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FREUD I • TITULAR PROF. DR. OSVALDO DELGADO • TEÓRICO 2007
PSICOANÁLISIS FREUD ‐ CÁTEDRA I (049)
TITULAR PROFESOR DR. OSVALDO DELGADO
TEÓRICO 7 ‐ 9 DE MAYO DE 2007
Buenos días, a partir de “la experiencia de satisfacción” entraremos al tema de los
sueños. Por eso voy a hacer un esquema que está en mi libro La subversión freudiana y
sus consecuencias (p.33) que nos permitirá entender qué es la dimensión del deseo
indestructible, deseo que es uno de los dos elementos principales con que se forma el
sueño.
Tienen que tener presente que en Freud se produce un doble movimiento: trabajamos el
principio de constancia que implica la tendencia del aparato psíquico a reducir la cantidad
de excitación. Incluso habíamos dicho que podíamos definir al aparato psíquico mismo
como una defensa normal en relación con esa tendencia, el aparato psíquico se defiende
de esa carga que ingresa con la tendencia a volver a cero la cantidad.
Vimos que hay un fracaso, que todo el proceso represivo que se pone en juego no elimina
la tensión compulsiva y no solo hay retorno de lo reprimido, sino que subsiste –se ve más
claramente en la neurosis obsesiva– la dimensión compulsiva del síntoma como una
cantidad irreductible. Por lo tanto, como hipótesis, Freud cuenta con la hipótesis auxiliar
que sostiene que existe una fuente independiente de desprendimiento de displacer.
Freud produce un movimiento donde deja de lado el “principio de constancia” y pasa a
hablar de “principio de placer” como principio que gobierna al aparato psíquico. Este
principio lo acompañará hasta 1920, con impasses y forzamientos conceptuales, porque
todo el tiempo le presentan un cuestionamiento radical para sostener que el aparato
tienda al placer.
Por ahora, y hasta la próxima ruptura, Freud produce dentro de su campo de elaboración
que todo está gobernado por este principio que enmarca la conceptualización del
síntoma que tiene Freud en ese momento. Dirá que el síntoma implica un conflicto, el
inconsciente entra en contradicción con las exigencias del yo. Ya veremos que otras
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instancias aparecen porque algo puede ser placentero para el inconsciente, pero
displacentero para la conciencia, por lo tanto, hay un conflicto entre instancias.
En el cuadro vamos a ver cuáles son las diferencias.
¿Cuál es la construcción teórica que le permite a Freud romper con el principio de
constancia y formular el principio de placer? Una conceptualización que se llama primera
experiencia de satisfacción. Es formulando esa construcción teórica que Freud puede
deslindar dos campos. Hay que tomarla como una construcción Iógica de Freud y no solo
desde elementos fenoménicos.
A diferencia del resto de los animales el ser humano desde el punto de vista biológico
nace prematuramente. Otros animales al nacer se paran y caminan, en cambio, el ser
humano está en estado de desamparo, no puede procurarse la satisfacción de la
necesidad por sí mismo, necesita del otro auxiliador, por ejemplo, la madre. El bebé
recién nacido no puede calmar la tensión producto de una necesidad, para poder calmar
la necesidad y disminuir la tensión cuando falta alimento, por ejemplo, requiere el auxilio
externo, otro auxiliador. Pero en el encuentro con el otro auxiliador que satisface la
necesidad se produce un plus, es algo más que un encuentro de necesidad orgánica
colmada porque si no sería lo mismo que haya una madre ocupándose del bebé que
colocarle una sonda y alimentarlo mecánicamente. Como no es lo mismo esa diferencia
genera un plus porque para una sonda ese organismo vale como organismo mientras que,
para una madre, ese cuerpo vale como otra cosa, es metáfora de otra cosa, es la
dimensión del amor.
