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Las calorías: son la esencia de la vida misma, las distintas formas de energía son convertibles y
estas puede expresarse en distintas unidades.
El cuerpo necesita energía para vivir y la obtiene de los alimentos que ingerimos en cada comida.
Además de energía, el organismo necesita de otros nutrientes como son las vitaminas y los
minerales y estos también forman parte de los alimentos. Sin embargo, tanto vitaminas como
minerales no hacen un aporte de energía.
Los Carbohidratos, también llamados hidratos de carbono, glúcidos o azúcares son la fuente más
abundante y económica de energía alimentaria de nuestra dieta. Están presentes tanto en los
alimentos de origen animal como la leche y sus derivados como en los de origen vegetal;
legumbres, cereales, harinas, verduras y frutas. Dependiendo de su composición, los carbohidratos
pueden clasificarse en:
Simples
Complejos
Función energética. Cada gramo de carbohidratos aporta una energía de 4 Kcal. Ocupan el
primer lugar en el requerimiento diario de nutrientes debido a que nos aportan el combustible
necesario para realizar las funciones orgánicas, físicas y psicológicas de nuestro organismo.
Una vez ingeridos, los carbohidratos se hidrolizan a glucosa, la sustancia más simple. La
glucosa es de suma importancia para el correcto funcionamiento del sistema nervioso central
(SNC) Diariamente, nuestro cerebro consume más o menos 100 g. de glucosa, cuando
estamos en ayuno, SNC recurre a los cuerpos cetónicos que existen en bajas
concentraciones, es por eso que en condiciones de hipoglucemia podemos sentirnos
mareados o cansados.
También ayudan al metabolismo de las grasas e impiden la oxidación de las proteínas. La
fermentación de la lactosa ayuda a la proliferación de la flora bacteriana favorable.
Las proteínas:
Estas son macromoléculas compuestas por carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. La mayoría
también contienen azufre y fósforo. Las mismas están formadas por la unión de varios
aminoácidos, unidos mediante enlaces peptídicos. El orden y disposición de los aminoácidos en
una proteína depende del código genético, ADN, de la persona.
Las proteínas constituyen alrededor del 50% del peso seco de los tejidos y no existe proceso
biológico alguno que no dependa de la participación de este tipo de sustancias.
Las funciones principales de las proteínas son:
Ser esenciales para el crecimiento. Las grasas y carbohidratos no las pueden sustituir, por
no contener nitrógeno.
Proporcionan los aminoácidos esenciales fundamentales para la síntesis tisular.
Son materia prima para la formación de los jugos digestivos, hormonas, proteínas
plasmáticas, hemoglobina, vitaminas y enzimas.
Funcionan como amortiguadores, ayudando a mantener la reacción de diversos medios
como el plasma.
Actúan como catalizadores biológicos acelerando la velocidad de las reacciones químicas
del metabolismo. Son las enzimas. Actúan como transporte de gases como oxígeno y
dióxido de carbono en sangre. (hemoglobina).
Actúan como defensa, los anticuerpos son proteínas de defensa natural contra infecciones
o agentes extraños. Permiten el movimiento celular a través de la miosina y actina
(proteínas contráctiles musculares).
Resistencia. El colágeno es la principal proteína integrante de los tejidos de sostén.
Energéticamente, las proteínas aportan al organismo 4 Kcal de energía por cada gramo que se
ingiere.
En el metabolismo, el principal producto final de las proteínas es el amoníaco (NH 3) que luego se
convierte en urea (NH2)2CO2 en el hígado y se excreta a través de la orina.
El índice de masa corporal (IMC)
Es una medida de asociación entre el peso y la talla de un individuo. Ideado por el estadístico
belga L. A. J. Quetelet, por lo que también se conoce como índice de Quetelet.
Clasificación de la OMS del estado nutricional de acuerdo con el IMC Índice de Masa
Corporal
18.5 - 22,99
Normal 18.5 - 24,99
23,00 - 24,99
25,00 - 27,49
Preobeso 25,00 - 29,99
27,50 - 29,99
30,00 - 32,49
Obeso tipo I 30,00 - 34,99
32,50 - 34,99
35,00 - 37,49
Obeso tipo II 35,00 - 39,99
37,50 - 39,99
Metabolismo de la mujer:
En cada mujer una glándula distinta influye en la forma del cuerpo y define cuánta energía de los
alimentos se vuelve grasa corporal.
Algunas mujeres tienen un aspecto infantil porque su hipófisis funciona más lento, otras comen
mucho y están siempre flacas porque su tiroides trabaja más rápido. Hay quienes tienen cuerpo en
forma de pera por un desequilibrio hormonal en los ovarios, o forma de manzana debido a la
hiperactividad de sus glándulas suprarrenales.
Según la Dra. Carmen Menéndez, del Instituto de la Mujer de Madrid, “en cada mujer predomina un
tipo de hormonas que influye sobre las líneas de su cuerpo y la forma en que reacciona ante las
grasas. Las hormonas determinan qué cantidad de energía de los alimentos se convierte en grasa
corporal. Por eso para estar en forma, se debe seguir una dieta y hacer ejercicios adecuados a la
glándula que manda en cada organismo”.
La actividad física se puede clasificar según la intensidad de esfuerzo a realizar y éste debe
sumarse al consumo del metabolismo basal de esa persona: