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En todo negocio jurídico la manifestación de la voluntad juega un papel esencial; después de que el
sujeto en su fuero interno analiza las consecuencias de llevar a cabo un acto jurídico, y decide
afirmativamente realizarlo, procede a la exteriorización del mismo mediante la declaración de su
voluntad, de tal manera que ésta última tiene su fuente en la primera.
Resulta evidente que aisladamente considerada no basta la simple intención del sujeto en llevar a
cabo un acto jurídico, pues en este estado carece de fuerza vinculativa, para que surta efectos
jurídicos debe manifestar esa voluntad al mundo exterior.
Existen en su gran mayoría negocios jurídicos complejos, donde intervienen dos o más voluntades: los
contratos.
En su libro de Derecho Civil, Jorge Alfredo Domínguez Martínez cita a De Gasperi para definir el
consentimiento en un sentido amplio de la siguiente manera “consentimiento en un sentido
amplio significa el concurso mutuo de la voluntad de las partes sobre un hecho que aprueban
con pleno conocimiento; y en un sentido restringido, connota la idea de la adhesión del uno a la
voluntad del otro” (1)
1. Concepto.
1 DOMINGUEZ MARTINEZ, Jorge Alfredo. “DERECHO CIVIL”. Editorial Porrúa. México 2006. Pag. 527
La forma es una noción que procede del campo de la geometría y significa la figura en el sentido
corriente de la palabra, el contorno o el perfil.
Desde el punto de vista jurídico y en sentido amplio, la forma es considerada como el medio de
exteriorizar la voluntad interna, a través de signos verbales, escritos, o por la realización u omisión
de cualquier conducta.
La forma puede definirse como “el signo o conjunto de signos por los cuales se hace constar o se
exterioriza la voluntad del o de los agentes de un acto jurídico y del contrato”
Reviste particular importancia distinguir la forma de los formalismos o formalidades, estos últimos
pueden definirse como “el conjunto de normas establecidas por el ordenamiento jurídico o por las
partes, que señalan cómo se debe exteriorizar la voluntad, para la validez del acto jurídico y del
contrato” (2)
2. Especies
El Código Civil para el Distrito Federal señala en su artículo 1803 que la manifestación de la
voluntad puede ser de dos clases: expresa y tácita.
Art. 1803.- “El consentimiento puede ser expreso o tácito, para ello se estará a lo
siguiente:
I.- Será expreso cuando la voluntad se manifiesta verbalmente, por escrito, por
medios electrónicos, ópticos o por cualquier otra tecnología, o por signos
inequívocos, y
II.- El tácito resultará de hechos o de actos que lo presupongan o que autoricen a
presumirlo, excepto en los casos en que por ley o por convenio la voluntad deba
manifestarse expresamente.”
Ha de estarse en todo caso a lo señalado por las disposiciones legales aplicables para
determinar con ello cuál es el medio legal para que una voluntad se manifieste
adecuadamente.
Sobre este particular deben tenerse en consideración los artículos 1796 y 1832 del Código
Civil para el Distrito Federal que establecen en su parte conducente lo siguiente:
2 PEREZ FERNANDEZ DEL CASTILLO, Bernardo. “DERECHO NOTARIAL”. Editorial Porrúa. México 2000. Pag. 66
Art. 1796.- “Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, excepto aquellos
que deben revestir una forma establecida por la Ley”
Art. 1832.- “En los contratos civiles cada uno se obliga en la manera y términos que
aparezca que quiso obligarse, sin que para la validez del contrato se requieran
formalidades determinadas, fuera de los casos expresamente designados por la
ley.
1.2.1 Expresa
Tiene lugar cuando esa manifestación de la voluntad se declara por cualquiera de los medios
sensibles de comunicación de uso cotidiano de los que el ser humano dispone para entenderse
con sus semejantes: la palabra, la escritura, las señas, los gestos y los ademanes mímicos.
1.2.2 Tácita
Es la manifestación que tiene lugar cuando se realizan ciertos actos que no se dirigen
propiamente a exteriorizar una voluntad, pero se deduce ésta de la conducta o comportamiento
de una persona, “puede haber manifestación tácita de voluntad no únicamente por medio de la
realización de hechos positivos para hacerla derivar de ellos; es factible que se desprenda de
abstenciones” (3)
1.2.3 Silencio
3 DOMINGUEZ MARTINEZ, Jorge Alfredo. “DERECHO CIVIL”. Editorial Porrúa. México 2006. Pag. 525
Art. 266.- “Si en el escrito de contestación el demandado no se refiere a cada uno de los
hechos aludidos por el actor, confesándolos o negándolos y expresando los que ignore por
no ser propios, se tendrán por fíctamente confesados por dicho demandado, y esta
confesión ficta se podrá tomar en consideración en cualquier estado del juicio y aún en
la sentencia definitiva….
Se tendrán por confesados los hechos sobre los que se guardó silencio o que se evadió la
contestación, exceptuando lo previsto en la parte final del artículo 271.