Cuando una madre alimenta a un bebé no hay solo satisfacción de una necesidad, sino
que hay un plus –en el mejor de los casos porque puede ocurrir que no lo haya y si es así
tendremos una esquizofrenia–, se necesita que sea una madre metafórica, una madre
que tenga en si la capacidad de tomar eso como algo otro que su naturaleza orgánica
biológica.
Ven que hay otra dimensión del desamparo. Está el desamparo en el humano porque el
recién nacido no puede pararse y comer por su cuenta, pero además, hay otro desamparo
más radical e importante –a tener en cuenta cuando trabajemos cuestiones en relación
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con el síntoma y la angustia– que es que el recién nacido está a merced absolutamente de
ese otro auxiliador, está a merced del lugar que ese otro le vaya a dar.
Hay una dimensión de desamparo por prematuración –incluso los intestinos no están del
todo terminados de hacerse por eso el dolor de panza en los bebés–; pero además de ese
desamparo orgánico hay otro, que es el desamparo de quedar absolutamente a merced
del otro auxiliador, de pasar a ser lo que el otro auxiliador dice que soy para su deseo.
Nací como organismo, pero de algún lado tengo que nacer como sujeto, entonces, lo
primero que tengo que hacer es identificarme a lo que ese otro desea que yo sea, y así se
genera el sujeto humano, en ese estado de desamparo y de identificación a lo que ese
otro quiere que ese bebe sea. En el mejor de los casos nacemos así como sujeto.
Freud sostiene que, al producirse esa primera experiencia de satisfacción, ese plus deja
una huella, ese algo más que la necesidad deja una impronta de ese primer encuentro del
otro auxiliador y ese niño desamparado. Esa huella será lo que llama la primera
experiencia de satisfacción: se cubrió la necesidad, pero hay un plus. Es fundamental,
porque esa huella que quedo de ese encuentro oriente el deseo de la vida de cada uno.
En realidad, el neurótico se pasa la vida buscando adelante lo que ha perdido atrás.
El sujeto busca reencontrar la huella de esa primera experiencia de satisfacción en tanto
la experiencia como tal queda perdida. Entonces, la experiencia de satisfacción se
produce como perdida, es imposible recuperarla, imposible recrear todas las coordenadas
de esa primera experiencia de satisfacción porque aconteció en un momento preciso y
como primera experiencia se pierde, tanto como se pierde el trauma. Recuerdan que el
trauma deja una marca, pero como tal queda perdido. El representante psíquico luego del
período de latencia –amnesia psíquica en la pubertad– se produce un displacer nuevo y
actual, el trauma queda como perdido y la huella vale como recuerdo.
La experiencia de satisfacción queda perdida, queda una huella, es el motor mismo del
deseo, deja una huella y una perdida, una tensión permanente en el aparato en estado de
deseo de volver a hallar, de reencontrar aquello que fue perdido.
¿Qué es lo que deja esa primera experiencia de satisfacción como resto? El deseo como
tal, es el nacimiento del deseo. Por eso Freud cuando trabaje los sueños identifica una
realización de deseo que no es cumplimiento y que no es satisfacción. La realización del
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deseo se produce a través de los representantes psíquicos, nada más que eso, no hay
satisfacción ni hay cumplimiento porque es imposible por estructura, es un nombre de lo
imposible.
Entonces, el sujeto es lo que se constituye porque hay esa “experiencia de satisfacción” y
perdida que genera un estado deseante, por eso el deseo humano es añorante de esa
primera experiencia de satisfacción como perdida.
En el sueño solo se puede realizar alucinatoriamente ya que ‐repito‐ está definido por la
imposibilidad del encuentro. No es que reencuentra esa primera experiencia de
satisfacción.
El cuadro.
