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LA AUTORIDAD HISTÓRICA DEL CANON DE LA BIBLIA

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Un Trabajo Crítico

Presentado al

Dr. Dominick Hernandez

The Southern Baptist Theological Seminary

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En cumplimiento parcial

de los requisitos para 22100H WW

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Por

Julián Esteban Durán Melo

jduranmelo445@students.sbts.edu
28 de marzo de 2021
LA AUTORIDAD HISTÓRICA DEL CANON DE LA BIBLIA

Hoy en día, existen múltiples críticas a la Biblia que buscan invalidar su autoridad

vigente para la Iglesia. Entre las críticas, se ha apelado a la existencia de otros escritos antiguos

como inspirados1 2, y a un supuesto origen humano de los libros que la conforman3. Creyentes y

escépticos defienden sus puntos de vista, y en el punto central del debate se mantienen las

mismas preguntas: ¿quién determinó el canon bíblico, y la autoridad de los libros

incluidos?, y ¿cómo podemos saber que el canon bíblico cristiano se encuentra cerrado? Con el

objetivo de responder a los interrogantes anteriores, y así demostrar la autoridad vigente y

naturaleza permanente del canon de la Biblia, en este trabajo crítico se presentará: (1) un amplio

resumen del origen y reconocimiento del canon de la Biblia, y (2) un análisis de los

acontecimientos históricos, que implica la autoridad e invariancia de Biblia hasta nuestros días.

Origen del canon de la Biblia


La Biblia se encuentra conformada por 66 libros, escrita en un período de más de 1400

años, por más de 40 autores. Sus libros se presentan en dos secciones principales, o testamentos.

A continuación observaremos el origen de los libros del Antiguo y Nuevo testamentos.

1
Argumentado por historiadores y filólogos seculares modernos. Por ejemplo en: Antonio Piñero.
Jesús. La vida oculta: Según los evangelios rechazados por la Iglesia. (Madrid: Esquilo, 2007).
2
Argumentado en sectas, como la mormona, que incitan a incluir otros libros dentro de las Escrituras
inspiradas, en afirmaciones como: “En la época de la Apostasía se perdieron doctrinas preciosas de la Biblia debido
al descuido, a la traducción no inspirada o a esfuerzos deliberados por eliminar la verdad. Se hizo necesaria la
restauración de la doctrina y la verdad perdidas.” En: Shana Butler. “¿Qué le sucedió a la iglesia de Cristo?”
Liahona. Febrero de 2005: 12-15.
3
En frases como: “Constantino no fue quien legalizó el cristianismo, sino quien lo inventó”, y “el
Cristianismo fue creado a base de escribir los cuatro Evangelios y muchos libros más. Lo hicieron sólo dos personas,
que trabajaron sin descanso del año 303 al 323”. En: Fernando Conde Torrens. Introducción a Año 303. Inventan el
Cristianismo. (Madrid: Alfa Andromeda, 2016).

2
El origen de los libros del Antiguo Testamento

El Antiguo testamento inició su conformación cerca del 1400 a.C. Se atribuye la

autoría del pentateuco a Moisés. Posterior a él, varios reyes, escribas y profetas fueron

registrando la revelación de Dios para Su pueblo. Las tradiciones orales se convirtieron en

Escrituras Sagradas, custodiadas por el pueblo de Israel. Su conformación se completó cerca del

400 a.C. cuando se completó el libro de Malaquías.

Los libros escritos presentaron un contenido y autoridad especial. Su contenido

presentó profecías sobrenaturales, que tuvieron cumplimiento en la historia del pueblo de Israel y

las naciones circundantes. También, narrativas que coinciden congruentemente con la historia de

la humanidad. Por tanto, el Antiguo Testamento se convirtió en una colección de escritos

autoritativos para el pueblo judío, en los cuales se depositaba la esperanza de una nación en un

único Dios verdadero que se comunica con ellos.

El canon del Antiguo Testamento no presentó un cuestionamiento formal desde el 400

a.C. Los libros judíos que se escribieron después de su conformación presentaban un uso

diferente, meramente histórico o informativo (Ej.: 1 y 2 Macabeos), sin atribuir un origen divino.