El silencio importa igualmente manifestación de voluntad si así lo han convenido las partes. Estas
pueden estipular, por ejemplo, que un contrato de arrendamiento, de trabajo o de sociedad se
entenderá prorrogado por períodos sucesivos si ninguna de ellas manifestare a su terminación el
deseo de ponerle fin: la prórroga se producirá automáticamente por el silencio de los contratantes.
Pueden convenir también que, en sus relaciones recíprocas, el silencio de una respecto de la oferta
de la otra importará aceptación.
El silencio, por último, será fuente de obligaciones cuando su autor haya abusado de él, sea
intencionalmente, sea por culpa o negligencia, y de ello se siguiere perjuicio a un tercero. En efecto,
un sujeto queda obligado, porque, al callarse, ha podido agravar la situación de un tercero, cuando
una sola palabra suya habría bastado para ilustrarlo de sus intenciones y evitarle daños inútiles.
Luego entonces, guardar silencio con el propósito deliberado de dañar a otro, o sabiendo que al obrar
así se le perjudica, o si su silencio es imputable a culpa suya o a un ejercicio incorrecto de su
derecho, se está abusando de él, cometiéndose un delito y cuasidelito que le obliga a reparar el daño
que haya causado, y no cabe mejor reparación que obligársele a proceder como si realmente hubiera
consentido.
3. Grados
La manifestación de la voluntad como forma de exteriorizar la voluntad interna del sujeto conlleva
diferentes matices, lo que significa que puede gradarse dicha manifestación atendiendo a los efectos
jurídicos que produce cada una de ellas.
1.3.1 Ad Solemnitalem
Adv. Con solemnidad. Requisito exigido por la ley para darle validez a un acto o contrato. (4)
Al respecto, el artículo 12 del Código Civil Argentino establece lo siguiente “Las formas y
solemnidades de los contratos y de todo instrumento público, son regidas por las leyes del país
donde se hubieren otorgado”
Por su parte el artículo 1252 del Código Civil Uruguayo dispone que “El contrato se llama solemne
cuando está sujeto a la observancia de ciertas formalidades especiales, de manera que sin ellas
no produce ningún efecto civil (art. 1578); consensual cuando obliga por el simple
consentimiento de las partes; y se llama real cuando la obligación principal que nace de él
supone necesariamente la tradición de la cosa. Antes de la tradición, la promesa aceptada de
entregar o recibir la cosa sobre que versare el contrato, entra en la clase de los contratos
consensuales”
Hemos dicho que en la formación de un negocio sus participantes deben exteriorizar su voluntad
para que trasciendan y repercutan en el mundo jurídico y produzcan los efectos que se pretenden
alcanzar. Esa exteriorización puede ser consensual o, en su caso, deben observarse ciertas
formalidades por ordenarlo así la ley.
Debemos distinguir las formalidades de las solemnidades, las primeras son los elementos
condicionantes de la validez del negocio, en cambio las segundas son las formalidades esenciales
para la estructura del acto o negocio.
En efecto, cuando esos actos y negocios jurídicos tienen una trascendencia mayor y las
formalidades exigidas afectan la realidad y la validez del negocio, nos encontramos frente a las
solemnidades, las cuales son requeridas para la debida estructura del acto, por lo que su
4NICOLIELLO Nelson. DICCIONARIO DEL LATÍN JURÍDICO. Edita B de F Ltda. Montevideo-Buenos Aires. Reimpresión
2004
inobservancia trae aparejada la falta de efectos jurídicos aun y cuando sean satisfechas a
posteriori.
En los actos solemnes debe observarse una formalidad especial y por escrito, otorgándose ante
funcionario determinado, bajo la sanción de inexistencia si no se cumple.
En nuestro derecho sólo se reconocen como solemnes ciertos actos del Registro Civil como el
matrimonio, en consecuencia, los demás actos y contratos nunca son solemnes, cuando en el
Código Civil para el Distrito Federal se establece como requisito una forma para cierto contrato,
en realidad sólo se le considera como elemento de validez, puesto que si no se observa producirá
nulidad relativa, nunca inexistencia.
El artículo 2228 del código en comento, interpretado a contrario sensu, dispone las causas que
dan lugar a la nulidad relativa y exceptúa de ellas a los actos solemnes.
Art. 2228.- “La falta de forma establecida por la ley, si no se trata de actos solemnes,
así como el error, el dolo, la violencia, la lesión, y la incapacidad de cualquiera
de los autores del acto, produce la nulidad relativa del mismo.”
De la misma manera nuestros altos tribunales han hecho una interpretación en el mismo sentido:
ACTOS JURIDICOS, NULIDAD POR FALTA DE FORMA DE LOS (LEGISLACIONES DEL DISTRITO
FEDERAL Y DEL ESTADO DE GUERRERO).
Si bien es cierto que la falta de forma produce la nulidad del acto jurídico, también lo es
que de conformidad con lo dispuesto por los artículos 2228 y 2229 del Código Civil del
Distrito Federal en vigor en el Estado de Guerrero, esta nulidad no es absoluta sino
relativa y, por lo mismo, únicamente puede hacerse valer por las partes que
intervinieron en dicho acto jurídico.
