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Periodismo Literario

Llamado también nuevo periodismo o paraperiodismo, el cual a través de la retórica en


ocasiones con tintes barrocos informa sobre la vida de las personas en su diario vivir, dándole
una importancia sobresaliente al entorno, los sentimientos y todo aquello que para el periodista
afecta directa o indirectamente el personaje. El periodista literario debe ser exacto en sus
descripciones sin omitir, cambiar o inventar detalles; es sensible, emotivo y totalmente receptivo
a los diferentes sentimientos que se mueven dentro de un personaje durante un acontecimiento
específico; Todo esto le da al autor una visión más amplia de la sociedad, una visión con la cual
muestra una realidad cotidiana; esto a su vez y en consecuencia lo acerca a lo que se podría
llamar la “humanización de los medios”.

Para un periodista literario hay tres fases fundamentales y consecutivas en la construcción de


una crónica. La Primera, el trabajo de investigación, durante el cual el periodista observa el
personaje, su entorno y sus actitudes ante acontecimientos determinados, además de observar
debe analizar reacciones; tanto gestos como palabras. La segunda, decidir que técnica utilizara
teniendo en cuenta la legibilidad y el dinamismo que deje el tema, esto le dará “fuerza” y
despertara interés en el lector. Por ultimo, pero igualmente importante, la redacción,
esencialmente la forma en que se escribe, con que palabras y en que orden.

A pesar de los muchos intentos por clasificar el periodismo literario ha sido imposible ya que este
es la conjunción de muchos géneros.

Por su dedicación a la búsqueda de una realidad sin intermediarios ha sido objeto de múltiples
ataques por parte de los poderes que durante siglos han manipulados la información, casi
siempre en detrimento de la sociedad; Aquí precisamente entra a jugar un papel fundamental la
objetividad, fuentes veraces con narraciones veraces, como ya lo dije, sin omitir, cambiar o
inventar. Pero de aquí deriva un problema mayor, el de la discreción ante situaciones
comprometedoras para el o los personajes, ya que hay detalles que no son trascendentales en el
desarrollo de los acontecimientos y por ende son omitibles.
En conclusión el periodismo literario abre las puertas de lo cotidiano, mostrando una realidad
univoca, que solo pretende de el lector la reflexión sobre si mismo y sus actitudes en el diario
vivir.

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