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Metafísica de la materia (entrevista a Manuel Carreira)

Jueves, noviembre 24, 2011

La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el
Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: "¿Es cierto que os ha dicho
Dios: No comáis de ningún árbol del jardín?". La mujer respondió a la
serpiente: "Nosotros podemos comer del fruto de los árboles del jardín.
Sólo del fruto del árbol que está en medio del jardín nos ha dicho Dios:
No comáis de él, ni lo toquéis siquiera, bajo pena de muerte". Entonces
la serpiente dijo a la mujer:"¡No, no moriréis! Antes bien, Dios sabe que
en el momento en que comáis se abrirán vuestro ojos y seréis como
dioses, conocedores del bien y del mal". La mujer vio que el árbol era
apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir
sabiduría. Tomó pues de su fruto y comió; dio también de él a su marido,
que estaba junto a ella, y él también comió. Entonces se abrieron sus
ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; cosieron unas hojas de
higuera y se hicieron unos taparrabos. Génesis. Tentación y Caída.

Eva y Adán, los protagonistas de esta historia, junto con la sibilina


serpiente, son, de acuerdo con la Biblia, la madre y el padre de
todos los seres humanos que hoy pueblan la tierra. La serpiente,
un reptil mucho más antiguo y acaso por ello más astuto en la
historia del Génesis, tiene con nosotros los humanos un antecesor
común aún más antiguo. La historia de la tierra, contada por (y
cortada en) finas capas de estratos geológicos, nos retrotrae a un
jardín de microorganismos. El primer jardín que podría parecerse
a un jardín tal y como lo entendemos los humanos sería no el del
Edén, sino el de Ediacara, previo a la explosión cámbrica, que se
produjo hace más de 500 millones de años. En él no había
humanos, desde luego, pero sí hay indicios de que los primeros
sistemas nerviosos que conducirían al surgimiento de cerebros
sintientes y pensantes surgieron entonces.

El estudio científico de la evolución de la vida en la tierra y de la evolución del ser humano,


con los datos de la paleontología y la paleoantropología, nos dice que el fruto del
conocimiento tardó mucho en madurar, y tuvo predecesores preconscientes, y/o
semiconscientes. Cuando cayó del árbol sobre la cabeza de Newton (en la famosa leyenda) el
ser humano representaba ya, desde unos milenios atrás, en efecto, lo que apuntaba el
Génesis: el animal que había abierto los ojos y se había dado cuenta que estaba desnudo, que
era -como decía Desmond Morris- un "mono desnudo", y que necesitaba un taparrabos. Era un
Emperador desnudo, al que nadie más que él mismo, al hacerse consciente, había revelado su
desnudez.

El cristianismo de hoy no hace una lectura literal de la Biblia y prefiere considerar estos
relatos como alegóricos y metafóricos. Ha habido no obstante corrientes evangelistas que han
defendido una aceptación de la verdad literal de la Biblia, en una línea fundamentalista que
se asemeja a la mantenida por los musulmanes con el Corán.

En los años 80 del pasado siglo surgió el movimiento Creacionista, que pretendía demostrar
científicamente todo lo relatado en la Biblia. Su fracaso -por lo que se refiere a la enseñanza
de ciencia- fue sucedido por un replanteamiento de la fe a la luz de la evolución. Aceptando
esta última como un hecho indiscutible, los proponentes del Diseño Inteligente, entre ellos
nuestro querido entrevistado Michael Behe, defendieron que había en la sustancia biológica
una complejidad irreductible, que no podía ser explicada de otra forma que a través de la
acción sobre la materia y la vida de un diseñador inteligente, que hubiera actuado en el
principio de la vida, creando las condiciones para que esta fuera posible y pudiera
desarrollarse -evolucionar, hasta llegar a nosotros, finalidad última, probablemente, de dicha
evolución.

