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DE
SAN MARTÍN
OBISPO DE T O U R S
Biblioteca del Apostolado de la Prensa.
VID A
DE
SAN M A RTÍN
OBISPO OH T O U US
POS EL
K P. Vicente Aflustí
DE LA COMPAÑÍA DE JEBt'S
MADRID
ADMINISTRACIÓN DEL APOSTOLADO DE LA PRENSA
7, San Bernardo, 7.
In d ic e
X IV . — S i n M a r t i n O b i s p o d b T.tn R R .— R A ritn le
con piadoso engallo. del monasterio.—
8a elección..................... ...................... 7T
X V . L a Iglesia de Tours al Hrnpo de la elec
ción de Ban Martín.— Fundación del
nonastcrlo de M arm ontier.— Vida de
los monjes............................................. 64
X V I.— Va San Martin ( la corte de Valcntlala-
no I.— Bu entrevista coa el Emperador. 90
X V II.— Regresa de ln corte.— Traslada fi mejor
sitio l a Ig le s ia p r im lllr - t y honra á bus
Obispos.— Quita una grosera supersti
ción....................................................... 95
X T i i i. — Celo de Son Martin en extirpar la Idola
tría.— Prodigios que le acompafian.—
Destruye los templos y simulacros do
los falsos dioses...•»*■.• Od
X IX .— Fatigas de San Martín 7 prodigios que
obró en los Irracionales en orden A la
extirpación de la Idolatría................... 108
XX .— San Martin resuelta A un müo y conürmn
con prodigios la verdulera fe.............. 115
X X I.— Correrías apostólicas de ban Martín ppr
el país de los Eduos.— Victorias obte
nidas sobre el druidismo..................... 122
X X II.— V a Ban Martín & Tróveris d tratar con
el emperador Graciano — Sana en Pa-
rís a na leproso............................... . 132
X X III.— Coopera & la elección de excelentes Obla-
pos en varias diócesis (le las Galles... 136
X X IV .— E l pastor visitando fl su rebaBo.— Igle
sias 7 monasterios.— Virtudes jr mila
gros....................................................... 143
XXV.— Entreviste de Ban Martín con el empera
dor M&xlmo. — Convites. — Lob prlsd-
ltanlsta?.— No quiere M trtín derrama
miento'de sangre.— Vuelta á Tours.—
Ban Paulino de Ñola.— Ejemplo de ana
santa virgen......................................... 150
X X V I.— Vuelto A bu Iglesia, atiende San Martin
al ministerio pastoral. — Es llamado
con urgencia fl la corte del umperaflor. 171
PAgS.
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COK LA.S LICENCIAS NECESARIAS
A L PIA D O SO L E C TO lí
é'¡^►oniiÍA
k la segunda década del siglo IV cuan
do, allfi por los años de 316, según Sun Gregorio de
Tours <310, aegCn JerónLno de Pinto), nacía en la
Sabarlc, ciudad de la Pannonla, hoy Stolnamonger,
en Hungría (1), uu precioso niño destinada por el
cielo p ira ser la admiración de unos, ejemplo de
muchos, maestro y lumbrera resplandeciente de la
Iglesia católica. Tnl fu6 San M artin: modelo de sol
dados, de monjes y de Obispos.
Hijo de un tribuno militar, que peleó ft, las órde
nes de los emperadores Constantino y Constando,
por su nacimiento, por la Inclinación y voluntad do
su padre, y Jinstn por ln le®1 df>l Imperio que destl-
r.ílbn il la milicia í! los hijos de los veteranos, Mar
tín, BecÚn el orden natural de las cosa a y los jui
cios de los hombres, había de seguir las huellas de
sus antepasados y hacer que en eu frente reverde
ciesen los laureles 3c la victoria 6 llegase 6 las prl-
P A E T E SC CLÁH1DE CON ÜN PO B R E A TE R ID O
DE F R ÍO .— CHISTO SE L E A PA R E C E
o r o 6 p la ta , & la T e z q u e u n a s o n ris a d e a g r a d o 6
u na p a la b r a d e a lie n to y b e n e v o le n c ia .