Experiencia de satisfacción
Principio de constancia de placer
Equilibrio Homeostasis Tensión del deseo
Función Descarga de cantidades Placer de desear
Operación fundamental Memoria neuronal Placer de la repetición
(memoria psíquica)
Aparato Sistema neuronal Sistema de huellas mnémicas
Finalidad Satisfacción de Realización de deseo
la necesidad
Objeto El adecuado Objeto como falta
y alucinación
Correlato El organismo viviente Sujeto del inconsciente
Dinámica Inercia neuronal Proceso primario
Tensión irreductible Éxito Éxito / Fracaso
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He puesto “experiencia de satisfacción” arriba de todo, porque recuerden que es la
construcción teórica que permite el primer movimiento que realiza Freud, la primera
ruptura que realiza en su obra entre el principio de constancia y el principio de placer. Si
no contara con esta construcción teórica podría hacer este pasaje, ya veremos por qué.
Vamos a colocar cual es el equilibrio del aparato. Para el “principio de constancia”
tenemos la homeostasis, que es descarga de tensión a cero, la búsqueda es el equilibrio
energético.
El aparato tiende a cero, pero formula la hipótesis auxiliar: existe una fuente
independiente del desprendimiento de displacer, que sabemos que nunca llega a cero
porque la compulsión del síntoma existe todo el tiempo, tiende a la homeostasis, pero
fracasa.
A nivel del principio de placer tenemos la tensión del deseo como algo propio del aparato
psíquico. El aparato psíquico se funda a partir de “la primera experiencia de satisfacción”,
con esa huella, por lo tanto, porta la tensión deseante, que nos hace irremediablemente
deseantes, siempre estará la tensión del deseo presente, aunque los obsesivos quieran
hacer un pasaje del principio de placer al principio de constancia para ver si es posible el
equilibrio homeostático absoluto reduciendo a cero el deseo. Intentan no tener jamás la
tensión del deseo para poder tener una vida como el obsesivo desea, lo más parecido a la
muerte anticipada, ya que sueña anticipadamente con el cementerio, siempre hay algo
que lo hace fracasar.
¿Cuál es la función a nivel del principio de constancia del aparato? La descarga de
cantidades, todo se pone al servicio para descargar la cantidad.
A nivel del principio de placer la función es otra porque encontramos el placer de desear,
hay un placer en el hecho mismo de desear. Lo digo de este modo, porque si no piensan
que estos esquemas no tienen nada que ver con lo que acontece en la vida cotidiana, sin
embargo, está muy cerca de la experiencia cotidiana de la vida de cada uno.
“El principio de constancia” se sostiene en una memoria neuronal, recuerden que es el
pasaje del “Proyecto de psicología” a “Las neuropsicosis de defensa”, cuando Freud en el
“Proyecto…”, todavía está trabajando con el sistema neuronal.
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Tenemos de un lado la memoria psíquica sostenida en los representantes psíquicos no en
las neuronas. Freud ya no trabaja con las neuronas sino con las palabras y se encuentra
con que las histéricas no enferman por un trastorno neuronal, sino que enferman por
palabras. Es más, sus conversiones son palabras, son dichos expresados de ese modo, son
dichos, deseo y además hay una satisfacción en juego allí.
¿Y qué hay a partir de esta memoria psíquica? Un placer de la repetición. Es la insistencia
repetitiva, por ejemplo, de cierta palabra porque en su insistencia hay una verdad que
quiere decirse, y a su vez insiste porque en esa insistencia hay una satisfacción. La
insistencia repetitiva en la memoria psíquica dice de una verdad que busca expresarse y
que hay algo que se satisface. Por ejemplo, la famosa fórmula de que en el amor siempre
se tropieza con la misma piedra; es la repetición. Una satisfacción paradójica pero una
satisfacción de las más difíciles de curar.
¿Cuál es el aparato? El sistema neuronal del lado del “principio de constancia”. Pero con
el “principio de placer” tenemos el sistema de las huellas mnémicas, el representante
psíquico. El sistema de huellas mnémicas –así adelantamos y podemos trabajar sueños–
son los representantes psíquicos inconscientes. Cuando Freud conceptualice el aparato
psíquico en el libro de los sueños utilizará el famoso esquema del peine que es una
referencia al campo de la óptica y marcará lo que llama un representante psíquico
inconsciente, son las huellas mnémicas.
