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La jirafa es una de las dos especies vivas de la familia Giraffidae, junto con el okapi. La
familia fue muy amplia, con numerosas especies. Las jirafas evolucionan de un gran
mamífero ramoneador, de unos 3 metros y con aspecto de antílope que vivió en Europa y
Asia hace entre 30 y 50 millones de años. [2]
El jiráfido conocido más antiguo es el Climacoceras, parecido al ciervo, con unos cuernos
como los de la jirafa. Aparición a principios del Mioceno. Ejemplos tardíos incluyen los
géneros Palaeotragus y Samotherium, del Mioceno inferior al medio. Ambos eran de
considerable altura en la cruz, habían desarrollado una cornamenta simple y no
ramificada como las jirafas modernas, pero aún tenían el cuello relativamente corto.[3]
Comparación entre los jiráfidos miocénicos de África: Palaeotragus (los más altos) y
Climacoceras (los más bajos).
La evolución de la longitud del cuello de las jirafas ha sido objeto de mucho debate. La
explicación clásica es que el cuello se alargó para alcanzar la vegetación más alta que no
era accesible para otros herbívoros, dando a las jirafas una ventaja competitiva.[3] Sin
embargo, una teoría alternativa propone que evolucionan como carácter sexual
secundario, dando a los machos una ventaja ante el "necking" para establecer el dominio
y el acceso a las hembras receptivas. Esta teoría se basa en que las jirafas comen
frecuentemente de arbustos bajos, y que el cuello de los machos es significativamente
más largo que el de las hembras. [5] No obstante, esta teoría no está aceptada
universalmente y estudios recientes la han puesto en duda, apoyando la explicación
clásica.[6]
NUTRICIÓN
El régimen alimenticio de la jirafa concuerda con su físico; come las hojas de los árboles
para lo cual le sirve su larga lengua. Las que viven en el sur de África prefieren las ramas
y hojas que tienen espinas. Cuando se nutre con alimentos frescos y jugosos puede
permanecer mucho tiempo sin agua, pero en las épocas de sequía recorre varios
kilómetros para beber en las lagunas pantanosas o en las charcas. El alimento favorito de
la jirafa es la Acacia, árbol que crece en la sabana africana, siendo un animal altamente
selectivo en lo que come cuando tiene alimento para elegir. A pesar de esto en caso de
necesidad no tiene problema en adaptarse a otros alimentos. También consume otro tipo
de árboles así como hierbas. Para beber agua y alimentarse con hierbas la jirafa debe
agacharse lo que la coloca en una posición vulnerable.
La lengua de la jirafa así como su aparato digestivo adaptado le permite alimentarse con
vegetales espinosos, los cuales digiere sin ningún tipo de problema. Las jirafas pasan
entre 16 y 20 horas al día alimentándose y pueden hacerlo durante la etapa más calurosa
del día cuando tiene crías, ya que los depredadores a esa hora están inactivos. Pueden
llegar a comer 65 kg de vegetales. La jirafa, al igual que las vacas, es un animal rumiante
cuenta con 4 estómagos y su digestión es similar a la del resto de los rumiantes (la
digestión toma un tiempo relativamente largo).
METABOLISMO CELULAR
Las jirafas son famosas por su cuello largo, que les permite alcanzar las hojas más altas y
tiernas de los árboles y sus largas patas delanteras, que son mucho más largas que las
traseras. Esa proporción y longitud les obliga a un inusual paso moviendo primero las
patas de un lado y luego las del otro a poca velocidad, y cruzando las patas traseras en el
exterior cuando van a toda velocidad. Las jirafas son una presa difícil y peligrosa. Se
defienden con una poderosa coz capaz de partir el cráneo o la columna de un león, los
únicos predadores que suponen una amenaza para la jirafa adulta.
Además tiene unos pequeños cuernos, llamados ossicorns, que aparecen en ambos
sexos, aunque los de las hembras son más pequeños. Están formados por cartílago
osificado. Su apariencia es un método fiable de distinción sexual; en las hembras poseen
un pequeño penacho de pelo en la parte superior, y en los machos aparecen sin pelo
debido al efecto de los combates (necking). Los machos a veces también desarrollan
depósitos de calcio en el cráneo con la edad, dando la impresión de un tercer cuerno
adicional.
Las jirafas han sufrido muchas otras modificaciones en el curso de su evolución,
especialmente en el aparato circulatorio. El corazón de una jirafa (que puede pesar más
de 10 kg) debe generar cerca del doble de la presión sanguínea normal de un mamífero
de gran tamaño para mantener el flujo de sangre al cerebro en contra de la gravedad. En
la parte superior del cuello, un complejo sistema de regulación de la presión (retículo
admirable), previene el exceso de sangre en el cerebro cuando la jirafa baja la cabeza
para beber.