Como ya argumentamos en este blog,


lo que hacían los postulantes del DI
era en realidad rellenar un vacío con
una hipótesis incontrastable. Por
supuesto esto es perfectamente
legítimo, pero no científico. Además
sufrieron un duro varapalo jurídico,
del que también dimos cuenta en este
blog entrevistando a uno de los
principales científicos que
participaron en la acusación, Kenneth
Miller. No sólo rellenaban vacíos, sino
que en ocasiones sugerían que no
había explicación (excepto el DI) para
cosas para la que la ciencia ya estaba
adelantando hipótesis bastante
plausibles. Y, sobre todo, se
proponían enseñar en las escuelas públicas la Teoría del Diseño Inteligente como alternativa a
la Teoría de la Evolución.

Todas esas batallas perdidas por la fe contra la evidencia científica nos revelan varias cosas:
primero que, en efecto, estamos desnudos y buscamos taparrabos. Segundo que el fruto del
árbol del conocimiento del bien y del mal nos ha traído muchos quebraderos de cabeza, y más
incógnitas que conocimiento verdadero. Tercero que la ciencia es el único camino válido, que
no conduce a callejones sin salida, para alcanzar algún conocimiento que pueda ser
universalmente validado, revisado, incluso refutado, y que Jesús es el camino, la verdad y la
vida para muchísima gente, y este es un fenómeno natural, el de lo sobrenatural, que no
conviene subestimar al estudiar al hombre. Y cuarto que el Misterio (si, Misterio con
mayúsculas) preside el mundo, aunque hayamos tomado el mando del mismo y seamos sus
Emperadores seguimos desnudos. Trabajamos por confeccionarnos un traje más apropiado que
un simple taparrabos, pero de momento no lo hemos conseguido. Así que si el Misterio trae el
Ministerio de la Fe, los que crean que no hay nada que creer, o que no se debe creer, o que
creer es una adaptación, o que creer es una estupidez, o que creer es cosa de esos tipos
llamados creyentes, o que en lo que hay que creer, fundamentalistamente, es en la ciencia,
tienen que asumirlo y adaptarse a esa realidad.

Un gran fenómeno sociológico y religioso


sucedió hace poco en nuestro país. Vino el
Papa y cientos de miles de personas se
congregaron para recibirle, viniendo de
distintos lugares del mundo, movidos por su
fe. Podemos estudiarlo desde la psicología
social, y buscar una explicación
evolucionista y neurocientífica a la razón de
ser de las creencias y su sustrato
neurológico. Mientras no se aclaren dos
temas fundamentales seguiremos en el
Misterio: el primero la consciencia. ¿Cómo
emerge la mente de la materia? El segundo
la propia materia, sus cualidades intrínsecas,
que la hacen especial para crear fuerzas,
agregados, formas, orden, que es el origen
de todo el universo, tomados en su conjunto
espacio y tiempo dentro de una gran esfera cósmica que contiene su principio y su fin. Y
probablemente ambos temas estén íntimamente relacionados de formas que ahora nos son -
inescrutables, como Dios.

¿Se puede entonces hablar de Dios todavía, legítimamente? Yo diría que, con la debida
prudencia, si. Así lo hace el Padre Manuel Carreira, astrofísico, que participó en proyectos de
la NASA e imparte clases en la Universidad Pontificia Comillas y en la John Carroll
University. Su especialidad: la metafísica de la materia. Ningún asunto más apropiado para
alguien que ha sabido desenvolverse tan bien entre la fe y la ciencia.

El Profesor Carreira ha tenido la amabilidad de responder unas preguntas para La Nueva


Ilustración Evolucionista. Santiago F. Barrero, un tipo extraordinariamente inteligente y
despierto, fue quien dirigió mi atención al Padre Carreira. En principio elaboramos un
cuestionario conjunto, pero el resultado final es casi por completo obra mía. Santiago y yo no
conseguimos ponernos de acuerdo sobre el enfoque que había que dar a la entrevista. Él,
como creyente, preguntaba desde la fe (o así me lo parecía a mí). Yo, como ya le dije en
nuestro intercambio de mensajes, pregunto siempre desde el escepticismo, entendiendo este
en un sentido amplio, no como una prolongación servil del cientifismo, sino como algo que
tiene a la ciencia como fiel servidora.