¿Cuál es la finalidad del principio de constancia? Lo adelanté con “la experiencia de
satisfacción” sobre la satisfacción de la necesidad que tiene como propósito que la
necesidad debe ser colmada, etcétera. Es un aparato alucinador en el que hay un plus, la
huella que deja y que pone en juego ya no la satisfacción de necesidad sino la realización
de deseo.
¿Cuál es el objeto para el principio de constancia? El objeto es el adecuado o sea que si
tengo hambre la necesidad de hambre venga por zonda o por pecho materno es
adecuado. Entonces, para la necesidad en el “principio de constancia” tenemos un objeto
adecuado. En “el principio de placer” –que hablamos del deseo– ya no hay un objeto
adecuado, siempre hay una inadecuación. No hay objeto adecuado por la pérdida de la
naturalidad. De aquí se va a desprender otro concepto que todavía no está formulado,
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aunque aparece en estado práctico que es el concepto de pulsión que no voy a
desarrollar aún para no confundir.
¿Qué tenemos respecto del objeto en el principio de placer? Que el objeto está en falta,
falta el objeto, está perdido. Así como el trauma está perdido en “Las neuropsicosis de
defensa”, el objeto es el objeto en falta, falta que es el motor mismo del deseo. Si fuese
posible reencontrar ese objeto en el mismo instante y de la misma manera, no habría más
deseo, no habría más sujeto. Esa imposibilidad es la posibilidad de sostenernos como
sujetos deseantes. Entonces, como el objeto falta, lo que tenemos es la alucinación.
¿Cuál es el correlato? Cuando hablamos de satisfacción de necesidad, neuronas, principio
de constancia, nos referimos al viviente, al organismo viviente, al sistema neuronal,
músculos, huesos, etcétera. Hay una pertenencia cuando hablo de necesidad me estoy
refiriendo al organismo que tiene hambre, que hay que darle de comer.
Ahora si me refiero al deseo el correlato ya no es el viviente. Con la función del deseo, el
placer de desear, memoria psíquica, placer de la repetición, realización del deseo, objeto
en falta ya me refiero al sujeto del inconsciente y no al organismo viviente.
Estamos ante un inconsciente dinámico que –podemos anticipar– es el inconsciente de
“La interpretación de los sueños”, ya es el inconsciente del psicoanálisis no el
preconciente, no el inconsciente latente que puede aparecer con sólo pensarlo.
Decíamos que el deseo está marcado por esa imposibilidad y por eso es un deseo
indestructible. Si digo que este deseo se define por la pérdida del objeto hablo del deseo
dinámico y no del deseo preconciente, latente.
¿Cuál es la dinámica? Del lado del “principio de constancia” es la dinámica neuronal. Hay
neuronas que tienen una relación homeostática. Aquí la dinámica es la del proceso
primario que son las leyes del inconsciente dinámico, el inconsciente reprimido, es decir,
el inconsciente igual reprimido.
Veremos que el inconsciente no va a ser solamente lo reprimido, habrá que esperar
ordenamientos posteriores; pero recuerden que por un lado la defensa opera
reprimiendo, se produce el retorno de lo reprimido y también el fracaso de la defensa en
la dimensión compulsiva del síntoma. Gracias a este antecedente –la dimensión
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compulsiva del síntoma– y al fracaso de la defensa, es que habrá un inconsciente que no
es igual a lo reprimido, aunque el inconsciente reprimido se siga sosteniendo.
Respecto al “principio de constancia” tendería al éxito de reducir la tensión irreductible;
en “el principio de placer” hay un fracaso porque de la experiencia de satisfacción queda
una marca en el aparato, en el cuerpo, queda una tensión ineliminable. Entonces, es un
éxito que cambia de signo porque ya no se trata del éxito de reducir las tensiones a cero,
sino que en la medida en que hay satisfacción de la necesidad y se genera un plus, ese
plus marca para siempre la imposibilidad radical de la disminución absoluta de la tensión.