Entre esta inmensa muchedumbre de soldados y
Jefes se hallaba nuestro Martín, al que, como j a
dijimos, Sozomeno Hajma praefeeto de una cohorte:
pracfccíus cohortts. E l cual, conociendo el espíritu
que animaba 1 Juliano, y juzgando' menos decoroso
para eí recibir aquel donativo, cuando estaba firme
mente resucito & retirarse do las armas, al acer
carse, como los dentó b, al César, con modestia, sí,
pero con varonil entereza rehusó el don y le mani
festó que, pues había cumplido los afios de servicio
que marcaba la" ley y estoba decidido d consagrarse
irrevocablemente A Jesucristo, quería desde aquel
momento retirarse de la mUlicIn.
L levó pesadamente tai resolución el César, cuyo
flalmo de día en día se alejaha mfis del verdadero
Dios; achacd & cobardía y & vileza de espíritu la
determinación de Martin, y H duras penas pudo
contenerse que no alclese delante del ejército una
barbaridad.
Entonces Martin, movido de espíritu superior,
por lo que después se conoció, “ Ea prueba— dijo—
de que es verdad lo que digo y de que no es el
miedo quien me impulsa & pedir mi retiro, dejadme
mañana desarmado y solo delante de los enem igos:
yo confio poder, con soOa la sefial de la cruz, pasar
seguro por medio de ellos".
Juliano, que, sin duda, quería, en su orgullo y
odio al cristianismo, deshacerse de aquel invicto
campeón, tomóle en seguida la palabra, 7 arrestán
dole de'anle de todos añadlfi: “mnña’j a veremos si
42 VIDA DE SAtf MARTÍN
VIII
— i No tienes miedo?
— No. Un verdadero cristiano ja jiú s teme, porque
tiene la conciencia tranquila y sabe jug Jesucristo
estfi, con él en vida y en muerte. Vosotros si, lle
vando la vida que Uerúls y teniendo por enemigos
& los hambres, y, sobre todo, & Dios, vosotros sf
que tenéis justas causas de temer.
D ijo osto con un aire tan sincero, con tan Im
perturbable tranquilidad mezclada de afectuosa com
pasión hacia aquellos miserables, que éstos, des-
nmshimbr.idos i sempjnntw escenas, y mils q;ie
todo, tocados interiormente de la grncln, no pudie
ron menos d « adm irarse al ver tajita serenidad é
Intrepidez en ua hombre que, eclo, desarmado y
atado como estiba en manos de facinerosos, ni
mudaba de semblante, ni se preparaba A una de
fensa Inútil, ni. apelaba & los ruegos 6 á las lágri
mas. Esta superioridad de espíritu los soju zgó; y
entrando en conversación con él, cerciorados de que
ni era espía ni tos quería mal, fácilm ente le escu
charon a l hablarles de la peligrosa vida que lle
vaban, de la misericordia de Dios que los estaba
aguardando y de los premkiB 6 castigos que hay
reservados en la otra vida. En conclusión: le sol
taron, tratáronle humanamente y le condujeron al
camino real. Aquel que prim ero levantó el brazo
para herirle, convertido totalmente & Dios, abrazó
la religión cristiana y Be hizo monje. De los demils
nada, hemos podido averiguar.
Otro lance le ocurrió cerca de Milán, por donde
habla pasado viniendo de las Gallas. Iba M artin su
camino cuando i deshora, entrada ya la noche, se
48 VTDA
— —
XI
#
^ v * s a v eu la costa del mar de Liguria, 7 en pala
perteneciente en otro tiempo A la república Se Gé-
nava, una Islcta 6 pcQón solitario, por nombre la
Isla Qallinarta, á causa, según dicen, de la abun
dancia de gallinas salvajes que hay en aquel redu
cido desierto, llamado por otro nombre la lsleta de
Albenga. Es fama que en esta Isla, apartada por
completo de todo humano comercio, abundaban mul
titud de serpientes venenosas, que hacían este lugar
inhospitalario, ifi lo que se aflade que, en lo antiguo,
como se lw> en la vkla (le Snn Aundor, obispo de
Auxerre, pRta.ha aquel sitio Infestado de malignos
espíritus, como si la misma nirtnraleza 7 el mismo
Infierno hubiesen querido alejar de aquel escabroso
sitio & los hombres 6 seres racionales. Contrastaba
el horror y aspereza de este lugar con las otras
68 VIDA
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XII
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XVI
V A SAN M ARTÍN A L A OOBTE DE VALENT1NIAN0 I.
