativo papel la concepción del determinismo filosófico y se mantiene la relación de
causalidad en el contexto experimental.

6
La Mecánica cuántica, en la interpretación de la Escuela de Copenhague, sostiene en
cambio, que no hay una causa más profunda que explique este curioso comportamiento
de las partículas elementales. Esta posición, es extraño, es la oficialmente aceptada por
la mayoría de los tísicos en la actualidad, quIenes utilizan el aparataje matemático
pragmáticamente sin preguntarse por que y como funcionan

Para aclarar la divergencia entre estas dos formas de interpretar la Mecánica Cuántica,
supongamos tener dos estados cuánticos no degenerados, es decir, existen dos niveles de
energía a cada uno de los cuales les corresponde una y sólo una función de onda.
Imaginemos que el menos energético está ocupado por un electrón y el más energético
está desocupado. Sí un fotón incidente tiene una energía exactamente igual a la
requerida para are el electrón salte al nivel superior, este irá a aquel. Decimos que el
electrón se ha excitado y ha habido una causa para ello: el fotón incidente. El electrón
excitado está en un nuevo estado estacionario.

Por definición de estacionario, tal estado es estable, y el electrón deberá permanecer


indefinidamente en él en el tiempo. Sin embargo el electrón dentro de un cierto
intervalo temporal, compatible con el principio de incertidumbre, se dese-excita
cayendo al nivel de energía más bajo. Es evidente que algo lo sacó de tal estado y lo
empujó hacia abajo. El cálculo técnico del calculo de esta probabilidad de transición usa
la teoría de las perturbaciones reconociendo que hay algún agente presente que causa
este efecto. Y nuevamente es el campo de acción de fondo el que permite explicar tal
transición. La Escuela de Copenhague dice en cambio are tal transición es espontánea, no
tiene ninguna causa a pesar de que ellos hacen el mismo procedimiento de cálculo. Esta
interpretación es absurda, puesto que afirma que no hay una simetría en el proceso; Hay
una causa para la primera transición y ni a una para la segunda.
Esta posición pragmática fue evidentemente combatida por Einstein y otros científicos
connotados como Luis de Broglie, Schrödinqer, David Bolua, todos ellos pioneros en la
construcción de las teorías (…)

Sin embargo, si aceptamos que no hay un mecani5rtto más profundo que explique los
fenómenos cuánticos, significa que existen cosas y fenómenos que suceden sin causa
alguna, lo que por lo anteriormente argumentado, niega la objetividad y la realidad de
las partículas elementales. Entonces, en las palabras de John Gribhin, nada es real. Con
esta idea han jugado algunos divulgadores de las escuelas místicas de oriente para
popularizarlas con tina certificación “científica”, como es el caso de Fritjoff Capra
autor del TAO DE LA FÍSICA, sin darse cuenta de que al defender tales posiciones se
oponían a los principios herméticos, fundamentos de la espiritualidad del mundo.

La Escuela de Copenhague sostiene su interpretación no causal, entre otras razones,


porque existe el caos cuántico primordial. En el contexto de las concepciones estadísticas
decimonónicas establecen su razón, en tanto en ese siglo se consideraba al caos como no
causal. Sin embargo, los descubrimientos de los últimos veinte años en el campo de la
dinámica no lineal, la teoría de las bifurcaciones y la teoría de los fractales, ha
demostrado de are el caos es determinista. El caos no es el total desorden es por
contrario un orden no entendido, un orden complejo. Es por ello que las funciones de
distribución de variables aleatorias obedecen al teorema del límite central, es decir, si la
población es lo suficientemente grande tienen una distribución gaussiana, la cual es una
función determinista. Si es así, cómo as que del desorden puede surgir el orden? Â ¿Cómo
es que del no ser puede surgir el ser? Es porque lo que nos parece como desorden, lo es
como apariencia en una escala reducida de tiempo y espacio, pero en términos globales
es un proceso determinista bien definido.

Nuevamente se presenta con claridad luminosa la aserción Hermética de que el caos no

7
existe, en efecto, del Kibalión citamos:

“Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo ocurre de acuerdo con la
Ley. Azar no es más que el nombre que se da a una Ley desconocida; hay muchos planos
de la causación, pero ninguno escapa a la Ley”,

Por otro lado, el quedarnos con la interpretación oficial de Copenhague, a más de llevar
al pragmatismo hasta la categoría de criterio de verdad, significa el negar las
posibilidades de realizar investigaciones más profundas sobre la naturaleza de cuestiones
fundamentales como es el origen de la inercia, de la gravitación, sobre la naturaleza del
tiempo y del espacio, estudios que son necesarios realizar para desarrollar los
conocimientos que nos permitan poder viajar a las estrellas, de vuelta al hogar que nos
espera.

Así que personalmente, haciendo eco al Profesor Albert Einstein declaro mi militancia en
el determinismo filosófico repitiendo con él:

“DIOS NO JUEGA A LOS DADOS CON EL MUNDO”

No, por lo menos, con aquellos manejados desde la comprensión del azar en el contexto
del siglo XIX.

BIBLIOGRAFÍA

GRIBBIN JOHN. El gato de Schrödinger. Colección Científica SALVAT. 1985.


MOYA DOUGLAS El Proceso de las Ciencias. II Congreso Latinoamericano de Filosofía.
Ediciones EDUC, 1978.
MOYA DOUGLAS El Campo de Acción: una nueva fundamentación de la Mecánica
Cuántica. Memorias IV Encuentro de Física, 1995. Escuela Politécnica
Nacional.

DIRAC PAUL M. Principios de la Mecánica Cuántica. Ediciones Ariel, 1968. Barcelona.


DESCARTES RENE El Discurso del Método. Otros Tratados. Biblioteca EDAF de bolsillo.
1982. España,
EINSTEIN ALBERT La Física, aventura del Pensamiento. Ediciones Ariel, 1967.
NEWTON ISAAC Principios matemáticos de la Filosofía Natural. Colección Obras
Clásicas para una Biblioteca Contemporánea. Prefacio de Antonio
Escohotado. Madrid, 1978.
ROLAND OMNES Consistent interpretations of quantum mechanics. Review of Modern
Physics, Vol. 64. Abril 1992.

También podría gustarte