Inversamente, los vasos sanguíneos en la parte inferior de las patas están bajo una gran
presión. En otros animales, esa presión forzaría a la sangre a ser expulsada a través de
las paredes capilares. Sin embargo, las jirafas tienen una gruesa capa de piel muy
ajustada en sus extremidades inferiores, la cual mantiene la presión extravascular alta de
la misma forma que un traje-g de un piloto.
El sonido que emiten gracias a sus enormes pulmones no es audible para el oído
humano, ya que se comunican entre ellas y otros animales a través del infrasonido.
La lengua es de color negro, y es tan larga (unos 50 cm) que le permite usarla para
limpiarse las orejas. Posee tres cuernos, dos laterales y uno central más pequeño
(pueden ser hasta cuatro dependiendo de la subespecie), debido a un desarrollo excesivo
de los huesos frontales y nasales. La boca es distinta de otros rumiantes: su labio superior
no está hendido como el del camello, está recubierto de pelos y tiene una forma más
aguzada. Tienen un ingenioso sistema que les permite abrir y cerrar, a voluntad, las fosas
nasales. Esto les permite recubrir las cavidades olfativas para impedir la entrada de polvo,
especialmente cuando el viento forma remolinos.
Las jirafas viven en grupos de 20 a 30 ejemplares, casi todos jóvenes, ya que al envejecer
buscan la soledad, no duermen más de 5 a 7 minutos seguidos, sumando una media de 2
horas de sueño al día y son capaces de correr a 60 km por hora.
EL PERRO
Hace 70 millones de años se produce el dominio de los mamíferos sobre los reptiles y
aparecen sobre la tierra muchos cánidos con morfología muy diversas, algunos se
parecen a los osos, otros a hienas, otros similares a los felinos y también hubo de
dimensiones minúsculas hasta gigantes, de todas estas variedades solamente
evolucionaron algunas y en el curso de los setecientos mil siglos la mayoría se fue
extinguiendo, por esta razón es difícil rastrear una filiación del perro con garantías
suficientes de certeza en sus ancestros, entonces la pregunta es ¿ cuál es el perro más
antiguo que se pueda encontrar en la evolución del mundo?. Un gran número de
paleontólogos coinciden como el antepasado del perro al Cynodictis que vivió entre
sesenta y cuarenta millones de años en Europa y Asia. En el continente americano
aparece hace unos veinticinco millones de años una forma más evolucionada denominado
Pseudocynodictis estrechamente emparentado con el Cynodictis europeo.
Cynodictis
Luego, hace unos 10 millones de años en América del Norte vivió otro perro, el
Daphoenus que sus características eran de una mezcla entre perro y gato, ya que su
esqueleto se asemeja al de un felino pero su cráneo al de un perro o lobo, luego aparece
el Mesocyon del que se conocen varias especies, muchos paleontólogos consideran al
esocyon como el antepasado directo de otros dos cánidos el Cynodesmus, un corredor
por excelencia y el Tomarctus, cuyo cráneo se asemeja a las variedades caninas actuales
que también era un buen corredor y con aspecto de tejón.
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Tomarctus
El canis , término con el cual además del can doméstico, se designa al lobo, el chacal, el
zorro, es decir todas las especies pertenecientes al género Canis aparece en Europa,
Asia y África hace diez millones de años y en América del Norte hace apenas un millón de
años.
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Evolución del perro de la prehistoria a la era cristiana
40 millones de años
15 a 10 millones de años
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Hombre prehistórico.
Aparición en Alemania y América del Canis lupus (lobo), del Canis sinensis en China, del
coyote en América del Norte, del zorro y el chacal en Europa.
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GENERALIZANDO
Características generales
Con pocas excepciones, la más notable la de las esponjas (filo Porifera), los animales
tienen tejidos diferenciados y especializados. Estos incluyen músculos, que pueden
contraerse para controlar el movimiento, y un sistema nervioso, que envía y procesa
señales. Suele haber también una cámara digestiva interna, con una o dos aberturas. Los
animales con este tipo de organización son conocidos como eumetazoos, en
contraposición a los parazoos y mesozoos, que son niveles de organización más simples
ya que carecen de algunas de las características mencionadas.
Todos los animales tienen células eucariontes, rodeadas de una matriz extracelular
característica compuesta de colágeno y glicoproteínas elásticas. Ésta puede calcificarse
para formar estructuras como conchas, huesos y espículas. Durante el desarrollo del
animal se crea un armazón relativamente flexible por el que las células se pueden mover
y reorganizarse, haciendo posibles estructuras más complejas. Esto contrasta con otros
organismos pluricelulares como las plantas y los hongos, que desarrollan un crecimiento
progresivo ya que sus células permanecen en el sitio mediante paredes celulares.