Posteriormente, este texto sagrado fue traducido al griego en versiones como la Septuaginta, y

difundido en el Medio oriente antiguo. La prueba máxima de la veracidad del Antiguo

testamento para los cristianos es que sus libros fueron citados en varias ocasiones por Jesucristo.
Así que, el Nuevo Testamento también atribuye origen divino a su contenido, y por tanto, cada

uno de sus 39 libros tiene completa autoridad para la Iglesia de Cristo.

El origen de los libros del Nuevo Testamento


Entre los años 33 – 90 d.C., los hechos y enseñanzas del Señor Jesucristo se

comenzaron a transmitir mediante tradición oral. Pocos años más tarde, se comenzaron a

registrar por escrito los primeros Evangelios que la historia nos muestra: Mateo, Marcos, Lucas

y Juan. Paralelamente, los apóstoles fueron redactando las cartas a las iglesias, en las cuales se
incluían tanto porciones doctrinales, como pastorales, útiles para las iglesias y los creyentes.

3
Desde su origen, los libros del Nuevo Testamento comenzaron a afirmar

intrínsecamente la veracidad del contenido, y quien los reconoce como veraces, reconoce que

fueron inspirados por Dios (2 Ti 3.16) y tienen total autoridad sobre la Iglesia. Los apóstoles, en

sus cartas y escritos, exhortan a la lectura pública de las cartas en las iglesias (1 Ts 5.27) (Col

4.16), afirman que el contenido no era humano, sino mandamientos del Señor (1 Co 14.37),

palabra de Dios (1 Ts 2.13), doctrina de Dios (2 P 3.15-16) y profecía escrita (Ap 1.3). Los

libros del nuevo Testamento poseyeron desde entonces un valor doctrinal y pastoral tan alto, que

comenzaron a ser copiados, distribuidos y apreciados por cada creyente e Iglesia que los poseía.

Reconocimiento del canon de la Biblia


Los libros del Antiguo y Nuevo testamentos desempeñaron su función con plena

autoridad sobre la fe y la práctica de la Iglesia primitiva El Antiguo Testamento fue aceptado en

su totalidad rápidamente, por la familiaridad de los primeros creyentes con ésta colección de

libros. Sin embargo, la aceptación del Nuevo Testamento fue un proceso más extenso que se

completó en el siglo IV d. C. con una alta confiabilidad histórica acreditada por los siguientes

escritos extra-bíblicos y acontecimientos:

La Carta de Clemente a Corinto4: que presenta gran familiaridad con los Evangelios

de Mateo y Lucas, el libro de los Hechos, la Carta a los Hebreos, la Carta a los Romanos,

Colosenses, Filipenses, Primera de Corintios (, Primera de Timoteo (1 Clem 1; cf. 1 Ti 5.17),


Tito, y la Primera Carta de Pedro. Tal familiaridad demuestra que los libros anteriores ya se

encontraban escritos, divulgados públicamente y tenían un alto grado de aceptación en la Iglesia

primitiva.

4
Clemente. “Primera Carta de Clemente a los Corintios” En: Lo mejor de los Padres Apostólicos,
Alfonso Ropero,ed. (Barcelona: CLIE, 2004): 113-151.

4
La Carta de Ignacio a Esmirna: demuestra el conocimiento de Ignacio de los textos

de los apóstoles, como por ejemplo, la mención de la creencia en el Señor con la misma

narración que aparece el libro de Mateo:

... llenos de certeza en nuestro Señor, que es de la estirpe de David, hijo de Dios por la
voluntad de Dios, nacido de una virgen y bautizado por Juan para que toda justicia sea
cumplida… (cf. Mt 3.15)5
Las afirmaciones de Papías: en el año 125 d.C., un escrito confirma que existía no

solo una tradición oral extendida, sino también una tradición escrita acerca de las enseñanzas de

Jesucristo y los apóstoles. También se hace mención por título al Evangelio de Marcos:

