A diferencia de otros tipos de hepatitis viral, la hepatitis A no causa un daño
hepático a largo plazo ni se convierte en crónica.
En raras ocasiones, la hepatitis A puede causar pérdida repentina de la función
hepática, sobre todo, en adultos mayores o en personas con enfermedades hepáticas crónicas. La insuficiencia hepática aguda requiere hospitalización para su supervisión y tratamiento. Algunas personas con insuficiencia hepática aguda podrían necesitar un trasplante de hígado. Complicaciones
Una infección crónica causada por el virus de la hepatitis B (VHB) puede provocar complicaciones graves, tales como las siguientes:
Cicatrices en el hígado (cirrosis). La inflamación asociada con una
infección por hepatitis B puede provocar una cicatrización extensa del hígado (cirrosis), la que puede afectar el funcionamiento hepático.
Cáncer de hígado. Las personas que padecen hepatitis B crónica tienen
mayor riesgo de sufrir cáncer de hígado.
Insuficiencia hepática. La insuficiencia hepática aguda es una enfermedad
en la que las funciones vitales del hígado se detienen. Cuando eso sucede, es necesario un trasplante de hígado para vivir.
Otras afecciones. Las personas que padecen hepatitis B crónica pueden
presentar enfermedad renal o inflamación de los vasos sanguíneos.