Con este esquema vamos a ingresar al tema de los sueños.
Freud se pregunta ¿cuál es el síntoma de las personas normales? –aún creía que había
personas normales no neuróticas, psicóticas o perversas–, y responde: el sueño porque
habla de la división conciente e inconsciente. En el estado del dormir hay una disminución
de la vigilancia yoica y el producto es el sueño. Además, el polo motor está inhibido en el
sentido de que puedo soñar, pero ese deseo no se va a transformar en acto porque estoy
durmiendo.
Entonces, al haber una disminución de la vigilancia yoica, los deseos inconscientes se
expresan, pero lo harán desfiguradamente, la desfiguración es fundamental. Si un deseo
inconsciente emerge sin desfiguración, sin velo, lo más probable es que el sujeto se
despierte. Además, en el sueño como particularidad, se cambia el modo verbal, el
desearía tal cosa es estar realizándolo, tiempo presente e indicativo, los deseos se
presentan realizándose. Entonces, una cosa es que haya desfiguración o no. Piensen en
un sueño incestuoso, si hay desfiguración hay realización del deseo y se puede seguir
soñando porque el sueño es el guardián del dormir. Si fallan los mecanismos de la
desfiguración, los mecanismos de la censura onírica, lo más probable es que el sujeto
despierte y con angustia.
Veamos que Freud comienza el capítulo VII de “La interpretación de los sueños”, con un
sueño paradigmático que presenta como la realización del deseo. En verdad es un sueño
en el que fracasa la función del sueño en tanto el sujeto se despierta. Si el sueño es
guardián del dormir ¿qué ocurrió para que este hombre se despierte?
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Es una enseñanza fundamental de Freud sobre los sueños de angustia, pero como tiene
conceptualizado que lo que gobierna el aparato psíquico es el principio de placer y los
sueños están al servicio de la realización del deseo, queda el problema de que son los
sueños mortificantes, las pesadillas, los sueños traumáticos, los sueños de angustia.
Intenta resolverlo con los conceptos que tiene, pero será necesaria una segunda ruptura
para que pueda decir que los sueños no son solo una realización de deseo, sino que son
un intento de realización de deseo, aunque veremos que también puede implicar otra
cosa. Será necesario otro momento Iógico.
Entonces, tenemos el guardián del dormir, dato clínico importante, porque por ejemplo
en alguien deprimido suele producirse un trastorno del dormir.
Si decimos que al dormir y al sueño en tanto guardián del dormir le debemos mucho es
porque –al dormir, soñar y no despertarse con angustia– hay un “autotratamiento”; el
sueño es un operador que realiza un “autotratamiento”. Por eso su importancia clínica,
porque si un paciente que estaba deprimido comienza a dormir y soñar es porque ha
salido del cuadro depresivo agudo, del estado de angustia desgarrante y el hecho de
poder dormir, asegura que algo del principio de placer se ha puesto en marcha, por lo
tanto, hay una ganancia terapéutica muy importante. Por eso la función del sueño que
garantiza el dormir es fundamental.
A veces hay dificultades para dormir porque hay una función de anticipación
inconsciente, tal vez soñar con cosas con las que prefiere no soñar, entonces, hay un
problema para dormir –no porque se piense concientemente–, por ejemplo, el señor que
veremos del capítulo VII que es el hijo muerto que le recrimina, le hace un reproche y se
despierta.
El deseo, según Freud, es indestructible, ya vimos por qué. En cuanto a los sueños dirá
que su raíz es sexual e infantil, o sea, que los deseos se articulan respecto a lo prohibido.
Es más, hay lecturas de Freud que marcan la relación entre el deseo y lo prohibido como
la relación fundamental en su obra, pero Freud no solo habla del deseo prohibido, sino
que habla del deseo en relación con lo imposible. Son dos cosas diferentes y esta es la
perspectiva que vamos a tomar. Por eso, también, Freud dice que hay que homenajear a
las religiones por el servicio que le han prestado al deseo, en la medida en que se han
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ocupado de la prohibición han garantizado el deseo, en tanto que se desea aquello que se
define por lo prohibido.