1.3.2 Ad probationis
5 Idem
Existen casos en que las formalidades y principalmente la escrita, son exigidas para probar un hecho
y que pueden ser suplidas y confirmadas para purgar el vicio de nulidad. Dichas formalidades sirven
como elementos demostrativos de un acto o de una relación jurídica.
En este contexto, adquiere relevancia el documento público porque tiene valor probatorio pleno
dentro de los juicios y procedimientos administrativos y judiciales, su valor no puede ser destruido
por medio de excepciones.
Así se desprende los artículos 402 y 403 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
Art. 402.- “Los medios de prueba aportados y admitidos, serán valorados en su conjunto
por el juzgador, atendiendo a las reglas de la lógica y de la experiencia. En todo
caso el tribunal deberá exponer cuidadosamente los fundamentos de la
valoración jurídica realizada y de su decisión”.
4. El documento
Los documentos forman parte primordial de nuestro ordenamiento jurídico, por lo que existen una
serie de normas que determinan su forma, eficacia y tutela jurídica, pero en ningún momento
definen de una forma clara e indubitable el término documento. El legislador tiende a identificar
documento con documento escrito.
Eduardo Pallares define el documento como toda cosa que tiene algo escrito con sentido inteligible.
Para Carnelutti el documento es una cosa que hace conocer un hecho.
Dado los avances tecnológicos de nuestro mundo, los documentos en forma electrónica pueden
considerarse como escritura, por lo que el documento electrónico es un documento en sentido
jurídico y puede equipararse al documento en papel porque cumple con los requisitos fundamentales
de todo documento: legibilidad, inalterabilidad y reconocimiento.
1.4.1 Concepto
En su libro de Derecho Notarial y Derecho Registral don Luis Carral y de Teresa cita a Siegel para
desentrañar la naturaleza del documento “es la exteriorización del pensamiento, perceptible por la
vista” y luego abunda diciendo que documento escrito es la misma exteriorización del pensamiento
con la misma incorporación o signo material de un pensamiento, pero mediante signos escritos. (6)
1.4.2 Especies
La forma escrita de un negocio jurídico puede dar lugar a un documento simple o un documento
auténtico. Los simples se identifican con los documentos privados, en tanto que los auténticos se
identifican con los documentos públicos.
A este respecto encontramos como ejemplos de documentos simples tenemos los artículos 1834, 2406
y 2556 del Código Civil para el Distrito Federal, de los cuales no se desprende otra formalidad
adicional al modo escrito.
Art. 1834.- “Cuando se exija la forma escrita para el contrato, los documentos relativos
deben ser firmados por todas las personas a las cuales se imponga esa
obligación…”
Art. 2556.- “El mandato podrá otorgarse en escrito privado firmado ante dos testigos, sin
que sea necesaria la previa ratificación de las firmas, cuando el interés del
negocio para el que se confiere no exceda de mil veces el salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal al momento de otorgarse…”
Por otro lado, el artículo 2320 del mismo ordenamiento invocado refiere el cumplimiento de
ciertas formalidades exigidas en ciertos negocios jurídicos.
Art. 2320.- “Si el valor de avalúo del inmueble excede de trescientos sesenta y cinco
veces el salario mínimo general diario vigente en el Distrito Federal en el
momento de la operación, su venta se hará en escritura pública, salvo lo
dispuesto por el artículo 2317”.
Un documento es auténtico cuando es fiel reflejo de la voluntad de sus creadores, siendo más
seguro cuando más difícil sea alterar las declaraciones de voluntad en él contenidas. A este
respecto, Carnelutti ha definido la autenticidad de un documento como la certeza de la
6 CARRAL Y DE TERESA, Luis. DERECHO NOTARIAL Y DERECHO REGISTRAL. Editorial Porrúa. México 1979. Pag. 144
procedencia del autor indicado en el mismo documento, dependiendo ésta de la seguridad con
que se rodee el proceso de elaboración y emisión de un documento.
Suele diferenciarse un documento privado de uno público según provenga de persona investida de
fe pública o de particular. El artículo 327 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal establece a este respecto lo siguiente:
Por exclusión son privados los documentos que no reúnen las condiciones previstas en la
disposición anteriormente transcrita.
BIBLIOGRAFIA
Libros de Consulta
CARRAL Y DE TERESA, Luis. DERECHO NOTARIAL Y DERECHO REGISTRAL. Editorial Porrúa. México 1979.
DOMINGUEZ MARTINEZ, Jorge Alfredo. “DERECHO CIVIL”. Editorial Porrúa. México 2006.
PEREZ FERNANDEZ DEL CASTILLO, Bernardo. “DERECHO NOTARIAL”. Editorial Porrúa. México 2000.
Legislación Consultada
NICOLIELLO Nelson. DICCIONARIO DEL LATÍN JURÍDICO. Edita B de F Ltda. Montevideo-Buenos Aires. Reimpresion
2004 http://www.academia.edu/529343/Diccionario_de_lat%C3%ADn_jur%C3%ADdico