“Marcos, que fue intérprete de Pedro, escribió con exactitud todo lo que recordaba, pero no
en orden de lo que el Señor dijo e hizo. Porque él no oyó ni siguió personalmente al Señor,
sino, como dije, después a Pedro. Éste llevaba a cabo sus enseñanzas de acuerdo con las
necesidades, pero no como quien va ordenando las palabras del Señor, más de modo que
Marcos no se equivocó en absoluto cuando escribía ciertas cosas como las tenía en su
memoria. Porque todo su empeño lo puso en no olvidar nada de lo que escuchó y en no
escribir nada falso” 6
y al Evangelio de Mateo: “Mateo compuso su discurso en hebreo y cada cual lo fue traduciendo

como pudo.” 7 De estas afirmaciones, se puede evidenciar que, para la época de Papías, los

Evangelios ya se encontraban definidos, difundidos dentro de la Iglesia, y su autoría era

reconocida. Si bien son textos indirectos que no se preservaron completamente hasta nuestros

días, fueron registradas por Eusebio de Cesarea.

La Carta de Policarpo a los Filipenses: se usan los libros de Mateo y Efesios dentro
de sus enseñanzas y exhortación, y como parte de las Escrituras:

“Porque estoy persuadido de que estáis bien versados en los escritos santos, y nada está
escondido de vosotros... Sólo que, según dicen estas escrituras: Enojaos y no
pequéis, y Que el sol no se ponga sobre vuestro enojo. Bienaventurado es el que recuerda
esto; y confío que es así con vosotros... Orad en favor de todos los santos. Orad
también por los reyes y potentados y príncipes, y por los que os persiguen y aborrecen, y

5
Ignacio. “Carta a los Esmirnenses 1.1” En: Lo mejor de los Padres Apostólicos, Alfonso Ropero, ed.
(Barcelona: CLIE, 2004): 211-218.
6
Eusebio. Historia Eclesiástica 3.39.15. Madrid: Bibliotheca Patrística. 2010.
7
Historia Eclesiástica 3.39.16.

5
por los enemigos de la cruz, que vuestro fruto pueda ser manifiesto entre todos los
hombres, para que podáis ser perfeccionados en Él.” 8 (cf. Ef 4.26, 6.18 y Mt 5.44)
El Canon de Marción: (ca. 140 d.C.). Era una carta contraria a la ortodoxia cristiana.

Marción conformó una lista de libros autoritativos para uso e instrucción en su secta9. Estaban

compuestos por el Evangelio de Lucas –excepto los capítulos 1 y 2 - y las cartas paulinas de:

Gálatas, Romanos, Primera y Segunda de Corintios, Primera y Segunda de Tesalonicenses,

Efesios – llamada Laodicenses -, Colosenses, Filipenses y Filemón.

Literatura Valentiniana: Como sexta evidencia, y de acuerdo al erudito y teólogo

F.F. Bruce 10, Valentino – un autor gnóstico que vivió en Roma entre el 135 y 160 d.C. – es el

autor probable de un documento gnóstico llamado El Evangelio de la Verdad, descubierto entre

los textos Nag Hammadi en el Alto Egipto en el año 1945, y que data del año 140 d.C. En este

texto se utilizan fuentes canónicas del nuevo testamento para soportar enseñanzas espirituales,

citando textualmente los Evangelios, el libro de Hechos, las cartas de Pablo, hebreos y

Apocalipsis.