Voy a hacer un esquema.
Tomemos “la primera experiencia de satisfacción” que es imposible de recuperar. No es
que está prohibida, es imposible porque si hay reencuentro con ella se deja de ser sujeto:
se es sujeto deseante porque no es posible reencontrarse con esa primera experiencia de
satisfacción, es imposible.
Sobre la experiencia de satisfacción, una representación infantil: la madre como objeto
amoroso, objeto de amor incestuoso que quedará reprimido; no se tiene acceso a la
madre que –como objeto de goce incestuoso– está prohibida. Se puede alcanzar, pero no
se alcanza porque está prohibida mientras que la experiencia de satisfacción no se
alcanza –no porque esté prohibida– porque es imposible.
Una cosa es que no pueda reencontrarme con algo porque es imposible y otra es porque
está prohibida. Se puede tener un sueño, realización de deseo, con el objeto incestuoso
con la madre, pero de manera desfigurada justamente porque está prohibida.
Ahora, la prohibición de la madre hace que pase a ser lo deseado, es en este sentido que
Freud dice que hay que agradecerles a las Iglesias, a los moralistas, etcétera, porque en la
medida en que indican cosas como prohibidas las constituyen como deseadas.
¿Qué cosa extraordinaria tiene una madre para constituirse como objeto de deseo?
Porque no todas las madres son hermosas, bellas... ¿Qué cosa tiene un padre?
Es en tanto prohibidas que se constituyen como deseadas. Entonces, puedo soñar con un
objeto incestuoso siempre y cuando esté desfigurado, siempre y cuando no aparezca
como evidente que es la madre o el padre. Pero se trata de un objeto prohibido no de un
objeto imposible. El objeto imposible es inalcanzable porque está perdido por estructura,
sería como recuperar el trauma:
Sueño
Madre → Objeto prohibido
Experiencia de satisfacción → Objeto imposible
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El sueño tiene como elemento central el deseo inconsciente, sexual e infantil. Freud dice
sexual infantil e indestructible todo junto. Yo hago una separación.
Coloco sexual e infantil en la infancia del sujeto porque indestructible tiene que ver con la
experiencia de satisfacción, porque tener una relación incestuosa con la madre –soñada o
realizada en la realidad– no implica el reencuentro con la primera experiencia de
satisfacción como perdida. Y esto tiene una gran importancia clínica.
Por ejemplo, algo que sucede en la histeria, es que cuando se encuentran con el
partenaire se les presentifica que podrían reencontrarse con eso perdido por estructura y,
entonces, dejarían de desear. Es por eso que necesitan huir para poder alejarse ya que
con esto se garantizan la distancia.
También pueden suponer que el señor que las está deseando no es el señor, sino que es
el otro auxiliador del estado de desamparo y que puede quedar a merced total y absoluta
de ese otro: “me quiere tener toda para él”, “me ahoga”, “me angustia”. Entonces,
trabaja para alejarse, para que el otro deje de desearla y, cuando el otro dejó de desearla,
comienza a hacer todo lo posible para que la vuelva a desear. Puede hacerlo cuando el
otro está mirando para el otro lado, cuando el otro se da vuelta.
Respecto al sueño tenemos, entonces, no solo el deseo inconsciente sexual e
indestructible, tenemos además un elemento fundamental. Decíamos que el deseo es
sexual e infantil porque tiene que ver con las figuras prohibidas, es el deseo lógicamente
segundo porque hay algo que está primero, pero es segundo en relación con un elemento
perturbador, es una respuesta.