SU ENTREVISTA CON EL EOPERADOR
— —
XVII
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XIX
ár
ÁQ e lia comparado al glorioso ObIspo.de Tours
con los mismos santos Apóstoles, y, en sentir de
concienzudos escritores, se le ha comparado con
ellos, principalmente, por los muchos y estupendos
milagros que obró. Verificóse en él la predicción
que & sus discípulos hizo el Salvador del mundo:
“En iml nombre, lanzarán los demonios..., amansa
rán las serpientes; si algún licor venenoso bebie
ren, no les iharfi daflo; pondrán las manos sobre los
enfermos y quedaTán éstos curados... Y sus discí
pulos fueron y predicaron en todas partes, coope
rando el SeDor y confirmando su doctrina con los
milagros que la acompasaban” ( 1 ).
En los dos capítulos precedentes hemos visto al
gunos de los muchos milagros que obró Dios, por
medio de San Martin, en las cosas Insensibles y en
los animales irracionales, en orden & la extirpación
de la idolatría y confirmación de la verdadera fe
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XXI
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XXII
VA SAN U A B T lN A TBÉVEQIS A TBATAB CON EL
EMPERADOR GRACIANO. — SANA EN PARÍS Á UN
LtTKOSÜ .
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XXIII
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XXIV
< k
J ü ’T k s t i t c I do San Martin fi sn iglesia, continuo
con su acostumbrado Actividad y fervor las obras
del ministerio pastoral, confirmando con asiduas
exhortaciones ü los débiles, instruyendo & los Igno
rantes, reduciendo al camino de la verdad & los
descaminados, proveyendo, en una palabra, & las
necesidades espirituales y temporales de su grey,
corando basta con milagros sus enfermedades y
males y despojándose d« sus propios vestidos para
cufcrlr la desnudez ajena.
Solfa tener en aquellos tiempos cada Iglesia epis
copal un eltlo particular, llamado secretarlo, algo
asi como nuestras sacristías, adonde se retiraban
los Prelados, ya para der audiencia & los que acu
dían 4 ellos, ya para recibir las salutaciones del
pueblo 0 para prepararse A celebrar los divinos
misterios. El día, pues, de Navidad, andando una
vez el Santo con este fin ft la Iglesia, le enoontrG
en el camino un polire transido d« frío y medio
172 VIDA
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XXVIII
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XXIX
4SK
H lu c n o s m ilagros liemos referido ya obrados
por San M artín & gloria de D ios y bien de los pró
jimos, y muolios quedarían aún por re fe rir el h u
biéramos de contarlos todos los que han llegado
& nuestro, noticia (1 ). Pero -no es posible, dados
los límites de que podemos disponer, ni necesarios
tampoco p ara aumentar la devoción d e nuestros lec
tores y calificar de taum aturgo al adm irable Obispo
de Tcurs. Con lo dicho basto, y sobra.. Omitiendo,
pues, los que s o contienen enseñanzas especiales (de
estos todavía diremos algunos), y pisando por alto
los qne hizo el Santo con la señal de la cruz y « .
Oleo bendito, por medio del cual sanó 9, l a m ujer
del conde A v id a u o y obró otras muchas curacio
nes, digamos brevemente lo que acaeció a l noble
y piadoso 1/iconclo. Siete personas de su fam ilia
cayeron gravemente enferm as & la vez, con que su
casa parecía un hospital. Paefl avisa Llcoucio ft .111
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XXX
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XXXI
fjrm,
Jt em os reservado para ©ate lugar uno do loe
hechos m is culminantes en la vida de nuestro Santo
y que se prestan & m is serlas reflexiones. Admi
i
iS JL Dios avilo toca hacer glorioso el sepulcro do
los Santos: El es quien perpetúa su memoria y
mueve los corazones de los hombres para que acu
dan en tropel & venerar sus reliquias y comunica
virtud á sus huesos para qua obren maravillas. El
egoísmo y poder de los hombres no llega i tanto.
Por mAs que en vida baya circundado el mundo do
gloria la frente del conquistador y huya hecho céle
bre su nomhn» cnnndn dftsnpnrwp el héroe, de loa
ojos que le vieron y de él no queda más que uu
puñado de ceniza, y ya ni oye ni ve ni tienen nada
que esperar de él loa que ayudaron & su encumbra
miento, va desapareciendo también su memoria de
los vivos y huye & refugiarse en los monumentos
Insensibles en los sepulcros de los cementerios, en
las estatuas de las calles, en las hojas de papel
de sus historias: piedras sin sentido, monumentos
muertos, como ellos, que al paso que corre el tiempo
se debilitan y desmoronan y vienen & parar en un
VID A DK KAN U A H TlN 229
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