Afirmaciones de Justino Mártir: (ca.155 d.C.). Justino describe la forma en que se

realizan los servicios de adoración en la época, y aporta un componente valioso, para la

confirmación de la autoridad histórica de los libros del Nuevo testamento. Justino afirma:

Y en el día llamado domingo, todos los que viven en ciudades o en el país se reúnen en un
solo lugar, y se leen las memorias de los apóstoles o los escritos de los profetas, siempre
que el tiempo lo permita… y Jesucristo nuestro Salvador el mismo día resucitó de entre los
muertos. Porque fue crucificado el día anterior al de Saturno (sábado); y al día siguiente de
Saturno, que es el día del Sol, después de haber aparecido a Sus apóstoles y discípulos, Él
les enseñó estas cosas, que también les presentamos para su consideración.11

8
Policarpo. “Carta a los Filipenses 12.4” En: Lo mejor de los Padres Apostólicos, Alfonso Ropero, ed.
(Barcelona: CLIE, 2004): 211-218.
9
Justo González. Historia del cristianismo: Desde la Era de los Mártires hasta la Era Inconclusa.
(Miami:Unilit, 2009):
10
FF. Bruce. “Valentino y su escuela”. En: El Canon de las Escrituras. Trad. Elena Flores Sanz.
(Barcelona: CLIE, 2002): 147-151.
11
Justino. Primera Apología. Madrid: Bibliotheca Patrística. 2010: 67.

6
Por tanto, de esta obra podemos reconocer, que al final del siglo II de nuestra era, los escritos de

los apóstoles eran leídos como textos sagrados, junto con los escritos de los profetas, y tenían

gran autoridad dentro de la Iglesia cristiana.

Contra las Herejías de Ireneo de Lyon: (ca. 180 d.C.) - Ireneo menciona las razones

de por las cuales deben haber cuatro Evangelios, mencionando los libros ya escritos de Mateo,

Marcos, Lucas y Juan. El autor dice: “La Palabra… nos dio el evangelio en forma de cuatro

libros, pero unidos por un Espíritu”.12 En su obra menciona también los libros de Hechos,

Primera de Pedro, Primera de Juan, casi todas las cartas de Pablo - exceptuando a Filemón - y el

libro del Apocalipsis.

El Diatessaron de Taciano13: Es la primera obra que fusiona los cuatro evangelios -

Mateo, Marcos, Lucas y Juan - en un orden cronológico, para presentar una armonía de su

contenido, y que muestra su veracidad y coherencia, demostrando el uso eclesial y la gran

importancia de su uso a finales del siglo II. Los Evangelios fueron blanco de los herejes, al ser

escritos autoritativos para la Iglesia, por esta razón Taciano presentó defensa de los pilares de las

escrituras del Nuevo Testamento con su obra.

Canon Muratoriano: (ca. 170 d.C.) de acuerdo a su contenido14. El manuscrito

contiene una lista de libros usados en las reuniones de la Iglesia en el siglo II. La lista comienza

con el tercer evangelio – El Evangelio de Lucas – y termina con el Apocalipsis, incluye veinte de
los libros actualmente aceptados, exceptuando a Mateo, Marcos, -probablemente, porque el

fragmento se encuentra rasgado en su encabezado - Hebreos, Santiago, las dos epístolas de Pedro

y una de Juan. Si bien se mencionan el Apocalipsis de Pedro, “el cual algunos de los nuestros no

12
Ireneo de Lyon. Contra las herejías.3.3 (Ivory Falls Books, 2009). Edición de Kindle.
13
Taciano. Diatessaron.
14
Aunque algunos historiadores, como A.C Sündberg sugiere que puede datar del siglo IV.

7
permiten ser leído en la iglesia”15, el Pastor de Hermas y el libro de Sabiduría de Salomón como

parte del Nuevo testamento, estos libros se descartan por su fecha de datación.

Comentarios del Nuevo Testamento de Orígenes: De acuerdo a la investigación de

Philip Comfort16, a principios del siglo III, el reconocido autor Orígenes generó varias obras que

incluían los comentarios a los textos del Nuevo Testamento, entre los cuales, Orígenes afirmaba

formalmente que eran “inspirados por Dios”.

Las afirmaciones de Dionisio de Alejandría: Dionisio – discípulo de Orígenes -

demostró que el libro de Apocalipsis de Juan había sido utilizado por la Iglesia en años

anteriores. Sin embargo bien discrepaba con la inclusión de Segunda Carta de Pedro y Judas17.

Razón por la cual en este siglo hubo casi una aceptación total del Nuevo testamento, pero faltaba

un poco más de consenso para su oficialización.

La Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea: Para la primera mitad del siglo IV,

el obispo oficial del imperio romano recopila en su historia Eclesiástica el estado del canon

dentro de la Iglesia. Inicialmente hubo 20 libros generalmente aceptados:

“… una lista de los escritos del «Nuevo Testamento» mencionados. Primero se ha de situar
la santa tétrada de los Evangelios, seguidos por Los Hechos de los Apóstoles. A
continuación hay que disponer las Epístolas de Pablo, después se ha de decretar como cierta
la I Epístola de Juan, así como la de Pedro. Luego, si se desea, el Apocalipsis de Juan.”18
Otros 5 libros discutidos:

“Los escritos discutidos, a pesar de ser conocidos por la mayoría, son las llamadas Epístolas
de Santiago, la de Judas y la II de Pedro, y las que llaman II y III de Juan, tanto si son del
evangelista como si son de alguien con el mismo nombre.”

15
Canon de Muratori. Fragmento.
16
Philip W. Comfort y Rafael Serrano. El Origen de la Biblia. Trad. Raquel Monsalve (Carol Stream:
Tyndale, 2008):53.
17
Comfort, 56.
18
Historia Eclesiástica, 3.25.1-3

8
Y 4 libros populares rechazados. Hebreos fue colocado en incertidumbre, pero se reconoció su

autoridad y uso en la Iglesia. Se colocó en discusión por no conocer su autor:

“Hay que considerar como espurios los siguientes: Los Hechos de Pablo,el llamado Pastor,
el Apocalipsis de Pedro, la que dicen que es Epístola de Bernabe, el escrito llamado
Enseñanza de los Apóstoles y, como dije, si se desea, el Apocalipsis de Juan. Este escrito es
rechazado por algunos y considerado entre los reconocidos por otros. Algunos incluyen en
esta lista el Evangelio a los Hebreos. por el que gozan en gran manera los hebreos que han
recibido a Cristo. No obstante, todos estos escritos son discutidos.” 19
Todos los demás libros eran falsos, y por tanto, considerados herejes:

“De este modo podemos ver estos escritos y también aquellos que, bajo el nombre de los
apóstoles, han diseminado los herejes,.. De todos éstos, ninguno fue considerado jamás
como digno de ser citado por los escritores de la sucesión eclesiástica.”20
Carta festiva de Atanasio de Alejandría: En el año 367 d.C., Atanasio, con el

objetivo de eliminar el uso de los libros apócrifos más comunes, escribió por primera vez la lista

unificada de los 27 libros aceptados por la Iglesia, que conforman el Nuevo Testamento.

También, incluía una exhortación: “Que nadie le agregue a esto; que nada sea quitado”21

Concilio de Cartago: Treinta años después en el concilio del año 397 d.C. Se

oficializó el canon de las escrituras, tanto del Antiguo, como del Nuevo Testamento, por las

autoridades eclesiales de la época. Con el siguiente decreto como resultado:

“Aparte de las Escrituras canónicas nada se debe leer en la iglesia bajo el Nombre de
Escrituras Divinas”22
Logrando, finalmente, la oficialización del canon del Nuevo Testamento. El cual no se
estaba conformando en este momento, sino que después de un proceso de dos siglos, de uso

eclesial, reconocimiento y afirmación general, había llegado a anunciarse en un consenso

19
Eusebio, 3.25.4-5.
20
Eusebio, 3.25.6.
21
Citado en: Comfort: 56.
22
Citado en: Comfort: 56.

9
público, junto con el Antiguo Testamento, como las únicas Escrituras con autoridad sobre la

Iglesia.

Análisis de los acontecimientos históricos


Una vez presentados la conformación histórica del nuevo testamento es necesario

realizar un análisis para observar las implicaciones que tiene el canon de la Biblia para la Iglesia.

En primer lugar, es necesario reconocer que en el proceso de conformación del canon de la

Biblia no hubo una autoridad superior a los escritos que determinara qué libros se incluirían, sino

que su inspiración divina y valor intrínseco fue descubierto por la Iglesia con el paso del tiempo.