Lo primero que aparece –lógicamente– es un elemento perturbador que se llama resto
diurno. El elemento perturbador, el primer elemento que aparece para que se produzca
un sueño es un resto diurno y luego, segundo el deseo indestructible, sexual, infantil,
prohibido, que es una respuesta a esto. Doy un ejemplo para que se entienda. Un sujeto
se va a dormir y suena el despertador del vecino. Pueden ocurrir dos cosas: se despierta
con ese ruido e insulta al vecino o produce un sueño con ese reloj sonando. O sea, el
elemento perturbador fue primero, respondió el deseo y el deseo lo que hace es
enganchar ese elemento perturbador y lo mete dentro de una trama.
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Entra un elemento perturbador que funciona como una cantidad tensionante en el
aparato, un más, un elemento perturbador que el deseo trata de ligar metiéndolo en una
trama. Si lo logra se produce un sueño si no logra ligar ese elemento perturbador con un
deseo, se despierta como lo despertaría el reloj.
Otro ejemplo. Piensen si en este momento entra por la puerta un elefante, sin duda es un
elemento perturbador. Se produciría seguramente una conmoción. Si pasan los días y nos
vamos acercando, lo acariciamos, le acariciamos la trompa, le damos de comer, etcétera,
lo vamos articulando a una trama y, en la medida que se va articulando a una trama, deja
de ser un elemento perturbador.
¿Qué son los restos diurnos? Dice Freud son restos de la vigilia, del día anterior, de lo días
anteriores, restos nimios e indiferentes que por ser recientes no han sido incorporados a
la trama psíquica de la persona. Por eso les di el ejemplo del elefante: es reciente,
aparece, no estaba pensando en elefantes, no estábamos dando un curso sobre zoología,
ni un programa de Animal Planet; estábamos hablando de Freud, lo sueños y aparece un
elefante por eso es perturbador no tiene ninguna relación con aquello de lo cual nos
estábamos ocupando.
Entonces, ¿qué es un elemento perturbador? Es algo aún no tramitado por el sujeto que
tiene valor traumático para la economía psíquica. Una situación nueva que puede tener el
valor de una conmoción muy fuerte pero poco a poco se va asimilando y en la medida en
que se asimila deja de ser perturbador y puede hasta llegar a ser aburrido.
Tenemos el resto perturbador que desencadena el deseo como defensa, el deseo
indestructible, sexual, infantil, prohibido como defensa. No es lo mismo escuchar el
despertador y despertarse, que escuchar el despertador y armar un sueño donde
desfiguradamente se está con la madre en una situación amorosa y suena el despertador.
El resto diurno en una de sus caras –porque veremos que hay dos– es un elemento del día
anterior, una palabra, un dicho, un gesto reciente que aún no se pudo asimilar en la
trama de los representantes psíquicos, del sistema de huellas mnémicas y que, como
tiene valor perturbante, responde el deseo como defensa para enlazar ese elemento
perturbante dentro de la trama psíquica.
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Entonces, los dos elementos componentes principales del sueño son: el resto diurno
(primero lógicamente) y el deseo indestructible, sexual, infantil (segundo lógicamente)
como una respuesta.
Es la misma lógica que ubicábamos al comienzo acerca de que podemos pensar el aparato
psíquico como una respuesta a la fuente independiente de desprendimiento de displacer,
como una defensa. Es el elemento perturbante y algo que responde como defensa que
aquí nombramos deseo sexual, infantil, prohibido, indestructible.
Hasta la próxima semana.
Bibliografía
Freud, S., (1950 [1895]) Proyecto de psicología. Parte 11. Psicopatología. Obras completas. Tomo
I. Buenos Aires. Amorrortu. 1988.
Freud, S., (1900 [1899]) La interpretación de los sueños. Capitulo VII. Obras completas. Tomo V.
Buenos Aires. Amorrortu. 1990.
Bibliografía citada
Freud, S., (1894) Las neuropsicosis de defensa (Ensayo de una teoría psicológica de la histeria
adquirida, de muchas fobias y representaciones obsesivas, y de ciertas psicosis
alucinatorias). Obras completas. Tomo III. Buenos Aires. Amorrortu. 1989.
Delgado, O., La subversión freudiana y sus consecuencias. Buenos Aires. JVC Ediciones. 2005.
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