1.-Para el universo no soy nada,


para mí lo soy todo, decía Oberman,
citado por Unamuno en
el Sentimiento Trágico de la vida.
Esa frase oculta una verdad muy
profunda, y es que no existe universo
sin consciencia de él. Podría
reescribirse como: el universo no es
nada, yo lo soy todo. Y ese yo sería
un nosotros, la humanidad. ¿Cómo
define la posición del hombre en el
cosmos el principio antrópico?

Esa frase es un juego de palabras sin un sentido concreto. En tamaño y masa, el Universo es
inmenso y el hombre casi un átomo. Pero el Universo no tiene sentido simplemente quemando
estrellas y terminando en un vacío oscuro y frío. Esto no quiere decir que no exista sin que se
le conozca: ha existido épocas inmensas sin que nadie fuese consciente de ello. Por eso se
busca la razón de su existencia en la evolución que culmina en la vida inteligente (Principio
Antrópico). Y sólo así deja de ser absurdo el proceso de origen-evolución-destrucción. Ya ha
cumplido su cometido con nuestra existencia.

2.-El creacionismo primero, y el Diseño Inteligente después, han intentado dar cuenta del
surgimiento de la vida en la tierra por obra de Dios o, en el segundo caso, un Diseñador
inteligente. Sin embargo no hay ninguna evidencia científica que respalde esas ideas.
Tampoco la hay del origen mismo de la vida. Sólo tenemos hipótesis. ¿Cree usted que la
vida es un fenómeno universal, o bien algo que por milagro (entendiendo milagro como se
quiera entender) surgió en nuestro planeta?

Tanto el creacionismo básico (hubo un Creador) como el decir que hay un Diseño Inteligente
(de un Diseñador que tiene que ser el Creador) buscan una razón suficiente de que haya algo
en lugar de nada y que ese "algo" tenga propiedades finamente ajustadas que permiten la
vida inteligente. No es una respuesta aceptable el decir que es así "porque sí". No podemos
explicar la aparición POR AZAR ni de una molécula de ADN: una probabilidad en 10126
mientras el número de partículas elementales en el Universo conocido sería 1090 (cálculos de
Barrow y Tipler en "The Anthropic Cosmological Principle"). Mucho menos de una célula
viviente y luego del Hombre. La ciencia no tiene respuestas, pero es claro que la vida se basa
en las propiedades de la materia, aunque ningún proceso físico-químico explica la
programación genética (INFORMACIÓN) sin la cual es ininteligible un ser vivo. Por eso es
imposible calcular que haya vida -una vez más, POR AZAR- en ningún otro lugar.
3.-¿Qué sabemos a día de hoy, del origen del universo? ¿Qué opina respecto al punto de
vista de Stephen Hawking, que en su último libro afirma que el Big Bang fue un resultado
inevitable de las leyes de la física?

Sabemos que el Universo tuvo un comienzo en una situación de alta densidad y temperatura,
tras el cual no puede la ciencia investigar cosa alguna. Hemos encontrado las cenizas y el
resplandor de aquel comienzo hace casi 14.000 millones de años. Steven Hawking dice la
mayor insensatez científica: que la NADA tiene gravitación que produce universos. Sólo la
materia (en forma de partículas o energía) causa gravitación. Si él no estuviese en una silla de
ruedas, nadie le haría caso.

4.-En la actualidad se están tratando de explicar los sentimientos y las emociones en


términos neurobiológicos. La propia felicidad, o incluso la religiosidad o a la santidad
podrían encontrar su lugar en algún lugar del cerebro. ¿Qué perspectivas cree que abre la
neuroteología para explicar la religión? ¿Bastará con mirar el tejido cerebral y sus muchas
conexiones, o quizás haya que acudir a fenómenos cuánticos para encontrar la sede de la
mente? ¿Dónde, a su juicio, podría residir el alma?