Como lo menciona Plummer, desde la perspectiva cristiana “el canon no es una colección

autorizada de escritos. . . es una colección de escritos autoritativos.”23 Esto significa que la

determinación del canon de la Biblia no fue la autorización de un grupo de personas o magisterio

sobre los libros de la Biblia, sino que fue una recopilación y reconocimiento de los escritos que

presentaron evidencia de su autoridad e inspiración por su origen, contenido, y uso eclesiástico.

En segundo lugar, se debe apreciar que los libros autoritativos, reconocidos desde el

siglo II, presentan las siguientes características: autoría de los apóstoles o sus asociados, uso

masivo dentro de las congregaciones de la Iglesia primitiva, y contenido coherente con la

ortodoxia. También que, desde el siglo II hasta el siglo IV, la colección de libros autoritativos

estuvo cerrada a incluir nuevos libros para la discusión. Por lo anterior, se debe descartar la
posibilidad de incluir nuevos libros a la Biblia hoy en día. De hecho sugerir la adición o

supresión de uno de los libros de la Escritura sería ir en contra de la historia.

23
Plummer, Robert L. Preguntas y Respuestas Sobre Cómo Interpretar la Biblia. (Grand Rapids:
Portavoz, 2010), 81.

10
Conclusión
Por lo anterior, se puede concluir que el canon de la Biblia tiene autoridad, por su

origen apostólico, autoridad histórica, y uso como regla de fe y conducta de la Iglesia Cristiana.

Después del escrutinio de los siglos, el canon ha sobrevivido hasta nuestra actualidad,

demostrando la veracidad de su origen, y sobrepasando a todos los ataques de quienes le refutan.

Se puede comprobar a partir de la historia del canon que la autoridad de los libros no fue

determinada por la Iglesia, sino antes bien estaban en su valor de origen y contenido. Que la

Iglesia descubrió y atesoró los libros del canon bíblico con el paso del tiempo, y que el canon

bíblico cristiano se encuentra cerrado desde el tiempo de la partida de los apóstoles de Jesucristo.

Por tanto, a nivel histórico resulta evidente reconocer la autoridad e invariancia de

Biblia hasta nuestros días. Sería incoherente la inclusión o remoción arbitraria de nuevos libros

en la actualidad, que no han pasado por este extenso escrutinio, sean nuevos o antiguos.

Igualmente erróneo cuestionar la historicidad de los actuales, existiendo tan grande cantidad de

material histórico que afirma la autoridad de los libros canónicos desde el primer siglo. Antes

bien hoy también es posible afirmar los libros del canon resultan ser “”. . . la palabra profética

más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar

oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones”(2 P

1.19)

11
BIBLIOGRAFIA

Bruce, F.F. El Canon de las Escrituras. Elena Flores Sanz, trad. Barcelona: CLIE, 2002.

Butler, Shana “¿Qué le sucedió a la iglesia de Cristo?,” Liahona. Febrero de 2005.

Canon de Muratori. En: Compendio portavoz de Teología. Paul Enns, ed. Grand Rapids:
Portavoz. 2014.

Clemente. “Primera Carta de Clemente a los Corintios” En: Lo mejor de los Padres Apostólicos,
Alfonso Ropero, ed. Barcelona: CLIE, 2004.

Comfort, Philip W. y Serrano, Rafael. El Origen de la Biblia. Trad. Raquel Monsalve. Carol
Stream: Tyndale, 2008.

Conde Torrens, Fernando. Introducción a Año 303. Inventan el Cristianismo. (Madrid: Alfa
Andromeda, 2016).

Eusebio. Historia Eclesiástica 3.39.16. Madrid: Bibliotheca Patrística. 2010.

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Inconclusa. Miami: Unilit, 2009

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Barcelona: CLIE, 2004.

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Barcelona: CLIE, 2004.

Real Academia de la lengua. Diccionario de la lengua española. 2018.

Taciano. Diatessaron. Madrid: Bibliotheca Patrística. 2010.

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