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MATERIAL 6 ALIMENTACION DE EUROPA Y EL RENACIMIENTO

Para entender la cocina del Renacimiento, hay que tener en cuenta que al
comienzo del mismo todas las cocinas Europeas estaban muy
influenciadas por la cocina romana o por la árabe. Además, el progreso de
las comunicaciones entre países hizo las veces de vehículo para el
intercambio en las formas de hacer. Un buen ejemplo de ello fue Catalina
de Médici, quien era conocida por su buena boca, y cuyos cocineros se
trasladaban con ella allá donde iba. Es por ello que la cocina francesa se
vio influenciada por la italiana al contraer esta matrimonio con el rey de
Francia, del mismo modo que la corte española vio cambiar sus
costumbres culinarias al llegar el estilo de comer de Borgoña con el
Emperador Carlos V.
Con todo este panorama influenciando los fogones de las cortes, y con la
dificultad que hoy día se nos presenta si imaginamos una cocina sin
tomates, pimientos o patatas, puede parecer que la cocina renacentista
era algo aburrido y monótono, pero nada más rejos de la realidad.
A pesar de todas estas barreras, la cocina de la época se elaboraba con
una gran diversidad de ingredientes. Eran los más comunes la carne de
carnero, excelentes aves, buenos pescados en las costas... Y todo ello
condimentado con especias que aún usamos a día de hoy, como la
pimienta, el clavo, la canela, el jenjibre, la macia o la nuez moscada; y
otras tantas que a día de hoy no conocemos tan bien, como los cogollos
de Cassia, los granos de Guinea o la galanga. Estas especias eran utilizadas,
además de para dar sabor, para ocultar los malos sabores u olores de los
alimentos que empezaban a pudrirse.
Las características principales de esta nueva cocina no serían hoy muy de
nuestro gusto, pues eran recetas elaboradas con largos tiempos de
cocción, excesivas grasas animales, mucha cebolla, demasiadas especias y
con mezclas de sabores dulces y agrios. Era muy común el uso del carnero
como ingrediente estrella, aderezado con abundante almendra seca o con
su leche y con un sinfín de especias. Otro método común de aliño,
especialmente usado en las carnes de caza, era el uso de la canela y el
azúcar como toque final.

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