Ni zonas del cerebro ni fenómenos cuánticos explican nuestro innato deseo de encontrar
Verdad, Belleza y Bien. Ninguna de las cuatro fuerzas que definen a la materia puede explicar
una poesía. Hay casos bien comprobados de personas con menos del 2% de corteza cerebral
con una inteligencia extraordinaria. No hay nada científico en esa supuesta "neuroteología", ni
puede la Mecánica Cuántica -que habla de azar y probabilidades- ser la razón explicativa de
una decisión libre que se toma tras estudiar diversas posibilidades y sopesarlas
conscientemente. El alma da el "ser humano" al cuerpo, por eso se mantiene la identidad
personal a lo largo de todos los cambios orgánicos de una vida humana. Es verdad que todo -
menos el cerebro- nos parece secundario y sustituible por trasplantes o sistemas inorgánicos,
pero la persona no deja de serlo aunque el cerebro se deteriore.

5.-Como creyente y científico, ¿cómo definiría usted en términos compatibles con la fe y


la ciencia conceptos como resurrección o infierno?

Los conceptos teológicos van más allá de lo comprobable en un experimento, y así se escapan
a la comprobación científica. Pero no hay directamente oposición alguna entre la idea de ser
humano (materia y espíritu inmaterial) y su posible existencia fuera del marco de espacio y
tiempo en que actúan las fuerzas físicas con sus consecuencias de desgaste y dependencia de
un ambiente adecuado. En una existencia ya sin esos condicionamientos, lo propio del ser
personal (actividad cognoscitiva y de voluntad libre) o bien se ejercitan esa funciones en una
intimidad con el Creador (cielo) o se frustra nuestra tendencia a tal intimidad en que se
satisface todo anhelo humano. Esa frustración irremediable (porque si no hay tiempo no
puede haber cambio) es lo que indica la palabra infierno.

6.-¿Cuál es su parecer sobre las teorías que postulan la existencia de múltiples universos?

Por definición no son comprobables experimentalmente ni cognoscibles. Por tanto se quedan


en ciencia ficción y no pierdo el tiempo con ellos.

7.-Conforme amplía sus conocimientos la astronomía en particular, y la física en general,


mayores son los misterios que aparecen. La apertura de una puerta conduce a otras dos
cerradas, y la de estas dos a otras cuatro, y así sucesivamente. ¿Cree que seremos
capaces de aclarar misterios como la energía y la materia oscura, el origen del universo o
la sustancia misma de la que está todo hecho, o que existe un límite a nuestra capacidad
de descubrir y conocer?

En ciencia solamente podemos estar seguros de lo que es comprobable en un experimento.


Por eso aceptamos la evidencia de un comienzo explosivo (cenizas y calor), pero no podemos
experimentar el paso de nada a algo, ni la existencia de una supuesta etapa previa. Es posible
que encontremos qué es la materia oscura y la energía oscura, pero una vez más tendremos
que aceptar su existencia como un dato, sin poder CIENTÍFICAMENTE explicar por qué hay
algo en lugar de nada.

8.-¿En qué trabaja ahora? ¿Qué gran misterio desearía desvelar?

Sigo intentando comprender mejor cosas que se aceptan comúnmente y que tal vez no se
entienden con suficiente exactitud lógica, y esto aun en la Teoría de la Relatividad
(restringida y generalizada). Acepto -con una sensación de derrota- que no hay nadie que
realmente entienda la Mecánica Cuántica (como afirmó Feynman) y me consuela saber que
estoy en buena compañía. Por mis muchos años de enseñar "Metafísica de la Materia" (título
del texto que escribí para mis alumnos de Filosofía de la Naturaleza) he llegado a
conclusiones acerca del Tiempo y el Espacio que me parecen útiles para hablar con mayor
profundidad de problemas que hoy aparecen en teorías de discontinuidad en ambos campos...
Sin duda que no resolveré satisfactoriamente ningún misterio, y lo único que puedo intentar
es pensar lógicamente, pero sin trabajo experimental de ningún tipo.

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