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ccerse él mismo comosoporte deesedeser, gracias al cual
ese sujetosubsiste en una realidad alienada, sin ser em-
ppero incapaz de pensarse dividido, de lo eual elanalista
€ proplamente la causa.
Ahora bien. en este punto el pstcoanalista se halla en.
‘una sfitmeion insostenible: una alienacién condicionada
por un "yo [e] soy”, cuya condielén es, como para todos,
“Yo [je] no pienso", mas reforzaca por el agregado dle que
adilerencia de cada cual, él sabe. Este saberno sepuc-
de porter, porque ningin suber puede ser poriady por
Acsose debe su asociacién con quienes silo compar-
ten eae saber al no poder intereambiazlo,
Los psicvanalistas son les eruditos de un saber det
que no pueden conversar. Esto esaigo muy ciferente a la
raistagogia del no-saber.
Porqueel analista no se rehuisa nt al principio det pla-
cernial derealidad. simplemente ésigualaaquél aquien
‘guiay no puede, ni debe de ningtin modo, llevarlo a fran
quearios.
Nada ie ensefa al respecio, limitandose 2 mirarlo de
soslayo, si lega a transgredir alguno de ellos.
No comparte con él mds que un masoquismo even:
tual, de cuyo goce se cuida.
‘Acllose debela parte dedesconocimiento sobrela que
edilica una suficiencia fundada en una suerte de saber
absoluto, que es mais bien punto cero de saber.
Ese saber no es ejercido deninguria manera, pes al
hacerlo pasar alacto, el psicoanalisiaatentaria contra el
nnareisisino det que dependen todas las formas. El psico:
analista se hace el guardian ée la realidad eolectiva,sin
que 6a sca siqulera de su competencia. Su allenacion,
esla redoblada: por el hecho de quae pueda escaparle.
DOS NOTAS SOBRE EL NINO
Flas dos not. manisertas ent
‘gadae por Jacques Laeaa al Sea. Jenay
‘iabey en ontabre de 1060, fueron publi
‘dao una primera ez por ella con
‘autorizacion, enun ibrosuyoaparesoen,
Toss,
Jon M.
En concepclon que de él elabora Jacques Lacan,
sintoma del nino éstd en'posictén de responder a lo que
hay de sintomatico en Ia estructura familiar.
EI sintoma, y este es el hecho fundamental de la ex
periencia analitica. se define en este contexto como re-
presentante dela verdad,
El sinloma puede repfesentar la verdad de la pareja
familiar. Este es el caso mas complejo, pero tambien el
mis ablerto a nuestras intervenciones,
La articulacion se reduce en mucho cuando el sinto~
sma que llega a dominar compete a la subjelividad de la
madre. Esia vez, el nifo esiA involucrado directamente
como correlativo de ua fantasma.
‘Cuando la distancia entre ia identiicacion con et de
al del yo y Ia parte tomada del deseo de Ia macire no te-
nemediacién (la queasegura normalmente la fancién del
padre}, elnino queda expuesto a todas las capturas fan56 Jacques Lacan,
tesmaticas. Se convierte en el “cbjeto” de la madre y su:
{inica flancion es entonces revelar ia verdad de est obj
ta,
Elnifo reallzala presencia de eso que Jacques Lacan,
‘esigia camo el abjeto aen el fantasma.
Satura de este mode, sustituyendose a ese objeto, el
moda de falta en el que se especifica el deseo (de la ma-
dre), sea cual fucre la estructura especial de este des
nieurdlico, perverso o psicético.
Elio allena en él todo acceso posible dela madre a
‘su propla verdad, dindole cuerpo, existenclae inclusola
exigeneia de ser protegido.
Elsintoma somatico le ofrece a este desconocimiento
elmaximo de garantiaa:¢9 el recurso inagotable para, s2-
jgun Ios casos, dar fe dela culpa, servir de fetiche, encar~
nar un rechazo primordial
En suma, en ou relacién dual con la madre el nino le
da, como mmediatamente accesibic, equello que le falta,
al sujeto masculino: el cbjeto mismo Ge su existencia,
‘apareciendo en lo reel. Resulta de lle queen la medida
‘misma de lo que presenta de real, estara expuesto 2 un
‘mayor sobomo en el fantasma.
Por loge pareceal ver el fracaso delasutopias comu-
nitarias, fa posicion de Lacan nos recuerda la sigufente
dimension,
‘Le funcién de residuo que sostiene (ya un tlempo
‘manuene) Ia familia conyugal en la eyolucion de las so-
ciedades, resalia Jo irreductible ce una transmision —
pertenecientea un orden cistinto al de la vida adecuada
{la salisfaccion de las necesidades— que es Ja de una
‘consiitucion sudjetiva, que implica ia relacion con un e-
‘seo que no sea anénimo.
Las funciones del padrey de la madre se juzgan segiin
‘una tal nevesidad. La de la Madre: en tanto sus euldados
Dos netas scbre et ito 37
estan signados por un interés particularizado, asi sea
por la via de sus propias earencias. La del padre, en tan-
fo que su nombre es el vector de una encarnacién de la
Ley en el deseo.